Licuefaccion de Suelos
Licuefaccion de Suelos
Licuefaccion de Suelos
NUCLEO BOLIVAR
DEPARTAMENTO DE GEOTECNIA
SECCION O1
CAPITULO 1. INTRODUCCION............................................................................3
CAPITULO 2. LICUEFACCIÓN.............................................................................5
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES...........................................................25
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
CAPITULO 1. INTRODUCCION
2.2 Objetivos
2.11.1Objetivo General
2.11.1Objetivos Específicos
Como señala Greene et al. (1994), las acciones en el suelo que producen
licuefacción son las siguientes, las ondas sísmicas, principalmente las ondas de
corte, en su paso a través de los estratos de suelos granulares saturados,
distorsionan la estructura granular y causan el reordenamiento de los grupos sueltos
de partículas, debido a la tendencia de los suelos sueltos a densificarse. Este
reordenamiento de las partículas produce un incremento en la presión de poros bajo
condiciones no drenadas.
Lo anterior se produce debido a que la alta frecuencia a la que se suceden los ciclos
de carga y descarga sísmicos impide que el agua encerrada en los poros de un suelo
drene y que se produzcan cambios de volumen, razón por la cual se generan
incrementos de presiones en el agua. En general, la magnitud de los incrementos de
las presiones de poros, es igual a la magnitud de las tensiones deviatóricas
multiplicada por el coeficiente de Skempton, de acuerdo a la siguiente expresión
(Troncoso, 1992):
Δu = A⋅Δ σ −σ
Donde:
A = coeficiente de Skempton
τ = c +σ ⋅ tgφ
E=Kσ
Donde:
u→σ
Ya que: σ '=σ − u
Es decir, la resistencia al corte tenderá a cero. Esto significa que, en esta condición
límite, el suelo puede comportarse como un fluido y, por lo tanto, perder su
capacidad soportante, escurrir como una masa líquida viscosa o ejercer presiones
hidrostáticas sobre estructuras apoyadas o enterradas en el suelo. Este fenómeno se
denomina licuefacción.
En el caso de Venezuela, el terremoto del 9 de julio de 1997 quedó una vez mas
demostrado que aun en una misma localidad, las variaciones de las características
del suelo local ejercieron una enorme influencia en el patrón de distribución de daños
de edificaciones y viviendas, y en la amplitud y contenido de frecuencias de los
movimientos del terreno registrado en la superficie de los depósitos de suelo durante
el terremoto.
En zonas en las que los depósitos estaban formados por materiales granulares
sueltos saturados, su tendencia a comportarse compactarse originó presiones
hidrostáticas excesivas capaces de producir licuefacción del suelo, dando como
resultado grandes asentamientos y daños estructurales considerables.
2.2 Terminología
1. Susceptibilidad de licuefacción
2.11.1Suelos susceptibles
2.11.1.1Criterios de susceptibilidad
No todos los suelos son susceptibles de presentar licuefacción, así que el primer
paso en el desarrollo de una evaluación de riesgo de licuefacción es la determinación
de la susceptibilidad de licuefacción. La susceptibilidad de licuefacción de un suelo
puede ser evaluada usando criterios históricos, geológicos, basados en su
composición o según su estado, estos criterios, descritos por Kramer y Stewart
(2004), se presentan a continuación.
Criterios históricos. Se ha observado que la licuefacción ocurre frecuentemente en
los mismos lugares cuando las condiciones del sitio se mantienen constantes, es por
esto que la evidencia de la ocurrencia histórica de licuefacción, observada en forma
de paleo-liquefacción, puede ser utilizada como prueba de susceptibilidad de
licuefacción, en un determinado lugar.
Las dos condiciones necesarias para que ocurra la licuefacción son, la presencia de
suelos de densidad suficientemente baja, los que tienden a experimentar reducción
de volumen, y un estado de saturación completa o casi completa. Bajo estas
condiciones, los terrenos no cohesivos tienden a densificarse cuándo están
sometidos a esfuerzos de corte cíclico, pero el cambio de volumen es impedido
debido al drenaje restringido. Como resultado, el exceso de presión de poros se
acumula, las tensiones efectivas se reducen, y el suelo pierde resistencia
convirtiéndose a un estado licuado. Como la capacidad de los suelos de soportar las
cargas producidas por las fundaciones está directamente relacionada con su
resistencia, la licuefacción plantea un peligro serio para las estructuras y debe ser
evaluada en zonas de riesgo sísmico donde existan depósitos susceptibles (Brandes,
2003).
No todos los suelos granulares son propensos a presentar licuefacción. Como regla
general, los depósitos de suelos no cohesivos con valores de resistencia a la
penetración estándar corregida por profundidad N601 >30, son considerados de
densidad suficiente como para no presentar riesgo de licuarse (Brandes, 2003).
Históricamente, las arenas han sido consideradas como el único tipo de suelo
susceptible de presentar licuefacción, pero la licuefacción también ha sido observada
en otros tipos de suelos (Johansson, 2000).
Los suelos con presencia de finos también pueden exhibir un comportamiento similar
a la licuefacción de arenas, cuando son sometidos a cargas sísmicas, el cual puede
producir fallas que tienen muchas de las mismas características de las fallas por
licuefacción. En 1979 Wang propuso los siguientes cuatro criterios (los cuáles fueron
posteriormente adoptados por Seed e Idriss), la satisfacción de todos estos criterios
indica la susceptibilidad de presentar licuefacción (Kramer y Stewart, 2004):
Estos criterios han sido tema de considerables debates entre los ingenieros
geotécnicos y no representan un consenso en la práctica de la ingeniería, como
señalan Kramer y Stewart (2004) y Brandes (2003).
Establecer medidas más precisas y fidedignas para identificar cuáles suelos finos
son susceptibles de presentar licuefacción es un área de investigación en curso. Por
ejemplo, Andrews y Martin en el año 2000, reevaluaron un gran número de
historiales de licuefacción en el terreno y han propuesto una adaptación de la Norma
China Modificada para su uso en Estados Unidos.
Estos autores recomendaron que los suelos con una fracción de arcilla (considerada
como partículas menores de 0,002 mm) menor de 10 % y un límite líquido menor de
32 % sean considerados susceptibles de presentar licuefacción, y que los suelos con
una fracción de arcilla mayor de 10 % y límite líquido mayor de 32 % sean
considerados poco susceptibles de presentar este comportamiento.
Ese suelo puede densificarse cuando está sujeto a una carga cíclica. La tendencia a
densificarse reduce el volumen de suelo y agua e incrementa la presión de poros si
los poros se llenan de agua. Cuando la presión de poros se vuelve igual a la tensión
media total, el suelo pierde su resistencia y se licua. Si el suelo es denso, habrá
menos posibilidad de que se produzca la licuefacción.
Peso del recubrimiento y profundidad del suelo. Las tensiones entre partículas
aumentan a medida que se incrementa la presión del recubrimiento. Mientras mayor
sea la tensión entre las partículas, menor será la probabilidad de que ocurra la
licuefacción. Por lo general, la licuefacción ocurre a profundidades menores 9
metros, y rara vez ocurre a profundidades mayores de 15 metros.
Edad del depósito. Los suelos débiles y no cohesivos por lo general son jóvenes.
Con el tiempo, actúan dos factores para incrementar la resistencia de un suelo típico:
la compactación (que cambia la relación de vacíos) y varios procesos químicos (que
actúan para cementar los granos del suelo). Una regla general es que los depósitos
anteriores al pleistoceno tardío (más de 500.000 años de antigüedad) tienen poca
probabilidad de licuarse excepto si sufren una vibración bastante fuerte, mientras que
los depósitos del holoceno tardío (menos de 3.000 años de antigüedad) tienen mayor
probabilidad de licuarse.
2.11.1Procedimiento simplificado
Dentro de este enfoque, el método más ampliamente usado para evaluar licuefacción
es el procedimiento simplificado propuesto por Seed e Idriss en el año 1971. Este
procedimiento se basa principalmente en observaciones empíricas y en datos
obtenidos en laboratorio y en terreno. Ha sido continuamente refinado como
resultado de nuevos estudios y del mayor número de historiales de licuefacción
disponibles en la actualidad.
Estas son fallas asociadas a superficies inclinadas, como taludes. Las fallas de flujo y
los deslizamientos son las fallas del terreno más catastróficas causadas por la
licuefacción. Estas fallas comúnmente producen desplazamientos de decenas de
metros, de grandes masas de suelo y en algunos casos, las masas de suelo han
viajado varios kilómetros hacia abajo en terrenos con pendiente, con velocidades
considerables.
En el caso de los flujos, los materiales del suelo se desplazan rápidamente cuesta
abajo en un estado licuado, usualmente se producen en arenas limpias o arenas
limosas sueltas y saturadas, en terrenos con pendientes relativamente pronunciadas,
generalmente mayores de 3 grados. En el caso de los deslizamientos los materiales
se desplazan en bloques sólidos debido a la licuefacción del estrato soportante..
2.11.1.2Desplazamientos laterales
Cuando el suelo que soporta un edificio u otra estructura se licua y pierde resistencia,
pueden producirse grandes deformaciones, lo que permite el asentamiento o
volcamientos de las estructuras. La falla más espectacular por pérdida de la
capacidad de soporte de los suelos ocurrió durante el terremoto de Niigata de 1964,
en Japón, donde varios de los edificios de departamentos Kawangishicho se volcaron
hasta 60 grados . Aparentemente, la licuefacción primero se desarrolló en un estrato
de arena a varios metros de profundidad y después se propagó hacia arriba a través
de otros estratos de arena, lo que debilitó el suelo que soportaba los edificios
permitiendo su volcamiento.
Por otra parte, los objetos enterrados menos pesados que el suelo licuado
desplazado, como tanques o tuberías, pueden subir a través del suelo licuado y flotar
en la superficie.
Según Johansson (2000), existen tres posibilidades básicas para reducir los riesgos
de licuefacción. Estas medidas son evitar los suelos susceptibles de licuefacción,
construir estructuras resistentes a la licuefacción o mejorar el suelo.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFIA