George Berkeley
George Berkeley
George Berkeley
VIDA
La ciudad de Berkeley, California toma su nombre de este filósofo, en cuyo honor fue
denominada la universidad en torno a la que creció, pero la pronunciación del topónimo
ha evolucionado adaptándose al inglés estadounidense.
OBRA
Propuso que los seres humanos sólo pueden conocer directamente sensaciones e ideas
de objetos, pero no abstracciones como la materia extensa y el ser. Escribió un gran
número de obras, entre las que se pueden destacar el Tratado sobre los principios del
conocimiento humano (1710) y Los tres diálogos entre Hylas y Philonus (1713) .
En 1734 publicó El analista, una crítica a los fundamentos de la ciencia, que fue muy
influyente en el desarrollo de la matemática.
Dice que de todos los conocimientos posibles el más seguro es el que proporcionan los
sentidos y también el de las ideas percibidas al observar las pasiones y operaciones del
pensamiento humano.
Otras ideas se forman con la ayuda de la memoria y de la imaginación, ya sea
combinando o dividiendo, ya sea representando aquéllas percibidas originariamente por
la sensación, o las captadas al considerar la actividad del espíritu.
Las ideas son singulares para B. Como empirista, concibe las ideas como las
representaciones sensibles de la fantasía más que como representaciones inteligibles.
Por tanto, están más cerca de las imágenes o fantasmas de la Escolástica que de las
ideas propiamente dichas según las concebían Aristóteles y sus seguidores del Medievo.
Una imagen es siempre, por su misma naturaleza, singular. Sólo un entendimiento
abstractivo puede elaborar signos universales, ideas en el sentido clásico. Precisamente
por ese concepto de la idea considerará que la sensación es el conocimiento más seguro.
En ese terreno se mueve la afirmación de que «las ideas impresas en los sentidos por el
autor de la naturaleza se llaman cosas reales, mientras que aquéllas provocadas en la
imaginación, menos regulares, vivas y constantes, son llamadas propiamente ideas o
imágenes de cosas que ellas copian o representan» (Ensayo, XXXIII). Es, pues, Dios
quien provoca en nosotros la sensación. En efecto, las ideas son el resultado de la acción
de un espíritu, son algo producido, pasivo. Hay ideas que vienen de fuera, que poseen
una viveza superior a las que produce nuestro espíritu. No son nuestras porque somos
seres limitados. Deben ser de un espíritu infinito, superior al nuestro, que al percibirlas
las dote de existencia como vemos que ocurre con aquellas ideas que producimos al
pensar.
Sus obras principales son: Nuevos ensayos de una teoría de la visión, Tres diálogos
entre Hylas y Filonús, Principios del conocimiento humano, Siris.
POSTULADOS
En efecto, si no debemos aceptar nada sobre lo que no exista una certeza absoluta, y
puesto que de las cosas «sólo conocemos su relación con nuestros sentidos», no lo que
son en sí mismas, únicamente podemos aceptar como ciertas las representaciones
mentales.
Berkeley inauguró con ello el principio del idealismo, según el cual «el ser» de las cosas
es su «ser percibidas», de tal modo que la sustancia no es ya la materia, sino únicamente
la sustancia espiritual, de cuya existencia nuestros pensamientos son la prueba
irrefutable, de acuerdo con su contemporáneo Descartes.
Berkeley parte de la doctrina establecida por Locke. No cree en las ideas generales,
tampoco existe para él la materia. Aduce que: "todo el mundo material es sólo
representación o percepción mía. Sólo existe el yo espiritual, del que tenemos una
certeza intuitiva."
La filosofía de Berkeley es sorprendente en el sentido de que una formulación abreviada
de la misma, la hace aparecer tan alejada de la concepción del mundo del hombre
corriente, que atrae inevitablemente la atención.
Los objetos, según Berkeley, del conocimiento humano son o ideas impresas realmente
en los sentidos, o bien, percibidas mediante atención a las pasiones y a la operaciones de
la mente o, finalmente, ideas formadas con ayuda de la imaginación y de la memoria.