Programa Integral de Fcye para La Educ Primaria
Programa Integral de Fcye para La Educ Primaria
Programa Integral de Fcye para La Educ Primaria
Este proceso representa un espacio para la articulación de los tres niveles que
integran la educación básica (preescolar, primaria y secundaria). A la escuela
primaria le corresponde, entre otras tareas, ampliar las experiencias del
preescolar relativas al desarrollo personal y social de los educandos, así como
a su conocimiento del mundo. También sienta las bases para la actuación
responsable y autónoma en la vida social y el entorno natural, que en la
educación secundaria se orientarán hacia la formación de un ciudadano capaz
de desenvolverse en un mundo en constante cambio.
De este modo, el PIFCyE busca que los alumnos aprecien y asuman los
valores y normas que permiten conformar un orden social incluyente,
cimentado en el respeto y la consideración de los demás. Con estas bases, el
programa apunta a una vertiente de desarrollo personal, a través de la cual los
alumnos se conocen y valoran a sí mismos, adquieren conciencia de sus
intereses y sentimientos, toman decisiones, resuelven problemas y cuidan su
integridad.
Para que el desarrollo de las competencias cívicas y éticas que tengan lugar, la
escuela primaria debe ofrecer oportunidades para experimentar y vivir
situaciones de convivencia, de participación, de toma de decisiones
individuales y colectivas.
De esta forma, los aprendizajes que los alumnos logren les permitirán enfrentar
nuevos desafíos en su vida diaria relacionados con su desarrollo como
personas, con las decisiones que involucren juicios, y con su contribución al
bien común.
Esta competencia alude a la capacidad de actuar con apego a las leyes y las
instituciones como mecanismos que regulan la convivencia democrática y
protegen sus derechos. Se busca que los alumnos comprendan que las leyes y
los acuerdos internacionales garantizan los derechos de las personas,
establecen obligaciones y limitan el ejercicio del poder, a fin de que promuevan
su aplicación siempre en un marco de respeto a los derechos humanos y con
un profundo sentido de justicia. Asimismo, se plantea que reflexionen en la
importancia de la justicia social como criterio para juzgar las condiciones de
equidad entre personas y grupos.
1. EL AMBIENTE ESCOLAR
Los diferentes espacios de la escuela (la biblioteca, los salones, las áreas
administrativas y de recreo) ofrecen a los alumnos oportunidades formativas,
ya que en ellos se relacionan y conviven de formas específicas. Todos estos
espacios conforman el ambiente escolar y son relevantes para la formación de
los alumnos. Lo ideal es que la comunidad educativa se fije metas respecto al
trabajo académico y a las relaciones interpersonales que se establecen, con la
finalidad de que la escuela actúe coordinadamente, donde sus miembros
participen articuladamente para apoyar la formación de los alumnos.
El ambiente escolar ofrece oportunidades para que las alumnas y los alumnos
ejerciten el diálogo, desarrollen paulatina y sistemáticamente la toma de
decisiones en lo personal y lo grupal, reflexionen acerca de sus actos como un
gesto de responsabilidad ante lo que pasa a su alrededor y abre posibilidades
de colaboración con otros en la búsqueda del bien común.
Como parte del PIFCyE los maestros requieren identificar sus posibilidades
para promover en los alumnos el desarrollo de las competencias cívicas y
éticas.
En la escuela deben existir espacios para que las niñas y los niños expresen su
individualidad al tomar la palabra y cuenten con la escucha activa de los
adultos y de sus compañeros para atender inconformidades relacionadas con
el daño a su dignidad.
Para este propósito son útiles las asambleas escolares y de grupo en las que
pueden hablar y exponer situaciones problemáticas de la propia escuela para
buscar junto con los docentes, directivos e incluso padres y madres de familia
soluciones a las mismas.
Es importante que la escuela ofrezca condiciones para que niñas y niños sean
tratados con equidad y participen de las mismas oportunidades para estudiar,
convivir, jugar y expresarse. La consideración de sus necesidades y
capacidades particulares contribuirá a que se reconozcan como parte de la
comunidad escolar.
Por otra parte, la integración de las niñas y los niños con necesidades
educativas especiales a la escuela requiere que directivos y docentes generen
las condiciones para incluirlos en los juegos y conversaciones, ubicarlos en
lugares del aula que les permitan ver, escuchar, aprender y relacionarse mejor;
además del trabajo directo con las familias, del apoyo de los servicios de
educación especial para hacer las adecuaciones curriculares y de
infraestructura física necesarias.
La participación
La participación de las niñas y los niños es un derecho que los prepara para el
ejercicio de su ciudadanía y para la vida democrática. En la escuela, la
participación de los alumnos consiste en la posibilidad de que tomen parte en
decisiones y acciones que les afectan como integrantes de la comunidad
escolar. Implica, además, el desarrollo de su capacidad para dialogar con
quienes comparten situaciones y problemas para encontrar una opción que
convenga a todos. En la escuela se puede contribuir a esta tarea al ofrecer a
los alumnos oportunidades para que expongan sus intereses y necesidades en
un marco normado por el respeto, la libertad y la responsabilidad. El personal
directivo y docente puede favorecer la participación de los alumnos de acuerdo
con su edad a través de la organización de asambleas escolares y de grupo,
los periódicos murales, la organización de la sociedad de alumnos, el
nombramiento de representantes de grupo, entre otras actividades.
La escuela tiene como compromiso ampliar lo que las familias ofrecen a las
niñas y los niños con la finalidad de fortalecer su integración social. Lo anterior
puede lograrse al promover una convivencia basada en el respeto a la
integridad de las personas (aspecto físico, sentimientos, emociones, identidad y
religiosidad), además de brindarles un trato afectuoso que les ayude a
restablecer su autoestima y reconocer su dignidad, y con base en un trabajo
educativo, posibilitar la eliminación de cualquier rasgo de discriminación por
género, procedencia social, pertenencia religiosa, estado de salud u otra.
Las relaciones entre la escuela, las familias y la comunidad como un ámbito del
PIFCyE pueden organizarse en torno a los aspectos que se describen a
continuación:
3. LA ASIGNATURA
Cada unidad cuenta con una propuesta de trabajo transversal en torno a una
temática que convoca a los alumnos a explorar su entorno, plantearse
preguntas, recabar información, intercambiar puntos de vista y formular una
perspectiva fundamentada sobre el tema. Esta propuesta transversal puede ser
punto de arranque o de cierre de la unidad que ofrece un vínculo entre las
secciones didácticas; y los docentes pueden ir desde el trabajo transversal a
las secciones didácticas y volver de nuevo al mismo.
Como una alternativa a la problemática ambiental y una vía para afirmar las
bases de un desarrollo sustentable, la educación ambiental promueve la
formación de una cultura de respeto a la naturaleza y sus recursos, así como el
reconocimiento de que formamos parte de ella. Propicia el desarrollo de
individuos informados, críticos y participativos que asuman su responsabilidad
con el ambiente y desarrollen relaciones armónicas con la naturaleza; basados
en la comprensión de las relaciones de interdependencia de los procesos
ecológicos, sociales, económicos, políticos y culturales que intervienen en el
deterioro ambiental; en la búsqueda del respeto y la equidad entre los seres
humanos y entre éstos y los sistemas vitales; y en el planteamiento de
alternativas individuales y colectivas a problemas ambientales actuales y
futuros.
EDUCACIÓN INTERCULTURAL
La educación intercultural es un enfoque que busca generar, entre los
integrantes de la sociedad, las disposiciones necesarias para establecer
relaciones entre diversas culturas en condiciones de equidad.
PERSPECTIVA DE GÉNERO