Andes Felipe Pulido Ladino
Andes Felipe Pulido Ladino
Andes Felipe Pulido Ladino
era su rival al que, conforme pas el tiempo, respetara su gallarda. En medio de la oscuridad, Santiago empez a sentir miedo y recurri a sus recuerdos ms valiosos, sus victorias, su mujer, el pequeo manolo al que extra y sinti que debi estar con l para ayudarle, pero enseguida desech esa idea pues, al final de cuentas saba que estaba solo. Pero el miedo se acrecent a tal punto que Santiago, quien no era hombre muy religioso, hiciera promesas al Creador recitando 10 Padre Nuestros y 10 Ave Maras. La tensin creci mucho ms y entonces prometi 100 Padre Nuestros y 100 Ave Maras, solamente quel os recitara a la vuelta del viaje en vista que estaba muy agotado como para recitarlas. Una de sus manos estaba estropeada y se disgust con ella, sin embargo, se procuro curarla en el agua salada mientras mantena su batalla con el testarudo pez. No contaba con alimentos a bordo, en su lugar tena una botella de agua y el pescado rancio que usaba como carnada, que al final servira de alimento para l mismo. Una pequea ave se aproxim a la embarcacin y l se pudo percatar del cansancio que tena. No saba con certeza cuanto tiempo haba estado volando pero enseguida se enter que estaba pasando muchos problemas aquella ave. Santiago le dijo que descansara en su bote un rato, pero que tena que luchar por su propia cuenta si quera llegar con vida a su destino y dicho esto, sinti un fuerte tirn del hilo y el ave se march inmediatamente. Por fin el pez se dej observar y entonces Santiago pudo contemplar su tamao y belleza, un pez espada enorme. Santiago apreci su belleza pero estaba convencido que tena que matarlo. La lucha durara 3 das y al final Santiago se quedara con la victoria, disfrut el momento y constantemente lo miraba para estar seguro que era real su tamao. No lo pudo subir a su embarcacin debido a sus dimensiones y camino a casa, los tiburones le dieron mordiscos por todas partes. Santiago no se rindi y en lugar de aceptarlo, los hiri y mat con su arpn hasta antes de perderlo en las aguas, de igual manera utiliz un cuchillo y por ltimo la caa del timn. A pesar de la valenta de Santiago, no pudo hacer nada para evitar que los tiburones se quedaran con su premio. Santiago entonces sinti una vez ms la derrota y empez a hablar con el pescado ya desecho, pero en su debilidad reconoci la valenta de ambos en aquella batalla que libraron y se haca preguntas tales como cuntos tiburones debi matar el pez espada envida ya que por su tamao era casi un hecho que debieron ser muchos y Santiago por su parte con el arpn y su cuchillo. Llego durante la oscuridad a puerto sin recompensa, con un montn de espinas de pescado atadas a su bote y con la moral por el suelo, casi arrastrndose lleg a su humilde morada y se acost a dormir. Por la maana, el pequeo Manolo fue a la casa de Santiago como todos los das durante su ausencia y rpidamente se percat del sufrimiento que padeci al ver sus manos y al verlo en esa condicin no pudo evitar llorar. Ya adentrado el da Santiago fue por algo de comida para el viejo en el pequeo restaurante de la localidad en donde el dueo del local le envi con Manolo sus pesares al viejo de lo que le haba pasado, no sin antes reconocer que el pez debi ser enorme. Los pobladores estaban asombrados
con el tamao inusual del pez espada que enfrent Santiago y se acercaron a tomar algo de este. Unos turistas que vieron los restos se preguntaban qu clase de pez pudo ser aquel y uno de los pobladores incautos les respondi que un tiburn, luego se admir una dama tiburones tenan una cola tan preciosa. Manolo visit al viejo y le dio los nimos de siempre slo que esta vez le hizo la promesa que a partir de ese da pescara junto a l sin importar que dijeran sus padres pues a su juicio, ya era un hombre.
El viejo y el mar 1) 2) 3) 4) 5) Autor: Ernest Hemingway Gnero Novela Tema tragedia Idioma Ingles Ttulo original The Old Man and the Sea Editorial Charles Scribner's Sons Publicada en 1952 en Cuba