Descripción de La Región en Litigio
Descripción de La Región en Litigio
Descripción de La Región en Litigio
La regin central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres
regiones: Chaco Boreal al norte del ro Pilcomayo, el Chaco Central entre ese ro y
el ro Bermejo, y al sur de este ltimo el Chaco Austral. El rea disputada entre Bolivia y
Paraguay correspondi exclusivamente al Chaco Boreal.
El Chaco Boreal posee una extensin de aproximadamente 650 000 km2 (un poco menos
que Francia) y hasta fines de la dcada de 1920 estuvo casi despoblado y sin explorar. Sus
lmites son: al sur el ro Pilcomayo y la Argentina; al este el ro Paraguay y la regin
oriental del Paraguay; al noroeste la precordillera boliviana y al noreste las regiones
selvticas de Brasil y Bolivia.
Antecedentes y causas
Artculo principal: Antecedentes de la Guerra del Chaco
Vase tambin: Tratados limtrofes entre Bolivia y Paraguay anteriores a la Guerra del
Chaco
Los antecedentes y causas de la guerra del Chaco son complejos. Cuando Bolivia y
Paraguay se volvieron estados independientes heredaron de la poca colonial una vaga
determinacin de los lmites de esa zona inhspita y despoblada por lo que tuvieron que
fijar sus respectivas jurisdicciones de acuerdo con documentos muchas veces
contradictorios o mediante el trazado de lneas geodsicas. Los cuatro tratados de lmites
que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las
partes. Cuando Bolivia perdi la salida al ocano Pacfico, como consecuencia de la Guerra
del Pacfico (1879), esa regin adquiri un valor estratgico para ese pas: la ocupacin del
Chaco Boreal fue necesaria para salir al ocano Atlntico por el ro Paraguay. Ambos pases
realizaron pocas expediciones al Chaco. Otra causa fue la supuesta existencia de petrleo
en el subsuelo chaqueo que la Standard Oil ya extraa en sus bordes serranos. Esa empresa
haba fracasado en su intento por sacar el petrleo boliviano por un oleoducto en territorio
argentino hasta la refinera que tena una subsidiaria suya sobre el ro Paran quedndole
como nica opcin cruzar por el Chaco Boreal hacia el ro Paraguay, lo ms al sur posible.2
El Paraguay, unas dcadas antes, haba sido devastado por la Guerra de la Triple Alianza
(1865-1870). Una de las consecuencias fue la prdida de enormes territorios en la zona
oriental. Respecto del Chaco Boreal, Argentina pretendi incorporar una parte a su
territorio, pero tras recurrir en 1879 al arbitraje del presidente estadounidense Rutherford
Hayes, este fall que la zona comprendida entre el ro Pilcomayo y el Verde, al norte,
corresponda al Paraguay. Con estos antecedentes, era difcil que ese pas pudiera aceptar
las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.
Comandantes bolivianos
Durante la guerra del Chaco, el ejrcito boliviano fue dirigido sucesivamente por cuatro
generales:
Hans Kundt fue la principal figura militar en Bolivia en las dos dcadas anteriores
a la guerra. Lleg al pas el 11 de marzo de 1911, con el grado de mayor,
encabezando una misin de 18 militares alemanes contratada por el estado boliviano
para reorganizar el ejrcito. Su buena actuacin, exclusivamente tcnica, le vali el
ascenso a general del ejrcito boliviano.
En 1914, estando de vacaciones en Alemania estall la Primera Guerra Mundial.
Particip esencialmente en el frente oriental y luego en el frente occidental. Se retir
del ejrcito alemn con el grado de general y regres a Bolivia en 1921 como un
civil. Fue nuevamente contratado por el presidente Saavedra, se nacionaliz
boliviano en 1921 y asumi la jefatura del Estado Mayor hasta 1926, pero con
funciones cada vez ms ligadas con la poltica interna boliviana. A mediados de
1930, intent orientar a los oficiales bolivianos en cuestiones polticas a favor de la
re-eleccin del presidente Hernn Siles. Cuando este fue derrocado, tuvo que
exiliarse.
En diciembre de 1932, ya con 63 aos, fue llamado por el gobierno para dirigir al
ejrcito boliviano en campaa. Fue calificado como oficial tropero, por no poseer
estudios de Estado Mayor, lo que influy en la deficiente movilizacin del ejrcito
boliviano en 1928 con su secuela de saqueos, disturbios, amotinamientos y
deserciones. No solo tuvo que enfrentar al ejrcito paraguayo, sino tambin a las
intrigas de los oficiales del alto mando boliviano. Tras los sucesivos fracasos en
Nanawa, Campo Grande y en Alihuat-Campo Va, fue destituido por Daniel
Salamanca en diciembre de 1933. Abandon Bolivia y falleci en Suiza seis aos
despus.
Careciendo de un punto de vista estratgico propio, y engaoso casi por omisin en sus
relaciones civil-militares, Pearanda era una misteriosa mezcla de camaradera de
rancho, que le daba acceso a las sugerencias de los subordinados) y de intolerancia
cuartelera cuando estaba irritado (complicando as sus relaciones con Salamanca
(Dunkerley, 1987, p. 223)
El general Pearanda contina siendo el hombre sin carcter ni iniciativa propia. Esta
impresin se ha hecho conciencia en el ejrcito y nadie la disimula. Presidente Salamanca
en (Querejazu Calvo, 1981)
Si bien present su renuncia dos veces antes de la batalla de El Carmen, el presidente
Salamanca hizo caso omiso de ellas porque consider que las distintas fracciones del
ejrcito lo respetaban porque no hacia sombra a nadie.5
Comandante paraguayo
En contraste con los sucesivos comandantes en jefe bolivianos, el ejrcito paraguayo fue
dirigido por Jos Flix Estigarribia desde el comienzo hasta finalizar la guerra, periodo en
el cual nunca abandon el Chaco.
Jos Flix Estigarribia: De extraccin social humilde, realiz estudios superiores en la
Facultad de Agronoma. Luego de obtener el diploma cambi de carrera y en 1910 se alist
en el ejrcito con el rango de teniente de infantera. De 1911 a 1913, asisti a la Escuela
Militar Bernardo OHiggins, en Chile. En 1917, debido a sus aptitudes, fue ascendido a
capitn. Fue seleccionado para asistir al curso de Estado Mayor en la cole Suprieure de
Guerre en Francia. Era un estudioso de la guerra de movimiento superadora de las
estrategias de la Primera Guerra Mundial. Su primera experiencia militar en el desierto lo
hizo en Marruecos, en las operaciones que realiz el ejrcito francs al mando del mariscal
Louis Lyautey. En 1927 culmin el curso de tres aos de duracin y en 1928 fue nombrado
jefe de Estado Mayor. Cuando la guerra pareca inevitable, el gobierno decidi que
Estigarribia era el hombre ms capacitado para dirigir al ejrcito paraguayo.
En abril de 1931 fue ascendido a teniente coronel y el 18 de junio asumi el comando de la
1. Divisin con asiento en el puerto Casado, en el Chaco Boreal. Despus de la batalla del
fortn Boquern, en septiembre de 1932, fue ascendido a coronel, grado con el cual
comand el ejrcito paraguayo hasta septiembre de 1933. Tras el exitoso cerco de Campo
Grande fue ascendido a general. Era un hombre tranquilo, serio y austero, en su
inconfundible uniforme con las mangas siempre cortas. El buen conocimiento de cada
oficial bajo su mando le permiti exigir a cada uno el mximo de esfuerzo que poda dar.
Dirigi las operaciones desde muy cerca del frente para agilizar la toma de decisiones y
dej en libertad a sus oficiales para que realizaran las operaciones tcticas que el momento
y lugar lo requirieran. Se lo ha criticado por haber sido excesivamente conservador en los
primeros meses del conflicto. Su mayor logro estratgico fue conducir la guerra en el
desierto chaqueo como si se tratara de una batalla naval.
Estrategia boliviana
La estrategia boliviana se apoy en la indudable superioridad de recursos econmicos y de
poblacin (3 a 1) que tena sobre el Paraguay. Para el Estado Mayor boliviano la ocupacin
del Chaco y el acceso al ro Paraguay era ms un problema diplomtico que militar.
El teniente coronel ngel Rodrguez consideraba que solo haba agua suficiente para enviar
a cinco mil hombres, y que solo las unidades no ms grandes que una compaa podran
maniobrar entre los arbustos, mientras que Kundt segua firmemente convencido de que
tres mil hombres bastaran para tomar Asuncin.(Dunkerley, 1987, p. 207)
No se tuvo en cuenta la historia de ese pequeo pas ubicado al sur y a la importancia que le
daba a la posesin del Chaco Boreal. En 1928, el doctor Salamanca, para quien el Paraguay
era la ms miserable de las republiquetas de Sudamrica,10 deca:
Bolivia tiene una historia de desastres internacionales que debemos contrarrestar con una
guerra victoriosa []. As como los hombres que han pecado deben ser sometidos a la
prueba del fuego para salvar sus almas [] los pases como el nuestro, que han cometido
errores de poltica interna y externa, debemos y necesitamos someternos a la prueba del
fuego, que no puede ser otra que el conflicto con el Paraguay [] nico pas al que
podemos atacar con seguridades de victoria. Daniel Salamanca en (Antezana Villagrn,
1982, p. 12/13 vol. 2)
Comenzada la guerra, Bolivia no realiz una movilizacin total, consider que era
suficiente llevar adelante una guerra econmica y que no alterara la vida cotidiana de la
poblacin.11
Por estas razones no se intent mejorar el abastecimiento hasta el lejano frente chaqueo
construyendo una lnea frrea hasta Muoz y el imprescindible puente sobre el
ro Pilcomayo.12 Las tropas fueron transportadas en camin y ferrocarril hasta Villazn,
desde all en camin hasta Tarija y desde ese punto a pie hasta Villamontes, la base
principal en el Chaco. Desde all los soldados tuvieron que marchar hasta 400 kilmetros a
travs del polvo, barro y el calor sofocante del Chaco Boreal. El medio bsico de transporte
fue el camin, y estos siempre escasearon.
Dgame seor general, qu piensan hacer con los 600 camiones y qu han hecho con los
ltimos 20 que he comprado hace dos meses? Presidente Salamanca al Jefe de Estado
Mayor en (Dunkerley, 1987, p. 214)
Para cubrir las seis etapas del tramo Villazn-Muoz se necesitaban 480 camiones. Como
solo haba unidades para los pertrechos y sobre todo el agua, los soldados tuvieron que
movilizarse a pie durante toda la guerra. Los vehculos estuvieron limitados a su vez por los
malos caminos, todos de tierra y que las lluvias hacan intransitables.13
Bolivia prioriz la ocupacin territorial para justificar de facto sus derechos
(Vid. Incidente de laguna Pitiantuta). La prdida de un fortn fue vivido dramticamente por
el pueblo, el gobierno y el ejrcito bolivianos hasta el punto de ocultarse la informacin
entre s.14 Los partidos polticos, el regionalismo y la prensa de la oposicin no perdieron
ninguna oportunidad para criticar al presidente Salamanca y al alto mando con el nico
objetivo de lograr una mayor cuota de poder.15
La preparacin de los oficiales y la del mismo Kundt no estaban actualizadas. El Colegio
Militar era refugio de estudiantes rprobos y bachilleres fracasados.16 Muy pocos recibieron
capacitacin superior una vez egresados de ese Colegio, dentro o fuera del pas.17 Los
ascensos se digitaron polticamente en negociaciones abiertas. La misin militar espaola
que lleg en febrero de 1931 observ que se enseaba materias elementales como lgebra a
coroneles y topografa a egresados de la Escuela Superior de Guerra.18 Primaban las
doctrinas de la Primera Guerra Mundial con sus ataques frontales con enorme costo en
vidas y que ya estaban siendo superadas por concepciones ms modernas. Antes que
comenzara la guerra, pese a los aos a cargo del ejrcito boliviano, el general Hans Kundt
nunca estuvo en el Chaco.19
Para los soldados que venan del altiplano fue difcil adaptarse fsica y psquicamente al
hbitat chaqueo. La unidad del pueblo frente a la guerra fue dbil debido al anacrnico
feudalismo agrario boliviano.20 En 1927, al norte de Potos, los llamados campesinos se
levantaron contra la oligarqua terrateniente boliviana en tres oportunidades; Eduardo Nina
Quispe (1930-1933) luch por una Repblica de Naciones y Pueblos Originarios y en 1935
se masacr a campesinos en Pucarani para obligarlos a ir a la guerra.
El soldado Aymar, que no conoca el castellano, fue ciegamente a la guerra (y a la muerte)
sin saber el por qu.21 Uno de ellos pregunt a su sargento: Y quin, pues, jefe, es nuestro
enemigo? Son los cochabambinos?.22
El indio iba a la guerra, pero no le gustaba naturalmente porque no tena conciencia
patritica cmo era posible tenerlo como soldado al indgena sin forzarlo? J. Espada
Antezana, ministro de guerra boliviano en (Arce Aguirre, 1987, p. 258).
Los indios son cobardes? No saben a conciencia qu es la Patria, pero se empean en fiera
lucha contra quienes intuyen que son sus adversarios o, ms propiamente, contra los
oficiales que los comandan. Subteniente boliviano Alberto Taborga en (Dunkerley, 1987,
p. 244)
La relacin entre Salamanca y el alto mando y la de estos entre s fue difcil durante toda la
guerra ya que muchos tenan ambiciones polticas y corporativas que afectaban la
conduccin de las operaciones.
La clase militar haba llegado a formar una especie de casta privilegiada, cuidadosamente
cerrada a los profanos, de acceso exclusivamente oficial y cuyos componentes progresaban
masnicamente en grados y emolumentos por accin del tiempo [] Unidos en estrecha
solidaridad de intereses, frente al Gobierno y a la nacin toda, [], acabaron por mostrar,
al contacto con la guerra, toda la soberbia de que estaban penetrados. []
Desgraciadamente tanta soberbia militar iba acompaada de la incapacidad y de la derrota,
con todas sus funestas consecuencias. [] Se crearon en el Chaco un campo propio y
cerrado en que ellos pudiesen moverse con entera libertad. Eso s, pedan soldados,
camiones, provisiones, armas y municiones en cantidades crecientes sin atender a las
posibilidades financieras que limitaban los esfuerzos del Gobierno (a pesar de su buena
voluntad). Presidente D. Salamanca en (Guachalla, 1978, p. 90 y 91).
Algunos historiadores, Querejazu Calvo entre ellos, caracterizaron al ejrcito boliviano de
entonces como un ejrcito colonial porque era una fuerza fundamentalmente dirigida a la
represin interna, que careca de apoyo popular, que estaba dividido racialmente y que era
utilizado para defender un sistema poltico que ya estaba en proceso de desintegracin.23
La compra de armamentos, a fines de la dcada del 20, fue desproporcionada frente al
probable enemigo, el ejrcito paraguayo. Esto despert la inquietud de otros pases
limtrofes: Chile y Per. Esa compra, unificada mayormente en la firma inglesa Vickers,
produjo una serie de problemas en cuanto a la calidad y al cumplimiento de las entregas.24
Se compraron tanques pese a la oposicin de los tcnicos bolivianos que afirmaban que no
serviran en el Chaco. Al comienzo de la guerra, un volumen importante de armas todava
estaba sin fabricar ni embarcar en Inglaterra.
En 1932, Bolivia sufri serias dificultades econmicas por la cada del precio y el volumen
de las exportaciones del estao que en 1929 haban sido de 46,9 millones de dlares,
reducindose a 10 millones de dlares en 1932. Adems, careci de crdito internacional
por haber entrado en mora en los pagos de su deuda externa. La produccin minera
concentraba, en 1930, el 95% de las exportaciones bolivianas absorbiendo mano de obra
campesina que impeda el desarrollo de la agricultura y favoreca la dependencia de la
importacin de alimentos provenientes de los pases vecinos, especialmente de la
Argentina. En 1931, el general Osorio, en un informe al Ministerio de Guerra, adverta
sobre esta debilidad estratgica:
[...] en una emergencia blica con el Paraguay [] existe el peligro que nuestro
abastecimiento y aprovisionamiento [] casi total y obligadamente efectuados en los
mercados argentinos, quede obstruido con gravsimo perjuicio para nuestros intereses
militares. Informe del general Osorio al Ministerio de Guerra boliviano en (Seiferheld,
1983, p. 283)
Estrategia paraguaya
En este caso [...] no se debera perder tiempo esperando mejores perspectivas sino por el
contrario actuar pronto y decididamente porque nosotros no podemos movernos [por falta
de camiones] pero tampoco podemos quedar donde estamos. Entrevista Estigarribia-Ayala,
en Camacho, 6 de octubre de 1934 en (Vittone, 1986, p. 198).
Las ofensivas paraguayas se realizaron en las estaciones de poca lluvia, cuando el calor era
preponderante. Se utiliz la tctica del cerco y aniquilamiento, el popularmente llamado
corralito: ruptura o envolvimiento del frente, penetracin hacia la retaguardia enemiga,
corte del abastecimiento y mando enemigos. Se prioriz el movimiento, rebalsando por los
laterales las defensas fijas bolivianas, evitando los ataques frontales de gran intensidad. El
objetivo fue el aniquilamiento del ejrcito enemigo y no la ocupacin territorial. En febrero
de 1934, un informe boliviano sobre el modus operandi del ejrcito paraguayo deca:
La forma sistemtica que el enemigo viene empleando en sus ataques consiste en el
amarramiento frontal, con grupos de combate y activas exploraciones de fuego para buscar
el envolvimiento, con su masa, de una o ambas alas, y la salida de fracciones sucesivas
sobre los caminos de retaguardia. Estas maniobras piden serias precauciones para su
ejecucin; sin embargo, son llevadas [a cabo] por el enemigo con una confianza
imprudente, apoyado simplemente en el resultado moral de sus xitos anteriores. Informe
del Comando Superior boliviano en (Guachalla, 1978, p. 114).
Los oficiales ms capaces fueron enviados al extranjero: Argentina, Chile, Francia, Blgica,
Italia, para realizar estudios superiores.27 El pueblo paraguayo, con la conviccin de estar
siendo nuevamente agredido, como haba ocurrido 60 aos antes por la Argentina, el Brasil
y el Uruguay, se uni nuevamente detrs del gobierno y su ejrcito en lo que se conoce
como Guerra total. Nadie dudaba de que el Chaco deba ser defendido. El pueblo
colabor con todo tipo de actividades, tanto en el pas como en el extranjero, para aumentar
la produccin de bienes exportables, recaudar fondos y todo tipo de recursos para la guerra.
En abril de 1934, los ciudadanos entregaron 800 mesas de madera de sus casas para
construir 1200 cajas para 18 000 granadas de mano construidas en los arsenales y que
deban enviarse al frente con urgencia.28 Haba homogeneidad entre oficiales y soldados
donde todos tenan las mismas tradiciones, costumbres y hablaban el mismo idioma: el
guaran. En este aspecto el ejrcito paraguayo tuvo una decisiva ventaja sobre su oponente
boliviano donde haba distintos grupos tnicos/lingsticos, pronunciadas diferencias de
clase, origen y cultura entre soldados y oficiales, y hasta mercenarios extranjeros en los
mandos superiores. Al poeta y excombatiente boliviano ngel Lara, que observaba a un
grupo de prisioneros paraguayos, le sorprendi que los soldados conversaran con sus
oficiales con toda naturalidad.29
La perfecta complementacin entre dos hombres con caractersticas dismiles, el
comandante Estigarribia, como mximo responsable militar, y el presidente Eusebio Ayala,
en su funcin poltica y econmica, permiti que el Paraguay tuviera una conduccin
unificada y casi sin fisuras, imprescindibles para lograr los mejores resultados en la
campaa militar.
La adquisicin de armas tuvo que superar tres problemas fundamentales:
Tener abiertas las lneas de comunicacin que pasaban por la Argentina: vas frreas
y de navegacin.
La necesidad del secreto para no provocar una reaccin boliviana que acelerara la
guerra antes de que las mismas llegaran al Paraguay.
El envo del general Manlio Schenoni, en septiembre de 1926, a recorrer las fbricas de
armamento europeas tuvo como objetivo desviar la atencin de los espas bolivianos, pues
la compra fue realizada por el doctor Eusebio Ayala utilizando secretamente los estudios
tcnicos que el ejrcito argentino haba realizado para su propio equipamiento y los
informes que enviaban los oficiales paraguayos que estudiaban en Europa.
Mientras se observaba a un jefe [Schenoni], las adquisiciones se hacan en otra parte
subrepticiamente; se disipaba la alarma de Bolivia mientras realizbamos nuestros planes.
Por este motivo deca el Presidente de la Repblica en uno de sus mensajes al Congreso:
Preferimos hacer lo que no parece, a hacer parecer lo que no hacemos.(Ayala Queirolo,
1985, p. 65)
Las compras se hicieron con gran meticulosidad y secreto, eligiendo las mejores armas, a
diversos proveedores. El Paraguay empez y termin la guerra con los mismos oficiales y
soldados. Solo tuvo que reponer los muertos, heridos y enfermos. Esto signific contar, a
los pocos meses de continuos combates, con un ejrcito experimentado para la difcil guerra
chaquea.
Un aspecto importante de la estrategia paraguaya fue contar con el apoyo de la Argentina
como fuente de suministro de insumos vitales. A tal efecto se utilizaron las histricas
relaciones comerciales y las vinculaciones culturales, sociales y migratorias existentes entre
ambos pases. Desde el punto de vista geopoltico, la Argentina consideraba al Paraguay
como la primera lnea de defensa o la punta de lanza ante una posible expansin brasilea
hacia el oeste. Comenzada la guerra, el pueblo argentino apoy la causa paraguaya con
donaciones y voluntarios de todo tipo.
El doctor Luque, redactor jefe de La Prensa, me dijo: Yo no hablo en mi casa de lo que en
el diario se hace, y as jams hablo de la cuestin paraguayo-boliviana; pero es lo cierto que
mi mujer, mis hijos y todo el servicio no pierden ninguna oportunidad para expresar sus
simpatas por el Paraguay. Ese es el espritu de toda la gente.(Rivarola, 1982, p. 134)
Estos hechos no fueron un secreto para el gobierno y el estado mayor boliviano, que
reciban extensos informes no solo de sus funcionarios radicados en Buenos Aires sino del
propio Luis Fernando Guachalla, embajador boliviano en Asuncin hasta julio de 1931.30
Miles de bolivianos aplaudieron esas palabras sin sospechar del engao y de que iran a la
muerte poco tiempo despus en la desconocida y rida planicie chaquea.
Escalada boliviana
La recuperacin paraguaya de la laguna Pitiantuta, que volvi las cosas a su estado anterior,
no lo fue para Salamanca. Como si se tratara de una afrenta al honor nacional pidi al
general Osorio el enjuiciamiento de los responsables. Poco despus, debilitado
polticamente y empujado por un clima guerrerista que l mismo haba incentivado, orden
al ejrcito que se apoderara, en represalia, de los fortines paraguayos Corrales, Toledo (del
27 al 28 de julio) y Boquern (el 31 de julio de 1932).
Ejecute bien la orden, si hay en ello algn mrito, sera suyo; si surgen responsabilidades,
sern mas. Mensaje del presidente Salamanca al general Quintanilla en (Dunkerley, 1987,
p. 219)
En el frente diplomtico, ante la protesta paraguaya como pas agredido, Salamanca se
mostr firme en no devolver los tres fortines y exigi que fueran incorporados a una zona
en litigio. Previamente, el 22 de julio de 1932, orden que la delegacin boliviana
abandonara la Comisin de Neutrales, que actuaba de mediador entre ambos pases. Ante el
pedido paraguayo de que se investigara lo sucedido en Pitiantuta, la cancillera boliviana,
descolocada por la accin militar realizada por el alto mando, intent defender lo
indefendible mediante un lenguaje cada vez ms agresivo:
Despus del ataque [se refiere a la recuperacin paraguaya del fortn Carlos A. Lpez] [el
Paraguay] se presenta nuevamente en Washington alardeando pacifismo. Esto es un
sarcasmo de la realidad de los hechos, una burla, no solo para nosotros, sino para los
mismos neutrales. Julio A. Gutirrez, ministro de relaciones exteriores de Bolivia en
(Paraguay. Ministerio de Relaciones Exteriores, 1933, p. 188)
Finalmente el canciller boliviano Gutirrez, en una arrogante nota del 1. de agosto, agreg:
No nos interesan las investigaciones que no definen la cuestin fundamental.10
El da 7 de agosto fuerzas bolivianas ocuparon el fortn paraguayo Caray bautizndolo
como Huijay.
Con esta excesiva reaccin sin razones valederas, el gobierno de Salamanca avanz desde
una poltica de desmilitarizar el Chaco a una guerra con miles de muertos y heridos. Pero el
ejrcito boliviano, a fines de julio de 1932, no estaba preparado para una operacin militar
en gran escala en el Chaco. El 30 de agosto de 1932, a solo 9 das del ataque de todo el
ejrcito paraguayo sobre Boquern e inicio de la guerra, el general Osorio envi el
Memorando 507/32 al presidente Salamanca. Con un tono casi altanero e irrespetuoso,
expuso que el alto mando no tena directivas precisas ni exista un Plan de Operaciones que
guiara al ejrcito boliviano en el Chaco. En el mismo memorando propuso un plan que
consista en avanzar por el norte, en el alto Paraguay, zona diametralmente opuesta al que
se estaba realizando en el sur.31 El plan de Osorio tena como objetivo ocupar la costa del
Reaccin paraguaya
El teniente coronel Juan B. Ayala, del Estado Mayor, el oficial que haba recibido la mayor
capacitacin en Francia y que haba analizado las causas del fracaso de la movilizacin del
ao 1928 que impidi que la guerra de iniciara aquel ao, logr ahora triplicar
planificadamente, en solo 30 das, las fuerzas del ejrcito en tiempos de paz. El teniente
coronel Estigarribia estimaba que el ejrcito boliviano recin podra completar su
movilizacin masiva, y alcanzar la inevitable superioridad en hombres y recursos, en
90 das, tiempo suficiente para llevar adelante, con esa ventaja estratgica, la primera
ofensiva paraguaya en el Chaco.
El 29 de agosto, la Comisin de Neutrales propuso una tregua incondicional de 60 das que
Bolivia acept si se reduca a 30 das pero que el doctor Justo Pastor Bentez, ministro de
relaciones exteriores del Paraguay, con toda la maquinaria blica en pleno movimiento, la
rechaz aduciendo: Nos toca velar por nuestra propia seguridad que consideramos
seriamente amenazada. 34
Aguirre (junto con otros oficiales y soldados), en la emboscada preparada con antelacin
por las fuerzas paraguayas que defendan el fortn.35 Este competente oficial fue el
responsable de sostener el cerco de Boquern resistiendo los embates del grueso del
ejrcito paraguayo que, desde el 9 al 29 de septiembre de 1932, lo atacara sin cesar.
Los paraguayos atacaron desaprensivamente a Boquern el 9 de septiembre. Cuando los
voluntariosos ataques directos no tuvieron xito, las unidades se desplegaron en los
alrededores para emboscar a las fuerzas que pudieran acudir en ayuda del fortn. El da 10,
una columna boliviana que avanzaba hacia Boquern cay en una emboscada sufriendo
fuertes bajas. En estos primeros das pudo observarse muchas deficiencias en el ejrcito
paraguayo, principalmente en el abastecimiento del agua. Acuciados por la sed, los
soldados abandonaban las lneas para buscar agua en la retaguardia. Tambin hubo
falencias en la sincronizacin de los movimientos entre las unidades.
La aviacin boliviana trat de neutralizar la artillera que bombardeaba Boquern y que
era la que ms bajas produca sin poder ubicarla. Se trataba de los modernos morteros
Stokes-Brandt que hasta Marzana crea que eran caones de largo alcance. Los combates
iniciales sirvieron para que los paraguayos ganaran en experiencia a costa de muchas bajas.
El ingreso de ayuda al fortn cercado realizado por el ejrcito boliviano con pequeas
unidades, algunas con xito y otras no, fue con gran costo en bajas ya que esas fuerzas
deban salir nuevamente del fortn por la falta de recursos en el lugar.
La aviacin lanz municiones, alimentos y medicinas sobre Boqueron pero debido al fuego
antiareo paraguayo y la necesidad de conservar los aviones se hizo desde gran altura por lo
que se destruyeron en la cada o cayeron en poder del enemigo.
En el campo diplomtico Bolivia acept la propuesta de la Comisin de Neutrales de
suspender las hostilidades creando un cinturn de neutralizacin de dos kilmetros
alrededor de Boquern. El Paraguay no lo acept y mantuvo la posicin inicial de que
previamente Bolivia deba devolver los fortines capturados en el mes de julio.
El 21 de septiembre, 8 das antes de la cada de Boquern y de la retirada general boliviana,
el presidente Salamanca respondi al general Osorio su impertinente memorando del 30 de
agosto diciendo que mientras el ejrcito haba seguido sus instrucciones se haba logrado la
captura de Toledo, Corrales y Boquern y por no haberlo hecho se haba perdido la laguna
Chuquisaca. Rebati el plan de atacar por el norte y sostuvo:
A mi juicio, una guerra con el Paraguay debe librarse en el Sudeste concentrndose all las
fuerzas posibles para descargar golpes decisivos que nos permitan imponer un tratado de
paz en Asuncin. Nota del presidente Salamanca al general Osorio en (Vergara Vicua,
1944, p. 39 vol. 2)
El alto mando convenci finalmente a Salamanca sobre la necesidad de abandonar
Boquern. Se realiz en Muoz, sede del comando boliviano en el Chaco, una tormentosa
reunin de varios generales, que casi termina a los tiros.36 Esto motiv que el general
Quintanilla, el da 27, pidiera a Marzana que soportara diez das ms mientras organizaba
un contraataque. Ninguna de las dos cosas era posible por el agotamiento de las fuerzas
bolivianas y la superioridad en hombres y recursos del enemigo. El alto mando boliviano se
negaba a reconocer que no haba previsto la sorpresiva estrategia paraguaya de atacar con
todo su ejrcito. Cuando el mayor Julio Aguirre, el da 10 de septiembre, inform al coronel
Francisco Pea que los paraguayos deban ser varios miles, porque eran ms de
400 soldados solo en el camino Yujra-Boquern, este le contest: Mir usted visiones... El
enemigo es cobarde y no pasa de unos mil hombres.37 Pocos das despus Pea cambi de
opinin e inform al general Quintanilla:
En estos momentos mi divisin atraviesa una situacin muy delicada. Todos los informes
que recibo me hacen saber que las tropas se encuentran totalmente desmoralizadas y
agotadas. Hemos intentado tres ofensivas con fuerzas frescas, llenas de entusiasmo a
objetivos bien definidos, ninguna ha podido ser culminada por la superioridad aplastante
del adversario, tanto material como de especial instruccin de combate en el bosque;
cualquier nueva ofensiva con los elementos que dispongo seria de resultados negativos,
llevando a nuestro personal a un sacrificio estril. Me permito sugerir buscar una defensa
slida en Arce y una momentnea intervencin diplomtica para salvar al destacamento
Marzana en Boquern y completar nuestra preparacin. Informe de Pea a Quintanilla en
(Arze Quiroga, 1952, p. 159 vol. 2)
El gobierno boliviano se enter de la cada de Boquern por las noticias provenientes del
Paraguay y la Argentina. Esto lo oblig a retacear la informacin al pueblo boliviano.
Salamanca destituy a Filiberto Osorio y lo reemplaz por el general Jos L. Lanza en