Introducci N A La Ling Stica Coseriu

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EUGENIO COSERIU

INTRODUCCIN
A LA LINGSTICA
BIBLIOTECA ROMNICA HISPNICA
EDITORIAL GREDOS
EUGBNIO CoSIIIlIU
INTRODUCCION A lA. L1NGOtSTICA
Nada mejor, para juzgar la evolu-
cin del pensarnieuto cientfico de UD
autor, que ir a sus races, sobre todo
cuando, como en el caso presente, en-
tre el punto de partida y la situacin
ltima se comprueban amplias y e&eD-
ciales coincidencias. He aqu, pues,
uno de los rasgos de la obra de Cose-
riu: su fundamental coherencia en los
presupuestos y en el desarrollo subsi-
uiente.
En este breve y enjundioso volumen
hallar el lector atento algo ms que
esol signos de arranque de un pena&-
miento cientfico, es decir, encontrar6
tambin una apretada sntesis, sobre
todo, de la llamada lingstica exter-
na., del estudio del lenguaje comorea-
lidad esencialmente humana, din4mL
camente compleja y, a pesar de ello,
m6s bien aprehensible. Por otra parte,
este libro constituye todo UD smbolo
de espritu de trabajo serio all6 por
101 aftos cincuenta (muy al comiemlo),
en Montevideo, smbolo representativo
de equilibradas ideas de clsicos de la
lingstica, remozadas con dosis de
pensamiento creador e ilustradas, en-
tre otras lenguas, con nuestro idioma.
Insistiendo sobre el libro que el lec-
tor tiene en sus manos, se trata, una
vez ms en la obra coserana, de una
sin tesis armnica entre la teora del
INTRODUCCIN A LA LINGSTICA
BIBLIOTECA ROMNICA HISPNICA
DIRIGIDA POR -DMASO ALONSO
1Il. 65
EUGENIO COSERIU
,
INTRODUCCION
A LA LINGSTICA
BIBLIOTECA ROMNICA HISPNICA
EDITORIAL GREDOS
MADRID
Segunda edicin, revisada por el autor y preparada para la impresin por
JoS POLO. La primera edicin impresa fue publicada por la Universidad Nacio-
nal Autnoma de Mxico, en 1983, como nm. 15 de las Publicaciones del
Centro de Lingistica Hispdnica.
EUGENIO COSERIU, 1986.
EDITORIAL GREDOS, S. A.
Snc:hez Pac:heco, 81, Madrid. Espal\a.
Depsito Legal: M. 35066-1986.
ISBN 84-249-1070-2. Rstica.
ISBN 84-249-1071-0. Guaflex.
Impreso en Espafta. Printed in Spain.
Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1986. - 6014.
PRELIMINARES
NOTA DE PRESENTACiN DE LA EDICiN MEJlCAN.A. (1983)
Este libro del profesor Eugenio Coseriu fue publicado por
primera vez en 1951*. Treinta aos despus, conserva todo
su valor, cosa singular en nuestra poca, proclive a improvi-
saciones y a las rectificaciones o los repudios
Lo que ha sido bien concebido y bien hecho mantiene su lo-
zana a travs de los aos. Es el caso de esta obra. Por ello,
el Centro de Lingstica Hispnica la reedita ahora, como
testimonio de la validez de la doctrina lingstica expuesta
por Eugenio Coseriu en su entonces ya madura juventud. Es
doctrina esencial, en muchos casos ampliada y precisada por
el autor en sus luminosos trabajos posteriores.
JUAN M. LOPE BLANCH
En edicin mimeogrfica muy limitada, como primera parte de un
manual destinado a los estudiantes de lingstica del Instituto de Profesores
Artigas. de Montevideo.
8 Introduccin a la lingstica
SOBRE ESTA EDICIN
l. He debido insistir mucho ante Coseriu para que fi-
nalmente accediera a que esta obra se edite en condiciones
que permitan una difusin ms amplia. El porqu de la vaci-
lacin del autor es claro: el libro que presentamos surgi en
1951 con un propsito muy modesto: el de exponer las cosas
ms elementales de la ciencia del lenguaje a estudiantes de
primer afio, futuros profesores de ensefianza media en alguno
de nuestros pases; de suerte que naci, no para ser publica-
do, sino como material interno de urgencia para poner en
marcha -iY con qu fuerza!- lo que luego se convertira
en un gran centro de docencia e investigacin en las diversas
ramas de la lingstica: el de Montevideo (dirigido por Cose-
riu de 1951 a 1963). Pero, reconozcmoslo, ese motivo no
constitua argumento suficiente frente a la calidad de este tex-
to (sencillo, profundo, rico en sugerencias). Me adhiero, pues,
sin reserva a las acertadas palabras de presentacin del doctor
Juan M. Lope Blanch, a quien en realidad debemos el que
estas pginas de Coseriu, tan tempranamente magistrales, ha-
yan visto la luz pblica (probablemente con la misma actitud
remisa por parte de l tambin ante la primera edicin impre-
sa de su obra). Vaya, pues, nuestro agradecimiento -de la
editorial y mo propio- al Centro de Lingstica Hispnica
de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, dirigido
por el ilustre hispanista antes mencionado, por autorizarnos
a hacer nueva edicin del libro y contribuir as a divulgar
las sanas ideas que lo animan.
2. Tras manejar en clase durante algunos aos, con alum-
nos de primer curso, la obra de Coseriu Lecciones de lings-
Preliminares
9
tica general (en esta misma editorial, 1981), advert ensegui-
da, al conocer el texto de Introduccin en su edicin mejica-
na, que se trata de obras complementarias. Realmente, Lec-
ciones, aunque considerada por su autor como una especie
de introduccin a la lingstica; no es, ni mucho menos, obra
para principiantes (salvo que alumnos cuenten con un pro-
fesor que parsimoniosamente vaya explicndola captulo tras
captulo). Carcter de iniciacin posee, en cambio, en pleni-
tud esta Introduccin, que, por consiguiente, puede tambin
preparar el terreno para un mejor aprovechamiento de Lec-
ciones. Se constituye, pues, con estas dos obras, una suerte
de tratado de teora del y lingstica general en dos
partes: una sencilla, casi sin dificultades, estimulante, orien-
tadora, y otra muy densa -y ya 'propiamente universitaria'
en la intencin de Coseriu-, que echa seguras anclas en el
campo de la investigacin y se planta decididamente en el
centro de las encrucijadas de la ciencia lingstica.
3. Desde este punto de partida comn cabr realizar en
el futuro cotejos, coordinaciones varias, etc., entre las dos
obras y, en general, entre este manual introductorio y las de-
ms publicaciones del autor, de manera que cualquiera de
los aspectos tratados en l aparezca con todas las referencias
doctrinales y bibliogrficas que, en otros lugares de su obra
conjunta, desarrollan o completan esas ideas esenciales. Si
no se ha realizado tal labor en la presente edicin, es, de
un lado, porque todava quedan muchos trabajos por publi-
car (algunos ya en proceso editorial) y conviene esperar a que
la obra de Coseriu se halle editorialmente sedimentada y, de
otro, porque llevar ahora a cabo tal operacin habra retrasa-
do considerablemente la publicacin esta Introduccin tan
urgentemente necesaria, aun como instrumento didctico. El
libro se reedita, por tanto, slo con correcciones de detalle
10
Introduccin a la lingstica
(sobre todo, de expresin), pero sin modificacin esen-
cial e incluso sin actualizacin bibliogrfica (las pocas indica-
ciones aadidas a este respecto se han puesto entre corchetes).
4. Esto ltimo, tambin por el inters que el texto pre-
s'rnta para la reciente de la disciplina (y no slo en
nuestros pases), precisamente en la forma en que se publica.
En efecto, en momentos en que en la teora y epistemologa
del lenguaje y en la historia de la lingstica se mueven las
cosas, a veces, con excesiva celeridad y frivolidad, nos parece
particularmente oportuno promover la divulgacin en su for-
ma primera y original de una obra f u n d a m e n tal, es-
to es, de una obra en la que los f u n d a m e n t o s de una
ciencia se hallan expuestos con envidiable claridad, no reida
con la profundidad, y donde podemos encontrar la quintae-
sencia de todo el cuerpo doctrinal que su autor ha venido
desarrollando, con notable en los muchos aos
posteriores de trabajo sistemtico. He aqu, pues, las races ms
sencillas del pensamiento cientfico de u.n gran lingista, de
una gran escuela: el fu n c ion a lis m o r e a 1 i s t a .
Madrid, julio de 1986.
Jos POLO
1
OBJETO DE LA LINGSTICA
Conceptos fundamentales: lenguaje, lengua, acto lingstico. El concepto
de isoglosa Linglstica y filologa. Linglstica general, lingstica terica,
teora del lenguaje.
l. La primera tarea de toda ciencia es definirse a s mis-
ma, es decir, definir su objeto; su alcance y sus lmites. La
lingstica, llamada tambin ciencia del lenguaje, glotologa
o glosologa (fr. linguistique o science du langage, it. lingui-
stica o glottologia, alem. Sprachwissenschaft, ingl. linguistics)
y, con menos propiedad, tambin filologa, filologa compa-
rada, gramtica comparada, es la ciencia que estudia desde
todos los puntos de vista posibles el lenguaje humanQ articu-
lado, en general y en las formas especficas en que se realiza,
es decir, en los actos lingsticos y en los sistemas de isoglosas
que, tradicionalmente o por convencin, se llaman lenguas.
2.1. Hay varios puntos que aclarar en la definicin que
se acaba de dar, lo cual haremos muy pronto. Observemos,
por el momento, que de esta definicin en primer
lugar, que la lingstica de los lingistas, es decir, la lingstica
como ciencia, no debe confundirse con el conocimiento prc-
12 Introduccin a la lingstica
tico de los idiomas. El lingista estudia, sin duda, los idio-
mas, pero no para aprenderlos; es decir que los estudia cien-
tficamente: como fenmenos, no como instrumentos. As,
para sealar un caso lmite, se podra decir que -una persona
puede saber un solo i dio m a (aquel en que suele expre-
sarse: su instrumento) y ser lingista, mientras que otras
pueden saber muchsimos idiomas y nei ser ms que polglo-
tos. En particular, el lingista no precisa en absoluto saber
hablar el idioma que estudia desde el punto de vista cientfi-
co, aunque a menudo lo aprenda, para facilitarse la investi-
gacin. As, por ejemplo, un lingista que no conozca el gua-
ran, podr, sin duda, escribir una gramtica cientfica del
guaran, mientras que ninguno de los individuos q u ~ hablan
guaran podr hacerlo si no es lingista. Estas distinciones
pueden parecer triviales, pero no lo son si se piensa en las
confusiones a que los trminos lingista y lingstica comn-
mente se prestan: a los lingistas se les pregunta muchas
veces qu y cuntos idiomas saben, mientras que la nica pre-
gunta justificada sera en el estudio de qu idiomas se ocu-
pan, sobre todo porque los idiomas de los lingistas no son,
como veremos, los idiomas de los polglotos. Quede, pues,
establecido que la lingstica no coincide con el conocimiento
de las lenguas y que el lingista no es un simple conocedor
de idiomas.
2.2.1. Otra confusin a que se presta el trmino lings-
tica -y que ya no es vulgar, ni tampoco injustificada- es
la confusin con la filologa. En este caso, la confusin co-
rresponde a otro nivel y se justifica tanto por las afinidades
entre las dos ciencias como por el hecho de que a veces el
trmino filologa se emplea efectivamente para designar cien-
cias lingsticas, aunque la tendencia actual sea la de eliminar
ese uso. Durante mucho tiempo, una rama de la lingstica,
Objeto de la lingstica 13
la gramtica comparada, se ha llamado fil%ga comparada.
En particular en Inglaterra, este ltimo trmino (comparative
phil%gy) se emplea todava para designar la gramtica com-
parada y,a veces, incluso para designar a toda la lingstica,
en lugar del trmino ms apropiado linguistics. En Italia la
lingstica se llama ms bien g/ott%gia (del gr. glOtta, len-
gua), porque as se llama la asignatura de lingstica general
en las universidades, y ms raramente linguistica; pero las
lingsticas especiales se llaman a menudo fil%gia, porque
as se continan llamando las correspondientes materias en
las universidades: as, por ejemplo, se llaman fil%gia ro-
manza y fil%gia germanica las asignaturas de lingstica ro-
mnica y germnica y de literaturas y germnicas
(sobre todo, antiguas).
2.2.2. En sentido estricto, por fil%gla se entiende hoy
comnmente la critica de los textos y, en un sentido ms am-
plio, la ciencia de todas las informaciones que se deducen
de los textos, especialmente antiguos, sobre la vida, la cultu-
ra, las relaciones sociales y familiares, econmicas, polticas
y religiosas, etc., del ambiente en que los textos mismos se
escribieron o a que se refieren.
Es decir que, mientras que el lingista considera general-
mente los textos slo como hechos linglsticos, como fen-
menos de lenguaje, al fillogo los textos le interesan como
documentos de cultura e historia. En este sentido, la filologa
es una ciencia auxiliar de la historia y de la historia literaria,
y a veces coincide con esta ltima, sobre todo si se considera
una historia literaria que ignore el criterio esttico o que se
ocupe de textos carentes de valor literario. Pero es tambin
ciencia auxiliar de la lingstica, ya que proporciona a sta
todas aquellas informaciones que no se pueden deducir exclu-
sivamente del aspecto lingstico de los textos y que, en cam-
14 Introducci6n a la lingstica
bio, son indispensables para la interpretacin exacta de ese
aspecto. As, por ejemplo, si se descubre un texto indito,
el fillogo establecer su fecha, juzgar su autenticidad y su
estado de alteracin, considerar sus eventuales variantes, etc.,
y, eventualmente, deducir de l informacin acerca de. la
historia del grupo humano en que el texto se produjo o al.
que el mismo se refiere, mientras que el lingista, juzgando
el aspecto puramente lingstico, y no informativo o docu-
mental, del texto, y teniendo en cuenta los datos que le ha
proporcionado el fillogo, considerar el texto en la historia
de la lengua en que est escrito y, eventualmente, en el marco
general del lenguaje o, por lo menos, en el marco de la fa-
milia lingstica a la que la lengua del texto pertenece.
2.2.3. La distincin puede parecer, en este caso, muy su-
til y, por otra parte, hay que advertir que no siempre es efec-
tiva, ya que muchas veces el fillogo tendr que recurrir a
lo! hechos lingsticos para poder cumplir con su tarea (por
ejemplo, para establecer la fecha o la autenticidad de un tex-
to) y, por su parte, el lingista podr deducir de los hechos
lingsticos datos e informaciones acerca de la historia social
y cultural que el texto Q-o proporciona explcitamente. Es de-
cir que, normalmente, la lingstica es, a su vez, ciencia auxi-
liar de la filologa y que, as como el fillogo tiene que ser
un poco lingista, el lingista tiene que ser un poco fillogo:
en sus lmites, lingstica y filologa a menudo se confunden.
Pero la confusin no es grave, puesto que no subsiste ms
all de esa zona intermedia, prxima a la lnea de demarca-
cin. En efecto, el fillogo se ocupa, por lo comn, de una
sola lengua, mientras que el lingista tiene generalmente en
cuenta el criterio comparativo; el fillogo atiende al aspecto
documental de los textos, mientras que el lingista se ocupa
de su aspecto lingstico; el fillogo se ocupa, normalmente,
Objeto de la lingstica
IS
de textos de cierta antiglledad, mientras q.ue al lingista pue-
de interesarle cualquier texto y, sobre todo, no le interesan
slo los textos escritos sino tambin la lengua hablada; al
fillogo le interesan slo los textos que puedan proporcionar
alguna informacin, mientras que al lingista puede intere-
sarle cualquier texto en smismo, aunque, eventualmente, ca-
rezca de todo valor informativo. Adems, el fillogo no se
ocupa en las ciencias lingsticas especiales (fontica, gram-
tica, semntica, etc.); mientras que el lingista no se ocupa
especficamente en la filologa como historia poltica, social,
cultural, etc., salvo en la medida en que sus informaciones
pueden aclararle los hechos lingsticos. En conclusin: la fi-
lologa, aun basndose en textos que pueden tener tambin
inters lingstico, se ocupa, en general, de hechos de histo-
ria, especialmente antigua y especialmente social y cultural
(literaria), mientras que la lingstica se ocupa de hechos de
lengua o, ms bien, de lenguaje.
2.2.4. Hay que observar, sin embargo, que la distincim
que hemos hecho se hace c o m n m e nt e, pero no se
hace s i e m p re: no la hace la lingstica idealista (por
ej. Vossler), que identifica el lenguaje con la poesa -y, por
tanto, la lingstica con la filologa.
3.1. Hemos dicho que la lingstica es la c en c a
del len g u a j e. Para continuar, tenemos, pues, que
dar una definicin, por el momento provisional, del trmino
lenguaje. Se llama lenguaje cualquier sistema de signos sim-
blicos empleados para la intercomunicacin social, es decir,
cualquier sistema de signos que sirva para expresar y comuni-
car ideas y sentimientos, o sea, contenidos de la conciencia.
Se puede concebir, por tanto, una lingstica muy amplia,
como ciencia de todo lenguaje posible. Pero no es sta Ia
16 Introduccin a la lingstica
lingstica propiamente dicha: sera ms bien la ciencia lla-
mada por F. de Saussure semiologa, vale decir, ciencia gene-
ral de los signos o de todos los lenguajes simblicos, de la
cual la lingstica sera slo una parte. En efecto, la lingsti-
ca, en sentido estricto, se ocupa slo en el estudio del lengua-
je en que los signos son palabras constituidas por sonidos,
es decir, del lenguaje articulado.
3.2.l. En el lenguaje articulado distinguimos dos reali-
dades bsicas: el acto lingstico y la lengua, o sea, el sistema
al que el acto corresponde. En efecto, el lenguaje articulado
se considera como sistema nico de signos solamente de una
manera ideal, puesto que en realidad hay muchsimos siste-
mas de signos (lenguas), segn los distintos pases y las co-
munidades sociales u otros grupos de hablantes. La realidad
concreta del lenguaje es el aCto ling'stico, que es el acto
de emplear para la comunicacin uno o ms signos del len-
guaje articulado: una palabra, una frase efectivamente dicha,
son actos lingsticos. Los actos lingsticos, como veremos,
no son nunca enteramente idnticos, sino que varan de indi-
viduo a individuo, e incluso en el mismo individuo, segn
las circunstancias, tanto en lo que concierne a su forma ma-
terial como por lo que atae a su significado o, mejor, con-
tenido. Sin embargo, para que sea posible la comunicacin,
que es la finalidad del lenguaje, es preciso que los signos o
smbblos"en una determinada comunidad lingstica, tengan
ms o menos la misma forma y ms o m'enos el mismo signi-
ficado. Por ello, con cierta aproximaqn y con notable gra-
, ~ .
do de abstraccin, se puede hablar de la identidad)) de los
signos que encontramos en los actos lingsticos de una co-
munidad, considerados en el espacio (geogrficamente) o en
el tiemp'o (histricamente), o tambin en su estratificacin so-
cial y cultural. E s t ~ abstraccin, que no es excesiva -puesto
Objeto de la lingstica 17
que los actos lingsticos, si no idnticos, son por lo menos
muy semejantes dentro de la misma comunidad y en un mo-
mento dado-, es justamente la que nos permite definir la
lengua como conjunto de los actos lingsticos comunes (iso-
glosas) de una comunidad de individuos hablantes, es decir,
de los actos lingsticos suficientemente semejantes como pa-
ra ser considerados idnticos que se comprueban en las expre-
siones de un determinado nmero de individuos. El trmino
isoglosa, introducido en la ciencia del lenguaje por la geogra-
fa lingstica, designa en primer lugar la lnea ideal que abarca
los actos lingsticos comunes de cierto territorio, pero el mismo
concepto se puede considerar abstractamente, es decir, tam-
bin en el tiempo, como lnea ideal que abarque los actos
lingsticos comunes de cierta poca o de dos o ms pocas,
y tambin fuera de un espacio geogrficamente determinado,
o sea, como lnea que abarque los aspectos comunes
de los actos lingsticos individuales. La lengua es, pues, un
sistema de isoglosas comprobado en una comunidad de ha-
que puede ser ms amplio o ms limitado,
segn el nmero de individuos de que se compone la comuni-
dad y segn el mayor o menor espacio o tiempo considera-
dos. Tal sistema no existe slo concretamente, es decir, como
sistema de actos lingsticos comunes efectivamente registra-
dos, sino tambin virtualmente, en la conciencia de ha-
blantes pertenecientes a una comunidad, como memora de
actos lingsticos precedentes y posibilidad de producir segn
su modelo nuevos actos lingsticos ms o menos idnticos,
o sea, comprensibles dentro de la misma comunidad.
"
3.2.2. La ciencia que estudia el lenguaje en su
y en sus aspectos generales, sin referencia a una lengua deter-
minada, se llama Iing{stica general, y a veces se identifica
con lo que se llama ms' propiamente filosofa del lenguaje.
INTRO. A LA LINGSTICA. - 2
18 Introduccin a la lingstica
Sin embargo, se trata de una identificacin que es mejor evi-
tar, puesto que las dos disciplinas. adoptan puntos de vista
distintos. La filosofa del lenguaje no estudia el lenguaje en
s y por s, sino en relacin con otras activjdades humanas
-en primer lugar, en relacin con el pensamiento (por lo
cual se ocupa muy especialmente en semntica o ciencia de
los significados)-, tratando de establecer su esencia y su lu-
gar entre los fenmenos que manifiestan la esencia del hom-
bre. El problema fundamental de la filosofa del lenguaje es
contestar a la pregunta qu es el lenguaje?, problema di-
ferente del objeto propio de la lingstica, que investiga no
tanto lo que el lenguaje es en su esencia como ms bien la
manera como el lenguaje se manifiesta en sus formas histri-
cas qJe son las lenguas. Para ambas ciencias (lingstica ge-
neral y filosofa del lenguaje) las lenguas y los actos lingsti-
cos constituyen slo material de ejemplificacin, pero desde
puntos de vista distintos. La filosofa del lenguaje se funda
sobre una concepcin filosfica determinada, y slo en rela-
cin con esta concepcin se refiere a los fenmenos lingsticos
concretos; por tanto, no tiene ninguna finalidad descriptiva
o de sistematizacin de los hechos lingsticos empricamente
comprobados. La lingstica general, en cambio, se mueve,
en la direccin contraria, es decir que parte de los fenmenos
lingsticos concretos y trata de establecer sus caractersticas
generales, despus de haberlos sistematizado, especialmente
sobre la base de la investigacin ya realizada por las lingsti-
cas particulares, esto es, las lingsticas que estudian, en cada
caso, una lengua determinada o un determinado grupo de.
lenguas.
3.2.3. Muchos lingistas prefieren llamar a la lingstica
general lingstica terica o teona del lenguaje, para destacar
el carcter e!tpecialmente terico y metodolgico de esta cien-
Objeto de la lingistica
19
cia, y la oponen a la lingistica empirica,. es decir, al estudio
particular de determinadas lenguas; y algunos reservan el nom-
bre de lingstica general para una ciencia ms amplia, que
abarca la lingstica terica y, al mismo tiempo, todo el
conjunto de ciencias lingsticas generales que estudian los
varios aspectos del lenguaje (fontica, semntica, gramtica
general, estilstica, etc.), sin referencia a una lengua determi-
nada.
11
EL LENGUAJE
Los conceptos de signo y sfmbolm). Caractersticas del lenguaje articulado.
1.1. Hemos dicho que se puede llamar lenguaje cual-
quier sistema de signos que sirva para la intercomunicacin,
es decir, para comunicar ideas o estados psquicos entre dos
o ms individuos. Y a menudo se llama lenguaje cualquier
tipo de comunicacin entre seres capaces de expresin, sean
ellos hombres o animales. En efecto, hechos de expresin se
han comprobado tambin entre los animales. As, por ejem-
plo, se han realizado estudios sobre el lenguaje de las abejas;
y, sobre todo, los psiclogos han estudiado tambin otras ex-
presiones significativas registradas en otros animales, corno
caballos, perros, etc. Sin embargo, los lingistas no aceptan
elle n g u a j e a n i m a 1 corno objeto de la investiga-
cin lingstica, por no reconocerle las caractersticas esencia-
les del lenguaje humano. En efecto, al considerar las eKpre-
siones anima:les corno lenguajes, es decir, corno sistemas de
signos, se atribuye a ese ltimo trmino (signo) un significa-
do muy amplio y, en parte, discutible. Lo que entendernos
comnmente por signo es un instrumento que e s t por
una idea, un concepto o un sentimiento, con los cuales el
22 Introducci6n a la lingstica
signo mismo no coincide: un instrumento que e v o ca, en
particular. un concepto en virtud de una convencin y de
acuerdo con una tradicin determinada, pero que no tiene
con el concepto evocado ninguna relacin necesaria de causa
a efecto o viceversa. Los psiclogos, y, entre ellos, en parti-
cular los behavioristas, que llaman contexto a cualquier
conjunto de hechos que se encuentran comnmente en una
relacin necesaria o, por lo menos, habitual, consideran co-
mo signos los hechos mismos de un contexto, en la me-
dida en que el presentarse de uno de ellos reclama o implica
la posibilidad o necesidad de que se presente(n) tambin otro(s)
hech'o(s) perteneciente(s) al mismo contexto. Aplicando es-
te punto de vista al lenguaje humano, los estudiosos aludidos
consideran los signos de ste (las palabras) como una especie
de estmulos a los que corresponderan ~ o m o reacciones
determinadas imgenes. Esta concepcin tiene, sin duda, sus
serios fundamentos desde el punto de vista psicolgico, pero
no puede explicar en forma satisfactoria el salto del signo-
hecho al signo-sustitucim> o instrumento convencional
y elemento de cultura perteneciente a una determinada comu-
midad.
1.2. Por otra parte, aun admitiendo como justificada la
analoga entre esos dos tipos de signos, podemos decir sim-
plemente que la lingstica trata slo del segundo tipo, es de-
cir, slo de los signos que tienen valor simblico, o sea, de
los que son tambin, aunque no exclusivamente, smbolos.
Es oportuno recordar, a este propsito, la caracterizacin del
signo lingstico dada por el estudioso austriaco Karl Bhler
en su Teora del lenguaje [Sprachtheorie, Jena, 1934: tr. esp.,
Madrid, 1950]: el signo lingstico es sntoma como expresin
del hablante, es decir, en cuanto manifiesta algo acerca de
quien lo produce; es seal en relacin con el oyente, o sea,
El lenguaje 23
con su receptor; y es smbolo en relacin con su significado
real, es decir, en cuanto designa a travs de un concepto
(o, desde el punto de vista psicolgico, a travs de una <<ima-
gen) algo que pertenece a una realidad que es, o por lo me-
nos se considera, independiente tanto del hablante como del
oyente. Si admitimos la validez de este concepto de signo,
ya no podemos llamar propiamente signos a las expresio-
nes del lenguaje animal: en efecto, el lenguaje animal corres-
ponde, segn parece, a una excitacin fsica o fisiolgica, a
una reaccin vital de carcter elemental y que no implica nin-
guna operacin simbolizante. El lenguaje animal sera, por
consiguiente, un pseudolenguaje, ':i se distinguira fundamen-
talmente del lenguaje del hombre por no tener sus signos
el valor simblico y convencional que tienen los signos de
los lenguajes humanos: los signos animales corresponde-
ran ms bien a las reacciones elementales que en las manifes-
taciones humanas son los g r i t o s y que no constituyen
propiamente expresin lingstica.
1.3. Se ha comprobado, adems, que aun los gritos
del hombre, en su forma ms elaborada, representada por
las interjecciones, tienen siempre carcter convencional y tra-
dicional, es decir, carcter de smbolos convencionalmente acep-
tados por una comunidad. En efecto, interjecciones fnica-
mente idnticas pueden manifestar cosas distintas, es decir,
tener distinta significacin, en distintas comunidades lings-
ticas. Lo mismo cabe decir de las onomatopeyas, que en el
leHg.Haje humano imitan o tratan de reproducir ruidos natu-
rales o voces de animales. En efecto, est comprobado que
el ser humano no reproduce nunca exactamente esos ruidos
y esas voces: en la llamada: reproduccin hay siempre un
aspecto simblico y convencional, o sea, algo que pertenece
a una tradicin lingstica, lo cual nos revela que los sonidos
24 Introduccin a la lingstica
naturales, ms bien que reproducirse, s e i n ter p r e tan
convencionalmente, y de manera distinta, segn las distintas
comunidades lingsticas. As, la voz del pato, para dar un
solo ejemplo, se imita de modo a veces totalmente diferente
en los distintos idiomas: esp. cua-cua, catal. mech-mech,
fr. couin-couin, it. quac-quac, rumo mac-mac, alem. quick-
quack, dans rap-rap. Como se ve, lo nico que queda cons-
tante es la idea bastante vaga de un monoslabo repetido.
2.1. Queda, pues, establecido que los signos del lenguaje
humano tienen siempre valor simblico, es decir, un valor
qUe no reside en los signos materiales como tales y al que
stos slo se refieren. Pero, aun as, la definicin del lengua-
je sigue siendo demasiado amplia si queremos referirla al len-
guaje que constituye el objeto propio de la lingstica. En
efecto, los sistemas de signos simblicos que la humanidad
emplea son bastante numerosos: adems del ll!nguaje articu-
lado, se pueden considerar como lenguajes todos los siste-
mas de sealamiento (con banderitas, con seales lumino-
sas, etc.) y cualquier otro sistema que exprese o comunique
algo sim\1 :,'ica y convencionalmente. Esto acontece, por ejem-
plo, con el !.Lile bajo todos sus aspectos, desde la msica has-
ta la danza, con los gestos, la escritura y los varios lenguajes
simblicos convencionales, desde el de las. flores o el de
los naipes hasta el de las sei'lales del trfico. Sin embargo,
hay que observar que muchos de estos lenguajes son tradu-
cibles al lenguaje articulado: es decir que sus signos se pue-
den traducir exactamente mediante palabras, o simplemente
representan palabras o frases. As, por ejemplo, la escritura,
en sus aspectos ms comunes, es simplemente un sistema de
signos simblicos paralelo al lenguaje articulado, ya que re-
produce a ste por medio de otros signos. No toda escritura,
por supuesto, ya que la escritura pictogrfica, usada por mu-
El lenguaje 2S
chos pueblos pnmltlvOS, no traduce paralelamente frases
y palabras; y tampoco lo hace propiamente la escritura ideo-
grfica, por ejemplo, la de los chinos, que no representa pa-
labras fnicas sino ideas, conceptos, y constituye por tanto
un sistema en gran parte autnomo, que se puede leer sin
palabras y se podra interpretar, no slo en chino, sino tam-
bin en cualquier otro idioma. Pero las escrituras ms usua-
les, como la silbica y la fontica, reproducen efectivamen-
te, con mayor o menor exactitud, el habla articulada. Sin
embargo, no es tal el caso de otros de los lenguajes men-
cionados, por ejemplo, de los sistemas internacionales de se-
fiales, de los gestos y, muy en particular, del arte, que no
se traduce propiamente, sino que slo puede interpretarse
por medio del lenguaje hablado, con el cual, en rigor, no
presenta paralelismo ninguno. Un cuadro, por ejemplo, pue-
de ser interpretado de distintas maneras y en cualquier idio-
ma o, tambin, por medio de otros sistemas de smbolos:
por ejemplo, mediante otros lenguajes artsticos, como la
msica.
2.2. La lingstica no puede ser, por tanto, ciencia gene-
ral de los lenguajes -que constituyen ms bien el objeto
de la llamada semiologa-, sino que trata exclusivamente,
en primer lugar, del lenguaje articulado y, en segundo lugar,
de los dems sistemas que slo reproducen a ste.
1II.
EL ACTO LINGSTICO
Su carcter de creacin indita y sus lmites.
1. Hemos visto que, en forma concreta, no existen len-
guas, sino slo actos lingsticos de expresin y comunica-
cin, distintos de un individuo a otro y distintos, tambin,
en el mismo individuo, segn las circunstancias. Ningn sig-
no lingstico tiene exactamente la misma forma y el mismo
valor (significado) para todos los individuos que lo emplean
y. en todos los momentos en que se emplea. En. el lenguaje
existe identidad entre intuicin y expresin, pues cada indivi-
duo que habla expresa ntegramente, para s mismo, los con-
tenidos de su conciencia, mas no existe identidad entre expre-
sin y comunicacin, entre expresin y recepcin, entre la
expresin de un individuo A y la intuicin que la misma pro-
duce en un individuo B. Siendo siempre expresin de una
intuicin indita y nica, el acto lingstico es acto de crea-
cin, acto singular que no reproduce exactamente ningn ac-
to lingstico anterior y que slo por los lmites que le impo-
ne la necesidad de la intercomunicacin social se parece
a actos lingsticos anteriores, pertenecientes a la experiencia
de una comunidad. Es decir que el acto lingstico es, por
28 Introduccin a la lingstica
su naturaleza, acto eminentemente individual, pero vinculado
socialmente por su misma finalidad, que es la de decir a
otros algo acerca de algo.
2.1. El concepto de acto lingstico_ -quizs el ms im-
portante de la lingstica moderna- es al mismo tienfpo el
ms complejo y, a pesar de corresponder a la nica realidad
concreta del lenguaje, ha sido el ltimo en ser alcanzado por
la investigacin lingstica. Desde los gramticos griegos has-
ta el siglo XIX, se habl siempre y exclusivamente de lenguas,
consideradas corno sistemas rgidos y corno hechos real-
mente existentes, a pesar de que las lenguas slo pueden esta-
blecerse objetivamente sobre la base, y a partir, de los actos
concretos de hablar. Ms an: en el sigo XIX, a consecuencia
del desarrollo de las ciencias naturales y de la aplicacin de
sus mtodos a la investigacin lingstica, se lleg a conside-
rar las lenguas como organismos naturales independientes de
los individuos hablantes: se afirm, de este modo, la idea
de que las lenguas, corno los organismos naturales, nacen,
crecen y mueren, y la de <<lenguas madres y lenguas hijas.
Ideas, evidentemente, equivocadas. ya que las lenguas perte-
necen a la categora de las func.ones sociales, de las cuales,
empleando una imagen, se puede, por supuesto, decir que
mueren, pero de ninguna manera que mueren c o m o los.
seres vivos. Las lenguas desaparecen porque desaparece la co-
munidad que las habla o porque la comunidad misma las aban-
dona para adoptar otra lengua, pero, por lo comn, evolu-
cionan, es decir que cambian histricamente, corno todas
las funciones sociales. El griego moderno, por ejemplo, es
la continuacin del griego antiguo, o sea que es el mismo
griego antiguo que se ha transformado gradualmente, a lo
largo de los siglos. As, tambin, cuando decirnos que el latn
es una lengua muerta, la expresin se justifica slo en cuanto
El acto lingstico 29
nos referimos, pongamos, al latn de Cicern, o sea, a una
lengua comn y literaria que ya no se emplea usualmente,
y en cuanto ya no llamamos latn a los idiomas romances,
que representan su continuacin, es decir, su estado actual.
2.2.1. La valoracin del acto lingstico como aspecto
fundamental del lenguaje se debe, en primer lugar, a W. von
Humboldt, a quien se considera, justamente, fundador de la
lingstica general. En efecto, Humboldt, en la introduccin
a su obra sobre la lengua kawi de la isla de Java (publicada
pstuma en 1836), distingui por primera vez los dos aspec-
tos fundamentales del lenguaje: el lenguaje como enrgeia,
es decir, como continua creacin de actos lingsticos indivi-
duales, como algo dinmico que no est hecho de una vez
por todas sino que se hace continuamente, y, por otra parte,
el lenguaje como ergon, vale decir, como producto o cosa
hecha, como sistema histricamente realizado <lengua). Con
esta distincin, Humboldt dio una nueva orientacin a los
estudios lingsticos; pero en su tiempo no se tuvo mucha
cuenta de todo lo que ella implicaba y, durante casi todo
el siglo pasado, la mayor parte de los lingistas siguieron ha-
blando de las lenguas como fenmenos independientes de los
individuos.
2.2.2. Slo mucho ms tarde, en sus cursos de lingsti-
ca general dictados en los primeros aos de nuestro siglo en
la Universidad de Ginebra, el sabio suizo Ferdinand de
Saussure destac nuevamente los dos aspectos esenciales del
lenguaje llamndolos, respectivamente, parole (habla, acto lin-
gstico) y langue (lengua). La langue constituye, segn Saus-
sure, la norma, el sistema lingstico que se realiza en el ha-
blar, y pertenece a la sociedad; la parole es la actividad de
hablar y pertenece al individuo. Objeto de la lingstica, se-
30 Introduccin a /a lingstica
gn el mismo estudioso, es en primer lugar el sistema, o sea,
la /angue; pero, por otro lado, el lingista no puede descono-
cer la paro/e. ya que, de acuerdo con una tesis del propio
Saussure, nada existe en la lengua que no haya existido an-
tes en el habla. Las ideas sostenidas por Saussure quedaron
por un tiempo en el ambiente de sus alumnos de Ginebra,
puesto que slo en 1916 se public, pstumo, su Cours de
Iinguistique gnrale. elaborado por sus discpulos Charles Bally
y A. Sechehaye. Entretanto, tambin otros estudiosos desta-
caban el valor del acto lingstico, en primer lugar el alemn
Karl Vossler, quien, bajo la influencia del idealismo filosfi-
co y muy en particular de Benedetto Croce, reaccion contra
el positivismo lingstico y contra la consideracin naturalista
del lenguaje, reanudando directamente ideas de Humboldt e
insistiendo en la importancia del individuo como creador de
lenguaje, es decir, en el aspecto al que Humboldt haba lla-
mado enrgeia (Positivismus und Idealismus in der Sprach-
wissenchaft, Heidelberg, 1904 [trad. esp., Madrid-Buenos Aires,
1929]). De esta manera, dos lingistas de formacin y ten-
dencias completamente distintas, un positivista (Saussure) y
un idealista (Vossler) llegaban, por vas diversas, a establecer
nuevamente la distincin entre l ~ n g u a y acto lingstico que
hoy se reconoce como imprescindible.
2.2.3. Adems, Vossler insista, entre otras cosas, en la
importancia de un factor hasta entonces casi ignorado por
los lingistas: en el oyente. En efecto, el acto lingstico, por
su misma finalidad, que es la de comunicar algo a alguien,
implica siempre. por lo menos, dos individuos: un hablante
y un oyente. Existen, por supuesto, actos lingsticos que,
en cierto sentido, se podran considerar puramente individua-
les, como el monlogo o el hablar consigo mismo. Pero tales
actos lingsticos especiales slo nos revelan que el lenguaje
El acto lingstico 31
es un hbito, ya que, al hablar con nosotros mismos, es co-
mo si nos considerramos desdoblados: nos hablamos en
la lengua de nuestra comunidad, de la misma manera como
comunicaramos algo a alguien distinto de nosotros. El mis-
mo hecho nos revela, tambin, que el acto lingstico no per-
tenece exclusivamente al (= a un) individuo, como afirmaba
Saussure, sino que es, al mismo tiempo, un hecho individual
y un hecho social: hecho individual, en cuanto el individuo
hablante expresa de una manera indita una intuicin indita
que le pertenece exclusivamente; y hecho social, en cuanto
. .
el individuo no crea ntegramente su expresin sino que ms
bien la re-crea de acuerdo con modelos anteriores, es decir
que se somete necesariamente a lo que constituye norma en
su comunidad y no se aleja demasiado de esa norma, so pena
de quedar incomprendido. Es verdad que nunca se puede afir-
mar que una expresin de un individuo A sea perfectamente
comprendida por un individuo B, oyente, o sea, que la per-
cepcin de un acto lingstico produzca en el receptor exacta-
mente aquella misma intuicin a la que la expresin corres-
ponde en el hablante; pero, por otro lado, tampoco se puede
afirmar que haya acto lingstico completo cuando falta to-
talmente la comprensin, que es la finalidad misma del hablar ~
3. Queda, pues, establecido que el acto lingstico, co-
mo acto de relacin entre dos individuos por lo menos, impli-
ca necesariamente: una intuicin y una expresin del indivi-
duo A y una percepcin y una imagen (nueva intuicin) de
un individuo B. Esta complejidad del acto lingstico refleja
la complejidad misma del lenguaje y constituye, al mismo
tiempo, la razn ntima del cambio lingstico. En efecto,
un acto lingstico de nuestro individuo A se crea sobre el
modelo de actos lingsticos anteriores, pero no es nunca to-
talmente idntico a stos. Se ha comprobado que incluso un
32 Introduccin a la lingstica
sonido tan simple como el del fonema a no se pronuncia prc-
ticamente nunca exactamente de la misma manera por indivi-
duos distintos y ni siquiera por el mismo individuo en distin-
tas circunstancias: lo que llamamos a es, en realidad, un con-
junto de distintas realizaciones acsticas; y una realizacin
acstica a considerada aisladamente no es sino un ejemplo
de una entidad a abstracta, de lo que llamamos el fonema
a, o sea, un ejemplo de una clase. As, tambin, una palabra
concreta perro no es sino un ejemplo de la clase del acto
lingstico perro considerado abstractamente. Es decir que c;!
individuo crea sus actos lingsticos sobre modelos que guar-
da en su memoria, esto es, re-crea actos lingsticos anterior-
mente experimentados y, al re-crearlos, los modifica en cierta
medida en su forma o en su contenido, o tambin en ambos
aspectos. Esto, por lo que concierne al hablar. Por otro lado,
lo que ocurre en el individuo A no se repite nunca de manera
idntica, ni como percepcin ni como intuicin, en el indivi-
duo B: es decir que siempre hay un margen, aunque mnimo,
de incomprensin. Ello ocurre tanto por razones puramente
fsicas (acsticas) como por razones ms importantes, debi-
das a las distintas situaciones en que necesariamente se en-
cuentran los dos individuos o tambin a las dis-
tintas convenciones lingsticas en que el hablante y el oyente
se encuentran o se sitan. As, pr ejemplo, los dos indivi-
duos pueden pertenecer a distintas categoras sociales o cultu-
rales, o a distintas comunidades regionales, o pueden situarse
en una convencin puramente lgica, es decir, de mera co-
municacin simblica objetiva y neutra, sin ningn va-
lor afectivo, o en una convencin estilstica, es decir, de
comunicacin de sentimientos-y de impulsos de voluntad, co-
municacin que sobrepasa la significacin puramente simb-
lica de los signos empleados.
IV
LA LENGUA
Criterios delimitacin. Lengua nacional, comn, liieraria.
Lenguas e'speciales. Lengua y dialecto.
1.1. El tercer concepto fundamental que la lingstica tiene
que aclarar es el concepto de lengua, ya que, en efecto, la
de la facultad del lenguaje propia de los hom-
no ocurre de modo uniforme, sino bajo numerossimas
formas histricas que se llaman comnmente lenguas ..
1.2. Pero qu quiere decir lengua? No queremos siquie-
ra recordar el sentido morfolgico (anatmico) de este trmi-
no o sus numerosos sentidos figurados no concernientes al
pues ya su empleo lingstico, es decir, como desig-
nacin de una forma del lenguaje, resulta variadsimo y nos
un arduo problema de definicin. Se dice, por ejem-
plo, que tal o cual persona sabe muchas lenguas; pero se
puede decir tambin: la lengua df! Cervantes, la lengua de
Montevideo, la lengua de Andaluca, la lengua de los mari-
nos, la lengua espaola del Siglo de Oro, gramtica de la
lengua espaola, la lengua espaola desde los orgenes hasta
nuestros das, etc., y en cada una de estas expresiones el tr-
INTRO. A LA LINGSTICA. - 3
34
Introduccin a la lingstica
mino tiene un sentido distinto: ms amplio o ms limitado,
en el tiempo o en el espacio.
2.1. En realidad, corno vimos, el concepto general de
'lengua', o, mejor, la 'lengua en general' es una abstraccin
nuestra: de hecho, se comprueban slo actos lingsticos indi-
viduales ms o menos semejantes y que, por comodidad me-
todolgica, pueden considerarse idnticos. Una lengua no es,
pues, sino el conjunto de los actos lingsticos prcticamente
idnticos de una comunidad de individuos, un sistema de iso-
glosas convencionalmente establecido, que abarca lo comn
de las expresiones de una comunidad, o tambin de un solo
individuo en distintas pocas. Adems de existir como con-
junto de actos lingsticos comunes concretamente expresa-
dos, la lengua existe ,tambin corno conjunto de actos lin-
gsticoscomunes virtuales: en la conciencia de cada uno de
nosotros existe la lengua corno sistema, corno modelo, y el
mismo modelo existe tambin, aunque no en forma totalmen-
te idntica, en las dems personas que pertenecen a nuestra
comunidad. As, pues, los actos lingsticos registrados en
una comunidad son slo ms o menos comunes, pero", para
considerarlos desde el punto de vista cientfico, hacernos abs-
traccin de los aspectos que lOs diferencian. Se trata de una
abstraccin perfectamente lcita y que se emplea en todas las
ciencias que estudian fenmenos concretos: es, en esencia, an-
loga la abstraccin que hace, por ejemplo, el botnico al es-
tudiar el rbol, dejando a un lado todas las particularidades
que pertenecen a los rboles individuales y no al rbol como
clase. Resulta de lo dicho, adems, que, desde el punto de
vista puramente lingstico, el lmite entre las lenguas es
convencional, corno tambin lo es el lmite entre los dialec-
tos: depende de las isoglosas que se consideren, pues casi no
hay isoglosas que coincidan exactamente en un determinado
territorio.
La lengua
35
2.2. La definici6n de la lengua como sistema de iso-
glosas justifica los varios empleos del trmino en los ejem-
plos que se han aducido ms arriba. As, por ejemplo, lengua
espaola significa el sistema de isoglosas caracterstico de los
espaoles y de todos los individuos que pertenecen a la comu-
nidad lingstica espaola, es decir, cuyos actos lingsticos
son en mxima parte los comunes en Espai\a. La lengua de
Montevideo es el sistema de isoglosas caracterstico de esta
ciudad, es decir, el conjunto de actos lingsticos comunes
a los montevideanos. La lengua de los marinos es el sistema
de isoglosas caracterstico del lenguaje tcnico de los mari-
nos, mientras que en la expresi6n gramtica de la lengua es-
paola, el trmino lengua designa cierto sistema de isoglosas
que se toma como modelo de expresi6n y comunicaci6n his-
pnica, y en la frase la lengua espaola desde sus orgenes
hasta nuestros das el mismo trmino designa un sistema de
isoglosas considerad<? en su. desarrollo a travs del tiempo,
desde un sistema A (latn) hasta un sistema B (espaol ac-
tual). Adems, el concepto de sistema de isoglosas nos permi-
te emplear el trmino lengua aun refirindonos a un solo in-
dividuo: por ejemplo, la lengua de Cervantes es el sistema
caracterstico de isoglosas que se puede deducir de las obras
de este escritor. En cada caso se trata, pues, de un sistema
de isoglosas. sta es, por tanto, la definici6n ms amplia
y ms exacta del trmino lengua.
2.3. Resulta ms clara ahora la diferencia entre la len-
gua de los polglotos y la lengua de los lingistas: mientras
que el polglota conoce prcticamente un determinado siste-
ma de isoglosas, perteneciente a cierto momento hist6rico,
al lingista le interesan todos los sistemas de isoglosas que
se pueden constituir sobre la base de un conjunto de actos
lingsticos, dentro del espacio y el tiempo, y todos los siste-
36 Introducci6n a la lingstica
mas de isoglosas a que se pueden atribuir estos o aquellos
actos lingsticos. As, por ejemplo, podemos considerar co-
mo sistema de isoglosas el habla particular de una localidad
(Montevideo), o de ms localidades (el espaol rioplatense),
o de todas las formas que puede asumir el espaol, o de to-
dos los idiomas neolatinos (considerados, en este caso, como
formas actuales de la lengua latina), o de todos los idio-
mas indoeuropeos (considerados como formas actuales de la
lengua indoeuropea). Desde luego, cada sistema de isoglo-
sas abarca s610 los actos lingsticos comunes en el conjunto
considerado y, por ello, cuanto ms amplio es el sistema de
isoglosas considerado en el espacio o en el tiempo, tanto me-
nor es el nmero de isoglosas que lo constituyen, y viceversa.
As, por ejemplo, el sistema neolatino contiene menos isoglo-
sas que el sistema espaol y ms que el sistema indoeuropeo.
Y, a su vez, el sistema espaol contiene menos iso glosas que
el sistema rioplatense.
3.1. Sin embargo, hay que observar que los lingistas
no hablan comnmente de una lengua latina actual (y menos
an de una lengua indoeuropea actual) sino desde un punto
de vista terico, mientras que prcticamente hablan de len-
guas neolatinas o romnicas y de lenguas indoeuropeas. Esto,
porque, en la delimitacin usual de las lenguas como con-
juntos identificables y autnomos de tradiciones del hablar
(lenguas hist6ricas o idiomas), se tienen en cuenta no s6lo
criterios estrictamente lingsticos, sino tambin criterios his-
tricos, polticos, culturales, etc. En efecto, es posible esta-
blecer con criterios puramente glotolgicos el lmite entre ciertas
lenguas histricas, por ejemplo, entre el espaol y el vasco,
ya que se trata de sistemas de isoglosas radicalmente diferen-
tes. Pero no es igualmente fcil establecer el lmite entre el
espaol y el francs, entre el francs y el italiano, o entre
el servio y el blgaro.
La lengua 37
3.2. Un criterio usual, en casos como stos, es el de la
intercomprensi6n. Este criterio vale, por ejemplo, en el caso
de las lenguas romnicas (aunque no de todos sus dialectos),
pues, comnmente, un espafiol no comprende a un francs,
a un italiano o a un rumano; mas no vale siempre en el caso
de las lenguas eslavas o germnicas (un esloveno entiende a
un croata y un dans a un sueco, hablando cada uno su pro-
pio idioma), y menos an en el caso de las lenguas semticas,
que presentan una notable homogeneidad. Y, a veces, este
criterio no vale ni siquiera en el mbito de la misma lengua
histrica: as, por ejemplo, en el sistema italiano hay lmite
de comprensin entre ciertos dialectos, como lo hay tambin
en el. sistema alemn.
3.3. Otro criterio es el de la conciencia del hablante: de-
terminados actos lingsticos pertenecen a cierta lengua hist-
rica si el hablante tiene la conciencia de hablar esa lengua,
es decir, de que su habla pertenece a cierto sistema lingsti-
co. Es, ste, un criterio ms seguro que el anterior, pero tam-
poco es universal, ya que hay casos en que esa conciencia
falla o presenta ciertos lmites. As, por ejemplo, un campesi-
no moldavo dir que habla moldavo, y no rumano, y un cam-
pesino de la Macedonia yugoslava dir que habla macedonio
(o tambin servio, o blgaro, segn sus ideas polticas, segn
su instruccin, segn la tradicin de su familia), mientras que
lingsticamente es difcil reconocer la existencia de una len-
gua moldava y de una lengua macedonia como diferen-
tes, respectivamente, del rumano y del blgaro.
4.0. Por ello, en los trabajos de lingstica se habla a
menudo no de lenguas sino de dialectos y sistemas de dialec-
tos, y a estos ltimos se les da, si se quiere, el nombre de
lenguas, aunque sus lmites no coincidan en cada caso con
los lmites tradicionales, o polticos, o culturales.
38 Introduccin a la lingstica
4.1. Un dialecto es el sistema de isoglosas de una regin,
delimitado sobre la base de criterios puramente convenciona-
les (aunque objetivos), es decir, teniendo en cuenta slo cier-
tos fenmenos caractersticos. El nmero de los dialectos en
un sistema de dialectos (<<lengua) puede, por tanto, variar
segn lo fenmenos y las regiones que se consideren. As,
por ejemplo, en el sistema espafiol se puede delimitar un n-
mero cualquiera de dialectos (castellano, andaluz, aragons,
etctera), y dentro de los dialectos se pueden distinguir siste-
mas menores de isoglosas, llamados convencionalmente sub-
dialectos o patois (hablas locales: toledano, cordobs, sevilla-
no), con criterios puramente personales. Existe, sin embargo,
por lo menos para los sistemas suficientemente estudiados,
una divisin tradicional, que se acepta comnmente por co-
modidad metodolgica y didctica. .
4.2.1. Pero cmo establecemos los lmites de un siste-
ma de dialectos? A menudo son suficientes los criterios lin-
gsticos. As, por ejemplo, consideramos como portuguesas,
y no espafiolas, las hablas en que la f inicial del latn se con-
serva siempre (Jeito, falar, fogo, frente a hecho, hablar, fue-
go), lal. ct se presenta comnl!lente como it y no como e
(escrito eh: oilo, direito, frente a ocho, derecho), el, pllati-
nos se presentan como oS -escrito ch- y no como l' -es-
crito 11- (chave, chover, frente a llave, llover), en que los
grupos que contienen consonantes nasales presentan una na-
salizacin voclica (irmao, manhti, frente a hermano, maa-
na), en que lal. Ii se presenta como l' -escrito Ih- y no
como kh -escrito j- (Ji/ho frente a hijo), etc.
4.2.2. Pero a veces estos criterios no son As,
por ejemplo, no hay ningn lmite lingstico neto entre los
dialectos eslavos meridionales, desde Trieste hasta el Mar
La lengua
39
Negro. Se pueden oponer los dialectos eslovenos a dialectos
lejanos, como los blgaros, pero entre los dialectos cercanos
la delimitacin es prcticamente imposible, ya que se pasa
gradualmente de uno a otro. En casos corno ste, el lingista
tiene que aceptar criterios extraglotolgicos, por ejemplo, cri-
terios polticos o culturales. En efecto, el hecho de que en
cierta regin (o estado) se emplee cierta lengua comn o lite-
raria, o nacional, nos hace considerar los varios sistemas de
isoglosas de la misma regin corno dialectos de esa lengua
comn si entre los dialectos y la lengua comn hay un nme-
ro suficiente de isoglosas comunes, es decir, si entre esos dia-
lectos y esa lengua comn hay ms semejanza intrnseca que
entre los mismos y cualquier otra lengua comn. As, por
ejemplo, en Francia pueden considerarse como franceses
los dialectos neolatinos, pero no el bretn, que es cltico,
ni el flamenco, que es germnico, ni el vasco, que no es si-
quiera indoeuropeo. En Inglaterra considerarnos como ingle-
ses los dialectos que tienen muchas isoglosas comunes con
el ingls nacional y literario, pero no el galico escocs ni
el gals, que son clticos, no germnicos.
4.2.3. Hay que advertir, sin embargo, que, lingstica-
mente, los dialectos considerados no son dialectos de la len-
gua comn sino de nombre, ya que, normalmente, no proce-
den de una divisin de esta lengua, de la que son ms bien
hermanos que hijos. En efecto, la lengua comn no es
en su origen sino un dialecto como los dems, de una regin
o de una ciudad, pero que, por motivos polticos, histricos
o culturales (literarios), ha llegado a ser lengua nacional, o
sea que se usa en todo el territorio considerado como lengua
superdiaJ,ectal, al lado de las hablas locales. As, el espaftol
comn es, en su origen, el dialecto castellano; el francs co-
mn es el dialecto de la regin le-de-France y, en.
40 Introduccin a la lingstica
de la ciudad de Pars; el italiano comn es el dialecto tosca-
no, y ms precisamente, el florentino. A pesar de esto, al
afirmarse como tal, la lengua comn suele diferenciarse del
dialecto del que surgi, del cual rechaza muchas veces las
caractersticas demasiado locales, y se convierte en verdadera
lengua nacional, por encima de todos los dialectos, a los que,
por su prestigio, logra a veces eliminar por completo. As,
por ejemplo, la koin griega (en su origen, el dialecto del
tica) elimin con el tiempo a todos los dems dialectos grie-
gos. En efecto, segn parece, ninguno de los dialectos griegos
actuales (si se excluye el tsaconio) procede de los dialectos
antiguos: todos representan desarrollos de la koin helensti-
ca. Es decir que los dialectos griegos actuales son efectiva-
mente dialectos surgidos de una lengua comn (de la antigua
koine) , pero de ninguna manera dialectos de la actual lengua
griega comn y literaria, todava en formacin.
4.3.0. A veces, de una nica lengua lingstica, es de-
cir, de un nico sistema dialectal, surgen ms lenguas comu-
nes o nacionales, y otras veces a ms sistemas dialectales
corresponde una nica lengua comn. Vamos a dar algunos
ejemplos de ello. Tenemos lo primero en el caso del sistema
lingstico alemn y en el del eslavo meridional; lo segundo,
en Espaa, en Francia y en Dinamarca y Noruega.
4.3.1. En efecto, lingsticamente existe un sistema de
dialectos alemanes opuesto, dentro del sistema de las lenguas
germnicas, al frisn y al ingls, por un lado, y, por otro,
al dans, sueco, noruego e islands. En este sistema se distin-
guen dos grupos: el bajo alemn (Niederdeutsch o Plattdeutsch)
y el alto alemn (Hochdeutsch). El Hochdeutsch se habla en
Austria, en gran parte de Suiza yen la Alemania meridional;
el Niederdeutsch, en la Alemania septentrional, en Holanda,
La lengua 41
en una parte de Blgica y en algunas zonas de Francia (regin
de Calais). El alemn (y austriaco) comn y literario (lo que
se llama comnmente lengua alemana) es una forma del
Hochdeutsch, mientras que en Holanda es lengua literaria y
comn una forma del Niederdeutsch (es decir, del mismo sis-
tema de la Alemania septentrional) y, precisamente, un dia-
lecto bajo franconio: la lengua holandesa es, por tanto,
lingsticamente, un dialecto bajo alemn que, por razones
polticas y culturales, ha alcanzado el prestigio de lengua lite-
raria y nacional. Este mismo dialecto (las diferencias no son
substanciales) no ha alcanzado todava el estado de lengua
comn (a pesar de ser tambin lengua literaria) en Blgica
yen las zonas de Francia donde se habla, y donde, adems,
no se llama holands sino flamenco. Por otra parte, se po-
dra decir, en cierto sentido, que incluso el ingls es, en su
origen, un dialecto bajo alemn (anglosajn) trasladado a
Inglaterra.
4.3.2. En Yugoslavia se distinguen lingsticamente tres
grupos dialectales eslavos: el esloveno, el servio-croata y el
macedonio (que se acerca ms bien al blgaro). El status
de cada uno de estos grupos es distinto. En Eslovenia, existe
un esloveno literario y comn (en 10 esencial, la lengua de
Lubliana), por encima de los muchos dialectos locales. En
las regiones servias y croatas, se distinguen lingsticamente
tres dialectos: stkavo, ckavo y kjkavo), de los cuales uno
(el stkavo) constituye la base de la lengua comn y literaria
de los servios y de los croatas, a la que, por motivos de orgu-
llo nacional, los croatas llaman croata (hrvatski jezik) y
los servios, servio (srpski jezik). Sin embargo, hay ciertas
diferencias. Los croatas emplean el stkavo ijkavo, mientras
que los servios emplean el stkavo kavo. Por consiguiente,
se puede decir que -por pocas diferencias fonticas y algu-
42 Introduccin a la lingstica
nas otras de vocabulario-, en el territorio servio-croata hay
dos lenguas literarias: la servia y .la croata, surgidas, no
slo del mismo grupo dialectal, sino tambin del mismo dia-
lecto. Se podr, pues, decir que un individuo habla servio
o croata, y no servio-croata, segn emplee corno lengua
comn la lengua literaria de Belgrado o la de Zagreb. Pero
las formas dialectales stokvicas sern servias o croatas? Para
establecer esta distincin, ya no vale el criterio lingstico (de
acuerdo con ste son simplemente servio-croatas) y hay que
recurrir a la conciencia del hablante o a un criterio confesio-
nal e incluso a la escritura: se consideran croatas los catlicos
(y tambin los musulmanes), que emplean el alfabeto latino,
y servios, los ortodoxos, que emplean el alfabeto cirlico. Todo
esto, en lo que concierne al territorio stokvico. Se pueden,
en cambio, llamar croatas, sin temor de equivocarse, los
dialectos ckavo y kjkavo, ya que las poblaciones que los
hablan son casi enteramente catlicas. Es decir que los croa-
tas hablan los dialectos kjkavo, slkavo y ckavo y usan
corno lengua literaria el dialecto stkavo ijkavo (usado. co-
rno dialecto, tambin por ciertos servios, corno los montene-
grinos); los servios hablan el dialecto stkavo y usan como
lengua literaria el dialecto stkavo kavo de Belgrado.
4.3.3. Todava menos definida es la posicin del mace-
donio, que hasta hace pocos aos exista slo corno grupo
dialectal perteneciente, por muchos aspectos, al sistema lin-
gstico blgaro. En la actualidad, sin embargo, con la cons-
titucin, en la Federacin yugoslava, de una Repblica Ma-
cedonia, se est formando un macedonio comn y literario,
que, con el tiempo, podr alcanzar prestigio de lengua na-
cional. Un caso en gran parte anlogo lo encontrarnos en
el sistema rumano. En el rumano se distinguen cuatro grupos
dialectales: daco-rumano, macedo-rumano, megleno-rumano
La lengua 43
e istro-rumano. El rumano comn y literario es una forma
de daca-rumano, ms bien valaca (especialmente, en el aspec-
to fontico). Pero en la Repblica Sovitica Moldava (creada
con la anexin de la Besarabia a la URSS) no se ha aceptado
esta lengua comn y literaria y se ha querido crear otra, so-
bre la base de la forma dialectal moldava. Por consiguiente,
el moldavo, que desde el punto de vista lingstico es nada
ms que un subdialecto rumano, es, o pretende ser, en la
Repblica Sovitica Moldava, lengua literaria y nacional.
Es decir que, mientras que los moldavos de la Moldavia ru-
mana emplean como lengua comn el rumano literario, los
moldavos de la Unin Sovitica tienen otra lengua comn
y literaria: una forma de su mismo patois local.
4.3.4. En Francia, si se prescinde del llamado fran-
co-provenzal, hay dos grupos dialectales galorromnicos:
los dialectos del norte, o francs propiamente dicho, y los
dialectos del sur u occitnicos, llamados a veces proven-
zales (el trmino, en este caso, no es apropiado, ya que esos
dialectos abarcan una zona mucho ms extensa que la Pro-
venza); grupos. a los que, en la Edad Media, correspondan
dos lenguas literarias o, mejor dicho, dos tipos de lenguas
literarias: la langue d'oi! y la langue d'oc. Actualmente, en
cambio, no hay en Francia ms que una sola lengua comn
y literaria, que es el francs comn (lo que se llama len-
gua francesa), o sea, prcticamente, el habla de Ile-de-France
ifrancien o frncicm, y particularmente de la ciudad de
Pars. Emplean esta misma lengua tambin los franceses me-
ridionales, quienes, por consiguiente, tienen una lengua co-
mn que pertenece a otro sistema dialectal y no al suyo pro-
pio. Y, a pesar del renacimiento literario que el provenzal
tuvo en el siglo pasado con Mistral y el Flibrige, se puede
decir que, hoy, los dialectos de la langue d'oc (provenzal y
44 Introduccin a la lingstica
dialectos afines) son slo sistemas de hablas locales y no cons-
tituyen una lengua. Ms an: el mismo francs se emplea
como lengua comn tambin por los bretones, que hablan
dialectos clticos, por los flamencos del Pas-de-Calais, que
hablan un dialecto germnico, y por los vascos de los Pirineos,
cuyos dialectos pertenecen a un sistema de isoglosas aislado,
preindoeuropeo.
4.3.5. Muy semejante a la del provenzal es la situa-
cin del cataln. En la Pennsula Ibrica tenemos tres grupos
dialectales neolatinos: el gallego-portugus, el espaol y el
cataln (que se extiende tambin a una zona de la Francia
meridional y puede ser incluido en un sistema ms amplio,
cataln-provenzal). En Portugal existe una sola lengua co-
mn y literaria, el portugus, correspondiente a un nico
sistema dialectal; en Espaa, en cambio, el espaol (caste-
llano) es lengua comn de poblaciones que hablan dialectos
pertenecientes a tres sistemas neolatinos (gallegos, espaoles
propiamente dichos -es decir, asturianos, leoneses, castella-
nos, andaluces, aragoneses, etc.-, catalanes) y a un sistema
preindoeuropeo (vascos). Pero muchos catalanes emplean co-
mo lengua comn y literaria e ~ cataln. En este caso, qu
es el cataln? Un dialecto o una lengua? Los castellanis-
tas dirn que es un dialecto espaol; los catalanistas,
que es una lengua. Desde el punto de vista puramente lin-
gstico, ambas afirmaciones son aceptables: el cataln es un
dialecto (sistema regional de isoglosas) y es espaol (puesto
que se habla en Espaa); pero es tambin una lengua, ya
que lengua se llama, o se puede llamar, cualquier sistema
de isoglosas. Segn el criterio de la existencia de una lengua
comn y literaria, en cambio, el cataln histrico se encuen-
tra en el lmite entre lengua y dialecto: en los momentos en
que el cataln se acepta como lengua comn y literaria de
La lengua
45
las regiones catalanas, se trata de una (<lengua tambin en
sentido histrico-cultural; en los momentos en que el catala-
nismo decae, en que los catalanes usan como lengua comn
y literaria el espaol (castellano), el cataln es una lengua
slo en el sentido puramente lingstico, o sea, un grupo dia-
lectal (aunque no un dialecto del sistema que se llama espa-
ol, y menos an del espaol comn, que es en su origen
el dialecto castellano). Y se podra decir tambin que el cata-
ln es una lengua para los catalanes que lo emplean como
lengua y un dialecto para los que lo emplean como dialecto.
4.3.6. En Noruega, finalmente, se hablan dialectos ger-
mnkos pertenecientes a un sistema bastante unitario, al que,
desde el punto de vista slo lingstico, podemos llamar len-
gua noruega. Pero en el mismo territorio existen dos len-
guas literarias y comun\!s, de las cuales una es una forma
del dans. En efecto, por razones histricas (dependencia po-
ltica), en Noruega se emple por mucho tiempo, oficial y
literariamente, el dans, que, poco modificado, constituye to-
dava la lengua del reino (riksmal). Pero en el ltimo siglo
se ha ido constituyendo, al lado del riksmal, una nueva len-
gua literaria y comn, basada sobre dialectos locales: el
lan dsm al, es decir, lengua del pas; por consiguiente, se
puede decir que, en cierto sentido, tambin los noruegos se
encuentran en la situacin de los provenzales y catalanes,
ya que por lo menos una de sus dos lenguas comunes no
pertenecen, en su origen, a su propio sistema dialectal. Y,
de todos modos, lo que se llama comnmente lengua norue-
ga, no coincide con lo que el noruego es desde el punto
de vista puramente lingstico.
5.1. Ms difcil todava es establecer los lmites de una
lengua en el tiempo. En cierto sentido, se puede decir que
46 Introduccin a la lingstica
una lengua no surge y no desaparece en ningn momento
preciso, si.no que slo se desarrolla o evoluciona; el latn
no es, en este sentido, una lengua muerta, pues sigue vi-
viendo en los idiomas neolatinos, bajo formas que se llaman
gallego-portugus, espaol, cataln, occitano, francs, ita-
liano, reto-romance, rumano. Ha muerto, en cambio, el latn
comn y literario, puesto que ya no hay ninguna poblacin
que lo emplee como tal. Por ello se puede decir, convencio-
nalmente, que el latn como tal acaba en los siglos V-VI, es
decir, cuando se quiebra definitivamente la unidad de la len-
gua comn en los pases romnicos. Sin embargo, hasta la
formacin -si no definitiva, por lo menos muy avanzada-
de las lenguas comunes y literarias (siglos XII-XIV), debera-
mos hablar, no de lenguas romnicas, sino de sistemas dia-
lectales romnicos. Pero, en el fondo, es asunto de conven-
cin y de comodidad terminolgica.
5.2. En el mismo sentido se puede considerar el caso de
los hablares hispanoamericanos. El argentino, por ejemplo,
es una lengua o un dialecto? Desde el punto de vista lings-
tico, el problema es inesencial y vano, pues los dos trminos
son convencionales y muchas ,:,eces pueden ser sinnimos. En
efecto, lingsticamente se puede hablar de una lengua ar-
gentina y aun de una lengua portea; el argentino es,
lingsticamente, un grupo dialectal, o una lengua (sistema
de isoglosas), que forma parte de la lengua espaola comn,
que a su vez es una forma de la lengua espaola como siste-
ma de dialectos espaoles, que pertenece al sistema de isoglo-
sas neolatino, etc. En cambio, desde el punto de vista extra-
lingstico, el argentino no existe como lengua)), ya que
el espaol comn sigue conservando su unidad; a pesar de
las diferencias locales, el idioma oficial sigue siendo el espa-
ol -un espaol casi idntico al de Espaa (no obstante las
La lengua 47
diferencias de pronunciacin)- y los escrit.ores argentinos con-
tinan escribiendo en espaol y. considerando como modelo
el espaol castizo. Peto el argentino podra llegar a ser
una lengua si se alejase notablemente de la unidad espao-
la, si el Estado argentino llegase a usar como lengua oficial
el habla local y si los escritores argentinos se decidiesen a
escribir en argentino y dejasen de escribir en espaol general.
y es bueno observar que todo esto no tiene nada que ver
con la existencia de una raza o de una nacionalidad,
que son conceptos, respectivamente, biolgico y poltico, y
no lingsticos: puede existir una nacionalidad argentina sin
que exista una lengua argentina, as como existe una naciona-
lidad suiza sin que exista una lengua suiza. Del mismo modo,
existe una raza dinrica sin que exista una lengua dinrica
y, viceversa, existe una lengua alemana sin que exista una
raza alemana.
6.1. Como vemos, el significado del trmino lengua es
muchas veces variado en el uso comn y depende de varios
criterios ms o menos aplicables y, en ltimo anlisis, de con-
venciones. Por tanto, siendo el uso de este trmino, en el
fondo, o las ms de las veces, convencional, ser bueno
precisar el sentido que se le quiere dar cada vez que se lo
emplea. As, por ejemplo, en una obra gramatical, ser opor-
tuno precisar si el trmino lengua quiere decir sistema de dia-
lectos (o sea, si se trata del estudio cientfico de un sistema
de isoglosas, con todos los eventuales sistemas menores que
abarque) o simplemente lengua comn o literaria (es decir,
si se trata de un nico sistema de isoglosas, tomado como
modelo). Y, para eliminar confusiones, se podra, por ejem-
plo, evitar en ciertos casos el trmino lengua en los estudios
lingsticos, diciendo, por ejemplo, gramtica espaola o gra-
mtica del espaol, si se trata de una gramtica de todos los
48 Introduccin a la lingstica
dialectos espafioles, y gramtica de la lengua espaola si se
trata de una gramtica del espafiol comn, lengua oficial, na-
cional y literaria. sta, a su vez, no sera sino una conven-
cin, que habra que justificar y precisar.
6.2.0. De todos modos, sera una convencin oportuna,
ya que, en la lingstica, el trmino lengua presenta tambin
muchos empleos especficos, como en las expresiones: len-
guas especiales, lenguas artificiales, lenguas criollas, lenguas
francas, etc.
6.2.1. Se llaman lenguas especiales las hablas caracters-
ticas de grupos sociales o profesionales, como tambin los
lenguajes tcnicos (por ejemplo, la lengua de los marinos,
la, lengua de los pescadores, la lengua de los estudiantes, la
lengua de los ingenieros, la lengua de los obreros metalrgi-
cos, etc.), que existen, al lado de los dialectos y de las len-
guas comunes, como formas especiales de stas y que a
menudo se llaman tambin argots, aunque este trmino se
reserve por muchos para las hablas de los malhechores y,
en general, para los sistemas lingsticos empleados, en el marco
de la misma lengua comn, c<;m el propsito de que resulten
incomprensibles a los que no pertenecen a una determinada
comunidad, o sea, como lenguas secretas.
6.2.2. Lenguas artificiales son los sistemas lingsticos
construidos por uno o ms individuos, sobre la base de len-
guas histricamente existentes, con el propsito de una difu-
sin universal, es decir, como posibles instrumentos de com-
prensin internacional, por encima de los idiomas nacionales.
Tales son, por ejemplo, el esperanto, el ido, el volapk, la
interlingua, el basic english, etc.
La lengua 49
6.2.3. Las lenguas criollas son lenguas comunes insu-
ficientemente aprendidas por poblaciones indgenas, espe-
cialmente en territorios de colonizacin, y que conservan
formas, palabras y construcciones de las lenguas a las que
sustituyen (por ejemplo, el francs de los negros de Hait,
especialmente de las clases inferiores; el portugus usado por
ciertas poblaciones africanas, etc.).
6.2.4. Las lenguas francas son hablas que pueden perte-
necer o no a una comunidad, como dialecto o como lengua
nacional, pero que se usan por poblaciones de distintas na-
cionalidades y lenguas, especialmente en sus relaciones co-
merciales y en otras relaciones con extranjeros; as, por ejem-
plo, el suaheli, una lengua bant, se emplea como lengua franca
en el frica centro-oriental; el pidgin-english (que tiene tam-
bin caractersticas de lengua criolla, siendo un ingls con fo-
ntica y construccin en gran parte chinas), se emplea como
lengua franca en el Asia sudoriental, etc.
6.2.5. Son, todas estas lenguas, sistemas que interesan
slo limitadamente a las lingsticas particulares (concernien-
tes a familias de lenguas) y a la lingstica hIstrica (ya
que a menudo permanecen fuera del desarrollo normal de
las lenguas, o presentan desarrollos peculiares), pero que pue-
den proporcionar tiles sugerencias y ejemplos a la lingstica
general. De todos modos, tambin en estos casos vale la defi-
nicin de lengua corno sistema de isoglosas.
INTRO. A LA LINGSTICA. - 4
v
LA REALIDAD DEL LENGUAJE
Su lugar entre las actividades del hombre. Lenguaje y pensamiento.
Lenguaje y afectividad. Aspecto individual y aspecto social del lenguaje.
Lenguaje y cultura.
O. Para llegar a comprender las distintas posiciones que
encontramos en la lingstica y en la teora del lenguaje, tene-
mos que examinar brevemente algunos problemas que ataen
a la esencia misma del lenguaje, problemas muy debatidos
y que corresponden a otras tantas maneras de encarar el fe-
nmeno lingstico. En efecto, el lenguaje es un fenmeno
sumamente complejo: presenta aspectos puramente fsicos (so-
nidos) y aspectos fisiolgicos, aspectos psquicos y aspectos
lgicos, aspectos individuales y aspectos sociales. Por consi-
guiente, segn la orientacin filosfica (explcita o implcita)
de los lingistas y de los del lenguaje, se destacan
unos u otros aspectos, que a menudo se consideran predomi-
nantes, en perjuicio de los restantes.
1.1.1. Los lgicos que se ocupan del lenguaje y los lin-
gistas de orientacin logicista atienden sobre todo a lo que
llaman el aspecto lgico del lenguaje, es decir, al aspecto
52 Introduccin a la lingstica
de pura comunicacin simblica de vanse, por
ejemplo, los varios estudios que a problemas lingsticos ha
dedicado Bertrand Russel1. La idea fundamental de los logi-
cistas que, en cierto sentido, corresponde a lo que encontra-
mos ya en Humboldt, con el nombre deforma interior (innere
Sprachform) , pero a una forma interior entendida como
universal, es la de una armazn ideal primaria y a priori
que todo idioma efectivo rellenara y revestira de material
emprico de modo distinto, obedeciendo, ya a motivos gene-
rales humanos, ya a motivos empricos accidentales y cam-
biantes (Husserl). Por tanto, los lgicos atienden, en primer
lugar, a un lenguaje abstracto y no al lenguaje como fen-
meno histrico; se ocupan, con propsitos normativos, en el
estudio de un lenguaje cientficamente til, es decir, lo ms
adecuado posible para la expresin de ideas (no en el de un
lenguaje concreto, del que tratan los lingistas), y estudian
sobre todo el lenguaje en relacin con la realidad y con los
hechos de conocimiento, y mucho menos en relacin con el
individuo hablante. Uno de los principales centros de inters
de los logicistas es el de la concordancia entre gramtica y
lgica, es decir, entre la lgica del lenguaje y la lgica como tal.
1.1.2. La tendencia logicista se puede encontrar, ms o
menos atenuada, en la concepcin de varios lingistas, inclu-
so en los que, por otra parte, admiten y hacen prevalecer
ideas psicologistas, como Hermann Paul (Prinzipien der
Sprachgeschichte [Leipzig, 1880)) o Charles Bally (Linguisti-
que gnrale el Iinguistique [Berna, 1932], y es prc-
ticamente la tendencia predominante en la gramtica tradi-
cional, que es en gran parte una gramtica lgica, basada
esencialmente en la idea de la correspondencia o equivalencia
entre las categoras lgicas y las categoras gramaticales.
La realidad del lenguaje
53
1.2. En el polo opuesto se encuentran los psicologistas,
que a menudo consideran el lenguaje corno conjunto de
hechos puramente psquicos. Existe toda una vasta ciencia
llamada psicologa del lenguaje, cultivada por estudiosos
ilustres corno H. Delacroix o Karl Bhler, cuyo objeto lo cons-
tituyen todos aquellos aspectos que en el lenguaje pueden con-
siderarse hechos psquicos, corno son imgenes, intuiciones
y percepciones verbales. Los resultados alcanzados por la psi-
cologa del lenguaje son muy importantes y han contribuido
notablemente al progreso de la lingstica. Pero hay que ob-
servar que, a veces, se va ms all de los lmites de esa razo-
nable y necesaria investigacin de hechos, llegndose hasta
afirmar una esencia puramente psquico-afectiva del lenguaje
y sostener que el lenguaje es, en lo esencial, mera expresin
de una carga psquica, sin relacin con la expresin lgica
de ideas. Se manifiesta esta tendencia tambin en algunos lin-
gistas, corno Vendryes y, sobre todo, Jespersen, quien sos-
tiene que, por lo menos en su origen, el lenguaje nada tena
que ver con la comunicacin, siendo expresin del instinto
de sociabilidad, manifestacin de una carga psquica, una es-
pecie de explosin sentimental, es decir, una especie de canto
o de simple grito, con el cual un individuo tornaba contacto
con otro individuo. Ms lejos an llega la psicologa behavio-
rista, que, partiendo en su estudio de la conducta de ciertos
animales superiores y de ciertos hechos de expresin que en-
tre stos se registran, llega a querer interpretar tambin la
actividad simblica del hombre en un marco causalista y de
contextos de hechos puramente psico-fsicos.
2.0. Ninguna de esas dos posiciones se puede sostener
hoy, a la luz de una visin realista del lenguaje y de la consi-
deracin histrica de los fenmenos lingsticos corno fen-
menos sociales de cultura. Si aceptarnos la definicin que he-
54 Introduccin a la ling(stica
mo.s dado. del hecho. co.ncreto. de hablar, es decir, del acto.
lingstico., tenemo.s que reco.no.cer en el lenguaje un aspecto.
lgico. y un aspecto. psquico.-afectivo., que interfieren el uno.
co.n el o.tro. y pueden prevalecer alternativamente, pero. sin
llegar a la exclusin recpro.ca.
2.1.1. Po.r el mismo. hecho. de que hemo.s caracterizado.
el lenguaje co.mo. fenmeno. que necesita po.r lo. meno.s do.s
perso.nas, no. po.demo.s ya desco.no.cer el aspecto. de co.munica-
cin, que puede ser co.municacin de sentimiento.s, pero. tam-
bin de ideas, de co.ncepto.s, es decir, de hecho.s de co.no.ci-
miento. racio.nal. Ms an: es indudable que el lenguaJe puede
co.nsiderarse co.mo. fo.rma fundamental de nuestra actividad
co.gno.scitiva. En efecto., nuestra experiencia de la realidad se
elabo.ra mediante las actividades racio.nales del co.no.cer y del
distinguir, y stas se manifiestan en lo.s signo.s lingstico.s,
po.r medio. de lo.s cuales (a travs de sus significado.s) no.s
referimo.s a la realidad extralingstica co.mo. a algo. sabido..
Lo.s signo.s Iingstico.s o.rganizan fo.rmalmente nuestro. co.no.-
cimiento. de la realidad, puesto. que no. so.n elemento.s pura-
mente mo.strativo.s sino. simblico.s y generalizado.res, es decir
que no. designan individuo.s, experiencias aisladas, sino. que
significan gnero.s, clases, o. sea, co.ncepto.s generales elabo.ra-
do.s po.r la razn. Es un hecho irrefutable el de que incluso.
lo.s particulares se designan en las lenguas mediante univer-
sales (es decir, que Io.s no.mbres co.n que no.s referimo.s a
Io.s individuo.s so.n no.mbres de clases: lIamamo.s a un o.bjeto.
particular casa, co.n un no.mbre que es el de su. clase), po.r
lo. cual, en lo.s acto.s co.ncreto.s de hablar, efectuamo.s co.nstan-
temente una o.peracin lgica, que es la de afirmar implcita-
mente la inclusin de un individuo. en su gnero. Po.r esta
ntima co.nexin que existe entre lenguaje y co.no.cimiento., es
evidente que no. es po.sible prescindir de la lgica en el exa-
La realidad del lenguaje 55
men del lenguaje: los signos, en cuanto smbolos, son pro-
ducto de una actividad que bien puede llamarse lgica, y
sirven como instrumento para otra actividad, tambin lgica.
2.1.2. Pero esto no justifica una consideracin puramente
logicista del lenguaje ni mucho menos la afirmacin de una
pretendida identidad entre categoras lgicas y categoras gra-
maticales. En efecto, el lenguaje no es algo que se vuelve
a hacer ntegramente en cada acto concreto de hablar, sino
que es tambin hecho tradicional, en gran parte automatiza-
do, puesto que la operacin cognoscitiva no se repite en -su
totalidad cada vez que se habla, sino que los actos lingsti-
cos se crean sobre modelos anteriores y por analoga con ac-
tos lingsticos semejantes, pertenecientes al mismo sistema.
Consideremos, por ejemplo, la categora gramatical del
gnero. Evidentemente, el gnero gramatical -en las lenguas
en que existe- corresponde al gnero natural (sexo) slo cuan-
do se trata de personas (profesor-profesora) o, en general,
de seres animados; y ni siquiera en este caso la corresponden-
cia es constante (por ejemplo, no hay un femenino de arma-
dillo). De todos modos, en casos parecidos, la gramtica est
ms o menos de acuerdo con la lgica. Pero no hay ninguna
razn lgica actual para decir la mesa, con un nombre de
gnero femenino; y, en efecto, los alemanes y los rusos desig-
nan el mismo objeto mediante nombres masculinos (Tisch,
stol). Probablemente, como nos ensefia la lingstica indoeu-
ropea, hubo alguna vez razones de imaginacin o fantasa,
o mitolgicas, por las cuales se tena una nocin de gnero
natural tambin en el caso de objetos no animados. As,
por ejemplo, como agudamente observa Meillet, en las len-
guas indoeuropeas encontramos, como designaciones del fue-
go, un trmino ms antiguo, masculino (del tipo dellat. ignis),
S6 Introduccin a la lingstica
que se remonta probablemente a una poca en que .el fue-
fuego se conceba como principio masculino, como fuerza vi-
ril, y otro trmino ms reciente, neutro (del tipo del gr. pyr),
que corresponde a una concepcin del fuego como fenmeno
no animado. As, tambin, se puede observar que el sol, con-
cebido como fecundador de la tierra, es decir, como principio
masculino, tena en las lenguas indoeuropeas ms antiguas
nombres de gnero masculino (lat. sol, gr. hlios), mientras
que la tierra, concebida como elemento generador fecundado
por el sol, tena nombres femeninos (lat. terra, gr. gel. Pero
estas razones se han olvidado casi totalmente en la tradicin
c ~ l t u r a l de los indoeuropeos: hoy el sol tiene nombres mascu-
linos en los idiomas romnicos (esp. port. sol, it. sole, fr.
soleil, rumo soare), mientras que es femenino en alemn (die
Sonne) y neutro, en los idiomas eslavos (ruso solnce, servio-cr.
sunce); la luna, por el contrario, tiene nombres femeninos
en los idiomas romnicos y nombre masculino en alemn (der
Mond). Adems, si es posible hacer esta investigacin por
lo que concierne a unas pocas palabras, nos es imposible lle-
gar en todos los casos a comprender la razn lgica origi-
naria, si es que hubo alguna, del gnero gramatical. Y, por
otra parte, sabemos ya que, -en las lenguas, lo que importa
es el modelo sobre el cual se crean los actos lingsticos nue-
vos, puesto que las palabras, en un sistema lingstico, no
se presentan aisladas, sino reunidas en categoras analgicas,
cuya constitucin muchas veces no depende de su significado
sino de aspectos puramente morfolgicos. As, por ejemplo,
armadillo es de gnero masculino porque entra en la catego-
ra de los substantivos en -o, que tiene generalmente este g-
nero en espaol, mientras que otro nombre del mismo ani-
mal, mulita, es de gnero femenino, porque pertenece a la
categora de los substantivos en -a; un nombre de formacin
relativamente reciente, como bombardeo, es de gnero mas-
La realidad del lenguaje 57
culino como los dems nombres en -eo, mientras que cotiza-
cin, a pesar de ser del mismo lipo significativo, es femeni-
no, por presentar una desinencia tpicamente femenina. Pero
no hay duda de que, sin que se modifique su significado,
los mismos nombres cambiaran de gnero si cambiaran de
desinencia, si, por ejemplo, se dijera bombardizacin y coli-
zamiento. Por razones anlogas, en alemn, donde todos los
diminutivos (que terminan en -chen y -Iein) son neutros, has-
ta conceptos eminentemente femeninos como sefiorita y mu-
chacha se nombran mediante neutros (Friiulein, Miidchen) ,
simplemente por tratarse de diminutivos. Se deduce de todo
esto que la lengua, aun reflejando evidentemente el pensa-
miento, no sigue Sus mismas leyes, en parte por su aspecto
de sistema tradicional y en parte por su aspecto afectivo, es-
tilstico, que es a menudo metafrico: un ejemplo como el
de los versos de Goethe citados por Vossler -Gris ... es to-
da teora, pero es verde el rbol dorado de la vida- puede
ser lgicamente absurdo, pero lingsticamente es correcto
y se justifica plenamente, desde el punto de vista potico,
por su carcter metafrico.
2.2.1. Tambin la posicin psicologista necesita varias co-
rrecciones. En primer lugar, por ser el lenguaje forma de un
contenido cognoscitivo, constituido mediante operaciones l-
gicas; y en segundo lugar, por ser el lenguaje una funcin
social. En efecto, aunque, incluso como fenmeno de conoci-
miento, el lenguaje puede ser interpretado psicolgicamente
(puesto que todo acto cognoscitivo implica un proceso ps-
quico), de ninguna manera se puede afirmar que el elemento
constantemente predominante en el lenguaje es el factor afec-
tivo, con el cual la razn nada tendra que ver. Indudable-
mente, al hablar, expresamos tambin hechos afectjvos; y se
puede incluso admitir la existencia de una convencin afecti-
58 Introduccin a la lingstica
va o estilstica, de un lenguaje emotivo distinto del len-
guaje puramente enunciativo. Pero tambin el lenguaje emo-
tivo se expresa en smbolos que son productos de una opera-
cin lgica y produce, a su vez, smbolos que, vaciados de
toda carga emotiva, pasan al lenguaje enunciativo, de pura
comunicacin. Por ser el lenguaje un hecho social para el
cual se necesitan por lo menos dos individuos, y cuya condi-
cin primera es la comunicacin, de ninguna manera pode-
mos aceptar que est constituido por simples manifestaciones
de cargas psquicas estrictamente individuales: aun al expre-
sar tales cargas, no podemos hacerlo con smbolos perso-
nales, puesto que los smbolos, para ser comunicables, tienen
que adaptarse a una norma que resulte aceptable tambin pa-
ra los dems individuos de nuestra comunidad, a quienes ha-
blamos. Es condicin imprescindible del lenguaje su acepta-
bilidad, su inteligibilidad. Podemos admitir que en su origen
el lenguaje tuvo ese carcter de pura expresin afectiva, de
simple toma de contacto motivada por el instinto de socia-
bilidad, como lo afirma Jespersen; pero es difcil llenar el
hiato entre este lenguaje primitivo y el lenguaje humano
propiamente dicho, ya que, justamente, lo que distingue el
lenguaje humano del pseudolenguaje animal es el hecho de
ser el primero comunicacin simblica basada en normas acep-
tadas por una comunidad: si el lenguaje fue alguna vez sim-
pIe manifestacin individual, simple toma de contacto, hay
que decir que en aquel entonces no era todava lenguaje, en
el sentido que damos comnmente a este trmino.
2.2.2. Ms discutible todava es la posicin behaviorista.
Sin duda, el lenguaje es tambin un hecho psicofsico y hay
un aparato psicofsico que lo condiciona. Pero el hecho cen-
tral de la actividad lingstica est situado allende el lmite
hasta donde la fisiologa y. la psicologa pueden llegar, pues
La realidad del lenguaje 59
consiste en la facultad eminentemente espiritual de establecer
un nexo funcional entre un significante y un significado y
corresponde a operaciones de la razn, como lo son el cono-
cer y el distinguir (Pagliaro). No hay, por tanto, analoga
posible entre los llamados signos pertenecientes a los con-
textos de hechos, en el plano causal, y los signos del lenguaje
humano, que se encuentran en el plano de la finalidad: el
nexo entre significante y significado no es ninguna relacin
causalmente necesaria, sino que es creacin humana. TaDtpo--
co se pueden establecer analogas efectivas entre las expresio-
nes que se registran en los animales superiores y el hablar
humano, que no es slo un expresarse a s mismo, sino un
comunicar mediante smbolos. Los animales, aun teniendo la
capacidad de manifestar ciertos estados psquicos o de tomar
contacto entre s, no hablan; es decir que en sus expresiones
no hay smbolos, no hay referencia a objetos a travs de con-
ceptos, no se da, en una palabra, la capacidad de significar,
que es caracterstica sine qua non del lenguaje humano.
3.1.1. Otro problema muy debatido es el del aspecto in-
dividual y del aspecto social del lenguaje. Y tambin en este
caso el acentuar ms o menos el uno o el otro aspecto depen-
de de la particular concepcin y de la orientacin terica de
cada lingista. Hay lingistas que consideran como nica rea-
lidad, o, por lo menos, como la nica realidad cientficamen-_
te estudiable, la lengua, es decir que consideran casi con ex-
clusividad el aspecto social del lenguaje. Son, stos, los lin-
gistas a los que podramos llamar sociologistas, cuya po-
sicin se presenta como particularmente extremista cuando
se funda en doctrinas que consideran a la sociedad por enci-
ma del individuo, como, por ejemplo, el marxismo (cf. Mar-
cel Cohen, Le langage [: structure et evolution, Pars, 1950)).
Hay, en el polo opuesto, otros lingistas, los idealistas, co-
60 Introduccin a la ling{stica
mo, por ejemplo, Karl Vossler, que consi9.eran en primer lu-
gar, y casi con exclusividad, el aspecto individual del lengua-
je, es decir, los actos lingsticos individuales. Y hay tambin
una posicin intermedia, corno la de Ferdinand de Saussure,
que considera el lenguaje corno fenmeno de dos faces, una
individual y la otra social.: el habla (paro/e) constituira domi-
nio absoluto del individuo, mientras que la lengua (Iangue)
pertenecera a la sociedad; y entre los dos planos slo habra
relacin en el sentido de que el habla deduce su material de
la lengua y, por otra parte, elementos del habla entran a for-
mar parte de la lengua (nada existe en la lengua que no
haya existido antes en el habla).
3.1.2. A esta concepcin dualista, que, prcticamente,
reconoce en el lenguaje dos realidades concretas, opone Qtto
Jespersen un punto de vista unitario, monista, ya que para
l slo existe el habla, fenmeno al mismo tiempo individual
y social (creacin individual condicionada y determinada so-
cialmente), y la lengua no es sino la generalizacin (el plu-
rab del habla. El hablar es, para Jespersen, actividad indivi-
dual, pero al mismo tiempo es hbito social, nacido en la
sociedad y determinado por eUa, corno los dems fenmenos
llamados sociales (por ejemplo, la moda). Es sta, induda-
blemente, la posicin que ms se acerca a la realidad efectiva
del fenmeno lingstico. De hecho, el acto lingstico es
un acto individual, siendo creacin de un individuo y corres-
pondiendo a una intuicin personal y en cada caso indita;
pero es al mismo tiempo un acto social, es decir, determina-
do socialmente, puesto que los signos que emplearnos no
los inventarnos ex novo en cada caso particular, sino que
los re-crearnos sobre la base de modelos aceptados por una
comunidad y comprensibles dentro de esa misma comu-
nidad.
La realidad del lenguaje 61
3.1. 3. De lo dicho resulta con suficiente claridad que los
dos puntos de vista extremos, el sociologista y el individualis-
ta, no son irreconciliables. Ms an: cabe decir que, en los
ltimos aios, y especialmente en Italia, la lingstica ya los
ha conciliado, considerndolos igualmente necesarios e im-
prescindibles en una investigacin que tenga en cuenta la rea-
lidad concreta del lenguaje. Es, en efecto, necesario y posible
estudiar las lenguas como sistemas pertenecientes a determi-
nadas comunidades (aspecto social), pero sin desconocer que
la lengua es una abstraccin cientfica o un objeto ideal: un
sistema de isoglosas constituido sobre la base de actos lin-
gsticos (aspecto individual), actos de los que la lengua mis-
ma se alimenta y en los que se realiza en forma concreta.
3.2.1. Lo importante que tenemos que mantener de la
posicinsociologista es que el lenguaje slo puede existir en
una comunidad. Pero los lmites mismos de la comunidad,
como justamente observa Jespersen, son convencionales. En
realidad, un individuo no pertenece a una sola comunidad,
sino a un nmero variable de comunidades, y cambia su ma-
nera de hablar segn la comunidad en que se encuentre. La
comunidad puede ser el ncleo mnimo familiar, como tam-
bin una comunidad profesional, una comunidad regional o
nacional y, a veces, una comunidad superregional o superna-
cional, como, por ejemplo, en el caso del espaiol, hablado
no slo en Espafia, sino tambin en todos los pases hispa-
noamericanos. A las distintas comunidades corresponden dis-
tintos sistemas de iso glosas y, de acuerdo con lo ya expresa-
do, si se amplan los lmites de la comunidad, disminuye pro-
porcionalmente el nmero de isoglosas o actos lingsticos
comunes (<<lengua). Segn la comunidad en que se encuen-
tre o se site, el individuo obedece a ciertas normas, a cierta
convencin, que puede ser explcita, como la de cualquier co-
62 Introduccin a la lingstica
munidad profesional (tal es el caso de l o ~ lenguajes tcnicos)
o implcita, como en el caso de cualquier lenguaje no tcnico,
como, por ejemplo, el lenguaje familiar, excluyendo el caso
del argot, en el que se da la convencin, generalmente expl-
cita, de emplear determinados signos incomprensibles para
los que no pertenezcan a una determinada comunidad.
3.2.2. La comunidad, dijimos, nos impone una determi-
nada norma, un determinado sistema; y cada hablante tiene
el sentimiento de lo que constituye norma en la comunidad
en que se encuentra. Pero el sentimiento del hablante puede
ser tambin un sentimiento equivocado, es decir que puede
no corresponder a la realidad objetiva, a la norma ms gene-
ralmente aceptada; de aqu que el hablante pueda emplear
un signo con un significado que no es el generalmente acepta-
do (cambio semntico), darle un aspecto fnico distinto del
que tiene normalmente en la comunidad (cambio fontico),
o crear un signo segn un modelo distinto del que la comuni-
dad emplea normalmente (cambio analgico).
4.1. Las varias comunidades idiomticas deben ser con-
sideradas tambin como comunidades culturales, ya que a
cada una de ellas corresponde un determinado grado y un
determinado patrimonio de cultura, que de algn modo se
refleja infaliblemente en la lengua. El error en que caa gene-
ralmente la escuela llamada de los neogramticos, que domi-
n en la lingstica en el ltimo cuarto del siglo pasado y
en los primeros decenios de nuestro siglo, era el de considerar
la historia de las lenguas como independiente de la historia
cultural y social de los pueblos o, por lo menos, como una
historia autnoma. Ahora bien, las lenguas constituyen, has-
ta cierto punto, tradiciones autnomas, pero, al mismo tiem-
po, se hallan en una compleja red de relaciones con hechos
La realidad del lenguaje 63
y tradiciones de ndole extralingstica. Las lenguas existen
y se desarrollan, no slo en virtud de las razones internas
de su equilibrio como sistemas (relaciones estructurales), sino
tambin, y principalmente, en relacin con otros fenmenos
del espritu y sociales: la lengua est ntimamente relacionada
con la vida social, con la civilizacin, el arte, el desarrollo
del pensamiento, la poltica, etc.; en una palabra, con toda
la vida del hombre. Por lo tanto, la lingstica actual, sobre
todo por obra de V. Thomsen y P. Kretschmer, por un lado,
de Vossler y de varios lingistas italianos, por el otro (y tam-
bin merced al desarrollo de las lingsticas particulares, co-
mo la romnica, que tenan mejores posibilidades y ms fuentes
para seguir las lenguas en su desarrollo), ha llegado a consi-
derar la historia de la lengua como inseparable de la historia
poltica y cultural, como un aspecto de la historia del espritu
o de la cultura o, ms todava, como esa misma historia del
espritu humano hecha desde el punto de vista lingstico y
sobre la base del material de investigacin que ofrecen las
lenguas. Lo cual significa una notable ampliacin del punto
de vista histrico en la lingstica, pues, como veremos, mu-
chas veces la historia formal de los signos lingsticos no coin-
cide con su historia cultural: un signo que formalmente tiene
un determinado origen puede tener un origen cultural com-
pletamente distinto.
4.2.1. Es, por tanto, sumamente til estudiar la historia
general de la humanidad para establecer de qu manera ha
determinado o, por lo menos, condicionado los cambios lin-
gsticos. Pero, por otra parte, hay que advertir desde el co-
mienzo que la historia de las lenguas no es perfectamente pa-
ralela a la historia social y cultural. En efecto, las lenguas
son fenmenos mucho ms complejos que las varias formas
de la civilizacin. As, por ejemplo, en la misma forma de
64 Introduccin a la lingstica
civilizacin contempornea, y en la misma Europa, encontra-
mos una lengua sumamente analtica y casi del tipo ais-
lante, como el ingls, y lenguas tpicamente sintticas, con
flexin rica y compleja, como el polaco o el ruso. Esto acon-
tece porque las lenguas tienen tambin una historia propia,
no correspondiente a las dems secciones de la historia socio-
cultural o, mejor, correspondiente slo a la historia sociocul-
tural de una determinada comunidad, y aun esto slo parcial-
mente. En nuestra forma de civilizacin es, por ejemplo, uni-
versalmente comn el objeto casa. Pero la casa no tiene el
mismo nombre en todos los idiomas. Tenemos: esp. port. it.
casa, rumo casa, frente a alem. Haus, ingI. house, sueco hus,
ruso, . poI., checo dom, servio-cr. kua, blg. kllsta, albano
shtepi, gr. spiti, etc., y cada una de esas formas se justifica
exclusivamente en el sistema lingstico a que pertenece. En
general, no se puede decir otra cosa sino que; existiendo el
objeto casa, deber haber tambin un trmino para desig-
narlo. Esperaramos, por lo menos, encontrar la misma pala-
bra en lenguas pertenecientes a la misma familia, pero -as
como, en la familia eslava, encontramos blg., servio-cr.
kasta, kua (en su origen, la misma palabra) frente a dom-
en la familia de las lenguas "romnicas comprobamos que
el francs, por razones pertenecientes a su historia particular
(el resultado del lat. casa es en francs la preposicin chez),
tiene una palabra distinta de la romnica general: maison,
del lat. mans;onem. Una institucin eminentemente cultural
como el teatro, observa Meillet, es caracterstica de nuestra
civilizacin y, dado su origen griego, nos esperaramos en-
contrar para su designacin, por lo menos en las lenguas euro-
peas, formas de la misma palabra. Y, en efecto, esta palabra
se presenta en todas la lenguas romnicas y germnicas y en
casi todas las eslavas; pero algunas lenguas eslavas expresan
el mismo concepto con palabras propias, creadas con su ma-
La realidad del lenguaje 65
teriallingstico particular, por razones de purismolings-
tico: el checo dice dvadlo y en servio-croata -o sea, en un
mismo sistema lingstico- encontramos dos palabras distin-
tas: kaza/iSte, en croata, y en servio.
4.2.2. 'Lo importante a este respecto es, como dijimos,
advertir que la historia formal de los signos muchas veces
no coincide con su historia cultural y que, por consiguiente,
la historia completa de un signo lingstico no se puede hacer
sino en relacin con el concepto que el signo significa. As,
por ejemplo, muchas de las palabras que empleamos en las
lenguas romnicas, y que son formalmente de origen latino,
tienen un contenido cultural que no es latino sino griego. Una
palabra como magnnimo es formalmente latina, pero es cul-
turalmente griega, porque en latn era una simple traduccin
del modelo griego makrthymos; caso (del lat. casus) es una
traduccin (<<calco) del gr. ptosis, lo mismo que toda una
serie de otros trminos gramaticales, como genitivo, acusati-
vo, acento, etc.; y del lat. causa, tenemos en espafiol, por
un lado, cosa (con el sentido original latino, puramente obje-
tivo) y, por otro lado, causa, con el sentido filosfico del
gr. aita. En este mismo sentido se han hecho estudios, por
ejemplo, acerca de la influencia cristiana sobre el vocabulario
griego transmitido despus a otros idiomas, a veces tambin
formalmente, pero otras veces slo culturalmente (semntica-
mente: es decir que se atribuy un significado griego-cristiano
a palabras autctonas); as, por ejemplo, el significado espe-
cial que damos a la palabra virgen se debe ante todo a que
fue referida por el cristianismo a la madre de Jess.
4.2.3. En general, la investigacin cultural acerca del len-
guaje no se puede hacer globalmente, para todo un sistema,
sino que, al principio, hay que hacerla para cada palabra por
INTRO. A LA LINGSTICA. - 5
66 Introduccin a la lingstica
separado, ya que cada palabra tiene su ,historia particular;
pero luego pueden establecerse isoglosas lingstico-culturales,
que nos revelarn la medida de las influencias culturales en-
tre las lenguas. A veces, como dijimos, la influencia cultural
coincide con la formal: se toma una palabra como hecho f-
nico y como hecho significativo; es lo que tenemos en el es-
pafiol del Ro de la Plata en casos como los de club, ticket
o living, palabras tomadas del ingls. En general, cuando se
trata de inventos nuevos o de conceptos filosficos nuevos,
de palabras nuevas pertenecientes a lenguajes tcnicos, en-
contramos a menudo en distintos idiomas la misma palabra
material, ms o menos adaptada. Pero muchas veces ocurre
que el concepto se presenta designado con palabras de forma-
cin anloga pero materialmente diferentes, es decir, forma-
das con el material propio de cada idioma; es lo que se llama
calco lingstico. Tales son, por ejemplo, el caso de magnni-
mo (calco sobre un modelo griego) y el de esp. ferrocarril,
fr. chemin de fer, it. ferrovia, rumo cale feratli, calcos del
alem. Eisenbahn (literalmente va de hierro). Por otro la-
do, el alemn contiene una cantidad enorme de calcos latinos
y neolatinos.
4.3.1. Resulta de lo dicho que el paso de un hecho lin-
gstico de una comunidad a otra se debe por lo comn a
razones eminentemente culturales. Una lengua es un hbito,
una costumbre que se aprende por imitacin; y general-
mente se imita lo mejom, lo superiom, o lo que, por lo
menos, as se considera. La lengua es, en est.e sentido, seme-
jante a la moda, y los fenmenos lingsticos se difunden
de manera anloga a los fenmenos de la moda. La imitacin
puede obedecer muchas veces a razones estilsticas (se con-
sidera que un signo empleado por otra comunidad es ms
expresivo, en general o en determinadas circunstancias), pe,ro
La realidad del lenguaje 67
en todo caso actan en ella razones de prestigio cultural, aun-
que de lo que llamamos prestigio cultural se tenga hoy un
concepto muy elstico. El campesino puede imitar el lenguaje
del habitante de la ciudad porque considera que es ms culto
o, de todos modos, mejor que el suyo; pero tambin puede
ocurrir lo contrario, simplemente porque al habitante de la
ciudad le faltan, en su propia tradicin, palabras para ciertos
conceptos u objetos que pertenecen al ambiente de los cam-
pesinos. Una lengua de cultura como el espaol ha dado al
vasco un nmero enorme de trminos abstractos y de trmi-
nos que designan clases (como, por ejemplo, la palabra para
designar genricamente el rbol: parece que anteriormente
al prstamo los vascos no tenan un trmino para designar
el rbol como gnero, sino slo trminos para las distintas
especies de rboles, como la encina, el haya, etc.), pero, por
otro lado, el espaol ha tomado muchas palabras de los idio-
mas indgenas de Amrica, culturalmente inferiores, especial-
mente para designar conceptos que los espaoles, al llegar
al Nuevo Mundo, desconocan (nombres de animales, de plan-
tas indgenas, etc.).
4.3.2. El nio aprende generalmente el idioma de sus pa-
dres, que le ensean la norma dominante en su comunidad.
Pero tambin los padres aprenden algo de los nios, sobre
todo por razones estilsticas, es decir, porque encuentran
que ciertas palabras infantiles son ms afectivas, ms cario-
sas y ms adecuadas para expresar determinadas relaciones
propias de la familia, lo cual explica su aceptacin y difusin
en todos los idiomas. As, por ejemplo, mam y pap son
en su origen trminos del lenguaje infantil, mientras que ma-
dre y padre son trminos de los adultos. Tambin se incorpo-
ran al idioma los diminutivos de los nombres propios, los
llamados hipocorsticos, de origen infantil, como Lola, Pepe,
Paco, etc.
VI
LENGUA Y SOCIEDAD
Las comunidades lingsticas. Lengua y nacin. Lengua y raza.
Lengua y religin.
1.1. Hemos visto, al hablar del aspecto social del len-
guaje, que los fenmenos lingsticos concretoS son actos in-
dividuales condicionados y determinados socialmente; es de-
cir, que tienen que someterse, por lo menos hasta cierto pun-
to, a lo gue es norma en la comunidad en que se producen.
y hemos visto, tambin, que el individuo hablante no perte-
nece a una sola comunidad, sino a varias, y que los lmites
de las comunidades son esencialmente convencionales: pode-
mos considerar comunidades que abarquen una familia, un
barrio, una ciudad, una regin, etc.; y, desde otro punto de
vista, comunidades correspondientes a los varios estratos so-
ciales y culturales. A cada comunidad considerada correspon-
de necesariamente un determinado sistema de isoglosas (<<len-
gua), ms o menos diferente del que se registra en otras
comunidades: as, la misma persona no emplea el mismo len-
guaje en su casa, en la escuela, en su ambiente profesional.
1.2. Pero, justamente por esto, entre las varias comuni-
dades constituidas en el marco del mismo sistema lingstico
70
Introduccin a la lingstica
hay numerosas interferenciaS, con pasos de signos de una co-
munidad a otra. Por razones estilsticas (exigencias de ma-
yor expresividad) o por simples razones materiales, de igno-
rancia, de comodidad, de pereza intelectual, un individuo puede
emplear en una de las comunidades a que pertenece ciertos
signos propios de otras, y estos signos pueden difundirse en.
el nuevo ambiente en que se emplean. Existen, pues, dentro
de un mismo sistema lingstico, fenmenos a los que podra-
mos llamar prstamos internos: del dialecto a la lengua co-
mn, de la lengua comn a los dialectos, de los lenguajes
especiales y de los argots a la lengua comn, y viceversa;
as, por ejemplo, en el espaol del Ro de la Plata, una pala-
bra como pibe, nio, muchacho, es en su origen una pala-
bra de argot (lunfardo) pasada tambin al lenguaje familiar.
Es, por tanto, particularmente interesante investigar el origen
social de los signos, ya que los signos que encontramos en
un sistema en un momento dado, pueden haber pertenecido
antes a otros sistemas (a otras comunidades sociales), lo cual
a menudo nos explica las particularidades que pueden pre-
sentar en su forma o en su significado. As, por ejemplo,
caballus y testa eran originariamente, en latn, palabras
argticas, pero pasaron luego a la lengua comn, por su
mayor expresividad, lo cual explica su difusin en los idio-
mas romnicos, en sustitucin de los clsicos equus y caput
(fr. che val, tete; esp. caballo; it. ca vallo, testa; rumo ca!),
y la aceptacin del cambio de significado que sufrieron (sig-
nificaban en su origen rocn y olla: es decir que, en el
caso de testa, sucedi en latn lo que en el espaol del Ro
de la Plata podra suceder con mate por cabeza).
2.1. Se observa a menudo que la sociedad impone al ha-
blante los signos que ha de emplear. Esto fue expresado de
una manera algo paradjica por Ferdinand de Saussure,
Lengua y sociedad 71
al observar este estudioso que el hablante n o p u e d e
c a m b i a r el signo, puesto que ste le es impuesto, pero
que, por otro lado, el hablante c a m b i a los signos, los
inventa, y los signos creados en el habla pasan continuamente
a la lengua. Esta afirmacin, que parece contener una contra-
diccin evidente, refleja, en rigor, la realidad misma del len-
guaje. En efecto, el hablante crea sus signos segn las nor-
mas vigentes en su comunidad y de ninguna manera puede
elegirlos con criterios puramente arbitrarios, pues faltara a
la finalidad del lenguaje, que es la intercomunicacin; queda-
ra aislado dentro de su comunidad y provocara en sta reac-
ciones molestas: es sabido que, as como en los fenmenos
de la moda se hace ridculo quien no se viste como los de-
ms, tambin en lo que concierne al lenguaje, no slo queda
incomprendido, sino que muchas veces se hace ridculo quien
no habla como las dems personas de un determinado am-
biente. Es decir que, en los actos lingsticos individuales,
se da siempre una porcin de invencin personal, pero que la
invencin no puede superar ciertos lmites y debe resultar acep-
table al ambiente en que se produce. Los actos lingsticos
inditos que se alejan de sus modelos existentes en el sistema
tradicional deben respetar ciertas normas del sistema mismo
y, para difundirse y convertirse a su vez en elementos del
sistema, deben ser aceptados por la correspondiente comuni-
dad. Es esto lo que se observa comnmente cuando se dice
que el uso consagra las formas y los trminos nuevos. As,
por ejemplo, se dice que la palabra atardecer fue inventada
por Nfiez de Arce; si esto es cierto, es indudable que la pala-
bra se difundi, por un lado, porque no resultaba aberrante
dentro del sistema espafiol (ya que haca pareja con el ya
existente amanecer) y, por otro lado, porque la invencin fue
aceptada por otros individuos, llegando de este modo a con-
vertirse en elemento constitutivo del sistema. Pero no resulta
72 Introduccin a la lingstica
que alguien haya aceptado el trmino ombrajoso por som-
bro, umbroso, creado por Azorn sobre el modelo del
fr. ombrageux (que, adems, significa otra cosa); y tampoco
se ha aceptado el trminosolidariedad, de Andrs Bello, aun-
que formado regularmente sobre modelos espafioles como con-
trariedad, arbitrariedad: en este caso, el uso ha aceptado soli-
daridad, cuyo modelo es el francs solidarit. As, pues, la
comunidad lingstica ejerce sobre el habla una doble accin,
un doble control: limita la invencin y, por otro lado, acepta
o rechaza las novedades, de acuerdo con normas que es muy
difcil investigar y que, por lo comn,se relacionan con razo-
nes de prestigio cultural, pero tambin con razones de clari-
dad de la expresin, de comodidad, expresividad, etc.
2.2. Los hbitos y las costumbres vigentes en una comu-
nidad favorecen la difusin de ciertas expresiones y eliminan
del uso a otras. As, por ejemplo, se observa que las revolu-
ciones sociales y polticas implican a menudo profundas revo-
luciones lingsticas, por lo menos en lo que concierne al vo-
cabulario: en la Unin Sovitica existe toda una serie de tr-
minos que ya han alcanzado ~ l uso comn y diario y que
pertenecen al lxico especfico de la revolucin socialista. Es
sabido tambin que el lenguaje poltico de los gobiernos tota-
litarios no es el mismo que el de las demacradas y que, de
una manera general, el vocabulario refleja la naturaleza de
la sociedad en que se emplea. Por ejemplo, el vocabulario
comn indoeuropeo nos hace pensar en una sociedad patriar-
cal basada en la familia grande (o clan familiar) y carac-
terizada por una organizacin eminentemente aristocrtica.
Las costumbres sociales tienen tambin el efecto de eliminar
del uso ciertos trminos que se consideran vulgares, o dema-
siado crudos, o irreverentes: se trata del fenmeno que, en
sus formas ms amplias, se ,llama interdiccin del lenguaje
Lengua y sociedad 73
(se evitan, por ejemplo, los nombres usuales de ciertas enfer-
medades, de determinadas partes del cuerpo, de determina-
dos actos fisiolgicos, etc.), y que, cuando se relaciona con
hechos de l)dole religiosa, con supersticiones, creencias, etc.,
se llama ms propiamente tab lingstico, fenmeno, ste,
muy difundido en las sociedades denominadas primitivas,
pero que, en parte, se presenta tambin en las lenguas de
comunidades civilizadas (es, por ejemplo, un hecho de tab
lingstico evitar o sustituir por expresiones metafricas los
nombres usuales de Dios o del diablo). As, se ha observado
que por lo menos una parte de los pueblos indoeuropeos (por
ejemplo, los eslavos) han sustituido por expresiones meta-
fricas el nombre antiguo del oso (del tipo del lat. ursus,
gr. rktos); que, mientras que la palabra para designar el pie
es la misma en la mayor parte de los idiomas indoeuropeos,
la palabra para designar la mano es distinta en cada grupo
de lenguas, a consecuencia, sin duda, de una interdiccin del
lenguaje. Otros ejemplos bien conocidos son los dellat. /aevus,
izquierdo, y dellat. muste/a, comadreja, sustituidos, res-
pectivamente, por otras palabras latinas o por prstamos (esp.
izquierdo, it. sinistro, fr. gauche, rumo stfng) y por palabras
carifiosas que revelan la intencin de bienquistarse con la ali-
mafia y de evitar los perjuicios de su venganza (esp. comadreja,
fr. be/elle, it. donno/a, rumo nevistuicli).
3.1. Hemos considerado hasta ahora la comunidad en
su sentido ms amplio, que implica slo lmites convenciona-
les y no fijos. Pero con mucha frecuencia, sobre todo en
lo que atafie a las lenguas histricas, en el sentido ms
usual de ese trmino, la comunidad se identifica con la
n a ci n . Hay que advertir, sin embargo, que el concepto
'micin' no es puramente lingstico. Es cierto que todo
individuo hablante tiene la conciencia de que sus actos lin-
74
Introduccin a la lingstica
gsticos pertenecen a un sistema nacional, aunque hable un
dialecto local. Es, asimismo, indudable que el cambio total
de lengua' implica el cambio de nacionalidad: por ejemplo,
un individuo de origen portugus que hable como idioma ma-
terno el espaol adoptado por su familia pertenecer tambin
desde el punto de vista nacional, y no slo desde el punto
de vista lingstico, a la comunidad espaola. Y en Europa
existe la tendencia a delimitar las naciones de acuerdo con
los lmites lingsticos. Con todo, las estadsticas demuestran
que nacin y comunidad idiomtica no coinciden exactamen-
te o, por lo menos,' no coinciden siempre (cf. A. Dauzat,
VEurope /inguistique [Pars, 1940: realmente 1944]).
3.2. En varios casos, las comunidades idiomticas son
ms amplias que las nacionales: los ejemplos inmediatos de
esto nos lo proporcionan las naciones latinoamericanas de len-
gua espaola y los Estados Unidos, de lengua inglesa. Pero
la idea de nacin suele preceder a la de comunidad idiomti-
ca, de suerte que, al lado de la conciencia nacional, vemos
asomarse la conciencia de una nueva comunidad idiomtica,
distinta de la primitiva. Esto, si.n embargo, es algo natural
y que ocurre gradualmente y no por leyes o decretos ejecuti-
vos; es decir que la conciencia lingstica se forma poco a
poco y no puede ser impuesta. As, los argentinos se van for-
mando una conciencia lingstica que los diferencia de los
espaoles de Espaa: se dice ya, por ejemplo, hablar argen-
tino, entendindose, con esto, la forma especial que el espa-
ol comn presenta en la Argentina. Ello se debe, en gran
parte, al centro cultural por el que se ve influida una nacin:
en el caso de la Argentina, Buenos Aires gravita de manera
mucho ms efectiva que Madrid en la conciencia de los ha-
blantes. Un caso distinto es el de ciertos pases pequeos,
como Hait (de lengua francesa), o el de muchas colonias en
Lengua y sociedad 75
que, o no existe todava una conciencia ~ a c i o n a l firme, o no
hay ningn centro cultural de prestigio tan grande que llegue
a separarlos de su lengua primitiva. Pero hay tambin casos
que contravienen a la norma corriente, es decir que hay na-
ciones que superan los lmites de las comunidades idiomti-
cas. Tales son, por ejemplo, el caso de Blgica, donde se ha-
blan dos idiomas nacionales (francs y flamenco) y el de Sui-
za, pas en el que se hablan cuatro, todos ellos con dignidad
de idioma nacional: alemn, francs, italiano y reto-romance
o romanche. (Este ltimo, llamado tambin, aunque impro-
piamente, ladino, se habla asimismo en una parte de Italia
-en la antigua Recia y el antiguo Nrico- pero, mientras
que en Italia no es sino un dialecto entre otros, aunque dis-
tinto del sistema dialectal italiano, en Suiza, por lo menos
en su regin y a pesar de su diferenciacin interna, es idioma
nacional, es decir, idioma comn y literario). Lo que ocurre
es que en Suiza existe un verdadero contrato entre grupos
pertenecientes a comunidades lingsticas distintas, de modo
que se ha formado una conciencia nacional que ya no consi-
dera esencial el factor lengua. Este mismo caso nos revela
que, generalmente, la conciencia cultural coincide ms bien
con la conciencia idiomtica que con la nacional: los escrito-
res suizos de lengua alemana se asimilan a la literatura de
Alemania, mientras que los de lengua francesa pertenecen prc-
ticamente a la literatura de Francia.
4.1. El problema de las relaciones entre lengua y raza,
planteado sobre todo por antroplogos, y tambin por algu-
nos lingistas, especialmente alemanes, es mucho ms delica-
do y lleva a veces a conclusiones absurdas, ya que -con-
trariamente a lo que ocurre en el caso de la idea de nacin,
que contiene efectivamente un componente lingstico (o sea
que una nacin se delimita t a m b i n por su lengua)-
76 Introduccin a /a lingstica
el concepto de raza no tiene nada que ver con lo idiomtico,
siendo un concepto biolgico y no social y cultural (cf. lo
dicho en IV, 5.2). Una raza puede coincidir con una lengua
por casualidad, cuando se trata de pueblos aislados cuyos in-
tegrantes pertenecen al mismo tipo racial; pero en el mundo
civilizado no hay razas puras y cuyos lmites correspondan
a los lmites lingsticos.
4.2. Por otra parte, siendo la raza algo que se transmite
por herencia, no hay ninguna razn para que determinados
grupos de individuos, por pertenecer a una raza, no aprendan
un idioma que pertenece a otra y pasen de este modo a otra
comunidad lingstica. A. Meillet, en sus Caracteres gnraux
des /angues germaniques [Pars, 1907J, muestra que, si entre
los pueblos indoeuropeos hay. uno que, seguramente, desde
el punto de vista tnico, tiene muy poco de indoeuropeo, tal
pueblo es, precisamente, el germnico: en efecto, los caracte-
res de las lenguas germnicas parecen indicar que se trata
de dialectos indoeuropeos aprendidos por pueblos no indoeu-
ropeos. Por lo dems, esto corresponde a la idea que tenemos
hoy de los indoeuropeos primitivos: se trataba de una aristo-
cracia, de una clase dominante, cuya lengua fue aprendida
por los pueblos por ella dominados. Los griegos, al invadir
a Grecia, encontraron all pueblos mediterrneos (a los lla-
mados pe/asgos, nombre ms bien genrico y vago), pueblos
a los que absorbieron imponindoles, al mismo tiempo, su
lengua. Lo mismo ocurri con las tribus que hablaban el la-
tn primitivo y que, al llegar a Italia, encontraron ah otros
pueblos mediterrneos, como los sicanos y los lgures. As,
tambin, en la gran masa eslava, sobre todo en Rusia, una
parte bastante importante de la poblacin pertenece racial-
mente al tipo ugro-fnico; en una extensa regin de Yugosla-
via predomina racialmente el tipo llamado dinrico, muy dis-
Lengua y sociedad
77
tinto del de los dems eslavos; y los blgaros, es decir, el
pueblo que form el Estado blgaro, eran un pueblo turco
que, al llegar a Tracia, aprendi un idioma eslavo y se con-
fundi con la masa de los habitantes anteriores de esa regin.
Otro ejemplo notable es el de los lapones, pueblo de origen
desconocido y racial mente muy homogneo, que ha aprendi-
do dialectos ugro-fnicos y habla hoy un idioma de esta fami-
lia, sin pertenecer por ello a la misma raza. Resulta de todo
lo dicho que las investigaciones con respecto a los cambios
lingsticos y a otros aspectos del lenguaje emprendidas desde
el punto de vista de las razas de los .hablantes son, en general,
de escaso inters y de muy escaso valor cientfico.
5.1. Finalmente, otra relacin social que debemos sea-
lar es la que existe entre lengua y religin. Tratndose, en
este caso, de dos formas de la cultura, se puede decir que
la nica relacin posible es una relacin de colaboracin cul-
tura}), de interferencias y de influencias recprocas entre la
lengua y la religin de la misma comunidad. Hemos recorda-
do ya las interdicciones del lenguaje)) debidas a creencias
o a otros motivos de ndole religiosa; y, de una manera gene-
ral, se puede decir que el hecho de que una comunidad lin-
gstica pertenezca a una determinada comunidad religiosa
implica la existencia de determinados trminos en su vocabu-
lario y, a veces, incluso de determinados fonemas (Trubetzkoy
cita el caso del ambiente eclesistico ruso, en el cual la g
se pronuncia, no como oclusiva, sino como fricativa), as
como de determinados giros sintcticos, etc.
5.2. Hay tambin relaciones que no se pueden descono-
cer entre la religin organizada como institucin y la forma-
cin de las lenguas comunes y literarias, y tambin entre la
religin y la conservacin de determinadas lenguas, merced
78
Introducci6n a la lingstica
a su empleo litrgico. La mayor parte de los documentos lin-
gsticos ms antiguos de que disponemos con respecto a los
pueblos llamados primitivos se los debemos a misioneros
que estudiaron los respectivos idiomas para los fines de su
propaganda religiosa y que muchas veces llegaron a emplear-
los en escritos, tambin concernientes a la religin. As, la
continuidad del quechua como lengua de cultura se debe, por
lo menos en parte, a que los misioneros catlicos han em-
pleado este idioma como lengua franca en su actividad
evangelizadora y lo han elevado incluso al rango de lengua
litrgica. Tambin muchas de las lenguas antiguas que cono-
cemos son lenguas litrgicas, es decir, lenguas empleadas
por comunidades religiosas o en rituales sagrados. El snscri-
to, idioma tan importante en la lingstica indoeuropea y
que nos ha revelado muchas de las relaciones genticas entre
las lenguas indoeuropeas, fue en sus orgenes lengua literaria
de la clase sacerdotal de la India, es decir, una lengua no
popular sino culta, y de cultura sobre todo religiosa. As,
tambin, lo que sabemos del gtico lo debemos a la traduc-
cin de la Biblia que a ese idioma hizo el obispo godo Vlfi-
las; lo que se llama paleoeslavo o' antiguo eslavo eclesistico
(alem. Altkirchenslavisch) es, en sus orgenes, un dialecto del
blgaro antiguo empleado por Cirilo y Metodio en la evange-
lizacin de una parte de los esclavos y que se convirti des-
pus en una especie de koin religiosa de los eslavos pertene-
cientes a la Iglesia Oriental; el avstico es la lengua del A vesta,
es decir, del texto sagrado de la religin zoroastriana; el um-
bro, lengua de un pueblo antiguo de Italia, lo conocemos
sobre todo por las llamadas Tabulae Iguvinae (Tablas de
Gubbio), que contienen el texto de un ritual sagrado. La con-
servacin de ciertos idiomas se, debe exclusivamente a que han
sido lenguas de comunidades religiosas; tal es el caso del copto,
procedente del antiguo egipcio, que se mantuvo como lengua
Lengua y sociedad
79
litrgica de aquella parte del pueblo egipcio que haba adop-
tado la religin cristiana. Otras lenguas deben su prestigio
en primer lugar a motivos concernientes a la religin; as,
por ejemplo, el rabe, difundido en gran parte de frica y
de Asia. por la religin islmica. Y hasta un idioma de la
Europa occidental como el alemn debe mucho a motivos
de la misma ndole: en efecto, el alemn literario y comn
de hoy -la lengua alemana moderna- es en sus orgenes
la lengua empleada por Lutero en su traduccin de la Biblia.
VII
SINCRONA Y DIACRONA
El cambio lingstico: teoras acerca de su naturaleza
y de sus causas.
1.1 Ferdinand de Saussure distingui, en el estudio de
las lenguas, por un lado, una ciencia sincrnica, o sea, con-
cerniente a una lengua considerada en un momento determi-
nado de su desarrollo (o tambin prescindiendo del factor
tiempo), y, por otro lado, una ciencia diacrnica, como estu-
dio de los hechos lingsticos considerados a travs del tiem-
po, es decir, en su desarrollo histrico. Al hacer tal distin-
cin, en una poca en que se atenda sobre todo a la historia
de las lenguas y a la gramtica llamada histrica, Saussure
destac el valor propio del estudio puramente descriptivo de
las lenguas en su estructura, es decir, de las lenguas como
sistemas estticos, y hoy [1951] existen varias escuelas lin-
gsticas, en primer lugar la de Copenhague, que estudian
principalmente este aspecto del lenguaje, dedicndose a lo que
se llama lingstica estructural y que es un tipo particular
de lingstica descriptiva.
1.2. En una lengua se pueden efectivamente distinguir
estos dos aspectos: el sistema en un momento .dado y el siste-
INTRO. A LA LINGSTICA. - 6
82 Introduccin a la Iing(stica
ma en su desarrollo, aunque, en cierto sentido (si se tiene
en cuenta el carcter parcialmente innovador de todo acto
lingstico), slo existe el aspecto diacrnico, es decir, el con-
tinuo desarrollo, mientras que el otro aspecto, el sincrnico,
para una lengua considerada en su totalidad, constituye ms
bien una abstraccin cientfica necesaria para estudiar el mo-
do como la lengua funciona y los rasgos que, entre dos
momentos de su desarrollo, permanecen constantes. Para mu-
chos fines, incluso prcticos, necesitamos, en efecto, conside-
rar la lengua como algo ms o menos estable, como sistema
esttico caracterizado por una determinada estructura. Al
aspecto sincrnico corresponde la disciplina llamada gram-
tica y que, en el sentido amplio del trmino, es la descrip-
cin del sistema de una lengua; al aspecto diacrnico corres-
ponden la gramtica histrica y la historia de la lengua.
Pero tambin las ciencias histricas necesitan referirse al as-
pecto sincrnico o, mejor dicho, a varios estados de lengua
sucesivos. En efecto, una lengua viva, es decir, efectiva-
mente hablada, se halla en perenne movimiento: en todo mo-
mento se da en ella un nmero indefinido de cambios o,
por lo menos, de innovaciones intlividuales" cambios e inno-
vaciones que es simplemente imposible registrar en su totali-
dad, puesto que queda fuera de toda posibilidad humana com-
probar todos los actos lingsticos que se han producido y
se producen. Por ello, la gramtica histrica es, en realidad,
comparacin entre varios sistemas estticos o estados de
lengua que corresponden a una serie de momentos conven-
cionalmente elegidos como tpicos. As, por ejemplo, en la
gramtica histrica espaola, consideramos como sistemas es-
tticos sucesivos el latn, el llamado latn vulgan>, la fase
prerromance, el castellano antiguo, el castellano comn del
Siglo de Oro, etc., ya que sera imposible estudiar el desarro-
llo de la lengua en su totalidad, sealando todos los actos
Sincrona y diacrona 83
lingsticos innovadores a travs de cuya aceptacin gradual
se ha llegado del sistema latino al sistema del espaol comn
de nuestros das.
1.3.1. Se pueden, sin embargo, registrar en un momento
dado ciertos fenmenos espordicos, pero que se estn difun-
diendo y generalizando y, por consiguiente, van modificando
gradualmente la lengua. Existe en la actualidad una discipli-
na, aunque insuficientemente desarrollada, que tiene princi-
palmente ese objeto: es la llamada gramtica de los errores,
que puede constituir una importante fuente para la gramtica
histrica. Se llama gramtica de los errores porque cada
novedad, cada acto lingstico aberrante que se registre en
una lengua, es lo que se llama un erroD>, desde el punto
de vista del sistema anterior considerado como norma; pero
son esos llamados errores (o muchos de ellos) los que, di-
fundindose, se aceptan como nuevas normas y llegan a cons-
tituir elementos regulares del sistema que ellos mismos han
modificado. La ms conocida de las gramticas de los errores
es La grammaire des Jau les [Pars, 1929] elaborada para el
francs por el estudioso ginebrino H. Fre. Pero se asemejan
a las gramticas de los errores tambin los manuales prcti-
cos, normativos, que existen para muchsimas lenguas y que
sealan las formas consideradas correctas y, al mismo tiem-
po, las que no deberan emplearse (pero que, evidentemen-
te, muchos hablantes emplean).
Hemos dicho que la gramtica de los errores puede cons-
tituir una importante fuente para la gramtica histrica. En
efecto, el registrar actos lingsticos nuevos y todava no ge-
neralizados (<<errneos, desde el punto de vista de la norma
vigente en un momento dado) nos permite comprobar, den-
tro de cierto tiempo, si se han impuesto como nuevas normas
o, mejor, cules de esos actos se han impuesto y cules, en
84 Introduccin a la lingstica
cambio, han sido rechazados por el uso, es decir que nos
permite sorprender en alguna medida el devenir de la lengua.
1.3.2. Para las pocas ms antiguas, tenemos otras fuen-
tes, en cierto sentido, anlogas; por ejemplo, todos los erro-
res de documentos epigrficos o paleogrficos debidos a la
insuficiente cultura de quien los grab o escribi, puesto que
los errores cometidos por falta de conocimiento de la norma
general de un determinado momento pueden revelarnos nue-
vas normas que se van estableciendo o que, eventualmente,
son ya tales para determinadas categoras de hablaJ?tes. La
Appendix Probi (manuscrito que, con toda probabilidad, se
remonta al siglo tercero o cuarto de nuestra era) es una de
estas fuentes para el latn vulgar: la mayora de las formas
que esta Appendix condena como errneas (<<auricula non ori-
cla, oculus non oclus , etc.) son precisamente las que llega-
ron a generalizarse y que explican las actuales formas rom-
nicas.
1.4.1. El estudio del desarrollo de las lenguas nos plan-
tea implcitamente el problema general del cambio lingstico
y de sus causas (o, mejor, razones), problema en la consi-
deracin del cual se han hecho muchos errores, principalmen-
te a consecuencia de un enfoque equivocado y, en el fondo,
de un error bsico en la manera de considerar el lenguaje.
En efecto, lo de buscar las causas de los cambios lingsti-
cos implica muchas veces la consideracin de la lengua como
algo esttico, como algo que no debera cambiar y en que
todo cambio necesitara explicacin causal. Es decir que im-
plica una consideracin fundamentalmente errnea de las len-
guas como organismos autnomos, independientes de los in-
dividuos hablantes, y no como sistemas constituidos sobre
la base de actos lingsticos concretos, actos de naturaleza
Sincrona y diacrona 85
necesariamente compleja y en los que, corno hemos visto, es
hecho normal la no-coincidencia entre expresin y compren-
sin y entre creacin y modelo de la misma. Una considera-
cin adecuada del acto lingstico corno acto de creacin im-
plica en cierto modo la eliminacin del problema general del
cambio lingstico corno de un problema inconsistente, pues-
to que el cambiar pertenece al lenguaje por definicin: es un
hecho axiomtico. Si algo hay que buscar, son ms bien las
razones por las que se produce la no-coincidencia aludida y
que, por cierto, no se reducen a una causa nica y general,
ya que, segn los casos que se consideren, pueden ser muy
diferentes.
1.4.2. . Debernos, con todo, recordar por lo menos algu-
nas de las teoras que han tratado de explicar el cambio lin-
gstico,puesto que tales teoras han ocupado durante mu-
chos decenios a los lingistas y, en parte, los siguen ocupando.
2. Ha habido, ante todo, una serie de teoras que po-
dran llamarse naturalistas, teoras que explicaban el cam-
bio lingstico por el clima o por el ambiente geogrfico e
incluso por hechos relativos a la alimentacin. As, se ha sos-
tenido que la rotacin o mutacin consonntica (Lautver-
schiebung) que caracteriza a los idiomas germnicos (en las
lenguas germnicas las oclusivas sordas indoeuropeas se han
convertido en fricativas; las oclusivas sonoras, en sordas; y
las sonoras aspiradas, en sonoras no aspiradas: cf. lat. genu-
alem. Knie, lat. caput-alem. Haupt, lat. hostis-alem. Gast)
ocurri cuando los pueblos germnicos se trasladaron de la
llanura a regiones montafiosas que habran exigido otro tipo
de articulacin; y alguien ha llegado a afirmar -y no en
broma- que las diferencias entre el alemn y el francs obe-
decen principalmente al hecho de que los alemanes beben cer-
veza y los franceses vino.
86 Introduccin a la Iing{stica
3.1.1. Otra teora es la del substrato tnico, que en su
formulacin original, biologista, se debe al lingista italia-
no G. 1. Ascoli y que fue admitida y discutida con seriedad
gracias sobre todo al gran prestigio de este estudioso. Tal
teora afirma que el cambio lingstico obedece, en ltima
instancia, al cambio d raza y a la persistencia de la raza
vencida como substrato de la vencedora y, con ello, de los
hbitos (articulatorios y otros) caractersticos del idioma ven-
cido, como substrato del idioma vencedor. As, por ejemplo,
en el caso del latn, que se sobrepuso a otras lenguas en Ita-
lia, Iberia, Galia y Dacia, habra quedado, en la conforma-
cin fsica de los pueblos racial mente distintos que en esas
regiones aprendieron el latn, cierta herencia que se habra
manifestado ms tarde en los respectivos idiomas romnicos;
en particular, la u francesa (pronunciada ) se debera a una
herencia atvica del cltico, que habra vuelto a aparecer en
francs despus de siglos. As, pues, la teora original del subs-
trato implica admitir en las lenguas leyes anlogas a las leyes
del atavismo de Mendel, segn las cuales determinado carc-
ter somtico de una generacin vuelve a manifestarse en ge-
neraciones posteriores; o sea que constituye una explicacin
biolgica, absolutamente inconciliable con la concepcin del
lenguaje como fenmeno social y cultural.
3.1.2. Hoy la teora de Ascoli, por lo menos en su for-
ma originaria, est totalmente abandonada (excepto .por al-
gunos lingistas racistas), ya que el estudio de las lenguas
nos ha mostrado que en ellas no puede haber ningn atavis-
mo, ninguna herencia biolgica. En efecto, individuos de ra-
zas distintas pueden hablar la misma lengua; y los nifios apren-
den perfectamente el idioma del ambiente en que nacen y
viven, aunque ste sea racialmente distinto del de sus
padres.
Sincrona y diacrona 87
3.1.3. Con todo, la teora del substrato puede admitirse
en parte o, por lo menos, puede admitirse el n o m b r e
de 'teora del substrato', pero sustituyendo en la doctrina mis-
ma la herencia racial por una nocin totalmente diferente:
la de la mezcla de idiomas y de la persistencia parcial del
idioma vencido en la nueva forma que, en la misma regin,
adquiere el idioma vencedor. A este respecto hay que consi-
derar dos tesis diferentes: la de la base de articulacin y la
del bilingismo inicial. Segn la primera, un individuo perte-
neciente a un determinado grupo tnico tendra por ello mis-
mo una determinada conformacin congnita de los rganos
de fonacin, una particular base de articulacin, que no le
permitira articular correctamente ciertos sonidos caractersti-
cos de otros grupos tnicos; por ejemplo, a un ingls le sera
fisiolgicamente imposible pronunciar ciertos sonidos france-
ses. Por consiguiente, en el caso de todo un grupo tnico
que adopte el idioma de otro grupo, el idioma aprendido pre-
sentara un sistema fonolgico distinto del original a causa
de la base de articulacin de quienes lo aprendieron. Es sta,
en esencia, la teora que sostuvo -aunque no en trminos
tan crudos- el padre J. van Ginneken en el Congreso de
Lingstica de Roma [lII: 1933], [actas: Florencia] en 1935.
y es una teora que puede tener a veces cierta apariencia de
verdad, pero que es fundamentalmente inaceptable, porque
-como result tambin de la discusin por- ella provocada
en ese Congreso- se basa en una interpretacin equivocada
de los hechos que aduce como pruebas. En efecto, la base
de articulacin no existe como realidad anatmico-fisiolgica
sino que es sustancialmente un hbito. Lo que ocurre, en rea-
lidad, no es que los individuos pertenecientes a grupos tni-
cos diversos tengan rganos de fonacin anatmicamente dis-
tintos, sino que, simplemente, estn acostumbrados a cierta
pronunciacin, a cierto sistema fonolgico, y, por consiguiente,
88
Introduccin a la lingstica
encuentran dificultades al adoptar fonemas distintos de los
que conocen y pronuncian habitualmente. Hay que sustituir,
por consiguiente, el concepto de base de articulacin por el
de hbito de articulacin. Es decir que no existe la imposibili-
dad de pronunciar ciertos sonidos, sino slo cierta inercia.al
adaptar los rganos de fonacin a sistemas fonolgicos que
no nos son habituales. Y ms acertado todava sera, quizs,
no hablar siquiera de hbitos de articulacin, sino de lo
que Trubetzkoy llama conciencia fonolgica o criba fono-
lgica; es decir, de aquella costumbre mental por la que un
individuo que habla comnmente una lengua caracterizada
por un determinado sistema fonolgico no advierte en todo
caso las distinciones faJ.olgicas propias de otros sistemas y,
por tanto, asimila ciertos fonemas distintos del sistema ajeno
a los que le resultan ms semejantes y, a veces, le parecen
idnticos en el propio (como en el caso de los fonemas fran-
ceses e y , interpretados por los espaoles como un nico
fonema e, o en el del ingls s [sh], interpretado en espaol
como e [eh)).
3.2. Con esta correccin, la teora discutida, que se re-
fiere slo al aspecto fnico del lenguaje, puede entrar a for-
mar parte de la teora del bilingismo inicial, puesto que
se refiere a individuos que aprenden un idioma distinto del
suyo y pueden incluso llegar a abandonar su idioma primitivo,
lo cual, sin embargo, slo ocurre despus de cierto tiempo,
durante el cual los dos idiomas se emplean conjuntamente.
En efecto, as como admitimos la existencia de una concien-
cia fonolgica, podemos admitir tambin una conciencia sin-
tctica y una conciencia semntica, por las que un individuo,
al aprender un idioma distinto del suyo, le aplicara construc-
ciones que le son familiares en este ltimo y, por otro lado,
interpretara por lo menos una parte de los signos nuevos que
Sincrona y diacrona 89
aprende en relacin con los signos a que est acostumbrago,
Nos referimos, con esto, al bilingismo en el sentido corrien-
te del trmino, es decir, a individuos que hablan efectivamen-
te dos lenguas diversas, por lo menos durante cierto tiempo,
y, en el empleo de una de ellas, se dejan influir por la otra.
Pero, desde el punto de vista terico, se puede considerar
como caso lmite de bilingismo aun el empleo ocasional de
un nico signo que pertenezca a otro sistema lingstico. Ahora
bien, en este mismo acto lingstico, o en actos lingsticos
sucesivos que tengan a ste como modelo, pueden ocurrir,
por un lado, el fenmeno de la adaptacin fonolgica (por
ejemplo, en espafiol, c1u por el ingls club, porque en espafiol
el fonema b no se presenta en posicin final) y, por otro,
el fenmeno llamado etimologa popular, es decir, la inter-
pretacin del nuevo signo, desconocido, en relacin con sig-
nos conocidos, pertenecientes al idioma propio del hablante,
o sea, una interpretacin equivocada del significado etimo-
lgico que el signo en cuestin tiene en el idioma original
por sus relaciones semnticas con otros signos del mismo.
As, por ejemplo, el ingl. country-dance, que significa sim-
plemente 'danza rstica, danza de la campafia', ha pasado
al francs como contredance (de donde el esp. contradanza):
es decir que coun/ry se ha interpretado como con/re, por asi-
milacin a un modelo francs. As, tambin, el francs ant.
cordouanier (de Cordoue, Crdoba), que originariamente
significaba artesano que trabaja cueros de Crdoba, se ha
convertido en francs moderno en cordonnier y significa ac-
tualmente zapatero, en general, porque se ha puesto en re-
lacin con el francs cordon. Un ejemplo todava ms clebre
es el de la pipa de Kummer. Un alsaciano llamado Kummer
haba fabricado una pipa de un material muy liviano, el mis-
mo que hoy da se llama espuma de mar (y que con el mar
no tiene nada que ver); pero la expresin pipe de Kummer,
90 Introduccin a la lingstica
por ser este nombre inslito en francs, se interpret como
pipe d'cume de mero De aqu el nombre cume de mer, que
designa actualmente ese material y que, del francs, ha pasa-
do tambin al espafiol, al italiano (spuma di mare), al alemn
(Meerschaum), etc. Desde un punto de vista terico, lo que
ocurre en el paso de un idioma a otro no es diferente de
lo que puede ocurrir dentro de un mismo idioma, al pasar
palabras o expresiones del lenguaje de una comunidad al len-
guaje de otra, social, cultural o dialectalmente diversa. Es
decir que tambin dentro de un mismo idioma un signo des-
conocido puede ser interpretado equivocadamente en cuanto
a su forma (por ejemplo, renumeracin por remuneracin),
o tambin desde el punto de vista semntico, como en el caso
del cambio de significado que la palabra emrito ha sufrido
en el habla popular. En latn, emeritus designaba al soldado
que no perteneca ya al ejrcito en servicio activo, pero que
mantena su grado y su sueldo; es decir, que era una especie
de jubilado. En espafiol, la palabra emrito se emplea, so-
bre todo en el lenguaje acadmico, para designar a un profe-
sor que no dicta ya clases, pero que sigue perteneciendo al
cuerpo docente, especialmente Pero, fuera de
este lenguaje especial, el trmino se ha puesto en relacin con
la palabra mrito, por lo cual ha llegado a significar insig-
ne, meritorio. Ahora bien, los fenmenos de este tipo son,
naturalmente, mucho ms numerosos cuando se pasa de un
idioma a otro, paso que implica, por consiguiente, una gran
cantidad de cambios fonticos y semnticos. Y tales cambios
no ocurren slo por las relaciones entre un substrato (lengua
primitiva) y una lengua pueva que una comunidad aprende,
con sucesivo abandono de su lengua anterior, sino tambin
por las relaciones entre una determinada lengua y un super s-
trato (lengua que se sobrepone a otra, pero sin llegar a elimi-
mirla) y entre una lengua y un adstrato (es decir, una lengua
Sincrona y diacrona 91
contigua), y son particularmente numeros<;>s cuando entre una
lengua y su substrato, superstrato o adstrato hay relaciones
de parentesco que favorecen el bilingismo: pasan de una len-
gua a otra y se adaptan, sobre todo elementos de vocabula-
rio, pero tambin giros sintcticos, fonemas y sonidos y has-
ta elementos morfolgicos. En el caso del substrato, se trata
propiamente de fenmenos de conservacin (es decir, de ele-
mentos de la lengua anterior que se conservan en la nueva;
cf. los elementos clticos que se han mantenido en francs,
sobre todo en el ambiente rstico, ms conservador), pero
desde el punto de vista del idioma que se le sobrepone, son,
por supuesto, innovaciones; en el caso del superstrato y del
adstrato, se trata de innovaciones propiamente dichas. Con-
cluimos, por tanto, que la teora del substrato es perfecta-
mente vlida si no se entiende como exclusiva y si se la consi-
dera en relacin con la realidad efectiva del lenguaje y fuera
de todo planteamiento biolgico-racial.
3.3.1. Una correccin un poco distinta de la misma teo-
ra del substrato es la teora de las tendencias de las lenguas,
sostenida principalmente por Antoine Meillet. Afirma Meillet
que en las lenguas pertenecientes a la misma familia se dan
a menudo tendencias idnticas, producidas o no por un subs-
trato, y que pueden llevar a cambios lingsticos idnticos
o semejantes, incluso cuando entre las lenguas mismas ya no
haya relacin directa o contigidad territorial. As, por ejem-
plo, en el latn vulgar exista ya la tendencia a convertir
en analticas las formas sintticas del latn clsico (por ejem-
plo, los casos gramaticales o la voz pasiva en los tiempos
derivados del tema del presente); y esta tendencia se habra
manifestado en los idiomas romnicos, continuando sus efec-
tos tambin despus de la disolucin de la unidad prerroman-
ce. As se explicara, entre otros fenmenos, la casi total pr-
92 Introduccin a la lingstica
dida de la declinacin latina, ocurrida en los idiomas romni-
cos en pocas distintas. Que algo cierto hay en esta teora
puede sin duda admitirse; puesto que, en efecto, se ha com-
probado que fenmenos idnticos pueden ocurrir en pocas
y lugares diferentes, sin que haya entre ellos ninguna relacin
directa; sin embargo, parece ms bien discutible que toda una
serie de fenmenos idnticos puedan producirse, en virtud de
una pretendida tendencia, en varias lenguas y de manera
independiente en cada una de ellas. Es oportuno recordar a
este propsito que la moderna geografa lingstica ha
confirmado con toda evidencia la teora de las ondas (We-
llentheorie), hiptesis propuesta ya en la segunda mitad del
siglo pasado por Johannes Schmidt (Die Verwandtschaftsver-
hiiltnisse der indogermanischen Sprachen, [Weimar] 1872), se-
gn la cual las innovaciones lingsticas (en su origen, crea-
ciones individuales) se difunden desde un punto de un territo-
rio, por imitacin, es decir, mediante su aceptacin por un
nmero cada vez mayor de individuos, hasta cubrir zonas ms
o menos extensas, segn las resistencias o corrientes contra-
rias que encuentren.
3.3.2. Otra teora de Meillet es la que podra llamarse
teorla de las generaciones y que sostiene que el cambio lin-
gstico se debe, justamente, a la diferenciacin lingstica
que se establece entre las generaciones, o sea, al hecho de
que los hijos no reproducen nunca con exactitud el idioma
de sus padres. Tal teora resulta perfectamente aceptable mien-
tras se sostenga simplemente que el hijo no reproduce con
exactitud el idioma del padre, lo cual, en esencia, quiere decir
que nadie reproduce de manera idntica en sus actos lingsti-
cos los modelos sobre los cuales crea su expresin. Pero es
un abstraccin violenta e innecesaria la de introducir el con-
cepto de generacim>, puesto que la generacin es algo pu-
Sincrona y diacrona 93
ramente convencional y no tiene ninguna existencia concreta
(las edades de las personas en una comunidad representan
un continuum). Adems, para sustentar esta teora, Meillet
se apoya en un supuesto que no puede admitirse: afirma, en
efecto, que, por razones desconocidas, acaso fisiolgicas,
ciertos fenmenos ocurriran simultneamente en el hablar de
toda una generacin. As, por ejemplo, por razones que sera
imposible establecer, todos los nifios de Pars habran empe-
zado en un determinado momento a pronunciar la I mouille
como y, mientras sus padres seguan pronuncindola [' (es
decir, como la 11 del espafiol ejemplar de Castilla). Formula-
da de este modo, la teora no puede aceptarse, ya que, en
el fondo, se reduce al mismo fisiologismo y biologismo que
ya hemos rechazado como carente de fundamento. Es eviden-
te que, normalmente, advertimos la existencia de una innova-
cin cuando ya ha alcanzado cierta difusin, como tambin
es evidente que las innovaciones se aceptan particularmente
entre los jvenes y los nifios, tanto por las tendencias innova-
doras de la juventud como porque, en los nifios, los hbitos
lingsticos no estn todava afianzados por un empleo cons-
tante de las formas correspondientes. Pero las innovaciones
no ocurren y no pueden ocurrir simultneamente en toda una
generacin. Los estudios que se han emprendido al respec-
to, en particular en Dinamarca, han demostrado que, desde
este punto de vista, los nifios no son hablantes diferentes de
los adultos. Entre los nifios se establecen, incluso en las acti-
vidades puramente infantiles, como los juegos, jerarquas an-
logas a las que se establecen entre los adultos; es decir que
ciertos nifios, por cualidades individuales o por razones so-
ciales, alcanzan ms prestigio y los dems nifios los imitan,
tambin desde el punto de vista lingstico, aceptando sus
modos de hablar. Si es que en un momento dado se registra
especialmente entre los nifios una nueva pronunciacin, de
94 Introduccin a la lingstica
ninguna manera cabe afirmar que haya sido adoptada simul-
tneamente por todos ellos; hay que suponer ms bien que,
como en cualquier otro caso, la nueva pronunciacin fue adop-
tada al principio por un solo individuo, por un nifio al que
imitaron otros nifios de su ambiente.
4.0. Otras explicaciones del cambio lingstico y que, en
parte, se refieren ante todo al aspecto fnico del lenguaje
son las del mnimo esfuerzo, de la analoga y de la economa
de expresin.
4.1. Segn laJeora del mnimo esfuerzo, ciertos sonidos
o ciertos grupos fnicos de pronunciacin difcil, particu-
larmente nexos consonnticos, se transformaran y se simpli-
ficaran reducindose a grupos de pronunciacin ms fcil
o a sonidos nicos. A este propsito se aducen ejemplos del
tipo de lato pt > esp. t (como en septem > siete): evidente-
mente, un grupo consonntico como pt puede considerarse
de pronunciacin difcil o, por lo menos, ms difcil que
la de la consonante simple t. Pero es tarea muy ardua la
de establecer en todos los casos qu sonidos o qu grupos
fnicos son efectivamente difciles de pronunciar. Adems,
l concepto de pronunciacin difcil se revela como relati-
vo si se consideran ms lenguas: un fonema como g (la g
del it. gemma) es difcil para los espafioles, mientras ql,le no
lo es para los italianos; y, viceversa, el sonido X (esp. J) les
resulta muy difcil a los italianos, que no lo tienen en su pro-
pio sistema fonolgico. Se ha observado que, de una manera
general, las consonantes sordas intervoclicas tienden a trans-
formarse en sonoras y despus en fricativas, porque las sono-
ras son de pronunciacin ms fcil que las sordas (requie-
ren menos esfuerzo muscular). As, por ejemplo, la palabra
indoeuropea que en latn es mater ha cambiado en muchos
Sincrona y diacrona 95
idiomas su t en d, transformndose luego esta d en una frica-
tiva, que a veces ha llegado a desaparecer completamente
(it. m a d r e ~ esp. madre, ingl. mother, armo mayr, sueco mor,
fr. mere); pero en muchos idiomas (eslavo, lituano, albans)
este cambio no ha ocurrido y se ha mantenido hasta hoy la
consonante sorda original (cf. ruso mat', servio-cr. mati, lit.
mote, albo motre). Anlogamente, las sordas intervoclicas
latinas se han hecho sonoras en espaol, pero este cambio
no ha ocurrido sino parcialmente en toscano (cf. it. lago, ago,
como en esp. lago, aguja; pero it. fuoco, giuoco, frente a
esp. fuego, juego) y no ha ocurrido en ningn caso en ruma-
no, que sigue manteniendo las sordas originales (Iac, oc, foc,
joc). Y ni siquiera con respecto a una misma lengua se puede
sostener de manera general que la evolucin normal vaya
necesariamente de lo difcil a lo ms fcil: el francs, con
sus diecisis vocales, resulta indudablemente de pronuncia-
cin ms difcil que el latn popular del siglo III d. de C.,
que slo tena siete; y una palabra como fr. chemise es ms
difcil de pronunciar que lat. camisia. Del mismo modo, el
polaco actual presenta un sistema fonolgico mucho ms com-
plejo que el que se atribuye al eslavo comn.
4.2. La teora de la analoga explica los cambios lin-
gsticos o, por lo menos, una gran parte de ellos, por una
tendencia a la regularidad que se observa en todos los idio-
mas, o sea, por la tendencia a asimilar las formas aberrantes
(<<irregulares) a formas regulares, a modelos ms comu-
nes (por ejemplo, and, en lugar de anduve., segn el modelo
de habl, cort, etc.; cabo, en lugar de quepo; haiga, en lugar
de haya, segn el modelo de traiga, caiga, oiga). Consideran-
do el fenmeno desde el punto de vista del acto lingstico,
diramos que el individuo que crea su expresin se equivoca
en la eleccin de su modelo, produciendo una forma nueva
96 Introduccin a la lingstica
segn un modelo que no es el comnmente empleado en su
comunidad lingstica y dejndpse influir' por formas grama-
ticales ms comunes o, muchas veces, por formas que, de
alguna manera, pertenecen a la misma categora o constitu-
yen pareja con la de su acto lingstico, como voces sinni-
mas, antnimas, etc, As, lato crassus se hizo grassus, segn
el modelo de grossus: cf. esp. graso, grueso, fr. gras, gros,
it. grasso, grosso; lato gravis se transform en grevis, de acuer-
do con el modelo de su contrario, levis; cf. tambin buensi-
mo, nuevsimo, en lugar de bonsimo, novsimo, segn las
formas del grado positivo, bueno, nuevo; o, en el espafiol
del Ro de la Plata, estea, segn el modelo de sea. La analo-
ga, como vemos, es un fenmeno general en los idiomas y
explica, en muchos casos, si no la razn, por lo menos el
mecanismo del cambio lingstico. Pero de ninguna manera
se la puede considerar como ley n e c e s a r i a de la expre-
sin: el cambio analgico no debe ocurrir, sino que puede
ocurrir (o no), puesto que el individuo es duefio y creador
de su expresin; y los lingistas no pueden preverlo sino slo
registrarlo, en los casos en que ha <?currido (as, por ejemplo,
no resulta que alguien diga sobo, de saber, como algunos di-
cen cabo, de caber). An menos cabe afirmar en forma abso-
luta, y para todos los casos, la tendencia a la regularizacin
gramatical, puesto que hay muchos ejemplos de lo contrario:
as, audire era un verbo enteramente regular en latn, pero
no lo es en espafiol actual (or procede de audire, pero pre-
senta en su flexin formas irregulares como oigo y oiga);
y un idioma como el polaco ha complicado notablemente la
flexin nominal del eslavo comn, en lugar de simplificarla.
Es decir que en los idiomas existe una tendencia general
regularizadora, pero existe tambin la tendencia contraria
(o la tendencia a constituir nuevas regularidades, parcia-
Sincrona y diacrona 97
les): en la historia asistimos a un continuo hacerse,deshacer-
se y rehacerse de los sistemas.
4.3. Finalmente, la teora de la economa de expresin
afirma que en los idiomas se observa generalmente la tenden-
cia a expresar slo lo necesario, lo indispensable para la in-
tercomprensin. Es decir, que, por ejemplo, si en una expre-
sin existe ya un signo de plural, ste puede considerarse su-
ficiente y los otros signos eventuales de la misma funcin
se suprimen como no necesarios. As, en francs, el plural
ya no se expresa comnmente en los nombres (maison y mai-
sons se pronuncian del mismo modo), puesto que se expresa
en forma suficiente, por ejemplo, por el artculo (la maison,
les maisons). Se pueden tambin recordar los casos en que
una parte de un signo sustituye al signo entero, porque el
significado resulta perfectamente claro, gracias a la situacin
o en virtud de una convencin tcita, en la comunidad en
que se produce; tal es, por ejemplo, en el argot estudiantil,
el caso de profe, dire, en lugar de profesor, director. Otros
ejemplos, de ndole ms general, son aquellos en que, por
una especie de ruina gradual de las slabas tonas, se conser-
va, de una palabra, slo la parte acentuada, ya que sta basta
para nombrar el correspondiente concepto, como ha ocurrido
generalmente en francs y en ingls: de manduco, jicatum,
credere, tenemos en francs mange, foie, croire; as, tambin,
mientras que en una lengua germnica antigua como el gtico
encontramos la forma compleja habaidedum, en ingls actual
tenemos had, con la misma funcin. Esta teora, sostenida
principalmente por Jespersen, tiene .evidentemente sus buenos
fundamentos y puede admitirse en muchos casos, pero slo
si consideramos las unidades fnicas o semnticas aisladas
y no dentro de todo el sistema. Considerando, en cambio,
los sistemas en su conjunt9, tenemos que admitir que, con
'''TRO. A lA LINGSTICA. - 7
98 Introduccin a la lingstica
frecuencia, lo que se simplifica por un lado se complica por
otro; se reducen o se eliminan ciertos morfemas, pero, al mismo
tiempo, se crean necesariamente otros. As, por ejemplo, el
francs ha simplificado las desinencias latinas del verbo, y
tiene; en el presente indicativo de la primera conjugacin,
formas fnicamente idnticas en la 1, 11, III Y VI persona:
pense-penses-pense y pensent (la -s de la segunda persona
y el grupo -nt de la tercera plural son puramente grficos,
pues ya no se pronuncian); pero, por otro lado, en francs
es necesario indicar la persona mediante el pronombre Ue pense,
tu penses, iI pense), lo cual no ocurra en latn, donde basta-
ban para ello las desinencias personales (e/amo, e/amas, cla-
mat, c1amant): es decir que, precisamente, lo que se ha sim-
plificado por el lado de las desinencias se ha complicado por
el lado de los pronombres antepuestos. As, tambin, es ver-
dad que el espafiol ya no tiene las desinencias de la declina-
cin latina, pero tiene, en cambio, preposiciones, que desem-
pean una funcin anloga (patris, patri - esp. del padre,
al padre). Hay, adems, en las lenguas, morfemas funcio-
nales (instrumentos) que no son evidentes,
como, por ejemplo, el orden de las palabras. Considrese,
a este respecto, la oracin francesa Pierre voit Paul. En lugar
de esto, no se podra decir en francs Paul voit Pierre, pues
en tal caso el sujeto y el objeto ya no seran los mismos.
En latn, en cambio, era indiferente la colocacin de las pala-
bras (es decir que el orden de las palabras no constitua mor-
fema), porque la funcin sintctica se expresaba por medio
de las desinencias: se poda decir, indiferentemente, Petrus
videt Pau/um, o Paulum videt Petrus, o Pau/um Petrus videt,
o Petrus Paulum videt, o videt Petrus Pau/um, o videt Pau-
IUn? Petrus, entendindose en todo caso Petrus como sujeto
y Pau/um como complemento objeto, por sus desinencias -us
y -um. As, pues, aun admitiendo el fenmeno de la econo-
Sincrona y diacrona 99
ma de expresin, hay que advertir que a menudo se trata
slo de una economa aparente.
5.1. Considerando, ahora, en su conjunto las varias teo-
ras que hemos expuesto, tenemos que observar que las mis-
mas, ms bien que identificar las r a z o n e s del cambio
lingstico, comprueban su mecanismo y sus condiciones;
es decir que sealan cmo y cundo se produce o puede pro-
ducirse. Pero la razn ntima del cambio, de la innovacin
en la lengua, es en todo caso la que hemos indicado al hablar
del acto lingstico, o sea, la no-coincidencia entre el acto
lingstico y su modelo. Vale decir que la innovacin, ei cam-
bio en su momento inicial y originario, es siempre un acto
de creacin individual. Esta creacin puede deberse a hbitos
articulatorios, a errores en la eleccin del modelo, a moti-
vos estilsticos (exigencias de mayor expresividad), a razones
cu,lturales (por ejemplo, objetos o conceptos nuevos para los
que es necesario crear nuevos nombres), e incluso a razones
simplemente fsicas (por ejemplo, a defectos de pronuncia-
cin), etc. La creacin lingstica puede manifestarse en el
plano material del lenguaje (cambio fnico), en el plano del
contenido significativo (cambio semntico) o en ambos pla-
nos a la vez. Y puede ser creacin en el sentido estricto del
trmino, es decir, invencin de un nuevo signo, como tam-
bin un acto de eleccin del modelo, como en los casos en
que, hablando dentro de una determinada comunidad y en
el marco de una determinada convencin lingstica, el indi-
viduo hablante, por cualquiera de las razones antedichas, em-
plea como modelo para un signo actual un signo anterior
que pertenece a otra convencin o a otra comunidad cultural,
o social, o regional, o aun a otra comunidad lingstica en
sentido amplio, es decir, a un idioma extranjero. Hay, por
tanto, dentro del mismo sistema lingstico, un continuo pa-
100
Introduccin a la lingstica
so de signos de una comunidad a otra, de un estrato social
a otro estrato social, de una regin, a otra y de una conven-
cin a otra (es decir, de la lengua comn a los dialectos y
viceversa, de un dialecto a otro, lenguajes especiales o tc-
nicos a la lengua comn y viceversa, del lenguaje familiar
a la lengua literaria y viceversa, del lenguaje emotivo o afec-
tivo al lenguaje enunciativo y viceversa, etc.), como tambin
hay intercambio entre sistemas lingsticos autnomos, es de-
cir, entre idiomas diversos. En cada caso, el signo, en la co-
munidad en que empieza a emplearse y se difunde, se presen-
ta como innovacin y cambiQ).
5.2. Por consiguiente, los cambios lingsticos no son nun-
ca generales y simultneos, sino que proceden siempre de un
acto individual, de una innovacin que se difunde por imita-
cin. El cambio ocurre, en su origen, en un, acto lingstico,
en una palabra, y se difunde luego a otros actos lingsticos
y se aplica tambin a otras palabras. Bajo este aspecto, el
cambio fnico (o fontico) no se distingue en absoluto del
cambio semntico, ya que ambos tipos ocurren
mente en una sola palabra. Y despus de este punto inicial,
los dos tipos de cambio se difunden del mismo modo, es de-
cir, por imitacin: el cambio semntico, mediante la acepta-
cin del nuevo significado por otros individuos; y el cambio
fontico, por aceptacin del nuevo sonido en la misma pala-
bra y de su extensin a otras palabras en que el mismo fone-
ma se presenta en el mismo entorno fnico, reproducindose
por lo comn en todos los casos anlogos, o en la gran ma-
yora de ellos, lo cual justifica el principio metodolgico de
la correspondencia regular entre dos fases sucesivas del mis-
mo sistema, o sea, de lo que se llama ley fontica.
VIII
LAS CIENCIAS LINGfSTICAS
Sus fundamentos y sus objetos especficos.
1.1 Hemos visto que el lenguaje es un fenmeno com-
plejo, que implica varios aspectos simultneos, pero que se
dan en planos distintos y pueden, por tanto, encararse desde
distintos puntos de vista. Se distinguen, ante todo, los hechos
constitutivos del lenguaje, es decir, los actos lingsticos y
los sistemas que ellos integran (lenguas). Las lenguas, a su
vez, presentan diferenciaciones internas desde el punto de vis-
ta geogrfico-espacial (dialectos), desde el punto de vista so-
cial (sistemas de isoglosas correspondientes a la estratifica-
cin socio-cultural, as corno a los grupos profesionales, etc.)
y desde el punto de vista estilstico, es decir, de la conven-
cin, puramente enunciativa o puramente emotiva, en que
los signos se producen.
1.2. Cada hecho de lenguaje, cada acto lingstico, es
adems, y al mismo tiempo, un fenmeno fsico y fisiolgi-
co, por su aspecto fnico (sonidos articulados), un fenmeno
psquico (por el proceso psquico que la produccin, percep-
cin y utilizacin de los signos implican) y un fenmeno inte-
102 Introduccin a la lingstica
lectual o racional (por la significacin de los signos: por ser
stos smbolos que implican una operacin lgica, racional,
concerniente al conocimiento). Los signos mismos -si apli-
camos la tricotoma ya sefialada de Bhler- pueden ser sn-
tomas, en cuanto se refieren al hablante y tienen una fun-
cin de manifestacin o expresin; sefiales, en cuanto se
refieren al oyente y tienen una funcin de apelacin; y sm-
bolos, en cuanto se refieren a significaciones (conceptos) y
tienen una funcin de representacin. Con respecto a esto
ltimo, Bhler no habla de conceptos sino de objetos. Pero
entre los signos (materiales) y los objetos no hay ninguna re-
lacin directa: los signos se refieren a los objetos a travs
de la significacin, de lo que Gardiner llama meaning, y Og-
den y Richards ( The Meaning o/ Meaning, Londres, 1923;
tr. esp., Buenos Aires, 1954]. re/erence, distinguindola, res-
pectivamente, del thing meant y del re/erent. Hace la misma
distip.cin Husserl, en sus Logische Untersuchungen (1-11: Halle,
1900-1901: tr. esp., Madrid, 1929], al decir que der Aus-
druck bezeichnet den Gegenstand miltels seiner Bedeuntung,
es decir, que la expresin designa el objeto mediante su signi-
ficado (y la hacan ya los escolsticos, al decir que voces
significant res mediantibus conceptis). El propio Bhler dis-
tingue, por otra parte, en el lenguaje, un campo mostrativo,
en el que los signos tienen slo valor dectico, es decir que
indican de manera inmediata y directa los objetos a que
se refieren (es el caso de los signos pronominales, como
ste, aqul, aqu, entonces, yo, tu'), y un campo simblico,
en el que los signos tienen valor significativo, no indicando
directamente los objetos sino mentndolos, a travs de un
contenido mental genrico.
1.3. El establecer tales distinciones es tarea, por un la-
do, de la filosofa del lenguaje y, por otro, de la teora del
Las ciencias lingsticas 103
lenguaje y de la lingstica terica o general. Pero los lmites
entre filosofa del lenguaje y teora del lenguaje, por un lado,
y teora del lenguaje y lingstica terica o lingstica general,
por otro, no los tenernos bien definidos, tratndose de pun-
tos de vista con respecto a lo mismo y de disciplinas que
interfieren una con otra o, para algunos, en ltima instancia,
de una cuestin de terminologa convencional.
1.4. Reservando el nombre de lingstica general (o sim-
plemente lingstica) para la disciplina que parte de los he-
chos lingsticos concretos para elevarse a sus caractersticas
generales y que, por tanto, abarca todas las investigaciones
particulares concernientes a esos hechos, cabe distinguir en
ella varias ramas, varias ciencias o disciplinas lingsticas par-
ticulares, correspondientes a los varios aspectos del lenguaje
que hemos deslindado.
2.1. Hemos dicho que en el lenguaje se presenta ante
todo un aspecto fsico-fisiolgico: el aspecto fnico. Consti-
tuye, ste, el objeto especfico de la ciencia llamada fontica
(general): phon quiere decir en griego voz, y lo que la.
fontica estudia es, precisamente, el aspecto de voz del len-
guaje, es decir, sus sonidos. En la actualidad, la mayora d
los lingistas distingue dos ciencias del aspecto fnico, basn-
dose en la distincin hecha por Saussure entre langue y paro-
le. Se distingue, por un lado, una ciencia de los sonidos de
la paro le (habla), que se ocupa del aspecto acstico y fisio-
lgico de los sonidos: es sta la ciencia a la que se da propia-
mente el nombre de fontica, y que se entiende corno estudio
de los sonidos reales y concretos de los actos lingsticos. Una
rama particular de esta disciplina es la fontica llamada expe-
rimental o, mejor, instrumental. Y, por otro lado, se distin-
gue una ciencia de los sonidos en la Iangue (lengua), la
104 Introduccin a la lingstica
fonologa, que estudia los sonidos como unidades funciona-
les, o sea, como elementos que desempean una determinada
funcin lingstica (de constitucin y distincin de los signos)
y no como fenmenos simplemente materiales. La unidad b-
sica de la fonologa no es ya el sonido, sino aquello que,
en dos o ms sonidos equivalentes de dos o ms actos lingS-
ticos equivalentes, puede considerarse funcionalmente idntico:
lo que se llama fonema. Cada una de esas dos ciencias puede
enfocarse desde el punto de vista esttico y desde el punto
de vista dinmico: es decir que existe una fontica esttica
o sincrnica y una fontica dinmica o diacrnica; y. lo mis-
mo vale para la fonologa.
2.2. El aspecto psquico de la actividad lingstica lo es-
tudia la psicologa del lenguaje, ciencia, como se ha dicho,
cultivada sobre todo por psiclogos, pero que influye tam-
bin, sobre todo desde el punto de vista terico, en las inves-
tigaciones de muchos lingistas (cf. V, 1.2).
. 2.3. Pero el aspecto del lenguaje que para nosotros cons-
tituye el fundamental y determinante es el intelectual: la sig-
nificacin. El lenguaje es sistema de signos que nombran sim-
blicamente lo pensado (significados), o sea que los signos
materiales son instrumentos para expresar y comunicar algo
con lo cual no se identifican y de lo cual representan slo
la manifestacin exterior, de expresin fsica. La relacin en-
tre signo lingstico material (<<significante) y significado cons-
tituye el objeto especfico de la semntica (del gr. sema, sig-
no), o ciencia de los significados. Aqu, tambin, distinguiendo
entre aspecto esttico y aspecto dinmico, algunos lingistas
proponen una distincin entre una ciencia sincrnica, la
semasiologa, y una ciencia diacrnica, o semntica propia-
mente dicha; pero esta distincin no se hace comnmente.
Las ciencias lingsticas
105
Hay, por otra parte, investigadores que atribuyen como obje-
to a la semntica el estudio general de todo el aspecto intelec-
tual del lenguaje (que para la mayora de los lingistas perte-
nece tambin a la gramtica). Adoptan esta postura sobre
todo los lgicos, que en los ltimos tiempos (Escuela de Vie-
na y Escuela Polaca) se han ocupado mucho en el estudio
de la semntica, aunque desde otro punto de vista que el
de la lingstica y con otras finalidades. Para la mayor parte
de los lingistas, en cambio, la semntica es, en primer lugar,
ciencia del significado de las p a l a b r a s, es decir que
es una parte de la lexicografa o, mejor, lexicologa (dado
que el trmino lexicografa designa especialmente la lexicolo-
ga aplicada, o sea, el arte de hacer diccionarios). Otra rama
de la lexicologa es la etimologa, disciplina que estudia la
historia de las palabras, es decir, las modificaciones de forma
y significado que las palabras experimentan a travs del tiem-
po. La etimologa se relaciona, por consiguiente, por una parte,
con la fontica histrica, aplicando los datos de sta a cada
palabra en particular, y, por otra, con la semntica histrica,
con la cual, sin embargo, no coincide, puesto que no estudia
las direcciones o los tipos generales de los cambios de signifi-
cado, sino las modificaciones concretas del significado de ta-
les y cuales palabras determinadas.
3.1. Hemos visto que el lenguaje se realiza histricamen-
te en sistemas de isoglosas que se llaman lenguas. Cada
lengua puede ser estudiada por una lingstica particular (lin-
gstica espaola, lingstica francesa, etc.), pero ms comn-
mente el estudio de las tradiciones lingsticas consideradas
como sistemas se llama gramtica.
De la gramtica sin adjetivos debe distinguirse la gramti-
ca general, rama de la lingstica terica, o de la teora
del lenguaje, que estudia los fundamentos de los conceptos
106 Introduccin a la lingstica
gramaticales o trata de encontrar en los varios sistemas lin-
gsticos ciertos aspectos comunes a todos ellos, ciertas mani-
festaciones anlogas que indicaran que en cada lengua hist-
ricamente existente se refleja una gramtica de la lengua en
generah>, comn a toda la humanidad (cf. V, 1.1.1). En el
primer sentido, la gramtica general debera llamarse ms bien
teora gramatical y es un ciencia lingstica enteramente leg-
tima; en el segundo sentido, es ms bien especulacin filos-
fica (o pretendidamente filosfica) a la que la mayor parte
de los lingistas, y en particular los historicistas y los antilo-
gicistas, consideran como carente de fundamento real.
Si el estudio de las lenguas se extiende a ms sistemas,
reunidos en grupos o familias de lenguas de acuerdo con
sus relaciones de parentesco (= procedencia de una nica
lengua primitiva o, mejor dicho, el hecho de representar las
lenguas en cuestin formas distintas, en el espacio y en el
tiempo, de un mismo idioma originario), se llama gramtica
comparada (por ejemplo: gramtica comparada de las lenguas
romnicas, gramtica comparada -o lingstica- indoeuro-
pea). La gramtica comparada puede entenderse tambin co-
mo disciplina sincrnica (simple comparacin entre varios sis-
temas en un momento dado, o fuera del tiempo), pero, por
lo general, es ms bien ciencia histrica que aplica alternati-
vamente dos puntos de vista: el retrospectivo (desde las len-
guas actuales o histricas hacia la lengua comn ms anti-
gua o prehistrica) y el prospectivo (desde la lengua comn
a los sistemas diferenciados que de ella han surgido).
3.2. La disciplina que estudia la diferenciacin regional
de una lengua, y al mismo tiempo los varios sistemas meno-
res que en ella se pueden distinguir desde el punto de vista
geogrfico, es la dialectologa. Adems de ser estudio de la
variedad espacial de una lengua determinada, la
Las ciencias lingisticas 107
puede ser tambin ciencia comparativa de los dialectos de va-
rias lenguas pertenecientes a la misma familia. As, por
ejemplo, se han hecho estudios de dialectologia comparada
romnica, que tratan particularmente de las relaciones hist-
ricas entre dialectos italianos y dialectos de otros pases
romnicos.
3.3. La gramtica, en todos sus sentidos, es ciencia de
t o d o s los aspectos de una lengua, es decir que abarca tam-
bin la fontica, la semntica, etc., de cada lengua particu-
lar. Con todo, aplicado a una sola lengua y en sincrona,
el trmino se entiende especialmente como referido al estudio
de las formas que los signos lingsticos (palabras) adquieren
en la oracin (o en el discurso) y de sus funciones y relacio-
nes recprocas en este mismo plano; es decir, como morf%-
gia y sintaxis. As, tambin, en cuanto descripcin de una
lengua, la gramtica puede entenderse como estudio tanto del
aspecto de pura comunicacin (lenguaje enunciativo) como
del aspecto afectivo, de expresin de sentimientos e impulsos
de voluntad (lenguaje emotivo); pero ms comnmente el tr-
mino se refiere a la convencin puramente enunciativa, atri-
buyndose el aspeCto emotivo a la disciplina llamada estilistica,
la cual -para aplicar otra vez la tricotoma de Bhler-
estudia los signos lingsticos como sintomas y sefla/es, es
decir, en sus funciones de expresin y de apelacin. Existen
en las lenguas fenmenos que pertenecen principalmente al
aspecto afectivo, estudiado por la estilstica (as, por ejem-
plo, los aumentativos, los diminutivos, las varias creaciones
hiperblicas, las expresiones de valor irnico, las formas es-
peciales de imperativo, etc.); pero, como la gramtica, tam-
bin la estilstica estudia t o d o el material constitutivo de
la lengua, puesto que todo fenmeno -aun entre los que
a primera vista pareceran pertenecer exclusivamente al len-
108 Introduccin a la lingstica
guaje enunciativo- puede tener empleo estilstico, es decir,
un empleo que implica y manifiesta una actitud del hablante.
La estilstica puede ser estudio de la convencin emotiva ya
generalizada en un idioma (<<estilstica de la lengua), y en
este sentido ha sido encarada y elaborada por Charles Bally
(Prcis de stylistique, Ginebra, 1905); pero puede ser tambin
estudio de la creacin lingstica caracterstica de un escritor
o de una obra, estudio que implica la valoracin de la crea-
cin misma desde el punto de vista esttico, es decir, desde
el punto de vista de la relacin armnica entre la expresin
y la estructura particular del mundo indito que u.na obra
o un escritor sugieren (<<estilstica del habla), y en este senti-
do ha sido encarado por Gustav Grber y, sobre todo, por
Karl Vossler y los lingistas que pertenecen a su escuela o
a su orientacin (Leo Spitzer, Helmut Hatzfeld, etc.).
3.4.1. La gramtica puede ser disciplina sincrnica, es
decir, estudio de un sistema lingstico en un momento dado
o fuera del tiempo, y tambin disciplina diacrnica, o sea,
estudio del desarrollo de un sistema lingstico a travs del
tiempo. Esta ltima disciplina es la 'gramtica histrica, que
comnmente se entiende en un sentido algo ms amplio que
la gramtica sincrnica, puesto que implica en todo caso el
estudio histrico, no slo de ola morfologa y de la sintaxis,
sino tambin del vocabulario y, sobre todo, de la fontica,
que constituye uno de sus fundamentos. Desde otro punto
de vista, la gramtica puede ser descriptiva o normativa. La
gramtica descriptiva, que es la gramtica cientfica, se limita
a registrar y describir un sistema en todos sus aspectos (y
con toda su variedad), sin pretender sefialar un modelo de
lengua o una lengua ejemplan>; la gramtica normativa, en
cambio, es la gramtica hecha con finalidades didcticas, es
decir que sefiala un modelo de lengua, clasificando las for-
Las ciencias lingsticas 109
mas y construcciones en correctas e incorrectas. O sea
que la gramtica descriptiva slo comprueba cmo se dice
algo, mientras que la gramtica normativa pretende sefialar
cmo debera decirse, de acuerdo con varios criterios de co-
rreccin (en realidad: tipos de ejemplaridad idiomtica).
3.4.2. Tambin la estilstica puede ser sincrnica o dia-
crOnlca, y sta ltima puede entenderse como autnoma o
tambin incluirse dentro de la gramtica histrica.
3.4.3. Una forma especial de gramtica descriptiva es la
gramtica estructural o funcional, que estudia las formas y
funciones de una lengua como elementos de una estructu-
ra, es decir, corisiderndolas desde el punto de vista de las
oposiciones distintivas que se establecen en un sistema y or-
denando las formas de acuerdo con sus valores funcionales.
Las nuevas gramticas descriptivas, dada la progresiva libera-
cin de los modelos tradicionales ofrecidos por las gramti-
cas de las lenguas clsicas y, sobre todo, a consecuencia del
influjo que en este campo han ejercido Ferdinand de Saussu-
re y, despus de l, la Escuela de Copenhague y la fonologa
de Praga, tienden, en general, a ser gramticas estructurales.
3.5. Una lengua puede estudiarse como fenmeno aut-
nomo, en lo concerniente a su configuracin y estructura in-
terna, pero tambin puede estudiarse en relacin con los res-
tantes aspectos de la vida y de la cultura de las comunidades
humanas. Esta distincin podra hacerse tanto en lo sincrni-
co como en lo diacrnico, pero se ha hecho sobre todo desde
el punto de vista diacrnico: la ciencia que estudia el desarro-
llo de una lengua considerada como un todo nico, y en rela-
cin con los dems aspectos de la historia de sus hablantes,
se llama historia de la lengua. Es decir que, mientras que
110 Introduccin a la Iinglstica
la gramtica histrica estudia diacrnicamente los hechos de
una lengua en sus relaciones internas (dentro del sistema),
la historia de la lengua estudia el desarrollo del sistema en
sus relaciones externas, o sea, en sus relaciones con la his-
toria poltica, cultural y social de la comunidad correspon-
diente. Actualmente existen, sin embargo, obras que tratan
de superar esta escisin, aunando, por lo menos en parte,
los dos puntos de vista; as, por ejemplo: K. Vossler, Frank-
reichs Kultur im Spiegel seiner Sprachentwicklung, Heidelberg,
1913 (en la 2. a edicin: Frankreichs Kultur und Sprache [trad.
esp., Buenos Aires, 1955]); Walter von Wartburg, volution
et structure de la langue Leipzig, 1934 [trad. esp.,
Madrid, 1966]; J. Cousin, volution et structure de la langue
latine, Pars, 1944, etc.; y para el espaol: W. J. Entwistle,
The Spanish Language, Londres, 1936 [trad. esp., Madrid,
1973], y R. Lapesa, Historia de la lengua espaola, Madrid,
1942 (y ediciones sucesivas).
4.1. Hay, adems, otras disciplinas lingsticas, que pue-
den considerarse como ramas o aSl?ectos especiales de las ya
nombradas. As, por ejemplo, dentro de la lexicologla, se dis-
tinguen la onomasiologa (disciplina que estudia las designa-
ciones a partir de los conceptos o de las cosas designadas)
y la onomstica (estudio, por lo comn histrico, de los nom-
bres propios); y sta ltima se divide, a su vez, en antropono-
mstica (antroponimia), estudio histrico de los nombres de
personas, y toponomstica o toponimia, estudio histrico (eti-
molgico) de los nombres de lugar.
4.2.0. Por fin, tenemos que recordar otras dos discipli-
nas lingsticas particulares, de las cuales una es, en rigor,
un mtodo especial que se aplica en la dialectologa (y, ms
recientemente, tambin en la gramtica comparada) y la otra
Las ciencias lingsticas 111
es, ms bien, una aplicacin de la lingstica al estudio de
la civilizacin.
4.2.1. La primera es la geografa linglstica. Corno aca-
barnos de decir, ms bien que de una disciplina autnoma,
se trata de un mtodo. Pero es un mtodo que se ha desarro-
llado tan ampliamente que hoy puede considerarse corno dis-
ciplina particular dentro del conjunto de las ciencias lingsti-
cas. En efecto, los estudios sobre los dialectos, realizados por
lingistas corno Ascoli, en Italia, y, sobre todo, por J. GilIi-
ron, en Francia, han llevado a nuevos planteamientos teri-
cos y a nuevas concepciones (por ejemplo, acerca de los lmi-
tes dialectales, de la difusin de los hechos lingsticos, de
las razones de muchos cambios lingsticos, etc.), de suerte
que la investigacin geogrfica de las lenguas se ha elevado
al nivel de una nueva orientacin en el estudio del lenguaje.
Ya se han elaborado, o se estn elaborando, en el dominio
romnico, atlas lingsticos de Francia, Suiza meridional, Italia,
Rumana, Catalua, etc. El ms clebre hasta la fecha sigue
siendo el primero de ellos, el de Francia, obra de J. Gilliron
y E. Edmont. La labor prctica y terica de Gilliron, cuyos
resultados y cuyo alcance para el ulterior desarrollo de la lin-
gstica han sido expuestos por este lingista francosuizo en
una larga serie de estudios, ha sido sistematizada en cuanto
a sus principios metodolgicos y transformada en cuerpo de
doctrina por Matteo Bartoli (lntroduzione alla neolinguistica,
Ginebra, 1925), quien, entre otras cosas, estableci las normas
de las reas <Dorme areali), importantes para inferir la cro-
nologa relativa de los fenmenos lingsticos. La geografa
lihgstica, sobre todo entendida como doctrina y como tc-
nica empleada en la historia lingstica, se llama hoy tambin
ling{stica espacial. En esta forma ha sido aplicada incluso
a relaciones espaciales no actuales, en particular, en el campo
112
Introduccin a la lingstica
de la lingstica indoeuropea (por el propio Bartoli y por
Vittore Pisani).
4.2.2. La otra disciplina a que aludamos es la paleonto-
loga lingstica, que es la aplicacin de la lingstica a la
prehistoria. Esta disciplina comenz a afirmarse alrededor de
1840, con el desarrollo alcanzado por la gramtica compara-
da indoeuropea, y su mtodo consiste fundamentalmep.te en
considerar las isoglosas como isodas, es decir, como lneas
de idntica civilizacin. As, por ejemplo, se observa que va-
rias lenguas indoeuropeas tienen el mismo nombre indoeuro-
peo para el caballo: gr. hppos, lat. equus, snscr. arva-, etc.,
de lo .cual se deduce que los indoeuropeos, ya en su poca
comn, conocan este animal. De este modo se ha llegado
a intuir y a reconstruir, por lo menos en parte, la cultura
y el tipo de vida de los indoeuropeos: casi todo lo que sabe-
mos a este respecto se debe a la paleontologa lingstica, y
la arqueologa slo ha confirmado, en parte, lo que ya se
haba inferido sobre la base de las lenguas. Asimismo, se ha
tratado de establecer con la ayuda ~ e la paleontologa lings-
tica la patria primitiva de los indoeuropeos, es decir, el terri-
torio que ocupaban en la poca del indoeuropeo comn. Esta
patria fue situada, al principio, en el actual Turkestn; pero
ms tarde los adelantos de la ciencia aconsejaron desplazarla
hacia Europa y hoy se considera casi generalmente que la
patria del indoeuropeo comn fue la Europa centrooriental,
al norte y al este de los Crpatos. Tambin se ha aplicado
la paleontologa lingstica a la prehistoria de cada uno de
los pueblos indoeuropeos. Se ha observado, por ejemplo, que
el griego thlassa es un palabra mediterrnea, y no indoeuro-
pea, y que, en las dems palabras griegas que designan el
mar (hls, pntos, plagos) , este significado es secundario,
de lo cual se ha deducido que los griegos no conocan el mar
Las ciencias lingsticas
113
en su poca primitiva. Por 'otro lado, se ha podido inferir
que probablemente han existido relaciones particulares entre
ciertos pueblos indoeuropeos, como los de la India, los lati-
nos y los celtas, que, entre otras cosas, tenan la misma pala-
bra para rey: snscr. raja, lato rex, clt. -rix. La existencia
de un trmino comn de esta naturaleza en sus lenguas nos
revela que entre estos pueblos debe de haber habido una <<l-
nea isoda, es decir, un aspecto de civilizacin comn, por
lo que concierne a la organizacin social.
lNTRO. A LA LlNGiSTlCA. - 8
IX
FONTICA
Los sonidos desde el punto de vista acstico y fisiolgico. Lugar y modo de
articulacin. Clasificacin de los sonidos. Valor icstico y valor conceptual
((arbitrario. Los sonidos en el habla .. Fontica y grafa.
O. Como fenmeno acstico, el lenguaje se presenta ba-
jo forma de trozos continuos de sonido, o continuos fnicos,
separados por intervalos. En estos continuos fnicos aisla-
mos e identificamos los sonidos del lenguaje y, como vere-
mos, lo hacemos slo porque tenemos una conciencia fono-
lgica, es decir, porque distinguimos los fonemas, puesto
que, desde el punto de vista puramente fsico, entre los soni-
dos de un grupo fnico no hay solucin de continuidad.
1.0. Los sonidos del lenguaje presentan las cualidades
bien conocidas de cualquier sonido estudiado por la acstica,
o sea, intensidad, altura y duracin. Tales cualidades se pre-
sentan con evidencia, y pueden medirse, en la representacin
grfica de la correspondiente onda sonora, que se obtiene por
medio de un aparato llamado quimgrafo (del gr. kyma, on-
da, y grphein, escribir). El quimgrafo, en su forma ms
sencilla, se compone de un cilindro envuelto en papel ahuma-
116 Introduccin a la lingstica
do y de una membrana vibratoria que, mediante un estilete,
se halla en contacto con el cilindro. La membrana comunica
con un tubo receptor de goma, que termina en una bocina
por la cual habla el sujeto de experimentacin. Al cilindro
se le imprime un movimiento en espiral, es decir, al mismo
tiempo rotatorio y vertical, por medio de un motor cualquie-
ra. Cuando en la bocina se emiten sonidos, stos se comuni-
can a la membrana a travs del tubo de goma, y las vibracio-
nes de la membrana se transmiten, a travs del estilete, al
cilindro y quedan registradas en el papel ahumado. La fonti-
ca instrumental moderna conoce instrumentos mucho ms com-
plicados y de mayor precisin, como el oscilgrafo, que fo-
tografa las ondas, es decir que convierte las ondas acsticas
en ondas luminosas. Pero para nuestros fines nos basta con
examinar las ondas registradas por un comn quimgrafo.
1.1.1. La onda registrada presenta vibraciones princi-
pales y secundarias. El recorrido general de las vibraciones
principales, tratndose de continuos fnicos anlogos, se pre-
senta con un perfil ms o menos anlogo, aun cuando corres-
ponda a varios sujetos. Las vibraciones secundarias, en cam-
bio, se presentan como distintas, siendo las que corresponden
a lo que se llama el timbre de la voz. La onda registrada
presenta, adems, cierta amplitud y cierta frecuencia: estas
dos cualidades son las que, conjuntamente, determinan la in-
tensidad acstica. La frecuencia por s sola determina la altura
musical del sonido, o sea, lo que lingsticamente se llama
el tono. Desde el punto de vista fisiolgico, es decir, de la
produccin de los sonidos, la intensidad depende de la fuerza
de la corriente respiratoria. La frecuencia, en cambio, depen-
de de la tensin mayor o menor de las cuerdas vocales y,
segn los individuos, tambin de las dimensiones de las cuer-
das mismas: las mujeres tienen, por lo general, las cuerdas
Fontica 117
vocales ms cortas que los varones y, portanto, su voz resul-
ta ms aguda. Los sonidos pueden tener frecuencia muy va-
riable, pero el hombre no oye todos los sonidos sino slo
los que tienen una frecuencia de, por lo menos, 16 vibracio-
nes por segundo y que no superan la frecuencia de 16 380
vibraciones por segundo;. hay, pues, sonidos muy bajos y so-
nidos muy altos que no percibimos. El tiempo en que se des-
arrollan las vibraciones correspondientes a un determinado
sonido se llama duracin y corresponde, desde el punto de
vista lingstico, a la cantidad.
1.1.2.1. La amplitud resulta fcilmente mensurable, puesto
que queda determinada por la distancia entre los puntos ex-
tremos de la onda, medida en la vertical perpendicular a la
direccin de la onda misma. La duracin se mide por la mag-
nitud de la onda considerada en la recta de su misma direc-
cin y en relacin con la velocidad del movimiento que se
imprime al cilindro del quimgr:afo. La frecuencia se obtiene
dividiendo el nmero de vibraciones por el tiempo en segundos.
1.1.2.2. La intensidad de los sonidos no se mide en sen-
tido absoluto, sino slo en relacin con la de otros sonidos:
lo que se mide es, por tanto, una intensidad relativa. La dife-
rencia mnima de intensidad perceptible para el odo humano
constituye la unidad de intensidad y se llama bell [bel, belio];
en la prctica, sin embargo, no se emplea esta unidad sino
el decibell [decibel, decibelio]. A la intensidad corresponde,
desde el punto de vista lingstico, lo que se llama acento
fnico, acento de intensidad o acento espiratorio.
1.1.2.3. La altura musical del sonido, determinada por
su frecuencia, se expresa en los comunes tonos y semitonos
musicales. Desde el punto de vista musical, un grupo fnico,
118 Introduccin a la lingstica
considerado en su conjunto, se presenta como una lnea me-
ldica que representa su tonalidad. El campo de variacin
de la tonalidad, es decir, la distancia musical entre el tono
ms bajo y el ms alto de un hablante se llama campo de
entonacin, y es distinto segn las lenguas. El espaol nor-
mal de Espaa tiene un campo de entonacin de una octava
y es, por ello, un idioma de entonacin grave. El italiano
tiene un campo de entonacin de dos octavas; y el espaol
del Uruguay, sin llegar a esto, lo tiene, de todos modos, ms
amplio que el espaol de Espaa.
1.2.0. Los conceptos de intensidad (acento), altura mu-
sical (tonalidad o tono) y duracin (cantidad) son, en la fon-
tica de las lenguas, conceptos relativos; es decir que no hay
sonidos del lenguaje que sean de por s, y en sentido absolu-
to, intensos, altos o largos: lo son slo en comparacin con
otros sonidos, tonos, graves o breves (o sea, menos inten-
sos, menos altos o menos largos), de un mismo modo de
hablar o de un mismo acto lingstico. Las tres cualidades
nombradas pueden tener en una lengua valor fonolgico
(distintivo) o, eventualmente, slo valor estilstico: tienen va-
lor fonolgico si su variacin puede distinguir los signos, es
decir, si puede implicar una variacin de significado en el
lenguaje enunciativo; tienen valor estilstico si pueden consti-
tuir manifestacin de una actitud emotiva del hablante.
1.2.1.1. La duracin (cantidad) interesa, sobre todo, en
lo que concierne a las vocales, aunque existe tambin en las
consonantes. El italiano, por ejemplo, conoce consonantes lar-
gas o reforzadas (llamadas dobles), con valor distintivo.
El espaol tiene slo dos consonantes largas o, mejor dicho,
slo dos consonantes largas con valor fonolgico: nn y rr.
Estas tienen valor fonolgico porque, precisamente, pueden
Fontica 119
distinguir signos (palabras); as, perro es otra cosa que pero.
Por lo mismo, una rr no podra manifestar slo insistencia,
es decir, tener slo valor estilstico, corno, por ejemplo, la
s, que tambin puede. ser larga, pero sin valor fonolgico
distintivo.
1.2.1.2. Los gramticos antiguos ensefiaban que las vo-
cales largas son dos veces ms largas que las breves. Esto
se ha demostrado ser inexacto; en efecto, la fontica instru-
mental ha comprobado que pueden ser hasta diez veces ms
largas. En espafiol la duracin absoluta de las vocales. va des-
de un mnimo de cuatro centsimos de segundo hasta un m-
ximo de veinte: las vocales ms largas pueden ser, por tanto,
hasta cinco veces ms largas que las ms breves. Y, ello, a
pesar de que la duracin de las vocales no tiene en espafiol
valor fonolgico, corno ocurre en otros idiomas (ingls, ale-
mn), en los cuales las vocales largas (que pueden llegar a
una duracin de cuarenta centsimos de segundo) son fonol-
gicamente diferentes de las vocales breves: son otras vocales.
Cf., por ejemplo, en ingls, ship (sip), barco, y sheep (s;p),
oveja: lo que distingue estas dos palabras es la oposicin
entre la i breve y la i larga. Tambin en latn la duracin
tena valor fonolgico: cf. milus, malo, y mOlus, manza-
no.
1.2.2.1. La intensidad (acento) es, como la duracin, re-
lativa, es decir que la slaba acentuada no es intensa en senti-
do absoluto sino slo la ms intensa de su grupo fnico. Pe-
ro en un grupo fnico no encontramos simplemente una sla-
ba acentuada (<<tnica) y otras no acentuadas (<<tonas),
sino que en las varias slabas se dan varias intensidades. En
general, son menos intensas las slabas que se encuentran a
los dos lados del acento (slaba ms intensa) y son, alternati-
120 Introduccin a la lingstica
vamente, algo ms y algo menos intensas las que se encuen-
tran ms all de esas dos. Consideremos, por ejemplo, las
intensidades relativas en una palabra como re- vo-Iu-cio-na-rio:
8 6 8 4 10 4
si damos un ndice 10 a la slaba de mayor intensidad (-na-),
tendremos en la misma palabra slabas con los ndices 4, 6, 8.
El hecho de presentarse la intensidad de este modo, explica
el origen de ciertos cambios de acento; as, por ejemplo, en
el caso de vmonos > vamons, en el Ro de la Plata: el
acento ha pasado a una palabra que anteriormente tena un
acento secundario, o sea, una intensidad inferior a la m-
xima del grupo fnico, pero superior a la mnima del mismo
grupo.
1.2.2.2 Hay que advertir que -como, por otra parte,
resulta ya de lo dicho- el acento no distingue p a 1 a b r a s
sino g r u p o s f n i c o s: enumera las palabras fni-
cas. Pero los grupos fnicos mismos pueden contener pala-
bras fnicamente autnomas, con acento propio, y elementos
sin acento propio, llamados proclticos y enclticos, segn que
se apoyen al pi-incipio o al final de la palabra autnoma
(as, por ejemplo, en grupos fnicos como el prro, de la
m sa, hay un nico acento, en la palabra principal, mientras
que los dems elementos son proclticos).
1.2.2.3. El acento tiene en espaol valor fonolgico. Con-
sidrense, por ejemplo, palabras como continuo, contino,
continu: lo que distingue a estos tres grupos fnicos y los
hace significantes de tres significados diversos es nicamente
su esquema acentual. No ocurre lo mismo en las lenguas en
que el acento tiene una posicin fija en el grupo fnico, co-
mo, por ejemplo, el francs, donde el acento afecta siempre
a la ltima slaba. En francs, por tanto, el acento slo sea-
la cuntos grupos fnicos hay en una expresin, teniendo lo
Fontica 121
que se llama funcin enumerativa, y no funcin distintiva,
como en espafiol. Pero, por lo mismo, el cambio de acento
puede tener en francs valor estilstico, manifestando, por ejem-
plo, insistencia (cf. frmidable por formidble), lo cual no
podra ocurrir en espaol, donde el acento es distintivo.
1.2.2.4. El acento presenta intensidades diversas en los
distintos sistemas lingsticos. En espaol, ingls, italiano, el
acento es fuerte; en hngaro, es muy fuerte; en francs, bas-
tante dbil. Y hay idiomas en que puede ser tan dbil que
se dice que no tienen acento, como el japons y el cartvlico
(georgiano) .
1.2.2.5. La slaba acentuada es por lo comn, al mismo
tiempo, la ms intensa y la ms alta (aguda) del grupo fni-
co. Hay, sin embargo, lenguas (como, por ejemplo, el lituano
y el letn) en que la tonalidad es independiente de la intensi-
dad; y lo mismo puede ocurrir en cualquier otro idioma por
razones estilsticas. Asimismo, se puede decir que la intensi-
dad (particularmente en los idiomas en que la cantidad no
tiene valor fonolgico) suele coincidir con la duracin; pero
ello no ocurre necesariamente: en castellano, por ejemplo,
es generalmente larga la slaba final de los grupos fnicos,
aun cuando no lleve el acento.
1.2.3.1. Como la duracin y la intensidad, tambin la
tonalidad es algo relativo. Es decir que los sonidos son ms
agudos o ms graves dentro del campo de entonacin carac-
terstico de una persona; pero el sonido ms grave del campo
de entonacin de una persona determinada (por ejemplo, de
una mujer con voz de soprano) puede ser ms agudo que
el sonido ms agudo del campo de entonacin propio de otra
persona (por ejemplo, de un varn con voz de bajo).
122 Introduccin a la lingstica
1.2.3.2. En espaol, el tono tiene exclusivamente valor
estilstico: considrese, por ejemplo, una palabra-oracin co-
mo Qu? pronunciada con distintos tonos, segn los senti-
mientos del hablante o segn sus intenciones expresivas. Pero
en ciertos idiomas el tono tiene valor distintivo, sustituyendo
a veces al acento, y en tal caso se llama acento musical o
meldico; as, por ejemplo, en griego antiguo. En la actuali-
dad, tienen el acento musical, entre las lenguas indoeuropeas,
slo unos pocos idiomas, como el servio-croata, el lituano,
el letn, el sueco. Pero, como se ha dicho, en lituano y letn
la tonalidad puede darse tambin independientemente del acento
de intensidad. En servio-croata, en cambio, el acento es al
mismo tiempo musical y de intensidad, pero es independiente
de la duracin. El tono tiene gran importancia en los idiomas
llamados monosilbicos o aislantes, como, por ejemplo, el
chino. En el chino clsico hay ocho tonos diversos, con valor
fonolgico, es decir, distintivo: la misma palabra fu, pronun-
ciada con tonos diversos; puede significar marido, prefec-
tura, riqueza, etc.
1.3. En el habla, los grupos friicos se organizan en uni-
dades meldicas que corresponden normalmente a las oracio-
nes o a secciones de ellas. Cada unidad presenta un acento
de frase, que se eleva sobre los dems acentos de los grupos
fnicos que la integran, y se caracteriza, adems, por una
determinada curva meldica, que constituye su entonacin.
La entonacin es un importante elemento elocucional que dis-
tingue los tipos de oracin (enunciativas, interrogativas, im-
perativas, etc.), independientemente de las distinciones que
puedan efectuarse por elementos locucionales (palabras, for-
mas o construcciones especiales); en la escritura, la entona-
cin se representa, pero slo imperfectamente, mediante la
puntuacin. Las unidades meldicas comienzan normalmen-
Fontica 123
te, en espafiol, con un tono grave ascendente y pueden termi-
nar con ascensos de voz (anticadencia: ascenso de cuatro o
cinco semitonos, caracterstico, por ejemplo, de la interroga-
cin; semianticadencia: ascenso de dos o tres semitonos, co-
mnmente dentro de una oracin. al final de una seccin de
la misma); descensos (cadencia: descenso de unos ocho semi-
tonos, caracterstico del final de las oraciones enunciativas
completas; semicadencia: descenso de tres o cuatro semito-
nos. al final de una seccin de la oracin). o tambin con
una suspensin, es decir, sin ascenso ni descenso con respecto
al correspondiente troz,? de curva meldica. Estas distincio-
nes han sido hechas por T. Navarro Toms [Manual de pro-
nunciacin espaola, Madrid, 1918; Manual de entonacin
espaola, Nueva York. 1944], quien ha introducido tambin
el trmino tonema para designar la inflexin final de una uni-
dad meldica.
2.0.1. Hemos tratado hasta aqu de los sonidos desde
el punto de vista acstico y hemos visto los tipos en que se
pueden clasificar a este respecto: sonidos ms intensos y me-
nos intensos (acentuados y tonos), ms altos y ms bajos
(agudos y graves). largos y breves. Pero tales distinciones re-
sultan insuficientes en la lingstica; por ello, debemos exa-
minar los sonidos tambin desde el punto de vista fisiolgico .
o sea, desde el punto de vista de su produccin (fonacin).
2.0.2. El aparato fonador del hombre se compone de las
cuerdas vocales, situadas en la laringe (y que pueden hacerse
vibrar por el impulso de la corriente respiratoria), de tres ca-
vidades (bucal, nasal y larngea) y de una serie de rganos
fijos y mviles. Los mviles son los labios. la lengua (en la
que se distinguen tres secciones: el predorso, el mediodorso
y el pos dorso) y el velo del paladar con la vula; los fijos.
124 Introduccin a la Iing{stica
los dientes y el paladar. Todos estos rganos intervienen (aun-
que no todos conjuntamente) en la produccin de los sonidos.
2.1.0. Los sonidos producidos exclusivamente por las cuer-
das vocales, y en cuya fonacin el resto del aparato fonador
interviene slo como caja de resonancia y factor modulador,
se llaman vocales; los otros, consonantes. Es decir que, desde
el punto de vista fisiolgico, se llaman vocales los sonidos
en cuya articulacin no hay ningn cierre absoluto ni relativo
del aparato fonador, y consonantes los sonidos en cuya fona-
cin pueden intervenir, o no, las cuerdas vocales, ~ e r o que
se articulan y se producen mediante otros rganos del apara-
to fonador.
2.1.1. Las vocales se dividen en tres clases: medias (a),
anteriores (e, l) y posteriores (o, u). La a es una vocal que
implica una apertura mxima del aparato fonador; es decir,
que en su fonacin la lengua queda en estado de reposo. En
las vocales anteriores, se levanta hacia el paladar el predorso
de la lengua; en las posteriores, el posdorso. Las vocales ms
comunes, que son las que tenemos "en el sistema fonolgico
espafiol, no presentan una total correspondencia entre voca-
les anteriores y posteriores, ya que las vocales posteriores,
adems de ser tales, son tambin labiales; es decir que en
su modulacin intervienen tambin los labios. Pero hay idio-
mas en que existen vocales anteriores labializadas, como, por
ejemplo, el francs (eu, u) y el alemn (o, ): o es una e
labializada; , una i labializada. Y hay, asimismo, idiomas
en que existen vocales posteriores deslabializadas; as, por ejem-
plo, el rumano, donde encontramos la vocal t, que es una
o deslabializada (o sea, no labia!), y la vocal f, que es una
u deslabializada (y que existe tambin en ruso, turco, guara-
n, etc.).
Fontica
125
2.1.2. Segn la duracin de la articulacin, los sonidos
pueden ser continuos o momentneos. Son continuos los so-
nidos prolongables; momentneos, los sonidos que se articu-
lan en un solo momento y no pueden prolongarse indefinida-
mente. Todas las vocales son continuas. Esta distincin nos
sirve tambin para aclarar otra, muy empleada en la lingsti-
ca: la Que opone sonantes y consonantes. Tal oposicin, pu-
ramente lingstica, y no fisiolgica, se funda en la funcin
de los sonidos en la slaba (capacidad, o no, de constituir
el ncleo silbico). Se llama st7aba el ms pequefto grupo f-
nico pronunciable como tal (es decir, de por s: com9 grupo
aislado). Y desde este punto de vista, son sonantes los soni-
dos qUe pueden formar slaba sin el auxilio de otro sonido;
consonantes, los que pueden integrar una slaba slo con-
juntamente con una sonante. Las vocales son normalmente
sonantes, pero algunas veces pueden funcionar tambin como
consonantes; as, por ejemplo, la vocal i en muy, o la vocal
u en suelo. El signo diacrtico para sealar en la transcripcin
tal funcin consonntica de una vocal es ~ , de suerte que
se transcribir muj, s!!elo. Pero tambin pueden funcionar
como sonantes todos los dems sonidos continuos (como, por
ejemplo, s en Pss!). Entre los sonidos que se llaman comn-
mente consonantes -y que, desde este punto de vista, sera
mejor llamar constrictivas-, hay principalmente cuatro que
suelen funcionar tambin como sonantes: r, 1, m, n (y, en
tal caso, se transcriben con r, 1, i?i, 1), ya que el signo diacrti-
co para indicar la funcin de sonante de una constricti-
va es, precisamente,' o). As, por ejemplo, en servio-croata
la r es a menudo sonante (cf. krst, cruz; Trst, Trieste);
en eslovaco, puede ser sonante tambin la I (cf. vlk, lobo);
en ingls, tenemos la I sonante en palabras como castle; en
alemn, se presenta la n sonante, por ejemplo en la desinen-
cia de los infinitivos (cf. binden, atar, prono bindn).
126 Introduccin a la lingstica
2.1.3. En la casi totalidad de las lenguas los sonidos se
producen mediante la corriente espiratoria (por lo menos, los
sonidos comunes: los que pertenecen a los correspondientes
sistemas fonolgicos); pero hay tambin sonidos, llamados
inversivos o avulsivos (y, ms comnmente, con un trmino
ingls, clicks, o, en francs, cliquements) , que se producen
por la corriente inspiratoria. Tales sonidos son muy raros en
los idiomas europeos (se encuentran slo en ciertas exclama-
ciones, como por ejemplo, la que se emplea para conducir
los caballos); son comunes, en cambio, e integran los respec-
tivos sistemas fonolgicos, en ciertas lenguas del frica aus-
tral, a saber, en las lenguas de los hotentotes y bosquimanes.
2.2.0. Hechas estas distinciones, podemos pasar a las va-
rias clasificaciones de los sonidos. La ms sencilla, pero no
la ms cmoda ni la ms empleada, es la que adopta
Ferdinand de Saussure en su Curso de lingstica general y
que se basa exclusivamente en la apertura del aparato fona-
doro Saussure distingue siete clases de sonidos, desde los de
apertura cero (oclusivos o explosivos., es decir, pronunciados
con un cierre total del tubo de fonacin, como p, t, etc.)
hasta los de apertura 6, que es la de la vocal a. Entre estos
dos extremos, Saussure ordena las consonantes fricativas, las
espirantes, las nasales, las semivocales i y u y las vocales
e y O. Esta clasificacin es perfectamente racional, se basa
en un nico criterio y tiene, adems, la ventaja de incluir
en una serie nica de clases las vocales y las consonantes (o
constrictivas). A pesar de ello, en la lingstica se prefiere
la clasificacin basada elJ el criterio del lugar de articulacin,
combinado con el del modo de articulacin; clasificacin que
se emplea especialmente para las consonantes, puesto que
para las vocales suele emplearse la que hemos dado ms
arriba.
Fontica 127
2.2.l.l. Veamos la clasificacin segn el lugar de articu-
lacin. Hay, en primer lugar, sonidos pronunciados acercan-
do los dos labios o juntndolos hasta producir una oclusin;
son los sonidos llamados bilabiales, como p, b, m. El labio
inferior puede acercarse en la articulacin a los dientes incisi-
vos superiores y es as como se articulan los sonidos labio-
dentales, por ejemplo, esp. f, fr. f, v. Con la punta de la
lengua apoyada entre los incisivos superiores y los inferiores,
se producen las consonantes interdentales como: esp. d en
amado; ingl. th en three y la sonora correspondiente de they;
la z del espafiol de Castilla (por ejemplo, en zarzuela). Apo-
yando la punta de la lengua contra el lado interior de los
incisivos superiores, se articulan las consonantes llamadas den-
tales: por ejemplo, t, d (sta, en espafiol, despus de una na-
sal; por ejemplo, en cuando), riopl. o fr. s, fr. z, en zro.
Tocando con la punta de la lengua la primera zona del pala-
dar, inmediatamente arriba de la parte descubierta de los dien-
tes, se articulan las consonantes. alveolares, llamadas de este
modo porque corresponden a los alvolos de los dientes: por
ejemplo, n, r, rr. Impulsando la lengua hacia la parte ante-
rior del paladar, se producen las consonantes prepalatales,
que no existen como fonemas en espafiol, pero s, por ejem-
plo, en croata y en polaco (, dz). Un tipo especial de prepa-
latales son las cerebrales o eaeuminales (llamadas tambin
retroflejas), consonantes caractersticas del snscrito y de idio-
mas modernos de la India, en cuya articulacin, al tocar el
pa[ttdar, la punta de la lengua se vuelve hacia atrs (t, <;1).
Tocando con la lengua la parte mediana del paladar, se arti-
culan las consonantes llamadas mediopalatales o simplemente
pala tales: , t, T (esp. eh; esp. del Ro de la Plata y, en yo;
esp. ). Ms raros son los sonidos pospalatales, que se articu-
lan impulsando la lengua hacia la parte posterior del paladar.
Todava ms atrs se articulan los sonidos llamados velares
128 Introduccin a la lingstica
o guturales, en los cuales el posdorso de la lengua se acerca
al velo del paladar o lo toca: k (esp. c, en casa), g, x (esp.
j, en juego), esp. n en tango. Por fin, tenernos los sonidos
uvulares, en los que la vula toca la base de la lengua, soni-
dos caractersticos de idiomas semticos, corno el rabe, y los
laringales, articulados mediante estrechamiento de la laringe
(corno, por ejemplo, el sonido" 'ain del mismo rabe).
2.2.1.2. La mayora de los sonidos corrientes en los idio-
mas europeos, y todos los que hemos enumerado hasta aqu,
se articulan en el eje mediano de la bveda palatina. Pero
existen tambin sonidos laterales, en los que la lengua se apo-
ya en un costado de la bveda y deja escapar el aire por
el otro lado. Los sonidos laterales comunes en las lenguas
europeas son I y l' (la ti del espaol ejemplar de Castilla).
Estos sonidos son ms numerosos y variados en ciertos idio-
mas no europeos, corno, por ejemplo, los idiomas indgenas
de Centroamrica.
2.3.1. En lo que concierne al modo de articulacin, hay
que considerar varios factores. En" primer lugar, si en la pro-
duccin de un sonido vibran o no las cuerdas vocales. Los
sonidos producidos o acompaados por una vibracin de las
cuerdas vocales se llaman sonoros; aquellos en que las cuer-
das vocales no vibran se llaman sordos (hay que advertir que
se trata, aqu, de una sonoridad tambin fisiolgica, y no
slo acstica, ya que desde el punto de vista acstico son
sonoros todos los sonidos, simplemente por ser tales). El
segundo factor que hay que considerar es la funcin que tiene
en la fonacin la cavidad nasal: si el velo del paladar cierra
la comunicacin con la cavidad nasal y la corriente espirato-
ria pasa slo a travs de la cavidad bucal, tenernos los soni-
dos que se llaman orales; si, en cambio, el aire pasa tambin
Fontica
129
a travs de las fosas nasales, constituyendo, de este modo,
la cavidad nasal una segunda caja de resonancia, tenemos
los sonidos llamados nasales. Finalmente, los sonidos conso-
nnticos pueden ser seguidos por una aspiracin (pequeo ruido
producido por el pasaje del aire en la laringe), y en tal caso
se llaman aspirados (th, dh, ph, bh, kh, gh, etc.; por ejem-
plo, ph, en gr. grpho, escribo; kh, en gr. kheir, mano;
th, en gr. thlassa, man), o en alem. Tal, o Thal, valle).
2.3.2. Todas las vocales son sonoras y, desde el punto
de vista de la funcin de la cavidad nasal, pueden s ~ r orales
o nasales (ti, e, i, 0, : el signo de la nasalizacin es comn-
mente - ). En espaol puede haber en la pronunciacin voca-
les nasales, pero no constituyen fonemas, es decir que la opo-
sicin entre vocal oral y vocal nasal no tiene valor fonolgico
distintivo; en francs, en cambio, y as tambin en portugus,
las vocales nasales son fonemas y tienen funcin distintiva.
Entre las lenguas romnicas, el espaol tiene el sistema voc-
lico ms simple, presentando slo las cinco vocales funda-
mentales (llamadas tambin vocales cardinales); el sistema
italiano resulta ya algo ms complejo, porque en las vocales
e y o distingue un tipo cerrado y un tipo abierto, es decir
que presenta siete vocales. El ingls tiene catorce vocales y
el francs, diecisis (adems de i y u, dos tipos de a, vocales
anteriores labializadas, tipos cerrados y abiertos en las voca-
les e, o, 0, una e abierta larga y cuatro nasales).
2.3.3.0. Pero el factor ms importante en la articulacin
es el cierre mayor o menor del aparato fonador. El nico
sonido en que no hay estrechamiento, o sea que no hay nin-
gn cierre, ni siquiera parcial, del tubo de fonacin, es el
sonido a. Es cierto, sin embargo, que tampoco en los dems
sonidos voclicos hay un estrechamiento tal que produzca so-
INTIlO. A LA LINGSTICA. - 9
130 Introduccin a la lingstica
nido por s mismo, puesto que los movimientos realizados
por los labios y la lengua slo sirven para dar una modula-
cin distinta al sonido producido por las cuerdas vocales. En
las consonantes, en cambio, el sonido se produce en el lugar
mismo en que se realiza el cierre parcial o total del aparato
fonador.
2.3.3.1. Si la oclusin es total, los sonidos que se produ-
cen son los oclusivos, que se llaman tambin explosivos por-
que se realizan mediante una explosin del aire de la co-
rriente respiratoria; pueden ser, segn que vibren o no las
cuerdas vocales, sorioros o sordos y, segn el lugar de articu-
lacin, labiales, dentales, alveolares, palatales, velares, uvu-
lares, laringales. Por ejemplo: oclusiva bilabial sonora: b, en
italiano o en francs (en espaol, slo como inicial absoluta
de frase o despus de nasal: zamba); oclusiva bilabial sorda: p;
oclusiva dental sonora: d, en italiano o en francs (en espa-
ol, slo como inicial absoluta o despus de nasal: andar);
oclusiva dental sorda: t; oclusivas alveolares: t y d en ingls;
oclusiva palatal sorda: (como la ch espaola de choza); oclu-
siva palatal sonora: g (la g italiana de generale); oclusiva ve-
lar sorda: k (la c espaola de casa o la qu de quemar); oclusi-
va velar sonora: g, en italiano o en francs (en espafiol, slo
como inicial absoluta o despus de nasal: tango). En la lin-
gstica comparada se suelen llamar medias las oclusivas so-
noras y tenues las oclusivas sordas. Los sonidos oclusivos son
todos, desde luego, momentneos. Los sonidos i: y g pueden
considerarse tambin como africados (cf. 2.3.3.5).
2.3.3.2. Si se produce un determinado grado de estre-
chamiento de las paredes del tubo fonador, de suerte que,
al pasar la corriente respiratoria, se realice una friccin, o
un roce audible, los sonidos correspondientes son los fricati-
Fontica 131
vos, que tambin pueden ser sonoros o .sordos y, segn el
lugar de articulacin, labiales, labiodentales, interdentales, pa-
latales, velares, etc. Por ejemplo: fricativa bilabial sonora:
~ (la consonante que se escribe en espaol b o v, en particu-
lar en posicin intervoclica); fricativa labiodental sonora: v,
en francs o en italiano; fricativa labiodental sorda: f; fricati-
va interdental sonora: eS (la d espaola, particularmente en
posicin intervoclica, por ejemplo, la segunda d de dado;
o la th inglesa de this); fricativa interdental sorda: a (z o
e -delante de e, i- en el espaol de Castilla, por ejemplo,
en zagun, cielo; o la th inglesa de three); fricativa palatal
sonora: .t (y de yo o 11 en la pronunciacin rioplatense; o
la j francesa de jeu); fricativa palatal sorda: oS (la se italiana
de scena, la ch francesa de chou, la sh inglesa de she, la
sch alemana de sehreiben); fricativa velar sonora: y (la y del
griego moderno o la g espaola en posicin intervoclica y,
ms claramente an, en la pronunciacin corriente rioplaten-
se de ms grande); fricativa velar sorda: x (la j espaola en
juego o la g de genera!), etc. Sonidos fricativos especiales
son los espiran tes o sibilantes, que dan acsticamente la im-
presin de un silbido: la s espaola de saber (sibilante sorda),
la z francesa de zro, la s francesa intervoclica, la s italiana
de rosa (sibilantes sonoras). Se pueden considerar dentro de
la misma categora las fricativas palatales s y .t, a las que
ya nos hemos referido. Y, viceversa, las sibilantes s y Z (fr.)
pueden considerarse simplemente como fricativa s dentales.
2.3.3.3. Se acercan a los fricativos los sonidos llamados
vibrantes, que se producen mediante una oclusin intermiten-
te. Las vibrantes ms comunes son las alveolares del espaol
(r y rr) y la velar o uvular del francs (la r llamada grasse-
ye). Semejantes son, asimismo, los sonidos llamados lqui-
dos o laterales, en los que, como vimos, hay oclusin slo
132 Introduccin a la lingstica
de un lado de la bveda palatina, dejndose escapar la co-
rriente respiratoria por el otro lado. Las lquidas ms comu-
nes son la alveolar t, llamada a veces tambin linguodental
(la I espafiola de lpiz), la palatall' (la 11 en la pronunciacin
espafiola ejemplar de Castilla, o la gli de ital. scoglio,
escollo) y la velar f (la I rusa o portuguesa seguida por
vocales posteriores). Normalmente, las vibrantes y las laterales
son sonoras; pero hay tambin idiomas en que existen vibrantes
y laterales sordas. As, por ejemplo, la lateral sorda existe
en gals (en la escritura: 11) y en nhuatl (escr. tI).
2.3.3.4. Todos los sonidos fricativos, y tambin los vi-
brantes y los laterales, son continuos. Un tipo particular de
sonidos continuos lo constituyen, en cambio, las consonantes
nasales, en cuya articulacin hay oclusin de la cavidad bu-
cal, pero la corriente respiratoria pasa a travs de las fosas
nasales. Las consonantes nasales ms comunes son la bilabial
m, la alveolar n(n espafiola de mano) y la palatal ri (esp. ).
Pero los sonidos nasales tienen, por lo comn, la propie-
dad de adaptarse en el habla a la articulacin de la consonan-
te siguiente, de modo que tenemos tambin una nasal labio-
dental (por ejemplo, la primera n de sinfona o la n de anfi-
teatro), una nasal dental (la n de cuando o de antes), una
nasal velar (la n de tango, ancla). Este ltimo sonido existe
en ciertos idiomas, como el ingls y el alemn, con valor de
fonema (cf. ingl. long o alem. singen, donde el grupo ng re-
presenta la nasal velar). Los sonidos nasales son generalmen-
te sonoros.
2.3.3.5. Un ltimo tipo de sonidos que hay que conside-
rar desde el punto de vista del modo de articulacin es el
constituido por las africadas, consonantes cuya articulacin
comienza con una oclusin y acaba con una fricacin; desde
Fontica 133
el punto de vista articulatorio, se trata, pues, de sonidos do-
bles y que, por tanto, se suelen transcribir como tales. As,
tenemos la africada sonora dental di. (la z italiana de zanza-
ra), la africada sorda dental ts (la z italiana de nazione o
la alemana de zehn), la africada palatal sonora di (dj en
fr. Djiboutl), la africada pala tal sorda ts (tch en fr. tcheque,
o tsch en alem. Deutschland). Muchos incluyen entre las afri-
cadas tambin las oclusivas mediopalatales e y g.
2.3.3.6. Finalmente, un lugar especial en la clasificacin
de los sonidos lo ocupa la aspiracin h (por ejemplo, en alem.
Hund, perro, o Hand, mano), que es un sonido fricati-
vo producido al pasar la corriente del aire por la laringe y
puede, por tanto, considerarse una fricativa o espiran te laringal.
3.0. Un problema que se plantea con frecuencia en la
lingstica, y ms todava en las discusiones entre profanos,
es el del valor significativo inmediato de los sonidos, es decir,
el de si los sonidos tienen o no alguna relacin directa, por
su misma materialidad, con la significacin de los signos que
integran y con las cosas que stos designan.
3.1.1. En algunos casos parece, en efecto, que los soni-
dos tuvieran cierto valor icstico (imitativo) o dectica, es de-
cir, mostrativo (dexis significa en griego acto de mostram).
As, por ejemplo, en una palabra como viento, parece que
el sonido representado por v ( ~ ) [en grupo fnico en don-
de resulte fricativa] tuviera relacin imitativa con el ruido pro-
ducido por el viento. Ms an: observamos que otros idio-
mas tienen sonidos parecidos en palabras de significacin an-
loga; cf. alem. Wind, ruso veter. Puede inferirse, por consi-
guiente, que esta palabra fue en su origen de ndole imitativa
u onomatopyica. Pero, por otro lado, tenemos que advertir
134 Introduccin a la lingstica
que la palabra espafiola procede con toda regularidad de la
palabra latina uentus, cuyo primer sonido no era 13 ni v, sino
un u consonante, y que incluso en la palabra espafiola ese
sonido no es siempre 13. ya que en posicin inicial absoluta
y despus de nasal se pronuncia lb], obedeciendo a las nor-
mas de realizacin del sistema fonolgico espaol (cf. un vien-
to, prono umbiento). Deducimos de ello que en su origen el
signo puede haber tenido alguna relacin con un ruido real
de la naturaleza, pero que, despus de esa fase inicial, tal
vnculo se perdi, entrando el signo en la normal tradicin
lingstica y adquiriendo valor puramente simblico.
3.1.2. As, tambin, parece a veces que hay cierta rela-
cin directa entre sonidos anteriores, como i, e, y cosas pe-
quefias o dbiles (cf. palabras como chico, pequeo) y, por
otro lado, entre vocales medias o posteriores, como a, 0, u,
y lo grande o fuerte (cf. grueso, grande, fuerte). M. Gram-
mont observa que sera muy extrafio, por ejemplo, decir que
una bolsa de harina, cayendo, ha hecho pif: diremos ms
bien que ha hecho puf o paf.Todo esto puede parecer cierto
mientras permanezcamos en el mbito de la exclamacin o
de la onomatopeya, pero pierde su fundamento en cuanto
nos situemos en el campo de los signos simblicos propia-
mente dichos. En efecto, pequefio se deca en latn parvus
(es decir, con un trmino con vocalismo a, en evidente con-
traste con la hiptesis aludida); en alemn, grueso se dice
dick y pequeo, klein (pron. klain); en ruso, pequefio
es malyj y, por el contrario, grande se dice velikij.
,
3.1.3. Georg von der Gabelentz observa en su tratado
de lingstica general (Die Sprachwissenschaft, [Leipzig] 1891)
que en ciertas lenguas africanas hay una alternancia voclica
en determinados verbos -evidentemente relacionados con
Fontica 135
onomatopeyas- segn el sujeto a que se refieren; en suda-
ns, por ejemplo, arrastrarse, en general, se dice djarar;
pero se dice djirir si se refiere a animales pequeos y djurur,
si se refiere a animales grandes. Asimismo, Ferdinand de Saus-
sure seala que, en los idiomas indoeuropeos, los adjetivos
que designan enfermedades o debilidades orgnicas se carac-
terizan por presentar la vocal a breve en su raz. Relaciones
parecidas entre sonidos y conceptos se pueden observar en
muchas otras palabras de origen onomatopyico o imitativo,
como, por ejemplo, en las derivadas del lenguaje infantil, que
en la mayora de los idiomas indoeuropeos, y tambin en idio-
mas no indoeuropeos, se caracterizan por la repeticin de la
misma slaba o por la presencia de consonantes geminadas
(cf. ital. mamma, babbo). Estudios muy agudos a este res-
pecto ha hecho el lingista italiano Vittorio Bertoldi, quien
ha llegado, en muchos casos,a descubrir o a confirmar el
origen onomatopyico de vocablos corrientes como, por ejem-
plo, lat. pipio, pipionis, palollla, lat. papilio, mariposa,
gr. brbaros y lato barbarus, etc. Pero en todos esos casos
o por lo menos, en su gran mayora, el sentimiento del valor
imitativo se mantiene slo en una fase inicial, despus de la
cual, entrando la palabra en la evolucim> normal de la len-
gua, todo valor dectico se pierde y se sustituye por un valor
simblico arbitrario, justificado slo por la tradicin. As,
por ejemplo, en esp. pichn, it. piccione, fr. pigeon, ya no
se reconoce el p'o-p'o imitativo de lat. pipio, del cual esas
palabras proceden; y tampoco se podra reconocer en esp.
bravo, que ha sufrido una larga y compleja evolucin, el *ba-ba
imitativo del hablar sin sentido (algo como bla-bla), que est
en el origen dellat. barbarus. As, tambin, la palabra latina
crimen parece derivarse de una onomatopeya *krik y relacio-
narse, por tanto, con la idea de grito, alboroto; pero este
origen resulta irreconocible en el propio latn y ms an .en
136
Introduccin a la lingstica
espafiol, donde el trmino es un latinismo, tornado con la
forma y el significado que tena ya en la lengua de Roma.
Del mismo modo, parece que gr. krax y lat. corvus tienen
relacin con una onomatopeya *ger-gor, con la cual se quera
imitar la voz del cuervo; pero la palabra espafiola cuervo no
tiene ya nada que ver con esa onomatopeya: lo nico que
se puede decir es que procede del lat. corvus a travs de un
desarrollo fontico perfectamente regular en la gramtica his-
trica espafiola.
3.1.4. Y ni siquiera de las interjecciones y onomatope-
yas se puede decir en todo caso que tengan valor icstico
real o inmediato: tal valor se les atribuye ms bien por el
significado simblico y arbitrario que tienen en una len-
gua. Hemos visto ya que las onomatopeyas -por ejemplo,
las que imitan voces de animales- no son idnticas en los
varios idiomas, corno deberan serlo si reprodujesen con exac-
titud ruidos de la naturaleza. En castellano decirnos que la
vaca hace mu, pero en otros idiomas la onomatopeya corres-
pondiente es bu; la oveja hace, segn los idiomas, bee o mee;
el perro, guau-guau para los odos e'spafioles, pero bau-bau
para los italianos, y ham-ham, para los rumanos; la voz del
gallo es quiquiriqul en espafiol, pero en otros idiomas es co-
coric o kirikuk, y para los ingleses es cock-a-doodle-doo.
Una interjeccin corno ai expresaba dolor en latn (y lo mis-
mo expresa, por tradicin, en las lenguas romnicas), pero
es manifestacin de alegra en lituano.
3.2.1. Incluso las interjecciones y las onomatopeyas, a
pesar de tener cierto valor imitativo, son, por tanto, en las
lenguas, elementos convencionales y arbitrarios que tienen
un determinado valor en virtud de una tradicin. Esto nos
explica por qu ellas, corno las dems palabras, pueden pasar
Fontica 137
de una lengua a otra (as, por ejemplo, el latn tiene varias
interjecciones de origen griego). Y, de todos modos, allende
el limitado dominio de las onomatopeyas y de las palabras
evidentemente imitativas, los sonidos que integran los signos
del lenguaje no tienen ningn valor icstico, y si a veces tene-
mos la impresin o el sentimiento de que lo tuvieran, ello
ocurre slo porque nos dejamos influir por el significado de
los signos en que se presentan. No hay, por consiguiente, nin-
guna razn natural, relacionada con los objetos designa-
dos, para preferir mesa a tavola, table, Tiseh o stol; el signi-
ficado de un signo no depende de modo natural. de los
sonidos que lo integran, sino exclusivamente de la tradicin
cultural vigente en la comunidad considerada.
3.2.2. Lo que a veces da a los sonidos cierto valor imita-
tivo no es su especie acstica o articulatoria, sino ms bien
la inflexin de la voz: el tono (en el sentido corriente del
trmino). En esto, el lenguaje humano se distingue netamente
de todo pseudolenguaje animal, que es slo inflexin carente
de significacin, presentando una adherencia ntima y necesa-
ria al objeto de la expresin, y que, por consiguiente, tiene
siempre la misma inflexin en las mismas situaciones. En el
lenguaje humano, en efecto, el valor designativo directo de
los sonidos puede considerarse nulo, ya que los signos slo
tienen su significado dentro de una convencin, por oposi-
cin a otros signos dentro de un sistema y en relacin con
otros signos dentro de un contexto. Esto ltimo se advierte
con toda evidencia en los casos de homofona (por ejemplo,
dieta, asamblea, y dieta, rgimen alimenticio), fenmeno
que en ciertos idiomas, como el francs, llega a formas casi
patolgicas: cf. sang, sans, s'en; vin, vint, vingt; soi, soie,
soit; erois, croix; toi, toit; pois, poids, poix, etc. Charles Bally
(Linguistique gnrale et linguistique franraise, [Berna] 1932)
138 Introduccin a la lingstica
aduce a este respecto numerosos ejemplos de expresiones y
de frases enteras que se prestan a equvocos y que, fuera de
un determinado contexto, resultaran incomprensibles: cet ar-
tiste y cette artiste, iI y a une femme qui I'aime e iI y a une
femme qu'iI aime, cela peut tre utile y cela peut t 'tre utile;
tu I'as cueilli, tu la cueillis, tu I'accueillis; on est ese/ave y
on naft ese/ave, beaueoup oser y beaucoup poser, trop heu-
reux y trop peureux, I'admiration y la demiration, calorijere
y qu'alors y faire, pauvre mais honnte y pauvre maisonnet-
te, allez vous I'avez y allez vous laver, y otros muchos que
resultan incluso humorsticos: j'habite a la montagne el j'aime
a la val/e y j'habitea la montagne et j'aime a I'avaler; I'amour
a vaincu Lolh (vingt culottes); sur le sein de I'pouse on cra-
se I'poux (les poux); corps nu (cornu); pas encore n (encor-
n); herbette (ar bte); coquin parfat (coq mparfait); e'est
la Confdration (c'est la qu 'on fait des rations); iI est ailleurs
(iI est tailleur); I'ours est maftre au pole, Paris est mtropole,
Virgne aimait trop Paul.
Se deduce de todo esto que el valor significativo de los
grupos fnicos se identifica por el contexto, es decir, por la
relacin con otros signos del mismo discurso, y a veces
slo por la situacin en que se producen, es decir, gracias
a hechos extralingsticas.
4.1. Hemos hablado hasta aqu de los sonidos del len-
guaje considerados como unidades aisladas. Pero hemos di-
cho que ellos no se dan de este modo, sino que se presentan
en oraciones, palabras, slabas, es decir, en trozos de hablar.
Ahora bien, los sonidos,de los que hablamos al sei'lalar sus
varias clases son, en la mayor parte de los casos, slo sonidos
tpicos, que pueden constituir fonemas dentro de determina-
dos sistemas fonolgicos, pero que no se realizan nunca de
manera idntica en el habla. En el habla, los sonidos tpicos
Fontica 139
de una lengua presentan mltiples realizaciones acsticas, cam-
biando su aspecto segn la posicin en las slabas, en las pa-
labras y en las oraciones. La s17aba es, como se ha dicho,
el ms pequefio grupo fnico pronunciable como tal (o sea,
el ms pequefio grupo fnico que se produce con una sola
emisin de voz). Las palabras son, desde el punto de vista
fontico, los grupos fnicos enumerados por los acentos (o
por los tonos, en las lenguas en que el acento es meldico).
y las oraciones, desde el mismo punto de vista, son conjun-
tos de grupos fnicos caracterizados por una curva meldica
completa.
4.2.1. Entre las slabas hay que distinguir las abiertas
y las cerradas. Se llaman abiertas las slabas que terminan
en vocal (sonante); cerradas, las que terminan en consonante.
Generalmente, las vocales son ms largas en las slabas abier-
tas y ms breves en las cerradas; y en algunos idiomas basta
con que una vocal se encuentre en slaba abierta para que
sea larga por naturaleza (as, en ingls y en alemn). Tam-
bin las consonantes modifican a menudo su aspecto al en-
contrarse en final de slaba: comprese, por ejemplo, la m
de homenaje con la de hombre (la primera es la comn con-
sonante nasal bilabial, la segunda se reduce a menudo a una
simple nasalizacin de la o). En el espafiol rioplatense, la
consonante k en final de slaba cerrada se est rpidamente
debilitando: en casa la consonante es la comn oclusiva velar
sorda; en activo, doctor, respecto, se reduce a menudo a un
esbozo consonntico irreconocible, que es apenas una infle-
xin especial de la t siguiente. Lo mismo se puede decir de
la s rioplatense: la espirante dental sorda que encontramos
en posicin inicial de palabra o de slaba (saber, casa) se re-
duce a una simple aspiracin en posicin final (cf. la pronun-
ciacin corriente de pasto, mosca, mismo, patos, etc.).
140 Introduccin a la lingstica
4.2.2. Lo que ocurre en las slabas, dentro de las pala-
bras, puede ocurrir tambin entre las palabras, dentro de la
oracin: la s de es en es- Carlos, o la de las en las partes,
es idntica a la de mosca, pasto, mientras que la de las en
las dudas se sonoriza a menudo por efecto de la sonora si-
guiente; la n de son se reduce a una nasalizacin de la o
en la palabra aislada, es una nasal alveolar en son ocho, una
nasal dental en son tres, una nasal velar en son grandes y
una nasal bilabial en son brbaros; la g precedida en la frase
por una s pierde a menudo toda oclusin, hacindose clara-
mente fricativa (comprese, por ejemplo, la g de Gordo! con
la de ms gordo), y lo mismo sucede cuando esta consonante
se encuentra entre vocales. El estudio de la adaptacin rec-
proca de los sonidos en las palabras, y particularmente en
la oracin, se llama fontica sintctica. Esta misma adapta-
cin constituye la forma inicial de muchos cambios fonticos
(as, por ejemplo, en el desarrollo de lat. aestatem, testa >
fr. t, tete, la s, antes de desaparecer totalmente, tuvo que
pasar sin duda a travs de una fase anloga a la que tenemos
hoy en el Ro de la Plata en pastl!, cesto).
4.2.3. Los fenmenos de fontica sintctica, es decir, de
interadaptacin de los sonidos en la frase, tienen mucha im-
portancia en el sistema fontico de ciertos idiomas, como el
portugus, donde los fonemas finales de palabra adaptan muy
a menudo su realizacin a los fonemas iniciales de las pala-
bras que siguen (as, por ejemplo, la s final se pronuncia en
portugus Z si sigue una vocal; s si sigue una consonante
sorda; i si sigue una consonante sonora).
4.3. Otro fenmeno caracterstico de influencia recpro-
ca entre los sonidos es el de la armona voclica, que caraCte-
riza a los idiomas turcos y a varios idiomas ugro-fnicos (co-
Fontica 141
mo, por ejemplo, el hngaro). En tales. idiomas no puede
haber en el mismo grupo fnico sino vocales del mismo tipo
(o anteriores o posteriores): una palabra como pequeo sera
imposible en esas lenguas (si existiera, debera ser pekerie o
pekerio). Los sufijos, que son morfemas fundamentales en
esos mismos idiomas, tienen dos o ms formas segn el voca-
lismo de las palabras a que se aplican. As, por ejemplo, en
turco el sufijo de plural es oler para las palabras con vocalis-
mo e, " O, (cf. ev, casa, ev/er, casas) y -lar para aque-
llas las con vocalismo a, 1, o, u (cf. yol, calle), yollar, ca-
lles); en el mismo idioma, el sufijo del pretrito perfecto
es -di para las bases verbales con vocalismo e, i, -di para
las bases con vocalismo a, " -d para las con vocalismo O,
, y -du para las con vocalismo o, u (por ejemplo ge/di, vi-
no, a/dl, tom, gord, vio, bu/du, encontr).
5.0. La tarea fundamental de la fontica, como ciencia
de los sonidos en el habla, es describir lo ms exactamente
posible los sonidos correspondientes a una lengua (las varias
realizaciones acsticas de sus fonemas), en sus mltiples com-
binaciones. Es tarea que no presenta dificultades insalvables
si se trata de lenguas vivas, que pueden someterse a la in-
vestigacin directa e instrumental. Resulta, en cambio, mu-
cho ms difcil cuando se trata de lenguas que han dejado
de hablarse, o de actos lingsticos que slo conocemos en
cuanto registrados por la escritura, como ocurre en la mayor
parte de los casos en la lingstica histrica. En efecto, la
escritura es otro sistema de signos, paralelo al sistema fonti-
co (y, con ms frecuencia, al sistema fonolgico), pero que
discrepa a menudo de ste; es decir que el paralelismo nunca
es perfecto. Lo que ocurre, generalmente, es que los sistemas
de escritura corresponden a los sistemas fonolgicos en la po-
ca en que se establecen, pero no se siguen modificando para-
142 Introduccin a la lingstica
lelamente a la evolucin de los sonidos. Por ejemplo, en
espaol se sigue distinguiendo en la escritura entre b y v,
que ya no se distinguen en la pronunciacin. De aqu que
tengamos tantas ortografas tradicionales o etimolgicas,
lo cual se observa especialmente en el caso de lenguas cuyos
sistemas fonticos han sufrido modificaciones profundas, y
en pocas relativamente recientes, como el francs o el ingls.
En el siglo XI se deca en francs rei y le y se escriba como
se pronunciaba; y en el siglo XIII, se pronunciaba y se escri-
ba roi, loi. Pero despus de esa poca la escritura ya no
sigui la evolucin fontica. En el siglo XVI se deca ya roe,
loe, pero se segua escribiendo ro, loi; y ms tarde se difundi
desde Pars la pronunciacin rwa, Iwa, que es la actual, pero
la grafa sigui siendo la del siglo XIII, es decir, roi y loi.
5.1.0. Existe, sin embargo, la posibilidad de reconstruir,
sobre la base de diferentes indicios, la pronunciacin ms o
menos exacta de una lengua, sobre todo si se trata de una
lengua ampliamente documentada. Veamos, como ejemplo,
el caso del latn.
5.1.1. Tenemos, en primer lugar, indicaciones expresas
en los gramticos o en los escritores, as como juegos de pa-
labras reveladores de la pronunciacin. Por ejemplo, sabe-
mos por los gramticos que en el siglo 111 d. C. el diptongo
clsico ae no se pronunciaba ya ae, sino simplemente e. Y
por lo que concierne al diptongo au, leemos en Suetonio que
un pedante critic al emperador Vespasiano porque ste deca
plostrum, en lugar de plaustrum, y que el emperador, hom-
bre de ingenio, encontrando al pedante al otro da, lo salud
con una forma hipercorrecta, dicindole Salve Flaure!, en
lugar de Salve Flore! (el pedante se llamaba Florus).
Fontica
143
5.1.2. Tenemos, en segundo lugar, los reflejos del latn
en otros idiomas, en particular las transcripciones griegas de
palabras latinas y los prstamos griegos y germnicos de ori-
gen latino. Comprobamos, por ejemplo, que un nombre lati-
no como Marcellus se transcribe en griego, hasta cierta po-
ca, Markellus, y ms tarde Martsellus, de lo cual se deduce
que la pronunciacin latina del nombre haba cambiado.
Anlogamente, un prstamo alemn de origen latino, como
Kaiser ( < Caesar) , nos revela que, en la poca en que los
germanos tomaron la palabra de los romanos, stos ltimos
la pronunciaban Kaesar, o sea que no haban todava palata-
lizado la velar inicial ni simplificado el diptongo ae.
5.1.3. Tambin nos sirven las transcripciones en sentido
contrario, por ejemplo, las transcripciones latinas de pala-
bras griegas: una palabra como pharmacia (gr. pharmaka)
nos muestra que la c en latn tena tambin delante de e,
i la pronunciacin k.
5.1.4. Otro medio para reconstruir el fonetismo de una
lengua nos lo proporcionan las eventuales formas onomato-
pyicas. De un verbo como baubari, para designar el ladrar
de un perro, verbo que encontramos en Lucrecio, deducimos
que au se pronunciaba en esa poca como diptongo, y no
como o, sonido que representa el resultado de ese diptongo
en la mayora de las lenguas romnicas actuales. As, tam-
bin, uno de los argumentos de Erasmo, al reconstruir la pro-
nunciacin del griego antiguo, fue la onomatopeya b, imita-
tiva de la voz de las ovejas, que resultara muy extrafta si
se la pronunciase [vil, como el mismo nexo grfico se pro-
nuncia en griego moderno.
5.1.5. Indicaciones ms preciosas an nos las proporcio-
nan las oscilaciones en la grafa que encontramos en docu-
144 Introduccin a la lingstica
mentas paleogrficos o epigrficos; o sea que los eventuales
errores, con respecto a la grafa normal nos revelan que
sta no corresponda a la pronunciacin. As, por ejemplo,
encontramos en inscripciones latinas niil, en lugar de nihil,
o cosul, en lugar de consul, lo cual nos muestra que la h
haba dejado de pronunciarse en la poca en que se grabaron
esas inscripciones y que la n final de slaba cerrada se haba
reducido a una nasalizacin insignificante de la vocal que la
preceda. Del mismo modo, la oscilacin entre i y u en pala-
bras como optimus-optumus, satira-satura (slo despus de
Csar se escribe constantemente optimus y satira) nos indica
que no se trataba, en estos casos, ni de i ni de u," sino de
un sonido intermedio, que en la escritura poda interpretarse
de las dos maneras.
5.1.6. Otra fuente la constituye el desarrollo ulterior de
los sonidos en lenguas que se siguen hablando: en el caso
del latn, en los idiomas romnicos actuales. El hecho de que
en sardo (logudors) a la e latina corresponda k tambin de-
lante de e, i, nos indica que sta e r ~ la pronunciacin del
latn, ya que no podramos suponer que la velar haya surgido
de las palatales o sibilantes que encontramos en las restantes
lenguas romnicas. As, tambin, podemos deducir que la v
latina se pronunciaba como u consonante por el hecho de
que en palabras como vadum ha dado el mismo resultado
gu (it. guado, fr. gu) que encontramos en palabras germni-
cas que tenan ese mismo sonido (germ. werra > it. guerra,
fr. guerre).
5.1. 7. Finalmente, tambin la mtrica puede ofrecernos
importantes indicios. As, de la mtrica latina deducimos que
el sonido h ya no se pronunciaba en la poca -clsica, puesto
que en el verso no impide el hiato y exige la elisin de la
Fontica 145
vocal anterior. Tambin se eliden en el verso las vocales se-
guidas por m en slaba final (consu/em audio se convierte
en el verso en consulaudio), de lo que se deduce que la m
final no tena ya consistencia consonntica.
5.2.0. Estos mismos procedimientos que acabamos de se-
alar para el latn se han empleado para otros idiomas de
los que slo conocemos textos escritos y tambin para esta-
blecer el fonetismo ms antiguo de idiomas actuales. Ello,
porque en la lingstica es muy importante distinguir el siste-
ma fontico del sistema grfico, lo cual no hacen muchos
profanos, que hablan a menudo de letras cuando deberan
hablar de sonidos y viceversa.
5.2.1. Hoy da la distincin entre sonidos y letras es, en
la lingstica, una distincin elemental. Sin embargo, se ha
hecho relativamente tarde: la encontramos establecida expre-
samente slo en la primera edicin del primer tomo de la
gramtica comparada indoeuropea de Bopp ([ Verg/eichende
Grammatik ... Berln] 1833), quien, al describir los idiomas
indoeuropeos, diferencia por primera vez netamente el siste-
ma fontico del sistema grfico (Laut- und Schriftsystem).
El evidente progreso que tal distincin representa se debe
tambin al estudio del snscrito, puesto que los gramticos
antiguos de la India, mucho ms que los griegos y latinos,
supieron transcribir con exactitud los sonidos de su idioma:
el alfabeto snscrito es casi perfectamente fontico. Un alfa-
beto es fontico cuando representa constantemente el mis-
mo sonido mediante el mismo signo y cuando sus signos
tienen constantemente el mismo valor fontico; no son fon-
ticos, en cambio, los alfabetos en que el mismo signo puede
representar ms sonidos o en que el mismo sonido puede re-
presentarse por ms signos.
INTRO. A LA LINGSTICA. - 10
146 Introduccin a la lingstica
5.2.2. La norma fundamental de toda transcripcin fo-
ntica es, por consiguiente: un solo valor fnico para cada
signo grfico y un solo signo (o grupo de signos) para cada
valor fnico. Existe actualmente un alfabeto fontico inter-
nacional, empleado sobre todo por los especialistas en fonti-
ca (es decir, por quienes se ocupan en la fontica como
ciencia autnoma) y tambin por muchos lingistas. Sin em-
bargo, en la lingstica se emplean con ms frecuencia trans-
cripciones . fonticas tradicionalmente establecidas para cada
idioma, o tambin establecidas convencionalmente, en cada
caso, por los varios autores: lo importante es que se respete
la norma antedicha y que la convencin, aunque arbitraria,
sea explcita y se aplique con todo rigor.
5.2.3. Sealemos algunos de los elementos ms caracte-
rsticos de las transcripciones tradicionales empleadas en la
lingstica. Una raya horizontal en el trazo vertical de una
letra (b, d, g) indica que se trata de un sonido fricativo, y
no de las oclusivas que se representan por las mismas letras;
el signo .- , encima de un signo voclico (por ejemplo: a),
indica que se trata de vocal larga; el signo v, tambin sobre
un signo voclico (a), indica que se trata de vocal breve; el
signo , puesto debajo de la letra (por ejemplo: ,), significa
vocal abierta, y un punto puesto debajo (f), vocal cerrada;
el signo: puesto sobre una vocal, significa nasalidad; el signo'
indica consonante prepalatal (por ejemplo, z), y el signo v,
consonante palatal (i). Un punto debajo de un signo conso-
nntico indica que se trata de una enftica (as, en la trans-
cripcin del rabe) o de una cacuminal (por ejemplo, en la
transcripcin del snscrito). Vase tambin lo dicho en 2.1.1.
5.3.1. En la grafa comn de las lenguas se emplean, en
cambio, sistemas diversos y que, con frecuencia, sobre todo
Fontica
147
desde el punto de vista actual, resultan poco racionales e in-
coherentes. En las lenguas que se escriben con el alfabeto
latino, y que son la mayora de las lenguas de cultura, se
emplean muchos de los signos latinos con valor constante y
general y otros con valores diferentes segn los idiomas. Pe-
ro en muchos casos las letras del alfabeto latino resultan in-
suficientes, por lo cual se hace necesario recurrir a grupos
de letras para representar fonemas nicos, o a letras con sig-
nos diacrticos. As, por ejemplo, el espaol emplea la letra
con signo diacrtico y los grupos de letras ch, /1, rr. El
ingls emplea comnmente, yen medida muy amplia, el pro-
cedimiento de los grupos de letras (ch, sh, ee, 00, etc.); as
tambin el alemn (ch, sch, tsch, etc.), que utiliza asimismo
ciertos signo' diacrticos (en particular, la diresis: a, o, ),
y el francs (ai, au, eau, ch, tch, etc.), que emplea tambin
los acentos con valor diacrtico (por ejemplo, y e indican,
en general, e cerrada y e abierta); el italiano emplea casi ex-
clusivamente el procedimiento de los grupos de letras (gn,
gli, sc, etc.); el rumano, sobre todo el de las letras con signos
diacrticos (a, i, t, ~ ) . Entre las lenguas eslavas, el polaco
emplea los dos procedimientos (, S, cz, sz, i, di, etc.), y
el croata y el checo, casi exclusivamente las letras con signos
diacrticos.
5.3.2. Las vocales largas y breves se distinguen raramen-
te en la grafa comn de las lenguas. As, el latn no las sea-
laba; el griego tena signos distintos para la e breve y la lar-
ga, y tambin para o breve y o larga, pero no haca la misma
distincin para las vocales a, i, y; en letn, las vocales largas
se sealan mediante el mismo signo que emplean los lingis-
tas (a, o, etc,); en hngaro, checo, eslovaco, las vocales lar-
gas llevan acento grfico; en fins, se representan mediante
letras dobles (as, aa vale a larga), y lo mismo ocurre en
ISTRO. A LA LlNGiSTICA. - lO
148 Introduccin a la lingstica
holands (pero slo en slabas -'-ortogrficamente- cerradas,
mientras que en slaba abierta la vocal se entiende siempre
como larga); el alemn emplea para las vocales largas, a ve-
ces, letras dobles (Meer) y, otras veces, una h con valor dia-
crtico (sehr).
5.3.3. En general, todo idioma escrito que emplee una
escritura alfabtica tiene su propio sistema para la transcrip-
cin de sus fonemas y casi nunca las ortografas comunes
son perfectamente fonticas (o fonolgicas). Son, con
todo, ms o menos exactas, desde este punto de vista, las
ortografas de las lenguas eslavas que emplean el alfabeto la-
tino, la del hngaro, la del fins y algunas otras que se han
establecido en poca relativamente reciente, como la albanesa
(1912) y la turca (1928). Por lo comn, los sistemas ortogr-
ficos reflejan con cierta fidelidad los sistemas fonticos en
las lenguas cuyo fonetismo ha cambiado poco despus de la
poca en que se establecieron sus respectivas escrituras, co-
mo, por ejemplo, el hngaro o, entre los idiomas romnicos,
el italiano, mientras que, como se h ~ aludido ms arriba,
los dos sistemas se presentan como profundamente divergen-
tes en las lenguas cuyo fonetismo ha seguido sufriendo modi-
ficaciones notables despus de establecida su ortografa.
BIBLIOGRAFfA ESENCIAL
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Vendryes, J., Le /angage. Inlroduction linguislique a /'histoire, 3. a ed.,
Pars, 1950 [11921] (trad. esp. de la 2. ed., Barcelona, 1943).
NDICES
NOTA
pada la importancia historiogrfica que esta primera obra (1951)
de lingstica general de Coseriu cobrar seguramente en los prximos
aos, he creado un nmero amplio de ndices auxiliares -aunque toda-
va imperfectos- con el fin de desmenuzar su denso entramado concep-
tual e informativo y, al mismo tiempo, ir preparando ya el terreno para
lo que algn "da convendra se realizara a la vista de toda su produccin
cientfica: un diccionario de escuela, del funcionalismo realista. Lo de
ahora, pues, constituye mero ensayo, y aplicado a su libro primero y
ms breve, aunque no exento, a pesar de ello, de alguna posible dificul-
tad, dado el trnsito insensible entre el mero tecnicismo (nomenclatura
pura) y expresiones aparentemente de creacin libre que tienden a con-
vertirse en terminologa o se estabilizan en una zona intermedia, pasivas
ante la interpretacin activa de los usuarios en un sentido o en otro.
Podr observarse con toda claridad, a travs de estos ndices, que nos
hallamos frente a una obra que representa perfectamente el equilibrio
entre teora del lenguaje y lingstica general, una de las slidas coorde-
nadas en la trayectoria cientfica coseriana. Difcilmente se puede pedir
ms, por otra parte, en claridad y sensatez en libro para principiantes,
que en este del maestro rumano-uruguayo. La gua general proporcio-
nada por el ndice general ms los resmenes titulares al comienzo de
cada captulo me han ayudado, junto a los auxiliares que aqu apare-
cen, a renunciar de momento a un ndice de materias o conceptual (no
terminolgico), operacin que tal vez se imponga una vez haya tomado
forma definitiva (con notas, etc.) esta 'prometedora' obra de un pasado
cientfico plenamente vigente.
Jos POLO
l. AUTORES
AscoH, O. l., 111.
Bally, Ch., 30.
Bartoli .. M., 112.
Bello, A., 72.
Bertoldi, V. 135.
Bhler, K., 53, 102, 107.
Croce, B., 30.
Coseriu, E., 7, 8, 9, 10, 153.
Delacroix, H., 53.
Edmont, E., 111.
Erasmo, 143.
Oardiner, A. H., 102.
Oilliron, J., 111.
Oinneken, J. van, 87.
Orammont, M., 134.
Orober, O., 108.
Hatzfeld, H., 108.
Humboldt, W. von,' 29, 3D, 52.
Husserl, E., 52.
Jespersen, O., 53, 58, 60, 61.
Kretschmer, P., 63.
Lope Blanch, J. M., 7, 8.
Meillet, A., 55, 64, 91, 92, 93.
Pagliaro, A., 59.
Paul, H., 52.
Pisani, V., 112.
Russell, B., 52.
Saussure, F. de, 16,29,30,31,60,
70, 81, 103, 126, 135.
Sechehaye, A., 30.
Spitzer, L., 108.
Thomsen, V., 63.
. Trubetzkoy, N. S., 77, 88.
Vendryes, J., 53.
Vossler, K., 15,30,57,60,63, 108.
2. AUTORES Y OBRAS
Bally, Ch., 52, 108, 137.
Bartoli, M., 111, 149.
Bertoni, O., 149.
Bloomfield, L., 149.
156
Bopp, F., 145.
Bhler, K., 22.
Camara jr., J. Maltoso, 150.
Cohen, M., 59, 149.
Cousin, J., 110.
Dauzat, A., 74, 149.
Delbrck, B., 149.
Entwistle, W. J., 110.
Frei, H., 83.
Gabelentz, G. von der, 134.
Gardiner, A. H., 150.
Grarf, W. L., 150.
Gray, L. H., 150.
Grgoire, A., 149.
Husserl, E., 102.
Jespersen, O., 150.
Lapesa, R., 110.
Introduccin a la lingstica
Marouzeau, J., 149.
Meillet, A., 76.
Migliorini, B., 149.
Navarro Toms, T., 123.
Ogden, C. K., .102.
Palmer, L. R., 149.
Paul, H., 52, 150.
Richards, 1. A., 102.
Sapir, E., 150.
Saussure, F. de, 150.
Schmidt, J., 92.
Schuchardt, H., 150.
Spitzer, L., 150.
Terracini, A. B., 149.
Vendryes, J., 150.
Vossler, K., 110.
Wartburg, W. von, 110, 149.
3. ESCUELAS
Escuela de Copenhague, 81, 109.
Escuela de Praga, 109.
Escuela de Viena, 105.
Escuela llamada de los neogram-
ticos, 62.
Escuela. Polaca, 105.
Idealismo lingstico, 15, 30.
Positivismo, 30.
'varios lingistas italianos', 63.
4. OTROS NOMBRES
Azorn, 72.
Cervantes, 33, 35.
Cicern, 29.
Cirilo, 78.
Goethe, 57.
Jess, 65.
Kummer, 89.
Lucrecio, 143.
Lutero, 79.
Mendel, 86.
Metodio, 78.
Mistral, 43.
ndices
Nez de Arce, 71.
Suetonio, 142.
Ulfilas, 78.
Vespasiano, 142.
Appendix Probi, 84.
Biblia (la),. 78.
Flibrige, 43.
Tablas de Gubbio, 78.
Tabulae Iguvinae, 78.
157
5. PUEBLOS Y ETNIAS
alemanes, 47- (raza alemana), 55,
85.
andaluces, 44.
aragoneses, 44.
asturianos, 44.
bretones, 44.
blgaros, 77.
castellanistas, 44.
castellanos, 44.
catalanes, 44.
catalanistas, 44.
dinrico/-a (tipo racial/raza), 47,
76.
eslavos (pueblos), 73, 76 (gran ma-
sa eslava).
espaoles, 44.
flamencos, 44.
franceses, 85.
gallegos, 44.
germnicos (pueblos), 85.
griegos, 76.
iguvinus, 78.
indoeuropeos (pueblos), 73, 113.
indoeuropeos primitivos, 76.
lapones, 77.
leoneses, 44.
ligures, 76.
moldavos, 43.
no indoeuropeos (pueblos), 76.
pelasgos (pueblos), 76.
sicanos, 76.
suiza (nacionalidad), 47.
vascos, 44.
6. NOMBRES GEOGRFICOS
frica, 79, 126, 49, 79, 126.
Alemania, 40, 75.
Amrica, 67.
Andaluca, 33.
Argentina, 74.
Asia, 49, 79.
tica, 40.
Austria, 40.
Blgica, 41, 75.
Belgrado, 42.
158
Basarabia, 43.
Buenos Aires, 74.
Crpatos (los), 112.
Castilla, 93, 127, 128, 132.
Catalui\a, 111.
Centroamrica, 128.
Dacia, 86.
Dinamarca, 40, 93.
Eslovenia, 41.
Espai\a, 40, 46, 61, 74, 118.
Estados Unidos, 74.
Eugubium, 78.
Europa, 64, 74, 79, 112.
Federacin Yugoslava, 42.
Francia, 39, 40, 41, 75, 111.
Galia, 86.
Grecia, 76.
Gubbio, 78.
Hait, 49, 74.
Hispanoamrica, 61.
Holanda, 40, 41.
Iberia, 86.
Iguvium, 78.
India (la), 78, 127.
Inglaterra, 13, 39, 41.
Italia, 13, 61, 75, 76, 86, 111.
latinoamericanas (naciones) de len-
gua espai\ola, 74.
Lubliana, 41.
Introducci6n a la lingstica
Macedonia, 37, 42.
Madrid, 74.
Mar Negro, 38, 39.
Moldavia rumana, 43.
MontevIdeo, 7, 8, 33, 36.
Nrico, 75.
Noruega, 40, 45.
Pars, 40, 93, 142.
Pas-de-Calais, 44.
Pennsula Ibrica, 44.
Pirineos (los), 44.
Provenza, 43.
Recia, 75.
Repblica Sovitica Moldava, 43.
Ro de la Plata, 36, 66, 70, 96, 120,
127, 140.
romnicos (los pases), 46.
Rumana, 111.
Rusia, 76.
ser vio-croata (territorio), 42.
(territorio), 42.
Suiza, 40, 75, 111.
Tracia, 77.
Trieste, 38.
Turkestn, 112.
Unin Sovitica, 43, 72.
Uruguay, 118.
Yugoslavia, 41, 42, 76.
7. LENGUAS, DIALECTOS
albans, 95 (idioma] albans), 148
(lengua albanesa).
alemn, 24, 37 (sistema alemn),
40, 57, 64 (sistema lingstico
alemn, alto alemn, bajo ale-
mn), 41 (- comn y literario,
dialecto bajo alemn), 55, 57,
64, 75, 79, 129, 139, 147, 148.
Indices
Altkirchenslavisch. 78.
andaluz, 33 (la lengua de Andalu-
ca), 38 (dialecto).
anglosajn, 41.
rabe, 79, 128.
aragons, 38 (dialecto).
argentino (el), 46, 47 (+ 'lengua
argentina'), 74 (hablar 'argen-
tino').
tica (dialecto del), 40.
avstico (el), 78.
basic english, 48.
bosquimanes (lengua de los), 126.
bretn,. 39.
blgaro, 36, 37, 39 (dialectos bl-
garos), 41, 42 (sistema lings-
tico blgaro), 78 (blgaro anti-
guo).
kavo (dialecto), 41, 42._
cartvlico (el), 121.
castellano, 38 (dialecto), 39, 44, 45,
_ 82 (castellano comn del Siglo
de Oro; castellano antiguo).
cataln, 24, 44 (+ cataln histri-
co y cataln-provenzal), 45.
cltico, 39, 44 (dialectos clticos),
86.
Cervantes (lengua de), 33, 35.
copto, 78.
cordobs, 38.
croata, 41, 42 (lengua 'croata'),
127, 147.
checo, 64, 147.
chino, 49, 122.
daco-rumano, 42, 43.
dans, 24, 37, 40, 45.
egipcio (antiguo egipcio), 78.
escocs (galico), 39.
159
eslavo, 37 (lenguas eslavas), 38
(dialectos eslavos meridionales),
40 (eslavo meridional), 41 (gru-
pos dialectales eslavos), 78 (an-
tiguo eslavo eclesistico), 95
([idioma) eslavo), 96 (eslavo co-
mn), 147 (lenguas eslavas), 148
(lenguas eslavas).
eslovaco, 147.
esloveno, 37, 39 (di aletos eslove-
nos), 41. .
espafiol, 24, 33 (lengua espafiola),
35, 36 (lengua espafiola), 37,
39,44, 45, 55, 57, 64, 65, 66,
67, 74 (naciones latinoamerica-
nas de lengua espafiola), 118
(espafiol de Espafia), 127 (espa-
fiol de Castilla), 128 (espafiol
ejemplar de Castilla), 121, 122,
124, 129, 130, 131 (espafiol de
Castilla), 132 (pronunciacin es-
pafiola 'ejemplar' de Castilla),
147.
esperanto, 48.
europeos (los idiomas), 126.
fins, 77, 147, 148.
flamenco, 39, 41, 75.
florentino, 40.
francs, 24, 36, 37, 39 (dialectos
'franceses'; francs comn;
'dialecto de la regin Ie-de-
France y en particular de Pa-
rs'), 43 (lengua francesa; fran-
cs o dialectos del norte), 44,
160
56,64,66,74,75, (lengua fran-'
cesa), 120, 121, 124, 129, 130,
131, 137, 138, 147.
francien, 43.
frncico, 43.
franconio (bajo franconio), 41.
frisn, 40.
galico escocs, 39.
gals, 39.
galorromnicos (grupos dialecta-
les),43.
gallego-portugus, 44.
georgiano, 121.
germnico, 37 (lenguas germni-
cas), 39, 44 (dialecto germni-
co), 45, 76 (lenguas germni-
cas), 97 (lengua germnica an-
tigua), 143 (prstams germni-
cos).
gtico, 78, 97.
griego, 28 (griego antiguo, griego
moderno), 40 (dialectos griegos
antiguos, dialectos griegos ac-
tuales, actual lengua griega co-
mn y literaria, la koin grie-
ga, la koin helenlstica), 56, 65,
66; 122 (griego antiguo), 131
(griego moderno), 133, (de ori-
gen griego), 137, 143 (prsta-
mos griegos), 147.
guaran, 12, 124.
hispanoamericanos (los hablares),
46.
Hoehdeutseh, 40.
holands, 41 (+ 'lengua holande-
sa'), 148.
Introducci6n a la lingstica
hotentotes (lengua de los), 126.
hngaro, 121, 141, 147, 148.
ido, 48.
indgenas (idiomas indlgenas de
Amrica), 67, 128 (- Centro-
amrica).
indoeuropeo, 39, 76 (dialectos in-
doeuropeos), 94, 112 (indoeuro-
peo comn), 135 (idiomas indo-
. europeos) 145, (idiomas indoeu-
ropeos.
ingls, 39, 40, 41, 49, 74, 97 (len-
gua inglesa), 121, 129, 130, 139,
142, 147.
interlingua, 48.
islands, 40.
istro-rumano, 43.
italiano, 24, 36, 37 (italiano, siste-
ma italiano), 40, 56, 66, 75 (sis-
tema dialectal italiano), 118,
121, 129 (sistema italiano), 130,
131,.147, 148.
japons, 121.
kjkavo (dialecto), 41, 42.
kawi (lengua), 29.
'ladino', 75.
/andsmIJ/ [Noruega, 'lengua del
pas']; 45.
/angue d'oe, 43.
langue d'oil, 43.
latn, 28, 29, 35, 38, 46, 55, 56,64,
65, 82 (- vulgar), 83 (sistema
latino), 84 (latn vulgar), 92 (de-
clinacin latina), 137, 147, 148.
leons (sistema), 44.
letn, 121, 122, 147.
ndices
lituano, 95, 121, 122, 136.
Lubliana (la lengua de), 41.
lunfardo, 70.
macedonio (el), 37 (+ 'lengua ma-
cedonia'), 41, 42.
macedo-rumano, 42.
megleno-rumano, 42.
moldavo, 37 (+ 'lengua molda-
va'), 43 (el moldavo/forma dia-
lectal moldava).
Montevideo (la lengua de), 33, 36,
(el habla particular de una lo-
calidad, Montevideo).
neolatino, 36 (sistema neolatino),
39 (dialectos neolatinos), 44
(grupos dialectales neolatinos),
46 (idiomas neolatinos).
Niederdeutsch, 40, 41.
noruego, 40, 45 ('lengua noruega').
occitnico, 43 (dialectos del sur u
occitnicos).
paleoeslavos, 78.
Plattdeutsch, 40.
pidgin-english, 49.
polaco, 64, 95, 96, 127, 147.
portugus, 38, 44 (+ gallego-
portugus), 49 (portugus usa-
do por ciertas poblaciones afri-
canas), 56, 129.
prerromance (fase), 82.
provenzal, 43 (+ dialectos proven-
zales), 44, 45.
quechua, 78.
reto-romance, 75.
riksmal [Noruega: 'la lengua del
reino'], 45.
161
Ro de la Plata (espaol del), 36
(espaol rioplatense, sistema
rioplatense), 66, 70, 96, 120,
127, 140.
romanche, 75.
romnicas (lenguas), 37, 129, 143
(lenguas romnicas actuales),
148 (idiomas romnicos).
rumano, 24, 37, 42, 43 (+ siste-
ma rumano, macedo-rumano,
megleno-rumano), 43 (rumano
comn y literario, istro-ruma-
no), 56, 66, 124, 147.
ruso, 56, 64, 124.
snscrito, 78.
semticas (lenguas), 37, 128 (idio-
mas semticos).
'servio' (el), 36, 37, 41, 42 (lengua
'servia').
servio-croata, 41, 42, 56, 122, 125.
sevillano, 38.
stokvicas (formas dialectales), 42.
stkavo (kavo, ijkavo), 41, 42.
suaheli, 49.
sueco, 37, 40, 122.
toledano, 38.
toscano, 40.
tsaconio, 40.
turca (lengua), 124, 140 (idiomas
turcos), 148.
ugro-fnicos (dialectos), 77.
umbro, 78.
valaca (forma), 43.
vasco, 36, 39, 44.
volapk, 48.
162 Introduccin a la lingstica
8. FORMAS LINGSTICAS
a) DE ORIGEN ONOMATOPYICO
ai (latn, lenguas romnicas, litua-
no), 136.
ba-ba, 135.
bau-bau (italiano), 136.
baubari (latn), 143.
M,143.
bee, 136.
bla-bla, 135.
bu, 136.
cock-a-doodle-doo (ingls), 136.
cocoric, 136.
couin-couin (francs), 24.
cua-cua (espaol), 24.
ger-gor, 136.
guau-guau (espaol), 136.
ham-ham (rumano), 136.
kirikuk, 136.
krik, 135.
mac-mac (rumano, 24.
mech-mech (cataln), 24.
mee, 136.
mu, 136.
paf, 134.
pi/, 134.
puf, 134.
quac-quac, 24.
quick-quack (alemn), 24.
quiquiriqui (espaol), 136.
rap-rap (dans), 24.
b) GRIEGO
aita, 65.
rktos, 73.
brbaros, 135.
ge, 56.
glotta, 13.
grpho, 129.
hls, 112.
hlios, 56.
hppos, 112.
kheir, 129.
krax, 136.
makrthymos, 65.
Markellus, 143.
plagos, 112.
pharma.ka, 143.
phon, 103.
pntos, 112.
ptosis, 65.
pyr, 56.
serna, 104.
spiti, 64.
thlassa, 112, 129.
c) LATN
aestiltem, 140.
audire, 96.
auricula, 84.
ndices
barbarus, 135.
caballus. 70.
Caesar, 143.
camisia, 95.
caput. 70. 85.
casa, 64.
casus. 65.
causa. 65.
clamo ... 98.
consul. 144.
consulaudio. 145.
consulem audio. 145.
corvus. 136.
cosul, 144.
crassus, 96.
credere, 97.
crimen, 135.
emeritus, 90.
equus, 70, 112.
ficatum, 97.
Florus. 142.
grassus. 96.
gravis, 96.
grevis. 96.
grossus, 96.
hostis, 85.
ignis, 55-56.
laevus. 73.
levis, 96.
mlus, 119.
malus. 119.
manduco. 97.
mansionem. 64.
Marcellus. 143.
mater, 94.
mustela, 73.
nihil, 144.
niil, 144.
oclus, 84.
oculus, 84.
optimus. 144.
optumus, 144.
oricla. 84.
papilio. 135.
parvus. 134.
patrilpatris. 98.
163
Petrus videt Paulum [orden de pa-
labrasl, 98.
pharmacia. 143.
pipio/pipionis. 135.
plaustrum, 142.
plostrum, 142.
rex, 113.
Salve Flaure!, 142.
Salve Flore, 142.
satiTa, 144.
satura. 144.
septem, 94.
terra, 56.
testa. 70. 140.
uentus. 134.
ursus. 73.
vadum. 144.
d) ESPAOL
-a, 56.
activo, 139.
aguja, 95.
al padre/del padre, 98.
amanecer, 71.
164
ancla, 132.
and, 95.
anduve, 95.
anfiteatro, 132.
antes, 132.
arbitrariedad, 72.
armadillo, 55, 56.
atardecer, 71.
bombardeo, 56.
*bombardizacin, 57.
bonsimo, 96.
bravo, _ 135.
buensimo, 96.
bueno, 96.
caballo, 70.
caber, 96.
cabeza, 70.
cabo, 95, 96.
caiga, 95.
casa, [54], 64, 128, 139.
caso, 65.
causa, 65.
cesto, 140.
cielo, 131.
c/u, 89.
club, 66.
comadreja, 73.
continuo/contino/continu, 120.
contradanza, 89.
contrariedad, 72.
Crdoba, 89.
cort, 95.
cosa, 65.
cotizacin, 57.
*cotizamiento, 57.
cuando, 132.
Introduccin a la lingstica
cuervo, 136.
chico, 134.
dado, 131.
de la msa [grupo fnico), 120.
derecho, 38.
diablo, 73.
dieta, 137.
Dios, 73.
dire, 97.
director, 97.
doctor, 139.
el prra [grupo fnico], 120.
emrito, 90.
-ea, 57
es Carlos, 140.
espuma de mar, 89.
estea, 96.
ferrocarril, 66;
fuego, 38, 95.
fuerte, 134.
general, 131.
gordo!r 140.
grande, 134.
graso, %.
grueso, 96, 134.
hablar, 38.
habl, 95.
haiga, 95.
haya, 95.
hecho, 38.
hermano, 38.
hijo, 38.
hombre, 139.
homenaje, 139.
izquierdo, 73.
juego, 95, 128, 131.
ndices
kummer, 89.
lago, 95.
lpii, 132.
las/las dudas, 140.
las/las partes, 140.
living [anglicismo), 66.
Lola, 67.
llave, 38.
llover, 38.
madre, 67, 95.
magnnimo, 65, 66.
mam, 67.
mano, 73, 132.
maana, 38.
ms gordo, 140.
ms grande, 131.
mate, 70.
mrito, 90.
mesa/la mesa, 55, 137.
mismo, 139.
mosca, 139, 140.
mulita, 56.
muy, 125.
novsimo, 96.
nuevsimo, 96.
nuevo, 96.
-o, 56.
ocho, 38.
oiga, 95, 96.
oigo, 96.
or, 96.
*ombraioso, 72.
oso, 73.
Paco, 67.
padre, 67.
pap, 67.
INTRO. " LA LlNGOISTIC". - 11
pasto, 139, 140.
patos, 139.
Pepe, 67.
pequei\o, 134.
pero, 119.
perro, 119.
pibe, 70.
pichn, 135.
pie, 73.
profe, 97.
profesor, 97.
profesor/profesora, 55.
qu?, 122.
quepo, 95.
remuneracin, 90.
renumeracin, 90.
respecto, 139.
re-vo-Iu-cio-na-rio, 120.
saber, 96, 139.
sabo, 96.
sea, 96.
siete, 94.
sinfona, 132.
sol, 56.
solidariedad/solidaridad, 72.
sombro, 72.
son, 140.
son brbaros, 140.
son ocho, 140.
son grandes, 140.
son tres, 140.
suelo, 125.
tango, 132.
[teatrol, 64.
ticket [anglicismol, 66.
traiga, 95.
165
166
umbroso. 72.
un viento. 134.
vmonoslvamons. 120.
'va de hierro'. 66.
virgen. 65.
zagun. 131.
e) FRANCS
belette. 73.
chemin de fer. 66.
chemise. 95.
cheval. 70.
chez. 64.
chou. 131.
contre. 89.
cordon. 89.
cordonnier. 89.
cordouanier. 89.
Cordoue. 89.
eroire. 97.
erois. 137.
croix. 137.
Djibouti. 133.
t. 140.
foie. 97.
formidablelformidble. 121.
gauche. 73.
gras. %.
gros. %.
gu. 144.
guerre. 144.
jeu. 131.
lei. 142.
loe, 142.
Introduccin a la lingstica
loi. 142.
Iwa, 142.
maison. 64.
mange. 97.
maison(la)lmaisons(les), 97.
mere. 95.
ombrageux. 72.
pense ... 98.
Pierre voit Paul ... [orden de pala-
bras). 98.
pigeon. 135.
pipe d'cume de mer. 90.
pipe de Kummer, 89.
poids. 137.
pois. 137.
poit. 137.
rei. 142.
roe, 142.
roi. 142.
rwa, 142.
sang. 137.
sans . 137.
sen. 137.
soi. 137.
soie. 137.
soit. 137.
solidarit. 72.
table. 137.
tcheque. 133.
tete. 70. 140.
toi. 137.
toit. 137.
'u francesa'. 86.
vin.137.
vingt. 137.
zro. 131.
/ndices
t) ITALIANO
ago, 95.
babbo, 135.
cavallo, 70.
donnola, 73.
fuoco, 95.
gemma, 94.
generale, 130.
giuoco, 95.
gli, 132.
grasso, 96.
grosso, 96.
guado, 144.
guerra, 144.
lago, 95.
madre, 95.
mamma, 135.
nazioDe, 133.
piccione, 135.
vosa, 131.
scna, 131.
scoglio, 132.
sinistro, 73.
sole, 56.
spuma di mare, 90.
tavola, 137.
testa, 70.
zanzara, 133.
g) PORTUGUS
chave, 38.
chover, 38.
direito, 38.
falar, 38.
filho, 38.
irmao, 38.
feito, 38.
fogo, 38.
manhi, 38.
oito, 38.
sol, 56.
h) ALEMN
binden/bindn, 125.
Deutschland, 133.
-chen, 57.
dick, 134.
Einsenbahn, 66.
Fraulein, 57.
Gast, 85.
Hand, 133.
Haupt, 85.
Haus, 64.
Hund, 133.
Kaiser, 143.
klein, 134.
Knie, 85.
-Iein, 57.
Miidchen, 57.
Meer, 148.
Meerschaum, 90.
Mond (der), 56.
schreiben, 131.
sehr, 148.
singen, 132.
Sonne (die), 56.
167
168
Tal/Thal, 129.
Tisch (der), 55, 137.
zehn, 133.
i) INGLS
castIe, 125.
country, 89.
country-dance, 89.
club, 89.
had, 97.
house,' 64.
long, 132.
mother, 95.
she, 131.
sheep, 119.
ship, 119.
this, 131.
three, 131.
wind, 133.
j) OTRAS FORMAS
a"va- (snscrito), 112.
aldl (turco), 141.
buldu (turco), 141.
cal (rumano)
-di/-di (turco), 141.
divadlo (checo), 65.
djarar (sudans), 135.
djirir (sudans), 135.
djurur (sudans), 135.
dom (ruso, polaco, checo).
-du/-d (turco), 141.
Introduccin a la lingstica
ev/evler (turco), 141.
fu (chino), 122.
geldi (turco), 141.
gord (turco), 141.
habaidedum (gtico), 97.
hus (sueco), 64.
Kaesar (germanos), 143_
kiHta (blgaro), 64.
kazaliSte (servio-croata), 65.
krst (servio-croata), 125.
kua (servio-croata), 64.
-lar (turco), 141.
-Ier (turco), 141.
malyj (ruso), 134.
mat' (ruso), 95.
moti (sevio-croata), 95.
mayr (armenio), 95.
mor (sueco), 95.
mote (lituano), 95.
motre (albans), 95.
nevastuiea (rumano), 73.
pozorilte, 65.
raja (snscrito), 113.
-rix (cltico), 113.
shtepi (albans), 64.
solnee (ruso), 56.
stng rumano 73.
stol (ruso), 55, 137.
sunee (servio-croata), 56.
trsl (servio-croata), 125.
velikij (ruso), 134.
veler (ruso), 133.
vlk eslovaco), 125.
werra (germnico), 144.
yol-yollar (turcos), 141.
ndices 169
9. TECNICISMOS, SEMITECNICISMOS
y CONCEPTOS VARIOS
abierta/cerrada (silaba), 139.
acento, 118, 120, 121.
- espiratorio, 117.
- de frase, 122.
- de intensidad, 117, 122.
- meldico, 122.
- musical, 122.
- tnico, 117.
acto lingstico, 11, 16, 99, lOO,
101.
acstica (especie), 137.
adstrato, 90, 91.
afectivo (factor, lenguaje), 54, 57,
lOO.
africada, 132, 133.
aislante (idioma), 122.
alfabeto cirlico, 42.
alfabeto fontico internacional,
146.
alfabeto latino, 147.
alteracin (de un texto), 14.
alternancia voclica, 134.
altura (musical), 115, 116.
alveolar, 127.
amplitud (de onda), 116.
analtica (lengua), 64.
analoga, 94, 95, 96.
anticadencia, 123.
antnimo, 96.
antroponimia, 110.
antroponomstica, 110.
apelacin, 102.
apertura cero, 126.
arbitrario (valor simblico), 135,
136.
argot, 48, 62, 70 (palabras argti-
cas).
armona voclica, 140.
articulado (lenguaje humano), 11.
articulatorio (especies), 137.
aspirado, 129.
atavismo de Mendel, 86.
tona, 119.
autenticidad (de un texto), 14.
autctonas (palabras), 65.
autnomo (sistema lingstico),
148.
avulsivos (sonidos), 126.
banderitas (lenguaje de), 24.
base de articulacin, 87.
behaviorista, 22, 53, 58.
be I/belio/ bell, 117.
bilabial, 127.
bilingismo inicial, 87, 88.
breve/larga, 119, 147.
cacuminal, 127, 146.
cadencia, 123.
calco (lingstico), 65, 66 (latinos
y neolatinos).
170
cambio lingstico, 81-100 (VII) Y
62: analgico, fontico/fnico,
semntico.
campo mostrativo/simblico, 102.
cardinal (vocal), 129.
cantidad, 117, 118, 122.
cerebral (consonante prepalatal),
127.
ciencia del lenguaje, 11, 15.
civilizacin (estudio de la), 111,
lB.
c/icks, 126.
cliquements, 126.
cognoscItIva (actividad), 54.
comparative philology, 13.
comprensin, 85.
comunidades culturales, 62.
concepto, 102.
conciencia: fonolgica (88), del ha-
blante (37), semntica (88); sin-
tctica (88).
consonante, 124, 125.
constrictiva, 125, 126.
contexto, 138.
continuo (sonido), 125 ..
continuo fnico, 115.
convencin/convencional, 22, 23.
corriente espiratoria, 125, 126.
creacin, 85.
'criba' fonolgica, 88.
crtica de los textos, 13.
cuerdas vocales, 123.
decibel/ decibelio/ decibell, 117.
declinacin, 92.
definicin del objeto cientfico, 11.
dectico/dexis, 102, 133.
Introduccin a la lingstica
des labializado, 124.
diacrnica (disciplina), 108.
dialectal (sistema), 46.
dialecto, 37, 38, lOO, 101.
dialectos (sistema de), 37, 47.
dialectologa, 106.
- comparada, 107.
diferenciaciones internas, 101.
dobles (consonantes), 118.
documentos, 13, 14.
duracin, lIS, 117, 118.
economa de la expresin, 94, 97,
98.
emotivo, lOO, 101, 107.
encltico, 120.
energeia, 29.
entonacin, 122; campo de ento-
nacin, 118, 121.
entorno cientfico de una obra, 9.
entorno fnico, lOO.
entorno pedaggico de una obra,
8, 9.
enunciativo, 10 1, 107.
epigrafia, 144.
ergon, 29.
errores lingsticos, 99.
escritura: alfabtica (148), ideogr-
fica (24, 25), pictogrfica (24,
25), silbica (24, 25).
especulacin filosfica, 106.
espirante, 131, 133.
esquema acentual, 1 2 0 ~
esttico/dinmico: VII.
estilstica, 19, 66, 101, 107, 108
(empleo estilstico), 122.
- diacrnica/sincrnica, 109.
fndices
- del habla, 108.
estratificacin socio-cultural, 101.
estructura pedaggica de una obra,
8.
estudiantil (argot), 97.
etimologa, 105.
etimologa popular, 89.
etimolgica (ortografa), 142.
explosivo, 126, 130.
expresin, 85, 102.
extraglotolgicos (criterios), 39.
evocar, 22.
familia' de lenguas/lingstica, 14,
49, 106.
fi/%gia, 13.
filologa, 11, 12, 13.
filologa comparada, 11, 13.
fil%gia germanica/romanza, 13.
filosofa del lenguaje, 17, 103.
flexin nominal, %.
flores (lenguaje de las), 24.
fonacin, 123, 129 (tubo de
fonacin).
fonema, 104, 115, 138.
fontica, 19, 103.
- experimental/instrumental, 19,
103.
- sintctica, 140.
fQntico (sistema', 145.
fonetismo, 148.
fonologa, 104.
forma interior, 52.
frecuencia, 116.
fricativo, no, 131.
171
funcin distintiva/enumerativa,
121.
funcionalismo realista, lO, 152.
fundamental (obra), 10.
futuro de una obra cientfica, 9.
generacin (sociolgica), 92 ( + teo-
ra de las generaciones),93.
geografa lingstica, 92, 111.
glosologa/ glotologa, 11.
glotolgicos (criterios puramen-
te -), 36.
g/ott%gia, 11, 13.
grafa, 145 (sistema grfico), 146.
gramtica, 105.
- comparada, 11, 13, 106.
- descriptiva, 108.
- estructural, 109.
- funcional, 109.
- general, 19, 105.
- histrica, 81, 82, 83, 108, 110.
- normativa, 109.
gramtica de los errores, 83.
gramtica de la lengua espafto-
la/del espaol/del espaol co-
mn/espaola, 47, 48.
gritos, 23.
grupo de lenguas, 106.
grupo fnico, 120.
grupos profesionales, 101.
gutural, 128.
hbito de articulacin, 88.
habla, 103, 141.
hablas locales, 38.
hablas de malhechores, 48.
172
hechos de historia, 15.
hechos de lengua/lenguaje, 15,
101.
hipocorstico, 67.
historia de la lengua, 14, 81, 82,
83, 109, 110.
historia de un grupo humano, 14.
historia cultural, 14.
historia social, 14.
homofona, 137, 138.
icstico, 133, 136, 137.
idioma, 12, 36.
imagen, 23.
imitacin, 100.
imitativo (valor de los sonidos),
135, 137.
importancia de una obra para la
historia de la lingstica, 10.
improvisacin/rectificacin en las
ideas, 7.
indoeuropea actual (lengua), 36.
infantil (lenguaje), 135.
innere Sprachform, 52.
innovacin, 100.
intensidad (acstica), 115, 116, 119,
intercomprensin, 37.
interdental, 127.
interdicciones del lenguaje, 77.
interjeccin, 23.
interpretar, 23.
inversivos (sonidos), 126.
irregulares/regulares (formas), 95,
96.
isoglosa, 11, 17, 34, 36, 112.
Introduccin a la lingstica
isoglosas (sistema de), 17, 36, 49,
69, 101, 105.
isoda, 112, 113 (lnea isoda).
koin, 40, 78.
labial/labializado, 124.
langue, 29, 30, 60, 103.
larga (cosonante), 118.
laringal, 128, 133.
lateral, 128, 131.
latina /Iengua - actual), 36.
Lautverschiebung, 85.
Laut- und Schriftsystem, 145.
lengua, 11, 16,35,37,47,69,101,
103 ..
de Cervantes, 33, 35.
de cultura, 78, 147.
comn/comn o literaria, lite-
raria, 39, 47, 100.
histrica, 73.
lingstica. 40.
de los lingistas, 35.
de los polglotos, 35.
nacional, 39, 40.
oficial, 48.
viva/muerta, 28, 46, 141.
lengua de los ingenieros, 48.
marinos, 48.
- obreros metalrgicos, 48.
- pescadores, 48.
hablas de malhechores, 48.
lenguas artificiales, 48.
criollas, 48, 49.
especiales, 48.
francas, 48, 49, 78.
Indices
-- secretas, 48.
lenguas madres/lenguas hijas, 28.
lenguaje, 15.
-- abstracto, 52.
-- animar, 21.
-- articulado, 16.
-- concreto, 52.
-- como fenmeno histrico, 52.
lenguajes especiales, 100.
-- familiar, 100.
-- tcnicos, 48, 100.
letra, 145.
lexicologa, 105, 110.
lexicografa, 105.
ley fontica, 100.
lingista/polgloto (diferencias),
11, 12.
lingstica y filologa, 12, 13.
lingstica y conocimiento de idio-
mas, 11-12.
lingstica: emprica (19), espacial
(111), estructural (81), general
(17, 19, 103), histrica (36, 37),
de los lingistas (11, 12), teri-
ca (18, 102).
linguistica, 11.
linguistics. 11, 13.
Iinguistique, 11.
linguodental, 132.
lquido (sonido), 131.
locuciones (elementos), 122.
lgico (aspecto -- del lenguaje), 51,
54.
lugar de articulacin, 126.
luminosas (seales/lenguaje de),
24.
madurez cientfica, 7, 8.
(funcin), 102.
meaning. 102.
173
media (oclusiva sonora), 130.
mediopalatal, 127.
meldica (unidad), 122, 123.
mtrica, 144, 145.
mezcla de idiomas, 87.
mnimo esfuerzo, 94, 95.
modelo, 85.
modo de articulacin, 126.
modulacin (de un sonido), 129,
130.
momentneo (sonido), 125.
monosilbicos (idiomas), 122.
morfema, 98.
morfologa, 107.
mutacin consonntica, 85.
nacin/sistema nacional/nacionali-
dad, 47, 73, 74.
naipes (lenguaje de los), 24.
nasal, 128, 129, 132.
nasalizacin, 129, 144.
neolatinas (lenguas), 36.
normas de las reas, 111.
norme areali. 111.
objeto, 102.
oclusivo, 126, 130.
onda (sonora), 115.
ondas (teora de las), 92.
onomasiologa, 110.
onomatopeya, 23, 135, 136, 143.
oracin, 139.
oral, 128, 129.
174
ortografa, 145, 146, 147, 148.
oscilgrafo, 116.
oyente, 30.
palabra, 120, 139.
palabra-oracin, 122.
paleografa, 144.
paleontologa lingstica, 112.
parole. 29, 60, 103.
particulares, 54 [comprese univer-
sales].
patois, 38, 43.
percepcin de los signos, 101.
perennidad del trabajo cientfico
bien realizado, 7.
poliglotismo, 12, 35.
pospalatal, 127.
prepalatal, 127.
prstamo interior, 70.
'primitivos' (pueblos), 24, 25.
procltico, 120.
produccin de los signos, 101.
prospectivo, 106.
pseudolenguaje, 23.
psicologa del lenguaje, 53, 104.
psquico (aspecto - del lenguaje),
S4.
quimgrafo, liS.
raza, 47.
referent, 102.
reforzadas (consonantes), 118.
regularizacin gramatical, %.
regularizadora (tendencia gene-
ral -), 96.
Introduccin a la lingstica
representacin, 102.
reproduccin, 23.
retrotleja, 127.
retrospectivo, 106.
romnicas (lenguas/sistemas dialec-
tales romnicos), 36, 46.
rotacin, 85.
science du langage, 11.
semntica, 18, 19, 104.
semasiologa, 104.
semianticadencia, 123.
semiologa, 16, 25.
seftal, 22, 107.
seftalamiento (sistemas de), 24.
sibilante, 131.
significacin, 102.
significado/significante, 104.
significar, S9.
signo, 21.
slaba, 119, 120, 121, 12S.
simblico (valor), 23, 135, 139.
smbolo, 23, 102.
sincrnica (disciplina), 108.
sinnimo, 96.
sintaxis, 107.
sinttica, (lengua), 64.
sntoma, 22, 102, 107.
sistemas lingsticos autnomos,
100 (vase tambin dialectos e
isoglosas).
situacin, 138.
sonante, 12S.
sonido, 104, 145.
sonido del lenguaje, lIS.
sonoro, 128.
ndices
sordo, 128.
Sprachwissenschaf/, 11.
subdialecto, 43.
superdialectal (lengua), 39.
substrato, 87 (teora del -), 91.
substrato tnico, 86.
superstrato, 90, 91.
suspensin, 123.
tendencias de las lenguas, 91.
tenue (oclusiva sorda). 130.
teora gramatical, 106.
teora del lenguaje, 18.
/hing mean/, 102.
timbre; 116.
tonalidad, 118, 121.
tnica, 119.
tonema, 123.
175
tono, 116, 118, 122.
toponimia, 110.
toponomstica, 110.
transcripcin fontica, 146.
transcripcin (griega de palabras
latinas o viceversa), 143.
universales, 54 [comprese particu-
lares].
, uvular, 128.
valor distintivo/fonolgico, 118,
122.
velar, 128.
vibraciones principales/secunda-
rias, 116.
vocal, 124.
Wellen/heorie, 92.
NDICE GENERAL
Pdgs.
Preliminares ................................... 7
Nota de presentacin de la edicin mejicana (1983). 7
Sobre esta edicin .......................... 8
1. Objeto de la lingstica .................. 11
JI. El lenguaje .............................. 21
111. El acto lingstico ....................... 27
IV. La lengua .............................. 33
V. La realidad del lenguaje ................. SI
VI. Lengua y sociedad ...................... 69
VII. Sincrona y diacrona .................... 81
VIII. Las ciencias l.ingsticas .................. 101
IX. Fontica ................................ liS
Bibliografa esencial ............................ 149
ndices ......................................... 1 S 1
1) Autores ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1SS
2) Autores y obras .......................... ISS
3) Escuelas ................................. IS6
178 Introduccin a la ling{stica
Pgs.
4) Otros nombres ........................... 156
5) Pueblos y etnias ......................... 157
6) Nombres geogrficos
7) Lenguas, dialectos ...
157
158
8) Formas, lingsticas ....................... 162
a) de origen ortomatopyico ............... 162
b) griego ................................ 162
c) latn .................................. 162
d) espai'lol ............................... 163
e) francs ............................... 166
f) italiano, ..................... " . . . . . . . . . 167
g) portugus ............................. 167
h) alemn ............................... 167
i) ingls ................................. 168
j) otras formas .......................... 168
9) Tecnicismos, semitecnicismos y conceptos vaTios. 169
(V ............. .
lenguaje y la l.i.ngistica 1]18IIJ
ricamente ilustrada, por cierto, ta
pocas pginas, como esos 'fa.
dices deilotan con ).
Esta obr y las Lecciones de 'ingiU,s'"
ca general constituyen una prsentadll
amplia y muy personal -pero DO .....
jetiva- de la ciencia del lcoguaje, ala
relieve especial, claro est, para aspec>
tos particulares (semntica, filosofia
del lenguaje, etc.) que tienen cabal
desarrollo en otras ptJblicaciones del
autor. Al mismo tiempo, est6 ah1 la
presencia muy llamativa de lo. apee-
tos historiogrficos de nuestra cimMie.
aunque no siempre en forma
vale decir, intqrados en la propia u.
sentacWn de las ideas dentro de UD
marco teriCQ-descriptivo.
En suma, lo que ahora M! ofrece bien
pudiera convertirse tanto en motivo
de reflexin como de escndalo para
algunos espectadores/trabajadores de
la Jinsilistica, angustiados si no descu-
bren casi a diario -y, a ser posible,
a toque de campana- algo trascenden-
tal, aI(n sesudo. invento de superme-
tateoda del lenguaje que, por fin, mues-
tre en forma irrebatible que, hasta
hace unas unidades tempora-
les, no se hecho lingilistica real-
mente en serio. La sensatez cientUica
tiene un precio (muy justo, por otra
parte): el precio del progreso parsimo-
nioso, de estado latente, controlado
en toda su imponente complejidad por
el largo y silencioso trabaja de cada
d1a.

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