El Llamado de La Sangre

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EL LLAMADO DE LA SANGRE

por
Jos Gabriel Nez
PERSONAJES
Un Conferencista
Un Narrador
Maximiliano
Sor Mara de las Desgracias
Mara Fernanda
Domitila
Don Juan Domingo
Rosana
Don Mariano de Castejn
Zorba, Eurpides
Ling Yu Tang
Malandro
El Cacique
Varios indios pemones

ESCENOGRAFA
Una estacin de radio
Caseta de control de sonido
Varios micrfonos para los actores

Al abrirse el teln vemos los elementos de un estudio de una estacin de radio. En


la caseta, muy severo, el conferencista comienza a dictar su charla una vez que
observa la seal que se le da con la luz roja.
EL CONFERENCISTA: El 30 de octubre de 1938, un conmovedor suceso
estremece la ciudad de Nueva York: Orson Welles ha comenzado a radiar su
programa La Guerra de los Mundos. A travs de la CBS se anuncia que la
ciudad ha sido invadida por naves espaciales de otros planetas y se desata la
ola de pnico. Se escuchan las sirenas, gritos desesperados, la gente corre por
las calles y se lanza por las ventanas. Simplemente el radioyente no se ha
enterado de que todo canso se ha dicho es ficcin. Con su juego, Orson Welles
responsabilizaba a la radio como uno de los ms efectivos medios de
comunicacin. La radio pasaba a la historia a travs de la telenovela. Cuba, con
la CMQ a la cabeza, potencializa esa revolucin cuando descubre al oyente que
se debe pertenecer al almibarado mundo de los sufrimientos de las heronas
embarazada por el amo que las abandona, pues de ellas ser el reino de los
cielos si sufren calladas y desparrama un mar de cursileras que se repite
ajeno al tiempo desde hace cincuenta aos. Cambian los ttulos, pero no el
contenido. Malabarismos geniales de los productores que hacen que todo
cuanto all acontezca sea tan anacrnico, que no sabemos si escuchamos una
pieza maestra del absurdo o una gustosa broma. En ese mundo, un hroe
venezolano cabalga casi todas las tardes en un caballo negro por San Agustn
del Sur y al da siguiente se enfrenta en los llanos de Apure nada menos que al
terrible Lobo Estepario!
Se escuchan horribles y lamentables efectos musicales, todo muy dramtico.
EL CONFERENCISTA: En estas historias, las ricas son inevitablemente crueles,
las villanas, malas, malsimas, envilecidas por el dinero no encuentran otra
cosas que hacer atrocidades. Son realmente perversas. Y viven en sus castillos
de Puerto Cabello o Pariagun. Las pobres, por el contrato, viven moradas de
fro a la orilla de las calurosas carreteras; y no saben que son Princesas
Mariquitares que muy bien podran estar compartiendo la turbulenta vida social
de sus colegas europeas en la revista Hola. Una de estas protagonistas
padeci dos aos en Santa Mara de Ipire, hasta que finalmente supo que su
padre era Yamir, el rabe!
Msica. Efectos violentos, pasionales.
EL CONFERENCISTA: (Con voz espasmdica). La Diabla, la historia de una
mujer que no perdon el engao Todos la amaban, todos la odiaban, por eso
la llamaban La Diabla! Tormenta en el Alma, una mujer vctima del pecado
que su hermana cometi una noche de ventisca y un amor enajenado por la

fatalidad. (Pausa. Transicin). Y as, nombre que identifica al dramn: T


tambin eres mi Hija, Vilma, la Vengadora, T no supiste ser Madre,
Mariela, la Venenosa, Amargo Silencio, Los Puales de mi Amargura y
Madeln la Silenciosa. Historias en donde no existen los Prez, ni los Gmez,
ni los Garca o los prolficos Gonzlez. Son, en cambio, los Del Junco, los
Alcorza, los Albazn, los Rivadeneira, los Montenegro, los De la Fuente o
biten Tamara de Rioquintana y Pelafustn. Distorsin social que ofrece como
nica va de reivindicacin el matrimonio de la humilde herona con el joven
millonario. El sufrimiento y la pureza de los pobres triunfarn a travs del amor
y no de la rebelda, sobre la maldad y el engao de los poderosos. Las amas de
casa, subestimadas en su mentalidad, seguirn sometidas al fregadero, sin un
detergente que rompa sus cadenas, en espera del prncipe azul. Tal vez esa
mgica seduccin de la radionovela opera porque la realidad social no les da
otra alternativa y ellas prefieran fabular con esas conmovedoras historias. Esta
noche tenemos una de ellas. Los villanos ya no soportan ms la espera y estn
all atrs a punto de ejecutar sus maldades aunque ustedes no los vean y
eso no puede ser! As que vamos a traerlos de una vez para que las realicen
delante de ustedes.
Efecto: risas y exclamaciones de alborozo sobre fondo de msica dramtica.
El galn un apuesto joven de ojos azules
Entra el galn. Totalmente opuesto a lo que describe el narrador.
Pelo glauco y viril estampa que llega a desatar tormentosas pasiones.
MAXIMILIANO: Mi nombre es Maximiliano Visto cardigan ciruelo, pantaln de
franela gris, botas de caa alta, bufanda de seda y chaleco de canutillos cuando
salgo a pasear. Soy joven y apuesto. Abogado, heredero de una gran fortuna.
Qu ms puedo pedirle a la vida! verdad? (Pone los ojos en blanco)
EL CONFERENCISTA: Ella herona, la sufrida novia, es la hija de nadie. En
nuestra historia se llama Mara Fernanda, hija de una Princesa pemona y del
orgulloso Don Mariano de Castejn.
Efecto de ranchera mexicana para la entrada de Mara Fernanda
MARA FERNANDA: (Llorosa). Quin ser mi padre? Y, ser Domitila mi
verdadera madre? Por qu mis ojos son azules si mi madre es negra...? Y
por qu tengo pelo de india? Por qu me atraen las flechas con curare?
Oh! Oh!

EL CONFERENCISTA: El alcohol ha hecho estragos en la vida de un anciano


noble, que para su desgracia tuvo una hija villana. Es el abnegado Don Juan
Domingo, quien pasea su derrota entre las sombras mortales.
Entra Don Juan Domingo con caminar lento y sombro.
DON JUAN DOMINGO: Ay! si estas manos pudieran recuperar su seguridad
con el bistur. Pero es demasiado tarde ya! El alcohol no me permite volver al
quirfano. Pero yo necesito operar otra vez y ganar el dinero que e salve de
esta ruina! Y que salve a mi hija Rosana!
Al sentirse mencionada, Rosana emite una inmensa y frentica carcajada de
villana. Entra en escena.
ROSANA: Esa soy yo! No necesito presentacin! Rosana de Benalczar!
Perversa por reputacin, malvada segn la malas lenguas ero eso solo es
envidia por mi alcurnia y mi estirpe seorial. Soy ardiente, caprichosa, voluble.
Mi signo es sagitario y por lo tanto contradictoria y mordelona. Bella, vanidosa y
por aadidura adinerada. Qu tal? (Re burlona).
EL CONFERENCISTA: Del otro lado, un anciano de alta cuna, aunque no de baja
cama, tallado en orgullo y fabricado en vanidad, se pasea en su mansin, sede
de la villana.
Entra Mariano de Castejn dando pasos de noble o al menos de pequeo
burgus en ascenso.
DON MARIANO: Es difcil doblegar la reciedumbre de un Castejn y Miravalles!
Porque la alcurnia es nuestro blasn, y la plebe no se ha dado cuenta de que
con bondad y humildad no se derrumba un linaje. Ya vern! Ya vern quin
es Don Mariano de Castejn! (Zapatea). Y Miravalles! (Mutis por Sevillanas).
EL CONFERENCISTA: Una monja resulta imprescindible porque constituyen los
personajes ideales para guardar un secreto que llevarn hasta la tumba
despus de una espantosa agona Por tanto, nosotros hemos incluido una.
Es hija, precisamente, del orgulloso Don Marano.
Entra la monja ursulinamente.
SOR MARA Yo soy la nica que sabe que mi padre tiene una hija adulterina con
una india pemona. Cuando mam lo supo, se encerr en su habitacin y
lentamente se fue consumiendo como un cirio, hasta que su llama se apag en
las fauces del Seor! Entonces, yo decid entregarme a Dios para poder

soportar este secreto que me aletea aqu (Aleteo). Al lado del corazn,
dentro de mi pecho!
EL CONFERENCISTA: De Grecia, lleg una vez en un barco griego al puerto de
Juan Griego, un griego. Es un personaje extrao y silencioso. En el pueblo se
ha rodeado de una nube de misterio y algo terrible tendr que ver con nuestra
historia.
Entra Zorba. Camina como el jorobado de nuestra Seora de Pars. Pues l
tambin tiene joroba.
ZORBA: Los viejos me llaman por mi apellido, pero la juventud perversa me llama
Zorba mi desgracia es que detrs de mi belleza apolnea, se oculta una
espantosa joroba que las mujeres rechazan con asco. Pobre de m! Pobre
de Eurpides!
EL CONFERENCISTA: La negra noble y buena no puede faltar. La raza y su
prestigio as lo requieren. Ella se llama Domitila Prez. Nativa, sin linaje y de
quien Mara Fernanda duda que es hija pues solo ha heredado de ella negrura
de su pelo, pero no la de su piel, as como tampoco la chicharronera.
Entra Domitila. Ambiente de tambores. Negritud.
DOMITILA: Ay, Mara Fernanda, mi am esta citica me tiene derreng! Tanto
camin por esa calle de Dio y pa n! Mira la batea de empanada, t enterita.
Y es que aqu ya nadie compra empanadas de cazn T el mundo lo que
quiere son empaa argentina! Ay, pero, por qu t tan triste, mi arma? Si
mi nia tiene lo ojo rojo de tanto llor! No llore m, mi am, que yo no puede
consolate porque eta negra t cans!
Msica estalla en un dramtico tema cubano que se refiere al cansancio de los
negros de all.
EL CONFERENCISTA: Y entremos de lleno en la accin. Como toda novela, sta
tiene su narrador. Este importante papel lo delego en manos de uno de los
grandes trgicos de nuestro teatro, y a quien se debe en parte el argumento de
esta historia, asada en los acontecimientos que estremecieron su infancia all
en su pueblo natal. Es el exquisito Pedro Len Zapata.
Entra Pedro Len Zapata. Msica: efecto dramtico para dar comienzo a la
radionovela.
NARRADOR: El Llamado de la Sangre (Msica en aumento). Un llamado de
alerta a los padres. Una advertencia a las mujeres y una denuncia valiente ante

la sociedad, que reclaman las vctimas de la paternidad irresponsable. Los


hijos!
Efecto: nios recin nacidos que lloran pidiendo leche. Msica: tema
conmovedor.
NARRADOR: Escrita por el inmenso Ramiro del Nogal... Narracin Pedro
Len Zapata El sentimental!
Msica: efecto ligero de introduccin. Campanitas y florecitas pueblerinas.
NARRADOR: Cae la tarde de un hermoso da primaveral. El cielo se tie con los
tonos que slo madre natura puede combinar en su paleta de nubes A lo
lejos, se oyen las campanas de la iglesia de San pedro que lucha con su pueblo
por llegar a ser baslica. Estas campanas tocan al ngelus.
Efecto: campanas que tocan al ngelus. Una campana desafina.
NARRADOR: Las sombras van cubriendo lentamente la hermosa construccin
colonial que sirve de residencia a Don Mariano de Castejn. La seorial
mansin de columnas griegas faroladas con candiles moriscos, se encuentra en
absoluto silencio. En el saln ntimo de la casa, una estrujante conversacin
sacude las fibras cardiacas del padre y de su hija. Son Don Mariano de
Castejn y Sor Mara de las Desgracias que dialogan. l guarda los
documentos de sus hipotecas en la caja de caudales embutida tras el cuadro de
la Mona Lisa.
SOR MARA: Padre (Llorosa). Me cuesta aceptar que t vivas dedicado a
explotar el dolor ajeno con esas hipotecas.
MARIANO: Es el legado de nuestros antecesores y no olvides que el linaje se
sustenta con dinero la riqueza hay que mantenerla a toda costa, Regina!
SOR MARA: Ya no soy Regina, padre Pertenezco a Dios y ahora me llamo
Sor Mara de las Desgracias!
MARIANO: Para m sigues siendo Regina (Transicin). Pero qu te
ocurre? Por qu esa mirada vaga que se escapa?
SOR MARA: Las preocupaciones, padre.
MARIANO: Ah, ya entiendo (Pausa. Interrogante). Cmo se est portando tu
secreto hoy?

SOR MARA: Ha estado ms o menos tranquilo. No me ha revoloteado tanto entre


mis senos Pero es que de repente se me agita y me perturba, y entonces
es cuando me asalta el deseo de sacarlo de mi alma.
MARIANO: (Presuroso). Por qu no me lo dices entonces? Sera un alivio
para mi vida! Y quin mejor que tu pare para contarle?
SOR MARA: A ti menos que a nadie! Madre me lo confes antes de morir y yo
me lo llevar conmigo a la tumba! Castgueme si quiere, perturbe mi
tranquilidad, pero ni el amor que le profeso me har cambiar de idea! Y que
el Seor me perdone por altar al paterno respeto!
Msica. Efecto dramtico.
NARRADOR: En mstico arrebato, Sor Mara de las Desgracias cruza sus nveas
manos sobre el rosario que pende de su cintura y se arrodilla en la antigua
alfombra persa. Su padre la mira rezar en silencio, tratando de leer en las
profundidades de esa alma virginal y austera el terrible misterio en el que un
da l se ver atrapado!
Msica. Efecto dramtico.
Entretanto mientras la nieve cae en leves copos sobre la orilla de la playa
en una de las humildes casas aledaas, la buena y noble Domitila Prez tiende
sus sabrosas empanadas.
Efecto: Domitila tendiendo empanadas. Por detrs de ella, se acerca la
hermosa Mara Fernanda.
MARA FERNANDA: Madre no trabaje mas ya ha frito tres docenas de
empanadas con eso ser suficiente hoy
DOMITILA: No, Mara Fernanda hay que vend m! Ya debemos dos meses
de alquil, mi alma y la semana que viene hay que pag ahora hay que
vend 48 empanadas diaria y con la competencia de las argentinas que no
nos dejan en paz!
MARA FERNANDA: Mam se me ocurre una idea Tenemos que trabajar
juntas as nos rendir ms el tiempo.
DOMITILA: Qu quieres decir t, mi alma?

MARA FERNANDA: Que mientras t tiendes empanadas yo salgo a


venderlas As rendiremos el doble. Esa es la idea de la produccin en masa.
Y esto al fin y al cabo es masa tambin! T las haces y yo las vendo!
DOMITILA: No! (Pausa). Vend t empan? Pero cmo vas a sal a vend
t empaa! T eres una nia santa y buena y ni puedes sal por la calle con
esa batea yo quiero que t vayas a la escuela y que nadie te diga que eres
una pordiosera.
MARA FERNANDA: El trabajo no tiene porque avergonzar a nadie. Y si alguien
me llama pordiosera, yo, con la frente muy en alto, les responder que a
mucha honra! Y a que mucha honra tambin soy la hija de Domitila Prez, la
empanadera! (Alegre, vivamente).
DOMITILA: No, Mara Fernanda, no, p el amor de dios.
MARA FERNANDA: Nada, mam nadie me lo va a impedir...! Ya vers que
cuando sea de noche regreso con la batea vaca! Hasta luego! Hasta
luego! Adis!
DOMITILA: Que Dios te acompae, mi am!
NARRADOR: Pero no es sola esa la idea que la hace salir. Por la mente de Mara
Fernanda ha pasado como gaviota que surca veloz los aires de las playas, el
pensamiento de solucionar la precaria situacin que padece su hogar.
MARA FERNANDA: S ahora mismo voy ahora mismo voy a hablar con Don
Mariano de Castejn dicen que es un hombre cruel pero l tal vez me
preste el dinero que necesitamos para pagar la casa, tengo fe en Dios en que
sea la solucin! S, ahora mismo ir a verlo! (Pregonando).
Empanadas! Empanadas de cazn! Empanadas de cazn!
Msica: cortina dramtica, sonido de frenado y puerta que se cierra.
NARRADOR: En ese mismo instante, un carro cruza veloz la nica avenida
asfaltada de la ciudad. Como una tromba de metal, el plateado automvil
descapotado de Rosana de Benalczar, se desliza a toda velocidad por el
pavimento. La fresca brisa de la tarde golpea sus rosadas mejillas, y el negro
azabache de su blonda cabellera se encrespa ms al azote del viento. Detiene
el automvil a la puerta de la villa de su padre, tal vez la ms lujosa y
confortable en San Pedro, y con un gesto seguro pone en orden su leonada
melena. Es una mujer triguea, de facciones felinas que denotan una gran
seguridad en s misma. Sus movimientos son firmes y sensuales y al caminar

parece abofetear a todos con su fra arrogancia. Rosana ha traspasado el


umbral de su seorial mansin y en la sala se encuentra con su padre.
ROSANA: Cmo ests, pap?
NARRADOR: Los ojos centelleantes de Rosana se fijan en el vaso con whisky
que sostienen las temblorosas manos de su padre. En un primer impulso lo
quisiera arrebatar, pero luego prefiere brindar con l para lograr sus propsitos.
ROSANA: Oh, encantada, pap Yo mismo me lo servir
Sonido: efecto de hielos en vaso, movimiento de los mismos.
JUAN DOMINGO: S que no te gusta que tome, pero esta noche yo tambin lo
necesito me siento deprimido no s
ROSANA: Algrate, pap, que esta noche nada voy a reprochar, por el contrario,
tengo ganas de conversar alegremente contigo! Salud!
Efecto: ruido de vasos que chocan.
Padre quiero hablarte de la fiesta que pienso dar se me ha ocurrido una
idea genial y espero que t no me digas que no! Papacito quiero que el
primer vals lo toque las Estrellas de Fania!
JUAN DOMINGO: (Sorprendido). Las Estrellas de Fania? Pero, hija!
ROSANA: No me irs a decir que no, pap adems, quiero invitar de una vez a
Maximiliano de Anczar. S que le gustan las Estrellas de Fania y esa
(Calculadora). ser un forma de atraerlo no tan solo a esta casa sino hacia
mi persona (Re abiertamente).
JUAN DOMINGO: Cmo desengaarla? Cmo decirle a Rosana que estamos
al borde de la ruina y que esa fiesta la precipitar! Cmo pagarle a la
Fania All Stars?...! aunque tal vez si se trata de conquistar a Maximiliano
de Anczar tal vez esa sea la nica solucin!
NARRADOR: En ese mismo instante, en el invernadero arrebolado de orqudeas,
Don Mariano de Castejn conversa con su sobrino Maximiliano.
MARIANO: Pues s, me alegro que ests contento de estas vacaciones en San
Pedro adems, este es el pueblo donde naciste

MAXIMILIANO: Pero en treinta aos no haba vuelto aunque, eso no ha sido


bice para sentirme bien
MARIANO: Y dime, muchacho Tienes ya alguna conquista por all?
MAXIMILIANO: Ms o menos ms o menos, to! Y por cierto qued en
encontrarme en la plaza con ella dentro de un momento as que nos veremos
ms tarde, to hasta luego
MARIANO: Hasta luego, sobrino!
NARRADOR: Maximiliano, vestido impecablemente con camisa de seda, color
cobalto, ajustados pantalones de lana que destacan su gallarda figura, toma su
auto deportivo rojo y se dirige a la plaza del pueblo.
Efecto: puerta de carro que se cierra y luego carro que arranca.
En ese mismo momento alguien llama a la puerta del orgulloso y avaro Don
Mariano de Castejn.
Sonido: golpes de puerta.
MARIANO: Quin es?
MARA FERNANDA: Gente de paz.
Sonido: puerta que se abre.
MARA FERNANDA: Buenas tardes, Don Marano.
MARIANO: Buenas tardes, seorita, qu desea (Despectivo). No pretender
venderme unas empanadas, sabiendo los ricos manjares que degustamos en
esta casa.
NARRADOR: La frase se ha clavado como un dardo punzante en el pecho de la
humilde muchacha. Pero el propsito que la lleva a esta casa la hace tomar
nuevas fuerzas y sigue adelante.
MARA FERNANDA: No, no, Don Marano yo vine a ofrecerle nuestra casa
en garanta par solicitar de usted un prstamo un dinero.
MARIANO: (Avaro). Ah, si es as, pasa adelante pasa adelante, muchacha.

NARRADOR: Al hacerla entrar ambos se estremecen como sacudidos. Sus


corazones parecen acelerarse. El pulso enloquece en las muecas de ambos.
La batea de empanadas est a punto de caer en la alfombra persa, pero Mara
Fernanda se aferra a ella como nica tabla de salvacin. Una fuerza brutal,
interior, puede invadirlos a ambos.
Msica: efecto dramtico.
MARIANO: Dios mo! Qu me pasa! Esa mirada! Por qu me perturba y
me estremece esa mirada? Es como si una olead de pasado volviese frente
a mi! Por qu estoy temblando?
MARA FERNANDA: Santos cielos! Este hombre mi corazn Oh, mi
corazn se agita! Qu extrao presagio me doblega? Qu fuego
siniestro me abrasa? Dios mo, qu pasa? Quin es este hombre que
as me altera?
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: En ese mismo instante, la gallarda figura de Rosana de Benalczar
se desliza por las caballeras de su mansin. Botas lustrosas de montar,
blancos pantalones de hilo y el pelo recogido sobre la nuca, le dan un aspecto
deportivo y determinante. Se monta sobre su potranca baya a la cual le ha
puesto los casquillos al revs, para que la gente crea que viene cuando en
verdad est yendo y en franco galope se dirige a la cita con Maximiliano de
Anczar.
Sonido: efecto de galope. Sonido: galope de caballo.
.ROSANA: Arre! Arre mi potranquita arre!
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: Mientras Rosana se dirige a la plaza, Maximiliano ha detenido su
auto cerca de uno de los bancos de mrmol de la misma.
Sonido: frenazo de auto. Puerta que se abre y se cierra.
Mira de un lado a otro impaciente, luego observa su reloj hasta que una voz lo
hace salir de sus pensamientos.
MARA FERNANDA: Empanaditas de cazn eeempanaditas de cazn!

NARRADOR: Maximiliano le va a abrir paso pero, por un azar, Mara Fernanda


ha tomado el mismo camino y los dos tropiezan bruscamente. La batea con las
empanadas rueda a la acera y las sabrosas obras de Domitila quedan
desparramadas por la nieve. Mara Fernanda mira desolada lo que ha
ocurrido pero sbitamente sus ojos se agrandan, destellando una luz
especial. Paralizada, contempla el rostro de Maximiliano, quien con mal
disimulado asombro tiembla con el mismo fragor.
MARA FERNANDA: Oh, Dios! Otra vez se estremece mi corazn!
MAXIMILIANO: Esos ojos esa mirada! Qu rayo de esperanza han lanzado
esos ojos sobre mi corazn?
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: Cul ser el verdadero motivo que ha producido tal arrebato entre
Mara Fernanda y Maximiliano? Por qu a la tierna muchacha le azot ese
extrao sentimiento ante Don Mariano de Castejn? Le conceder la
hipoteca? Qu pasar cundo llegue la cruel Rosana de Benalczar en su
potranca y encuentre a Mara Fernanda y Maximiliano? Estn atentos a nuestro
prximo y sensacional captulo de la novela que est estremeciendo las bases
de los hogares venezolanos El Llamado de la Sangre
Comerciales. Aparece un locutor de aspecto muy formal.
LOCUTOR: De inmediato, esta emisora pasa a formar cadena desde el Palacio
Presidencial, para transmitirles a ustedes el discurso del ciudadano Presi
Se corta cuando aparecen los dems tcnicos y locutores de la emisora
creando la confusin. El que hace de director hace gestos desesperados a la
locutora para que entre y salve la situacin.
LOCUTORA: (Muy circunspecta) La Academia de Ciencias Sociales Corruven
anuncia la apertura de sus nuevos cursos sobre Corrupcin Administrativa y
similares. Usted debe estudiar una profesin dinmica y distinta que est de
acuerdo con los nuevos planos de desarrollo del pas. En nuestro Instituto, le
ofrecemos cursos de Corrupcin Bancaria, Corrupcin Empresarial Nivel 1,
Corrupcin Obrera y Corrupcin Sindical. Y tambin, cursos intensivos de
corrupcin menor para gerentes de bancos y jefes de departamento a un costo
mnimo ah, y en oferta por este mes, pagaderos en cmodas cuotas.
Entra el narrador. Muy tenso. Papel en mano. Hace seas a la locutora que
corte. Confusin.

NARRADOR: A continuacin, como homenaje a la Historia y a los Hroes de la


Patria, transmitimos las gloriosas notas de de de
La locutora tapa el micrfono, trata de cubrir el error que ha cometido. Le habla
bajito. Nerviosa.
LOCUTORA: Todava no es la hora, imbcil! (Sigue al micrfono con voz medio
ertica, aparentando ser impasible). Ofrecemos tambin cursillos relmpago a
los abogados, para la defensa de congresistas y funcionarios complicados en
estafas a Ministerios y Municipalidades, narcodiputados y ediles con poco
apoyo. Tenemos tambin un servicio de cambio de dlares preferenciales, los
cuales pueden ser usados como parte de pago a la mejor cotizacin del
mercado. Corrmpete! Corruven te ayuda a hacerlo cientficamente!
NARRADOR: Nuestra historia qued interrumpida en un momento de verdadera
emocin, en el supremo momento del tropezn entre Mara Fernanda y
Maximiliano.
MAXIMILIANO: Seorita! Qu he hecho le he volcado las empanadas.
MARA FERNANDA: (Llora). Oh Oh! El trabajo de Domitila destruido!
MAXIMILIANO: No llore, no inunde las maravillosas perlas de sus ojos negros con
lgrimas de angustia. Aqu tiene 50 bolvares
MARA FERNANDA: Oh! 50 simones! Pero eso es mucho dinero! No puedo
aceptarlos!
MAXIMILIANO: Acptelos como pago de su trabajo.
NARRADOR: Maximiliano desliza el naranja billete sobre la nvea mano de la
virginal empanadera y cuando ella mira los ojos del mancebo, un temblor de
tiernos cogollos los hace presa: Es el pasado que retorna en frgil vuelo!
MAXIMILIANO: Esos ojos esos ojos me recuerdan una nia... una nia vestida
de blanco y una cinta azul en el pelo.
MARA FERNANDA: Esa boca esa boca me recuerda al muchacho que me
empujaba en los matorrales y que me llevaba los libros a la escuela. (Llora
aterida). T tienes que ser Maximiliano.
MAXIMILIANO: Y t eres nada menos que Mara Fernanda.
Msica: efecto dramtico.

MAXIMILIANO: Mara Fernanda es la historia de mi primer amor


MARA FERNANDA: Del amor ms puro, el de los 11 aos.
MAXIMILIANO: Cuando jugbamos al Currutaco-rutaco candela, que se quema
la casa de la abuelay al Aserrn-aserrn, los maderos de San Juan
MARA FERNANDA: No puede ser! No puede ser! Adis, Maximiliano.
MAXIMILIANO: Mara Fernanda! Mi nia pura, espera!
NARRADOR: Sin poder contener su emocin, la muchacha huye del pasado que
la golpea como la pleamar golpea las inmensas rocas.
Sonido: galope de caballo.
Por la calle contraria, la tirana y bella Rosana de Benalczar se acerca en su
soberbia potranca baya. Mira cmo Mara Fernanda se aleja y sonre ante el
acontecimiento.
ROSANA: Oh, como me ahuyent a la empanadera! Qu tal, Maximiliano?
(Sensual, provocativa). Qu te parece si caminamos un rato por la paya? Yo
en las noches de luna como sta, me siento como una pantera en celo Y no
hay cosa ms ertica que una pantera sobre la arena nevada!
MAXIMILIANO: Mam me dijo que era mejor una gata sobre el tejado caliente.
ROSANA: (Con grave tono dramtico). Oh, ella siempre tan Tennessee Williams!
Olvdala (Sensual, provocadora).Llvame en la grupa de tu caballo, llvame a
la arena Quiero que me abones para la cosecha! Tengo algo para ti que
nadie antes ha posedo.
MAXIMILIANO: Ests segura que te gusta el polvo de la arena?
ROSANA: S, en la arena llvame a la arena y hurga en m lo que te he
reservado y despus, regrsame ac, sucia de besos y arena!
NARRADOR: Una oleada de deseo perturba la faz del galn. Rosana desata su
melena y Maximiliano la monta en el noble alazn. Ella se aferra a la cintura del
gallardo abogado, quien al sentir el contacto de sus dedos, es vctima del fatal
entumecimiento de sus carnes Maximiliano ya no puede ms y espolea al
animal que se desprende en ertico y sensual galope.
Efecto: galope de caballo, relincho. Msica: acordes dramticos.

DOMITILA: Ya voy ya voy. que meten cada aldabonazo!


Efecto: golpes en la puerta.
MARIANO: Esta debe ser la casa que me dijo la muchacha pero aqu hay un
olor extrao aqu hay un olor a negro Aqu debe haber negro encerrado!
Efecto: puerta que se abre.
DOMITILA: Quin es qu desea?
MARIANO: En efecto! Aqu hay una negra ante mis ojos.
DOMITILA: Don Marano! No, no puede ser usted! Don Marano!
MARIANO: Qu ven mis ojos? La negra que tanto he buscado! Domitila!
Negra negra, negra maldita!
DOMITILA: Vade retro, Satans!
MARIANO: No puede ser entonces la muchacha que me fue a ver es mi hija!
Mi propia hija fue a ofrecerme esta pocilga en garanta de hipoteca y con una
negra adentro! Negra, esa muchacha es mi hija, verdad.-..? Mara
Fernanda es mi hija! Confiesa!
DOMITILA: P qu se lo voy a neg esa su hija mal padre La hija de su
pecado
MARIANO: (Vacilando). No no t quieres hacerme ver que es mi hija para
que le preste dinero comprubamelo demustrame que es mi hija.
NARRADOR: En ese momento, Domitila abre su pecho de azabache y grana en
el que prende una cadena de oro cochano y una medalla del mismo material.
MARIANO: La cadena la cadena que le regal a la pemona antes de parir!
DOMITILA: Ahora nigame que es tu hija, bando! Que le cambiate la cadena
a la india por su virginid! Colonizad!
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: Entretanto, en la orilla de la playa yacen lo cuerpos exhaustos de
Maximiliano y Rosana. La vagabunda, sucia de besos y arena, saciada en sus
instintos, se arregla el pelo.

MAXIMILIANO: Me has dado lo que todo hombre aora de una mujer llevaste
mi cuerpo al supremo xtasis Jams tuve un ardor como el que sent esta
noche!
ROSANA: (Sensualsima). Ya te dije que me volva una pantera en la arena! Y
espera que te ensee lo que tengo reservado para a segunda vez!
NARRADOR: En un nuevo y sensual abrazo, los cuerpos ruedan por la arena y
las olas se agitan anunciando cmo podr ser el torrencial desborde de esos
cuerpos. (Misterioso). Pero, muy cerca, una figura se desliza entre las trinitarias
multicolores paralizadas por la nieve Es el griego Eurpides, el jorobado
infeliz, que mira la escena con los ojos cuajados de llanto.
EURPIDES: Rosana! Revolcada como una perra de estacionamiento! En
plena playa la nica mujer que he amado y se ha entregado a otro
hombre! Oh, Zeus no permitas que a mi alma la abata tal naufragio
Rosana! Rosana (Llora, gime).
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: Y en la casita de la playa, Mara Fernanda agita el naranja billete de
cincuenta a la vez que ensea la batea vaca.
MARA FERNANDA: Mam Domitila Mam Domitila, mira qu felicidad!
Vend todas las empanadas por 50 bolvares (Se detiene). Pero, qu te
pasa? Lloras?
DOMITILA: que algo muy grande le est pasando a esta negra! Mara
Fernanda, no vuelva a v a Don Marano no vuelva a v a ese hombre, mi
am.
MARA FERNANDA: Cmo supiste que yo vi a Don Marano?
DOMITILA: Vino a v la casa p sab si le convena hipotecala Pero yo te
pido que no vuelva a v a ese hombre bicho malo!
MARA FERNANDA: Pero, por qu? Qu me ests tratando de ocultar?
DOMITILA: No me haga habl que yo no puedo dec n!
MAXIMILIANO: Con el permiso puedo entrar?
Msica: acordes dramticos.

NARRADOR: Las dos mujeres han quedado paralizadas ante la inesperada


aparicin de Maximiliano que ha sido la solucin para que Domitila no tenga
que hablar. El apuesto galn fija sus ojos en Mara Fernanda que comienza a
temblar como gota de roco sobre un ptalo de rosa.
MAXIMILIANO: Permiso, Mara Fernanda la vine a visitar en nombre de nuestra
antigua amistad.
MARA FERNANDA: (Temblorosa). Ah ah es usted? Cmo est?
DOMITILA: Bueno, ya que ustedes tienen que habl, yo v a frit unas taj de
pltano permiso, caballero
MAXIMILIANO: Lo tiene usted, seora (Pausa). Mara Fernanda, no pude
resistir la tentacin de volver a verte.
MARA FERNANDA: (Estremecida). Yo siento lo mismo Y por eso me pregunto:
por qu tenemos que remar contra la vida? Vamos a hablar sintate Me
has hecho volver a mi niez, Maximiliano. ramos tan felices cuando nios.
MAXIMILIANO: Porque ramos inocentes y nada sabamos de la maldad
humana Quiz podamos volver a ser como antes
MARA FERNANDA: La inocencia no se recupera
MAXIMILIANO: Pero puede transformarse en amor...
MARA FERNANDA: No, eso no puede ser el amor entre nosotros dos es un
imposible T, un rico heredero y yo, la hija de la empanadera!
MAXIMILIANO: Eso ya no es obstculo. Las diferencias de clase no cuentan ya.
La lucha obrera las ha sobrepasado y el proletariado tiene los mismos derechos
de la burguesa.
MARA FERNANDA: (Conmovida). Oh, comunista! O simplemente de
izquierda?
MAXIMILIANO: No, realista. Hablo de la realidad. (Galante, sensual). Mira mis
ojos, Mara Fernanda y encuentra en ellos el sublime amor que te profeso. No
lo ves acaso? No lo sientes acaso? Dame tu boca. Entrgame tus labios en
el supremo placer que le ofrecern los mos en la alegora de un beso!
MARA FERNANDA: (Sin fuerzas). No me lo pidas ms, que no resisto!

NARRADOR: Mara Fernanda abre los brazos y deja penetrar en ellos la gallarda
figura de Maximiliano. Sus labios ardientes se juntan en un beso prpura y
carmes que los arrastra al vrtice de una tormenta de amor desesperado y
brutal. Se aman! Definitivamente se aman!
Msica: acordes dramticos.
Al da siguiente, vspera de la fiesta de Rosana, Maximiliano ha ido a visitarla
para hablar de algo muy importante.
MAXIMILIANO: Rosana quiero pedirte algo algo muy especial se trata de
que invites a alguien para tu fiesta.
ROSANA: Ya creo haber invitado a todos los amigos De quin se trata?
MAXIMILIANO: De una muchacha una vieja amiga ma que quiero que todos
conozcan y se relacionen con ella es Mara Fernanda
ROSANA: (Asombrada): Mara Fernanda la empanadera! (Pausa). Pero
cmo piensas t que voy a invitar a mi casa a una plebeya!
MAXIMILIANO: No es ninguna plebeya, es una muchacha humilde, pero muy
hermosa y de buenos modales es ms, quisiera que fuesen amigas, ese es
mi verdadero motivo de pedirte la invitacin.
ROSANA: (Para s). Algo extrao debe ocurrir pero yo no puedo negar
negarme es abandonar y esta partida no la puedo perder. (A Maximiliano).
Amor si t quieres pues invitada ser (Mimosa). Yo tengo que acceder a
todo cuanto t me pidas Soy tu muequita querida y yo no hago ms que lo
que t quieras (En ertica transicin). Despus de haber sido tuya despus
de haberte entregado mi cuerpo, mi destino est unido irremisiblemente a ti
Maximiliano tenemos que remediar nuestro pecado! (Trgica). No quiero
pasar por la vergenza de tener un hijo soltera. Maximiliano, tienes que casarte
conmigo!
NARRADOR: l baja la mirada comprendiendo que ha cado en la trampa mortal
de la telaraa de aquella piraa.
MAXIMILIANO: Este es el precio que debemos pagar los hombres por un
minuto de deseo y de desbordada pasin!
Msica: efecto dramtico. Fundido de msica con una salsa de la Fania.
Transicin a la fiesta de Rosana.

MARIANO: (Vivamente). Don Juan Domingo! La fiesta est francamente


maravillosa la orquesta es de primera
JUAN DOMINGO: S, son las Estrellas de Fania (Para s). Slo Dios sabe lo
que me cuestan! (A Mariano). Pero Don Mariano Por qu no nos
servimos otro trago?
MARIANO: Usted siempre con el vaso en la mano, Don Juan Domingo!
JUAN DOMINGO: Esa es la cruz que llevo a cuestas! Aunque (Insinuante)
Tal vez todo termine si logro ver casada a mi hija con su sobrino!
MARIANO: Para m sera una maravilla Maximiliano y Rosana hacen una
excelente pareja adems son de la misma clase social y ambos poseen
una excelente fortuna
NARRADOR: La frase ha estremecido a Don Juan Domingo de Benalczar, quien
a duras penas disimula su turbacin empinando el ltimo sorbo de whisky que
queda en el vaso.
Entretanto, en la terraza de la casa, la fiesta ha tomado calor. La populachera
Celia Cruz anima en ese momento la fiesta con una de sus canciones.
Msica: Celia Cruz canta Usted abus
La letra de la cancin trae malos presagio a la Malvada, quien mira bailar a
Maximiliano con Mara Fernanda.
ROSANA: Esa cancin esa cancin es el vivo retrato de mi vida (En
melodramtico tono declamatorio). Usted abus sac provecho de m,
abus, abus de mi cario, usted se ri, abus! (Pausa). Eso fue lo que
hizo conmigo! Y, ahora baila con la otra! Pero ya voy a poner fin a
esto voy a buscar el brebaje.
NARRADOR: La malvada Rosana va hacia su alcoba sin que la nadie la vea,
mucho menos Maximiliano y Mara Fernanda que bailan mientras conversan de
su romance.
MAXIMILIANO: Te das cuenta? Ya se han desvanecido tus temores de que
ibas a hacer el ridculo. Eres la reina de la fiesta!
MARA FERNANDA: No tanto como eso an estoy turbada siento que todos
me miran y enrojezco Mi vestido e tan modesto!

MAXIMILIANO: El empaque es lo de menos lo bueno es lo que hay por dentro!


A la larga, todos han cado rendido a tus pies!
ROSANA: (Acercndose). Perdonen perdonen que interrumpa pero aqu le
traigo una bebida a nuestra amiguita Mara Fernanda.
MARA FERNANDA: (Tmida).Gracias, pero yo no bebo alcohol.
ROSANA: No es alcohol, querida precisamente, como no bebes alcohol te he
preparado este ponche especialmente para ti bbelo!
MARA FERNANDA: Gracias (Bebe). Hum qu rico esta delicioso.
ROSANA: Lo hice especialmente para ti pero, bbelo bbelo hasta el final
ya vers, querida ya vers!
NARRADOR: Cuando Mara Fernanda, ingenuamente, termina de beber, un grito
desgarrador se escucha en la sala. Al grito, le siguen tres disparos consecutivos
y todo se convierte en agitacin, gritos y carreras desesperadas.
Efecto: tres disparos.
Voces: gritos, comentarios. Murmullos altos: Qu paso?, etc.
NARRADOR: En el fondo de la sala, ha cado una mujer ensangrentada. Mientras
una vez aterrada comienza a sacudir los rincones.
VOZ: Han matado a Rosita Alvrez! Han matado a Rosita Alvrez!
ROSANA: Rosita Alvrez! Mataron a Rosita Alvrez!
MAXIMILIANO: No puede ser! No puede ser! Quin la mat!
UNA VOZ DE HOMBRE: La mat yo! La mat yo por estar bailando toda la
noche con ese tipo! Rosita era mi novia pero ahora est muerta por
arrocera!
Voces: comentarios, murmullos confusin.
NARRADOR: Entre la gente que se aglomera, aparece Don Mariano de Castejn.
Se acerca a la mujer agonizante y sus pupilas se dilatan con horror. Apenas
puede creer lo que ve y exhala un quejido con supremo horror.
MARIANO: Ooooh! Esta mujer no es Rosita Alvrez es es mi hija Mi hija
Regina!

MARA: (Agnica). S, soy yo Sor Mara de las Desgracias!


MARIANO: Pero qu haces t aqu? Y vestida como una rumbera!
MARA: Tuve que venir tuve que venir para impedir que despus que te
tomaras cuatro tragos, confesaras el secreto que ahora los dos sabemos! T
no puedes decirle nada a ella!
MARIANO: Entonces entonces es verdad lo que me ha dicho esa negra!
Mara Fernanda es mi hija! Mara Fernanda es mi hija? Contstame,
Regina.
MARA: No no puede decirte nada porque estoy muerta y el muerto el
muerto lo que quiere es que lo entierren hondo! Hondo hondo hondo!
(Expira).
MARA FERNANDA: (Grita). No puede ser usted usted no puede ser mi
padre mi padre usted. Yo, hija de Don Mariano de Castejn. No, usted no
puede ser mi padre.
NARRADOR: Un grito de terror sale de todas las gargantas de la gente. Mara
Fernanda se ha acercado al cadver y a Don Mariano, sin percatarse de lo que
le ha ocurrido a su cara que, como por parte de magia, se ha desfigurado y
se desgarra en pedazos.
MARIANO: Mara Fernanda hija Qu pasa con tu cara?
MAXIMILIANO: Mara Fernanda! Mara Fernanda! Tu cara est
destrozada.
MARA FERNANDA: (Sorprendida, llorosa). Oh oh oh, mi cara qu le pasa
a mi cara qu tengo, qu me hicieron!
NARRADOR: Y al fondo, como una tropical Medea, disfrutando de su obra, la
malvada Rosana re despectivamente a carcajadas.
ROSANA: (Carcajada de triunfo).
NARRADOR: Sus ojos destilan miradas de furia y de venganza al contemplar el
efecto de su brebaje en el rostro de la humilde muchacha. Se ha vuelto como
una fiera hacia Mara Fernanda y se yergue victoriosa!
ROSANA: Y ahora? Quin podr detenerme en mis propsitos? Cul de
las dos ser la triunfadora? Ja-ja-ja-ja-ja (Risa diablica)

Msica: acordes dramticos..


NARRADOR: Habr logrado la malvada Rosana sus propsitos de venganza?
Qu contena el brebaje que le dio a beber a la desdichada Mara
Fernanda? Quedar desfigurado el rostro de la humilde muchacha? Y
qu har ahora cuando sepa que el orgulloso Mariano de Castejn es su
padre? Qu haca la monja Sor Mara de las Desgracias bailando salsa en
la fiesta? Cul ha sido la verdadera causa de su muerte? (Vital). Todas
estas incgnitas y mucho ms sern reveladas en nuestro ltimo y sensacional
captulo de El Llamado de la Sangre
Comercial N 1.
Se escucha el efecto de un chorro de agua.
ELLA: Ay ya se est baando
L: Caramba, Margarita se me acab el champ y tengo la cabeza sucia.
Ahora qu hago?
ELLA: Toma un poquito del mo.
L: Pero no es lo mismo yo necesito un champ fuerte.
ELLA: El mo es de los fuertes (Ertica).
L: (Viril). Pero no tiene la potencia del mo
ELLA: Vamos a ver te tengo una sorpresa (Risita ertica). Cierra los ojos y
deja que te lo eche as (Eros a milln). Aj suavecito as en tu
cabecita ya est
L: Ooooh qu espuma tan abundante djame ver Ooooh! Ooooh
Uf! Oooog! (Quejidos).
ELLA: Felipe, se no es el frasco. Ests agarrndome el brazo.
L: (S uavemente ertico). Es tu brazo pero qu piel tan suavecita tienes. Qu
tersura! Dime, Cul es tu secreto? (Risitas erticas).
ELLA: Y yo nunca haba tocado una cabeza como la tuya!
EL: Tu piel es tan suave tan linda, acariciable. (Risitas erticas).
ELLA: Me enjabonas la espalda?

L: Oooh! Ohhh! Oooooh!


ELLA: Aaaah! Aaaah! Qu espuma tan deliciosa tienes en la cabeza
Aaaah!
L: Pero dime, chica, qu te echaste!
ELLA: Ese es mi secreto! Oooh! Aaaah! l no sabe que todo lo que
tengo es jabn en crema!
L: Oooh! Aaaah! (Estertores erticos).
ELLA: Aaaah! Aaaah! (Estertores erticos).
VOZ LOCUTOR: Ha fallecido cristianamente la seorita Mara Mendoza conocida
tambin por ta Chichila. Sus amigos, compaeros de trabajo y los repartidores
de cerveza, caa blanca y afines que surtan el prestigioso local que atenda,
cumplen con el penoso deber de participar su deceso, acaecido el da de ayer.
Los restos de Ta Chichila sern velados hasta las tres de la tarde de hoy en la
Funeraria Sus ojos se cerraron. Se suplica no enviar flores y traer dinero
sencillo para la rocola.
NARRADOR: Nuestra historia de amor y dolor qued interrumpida en momentos
de verdadera emocin, cuando un cmulo de circunstancias se juntaron en la
fiesta de Rosana que culmino en sangrienta tragedia. Han pasado varios das
del infausto suceso, y e la seorial mansin de Don Mariano de Castejn, todo
es soledad y sombra tristeza. El anciano es presa del dolor, la vergenza y el
abatimiento; habla con sus sombras, sentado en una butaca.
MARIANO: S este es el precio que he pagado por todo lo malo que he hecho
en la vida mi hija muerta Regina asesinada en un baile Y esta artritis que
me devora que apenas me deja mover ya las manos y las piernas intil he
de morir en esta silla de ruedas De qu me vale todo mi dinero?
(Tristemente). Y lo que es peor soy el escndalo del pas Todos los das
los peridicos no hacen ms que hablar sobre el caso del asesinato de la Monja
Salsmana! (Pausa. Arrepentido). Esto me pasa por haber explotado a los
pobres
Sonido: golpes en la puerta
Adelante!.
Sonido: puerta que se abre.

NARRADOR. En ese preciso instante, aparece la figura de la noble negra Domitila


junto a la de Mara Fernanda. La infeliz muchacha, para ocultar el dao que el
brebaje le ha causado a su rostro, ha decidido cubrirse con un velo negro que
cae hasta su cintura. El encuentro es dramtico y doloroso. Don Mariano de
Castejn estira con dificultad sus tullidas manos hacia la hija adorada.
DOMITILA: Don Mariano con su permiso aqu est la muchacha tal como
se lo haba prometido!
MARIANO: Mara Fernanda, hija querida!
MARA FERNANDA: (Llorosa). Padre papacito padre querido!
MARIANO: Ven ven a mis brazos ven a darme ese abrazo que tanto anso
hija de mis entraas hija de mi alma perdname
MARA FERNANDA: No, pap yo no tengo nada que perdonarte no me
hables en esa forma yo no soy quin para perdonarte
MARIANO: s, tienes que perdonarme porque fui un mal padre contigo porque
abandon a tu madre y no quise saber ms de ti y slo viv para atesorar
riquezas pero ya ves ya ves cul ha sido mi castigo he pagado con el
peor de todos porque hasta a mi hija la he perdido y lo peor, confundida
con Rosita Alvrez, la del corro
MARA FERNANDA: Perdiste una hija pero has ganado otra aqu me tienes a
m, padre querido aqu estoy yo para compensarte
MARIANO: Hija hija del alma qu buena eres qu corazn tan grande te
ha dado Dios! T sers la felicidad de mis ltimos aos (Sbitamente
triste). Pero tu rostro qu te hizo esa malvada!
MARA FERNANDA: (Llorosa. Hipando). Lo quemalgo le puso en aquel coctel
que me quem la cara ahora estoy desfigurada... y cuando paso por la
calle todas se burlan de m y me llaman la Dama del Velo
MARIANO: Qu crueldad la de este pueblo! Pero no temas yo invertir toda
la fortuna que me queda para que vuelvas a ser la que antes eras! Esa ser
mi reinvidicacin y despus. Despus devolver todas las escrituras de las
hipotecas a los pobres Volver a ser el hombre caritativo de antes, gracias a
ti, hija ma!
MARA FERNANDA: (Llorando). Padre padre de mi alma!

Msica: efecto dramatiqusimo.


NARRADOR: Entretanto, la perversa Rosana se enfrenta una vez ms a
Maximiliano. Su ferocidad se hace evidente. La mirada destila megatones de
furia, haciendo que sus ojos destellen una luminosa luminosidad. Su pelo
encrespado se bate de un lado a otro remarcando sus gestos firmes y
decididos.
ROSANA: No, no me arrepiento n me pienso echar atrs.
MAXIMILIANO: Pero has hecho mal cmo le quemaste la cara a esa infeliz
muchacha.
ROSANA: Infeliz? Pero t la amabas toda la noche estuviste bailando con
ella Por eso lo hice! (Sensual, suplicante). Pero, es que se te olvid lo
que hicimos en la playa aquella noche ardiente y nevada? Yo fui tuya,
Maximiliano, y ahora tendrs que casarte conmigo para salvar mi honra!
MAXIMILIANO: Me casar contigo solo por eso, porque soy un caballero! Porque
tengo una palabra comprometida y tu honor empeado pero quiero que
sepas una cosa al ver tanta maldad concentrada en tu alma he dejado de
amarte
ROSANA: (Sensual). Pero eso a m no me importa yo estoy segura de m y
de que una vez que estemos juntos unidos para siempre por la bendicin de
Dios yo te har olvidar lo mala que soy y te entregars infinitamente a m
MAXIMILIANO: De dnde has sacado esas ideas?
ROSANA: De mi cabeza! Te fijas cun inteligente soy? Ya vers,
Maximiliano ya vers (En arrebato ertico). Y ahora, bsame! Atrpame
otra vez en el fuego de tu carne y tu pasin.
NARRADOR: La villana mujer ha acercado su incontenible furia pasional, reflejada
en sus labios, hacia los de Maximiliano; ste no puede resistir la provocacin
arrastrado por la misma fuerza que arrastr a Adn ante la manzana de la
tentacin, se arroja a ella en busca de ese fuego que le late en las entraas.
MAXIMILIANO: Rosana! Rosana! Perversa, pero irresistible Vas a ser mi
perdicin.
ROSANA: Ests temblando ante la verdad, no es cierto? Y yo soy tu verdad,
Maximiliano yo soy tu verdad!

NARRADOR: Finalmente los labios se han unido en un beso carmn encendido.


Los cuerpos de los amantes enajenados ruedan por el suelo y la alfombra de
peluche es testigo de una nueva entrega de aquellos seres que se debaten
entre el odio y el deseo sensual.
Msica: acordes dramticos.
NARRADOR: Al siguiente da, Mariano de Castejn visita a su amigo de la
infancia, Don Juan Domingo de Benalczar. Los dos hombres tienen en sus
manos los destinos de aquellos seres en ese preciso momento.
JUAN DOMINGO: Mariano esta es una buena noticia que e traigo Yo vengo a
participarte que he dejado de beber que necesito recuperar la firmeza de
mi pulso y de mis manos
MARIANO: No te entiendo Qu quieres decir?
JUAN DOMINGO: Que necesito tener el pulso firme y sereno porque voy a
operar a tu hija! Yo mismo le har la ciruga plstica que le devolver la
belleza de su rostro te prometo que lo har es la nica manera de reparar
el dao que mi perversa hija le hizo a la tuya! Yo le har la ciruga plstica
a Mara Fernanda.
Msica: efecto dramtico.
NARRADOR: La decisin ha sido tomadaEl da anterior a la operacin, Mara
Fernanda con el rostro cubierto an con el velo, habla angustiada a
Maximiliano.
MARA FERNANDA: Maximiliano amor mo! Solo me atrevo a dar este paso
por amor a ti... tengo terror estoy espantada
MAXIMILIANO: No temas ya recuperars tu antigua cara. ten fe en Dios!
MARA FERNANDA: Pero Y Rosana? Se va a resignar a perderte?
MAXIMILIANO: Yo no amo a Rosana! Ella slo despert en m un deseo
pasional que me calcin la piel pero all qued de la piel no pasa Ya me
encargar yo de Rosana Porque solo te quiero a ti, Mara Fernanda!
Solamente a ti te amo! Ten confianza y hazte la plstica!
MARA FERNANDA: Oh, Maximiliano Maximiliano de mi alma!

NARRADOR: Los dos enamorados se entregan en un estrecho abrazo de


felicidad y de fe. Entretanto, sin saber lo que pasa, en la seorial sala victoriana
de los Benalczar, el apacible griego Eurpides habla con Rosana.
EURPIDES: Rosana he pensado mucho para este paso, pero no puedo
soportar ms tiempo quiero confesarte que te amo que quiero que seas mi
esposa!
ROSANA: (Sorprendida). Tu esposa T esposa? Oh, dioses del olimpo
el griego me ama. Pero, Zorba, yo no podra casarme contigo, porque yo yo
soy una mujer deshonrada! Yo perd mi virginidad hace unos das en la orilla
de la playa Cmo podras aceptarme entonces con esa falla?
EURPIDES: Rosana mi amor est por encima de esas barreras te amo tanto
que hasta eso te perdonara!
ROSANA: Pero yo no quiero (Trgica). Yo no puedo querer a un griego con
joroba! No puedo no puedo no puedo
NARRADOR: Rosana ha escapado en franco galope. La carrera ha sido tan
violenta que casi atropella a su padre al salir. El noble Don Juan Domingo mira
atnito a Zorba y lo requiere angustiado.
JUAN DOMINGO: Qu ha pasado? Por qu huye as?
EURPIDES: Me rechaza le confes mi amor y me rechaza por mi joroba.
JUAN DOMINGO: Eurpides tu nobleza no tiene parangn mucho tiempo la
has amado y esperado y ahora se me acaba de ocurrir una idea
Maana maana voy a operar a Mara Fernanda Si Rosana te rechaza por
tu joroba Por qu no te atreves a someterte a una operacin que la
elimine y te convierta en un hombre normal?
Msica: acordes dramticos.
NARRADOR: La idea ha estremecido al griego, y al otro da, en el quirfano del
hospital, los dos cuerpos anestesiados de Mara Fernanda y Eurpides esperan
por el bistur salvador de Don Juan Domingo.
JUAN DOMINGO: Este bistur no puede fallar Manos mas no tiemblen
tengo que proceder ya tengo que proceder antes de que el delirium tremens
me haga presa otra vez! Mara Fernanda all voy! Enfermera, pseme la
pinza, por favor

Sonido: ruido de pinzas.


NARRADOR: (Con ansiedad). Las manos inseguras de Juan Domingo comienzan
a operar. El mdico tiembla y suda de inseguridad tiene que aprovechar
aquel breve momento en que el alcohol le ha dado su tregua, y con corte
seguro comienza su obra de reconstruccin.
NARRADOR: Siete horas despus de enorme expectativa, la puerta del quirfano
se ha abierto. Primero aparece Juan Domingo, agobiado y tembloroso, casi a
punto de caer Una enfermera lo ayuda a salir y lo lleva al bar del hospital en
donde comenzar su proceso de recuperacin. Un instante despus, dos
camilleros traen a Eurpides que se toca la espalda feliz!
EURPIDES: Estoy salvado.. Ya no tengo joroba Me ha quitado la joroba!
MAXIMILIANO: Y Mara Fernanda? Mara Fernanda dnde est?
MARA FERNANDA: Aqu vengo aqu vengo, mi amor
MAXIMILIANO: Mara Fernanda te han devuelto otra vez la cara! Has
quedado igual Alabado sea Dios!
MARA FERNANDA: (Exhala un grito de terror). Aaay! Qu es esto1 Qu
es? Mi espalda mi rostro volvi a ser el mismo pero, ahora horror, en
mi espalda ha crecido la joroba de Eurpides!
NARRADOR: En efecto La joroba se alza descomunal sobre la espalda de la
bella muchacha, que cae abatida en la cama. Maximiliano, al verla as, corre a
su lado.
MARA FERNANDA: Maximiliano. (Llorosa). Me han reconstruido la cara pero
sigo siendo un ser monstruoso ahora con esta joroba!
MAXIMILIANO: (Exaltado). No, Mara Fernanda! Monstruosa no, porque ahora
cubres exactamente mi ideal! Eso era lo que le faltaba a mi vida para
sobrexcitar mi libido! Una mujer con joroba, es lo que he soado toda mi
vida! Eres mi modelo de sensualidad ideal! Mara Fernanda.. mi
jorobada ahora te querr cada da ms Mi amor as era como e
necesitaba yo!
MARA FERNANDA: Maximiliano Maximiliano
Msica: acordes.

NARRADOR: Los dos amantes se han abrazado estrechamente y lo que parece


ser el fin de las desdichas tiene lugar. Pero, la desgracia de Mara Fernanda no
termina all, porque esa noche, mientra termina de reponerse de la operacin,
dos sombras se deslizan por su cuarto en el hospital. Es la malfica Rosana, en
compaa de la cruel enfermera japonesa Lin-Yu-Tang, quien ha tramado otro
diablico plan.
ROSANA: Vamos inyctala de una vez para que no se despierte.
LIN YU TANG: Tlanquila y sin nelvio que ya est ta ya ta dolmia, esta
inyeccin japonesa la hal dolm tle hola
ROSANA: Eso ser suficiente para cumplir mis planes vamos, aydame a
cargarla.
LIN YU TANG: Yo agalo pol pielna y pol cabeza vamo, pa cnchale, que
esta mujel est pes la joloba palece que pesa m que mochila de hippi
vamo vamo, lpido, lpido.
NARRADOR: Las dos mujeres han salido con el cuerpo inconsciente de Mara
Fernanda y a los pocos instantes la malvada Rosana la ha trasladado de su
chalet en la montaa, en donde la ha amordazado y atado a una butaca.
ROSANA: (Re a carcajadas). Bien T creas que habas triunfado? Ahora es
cuando me toca rerme a m, Mara Fernanda t no vas a poder conmigo,
entiendes? No vas a poder! Yo soy la ms poderosa y aqu te
dejarhasta que tus fuerzas te abandonen y mueras de inanicin! Ya
veremos quin gana al final Jorobada! Ja-ja-ja-ja-ja-ja!
Msica: acordes.
DOMITILA: (Llora. Solloza). Ay, mi se Maximiliano dnde tendrn a mi
muchacha ella no pudo desaparec a ella se la llev alguien
MAXIMILIANO: (Con voz grave). S, Domitila Mara Fernanda estaba feliz Ella
no tena por qu desaparecer as ella estaba feliz! A Mara Fernanda la rapt
alguien quin sabe con qu viles propsitos
DOMITILA: Pero ahora qu vamo a hac.. qu podemos hac
MAXIMILIANO: Esperar, Domitila, esperar ya aparecer alguna pista que nos
diga qu pas con Mara Fernanda y dnde est

DOMITILA: Bendito sea Di Bueno yo voy a la plaza a v si respiro un poco


de aire y me siento mej hasta luego, se
NARRADOR: La anciana negra ha salido a la calle y el destino jugar en ese
momento la partida final. Domitila se sienta en un banco y se queja en voz alta.
DOMITILA: Ay, qu calamid y p colmo, ete frio que congela lo hueso! Si
tuviera siquiera un tabaquito p fum!
NARRADOR: (Con intrigante ansiedad). En ese momento, un misterioso joven
que acampa cerca de ella, con su morral, oye la mgica palabra y se acerca a
la noble negra.
MALANDRO: Oye, mi pure, cmo es eso de que no tiene un tabaquito p
fum..? Suave, puro suave, que yo tengo aqu uno que acabo e prend, ves?
Y si quieres una trona de verd. No le pares, que yo estoy forrao en mafafa
toma tu tabaco y jala!
DOMITILA: Ay, pero bendito sea Di, si este muchacho tiene un tabaco! Dame
un fumito, mi am.
MALANDRO: Oye, qu nota, una pureta negra y que se trona!
DOMITILA: Ay, mi am, pero esto no tabaco del bueno esto t suavecito!
MALANDRO: (Subido en la nota9. Oye! Que nota! La pureta es cida!
Mira, mi pure, t s que eres brava de verd! Si eso es Acapulco Gold! lo
ms-ms! Y te parece suave! Jala, jala, pure que ya me ennotaste qu
pur ms dura como me gustan a m. Dame, dame un jaln!
Sonido: fuman los dos. Comentarios ad limitum con la voz apretada de la
fumada.
NARRADOR: Sbitamente, en medio de una de las tronas ms tremendas que
recuerde el pueblo de san Pedro, la fiel y noble Domitila se yergue. Su mente
flota en otra galaxia, sus sentidos se avivan y llegan a una sublime conclusin.
En arrebato, arrebatada toda ella tambin, pasa por su mente salvadora
solucin!
DOMITILA: Ya s, mi am ya s qu voy a hac ete tabaco me ha abierto la
inteligencia y ya s dnde deben ten a mi nia y tambin s quin la va a
rescat! Que Di te bendiga, mi pavo! Y maana no volvemos a encontr
aqu, mi alma, porque esto t bueno de verd.

NARRADOR: La trona Domitila escapa con pie ligero, aspirando la ltima


bocanada de la chicharra. Su amigo la mira anonadado.
MALANDRO: La pure est burda de dura! Qu arreeeecho pana! Lo que
soy yo maana la pongo a esnifar porque yo no me pierdo la oportunidad de
tripiar con esa vieja!
NARRADOR: Entretanto, Maximiliano llora con Zorba su desconsuelo, ambos
padecen del mismo mal de amor y no hay otra mujer que se los quite.
MAXIMILIANO: Yo haba logrado mi ideal cuando vine a este pueblo tuvo un
presagio, algo que me deca que mi vida iba a caminar y cre encontrarlo
cuando a la salida del quirfano veo a Mara Fernanda con su rostro
reconstruido y con esa suave colina alzndose en su espalda
EURPIDES: Yo, por el contrario, me quit el peso de l misma pero ni an as
logro el cario de Rosana. Ela me dice que est deshonrada pero no me
importa, yo no busco la pureza del cuerpo, sino la ms importante, la del
alma
MAXIMILIANO: (Conmovido). Gracias, Zorba gracias Eres un hombre
realmente noble y la deshonra que yo provoqu, t te encargars de
taparla y de seguir hasta el final de tus das con esa cruz a cuestas.
NARRADOR: Los dos hombres caen en un estrecho abrazo de amargura,
confraternidad y comprensin, que es toda una exaltacin a los derechos
humanos.,.. y cuando el abrazo se hace ms conmovedor, sbitamente se
escucha en el vasto horizonte llanero, un extrao y presagiante ruido es al
comienzo algo leve pero que anuncia sublimes acontecimientos. Los dos
amigos aguzan el odo y se dan cuenta que el ruido se hace mayor, como si
lentamente se aproximara.
MAXIMILIANO: Zorba es como un tropel de caballos
ZORBA: No, me suenan ms bien como a burros marchando
MAXIMILIANO: Pero hay tambin un sonido extrao se escucha como una
msica detrs de todo ese sonido sordo s, es una msica.
NARRADOR: En efecto, los dos hombres no estn errados. Lo que se oye en el
horizonte son los cascos de los caballos y el eco de los mil violines que traen
sus jinetes.
Efecto: cascos de caballos y msica, tema de violines.

Y es que a lo lejos, los aguerridos indios pemones, avisados por la pasoneada


Domitila, se acercan a rescatar a la Princesa Mara Fernanda, con sus clsicos
violines ministeriales
Sonido: aumentan efectos anteriores. Voces de indios.
Tajira-Tajira-TajiraCatamb Catambu-Catamb Catambu!
Yaj-Yaj Yaja! BUBUBUBUBUBU!
ROSANA: No No (Aterrada). No me mates! No terminen con mi existencia
as no dar mi vida por una empanadera Aguarden! No me hagan
nada a m! Les prometo que se las devolver ilesa! Esperen, ahora mismo
la voy a soltar.. miren ya rompo sus ataduras.
CACIQUE: Malvada Rosana T entregarme a princesa Mara Fernanda o
nosotros atacar con un concierto pemn!
ROSANA: No! No aqu la tienen! Viva y sana Aqu la tienen!
INDIOS: (Victoriosos). Tajira-Tajira-Tajira! Tajira-Tajira-Tajira!
MARA FERNANDA: Gracias, mis antepasados! Me han salvado! Ustedes
son mi tribu redentora (Llora). Yo saba que mi sangre respondera me ha
salvado el llamado de mi sangre!
NARRADOR: Al da siguiente, todo es felicidad En la casa de Don Mariano de
Castejn se brinda por la felicidad de todos. Se levantan las copas en nombre
de las dos parejas dulcemente enamoradas.
VOCES A CORO: Salud.. Por la felicidad de los novios!
EURPIDES: Rosana Yo saba que mi sacrificio al quitarme la joroba iba a ser
recompensado
ROSANA: Es que sin ella eres otra cosa, cario ahora quisiera que me
llevases a Creta para purgar all mi arrepentimiento
EURPIDES: Maana mismo embarcaremos en veloz nao! Creta ser nuestro
nido de amor, Rosana.
MAXIMILIANO: (Amoroso). Y nosotros, Mara Fernanda? A dnde iremos?

MARA FERNANDA: Yo quisiera quedarme en este pueblo que tanto amo y en


donde nos encontramos y en donde hall el amor (Llorosa) encontr a mi
padre encontr a mi esposo y encontr a mis hermanos de raza una raza
pura a quien no quiero abandonar
CACIQUE: Nosotros, los pemones, queremos entreg dote de la novia, la
princesa Mara Fernanda indio pemn entrega como dote el violn de
Yanko as princesa Mara Fernanda no ir pobre a matrimonio con
Maximiliano.
MARA FERNANDA: El violn de Yanko oh, Dios el mejor regalo de bodas
para una mujer inteligente Qu ms puedo esperar de la vida, Maximiliano?
MAXIMILIANO: Ahora es cuando la vida te va a dar, por tu sacrificio, por tu
ejemplo de sufrimiento y virtud este es solo el comienzo de lo que la vida te
dar porque la virtud y la humildad son siempre recompensadas y los
pobres siempre sern premiados si saben esperar este premio con paciencia
y resignacin! Seremos muy felices, Mara Fernanda y t me dars a m la
misma felicidad!
MARA FERNANDA: Amor mo (Llora). Maximiliano de mi vida!
MAXIMILIANO: Ven a mis brazos, mi amor!
Msica: un gran efecto melodramtico para el final.
FIN

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