La Escuela y El Maestro Paulo Freire y La Pasión de Enseñar
La Escuela y El Maestro Paulo Freire y La Pasión de Enseñar
La Escuela y El Maestro Paulo Freire y La Pasión de Enseñar
La Escuela y el Maestro
Paulo Freire
y la pasión de enseñar
La Escuela y el Maestro
Paulo Freire
y la pasión de enseñar
1a. edición
São Paulo, 2007
Editor
Renato Rovai
Portada
Carmen Machado
Gadotti, Moacir
A escola e o professor: Paulo Freire e a paixão de ensinar / Moacir Gadotti.
– 1a. Ed. – São Paulo: Publisher Brasil, 2007.
ISBN 978-85-85938-45-1
Bibliografía.
1. Aprendizaje 2. Educación popular 3. Enseñanza 4. Escuelas
5. Freire, Paulo, 1921-1997 6. Maestros – Formación I. Título
07-2934 CDD-370.71
Índices para catálogo sistemático:
1. Maestros: Formación: Visión de Paulo Freire: Educación 370.71
4 • MOACIR GADOTTI
ÍNDICE
Tres libros
que se complementan
Moacir Gadotti
São Paulo, 2 de mayo de 2007
8 • MOACIR GADOTTI
La escuela como un
lugar especial
10 • MOACIR GADOTTI
aprendemos depende del tipo de comunidad de aprendizaje a la que
pertenecemos. Nuestra primera comunidad de aprendizaje es la
familia, el grupo social de la infancia. Allí radica la importancia de
esta condición en el desarrollo futuro del niño o niña. La escuela,
como segunda comunidad de aprendizaje del infante, necesita tomar
en cuenta la comunidad no escolar de los aprendices. Es más, todos
necesitamos tiempo para aprender
aprender, en la escuela, en la familia, en
la ciudad.
Cuando los padres, madres u otros responsables siguen de cerca
la vida escolar de sus hijos, las posibilidades de que el niño aprenda
aumentan considerablemente. Los padres necesitan seguir
aprendiendo. Si la calidad de la enseñanza equivale a un alumno que
aprende, es necesario que él lo sepa: hay que “acordar” todo con él,
involucrarlos como protagonistas de cualquier cambio educativo. El
fracaso de muchos proyectos educativos radica en el hecho de
desconocer la participación del estudiante. El alumno aprende
cuando el maestro aprende; ambos aprenden cuando investigan.
Como dice Paulo Freire, “no hay enseñanza sin investigación, ni
investigación sin enseñanza. Ambas tareas van juntas al cuerpo de la
otra. Mientras enseño, continúo buscando, documentándome.
Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me preguntó
a mi mismo. Investigo para constatar, cuando constato, intervengo, al
intervenir educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no
conozco y difundir o informar sobre lo que hay de nuevo” (Freire,
1997, p. 32).
Hoy en día, vivimos en una sociedad de redes y movimientos
movimientos,
una sociedad que dispone de múltiples opciones de aprendizaje
conocida como la “sociedad aprendiente”, en la cual las consecuencias
para la escuela, el maestro y la educación en general son enormes.
Aprender a pensar con autonomía adquiere especial importancia
en este sentido, al igual que saber comunicarse, saber investigar, saber
hacer, tener raciocinio lógico, aprender a trabajar en equipo, hacer
resúmenes y elaborar teorías, saber organizar el trabajo propio, tener
12 • MOACIR GADOTTI
La utopía como
epocal freireano
Los pasajes más bonitos de las obras de Paulo Freire son los
que tratan sobre el sueño y la utopía. Paulo Freire era un educador
dedicado al futuro. Para leer a Freire, siempre hay que traspasar esa
puerta de entrada, la puerta de la utopía. Partiendo desde este punto
de vista, me gustaría sacar algunas consecuencias de este aspecto para
la formación del maestro. La utopía es lo que Freire llamaría un
tema “epocal”, según él esta palabra se refiere al tema que abarca el
más amplio y compartido interés de toda una época.
En todos sus libros, Paulo Freire siempre nos menciona algo
sueño. En el libro Pedagogía de la tolerancia, Freire
sobre utopía y sueño
nos cuenta que su sueño consistía en una “sociedad menos fea, una
sociedad en que sea posible amar y ser amado” (Freire, 2004, p. 91).
Cada vez que retomaba el tema, Freire siempre agregaba una idea
nueva y nos recuerda que “no es posible soñar y cumplir el sueño si
no se comparte ese sueño con otras personas”. (Idem, p.206).
En otro libro, Pedagogía de la Indignación, encontramos
algunos de esos pasajes bellísimos sobre sueño y utopía:
1ª – “Sin sueño y sin utopía, sin denuncia y sin anuncio, lo
único que queda es el entrenamiento técnico al que la educación es
reducida” (Freire, 2000, p. 124);
14 • MOACIR GADOTTI
Pero no utópica en el sentido de lo irrealizable; tampoco en el sentido
de quien habla sobre lo imposible, sobre los sueños imposibles. Es
utópica en el sentido de que es una práctica que vive a la unidad dialéctica,
dinámica, entre la denuncia y el anuncio, entre la denuncia de una
sociedad injusta y explotadora y el anuncio de un sueño posible de una
sociedad que por lo menos sea menos explotadora, desde el punto de
vista de las grandes masas populares que constituyen las clases sociales
dominadas (Freire, 1982, p. 100).
La palabra utopía fue acuñada por el escritor católico inglés
Thomas Morus (1450-1535) con la publicación de su libro Utopía, en
1516. Moro imaginó un lugar perfecto que fuese al mismo tiempo un
buen lugar y ningún lugar. Escribiendo en latín y en forma de diálogo,
él creó al marinero Rafael Hythloday quien, a su regreso de un viaje
con Américo Vespucio, cuenta la historia del descubrimiento de una
isla fantástica llamada Utopía, ubicada posiblemente en la costa
brasileña, donde existía una sociedad feliz e igualitaria. “El objetivo
de las instituciones sociales en Utopía era, primero que nada, ocuparse
de las necesidades de consumo público y personal, dejando a cada
ciudadano el mayor tiempo posible para liberarse de la esclavitud del
cuerpo y cultivar libremente el espíritu y desarrollar sus facultades
intelectuales a través del estudio de las ciencias y las artes. Este
desarrollo integral representaba para ellos la verdadera felicidad”
(Moro, 1998, p. 84). Tomás Moro no olvidó incluir el papel del
maestro en su Utopía. En su opinión, el maestro de Utopía debía
emplear “todo su talento y experiencia para grabar en el alma aún
tierna y fácil de impresionar de la infancia, los buenos principios que
constituyen la salvaguarda de la república. El niño que recibe la semilla
de esos principios los conserva cuando se hace hombre, convirtiéndose
con el tiempo en un factor útil para la preservación del estado” (Ídem,
p. 148).
Uno de los estudiosos más importantes con respecto al papel
de la utopía en la educación es el educador suizo Pierre Furter.
En su libro Educación y reflexión (1972), Furter dedica un capítulo
16 • MOACIR GADOTTI
dialécticas, asimismo, la utopía pedagógica debe ser concreta, para
que no se convierta en una abstracción delirante.
La utopía atraviesa hoy por un tiempo de crisis. Nosotros los
educadores, en un acto pedagógico esencial para la construcción de
la educación del futuro, tenemos el compromiso de reafirmarla. Crisis
equivale a perder respuestas, las mismas que utilizábamos para vivir
mejor. La crisis es ruptura y promesa, es por eso que también
representa una oportunidad.
18 • MOACIR GADOTTI
Conocí personalmente a Paulo Freire en Ginebra, en 1974.
Antes de conocerlo, sin embargo, ya había entrado en contacto con
su obra, exactamente, con su primer libro llamado Educación como
práctica de la libertad, publicado en 1967. Sobre este libro, hice mi
trabajo final de la licenciatura en Pedagogía.
A partir de 1974, comencé a trabajar cerca de él. Primero,
vinieron los intercambios de ideas sobre la situación brasileña, diez
años después del golpe militar de 1964. Nos alistamos en campañas
para auxiliar presos políticos. Muchos fueron los encuentros en la
cantina del Consejo Mundial de Iglesias de Ginebra. Paulo siempre
trataba a todos con enorme cortesía y paciencia, siempre soñando
con algo, proyectando algo, atendiendo innumerables alumnos de
varios países, dando entrevistas, leyendo y escribiendo, discutiendo.
Después de orientarme pedagógicamente durante tres años, en 1977
participó como jurado de mi doctorado en la Universidad de Ginebra.
Mi tesis versaba sobre educación permanente
permanente, una educación a lo
largo de toda la vida.
Paulo era muy optimista, creía en las personas y sus palabras
servían de aliento para que se plegaran a la lucha por otro mundo
posible. En reiteradas ocasiones repetía que el mundo es posibilidad
y no fatalidad. La educación no es un tesoro que se pierde al
“entregársela” a otros. Por el contrario, es un tesoro que crece al ser
repartido. Años después afirmaría que sólo es válido el conocimiento
cuando se comparte.
En 1977, yo estaba en Ginebra, planificando mi regreso a Brasil.
Conversé con él y le conté que la Universidad Estatal de Campinas
(Unicamp) me había extendido una invitación. Paulo me confesó
que si pudiese volver también lo haría, pero temía ser nuevamente
un perseguido político. Volvería sólo si consiguiese un contrato con
una universidad pública que, según él, le brindará mayores garantías.
Cuando volví a Brasil, ese mismo año, fui a la Universidad de
São Paulo (USP) y a la Unicamp para hablar sobre el tema. El director
de la Facultad de Educación de la Unicamp, profesor Eduardo Chaves,
20 • MOACIR GADOTTI
mayores son las benditas ganas de aprovechar la pasada, para quedarme
ahí. Si el problema de nuestros pasaportes ya se hubiese solucionado,
nuestra intención era ir inmediatamente después de que termine el
Seminario que voy a coordinar en la Universidad de Michigan el mes
de julio. No obstante, todo parece indicar que este año ya no será
este año que iremos a Brasil. Nuestro abogado está totalmente
convencido de que, durante el mes de julio, ganaremos el mandato
de seguridad. Si así fuere, estaremos ahí tal vez en septiembre, siempre
y cuando podamos costear los gastos de los pasajes”.
Paulo Freire era una persona bondadosa, generosa y solidaria.
Él deseaba el bien para las personas, hablaba bien de ellas, siempre
conservaba su ética, su optimismo y su respeto a todos y todas. Todos
los títulos de sus libros son positivos, esperanzadores, a pesar de haber
sido escritos con la pluma de la indignación. Él escribía para las
personas que amaba, por eso, todo lo que escribía debía pertenecer
a aquellos para quienes sus libros estaban hechos: para los oprimidos.
Tampoco, se molestaba al ver algunos de sus escritos publicados sin
consulta previa. Fui testigo de excepción de ello en 1979, cuando
traduje el libro Educación y cambio, el cual me pidió para hacer el
prefacio. Fue sólo después de que le envié el libro que se enteró de
su existencia. Un grupo de educadores populares había publicado el
libro en Argentina, compilando algunos de sus artículos escritos en
Chile, porque necesitaban esos textos para sus prácticas político-
pedagógicas.
Lo mismo pasó con varias de sus obras. Educadores populares,
educadores comprometidos con la causa del “cambio”, utilizaban sus
textos de muchas formas y Paulo nunca se molestó por ello. Fue así
que su nombre terminó adquiriendo mayor dimensión que su persona
y que el mito alrededor de su “método” ganó fuerza en el mundo.
Dado que él escribió en defensa de una causa, la causa de los
oprimidos, no le molestaba ver sus escritos “pirateados”. En el caso
del libro Educación y cambio, no era ninguna piratería. No hace
mucho encontré en España, en un encuentro de educadores
22 • MOACIR GADOTTI
causa. Él era, en general, una persona alegre y raramente se sentiría
infeliz. En una oportunidad le presente mi teoría sobre el rumor y el
odio: odiar sólo daña a quien odia porque el ser odiado, por lo
general, nunca saben cuando lo odian y el resto de la gente pues no
le da importancia. Paulo se rió de mi teoría y yo me sentí muy feliz.
Pero, a veces, es difícil mantener el buen humor ante las críticas,
especialmente cuando éstas son personales. Paulo jamás respondió a
ningún ataque personal.
Paulo Freire, confesó en el último gran Congreso Internacional
sobre su pensamiento, realizado en septiembre de 1996, en Vitória
(Espírito Santo, Brasil) que siempre se había considerado a sí mismo
como un “niño conectivo”1. Esa característica no era únicamente
personal, era también epistemológica. Él lograba, mejor que cualquier
otro intelectual que conozco, crear lazos, interconectar las categorías
de la historia, la política, la economía, la clase, el género, las etnias,
los pobres y no-pobres
no-pobres. Su pedagogía no era sólo una pedagogía
para los pobres. Paulo, como ser conectivo, quería ver también como
los no-pobres y las clases medias del mundo se unían a trabajar por la
transformación del planeta. Toda pedagogía incluye una propuesta
política, implícita o explícita. El “método Paulo Freire” es un excelente
ejemplo de lo anterior: no tiene sentido separar su método de una
visión de mundo. Su teoría del conocimiento va anclada a la
antropología.
En todos sus escritos, Freire nos habla de las virtudes como
exigencias o virtudes necesarias para la práctica educativa
transformadora, pero también nos dio ejemplo de esas virtudes, entre
ellas, la tolerancia y la coherencia
coherencia. Freire no fue coherente por
obcecado, para él la coherencia era una virtud que tomaba la forma
de la esperanza. La que más practicaba era la virtud del ejemplo
ejemplo:
24 • MOACIR GADOTTI
El legado de lucha y esperanza de Paulo Freire no pertenece
a una persona o institución, sino a quien necesita de él. Recuerdo la
película El Cartero y el Poeta (de Michael Radford, 1994) en la cual
el cartero tomó como suyo un poema de Pablo Neruda para seducir
a su novia. Pablo cuestionó al cartero sobre la autoría del poema y el
cartero respondió: “la poesía no es de quien la escribe, sino del que
la necesita”.
Paul Freire desarrolla el tema sobe la relación entre lucha y
esperanza especialmente en su libro Pedagogía de la esperanza (1992).
Esperanza en la lucha: la esperanza sin la lucha es una ingenuidad y la
lucha sin esperanza es “frívola ilusión”, decía Paulo. No nacemos
llenos de esperanza. Es por eso que necesitamos una educación que
nos la de, una pedagogía de la esperanza. Esa fue la idea que defendió
en un emotivo pasaje de su libro Pedagogía de la esperanza:
Pensar que la esperanza por si misma transforma el mundo es actuar
movido por tal ingenuidad, es una forma excelente de caer en la
desesperanza, el pesimismo, el fatalismo. Pero prescindir de la esperanza
en la lucha para mejorar el mundo como si la lucha se pudiese reducir
sólo a actos calculados, a cientificidad pura, es frívola ilusión. Prescindir
de la esperanza que se funda tanto en la verdad como en la calidad ética
de la lucha es negarle uno de sus dos pilares fundamentales. Lo esencial,
como asevero en el contenido de esta Pedagogía de la Esperanza, es que
ella, a pesar de ser una necesidad ontológica necesita anclarse a la práctica.
Como necesidad ontológica, la esperanza necesita de la práctica para
volverse realidad histórica. Es por ello que no hay esperanza en la pura
espera, ni tampoco se alcanza lo que se espera en la espera pura, que
termina siendo una espera en vano. Sin un mínimo de esperanza no
podemos ni siquiera comenzar el embate, pero, sin el embate, la
esperanza, como necesidad ontológica, pierde el rumbo y se vuelve
desesperanza que, algunas veces, pasa a convertirse en trágico desespero.
Allí radica la necesidad de una educación orientada a la esperanza. Su
importancia es tal para nuestra existencia individual y social que no
debemos vivirla de forma equivocada, dejando que se transforme en
desesperanza y desespero. Desesperanza y desespero, consecuencia y
razón de ser de la falta de acción o del inmovilismo (Freire, 1992, pp. 10-
11).
26 • MOACIR GADOTTI
de “hombre”, la mujer estaba incluida necesariamente allí. Pero poco
después se dio cuenta de que esa no era una explicación correcta.
Freire agradeció a las mujeres el hecho de que le hicieran notar cuan
ideológico es el lenguaje y que el rechazo de la ideología machista
forma parte del proceso de cambio del mundo.
Es necesario distinguir sin separar, en Paulo Freire, su teoría,
su método y su praxis. Pensando en los docentes, principalmente los
de educación básica, me gustaría presentar algunos planteamientos
breves sobre la obra de Freire partiendo de tres enfoques: la teoríateoría,
2
el método y la praxis . Esta presentación se basa en sus principales
obras y en el análisis crítico del conjunto de ideas, principios y valores
realizado por estudiosos de su pensamiento3 , en las diferentes
interpretaciones de su obra y en las vertientes de su legado de lucha
y esperanza
esperanza.
La teoría del conocimiento de Paulo Freire sigue estando
en boga, especialmente, en lo que se refiere a la respuesta que dio al
tema del aprendizaje a partir de cuatro intuiciones originales
originales:
1ª – el énfasis en las condiciones gnosiológicas del acto
educativo;
2ª – la defensa de la educación como acto dialógico;
3ª – la noción de ciencia abierta a las necesidades populares; y
4ª – la planificación comunitaria y participativa.
Se puede decir lo mismo con respecto a su método método. Para
formar su método de enseñanza, aprendizaje e investigación, Paulo
Freire parte de las necesidades populares y no de categorías abstractas,
entrelazando cuatro modelos interdependientes:
2 Dejo de tratar aquí algunos puntos importantes de la obra de Paulo Freire, en lo que
respecta al método por ejemplo, porque ya lo hice en otra obra sobre Paulo Freire,
publicada por la Editorial Cortez con el título Un legado de esperanza.
3 Ver al final de este libro las “Referencias bibliográficas”.
28 • MOACIR GADOTTI
Algunas tesis
Freireanas
Mis alumnos de la Universidad de São Paulo saben que me
encanta usar tesis para trabajar en clase. Los seminarios y grupos de
trabajo que discuten sobre las tesis principales de un autor siempre
terminan generando debates muy productivos. Ésta es una forma muy
práctica de ahondar en la lectura crítica de un autor, sin embargo,
vale la pena destacar siempre los argumentos a favor y los argumentos
en contra. Esto es lo que suelo hacer en mis clases.
Hay muchas formas de trabajar esas tesis en el salón de clase.
Antes de discutir cada tesis, podríamos empezar por leer las obras de
Paulo Freire donde se analizan a fondo dichas tesis. Cualquiera que
sea el método utilizado siempre debemos relacionarlas con su teoría
del conocimiento y su antropología. Resulta imposible entender la
pedagogía de Paulo Freire si la separamos de la antropología.
Analicemos algunas de las tesis freireanas que podrían ser objeto
de debate. Algunas corresponden a las notas recogidas durante un
simposio4 sobre Paulo Freire realizado en los años 90 y otras, más
tarde, en diferentes cursos sobre Paulo Freire que dicté en la Facultad
de la Universidad de Sao Paulo. ¡Éxitos!
30 • MOACIR GADOTTI
7ª – Paulo Freire considera imprescindible la politicidad del
proceso pedagógico toda vez que los problemas educativos
dejan de ser meramente técnicos o pedagógicos, sino también
políticos y económicos.
8ª – Debemos construir nuestra filosofía de la igualdad y
desnaturalizar la desigualdad, concibiéndola como el
reconocimiento de la
diversidad, lo que
constituye el eje
No hay docencia sin
fundamental de la
discencia
pedagogía de la
esperanza. “Es necesario que desde el
comienzo del proceso quede cada
9ª – De acuerdo con la
vez más claro que, a pesar de ser
presentación reali- diferentes entre si, quien forma se
zada por el filósofo y forma y reforma al formar y quien
educador Baludíno está siendo formado se forma para
Antonio Andreola, posteriormente formar al ser
no se puede con- formado. Es en este sentido que
enseñar no significa sólo transferir
quistar, participar o
conocimiento, contenidos,
distribuir el poder tampoco formar es la acción a
establecido, sino través de la cual un sujeto creador
inventarlo. Paulo da forma, estilo o alma a un
Freire nos indica cuál cuerpo indeciso y acomodado. No
es el papel de los existe docencia sin discencia,
educadores en la ambas se explican a sí mismas y
sus sujetos, a pesar de las
creación de una
diferencias que los distinguen, no
nueva concepción se reducen a la condición de
del poder: reinventar objeto, a la relación del uno con el
la educación rein- otro. Quien enseña aprende al
ventando la política. enseñar y quien aprende enseña al
aprender” (Pedagogia da
10ª–Según la presen-
autonomia, p. 25).
tación realizada por la
educadora Célia
32 • MOACIR GADOTTI
reflexiones sobre las determinaciones sociales. Esa escuela
debe tener una función insurreccional, es decir, debe
convertirse en un espacio de organización política de las clases
populares y en una herramienta de lucha contra hegemónica.
16ª – Parece que Paulo Freire comprendió, mucho antes que las
universidades, que éstas con su exceso de academicismo, sus
luchas internas por el poder y control del conocimiento,
suelen ser espacios casi cerrados donde el pensamiento
creador enfrenta graves problemas.
17ª – Paulo Freire nos enseñó a observar el caos cotidiano e
incorporarle la utopía, a no perder la esperanza frente a las
dificultades. El educador necesita ser profeta.
18ª – El constructivismo crítico freireano es muy fácil de entender
y difícil de practicar, ya que exige cambios no sólo a nivel
individual, sino también a nivel social.
19ª – El espacio de socialización informal ofrece posibilidades de
encuentros y vivencia que conducen a la conquista de la
solidaridad, del ser humano integral.
20ª – Paulo Freire siempre retoma las mismas tesis, releyéndolas
en nuevos contextos con la misma mirada humanista. Él ve
el mundo bajo la óptica de la liberación humana e individual.
21ª – Pedagogía del oprimido nació de las luchas utópicas de los
años 60 y aún no se han llevado a la práctica. Por ello, este
libro de Paulo Freire sigue siendo tan actual y lo seguirá siendo
en la medida que hayan oprimidos. Lo que plantea el libro
aún no ha sucedido. No se puede dar por superada una
pedagogía del oprimido mientras existan oprimidos. No se
puede superar la lucha de clases mientras existan privilegios
de clase.
22ª – La pedagogía del oprimido es tanto una crítica a la pedagogía
tradicional, centrada en el maestro, como al movimiento de
la Escuela Nueva, que descuida la politicidad de la educación.
34 • MOACIR GADOTTI
culturales y comunitarias, además de una relación entre la
educación formal e informal.
Vale la pena destacar la insistencia de Paulo Freire con respecto
a los limites de la educación y, sobretodo, los limites de la práctica
educativa. La educación no lo puede todo, solía decir. No podemos
ser ingenuos si lo que queremos es tener una práctica educativa crítica
y transformadora. Paulo Freire no puede ser acusado de ser un
optimista ingenuo. “No hay práctica educativa, como cualquiera de
las otras prácticas, que escape a los limites. Límites ideológicos,
epistemológicos, políticos, económicos, culturales. (…). Creo que la
mejor afirmación para definir el alcance de la práctica educativa frente
a los límites a los que ella se somete es la siguiente: sin poderlo todo,
la práctica educativa puede lograr algo (…). Esta afirmación rechaza,
por una parte, el optimismo ingenuo que concibe la educación como
la clave de las transformaciones sociales, la solución para todos los
problemas; por la otra, el pesimismo igualmente acrítico y mecanicista
según el cual la educación, como supraestructura sólo puede lograr
algo después de las transformaciones infraestructurales” (Freire, 1993,
p. 96).
Paulo Freire era un optimista crítico, sustentando lo que decía
Antonio Gramsci: “el pesimismo de la inteligencia es el optimismo
de la voluntad”. Porque la educación puede transformar a las personas
que transforman el mundo. Transformar personas y transformar el
mundo son procesos interconectados.
En el libro más conocido de Paulo Freire, Pedagogía del
oprimido, él sostiene una tesis original: la superación de la situación
del oprimido no se puede dar simplemente cuando el oprimido asume
la posición de opresor. Superar la contradicción oprimido-opresor
no implica que los oprimidos se vuelvan opresores, sino eliminar la
condición de opresión. Freire nos advierte que el oprimido necesita
concientizarse y comprometerse con la lucha. “El hombre no puede
participar activamente en la historia, en la sociedad, en la
transformación de la realidad si no lo ayudan a tomar conciencia sobre
36 • MOACIR GADOTTI
Paulo Freire y la
formación del maestro
38 • MOACIR GADOTTI
democrática del acto de proponer, por parte del educando (Freire y
Faundez, 1985, p. 45). En ese libro, ellos siguen planteando la
necesidad de que la escuela tenga un proyecto político-pedagógico
afirmando que “el punto de partida de un proyecto político-
pedagógico tiene que estar exactamente en los niveles de aspiración,
en los niveles de sueño, en los niveles de comprensión de la realidad
y en las formas de acción y de lucha de los grupos populares” (Ídem,
p. 38).
Sin embargo, el libro más importante de Paulo Freire sobre el
maestro y su formación es Pedagogía de la autonomía, escrito tras su
experiencia en la función de secretario municipal de Educación de
Sao Paulo (1989-1991), su mayor experiencia como administrador
público5. Adicionalmente, existe una relación directa entre ese libro
y la evaluación que, para ese entonces, Freire realizaba sobre su última
experiencia como funcionario público.
En Pedagogía de la autonomía, Freire muestra la magnitud de
la formación del maestro para cualquier cambio educativo, sobretodo
para mejorar la calidad de la enseñanza. La calidad de la educación y
la de enseñanza fue un tema constante en los debates de Paulo Freire.
Calidad, a su juicio, era un concepto político, como bien afirma en
su libro Política y educación “precisamente debido a que no hay una
calidad sustantiva, cuyo perfil se crea universalmente realizado, una
calidad de la cual se pueda decir: esto es calidad, tenemos que
familiarizarnos con el concepto e indagar sobre la calidad de la que
5 Sobre Paulo Freire como administrador público existen varios trabajos publicados,
entre los cuales figuran los de Licínio C. Lima, rganización escolar y la democracia
radical : Paulo Freire y la gestión democrática de la escuela pública y de Carlos Alberto
Torres, conjuntamente con María Del Pilar O Cadiz y Pia Lindquist Wong: Educación
y democracia: la praxis de Paulo Freire en São Paulo. Viviane Rosa Querubi está por
terminar su trabajo de maestría en la Facultad de Educación de la Universidad de São
Paulo, la cual se titula: Un desafío que no podría rechazar: Paulo Freire como
administrador público. Véase también la tesis de doctorado de Rubens Barbosa de
Camargo, Gestión democrática y nueva calidad de enseñanza: el Consejo de Escuela y
el Proyecto de Interdisciplinaridad en las Escuelas Municipales de la ciudad de São
Paulo en 1977.
40 • MOACIR GADOTTI
democracia”, o utilizando una expresión más concreta la “escuela
pública popular”.
La escuela ciudadana es el resultado de un movimiento
creciente de renovación educativa, tal como lo fue el movimiento de
la Escuela Nueva a finales del siglo XIX, un movimiento que surgió
de las experiencias obtenidas en gestiones populares y democráticas
acerca de la escuela6. Se caracteriza por el pluralismo de instituciones
y de proyectos político-pedagógicos. “La escuela tiene el deber de
ser ciudadana y desarrollar en la sociedad la capacidad de gobernar y
controlar el desarrollo y el mercado. La ciudadanía necesita controlar
el Estado y el Mercado, verdadera alternativa al capitalismo neoliberal
y al socialismo burocrático y autoritario” (Gadotti, 2000, p. 252).
En la alcaldía de São Paulo, Freire defendió la Escuela Pública
Popular como escuela autónoma, escuela ciudadana, pero enfrentó
ciertas dificultades en lo referente a su ejecución, incluso por
divergencias en su equipo y porque esa no era la concepción
mayoritaria en el Partido de los Trabajadores, que había llegado al
gobierno municipal. Pienso que el subtítulo de su libro Pedagogía
de la autonomía “saberes necesarios para la práctica educativa” se
podría traducir como: “los saberes necesarios para el educador a fin
de construir la escuela autónoma, la escuela ciudadana”. Y es que
esos saberes se refieren a una pedagogía de la educación como el
ejercicio de la libertad y la autonomía. Freire siguió repitiendo esa
idea constantemente en el Instituto Paulo Freire, fundado en 1991,
que a partir de 1992 fue uno de los espacios donde él más analizó y
reflexionó sobre los últimos temas que lo preocuparon, incluso el
tema de la ecología.
Considero que el título “pedagogía de la autonomía” es una
especie de crítica a lo que no logró hacer en su paso por la Alcaldía
6 El Movimiento de la Escuela Ciudadana ganó mucha fuerza en los últimos años, incluso
en el exterior. Sobre este tema vea las obras de José Eustáquio Romão (2000), de Paulo
Roberto Padilha (2004) y de José Clovis de Azevedo (2007), y la numerosa literatura
sobre las experiencias en gestión municipal democrática.
42 • MOACIR GADOTTI
la cual debemos canalizar para orientarla hacia la creatividad social y
no hacia la violencia.
— ¿Qué significa enseñar dentro de esta óptica emancipadora?
— Educar siempre significa impregnar de sentido todos los actos
de nuestra vida cotidiana. Es entender y transformar el mundo y a si
mismo. Significa compartir con el mundo: compartir más allá del
conocimiento y las ideas… compartir el corazón. Inmersos como
estamos en una sociedad violenta educar para el entendimiento resulta
indispensable. Educar también significa desequilibrar, dudar,
sospechar, luchar, participar, estar presente en el mundo.
Educar significa tomar una posición, no apartarse de ella por
omisión. Para Paulo Freire “no puede existir camino más ético, más
verdaderamente democrático que ser compartir con nuestros
estudiantes la forma como pensamos, las razones para que pensemos
de esa manera, nuestros sueños, los sueños que nos hacen batallar,
pero, al mismo tiempo, darles pruebas concretas, irrefutables, de que
respetamos sus opciones cuando se oponen a las nuestras” (Freire,
1993, p. 38). La educación es un espacio donde toda nuestra sociedad
se cuestiona a si misma, se debate y se busca. Como dice Hanna
Arendt (2000, p. 247), “la educación es un punto en el que decidimos
si amamos el mundo lo suficiente para asumir nuestra responsabilidad
con él (…). Asimismo, la educación es donde decidimos si amamos a
nuestros hijos e hijas lo suficiente para no expulsarlos de nuestro
mundo y abandonarlos sólo con sus propios recursos”.
Educar es reproducir o transformar, repetir servilmente aquello
que fue, optar por la seguridad del conformismo, por la fidelidad de
la tradición, o, por el contario, enfrentarse al orden establecido y
correr el riesgo de aventurarse; querer que el pasado configure todo
el futuro o partir de él para construir algo nuevo. Por todo esto, ser
maestro es un privilegio. No podemos imaginar un futuro sin el
maestro.
Así es que entiendo la preocupación de Paulo Freire por señalar
los saberes necesarios para la práctica educativa crítica
crítica. Freire
44 • MOACIR GADOTTI
la Historia como posibilidad y no como determinación. El mundo
no es. El mundo está siendo” (Freire, 1997, p.85). Resulta imposible
entender el pensamiento pedagógico de Paulo Freire desligado de
un proyecto social y político
político. Por ello, no se puede “ser freireano”
sólo cultivando sus ideas. Ser “freireano” exige, por sobre todas las
cosas, comprometerse con la construcción de “otro mundo posible”.
La “pedagogía sin fronteras” de Freire es una invitación para transformar
el mundo.
Esa afirmación de Paulo Freire tiene absolutamente todo que
ver con el lema del Foro Social Mundial: “otro mundo es posible” y
para construir ese otro mundo posible fue que Paulo Freire propuso
su pedagogía de la lucha.
lucha Esa es la razón que nos hace enseñar y
aprender: nuestro saber está puesto todo a disposición de una causa.
Las enseñanzas de Paulo Freire para la formación del maestro
no están sólo en sus teorías. Por el contrario, se ven reflejados
coherentemente en sus prácticas. Noten, por ejemplo, su
preocupación por no promover la invasión cultural cuando asesoró
al gobierno de Guinea-Bissau (Freire, 1977).
Para Paulo Freire la alfabetización debe ser significativa, y sólo
lo es cuando es producción cultural y no reproducción cultural cultural.
Freire dio el ejemplo en el libro escrito conjuntamente con Donaldo
Macedo, en el cual reflexionaban sobre su experiencia en Guinea-
Bissau (Freire y Macedo, 1990). A partir de su análisis sobre la
experiencia obtenida en Guinea-Bissau, Freire reconoce que existieron
ciertos “trazos populistas” y crítica el hecho de que los diferentes
grupos étnicos no hubiesen tomados en cuenta. Su proyecto de
alfabetización no tuvo éxito principalmente porque los diferentes
grupos sólo hablan la lengua local y no pudieron aprender a hablar
portugués, lengua oficial, y si la aprendían no la usaban, situación
que los llevaba de vuelta al analfabetismo.
Paulo Freire insistió en un programa de post-alfabetización para
dar continuidad a la formación inicial. Reconoció que las dificultades
para el proyecto de una alfabetización bilingüe eran enormes, sin
46 • MOACIR GADOTTI
de militancia. Amílcar había sido el líder del Paigc (Partido para la
Independencia de Guinea y Cabo Verde). Las cartas del libro las
dirigían a los miembros de la Comisión de Alfabetización, y, en
especial, a Mário Cabral, para aquel entonces, Comisario de Estado
para la Educación y la Cultura de Guinea-Bissau.
La lucha por la liberación desarrolló en el pueblo la capacidad
de escribir su propia historia. Paulo Freire no fue a Guinea con una
receta pedagógica bajo el brazo, siendo coherente con lo que escribió
una vez: “la verdadera ayuda es aquella en que los que participan se
comprometen mutuamente, creciendo juntos en el esfuerzo común
de conocer la realidad que desean transformar” (Freire, 1977, p.
16). Juntos elaboraron el programa nacional de alfabetización y la
política educacional del nuevo gobierno. El pueblo necesita
reinventar su sociedad y la educación debería integrar ese gran
proyecto histórico. Sería impensable reproducir la educación de los
colonizadores. La verdadera ayuda es aquella en la cual los que
participan se ayudan mutuamente en un esfuerzo común para conocer
la realidad opresora que desean modificar. Freire afirma en una de
sus cartas que “el tema de fondo no está sólo en sustituir un programa
viejo adaptado a los intereses del colonizador por uno nuevo, pero sí
en establecer la coherencia entre la sociedad reconstruyéndose
revolucionariamente y la educación como un todo que debe estar a
su servicio. Y la teoría del conocimiento que ésta debe poner en
práctica implica un método de conocer antagónico al de la educación
colonial” (Ídem, p. 123).
La preocupación sobre la contextualización recorre toda la
obra de Paulo Freire. El conocimiento es una información
contextualizada. No existe saber sin referencia a un contexto. De allí
su insistencia sobre la formación crítica del maestro. Allí está el asidero
de su preocupación, por ejemplo, por el proceso creciente de
globalización en la década de los 90, y sus efectos en la vida cotidiana.
La globalización capitalista era una preocupación constante en las
últimas conversaciones con Paulo Freire. En las líneas que
48 • MOACIR GADOTTI
en planos bastante diferentes y, en el futuro, ese fenómeno se hará
mucho más perceptible a medida que las naciones, regiones y
localidades aprendan cuál es el papel fundamental de las instituciones
educativas, no sólo para transmitir los conocimientos necesarios para
la economía mundial, sino también para reincorporar a los individuos
en nuevas sociedades construidas sobre la base de la información y el
saber” (Carnoy, 2002, pp. 22-23).
La globalización como proceso es algo que data de la
antigüedad. Lo que nosotros observamos hoy es la globalización de
un modelo de sociedad, el capitalista. Ya hemos pasado por otros
procesos de globalización: la helenización, la romanización, la
evangelización, la misión civilizadora de la colonización y, hoy en
día, el mercado global. Walter Mignolo (2003) distingue en los últimos
500 años, cuatro movimientos de es proceso reciente: Cristiandad,
Misión civilizadora, desarrollo y mercado global. Según él, “cada
momento corresponde a un proyecto global específico y, ciertamente,
inaugura diferentes historias locales que responden a los mismos
proyectos globales (Mignolo, 2003, p. 377).
Carnoy se refiere sobre todo a la globalización como fenómeno
provocado por la expansión de los medios de comunicación y las
nuevas tecnologías de información. Sin lugar a dudas, hay muchas
consecuencias positivas del avance tecnológico, pero la tecnología,
por si sola, no es libertadora. La globalización capitalista neoliberal
(globalismo) trabaja con la noción de “gobierno” (aparatos
administrativos) separada de la noción de “estado”. El estado, además
del gobierno, tiene una dimensión simbólica que incluye la noción
de ciudadanía. El estado no sólo financia la educación, también
construye valores, sentidos (derechos, ciudadanía…). Para el
“globalismo”, el ciudadano se reconoce sólo como cliente, como
consumidor, que tiene una “libertad de escoger” entre diferentes
productos. El ciudadano necesita estar bien informado para “escoger”.
Era por esto que él necesita saber del “ranking” de las principales
50 • MOACIR GADOTTI
democrática, centrada en la vida, asociada a la cultura de la justicia, la
paz y la sostenibilidad en el mundo;
3. Garantizar el acceso a la educación y el uso de la riqueza
socialmente producida
producida, dándole prioridad a los oprimidos,
silenciados, explotados y marginados del mundo;
4. Promover el control social del financiamiento de la
educación y la desmercantilización de la educación;
5. Exigir que los gobiernos y organismos internacionales
cumplan con la prioridad que dan a la educación en sus
declaraciones, pero no en la práctica.
52 • MOACIR GADOTTI
idealista: “conmigo ocurrió una larga y lenta evolución. A pesar de
eso resulta superficial criticar mi trabajo denunciando los elementos
idealistas de mis libros sin considerarlos a partir del lenguaje del
pueblo, de sus valores, de su percepción del mundo. Es necesario
concebirlo como un elemento que anuncia mi nueva posición (apud
Beisegel, 1989, p. 22).
Paulo Freire afirmaba que nuestra “falta de experiencia
democrática”, es una cara de nuestra “actualidad”, era una consecuencia
de nuestra colonización. En el libro Educación y actualidad brasileña,
Freire afirma que “centralismo, verbalismo, oposición al diálogo,
autoritarismo, ‘asistencialización’ son manifestaciones de nuestra “falta
de experiencia democrática”, formada por actitudes o disposiciones
mentales que constituyen, en conjunto, una de las caras de nuestra
actualidad (…) El sentido marcado de nuestra colonización,
fuertemente predatoria, basado en la explotación económica del gran
dominio, en que el ‘poder del señor’ se extendía ‘desde las tierras
hasta su gente también’, y del trabajo esclavo, primero del nativo y
luego del africano, no habría creado las condiciones necesarias para
el desarrollo de una mentalidad permeable, flexible, característica
del clima cultural democrático, en el hombre brasileño” (Freire, 2001,
pp. 13 y 61). Para él la “cultura del silencio” era la marca de la
colonización; se necesitaba una educación que superase las posturas
pasivas y antidialógicas, transitando de la heteronomía a la autonomía
y a la participación activa. Esa educación democratizante trasciende el
ambiente escolar formal, lo que se traduce en la necesidad de
involucrar a la comunidad en esa tarea. Sólo participamos en lo que
nos pertenece, ése es el sentido de la afiliación, de la pertenencia,
condiciones previas a la participación. Aquello que no le interesa a
las clases dominantes sólo se conquista cuando las clases subordinadas
estén organizadas y movilizadas: la lucha hace la ley.
En Educación y actualidad brasileña, Freire defiende la
organización necesaria entre educación y contexto histórico
histórico. Una
educación emancipadora debe ser una educación crítica, una
54 • MOACIR GADOTTI
padre empeoró mucho la situación financiera de su familia: “además
del vacío afectivo que la muerte de mi padre nos dejo, su desaparición
significó también el empeoramiento de nuestra situación. Por una
parte, la ausencia del jefe de la casa; por el otro, la disminución drástica
en la modesta jubilación que mi padre recibía, la cual se redujo a la
pensión que mi madre pasó a recibir en su condición de viuda” (Idem,
p. 107).
Freire nos cuenta que le faltaba dinero, pero, incluso así,
frecuentaba librerías en Recife y acababa comprando los libros que
quería leer. Fue en ese libro que él habla de los dos autores que
disfrutaba leer como maestro de portugués: Eça de Queiroz, José
Lins do Rego, Graciliano Ramos, Gilberto Freire, Manuel Bandeira,
Carlos Drummond de Andrade, entre otros.
En este libro, vida y obra se entrelazan. Freire dice que lo
obligaron a leer a Marx para entender el mundo. No fue lo contrario:
no leyó primero a Marx, para después, entender el mundo. La realidad
lo llevó a leer a Marx. Los temas que perseguirá durante toda su vida
nacieron en el joven Freire: “la mutabilidad del mundo (Idem, p.
199), el papel de la democracia en la mutabilidad del mundo, el
gusto de la libertad y la vocación humana de “ser más”: es que el
gusto por la libertad forma parte de la naturaleza misma de las mujeres
y hombres, forma parte de su vocación para “ser más” (Idem, p.198).
Sin embargo, ésta es una vocación condicionada por la realidad
histórica, económica, social y político-cultural, concluye él. Ésta no
es un “dato”, es un “destino correcto”. “Por eso es que vivir la vocación
implica luchar por ella, sin esto no se concreta. Es en este sentido
que la libertad no está presente, sino el derecho que unas veces
conquistamos otras preservamos, que unas veces mejoramos otras
perdemos” (Idem, p. 199).
Paulo Freire era una persona inquieta, incesante en su
búsqueda, tratando de entender todo. Antes de hablar, sea cual fuere
el lugar donde hablaba en sus charlas, siempre aguardadas y apreciadas,
él busca informarse sobre el contexto dentro del cual iba a hablar.
56 • MOACIR GADOTTI
resultado de una conversación entre ambos educadores durante un
encuentro caracterizado por el intercambio de experiencias e ideas
sobre educación radical y escuelas democráticas
democráticas. Para ellos, la
educación debe ser libertadora y participativa, debe tratar de crear
una nueva sociedad. El tema principal del libro es el cambio. “Mis
ideas”, dice Myles Horton, “cambiaron y cambian constantemente y
deben cambiar; estoy tan orgulloso de mis inconsistencias como de
mis consistencias” (Freire y Horton, 2003, p. 42). Paulo Freire agrega
que eso forma parte de la propia “existencia incompleta”: “una de las
mejores formas de que la gente trabaje como seres humanos es no
saber que somos seres incompletos, pero, a su vez, asumir esa
condición. No somos completos, tenemos que adentrarnos en un
proceso de búsqueda permanente. Sin eso, moriríamos en vida. Lo
cual quiere decir que mantener la curiosidad es absolutamente
indispensable para que continuemos siendo o llegando a ser” (Idem,
p. 43).
La docencia es una actividad que se basa en preguntas, es por
eso que no cae en la rutina, cada día es una sorpresa. Cada día el ser
humano es diferente. No entramos dos veces en la misma clase, como
diría Heráclito. Yo cambié y mi salón de clase cambió. Por ello, la
docencia es, a su vez, una actividad fascinante. Es una actividad de
reencantamiento permanente. Hugo Assmann, uno de los primeros
biógrafos de Paulo Freire, afirma que el reencantamiento de la
educación “requiere la unión entre sensibilidad social y eficiencia
pedagógica. Por ende, el compromiso ético-político del docente debe
manifestarse principalmente en la excelencia pedagógica y en el aporte
para un clima esperanzador en el propio contexto escolar” (2001, p.
34).
En la docencia ser y saber son inseparables. Nuestra tradición
clásica de la educación, sin embargo, evita por todos los medios,
conectar nuestros afectos con nuestra razón. Paulo Freire al contrario,
defendía una “razón encharcada de emoción”. Insistía mucho en ese
punto. La educación no debe ser un proceso de formación de
58 • MOACIR GADOTTI
humano, un ser de racionalidad y de afectividad
afectividad. Ninguna de
estas características es superior a la otra. Es siempre un sujeto el que
construye las categorías del pensamiento a través de sus experiencias
con el otro, dentro de un contexto determinado, en un momento
determinado. El aspecto afectivo dentro de esta construcción se
mantiene constante (Fernández, 1990). De acuerdo con Edgar Morin
(2000, p. 59), “el desarrollo de la inteligencia, el conocimiento y la
percepción no se puede desligar del mundo de la afectividad, la pasión,
la curiosidad, volviéndose éstas verdaderos puntos de apoyo para las
investigaciones filosóficas y científicas. El científico objetivo, serio y
calculador es también un ser lleno de sueños, fantasías, impulsos y
deseos.”
Una razón omnipotente genera una escuela burocrática y
racionalista, incapaz de comprender el mundo de la vida y el ser
humano como un todo. Es una escuela dogmática y muerta. Es
necesario entender los procesos cognitivos como procesos vitales ya
que el intelecto y la sensibilidad son inseparables. Como dice
Humberto Maturana, “si queremos entender cualquier actividad
humana debemos enfocarnos en la emoción que define el dominio
de acciones a través del cual sucede tal actividad y, en ese proceso,
aprender a distinguir cuales acciones se esperan de esa emoción”
(2001, p. 130).
La construcción del conocimiento es al mismo tiempo afectiva
y social. El conocimiento es una construcción social social, estructu-
ralmente vinculada con el colectivo. Humberto Maturana y Francisco
Varela nos hablan de la necesidad del “acoplamiento estructural” en
la naturaleza necesariamente colectiva de la producción de
conocimiento: “si sabemos que nuestro mundo es siempre el mundo
que construimos con otros, cada vez que nos encontramos frente a
una contradicción u oposición a otro ser humano con quien deseamos
convivir, no podremos mantener una actitud tendiente a reafirmar lo
que vemos desde nuestra propia perspectiva, pero sí podremos
considerar que nuestro punto de vista es resultado de un acoplamiento
60 • MOACIR GADOTTI
de la afectividad en la educación (Damásio, 2002; Araújo, 2003a). La
educación necesita ser integral, es decir, complementaria a la
formación lógico-matemática y cognitiva con la dimensión afectiva.
Cuando un niño tiene una relación afectiva positiva con la escuela y
siente cariño por el maestro o maestra, puede aprender con mayor
facilidad: no se puede separar lo afectivo de lo cognitivo. Cualquier
experiencia afectiva negativa en la escuela podría ocasionar muchos
fracasos escolares. El hecho de que seamos seres complejos e
incompletos obliga a que nuestra educación sea integral y permanente.
Como afirma Edgar Morin “el ser humano es un ser racional e
irracional, capaz de ser comedido y desmedido, sujeto a la afectividad
intensa e inestable. Sonríe, ríe, llora, pero sabe también conocer con
objetividad; es serio y calculador, pero también ansioso, angustiado,
animado, aturdido, absorto; es un ser de violencia y ternura, de amor
y odio, está consciente de la muerte, pero no cree en ella, se aparta
del mito y la magia, pero también de la ciencia y la filosofía; los
dioses y las ideas son sus dueños, pero duda de los dioses y crítica las
ideas; se nutre de conocimientos probados, pero también de ilusiones
y quimeras”(2000, p. 59).
En 1944, cuando Adorno y Horkheimer terminaron su libro
Dialéctica de la aclaración, demostraban que, en el capitalismo, el
valor de la ciencia pasaba a medirse en base al criterio de utilidad
(razón instrumental): “para Bacon, igual que para Lutero, el placer
estéril que el conocimiento proporciona no pasaba de una especie
de lujuria”. Adorno y Hirkheimer sostienen que para esa concepción
de ciencia “lo que importa no es la satisfacción conocida para los
hombres como ‘verdad’, sino la ‘operación’, el procedimiento eficaz”
(1985, p. 20).
Rescatar la visión humanista de la educación frente a su
visión instrumental es fundamental en este mundo actual donde
predomina el uso cada vez mayor de las tecnologías. Los jóvenes
usan la tecnología mucho más para jugar, para divertirse que para
establecer vínculos y relaciones de amistad. La escuela debe utilizar
62 • MOACIR GADOTTI
Aprender y enseñar
con sentido
He ejercido la profesión docente desde hace 45 años, podría
parecer que ya sé lo que significa ser maestro, pero ni de casualidad:
siempre necesitamos interrogarnos sobre nuestro oficio, sobre la vida
profesional del maestro. Cuestionarnos sobre nuestra profesión
implica preguntarnos sobre el aprendizaje de nuestros alumnos.
Debemos preocuparnos permanentemente por el aprendizaje de
nuestros alumnos, y eso depende de la respuesta que damos cuando
se nos pregunta sobre el sentido de nuestro trabajo.
Desde hace mucho tiempo he estado reflexionando sobre el
sentido de mi profesión. En Internet publiqué un texto con el título
“Belleza de un sueño: enseñar y aprender con sentido”. Varias
instituciones y organizaciones, tanto brasileñas como extranjeras, lo
difundieron de varias formas, bien sea en libros o artículos, ese
pequeño texto fue uno de los que me causó más alegría por el modo
en que fue recibido. Recibí muchos mensajes de cariño a partir de
ese texto y aquí aprovecho para retomar algunas de las ideas que
desarrolle en él.
Paulo Freire fue mi inspiración para escribir el libro Belleza
de un sueño7. En Pedagogía de la autonomía, Freire nos habla de la
64 • MOACIR GADOTTI
profesión docente cuenta con una las organizaciones más sólidas del
mundo y los sindicatos de educadores pueden desempeñar —y
desempeñan— un papel muy influyente en varios dominios”. Somos
muchos, estamos organizados, pero pasamos por una gran y profunda
crisis de identidad.
En innumerables conferencias que he dado a muchísimos
docentes dentro y fuera del país, además de constatar un enorme
malestar entre ellos, el cual se mezcla con decepciones, irritación,
impaciencia, escepticismo, perplejidad, paradójicamente, he
comprobado que todavía existe mucha esperanza. La esperanza sigue
alimentando a esta profesión tan difícil. Existe un anhelo por entender
mejor la razón por la cual es tan difícil educar hoy en día, hacer
aprender, enseñar, ansías se saber qué hacer cuando todas las fórmulas
gubernamentales no pueden dar respuesta al problema. La mayoría
de estos docentes, con la disminución drástica de los salarios, con la
pérdida de valor de la profesión y el continuo deterioro de las escuelas
—suelen parecer más cárceles que escuelas— salen en busca de más
cursos y conferencias que les den respuesta sobre lo que no
encontraron en la formación inicial, ni tampoco en su práctica actual.
Pocas son las veces en que encuentran respuesta en estos cursos
y conferencias. La mayoría de las veces, o se topan con fórmulas
tecnocráticas que causan aún más frustración, o se encuentran con
profesionales de la “pedagogía de ayuda”, que encantan con sus bellas
y seductoras palabras, hacen reír a las audiencias más numerosas en
medio de una catarsis colectiva, pero regresan a sus escuelas tan vacías
como antes, después de presenciar el show de estos falsos predicadores
de la palabra. Regresan con las mismas preguntas: ¿Qué estoy haciendo
aquí?; ¿Por qué no busco otro trabajo?; ¿Para qué sufrir tanto?; ¿Por
qué y para qué ser maestro?
Si bien, por una parte, la transformación en las condiciones
objetivas de nuestras escuelas no depende sólo de nuestro desempeño
como profesionales de la educación, por la otra, creo que si no se
produce un cambio en la propia concepción de nuestra profesión
66 • MOACIR GADOTTI
el maestro “intermulticultural”, que no es un “daltónico cultural”,
que percibe la heterogeneidad, que es capaz de investigar, de ser
flexible y recrear contenidos y métodos, capaz de identificar y analizar
problemas de aprendizaje y responder a las diferentes situaciones
educativas. Uno no se pregunta por qué ser maestro, simplemente,
cumple órdenes, currículos, programas, pedagogías. Otro se cuestiona
sobre su papel. Uno está centrado en los contenidos curriculares,
otro en el sentido de su oficio. Sí, un cierto tipo de maestro está en
riesgo de extinción y eso es muy bueno.
— ¿Qué significa ser maestro hoy en día
día?
— Ser maestro actualmente es vivir intensamente su tiempo
con conciencia y sensibilidad
sensibilidad. No se puede concebir un futuro
para la humanidad sin educadores. Los educadores, dentro de una
visión emancipadora, no sólo transforman la información en
conocimiento y en conciencia crítica, también se encargan de formar
personas. Frente a los falsos predicadores de la palabra, de los
mercaderes de la educación, ellos son genuinos “amantes de la
sabiduría”, los filósofos de los que nos hablaba Sócrates. Ellos hacen
fluir el saber —no el dato, la información, el conocimiento puro—
porque construyen sentido para la vida de las personas y para la
humanidad y buscan, juntos, un mundo más justo, más productivo y
más saludable para todos. Es por ello que los educadores son
imprescindibles.
El poder del maestro está tanto en su capacidad de reflexionar
críticamente sobre la realidad para transformarla, como en la
posibilidad de formar un colectivo para luchar por una causa común.
Paulo Freire insistía en que la escuela transformadora era la “escuela
del compañerismo”, por eso su pedagogía es una pedagogía del
diálogo, de los intercambios, del encuentro, de las redes solidarias.
“Compañero” viene del latín y significa “aquel que comparte el pan”.
Por lo tanto, estamos hablando aquí de una postura radical que al
mismo tiempo es crítica y solidaria. A veces somos sólo críticos y
perdemos el cariño de los otros por falta de compañerismo. Como
68 • MOACIR GADOTTI
tengan su espacio, si se dota a los seres humanos de generosidad
epistemológica
epistemológica, un pluralismo de ideas y concepción que se
convierte en la gran riqueza de saberes y conocimientos de la
humanidad.
Creo que todavía existe en la comunidad humana una reserva
enorme de altruismo y solidaridad, un dique que el educador necesita
conocer y materializar para romper las barreras del pensamiento
represado. Educar es dar poder, más que enseñar se necesita
reconquistar, o mejor aún, enseñar, en este contexto, es reconquistar,
despertar la capacidad de soñar, despertar la creencia de que es
posible cambiar el mundo. Por esto es que esta profesión es
insustituible. No podemos concebir un futuro sin ella, no podemos
imaginar un futuro sin maestros. Con respecto a esto, creo firmemente
en las palabras de Rubem Alves en carta enviada a algunos amigos a
finales de 2001: “Enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna
forma continuamos viviendo en aquellos ojos que aprendieron a ver
el mundo a través de la magia de nuestra palabra. De esta manera, el
maestro no muere jamás…”
A esta altura muchos lectores y lectoras se estarán preguntando
si tal vez no estoy idealizando la figura del profesor, ignorando
totalmente la estructura caótica que el estado capitalista impuso a las
redes y sistemas de enseñanza, la cual termina culpando al maestro
por los fracasos de la escuela. Estoy de acuerdo en que el escenario
no es optimista, no podría ignorar esa realidad. Por el contrario,
necesitamos encender nuevamente ese sueño de ser maestro
justamente para combatir ese estado de las cosas. Necesitamos reafirmar
el sueño precisamente, como nos dice Paulo Freire, para hacer frente
“a la maldad neoliberal, al cinismo de su ideología fatalista y a su
rechazo inflexible al sueño y la utopía” (1997, p. 15). Salir del plano
ideal hacia la práctica no es abandonar el sueño para actuar, sino para
reaccionar en función del sueño, en función de un proyecto de vida
y de escuela, del mundo posible, del planeta… de un proyecto de
esperanza.
8 Ver el artículo publicado por Freire en la Revista Paz e Terra, no. 9, de octubre de 1969
(Río de Janeiro: Civilización Brasileña), titulado “Papel de la educación en la
humanización” (pp. 123-32).
70 • MOACIR GADOTTI
primero había que con-
quistar el poder del estado, Experiencias informales
dominar el poder econó-
mico, y que sólo después se “Si nosotros tuviésemos claro que
podría hacer la reforma fue aprendiendo que aprendimos a
educativa. La educación no enseñar; habríamos entendido sin
podría cambiar a la sociedad problemas la importancia de las
que la mantiene. La experiencias informales en las
educación sería, en esencia, calles, las plazas, el trabajo, los
la reproductora de la salones de clase de las escuela, los
sociedad. patios de los recreos, en que
diversos gestos del alumno, del
Es cierto, mecánica-
personal administrativo, del
mente la educación no
personal docente se cruzan llenos
cambia a la sociedad, pero
de significado.” (Pedagogia da
sí a los seres humanos,
autonomia, p. 50).
quienes a su vez pueden
cambiar sus vidas y sus
estructuras políticas, socia-les y económicas. Los seres humanos no
son deter-minados. Fue con esta convicción, “cambiar es difícil, pero
es posible y urgente”, que Paulo Freire asumió la Secretaría Mu-
nicipal de Educación de São Paulo. Sobre esta experiencia Freire
escribió un libro titulado La educación en la ciudad. La ciudad no
sólo es un espacio físico para la reproducción de las relaciones
económicas de producción. Es un lugar de relaciones sociales, un
lugar de encuentro y de fiesta. La ciudad es el espacio de la vida
social y política, el espacio del conocimiento. Por eso es necesario
hablar de un “derecho a la ciudad” (Lefebvre, 1969) para todos, que
va más allá de la conquista de los servicios urbanos de primera
necesidad (agua, electricidad, gas, vivienda y servicios). El derecho a
la ciudad tiene más que ver con un derecho a los espacios-tiempos
de la ciudad, a su uso como espacios de encuentro. Es el derecho a la
calle como lugar de encuentro, el derecho a tener tiempo para disfrutar
de la ciudad, para hacer ejercicios. Es el derecho al compañerismo, a
encontrarme con los vecinos de mi barrio.
72 • MOACIR GADOTTI
objeto, sino siendo “dueño” de ella, propietario, sujeto. El derecho
a la ciudad sería el derecho a producir cultura en ella, el derecho al
“esparcimiento saludable y creativo”.
Para mí, el pensamiento de Lefebvre coincide con la visión
que Paulo Freire tenía sobre el papel de la educación en la ciudad.
En 1990, cuando fue invitado a participar en la primera reunión de
las Ciudades Educadoras
Educadoras, en Barcelona, inmediatamente aceptó
la invitación y escribió un hermoso texto sobre el tema. La ciudad
dispone de innumerables posibilidades educadoras. La vivencia en
la ciudad constituye un espacio cultural de aprendizaje permanente
en sí misma, “espontáneamente”: “hay un modo espontáneo, casi
como si las ciudades gesticularan, o como si caminaran o se movieran
o como si hablaran de sí mismas; es casi como si las ciudades
proclamaran hechos vividos en ellas por mujeres y hombres que
pasaron por ellas y que se quedaron; es un modo espontáneo, como
decía, que tienen las ciudades para educar” (Freire, 1993, p.23).
Pero la ciudad puede ser “intencionalmente” educadora.
Una ciudad puede ser considerada como una ciudad que educa
cuando, además de sus funcione tradicionales —económica, social,
política y de prestación de servicios— también ejerce una nueva función
cuyo objetivo es la formación para y por la ciudadanía. Para que una
ciudad pueda ser considerada educadora tiene que promover y
desarrollar el protagonismo de todos y de todas —niños, jóvenes,
adultos, ancianos— en busca de un nuevo derecho, el derecho a la
ciudad educadora: “mientras es educadora, la Ciudad es también
educanda. Mucho de su tarea educativa implica nuestra posición
política y, obviamente, la manera como ejerzamos el poder en la
Ciudad y el sueño o la utopía con que impregnemos la política, al
servicio de lo que y de quienes la hacemos” (Idem, ibid.).
Podemos hablar de ciudad que educa cuando esta última
busca instaurar, con todas sus fuerzas, la ciudadanía plena, activa,
cuando establece canales permanentes de participación, incentiva la
organización de las comunidades para que tomen en sus manos, de
74 • MOACIR GADOTTI
fuerza como educadores y educadoras es limitada. Nuestras escuelas
también son producto de la sociedad. A pesar de esto, la esperanza,
para el maestro, para la maestra, no es algo vacío, de quien espera
que algo suceda. Al contrario, la esperanza para el maestro encuentra
sentido en su propia misión, la de transformar personas, la de darle
nueva forma a las personas y alimentar, por su parte, la esperanza de
éstas para que logren construir una realidad diferente, una ciudad
nueva, “más humana, menos fea, menos malvada”, como solía decir Paulo
Freire. Una educación sin esperanza no es educación emancipadora.
La educación, en la ciudad que educa, se confunde con el
propio proceso de humanización. Respondiendo a la pregunta
“¿cómo puede el maestro convertirse en intelectual en la sociedad
contemporánea?”, el gran geógrafo brasileño Milton Santos, fallecido
en el año 2001, respondió: “cuando consideramos la historia posible,
y no sólo la historia existente, pasamos a creer que otro mundo es
posible. Y no hay intelectual que trabaje sin la idea de futuro. Para
ser digno del hombre, de cualquier hombre, del hombre visto como
proyecto, el trabajo intelectual y educativo tiene que estar basado en
el futuro. De esta manera los profesores pueden convertirse en
intelectuales: viendo hacia el futuro” (Santos, 1999, p. 14).
Para esto necesitamos una pedagogía de la ciudad,
ciudad como la
propuesta por Paulo Freire.
En primer lugar tenemos que aprender sobre la ciudad. Paulo
Freire decía que el primer libro de lectura es el mundo. Para aprender
sobre la ciudad tenemos que leer el mundo. En general, ignoramos
la ciudad, tenemos una visión tan estrecha que no la vemos, y algunas
veces hasta la escondemos, le damos la espalda para no ver ciertas
cosas que suceden en ella. No queremos ver ciertas cosas de la ciudad
para no comprometernos con ellas, pues al verlas nos
comprometemos. Veamos nuestro comportamiento en los semáforos
cuando se nos acerca algún niño o niña de la calle: nuestra defensa es
no verlos a los ojos. En la ciudad tratamos de hacer que muchos seres
sean invisibles; hasta en nuestras propias casas, cuando tenemos visitas
76 • MOACIR GADOTTI
El paradigma
del oprimido
La imagen de Paulo Freire, que me viene a la cabeza al
reflexionar hoy sobre su figura, es la de un andariego, un hombre de
muchas andanzas por el mundo, un andariego de la utopía y de la
educación libertadora. Anunciaba y denunciaba. Vivía intensamente
sus emociones, sus alegrías, sus rabias o su “justa ira”, como él decía
sin ser dramático. Como todas sus obras son en gran medida
autobiográficas, en ellas la razón y la emoción se entrecruzan, rozan
su epistemología y su visión política de la sociedad. Él hablaba de
una “razón encharcada de emoción”, contraponiendo su paradigma
dialéctico al paradigma estructural
estructural; la razón contextualizada o
referenciada en el carácter histórico de la razón cartesiana, positivista
e instrumental. En la razón dialéctica, la categoría de totalidad se
recupera, el sentido de las cosas no es sólo aprendido por el análisis
racional, sino por la totalidad del aparato epistemológico humano:
razón-afectividad-sensibilidad. Y en ese sentido su teoría tenía, con
más profundidad y consecuencia, la dimensión de la
transdisciplinaridad.
Paulo Freire dejó marcas profundas en mucha gente, tanto por
humanos como por profesionales. No sólo por sus ideas, sino,
especialmente, por su compromiso ético-político.
En Los Ángeles, el 12 de abril de 1991, en una reunión con
educadores y amigos, Paulo Freire lanzaba la idea de la creación de
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Tal vez sus ideas hayan
despertado controversias, pero no Valor de las emociones
su persona. Muchos de los mensajes
recibidos en el IPF dicen textual- “Ninguna formación docente
mente: “mi vida no sería la misma verdadera puede realizarse
si no hubiera leído la obra de Paulo alejada, por un lado, del
Freire. Lo que escribió se quedará ejercicio de la criticidad que
para siempre en mi mente y en mi implica el ascenso de la
corazón”. Esa relación entre lo curiosidad ingenua a la
cognitivo y lo afectivo es mucho más curiosidad epistemológica y,
fuerte en la obra de Paulo Freire y por el otro, sin el
también en aquellos que fueron reconocimiento del valor de
las emociones, de la
influenciados por él.
sensibilidad, de la
Los mensajes recibidos afectividad.” (Pedagogia da
inmediatamente después de su autonomia, p. 51) .
muerte revelaron el impacto
teórico y afectivo sobre la vida de
tantos seres humanos en todas partes del mundo. Esas manifestaciones
terminan siempre en el deseo de unirse a otras personas e instituciones
para darle continuidad a su trabajo, a su compromiso, que sobre todo
era el compromiso con los oprimidos. Pero no era un compromiso
con los oprimidos de aquí o de allá —de América Latina, por
ejemplo—, sino con los oprimidos de todo el mundo.
Paulo Freire era también un ser humano que transmitía
esperanza. No por terquedad, sino por “imperativo histórico y
existencial”, como afirma en su libro Pedagogía de la esperanza.
Además de la esperanza, cultivó la autonomía. Autonomía es la
capacidad de decidir, de tomar el destino en nuestras propias manos.
Frente a una economía de mercado que invade todas las esferas de
nuestra vida, tenemos que luchar —también por medio de la
educación— para crear en la sociedad civil la capacidad de gobernar y
de controlar el desarrollo social —capacidad esta alternativa al
socialismo autoritario. Freire sentía un verdadero gusto por la
democracia. Siempre la trataba con cariño.
80 • MOACIR GADOTTI
cuya racionalidad debe estar “empapada de afectividad”. Contra el
iluminismo pedagógico y cultural que acentúa sólo la adquisición de
contenidos curriculares, Freire realza la importancia de la dimensión
cultural en los procesos de transformación social. La educación es
mucho más que la instrucción. Para ser transformadora —para
transformar las condiciones de opresión—, la educación debe
enraizarse en la cultura de los pueblos. La posmodernidad valoriza,
además del saber científico elaborado, el saber primario, el saber
cotidiano. Sostiene que el alumno no diferencia las significaciones
instructivas de las significaciones educativas y cotidianas. Al incorporar
conocimiento, incorpora otras significaciones, por ejemplo: cómo
conocer, cómo se produce el conocimiento y cómo lo utiliza la
sociedad... En fin, el saber cotidiano de su grupo social.
El tema de la posmodernidad fue tratado varias veces por
Paulo Freire, principalmente en los debates que tuvo con Peter
McLaren y Henry Giroux. El posmodernismo se habría iniciado en
1968, con los movimientos populares de resistencia política y de crítica
cultural, como sostiene Antonio Negri: “es en 1968 cuando se ubica
la ruptura de época entre modernidad y posmodernidad: de hecho,
en 1968, la intelectualidad de masa se mostró, por primera vez,
hegemónica, es decir, como constelación hegemónica en la / de la
multitud” (Negri, 2003, p. 182). En el libro Pedagogía de la esperanza,
Paulo Freire afirma: “para mí la posmodernidad está en la forma
diferente, substantivamente democrática, de lidiar con los conflictos,
de trabajar la ideología, de luchar por la superación constante y
creciente de las injusticias, y de llegar al socialismo democrático. Existe
una posmodernidad de derecha, pero también existe una
posmodernidad de izquierda, y no como casi siempre se insinúa,
cuando se nos insiste, que la posmodernidad es un tiempo especial
en demasía, que suprimió las clases sociales, ideologías, izquierda y
derecha, sueños y utopías” (Freire, 1992, p. 198).
Otra noción desarrollada por Paulo Freire —y que distinguía
de toda connotación neoliberal— fue la noción de calidad. Cuando
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formación (medios de comunicación, radio, TV, video, iglesias,
sindicatos, teatros, empresas, ONG, espacio familiar, Internet...)
extendieron la noción de escuela y de salón de clases. La educación
se hizo comunitaria, virtual, multicultural y ecológica, y la escuela se
extendió a la ciudad y al planeta. Hoy en día se piensa en red, se
investiga en red, se trabaja en red, sin jerarquías. La noción de jerarquía
(saber-ignorancia) es altamente apreciada por la escuela capitalista.
Por otra parte, Paulo Freire insistía en la conectividad, en la gestión
colectiva del conocimiento social a ser socializado de forma ascendente.
Ya no se trata únicamente de ver la “ciudad educativa” (Edgar Faure),
sino de ver al planeta como una escuela permanente.
A Paulo Freire le gustaba la libertad. Esta sería una lectura
libertaria. Como muchos de sus intérpretes afirman, la tesis central
de su obra es la tesis de la libertad-liberación. La libertad es la categoría
central de su concepción educativa desde sus primeras obras. La
liberación es el objetivo de la educación. La finalidad de la educación
será liberarse de la realidad opresiva y de la injusticia. La educación
tiene por objetivo la liberación, la transformación radical de la realidad,
para mejorarla, para hacerla más humana, para permitir que los
hombres y las mujeres sean reconocidos como sujetos de su historia
y no como objetos.
La liberación se sitúa en el horizonte de una visión utópica de
la sociedad y del papel de la educación. La educación, la formación,
deben permitir una lectura crítica del mundo. El mundo que nos
rodea es un mundo inacabado y eso implica la denuncia de la realidad
opresiva, de la realidad injusta (inacabada), y, en consecuencia, la
crítica transformadora, el anuncio de otra realidad. El anuncio es
necesario como un momento de una nueva realidad a ser creada. Esa
nueva realidad del mañana es la utopía del educador de hoy.
84 • MOACIR GADOTTI
insistido en la idea de que es posible, urgente y necesario cambiar el
orden de las cosas. “En historia se hace lo que se puede y no lo que
nos gustaría hacer. Una de las grandes tareas políticas que debe ser
cumplida es la persecución constante de hacer que mañana sea posible
lo que hoy es imposible, toda vez que, a veces, se hace posible viabilizar
algunos imposibles de hoy” (Freire, 1993, p. 108). Freire no sólo
convenció a muchas personas en muchas partes del mundo con sus
teorías y prácticas, sino que también despertaba en ellas la capacidad
de soñar con una realidad más humana, menos fea y más justa. Como
legado, nos dejó la utopía.
Estamos ante un educador que no se sometió a corrientes y
tendencias pedagógicas, y que creó un pensamiento vivo orientado
únicamente por el punto de vista del oprimido.
oprimido Esa es la óptica
básica de su obra, a la cual fue fiel toda su vida: la perspectiva del
oprimido. Ese compromiso podemos encontrarlo en la dedicatoria
de su libro más importante, Pedagogía del oprimido, escrito en Chile,
en 1968: “A los harapientos del mundo y a los que en ellos se
descubren y, descubriéndose, sufren con ellos, pero, sobre todo,
luchan con ellos”.
La pregunta que hoy nos podemos hacer es la siguiente: ¿este
punto de vista todavía es válido? Si no fuera válido, ya no habría
razón para seguir leyendo a Paulo Freire. O mejor dicho, Paulo Freire
sería un autor ya superado, porque su lucha por el oprimido ya habría
sido superada. Pasaría a la historia como un gran educador, pero que
ya no tendría nada más que decir en nuestro tiempo.
Por el contrario, su pedagogía continúa siendo válida no sólo
porque aún hay opresión en el mundo, sino porque responde a
necesidades fundamentales de la educación actual. La escuela y los
sistemas educativos hoy en día se encuentran frente a nuevos y grandes
desafíos, ante la generalización de la información en la sociedad,
llamada por muchos “sociedad del conocimiento”, sociedad del
aprendizaje. Las ciudades se están convirtiendo en educadoras y
alumnas, multiplicando sus espacios de formación. La escuela, en
86 • MOACIR GADOTTI
En 2002, estuve en la Universidad de California, Los Ángeles
(Ucla), durante la celebración del II Foro Paulo Freire, y hablé de
dos perspectivas opuestas de mundo
mundo, de humanidad. Perspectiva
significa “punto de vista” que es la vista de un punto, de un lugar. De
ahí escogí como perspectivas las de dos lugares: la de Washington y
la de Angicos
Angicos.
Paulo Freire nos alentaba leer el mundo. Leemos el mundo a
partir del espacio, del lugar donde nos “ubicamos”, usando una palabra
española cargada de significado. No se trata de un lugar fijo, pues
siempre estamos en camino, en movimiento. Nuestro punto de vista
siempre determina nuestra visión del mundo. No es casualidad que
nuestros puntos de vista sean tan diversos y hasta antagónicos. Nos
ubicamos en muchos lugares. Esa diversidad es la riqueza de la
humanidad. Sin ella no habría cambio; el mundo sería estático,
eternamente inmutable, sin sentido, sin perspectiva. El respeto por
la diversidad no es sólo una exigencia ética. Es una condición de la
humanidad. Es una condición sine qua non para el avance de la
humanidad misma.
Paulo Freire nos hace soñar porque hablaba a partir de un
punto de vista que es el punto de vista del oprimido, del excluido, a
partir del cual podemos pensar en un nuevo paradigma humanitario,
civilizatorio, el sueño de otro mundo posible, necesario y mejor.
Entonces, ¿por qué hablo de la perspectiva de Washington versus la
perspectiva de Angicos? ¿Por qué no hablar de la perspectiva del
opresor y del oprimido —como decía Paulo Freire— del colonizador
y del colonizado, del globalizador y del globalizado?
Hablo de Washington como metáfora, como símbolo de un
poder, de una política, de una visión de mundo, de un punto de
vista. Angicos fue la ciudad donde Paulo Freire tuvo la experiencia
más importante con su método pedagógico. Fue a partir del éxito
obtenido en Angicos, en 1963, que fue conocido en el mundo.
Actualmente Angicos y Washington pueden ser tomados como
metáforas de dos paradigmas civilizatorios
civilizatorios. Incluso haciendo un
88 • MOACIR GADOTTI
con el terrorismo porque el terrorismo es la negación misma del
diálogo. Es por eso que el diálogo tiene que establecerse antes, hay
que actuar antes sobre las causas y no a posteriori. Debemos prevenir
el terrorismo, actuando sobre sus causas. El diálogo tiene que
establecerse antes de que ocurran los actos de terrorismo. En sus
raíces, el diálogo debe ser radical. El terrorismo debe ser prevenido.
Tenemos que asegurarnos de que no prevalezca sobre el diálogo.
Ya el diálogo no es una opción política. Hoy en día el diálogo
es un imperativo histórico y existencial. La alternativa al diálogo es el
terrorismo, es la globalización de la crueldad, es la guerra. Ambas
posibilidades están presentes en la coyuntura actual: por un lado, la
legitimidad democrática y, por el otro, la legitimidad de la fuerza.
Es más: es necesario ampliar nuestro punto de vista vista.
Tenemos que ver a la Tierra desde lejos, en su totalidad, en su
planetariedad, como una comunidad única. Todavía pensamos en
bloques de naciones contra otros bloques de naciones: Comunidad
Europea, bloque de Japón, bloque de los Estados Unidos, de China...
característicos del modelo de fragmentación neoliberal. Estos bloques
estimulan la competitividad sin solidaridad y las máquinas de guerra
contra la vida. Al contrario, tenemos que pensar en la cultura de la
paz y de la sustentabilidad, pensar globalmente, planetariamente, en
favor de toda la comunidad de vida.
En fin, debemos salir de una visión antropocéntrica para
cultivar una visión holística
holística, fundamentada en una referencia ética
planetaria, por encima de géneros, especies y reinos. Paulo Freire
nos hablaba en su último libro de una “ética del género humano”,
apuntando hacia el sueño posible de una humanidad unida en torno
a un objetivo común de justicia, paz y prosperidad para todos. Ese es
el sueño. Se trata de hacer que sea viable históricamente.
El poder de la obra de Paulo Freire no está tanto en su teoría
del conocimiento, sino en el hecho de haber insistido en la idea de
que es posible, urgente y necesario cambiar el orden de las cosas. No
sólo convenció a mucha gente en muchas partes del mundo con sus
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