Inspeccion Directa e Indirecta Fundamentos
Inspeccion Directa e Indirecta Fundamentos
Inspeccion Directa e Indirecta Fundamentos
Para captar cómo es el examen del paciente nos valemos de la información que podemos
lograr a través de nuestros sentidos: la vista, el tacto, el oído, e incluso el olfato.
Las etapas que se siguen para efectuar el examen físico son las siguientes.
1. Inspección.
Esta parte del examen físico comienza desde el momento que vemos al paciente por
primera vez. Al principio la atención se centra en su aspecto general, su actitud, cómo se
desenvuelve, cómo se comunica. Todo esto ocurre mientras se entabla el primer contacto y
luego mientras transcurre la conversación. Posteriormente, cuando se efectúa el examen
físico, la observación se dirigirá a aspecto más específicos.
En este proceso, que dura todo el tiempo que estamos con el paciente, se está captando una
gran cantidad de información. Es necesario entrenar el ojo para realmente "ver". Es muy
posible que distintas personas miren una situación determinada y capten diferentes
aspectos. El médico se entrena para captar lo que al paciente le ocurre. Con la vista no se
hace solamente un "examen físico" orientado a la anatomía, sino que se trata de captar al
enfermo como persona: cómo se viste, cómo es su manera de ser, si tiene una expresión de
estar preocupado, angustiado o deprimido, etc. Indudablemente, así como la vista aporta
información, la conversación la amplía y la enriquece.
En días fríos, también hay que velar porque el paciente no sienta frío.
2. Palpación.
Usando nuestras manos, asiendo con nuestros dedos, palpando con delicadeza, tenemos la
posibilidad de captar una gran cantidad de información: la suavidad de la piel, su humedad
y untuosidad, la temperatura, lo blanda o dura que pueda ser una superficie, si se
desencadena dolor con la presión que ejercen nuestros dedos, si se palpa algo que se puede
delimitar.
Hay una estrecha relación entre el uso que le damos a las manos y lo que nos entrega la
vista. Miramos algo, lo tocamos, y así, vamos extrayendo información. Casi se confunde lo
que obtenemos palpando de lo que se capta al mirar. Son operaciones que se efectúan en
muchos casos en forma conjunta.
Respecto a la forma de palpar, puede variar según de qué se trate. Para la temperatura, se
podría usar el dorso o la palma de la mano; para delimitar una masa, se usarán los dedos, o
ambas manos; para captar vibraciones, podría convenir usar la palma o el borde cubital de
las manos; etc. La forma de palpar tiene algo de técnica y de arte. No es necesario ser tosco;
tampoco desencadenar dolor en forma innecesaria.
Al asir una masa entre los dedos podremos definir su tamaño, su dureza, si sus bordes están
bien delimitados, si se desplaza sobre los planos profundos, si con la presión se produce
dolor, si está formada por una masa única o resulta de la confluencia y fusionamiento de
varias masas. Además, al combinar la palpación con la inspección, se puede apreciar si la
piel está enrojecida o con un aspecto de "cáscara de naranja", si existen trayectos fistulosos,
si la vasculatura está aumentada, etc.
. Percusión
Percutir es dar golpes. Estos a su vez producen sonidos que son audibles y
vibraciones que son palpables.
Los sonidos pueden ser de distinta intensidad, frecuencia, duración y timbre.
La frecuencia (o tono) se refiere al número de vibraciones por segundo y
determina si un sonido es más agudo o es más grave. El timbre es lo que
permite diferenciar la procedencia de un sonido. Depende de varios
aspectos, como la combinación de las frecuencias o la caja de resonancia.
Gracias al timbre se distingue si una nota "do" procede de un piano o de un
violín.
Tipos de sonidos
Formas de percutir
4. Auscultación
Auscultación directa: Consiste en aplicar la oreja sobre el cuerpo del paciente en la región
que se quiere examinar. Rinde fundamentalmente en la espalda para escuchar ruidos
pulmonares.
Características del estetoscopio. Los más usados tienen una cápsula que se apoya en el
paciente, un sistema de transmisión del sonido y auriculares para escuchar.
La cápsula tiene en un lado una membrana rígida que transmite de preferencia los sonidos
de tonalidad alta (p.ej.: segundo ruido del ciclo cardíaco) y en el lado opuesto, una campana
que transmite preferentemente los tonos bajos (p.ej.: ruidos sobre la arteria braquial, al
registrar la presión arterial). Una válvula determina que se pueda escuchar a través del lado
de la membrana o de la campana. El tamaño de la cápsula es más grande en los adultos que
en los niños. Al auscultar es muy importante que la membrana o la cápsula, según el lado
que se esté usando, queden bien apoyadas sobre la piel desnuda del paciente, de modo de
lograr aislar los ruidos del medio ambiente y transmitir sólo aquellos que se generen en el
organismo del paciente, bajo el área auscultada.
A los obstetras les resulta mejor escuchar los ruidos del corazón del feto usando una
especie de corneta, de una sola pieza, que se apoya sobre el abdomen de la madre
embarazada y el oído del examinador se aplica directamente al extremo opuesto.
El sonido se trasmite a través de una manguera o tubos que deben ser gruesos, rígidos y
resistentes, capaces de aislar de los ruidos del medio ambiente. La longitud recomendada es
de 30 a 40 cm. Al manipular el estetoscopio conviene evitar roces sobre los tubos que
generen ruidos externos.
Los auriculares, formados por un par de olivas, deben quedar cómodos. Su orientación debe
ser discretamente hacia delante de modo que encajen siguiendo la misma dirección del
pabellón auricular. Las olivas conviene que sean de un material suave y que se ajusten bien
al tomar contacto con el conducto auditivo externo. La presión que ejercen las olivas sobre
los oídos debe ser suficiente como para que no entren ruidos del medio ambiente, pero no
tan fuerte como para que después de un rato provoquen dolor.
Un buen estetoscopio ayuda mucho para lograr un buen examen físico. Esto no reemplaza
la capacidad del examinador para captar e interpretar los distintos ruidos que se pueden
auscultar.
Entre todos los enfermos con los que un médico toma contacto diariamente, muchos son
portadores de infecciones que pueden ser evidentes o totalmente desconocidas (p.ej.:
hepatitis C, SIDA).
Es muy importante tomar las precauciones que correspondan tanto para evitar un contagio,
como para evitar transmitir una infección a otras personas.
La medida más importante es lavarse bien las manos, con agua y jabón o con una solución
desinfectante, después de examinar a cada paciente. De no hacerlo así, es posible
contagiarse (p.ej.: después de examinar un enfermo con influenza) o transmitir infecciones
a otras personas (p.ej.: al examinar en un hospital a un enfermo contaminado con
estafilococo aureus y seguir al siguiente enfermo, sin haberse lavado las manos).
Las precauciones universales también implican una serie de cuidados para no contaminarse
con sangre o secreciones. Es necesario evitar pincharse con agujas que ya han sido usadas;
no exponer la piel con erosiones o heridas a las secreciones de los enfermos; evitar
salpicaduras a los ojos o mucosas, etc.
Estas precauciones no deben significar exagerar a tal punto que resulta incómodo para el
paciente. Por ejemplo, el examen físico de una persona que tiene SIDA se hace en las
mismas condiciones que otros pacientes, sin necesidad de ponerse guantes, en la medida
que no se tengan heridas en las manos. Al terminar, y como con todas las personas, se
deben lavar las manos.