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Pero a su vez, los Atlantes pensaban que las culturas menos evolucionadas deberan ser
controladas por las dos civilizaciones ms evolucionadas que ellos representaban.
Con el permiso concedido, los Lemurianos construyeron una ciudad denominada Telos,
con el propsito de albergar aproximadamente a 200,000 personas.
Pero, cuando el continente fue destrudo, lo que aconteci un poco antes de lo previsto, muchas
personas no conseguiran llegar a la ciudad de Telos a tiempo
cuando el cataclismo ocurri, apenas 25,000 personas llegaran al interior
de la montaa logrando salvarse.
La verdad es que esa ayuda fue ofrecida para contrarrestar el miedo que
acompaa siempre a toda actividad cataclsmica.
Gracias al canto y el sacrificio de estos sacerdotes que eligieron estar juntos en grupos
cantando hasta el final, mucho miedo fue mitigado, mantenindose un cierto nivel de armona.
De este modo, el dao y el trauma para las almas que pereceran
fueron enormemente disminuidos.
La idea de brindar este soporte, fue para evitar que el dao de todas las horribles
experiencias no dejaran una cicatriz y un trauma profundo en el cuerpo etrico
y en la memoria celular de las personas, ya que les llevara varias vidas sanarlos.
Durante la noche,
cuando ya las masas
dorman, cobijadas
por un cilo
estrellado, todo
termin. La amada
Madre Patria fue
inmersa bajo el
Ocano Pacfico.
Ninguno de los
sacerdotes
abandon su puesto
ni mostr evidencia
alguna de miedo.
...La Lemuria
desapareci con
dignidad...!
Y casi con lgrimas en los ojos, Adama nos d a saber, que muchos de nosotros,
esa noche estbamos entre aquellas valientes almas que sacrificaron su vida
para el beneficio colectivo.
Instalen muy dentro de sus corazones, mis amigos, esta prxima afirmacin.
Antes del total hundimiento de Lemuria, fue profetizado que, un da, en un futuro distante,
muchos de nosotros nos reuniramos en grupos y cantaramos esta cancin de nuevo,
sabiendo, con toda certeza, que la Victoria de la Tierra estaba garantizada.
Vamos a llamar a esto la primera limpieza de los antiguos registros lemurianos dolorosos,
que estn como remanentes en los corazones y las almas de la mayora de las personas.
Quedemos ahora en silencio durante unos breves momentos mientras en nuestro interior
establecemos la intencin de permanecer con nuestros registros limpios y sanos.
Anclmoslo profundamente en nuestro corazn.
Yo soy Adama,
y junto con mis compaeros Lemurianos,
en conjunto,
aplaudimos
esta pacfica victoria.
F I N