Puede Ser La Psicologia La Ciencia de La Mente

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¿PUEDE SER LA PSICOLOGÍA UNA CIENCIA DE LA MENTE?

B.F.Skinner
Universidad de Harvard

Muchos psicólogos, como los filósofos antes que ellos, han buscado
dentro de si mismos en busca de explicaciones de su comportamiento. Han
buscado sentimientos y observado procesos mentales a través de la
introspección. Sin embargo, la introspección nunca ha sido muy
satisfactoria. Los filósofos han reconocido sus insuficiencias mientras
insisten en que es, no obstante, el único medio del autoconocimiento. Los
psicólogos intentaron mejorarla utilizando observadores entrenados y los
instrumentos de los que William James tenía tan pobre opinión. La
introspección no se ha usado mas. Los psicólogos cognitivos pueden ver
representaciones e incluso pueden argumentar que son las únicas cosas
que pueden ser vistas, pero no afirman verse a sí mismos procesándolas. En
cambio, al igual que los psicoanalistas, quienes encaran el mismo problema
con procesos que no pueden ser vistos porque son inconscientes, se han
dedicado a la teoría. Sin embargo, Las teorías necesitan confirmación y por
ello muchos se han dirigido a la ciencia del cerebro, donde se puede decir
que los procesos son inspeccionados mejor que observados
introspectivamente. Si la mente es "lo que hace el cerebro", el cerebro puede
ser estudiado como se estudia cualquier otro órgano. Al final, entonces, la
ciencia del cerebro podrá decirnos lo que significa construir una
representación de la realidad, almacenar una representación en memoria,
convertir una intención en acción, sentir alegría o dolor, obtener una
conclusión lógica, y así sucesivamente.

¿Pero inicia el cerebro la conducta como se dice que lo hace la mente o


el propio sujeto?. El cerebro es parte del cuerpo, y lo que hace el cerebro es
parte de lo que hace el cuerpo. Lo que hace el cerebro es parte de lo que
debe ser explicado. ¿De dónde ha venido el cerebro-con-cuerpo, y por qué
cambia de tantas formas de un momento para otro?. No podemos encontrar
respuestas a preguntas de esa clase dentro del propio cuerpo-con-cerebro,
observados bien introspectivamente o bien con los instrumentos y métodos
de la fisiología.

El comportamiento de los organismos como un todo es el producto de


tres tipos distintos de variación y selección. El primero, la selección natural,

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es responsable de la evolución de las especies y por consiguiente del
comportamiento de las especies. Todos los tipos de variación y selección
tienen ciertos fallos, y uno de ellos es especialmente crítico para la selección
natural: prepara a las especies sólo para un futuro que se parece a un
pasado selectivo. El comportamiento innato es efectivo sólo en un mundo
que se asemeja estrechamente al mundo en el que evolucionaron las
especies.

Esta falla fue corregida por la evolución de un segundo tipo de


variación y selección, el condicionamiento operante, a través del cual las
variaciones en el comportamiento del individuo son seleccionadas por
rasgos del ambiente que no son suficientemente estables como para influir
en la evolución. En el condicionamiento operante, el comportamiento es
reforzado, en el sentido de fortalecido o más probable de ocurrir, por ciertas
clases de consecuencias, que primero adquirieron la facultad de reforzar a
través de la selección natural.

Un segundo fallo en la variación y la selección es crítico para el


condicionamiento operante: la selección debe esperar a la variación. E
proceso debe esperar a la variación por consiguiente el proceso es por lo
general lento. Esto no constituyó un problema para la selección natural
porque la evolución disponía de millones de años, pero un repertorio de
comportamiento operante debe ser construido en el transcurso de una vida.
El condicionamiento operante debe resolver el "problema de la primera vez":
¿cómo y por qué las respuestas ocurren antes de que hayan sido
reforzadas?.

El problema fue resuelto en parte por la evolución de procesos a través


de los cuales los individuos se benefician del comportamiento ya adquirido
por otros. La imitación es un ejemplo. A menudo pone al imitador en
contacto con las consecuencias reforzantes responsables del
comportamiento imitado. El comportamiento del imitador es "primado" en el
sentido de que lo hace ocurrir por primera vez por lo general cuando es
probable que sea reforzado.

En este punto la especie humana parece haber dado unos pasos


evolutivos únicos. Otras especies imitan, pero si modelan algún
comportamiento para ser imitado es sólo como resultado de la selección
natural. La consecuencia del modelado, el comportamiento del imitador, es
demasiado remota para servir de un refuerzo operante. Sólo en la especie

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humana el comportamiento del imitador refuerza el modelado.

La especie humana experimentó otro cambio evolutivo único cuando


su musculatura vocal cayó bajo control operante y cuando el
comportamiento vocal empezó a ser modelado y mantenido por sus
consecuencias reforzantes. Entonces la gente pudo aleccionar el
comportamiento de otros contándoles qué hacer además de mostrándoselo.
(En un paso presumiblemente posterior, se incorporaron consecuencias
reforzantes temporales para hacer más probable que la conducta
mantuviera se fuerza hasta que la consecuencia por la que esta fue
aprendida pudiese entrar en juego. Añadir reforzamientos temporales de
esta forma es enseñar).

Un consejo puede ser útil en más de una ocasión, y a menudo se da o


se enseña de tal manera que pasa de persona a persona o de generación en
generación. Las máximas ("grandes dichos") y los proverbios son ejemplos.
Describen más bien contingencias de reforzamiento bastante generales -un
penique (como tantas otras cosas) que se ahorra es un penique (como tantas
otras cosas) ganado-. Las reglas son dichos transmitidos por grupos,
generalmente con consecuencias reforzantes más fuertes. Las leyes de los
gobiernos y de las religiones describen las contingencias del (generalmente
negativo) refuerzo mantenido por esas instituciones. Tienen el efecto de
advertencias: mediante la obediencia a la ley una persona evita comportarse
de formas que podrían ser castigadas. Las leyes de la física y de la química
("reglas para una acción eficaz") describen las contingencias de refuerzo
mantenidas por el entorno físico.

Modelar, relatar y enseñar son las funciones de los ambientes sociales


llamados culturas. De contingencias de variación y selección diferentes
surgen culturas diferentes y difieren en el grado en que ayudan a sus
miembros a resolver sus problemas. Los miembros que los solucionan
tienen más probabilidades de sobrevivir, y con ellos sobreviven las prácticas
de su cultura. En otras palabras, las culturas evolucionan, en una tercera
forma de variación y selección. (Las culturas que moldean y mantienen
comportamiento operante son exclusivamente humanas. Las sociedades
animales tienen muchos rasgos similares, pero sólo como producto de
contingencias de supervivencia). La evolución cultural no es un proceso
biológico, pero como clase de variación y selección tiene los mismos
defectos. El hecho de que la cultura prepara a la gente para vivir en un
mundo semejante a aquel en el que la cultura evolucionó es la fuente de

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nuestra preocupación presente acerca del futuro de una tierra habitable.

El proceso de variación y selección tiene una tercera insuficiencia: las


variaciones son azarosas y las contingencias de selección accidentales. Lo
que evolucionó no fue una única especie que se desarrolló lentamente sino
millones de especies diferentes que competían unas con otras por un sitio
en el mundo. El resultado del condicionamiento operante no es un
repertorio coherente y sencillo resultado sino miles de repertorios pequeños,
conflictos de los que debe salir algo. La evolución de los ambientes sociales
no ha producido una única cultura sino muchas a menudo en conflicto.

Aunque el control operante de la musculatura vocal es exclusivo de la


especie humana, rara vez, si alguna, se cita como rasgo distintivo. Es más
probable que sean citados como tales la presencia o ausencia de
"conciencia" o "inteligencia consciente". El papel jugado por la
mente/cerebro ha sido siempre un problema al comparar las especies.
Descartes exceptuó "el hombre" de su modelo mecánico de un organismo, y
Wallace, a diferencia de Darwin, no creía que la evolución pudiese explicar
la mente humana. Los científicos del cerebro han expresado reservas
similares. Los teóricos de la evolución han sugerido que la "inteligencia
consciente" es un rasgo evolutivo, pero nunca han demostrado cómo una
variación no física podría llegar a ser seleccionada por contingencias físicas
de supervivencia. (La sugerencia simplemente desplaza la molesta distinción
físico-metafísico un paso más allá fuera de la vista). Se ha dicho que nunca
podremos saber cómo evolucionó la mente consciente porque nada relevante
para esta cuestión puede sobrevivir para que los paleontólogos lo
descubran, pero el control operante de la musculatura vocal y el mostrar,
narrar y enseñar que le siguen han sobrevivido, y es posible que expliquen
la introspección y también lo que es "visto" con su ayuda.

La raíz spect- sugiere visión. Decimos que "miramos a" y "vemos" lo


que está ocurriendo dentro de nosotros mismos, pero no se ha descubierto
ningún ojo interno. Podemos evitar especificar un tipo de órgano diciendo
"observar", "notar", o "advertir" en lugar de "ver", y es significativo que
"observar", "notar", "advertir", y menos comúnmente "reparar", significan
decir y ver a la vez. Depende mucho de lo que signifique sentir alguna parte
de la realidad con alguna clase de órgano. La teoría input-output, como en
estímulo-respuesta o los modelos de procesamiento de la información,
hacen una aguda distinción entre sentir y hacer. Se nos dice que sentimos
el mundo antes de actuar sobre él. Sin embargo, el análisis experimental del

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comportamiento asigna un papel muy diferente a los estímulos. Una
respuesta operante es más probable que ocurra en presencia de un estímulo
que fue presentado cuando ésta fue reforzada. "Sentir" es tan producto de la
variación y la selección como "hacer". Es una parte de "hacer". Por razones
similares, la selección natural explica la facilidad con la que los animales
responden instantáneamente a rasgos del medio que han sido cruciales
para la supervivencia de su especie, tales como la vista, sonido u olor de
comida u oportunidad sexual, amenaza de peligro, incluyendo el peligro de
lo no familiar. Los animales presumiblemente "reciben" todos los estímulos
que golpean sobre ellos pero es posible que sólo respondan a aquellos que
han jugado un papel en las contingencias de selección. (No podemos saber
si los animales no verbales ven estímulos que nunca han desempeñado tal
papel, porque tendríamos que disponer contingencias que contuvieran tales
estímulos para descubrirlo). Nosotros mismos podemos ver cosas con
respecto a las cuales no hemos llevado a cabo ninguna acción práctica
(vemos cosas que están fuera de alcance, por ejemplo) pero posiblemente
sólo porque hemos hablado acerca de ellas. Ver cosas sin llevar a cabo
ninguna acción ulterior es ser "consciente" de ellas. (La raíz de aware
(consciente) la encontramos también en wary (cauto). Somos cautos
respecto a cosas que han formado parte de contingencias de selección
negativas). La palabra conscious (también consciente), usada más
frecuentemente que aware, significa co-conocimiento (del latín: conscience) o
"conociendo con otros" -una alusión a las contingencias verbales necesarias
para ser conscientes.

Todo esto es particularmente importante cuando lo que vemos está


dentro de nuestro cuerpo, la clase de visión para la que normalmente
reservamos la palabra introspección. ¿Pero qué vemos realmente?, los
fisiólogos que no se sienten cómodos con la naturaleza metafísica de la vida
mental dicen, a menudo, que lo que vemos a través de la introspección debe
ser el cerebro, pero eso es improbable. No poseemos nervios sensoriales que
se dirijan hacia partes importantes del cerebro, un cirujano puede operarlo
sin anestesia. Ninguna contingencia de selección puede haber promovido la
evolución de tales nervios antes del advenimiento del comportamiento
verbal, y eso ocurrió muy tarde en la evolución de la especie. Es más
probable que lo que vemos a través de la introspección sean los estadios
tempranos de nuestro comportamiento, los estadios que ocurren antes de
que el comportamiento comience a actuar sobre el ambiente.

Sentir es también un estadio: vemos cosas antes de responder a ellas

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de alguna otra manera, y vemos que estamos viéndolas cuando no estamos
haciendo nada más. las contingencias necesarias las proporcionan la gente
que nos pregunta si vemos cosas. El inicio de la acción es otro estadio
temprano. No suscita ninguna cuestión acerca de la disponibilidad de
nervios sensitivos porque podríamos ver los estadios tempranos con los
nervios necesarios para la acción completa. (También es posible que a veces
no seamos completamente introspectivos, sino que respondamos al medio
externo, como si "voy a ir ..." significase "en situaciones como esta
normalmente he ido ...").
Se dice que los Griegos descubrieron la mente, pero es más probable
que fuesen los primeros en hablar en extenso acerca de lo que veían dentro
de sí mismos y así construir las contingencias necesarias para la
introspección. La "Gran Conversación" de la Academia de Platón habría
creado las contingencias bajo las cuales se pudo conocer más y más sobre
los orígenes del comportamiento. Debe haber sido un mundo confuso.
Vemos el mundo público entorno a nosotros, pero también lo sentimos, lo
oímos, lo probamos y lo olemos. No hacemos nada con nuestro mundo
interior salvo "verlo". No es sorprendente que los griegos los llamasen
metafísico.

Por desgracia, lo que vieron ocurrió justo en el momento y lugar


idóneos para se confundidos a causa de lo que hicieron entonces, y por ello
resultó sencillo suponer que habían descubierto un "sí mismo" o mente
originario o causal. Sin embargo, si lo que vieron fue simplemente una parte
inicial de lo que hicieron no fue más causa del resto de lo que hicieron que
el "backswing" de un golfista es la causa del golpe que golpea la bola. Las
partes iniciales del comportamiento afectan a las partes posteriores, pero es
el comportamiento como un todo lo que es el producto de la variación y la
selección.

Desde luego tal análisis de la introspección y de la "consciencia"


introspectiva necesita una cuidadosa consideración, pero no debería
desdeñarse ningún esfuerzo para preservarlo porque dispensa de cualquier
necesidad de apelar a una clase especial d conocimiento o una clase
especial de materia conocida. Permanece dentro del mundo de la física y la
química y de las ciencias de la variación y la selección. Evita cualquier
sugerencia de ruptura dentro de los procesos de variación y selección.

Dos ciencias establecidas, cada una con una materia de estudio


claramente definida, tienen relación con el comportamiento humano. Una es

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la fisiología del cuerpo-con-cerebro, una materia de órganos, tejidos y
células, y de los cambios eléctricos y químicos que ocurren dentro de ellos.
La otra es un grupo de tres ciencias interesadas en la variación y selección
que determinan la condición de ese cuerpo-con-cerebro a cada momento: la
selección natural del comportamiento de las especies (etología), el
condicionamiento operante del comportamiento del individuo (análisis del
comportamiento), y la evolución de los ambientes sociales que preparan la
conducta operante y extiende grandemente su rango (una parte de la
antropología). Se puede decir que las tres están relacionadas en este
sentido: la Fisiología estudia el producto del que las ciencias de la variación
y la selección estudian la producción. El cuerpo funciona como lo hace por
las leyes de la física y la química; hace lo que hace por su exposición a
contingencias de variación y selección. La fisiología nos dice cómo funciona
el cuerpo, las ciencias de la variación y selección nos dicen por qué funciona
de esa manera.

Las dos ciencias observan principios causales muy diferentes. El


cuerpo-con-cerebro obedece las leyes de la física y la química. No tiene
libertad ni hace elecciones. Ninguna otra visión del "hombre como máquina"
(en este caso una máquina bioquímica) ha gozado nunca de tanto apoyo.
Algunos científicos del cerebro han argüido que el cerebro debe tener
características estructurales que permitan la libertad de elección, la
creatividad, y cosas así, pero al hacer esto están argumentando a partir de
lo que hace el cerebro en lugar que desde su estructura. También se ha
dicho que la variación y selección pueden ocurrir en el cerebro, pero aunque
el cerebro, como cualquier otra parte del cuerpo, experimenta variaciones,
las contingencias selectivas están en el ambiente.

Cuanto más sabemos acerca del cuerpo-con-cerebro como máquina


bioquímica, menos interesante resulta su acción sobre el comportamiento.
Si hay libertad, esta se encuentra en la aleatoriedad de las variaciones. Si se
crean nuevas formas de comportamiento, las crea la selección. Los fallos en
la variación y la selección son una fuente de problemas fascinantes. Nos
debemos adaptar a las nuevas situaciones, resolver conflictos, encontrar
soluciones rápidas. Una legítima estructura bioquímica no hace nada por el
estilo.

Las simulaciones por ordenador del comportamiento humano son


máquina electrónicas diseñadas para proceder como lo hace la máquina
bioquímica del cuerpo. Sabemos como fueron diseñadas y construidas, y

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por tanto, no preguntamos acerca de su origen. Por la misma razón, sin
embargo, las simulaciones no tienen ningún interés en particular para los
analistas del comportamiento. Las cosas interesantes proceden en la vida de
los caprichos de la variación y la selección, en la construcción de la
máquina.

El análisis del comportamiento es la única de las tres ciencias de la


variación y la selección que necesita ser estudiada extensamente en el
laboratorio. Los etólogos observan el comportamiento en el campo y
reconstruyen la evolución a partir de pruebas que sobreviven desde los
primeros tiempos. La etología se apoya en una ciencia de laboratorio, la
genética, pero nadie ha producido todavía una nueva especie con un
repertorio de conducta innata bajo condiciones de laboratorio. La evolución
de una cultura está también primariamente basada en inferencias desde la
historia. Es la velocidad la que marca la diferencia; sólo el condicionamiento
operante ocurre suficientemente rápido como para ser observado desde el
principio hasta el final. Por la misma razón es la única de las tres ciencias
que puede ser muy usada con propósitos prácticos en la vida diaria.

Por ello es difícil entender por qué el condicionamiento operante no ha


atraído una mayor atención. El papel de la variación y la selección en el
comportamiento del individuo es, a menudo, simplemente ignorado. La
sociobiología, por ejemplo, salta desde lo socio- hasta lo bio- pasando por
alto el eslabón de lo individual. Muchos de los psicólogos que han estudiado
el comportamiento también han abandonado la variación y la selección. La
ley del efecto de Thorndike apareció pronto, pero sus experimentos
sugirieron que las variaciones eran ensayos, y las consecuencias, errores.
Watson, Lashley y Hull apelaron a la formación del hábito y al estímulo y
respuesta. El concepto de propósito de Tolman, como orientación hacia un
fin o utilidad subjetiva esperada, proyectaba copias de las consecuencias
pasadas sobre el futuro como atracciones que parecían impulsar el
comportamiento.
El análisis del comportamiento es la más reciente de las tres ciencias
(la teoría de la selección natural y la evolución de las culturas datan de
mediados del siglo XIX y el análisis del comportamiento sólo del final del
primer tercio del siglo XX) pero la inmadurez no explica por qué ha sido
desdeñada tan a menudo. Una explicación mejor podría ser que su campo
había sido ocupado durante mucho tiempo por esa extraordinariamente
intrigante teoría de una mente o sí mismo de origen interno.

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No hablamos los lenguajes de la ciencia del cerebro y del análisis del
comportamiento en nuestras vidas diarias. No podemos ver el cerebro y
sabemos muy poco acerca de la historia de la variación y selección
responsable de un ejemplo concreto de comportamiento. En cambio,
usamos un lenguaje que surgió mucho antes de que hubiera filósofos o
científicos de ningún tipo. Esta lengua es llamada propiamente vernácula.
La palabra significa, como su raíz significaba para los romanos, el lenguaje
de la familia, de la vida diaria. Todos la hablamos, es el lenguaje de los
periódicos, revistas, libros, radio, y televisión. Cuando hablamos del
comportamiento del individuo, esta es la lengua de los científicos del
comportamiento -psicólogos, sociólogos, antropólogos, científicos políticos y
economistas. William James escribió sus "Principios de Psicología" en
lengua vernácula. Los conductistas la hablan en sus vidas diarias (y los
jóvenes conductistas deben aprender a hacerlo sin dificultades).

La lengua vernácula se refiere a muchos sentimientos y estados de la


mente. En inglés, por ejemplo, decimos que hacemos lo que sentimos que
debemos hacer o lo que necesitamos hacer para satisfacer nuestros deseos.
Decimos que tenemos hambre y que estamos pensando en conseguir algo de
comer. Es fácil suponer que las referencias son a una mente iniciadora,
pero, como hemos visto, las alusiones útiles son a las contingencias
anteriores de selección o a los comienzos de la acción. De "estoy
hambriento" inferimos que una persona no ha comido desde hace algún
tiempo y probablemente comerá cuando tenga comida a su disposición. De
"estoy pensando en buscar algo de comer" inferimos una probabilidad de
hacer algo que conducirá a la disponibilidad de comida.

A través del uso de la lengua vernácula con sus alusiones a la historia


personal y probabilidad de acción, la psicología ha surgido como una
profesión efectiva, esencial y muy respetada. El intento de usar referencias a
una mente causal y en convertir la lengua vernácula en lengua de una
ciencia fue, sin embargo, un error. Watson y otros conductistas tempranos
pensaron que el error radicaba en el uso de la introspección. ¿Hasta qué
punto pueden ser sentidos los sentidos o vistos los procesos mentales?.
Anticipándose al positivismo lógico, arguyeron que un evento visto por una
sola persona no tenía lugar en una ciencia. Sin embargo, el problema no era
la introspección, fue la mente o sí mismo causal al cual parecía dar acceso
la introspección.

En un contacto cara a cara con otra persona, las referencias a un sí

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mismo iniciador son ineludibles. Hay un "tú" y hay un "yo". Veo lo que "tú"
haces y escucho lo que "tú" dices y "tú" ves lo que "yo" hago y escuchas lo
que "yo" digo. Nosotros no vemos las historias de selección responsables de
lo que se hace y por ello inferimos un origen interno, pero el uso exitoso de
la lengua vernácula en la práctica de la psicología no es una razón
suficiente para su uso en una ciencia. En un análisis científico, las historias
de variación y selección juegan el papel del iniciador. No hay lugar en un
análisis científico del comportamiento para una mente o sí mismo.

¿Qué hacemos entonces con el hecho de que durante 100 años los
psicólogos han intentado construir precisamente esa ciencia de la
mente?¿qué hay de los brillantes análisis que se han hecho sobre la
inteligencia o las afirmaciones al valor del concepto de utilidad subjetiva
esperada o las ecuaciones que se han escrito para describir el espacio
psicológico?¿ha sido todo esto parte de una búsqueda de algo que no existe?
Parece que debemos decir que sí, pero todo no está perdido. La inteligencia,
nunca introspectible, es claramente una inferencia realizada a partir del
comportamiento muestreado en los tests de inteligencia, y un análisis de los
diferentes tipos de inteligencia es un análisis de diferentes tipos de
comportamiento. La espectación, otra clase de "spección", no significa
posiblemente ver el futuro y debe ser el producto de contingencias de
refuerzo pasadas. Utilidad significa útil o aprovechable, el acto o medio de
hacer algo de tal manera que le sigan consecuencias. El espacio psicológico
es un espacio real en tanto éste cae bajo el control de contingencias de
refuerzo; el asunto es el grado en que se generaliza el estímulo que está
presente cuando se refuerza una respuesta, de tal manera que estímulos
similares que no estaban presentes ejercen control. En pocas palabras, los
psicólogos han estado analizando inconscientemente contingencias de
refuerzo, las verdaderas contingencias responsables del comportamiento
erróneamente atribuidas a un origen interno.
¿Pero qué pasa con los ilustres filósofos que a lo largo de los siglos
han intentado seguir el mandato del oráculo de Delphos y conocerse a sí
mismos a través de la introspección?¿Hay una justificación similar, o han
estado construyendo vanamente castillos en el aire? Decir esto podría
parecer un poco arrogante si no existiese un paralelismo clarificador.
Hombres y mujeres igualmente ilustres han buscado durante mucho tiempo
y con mucha dedicación a otro Creador, escrito esta vez con "c" mayúscula,
pero las proezas que se le atribuyen también han sido cuestionadas por la
ciencia. Fue Darwin, por supuesto, quien marcó la diferencia. Esto es válido
tanto para el origen del comportamiento como para el origen de las especies.

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Después de casi un siglo y medio, la evolución todavía no se comprende del
todo. Es vigorosamente rechazada por los defensores de un creador. Como
resultado, todavía es imposible enseñar biología de forma apropiada en
muchas escuelas norteamericanas. Se ha propuesto que se enseñe en su
lugar una ciencia creacionista. El papel de la variación y la selección sobre
el comportamiento del individuo sufre de la misma oposición. La ciencia
cognitiva es el creacinismo de la psicología, mientras esta luche por
mantener la postura de la mente o el sí mismo.

La historia de la psicología es informativa. Comenzó, hace 100 años,


con una búsqueda introspectiva de la mente. Watson atacó la introspección
en su manifiesto conductista de 1913, y por esta y otras razones la
introspección fue esencialmente abandonada. Los conductistas cambiaron
al estudio del comportamiento propiamente dicho, y los psicólogos no
conductistas cambiaron al estudio del comportamiento de profesores,
estudiantes, terapeutas, clientes, niños que van creciendo de año en año,
gente en grupos, etc.

Los psicólogos cognitivos intentaron restaurar el status quo. El


conductismo declararon, estaba muerto. No querían decir que los psicólogos
no estudiaran más el comportamiento, de animales en el laboratorio y de los
profesores, estudiantes, terapeutas, clientes, etc. Lo que esperaban que
estuviera muerta era la apelación a la selección por las consecuencias en la
explicación del comportamiento. La mente o, en su defecto, el cerebro deben
ser restauradas a su legítima posición.

Por su semejanza con la lengua vernácula, la psicología cognitiva fue


fácil de entender y la también llamada revolución cognitiva tuvo éxito
durante un tiempo. Eso puede haber acelerado la velocidad con la que los
analistas del comportamiento se apartaron del "establishment" psicológico,
fundando sus propias asociaciones, manteniendo sus propias reuniones,
publicando sus propias revistas. Fueron acusados de construir su propio
gueto, pero simplemente estaban aceptando el hecho de que tenían poco
que ganar con el estudio de una mente creativa.

La psicología cognitiva fue dejada como el acompañamiento científico


de una profesión y como el apuntalamiento científico de campos de la
psicología como el educacional, el clínico, del desarrollo, social y de otras
muchas áreas de la fisiología. La ayuda que ha prestado a estos no ha sido
conspicua. Una versión de la lengua vernácula refinada para el estudio de la

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vida mental casi no es de más ayuda que la versión secular/profana,
especialmente cuando la teoría empezó a reemplazar a la introspección.
Mucho más útil habría sido el análisis del comportamiento. Podría haber
ayudado de dos formas, mediante la clarificación de las contingencias de
refuerzo a las que la lengua vernácula alude, y haciendo posible el diseño de
mejores ambientes (ambientes personales que resolverían los problemas
existentes y ambientes o culturas de carácter más amplio en los que habría
menos problemas). Una mejor comprensión de la variación y la selección
significará una profesión más exitosa, pero si el análisis del comportamiento
será llamado psicología, es un asunto que el futuro decidirá.

Documento original:

Skinner, B. F. (1990). Can psychology be a science of mind? [¿Puede la


psicología ser una ciencia de la mente?]. American Psychologist, 45(11),
1206-1210.

Traducido por Tomás Jesús Carrasco Giménez. Facultad de Psicología.


Universidad de Granada.

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