La Prueba Documental en Materia Laboral
La Prueba Documental en Materia Laboral
La Prueba Documental en Materia Laboral
Introducción
El presente trabajo es producto del interés que hemos sentido por la justicia social, en un
mundo en que las clases sociales se encuentran en una lucha constante entre la
burguesía y el proletariado, en un sistema económico-social como es el capitalismo, por
un mundo más justo y humano de aquellos miembros de la sociedad que, por su debilidad
económica y cultural, no pueden tratar de igual a los miembros económicamente más
poderosos.
La experiencia y el estar entre libros, nos han permitido un mejor conocimiento de las
relaciones obrero-patronales. Por lo que en el presente trabajo se basa en aspectos
teóricos-pragmáticos.
La Prueba Documental en Materia Laboral es el tema central de este trabajo, por lo que al
abordar el tema, lo analizaremos y estudiaremos la información que contienen cada uno
de los capítulos en sí mismos.
Capítulo I
1.1.Concepto de Prueba.
La idea que se tiene sobre la prueba no es exclusiva del Derecho Procesal. El investigador
de cualquier Área, Ciencia o Disciplina del conocimiento humano debe probar sus
afirmaciones, por medio de la razón o medio con que se pretende mostrar la verdad o
falsedad de una cosa, en caso de duda o confusión el investigador deberá demostrar sus
proposiciones debiéndose apoyar en un procedimiento probatorio; sin embargo lo que
interesa a nuestro estudio es la llamada Prueba Procesal.
Etimológicamente el término prueba proviene del latín probus, que significa bueno, recto,
honesto; para otros juristas, la mencionada voz se deriva de probandum, que significa
patentizar, experimentar, hacer fe respecto de alguna cosa; pero como dice Sentís
Melendo[1] la primera de las acepciones es la que admiten la mayoría de los tratadistas.
Trueba Urbina[4] prueba es al medio más eficaz para hacer que el juzgador conozca la
verdad de un hecho.
Bañuelos Sánchez[6] considera que es la comprobación judicial que por los medios,
términos y demás requisitos, establece la ley para demostrar la verdad de los hechos
controvertidos en juicio, de los cuales depende el derecho que en el se ejercita o pretende
hacerse valer.
Devis Echandia[7] estudia cuidadosamente el concepto de prueba y dice que existen seis
puntos de vista distintos entre los diversos tratadistas que han abordado el tema; por lo
que consideramos de sano, interés el punto de vista de este autor; procederemos a
sintetizarlos:
1. Desde el punto de vista objetivo, en su más amplio sentido, la prueba no es otra cosa
que hechos u objetos; los hechos son los conocidos que sirven para conocer los
desconocidos y los objetos son los instrumentos que sirven para crear convicción.
Conforme a lo anterior: “Con este hecho, se prueba el otro hecho” o “Este objeto prueba
que ... juicio”.
2.Así también en un sentido general, se ha dicho que prueba es todo medio que sirve para
conocer cualquier cosa o hecho; mediante esta fórmula prueba no es solo hechos y
objetos, sino también actividades tales como inspección, dictamen de peritos, la
declaración de terceros o la confesión.
3. Por otra parte desde el punto de vista subjetivo. Se conceptúa la prueba de acuerdo a
su resultado, es decir, la convicción que con ella se produce en la conciencia del juez. Por
lo que, desde este punto de vista, se afirma: “Prueba es lo que crea convicción en el juez”.
4. Por otra parte desde el punto de vista objetivo y subjetivo de manera conjunta, la
prueba es una combinación de las tres anteriores, de tal manera que prueba es el medio
o medios, donde se incluyen hechos, objetos y actividades y a la vez es el resultado que
con ello se obtiene en la mente del juez.
Podemos decir que se averigua lo que se desconoce, lo que se ignora, nunca se podrá
averiguar lo que ya es conocido por lo menos afirmado; por el contrario verificación es
acción y efecto de comprobación, se verifica lo que ya se conoce o por lo menos lo que ya
e afirmó.
En el Derecho Penal el Juez está obligado a indagar la verdad por el interés que la
sociedad posee en que se determine la misma, luego entonces, el Juez Penal no se limita
a comprobar las afirmaciones vertidas por el acusado o por el Ministerio Público, sino
que inquiere o investiga para desentrañar la verdad; el Juez Civil, por el contrario no esta
facultado por la ley para averiguar; únicamente puede verificar o comprobar las
afirmaciones que viertan al procesar las partes, hecha la excepción de los medios para
mejor proveer que la ley le confiere.
En el Derecho Procesal del Trabajo, por regla general, la Junta únicamente verifica o
comprueba las afirmaciones producidas por las partes, no se le autoriza para indagar
hechos ignorados o no aportados al proceso, lo anterior también tiene excepciones en los
procedimientos de los conflictos individuales y colectivos de naturaleza jurídica (artículo
780 de La Ley Federal del Trabajo) la Junta podrá averiguar hechos, practicando cualquier
diligencia que juzgue conveniente para el esclarecimiento de la verdad, conforme a los
artículos 782 y 784 relacionados con el artículo 886 de la Ley de la Materia.
Capítulo II
El procedimiento probatorio
Dentro del Derecho Procesal del Trabajo existen estadios en relación con el procedimiento
probatorio, estos son: el ofrecimiento, la objeción, la admisión y el desahogo de las
pruebas dejando hasta lo último la valoración de la prueba.
En la parte de ofrecimiento, las partes ofrecerán en su orden las pruebas que pretendan
sean desahogadas por la Junta, debiendo relacionar estas pruebas con los hechos
contenidos en la demanda y en su contestación que no hayan sido confesados llanamente
por la parte a quién perjudiquen.
Por otra parte, en el supuesto de que no hubiese comparecido alguna de las partes a la
fase de demanda y excepciones, podrá ofrecer pruebas con el objetivo de acreditar por
ejemplo: que el actor no era su trabajador, que no existió el despido o que no eran ciertos
los hechos afirmados en la demanda; lo anterior en los términos del artículo 879 del
Código Laboral.
Por lo tanto podemos concluir que el ofrecimiento de las pruebas por cualquiera de las
partes tiene como fin probar sus afirmaciones.
Las partes después de haber ofrecido sus pruebas, la ley le otorga a la contraparte del
oferente de la prueba, la oportunidad de objetarla, con la intención de impedir la
aceptación de pruebas inconvenientes; la intención es formular un ordenado y correcto
desarrollo del proceso; las objeciones se deberán formular en los términos del artículo 779
de la Ley Federal del Trabajo, podrán versar sobre argumentos en el sentido de que no
tengan relación con la litis planteada o resulten inútiles e intrascendentes, por ejemplo:
admitir pruebas sobre hechos no expuestos por las partes; así como aceptar pruebas
sobre hechos en que el demandado se hubiese allanado; por lo que tales pruebas serían
irrelevantes y retardarían la tramitación del proceso.
Por otra parte, puede ser motivo de objeción la prueba en cuyo ofrecimiento se omitieron
determinados requisitos exigidos por la Ley en los términos de la Ley Federal del Trabajo,
por ejemplo: La prueba documental debe exhibirse, es decir, debe acompañarse en el
momento de su ofrecimiento, por lo tanto, de no acompañarse de los elementos
necesarios para su desahogo serán desechadas por la Junta.
En la práctica procesal, las pruebas pueden ser objetadas de manera general en cuanto a
su alcance y valor probatorio por lo que la Junta en su momento procesal oportuno les
otorgará el valor probatorio que conforme a derecho corresponda.
Por último concluimos, que las objeciones a la prueba son actos procesales, exclusivos de
las partes que se realizan protestativamente pretendiendo ilustrar a las Junta.
Conforme a lo dispuesto por el artículo 881 de la Ley Federal del Trabajo, una vez dictado
el auto admisorio de pruebas, solo se admitirán las que se refieren a hechos
supervivientes o de tachas.
Por lo tanto, concluimos haciendo referencia a que el auto admisorio es un acto exclusivo
de las Junta, por lo que su importancia consiste principalmente en determinar cuales son
los materiales de prueba que se van a estudiar dentro del proceso; además determina la
fecha exacta en que habrán de desahogarse las probanzas que requieran diligencia
especial, conforme a lo dispuesto por el artículo 883 en su segundo párrafo de las Ley
de la Materia.
Las partes en un juicio después de haber ofrecido sus medios de convicción y admitidos
por la Junta, esta deberá dar cumplimiento a su función jurisdiccional para que lleve a
cabo las diligencias para desahogar las probanzas referidas; en la audiencia de desahogo
intervienen tanto las partes en juicio como la autoridad laboral; en efecto, observamos
que la Junta señala fecha para desahogar, por ejemplo: la documental es una prueba que
se desahoga por su propia naturaleza; sin embargo en caso de ser necesario el
perfeccionamiento de una documental privada; en los términos dichos al hablar del
ofrecimiento de esta prueba, la prueba pericial para que pueda ser objeto de desahogo,
será necesario que la parte oferente presente a su perito ante la Junta, esta prueba se
desahogará en los términos de los artículos del 821 al 826 de la Ley Federal del Trabajo;
donde la autoridad Laboral deberá levantar la diligencia correspondiente, en donde conste
los que en ella intervinieron.
En la práctica, la Junta no señala una sola audiencia para el desahogo de las pruebas
conforme a lo dispuesto en los artículos 883 y 884 de la Ley Federal del Trabajo, sino que
normalmente señala diferentes horas y diferentes días para proceder al desahogo de los
medios de convicción admitidos.
Por lo tanto, podemos concluir que el desahogo de las pruebas es un acto procesal donde
intervienen tanto las partes como la Junta, que tiene por objeto llevar el expediente a los
distintos elementos de convicción ofrecidos por las partes.
Capítulo III
Es imposible determinar con precisión la época en que surgió el documento como medio
probatorio. Los primeros antecedentes del documento, los encontramos en el año 2250
antes de Cristo en el Código de Hamurabi, que imponía la forma escrita en tablas de
madera para algunos actos y les otorgaba valor judicial por ejemplo: en el aspecto
financiero, en el texto del Código sobresale la reglamentación del préstamo, la usura, la
fianza y la hipoteca; así también destaca la regulación de los sueldos y honorarios que
debían percibir los diferentes grupos de trabajadores.
Los fenicios hacia el siglo VII antes de Cristo aportaron nuevas prácticas comerciales
como la moneda, los pagares y los contratos; para los negocios en grandes cantidades
emplearon pagares y contratos, con los que establecían compromisos comerciales y
aseguraban su pago.
Existen muchas razones por las cuales los particulares han desdeñado la estipulación por
escrito de sus actos jurídicos; por ejemplo: el parentesco, la amistad, la incultura, la
inseguridad o la excesiva confianza de los celebrantes e incluso la sensación de
inferioridad de una de las partes en la pactación de las condiciones, es decir, teme la
frustración del negocio ante la exigencia de la formulación del documento, como a
menudo sucede en los asuntos del trabajo cuando el obrero no exige el contrato escrito, ni
alta de inscripción en el Instituto Mexicano del Seguro Social, pues supone que al solicitar
esos documentos no se le proporcionara el trabajo.
Podemos decir, pobres de nosotros que lejos de imponer a nuestros representados una
conducta honesta, fomentamos clientela, justificados por el reconocimiento pleno de que
el abogado que representa a la contra parte también recurrirá a la “chicana” en el
momento que se le presente la oportunidad. Ante esta situación es obvio que la mejor
fórmula de destruir las mentiras, las falacias, las inmoralidades y la falta de ética es la
formulación y debida utilización de una correcta documentación. Por lo que en el presente
capítulo abordaremos de manera detenida y estudiada la prueba documental en materia
laboral, resaltando su importancia y como podemos considerarla dentro del proceso.
Pérez Palma [11] afirma que documento es el escrito con el que se comprueba o se
acredita algún hecho u obligación.
Pallares[12] refiere que el documento es cualquier cosa que tenga algo escrito con
sentido inteligible; agregando que no importa la materia sobre la cual se escriba, esta
puede ser sobre papel, madera, ladrillos hechos de arcilla. Por lo que entendemos en
general cualquier cosa que no requiere un lenguaje que este formado con vocablos, pues
los jeroglíficos constituyen un documento si se puede traducir su significado; por ejemplo:
un pergamino.
Así pues, no solamente será documento jurídico aquel objeto material en el que con la
escritura se alude a un hecho; también lo será todo objeto en el que por figuras, o
cualquier otra forma de impresión, se haga constar un hecho.
Devis Echandía[15] anota que documento es toda cosa que sea producto de un acto
humano, perceptible con los sentidos de la vista y el acto, que sirve de prueba histórica
indirecta y representativa de un hecho cualquiera, agrega que puede ser declarativo-
representativo cuando contenga una declaración o puede ser únicamente representativo
(no declarativo) cuando no contenga ninguna declaración como sucede en los planos,
cuadro o fotografías; el carácter representativo de los documentos que los distingue de las
cosas u objetos que sin ser documentos pueden servir de prueba indiciaria, como una
huella, un arma, una herida.
Conforme a lo antes expuesto podemos entender que existen tres tendencias para
conceptuar al documento: conforme la primera, ésta es una manifestación de ideas
consignadas por escrito, de esta manera quedan excluidas las pinturas, fotografías y
grabaciones; la segunda tendencia, es más amplia, considera al documento como un acto
representativo de un hecho, quedando de esta manera incluidos no sólo los escritos, sino
también las pinturas, las fotografías y las grabaciones; y la última tendencia pretende
caracterizar al documento como cualquier cosa mueble, con independencia de la
representación, incluyendo así también a las armas, zapatos, pañuelos, etc. Por lo que
podemos afirmar que la segunda tendencia es la correcta.
No obstante que los productos de ciencia como son las grabaciones de videos, telefónicas
y de audio, deben ser dentro de los documentos, es de verse que, este criterio no es
acorde a lo dispuesto en los artículos 795, 797, 800, 802, 804, 809, 811 y 812, de la Ley
Federal del Trabajo, que otorgan el carácter de documento al que contiene escritura;
también cabe mencionar que el precepto 776 Fracción VIII de la misma Ley acepta como
medios de prueba desligados de los documentos a las fotografías y, en general, aquellos
medios aportados por los descubrimientos de la ciencia.
Por lo tanto, concluimos afirmando que para los efectos de la Ley Federal del Trabajo,
documento debe ser considerado un escrito que consigne una manifestación del
pensamiento.
Constantemente los términos son utilizados como sinónimos, aumentando así la confusión
que sobre este tema existe; sin embargo, son términos con significación distinta,
documento es todo objeto o cosa creado por el hombre que represente ideas o hechos;
los instrumentos son los documentos escritos; dicho en otras palabras, documento es el
género e instrumento es la especie.
Podemos observar que el documento engloba al instrumento, sin embargo, es obvio que
en los conflictos jurisdiccionales, normalmente se intentan acreditar las afirmaciones con
instrumentos, es decir, con escritos y ello ocasiona que se identifiquen los términos.
Cuando una persona redacta un documento narrando un hecho cometido por otro, como
sucede en forma frecuente en el ámbito laboral, cuando un mayordomo o un trabajador
levantan un acta narrando una conducta indebida cometida por otro trabajador, nos
encontramos con otro sujeto, que es a quien le imputan los hechos y éste es no el autor
del documento, sino el autor de los hechos documentados.
Finalmente, en materia laboral, existen además de los documentos públicos, los privados
autenticados, es decir, aquellos que requieren la firma de testigos para su correcta
formulación, de lo anterior lo observamos de los artículos 100 y 692 Fracción I de la Ley
Federal del Trabajo que exigen Carta Poder con firma de dos testigos, el primero para que
otra persona distinta del trabajador reciba el salario y el segundo para comparecer a juicio
por otro; también se desprende del artículo 721 de la misma Ley que exige que todas las
actuaciones practicadas por la Junta se autoricen por el Secretario de la misma; aquí
encontramos otro sujeto: el sujeto autenticador.
Por lo tanto, concluimos afirmando que los sujetos de un documento pueden ser el autor y
el destinatario, así como también el autor del hecho documentado y las personas que
firman el documento como testigos, fedatarios y funcionarios.
3.- El documento sirve para representar ideas o hechos, pues de no poseer dicha
representación de ideas o hechos; será un indicio.
6.- El documento es siempre un acto extraprocesal, puesto surge fuera del proceso, las
actas de diligencias celebradas en juicio son prueba de actuaciones y no documentales.
7.- El documento es una prueba real y objetiva, puesto que es una cosa distinta por
completo de la prueba personal y subjetiva.
8.- El documento es una prueba preconstituída porque existe y se manifiesta desde antes
que surja el litigio, incluso muchas ocasiones se crea a fin de prevenirlo.
Se conoce con el término "objeciones" a las argumentaciones que puede efectuar el sujeto
contradictor del documento a fin de disminuir o destruir los efectos probatorios del mismo;
además para evidenciar a la Junta la carencia de valor probatorio. Las objeciones deben
efectuarse dentro de la fase de ofrecimiento de pruebas y de no hacerlo así el derecho
precluye.
En seguida analizaremos las causas por las cuales el sujeto contradictor puede objetar un
documento ofrecido dentro de un conflicto jurisdiccional laboral.
3.6.1. En cuanto a su alcance probatorio.
El documento firmado en blanco, con engaños o forzado por presiones físicas o morales, o
en estado de inconsciencia está afectado de nulidad y en consecuencia, no surte efectos
probatorios; sin embargo, es de recordarse que deberá efectuarse la objeción y probarse
la misma dentro del conflicto correspondiente.
El documento puede ser alterado, es decir, cambiada su redacción original y esa variación
puede ser de tres tipos: por adición, supresión o modificación al texto; procederemos a
analizar esas alteraciones.
La práctica laboral nos enseña que es común que un documento sea adicionado para
acreditar extremos no plasmados originalmente en el mismo. Hemos observado adiciones
de texto en recibos de pago, que le han agregado manifestaciones nunca hechas,
adiciones de texto a reconocimientos diversos que se le han agregado renuncias al empleo
y también cartas de recomendación que se le han adicionado despidos o reconocimientos
de prestación de servicios.
Es muy importante aclarar que para que proceda la objeción y no produzca efectos
probatorios el documento alterado, debe acreditarse que se alteró después de ser firmado,
pues la redacción original puede omitir determinada circunstancia que se agrega después,
pero antes de la firma y en esas condiciones el documento aunque alterado es válido.
En nuestra materia es muy común, que el obrero para obtener el trabajo firme una
renuncia al empleo sin consignar la fecha; el patrón cuando surge el conflicto laboral
utiliza el documento firmado y anota la fecha que se vive en aquel momento; es un caso
típico de alteración por adición, que nulifica el documento.
Un documento puede alterarse por supresión de texto cuando su contenido sufre una
variación de esencia, no circunstancial, por ejemplo: cuando originalmente poseía
consignada la cantidad de $1,975.00 y se borra el primer número uno, variando
ostensiblemente el monto de la cantidad.
Son muy variadas las formas en que un instrumento puede ser modificado en su redacción
original, por ello no resulta fácil ejemplificarlos; sin embargo, podemos consignar que en
la vida diaria de los Tribunales del Trabajo es común observar que los recibos de pago de
vacaciones y de aguinaldo se cambian al número correspondiente al año, borrando el año
anterior y colocando el presente.
Hemos observado casos en los cuales, una de las partes o ambas, firman un documento
de varias fojas únicamente en la última de ellas y las primeras no se rubrican; después al
surgir el conflicto se cambian las primeras fojas y colocan la redacción que les acomoda,
nosotros creemos que a quien comete este acto deshonesto en nada le beneficia, pues las
fojas no firmadas no pueden comprometer a nadie.
También pueden utilizar los medios científicos proporcionados por la fotografía para
amplificar las firmas y de esa manera facilitar la tarea comparativa o simplemente la lupa
cuentahílos y el pantógrafo.
En relación con las huellas surge en la práctica una circunstancia especial que debemos
consignar; cuando el trabajador no sabe firmar, el patrón o su representante le solicita que
estampe en el documento su huella dactiloscópica utilizando normalmente la huella del
dedo pulgar, pero al tomar la misma, se coloca en el dedo un exceso de tinta que impide
una correcta impresión dactilar y se provoca un empaste; al surgir el conflicto
jurisdiccional y ofrecer como prueba el documento con la impresión defectuosa, si se
objeta el documento argumentando que la huella no pertenece al trabajador, el perito no
podrá emitir dictamen, porque carece de elementos para comparar las huellas, pues la
objetada es sólo una mancha; en esas condiciones, las Juntas han cometido el error en
algunas ocasiones de considerar que como la objeción no fue acreditada, la documental
acredita las circunstancias que contiene; sin embargo, ese criterio es erróneo, pues
debemos recordar que el artículo 802 de la Ley de la Materia determina que suscripción de
un documento es la colocación al calce del mismo de firma o huella que sean idóneas, y
evidentemente las huellas que son un manchón no puede ser idónea.
Como conclusión diremos que los documentos ofrecidos como prueba pueden ser
objetados por carencia de valor probatorio, por poseer una firma obtenida en blanco, en
estado de inconsciencia, por la fuerza o con engaños; por contener una falsedad por
alteración (por adición, supresión o modificación) y por contener una firma o una huella
falsificada.
Los documentos pueden ser objeto de diversas clasificaciones, mismas que analizaremos
someramente enseguida.
En nuestra materia, documentos de prueba son considerados todos los que redacta el
patrón para que sean firmados por los trabajadores en los que se consignan pagos de
salarios, vacaciones, aguinaldo, etc.
Como su propio nombre lo indica con precisión, los manuscritos son los elaborados por el
puño y letra del autor o de las personas que lo formulan a su mandato y los
mecanografiados son aquellos que son creados con la utilización de una máquina para
escribir, misma que puede ser manual, eléctrica o electrónica.
Esta clasificación que atiende a la forma de elaboración es importante más que nada, para
los efectos de falsificación por alteración por adición o modificación, pues en todos los
casos con cierta facilidad podremos detectar una alteración del texto; sin embargo, para
notificar el documento, como ya lo dijimos antes, habrá de probarse no tanto que exista
dicha alteración, sino que la misma fue posterior a la colocación de la firma; debemos, por
ejemplo, recordar que con computadora electrónica muchas empresas formulan sus
recibos de pagos, pero a menudo las mismas no están programadas para anotar la
jornada de labores, y entonces el patrón, al cuerpo del texto redactado electrónicamente,
le agrega con máquina manual la duración de la jornada antes de que se firme por el
trabajador; en tales condiciones el documento aunque alterado de su redacción, es
plenamente válido, pues el trabajador lo firmó con pleno conocimiento de esa alteración.
En Materia Laboral, debemos recordar que un porcentaje grande de los documentos, son
elaborados por representantes del patrón, a orden y mandato de éste, pero, desde luego,
firmados por el trabajador; en este orden de ideas podemos afirmar que son documentos
heterógrafos algunas veces manuscritos, otras mecanografiados y aunque ordenados por
el patrón, el autor de ellos es el trabajador.
Cuando el documento crea una situación con relevancia jurídica, podemos afirmar que es
un documento constitutivo. Esto sucede con los documentos que consignan un contrato de
trabajo, mediante el cual se constituye una relación de labores.
Surge una cuestión importante, en el caso que analizamos, pues si el trabajador posee en
su poder un documento y es el patrón quien ofrece su inspección y el primero niega la
tenencia del mismo, la Junta deberá declarar improcedente la inspección, pues de acuerdo
con la Ley de la Materia, el trabajador no tiene obligación de conservar ningún documento
resultante de la relación laboral; sin embargo, si es el trabajador quien ofrece la inspección
en contratos individuales (cuando no existan contrato colectivo o contrato Ley), en recibos
de pago de salarios o nóminas, en controles de asistencia, cuando se lleven, en
comprobantes de pagos de participación de utilidades, vacaciones, aguinaldos y las primas
o en los demás documentos que señale la Ley que deban conservarse por el patrón, éste
no podrá argumentar su carencia, pues de acuerdo con el artículo 804 de la Ley de la
Materia está obligada a conservar esos documentos, de tal suerte que si carece de ellos o
no se muestran en la inspección se tendrán por ciertos presuntamente los hechos que se
pretendían probar.
Existe una variante posible en la clasificación que analizamos y consiste en que el oferente
del documento no lo posea en original sino en copia y el original lo posee la contraparte,
un tercero o un autoridad, así, deberá solicitar la compulsa o el cotejo con el original, si se
pone en duda su exactitud de conformidad con los artículos 807 y 810 de la Ley del
Trabajo; es evidente que si el original se halla en poder de una autoridad o un tercero, si
estos se niegan a mostrarlo, se podrán emplear los medios de apremio: la Ley sin
embargo es omisa cuando los originales se encuentran en poder de la contraparte, lo que
nos permite asegurar que es una laguna, que creemos que debe modificarse con una
reforma mediante la cual se ordenara que si el documento lo debe poseer el patrón y se
niega a mostrarlo se tendrá por cierta la copia ofrecida, a fin de coincidir con la disposición
del artículo 828 de la misma Ley que reglamenta la prueba de Inspección.
En efecto, el precepto referido consigna que son públicos los documentos cuya
formulación esta encomendada por la Ley a un funcionario público investido de fe
pública, así como las que expida en ejercicio de sus funciones; en un segundo párrafo
asienta que los documentos públicos expedidos por las autoridades de la Federación, de
los Estados, del Distrito Federal o de los Municipios, harán fe en el juicio sin necesidad de
legalización. La redacción del precepto es equivocada, pues si observamos el primer
párrafo podemos desprender la idea de que únicamente son públicos aquellos cuya
formulación esta determinada por la Ley a un funcionario investido de fe pública y los
expedidos por las Autoridades Federales, Estatales y Municipales los excluye, aún y
cuando en el segundo párrafo también los denomina públicos; por otra parte, cuando
refiere al funcionario investido de fe pública, excluye a los Notarios y a los Corredores
Públicos, pues estos no son funcionarios públicos y por si fuera poco el precepto distingue
entre los documentos cuya formulación está encomendada por la Ley a un funcionario y
los documentos que éste expida en ejercicio de sus funciones; es de recordarse que un
funcionario público únicamente puede expedir en ejercicio de sus funciones los
documentos cuya formulación le esta encomendada por la Ley; los titulares de los órganos
de poder únicamente pueden ejecutar los actos que expresamente les faculta la Ley; los
particulares les está permitido todo lo que expresamente no les está prohibido.
Por lo tanto, en conclusión proponemos que se reforme el precepto que analizamos, a fin
de que en su redacción se incluyan a los Notarios y Corredores Públicos.
3.8. Los informes.
Nosotros coincidimos con Devis Echandía[17] cuando afirma que el informe no es una
prueba autónoma o independiente sino en todo caso una modalidad de diferentes medios
probatorios, pues si una autoridad informa acerca de un hecho ocurrido en su oficina,
constituye un testimonio oficial, si se expide alguna certificación de alguna circunstancia,
se trata de un documento, al igual que si se expide una copia de un expediente; si el
funcionario realiza un examen de los hechos mediante inspección y rinde el informe
correspondiente se tratará de una inspección; si el informe es de carácter técnico será un
peritaje. No obstante, creemos que, normalmente el informe es una modalidad de la
documental, caracterizado por que siempre es rendido por una Autoridad, razón por la
cual es improcedente el informe que se solicita del I.M.S.S. porque no es autoridad.
Por lo tanto, concluimos afirmando que el informe es un procedimiento especial para llevar
al proceso el conocimiento de determinados hechos que otra Autoridad ya posee
documentados en sus archivos, registros o expedientes.
En la práctica los reportes de un Jefe de Personal, firmados con testigos, en relación con
hechos cometidos por un trabajador, son utilizados a menudo como prueba en los
conflictos laborales y se ratifican en su contenido y firma tanto por el Jefe de Personal
como por los testigos.
Una circunstancia importante que vale la pena analizar es la siguiente: el documento que
proviene de un tercero ajeno al juicio debe ser ratificado por el suscriptor únicamente
cuando resulta impugnado o deberá ser ratificado aunque no se objete por el contradictor.
La redacción del precepto es clara, ordena que solo procederá su ratificación si resulta
impugnado; sin embargo, diferentes ejecutorias aparentemente requieren la ratificación
aún sin impugnación; transcribiremos una de ellas:
Amp. Dir. 628/82 Oscar Quiñones Lara de fecha 11 de junio de 1982. Ponente César
Esquinca Muñoz. Informe 1982. Tercera Parte. Segundo Tribunal Colegiado en Materia
del Trabajo dl Primer Circuito. Pag. 154.
La primera parte aún con dos cacofonías, tales como anotar muy cerca los términos
suscripción y formulación y la de consignar: “la suscripción. . . por cuenta del suscriptor
se puede interpretar, pero la segunda parte es muy obscura y ambigua, pues si antes
consigno que el documento fue ratificado y adelante hace excepción de los casos en que
el contenido no se repute proveniente del autor, nos permite preguntar ¿ entonces si
no era del autor como se ratificó?, el resto del contenido es peor; pues la justificación de
prueba idónea no entendemos para qué extremo se pretende y la mención del artículo 33
de la Ley, no tiene lógica.
Aparentemente el legislador con la referencia del Artículo 33 de la Ley intentó ordenar que
las renuncias al trabajador se ratificaran ante las Juntas como lo apunta Climent
Beltrán[18]; sin embargo, es tan confusa la redacción del precepto que a la fecha, si eso
ordenó, nadie lo ha aplicado.
Por lo tanto, consideramos que debe de reformase el artículo 802 de la Ley Federal del
Trabajo en cuanto a su redacción a fin de evitar confusiones en base a lo analizado.
3.9.2. Cotejo o compulsa de documento.
El artículo 798 de la Ley ordena que si el documento privado consiste en copia simple o
fotostática se podrá solicitar, en caso de ser objetado, la compulsa o cotejo con el original;
debiendo el oferente precisar el lugar donde el original se encuentra.
El siguiente precepto determina que si el documento original sobre el que deba practicarse
el cotejo o compulsa s encuentra en poder de un tercero, éste estará obligado a exhibirlo.
El Artículo 801, por su parte preceptúa que los interesados presentarán los originales de
los documentos privados y, cuando formen parte de un libro, expediente o legajo,
exhibirán copia para que se compulse la parte que señalen, indicando el lugar donde éstos
se encuentran.
Finalmente el Artículo 810, consigna que las copias hacen presumir la existencia de los
originales, pero si se pone en duda su exactitud, deberá ordenarse su cotejo con las
originales de que se tomaron, siempre y cuando así se haya ofrecido.
Del análisis de los preceptos transcritos podemos desprender las siguientes conclusiones:
1.Las copias por sí solas, tienen efectos probatorios plenos, pues hacen presumir la
existencia de los originales.
8. La copia del documento puede ser una simple trascripción mecanográfica o manuscrita
del original.
9. Quien tiene en su poder las originales está obligado a mostrarlas para cumplir el cotejo
o compulsa.
10. Se rompe con la tradición de considerar las copias como no aptas para acreditar
hechos.
Conclusiones
II. El procedimiento probatorio son todas las actividades procesales relacionadas con la
prueba en distintas etapas del conflicto jurisdiccional como son: el ofrecimiento, la
objeción, la admisión y el desahogo de las pruebas, por lo que el ofrecimiento es la
proposición de la prueba por cualquiera de las partes a fin de probar sus afirmaciones; la
objeción de pruebas son actos procesales exclusivos de las partes que se realizan
potestativamente pretendiendo ilustrar a la Junta; la admisión de pruebas es un acto
exclusivo de la Junta y su importancia consiste fundamentalmente en determinar cuales
son los materiales de prueba que se van a estudiar dentro del proceso, además determina
la fecha exacta en que habrán de desahogarse las probanzas; por último el desahogo de
las pruebas es un acto procesal donde intervienen tanto las partes como la Junta y que
tiene por objeto llevar al expediente a los distintos elementos de convicción ofrecidos por
las partes.
Bibliografía
Bañuelos Sánchez, Froylán, “Práctica civil forense”, Cárdenas Distribuidor, México, 1976.
Cabanellas Guillermo, “Diccionario de derecho usual”, Tomo III y IV, 8ª ed., Heliasta,
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1 Santiago Sentís Melendo, “La Prueba.Los Grandes Temas Probatorios”, E.J.E.A. Buenos
Aires, 1979, p. 33.
[4] Alberto Trueba Urbina, “Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal del Trabajo”,
Editorial Porrúa, México, 1965, p. 398.
[5] Eduardo J. Couture, “Fundamentos del Derecho Procesal Civil", 3ª ed., Editorial
Nacional, México, 1981, p. 217.
[6] Froylán Bañuelos Sánchez, “Practica Civil Forense”, Cárdenas Editor y Distribuidor,
México, 1976, p. 300.
[7] Hernando Devis Echandia, “Teoría General de la Prueba Judicial”, 3ª ed., Tomo I Víctor
P. Zavalía, Editor, Bueno Aires, 1974, p. 121.
[8] Guillermo Cabanellas, Ob. cit., Tomo IV, p. 388.
[9] James Goldschmidt, "Principios Generales del Proceso", Tomo I, E.J.E.A. Buenos Aires,
1961,p. 143.
[11] Rafael Pérez Palma, "Guía de Derecho Procesal Civil", 3ª ed., Cárdenas Editor y
Distribuidor, México 1972, p. 350.
[12] Eduardo Pallares, “Derecho Procesal Civil”, 8ª ed., Editorial Porrúa, México, 1979, pp.
380-381.
[13] Francisco Ramírez Fonseca, “La Prueba en el Procedimiento Laboral”, 5ª ed., Editorial
PAC., México 1984, p. 94.
[14] José Chiovenda, "Derecho Procesal Civil", Tomo II, Cárdenas Editor y Distribuidor,
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[16] Luis Muñoz Sabaté, "Técnica Probatoria, Estudios sobre Dificultades de la Prueba en
el Proceso”, Editorial Praxis, Barcelona, 1967, p. 364.
[18] Juan B. Climent Beltrán, "Ley Federal del Trabajo", Comentarios y Jurisprudencia, 2ª.
ed., Editorial Esfinge, S.A. México, 1984, p. 432.