Como Escoger y Dirigir Los Cantos
Como Escoger y Dirigir Los Cantos
Como Escoger y Dirigir Los Cantos
CMO ESCOGER
Y DIRIGIR LOS CANTOS
Es importante
Recordemos que
7. Recordemos que, hay dos cantos que se deben cantar siempre. Se trata de la antfona de
respuesta al Salmo Responsorial, para crear clima de oracin en la Litrgia de la Palabra; y el
Santo, para crear clima de aclamacin y alabanza en la Litrgia de la Eucarista.
8. Recordemos que, el canto en la Misa tiene que estar muy integrado en el momento
concreto, el tiempo litrgico concreto, el carcter litrgico concreto que convenga dar a la
celebracin y, que por tanto no se debe pensar y escoger el canto simplemente porque sea
"bonito" o "le gusta a la gente" o "le gusta al prroco".
9. Recordemos que, el canto en la Misa no se puede concebir como una especie de
"ilustracin musical" de algo que va por otro lado, como relleno, sino que debe formar parte de
lo que la Celebracin misma es en su totalidad.
10. Recordemos que, al plantearse en qu momentos se va a cantar, hay que ver qu
momentos necesitan ser ms acompaados de canto, y no al revs, buscando dnde colocar
unos cantos que quiero colocar vengan a cuento o no.
11. Recordemos que, adems de los cantos mencionados arriba (Salmo y Santo), hay otros
que tambin tienen especial valor (canto de entrada, Aleluya, Aclamacin eucarstica, gran
Amn, Cordero de Dios, comunin), y otros que por lo general es mejor evitarlos ("ofertorio",
p.e.).
12. Recordemos que, hay otros textos que vienen desde muy antiguo en la litrgia de la Iglesia
(Santo, Gloria) o que vienen del mismo Evangelio (Seor ten piedad, Padre Nuestro, Cordero
de Dios), y que por lo tanto es una pena que, al cantarlos en la Eucarista, se les cambie la
letra o se les sustituya por otros textos; ellos nos ligan a la tradicin litrgica, forman parte de
nuestra identidad histrica catlica, no podemos negociarlos.
13. Recordemos que, toda comunidad -a su nivel- siempre tiene posibilidades de ampliar y
dignificar un poco ms su repertorio de cantos. Aunque sea dedicando diez minutos antes a
ensayar.
14. Recordemos que, a veces, ser bueno dejar de cantar en determinado momento, p.e., la
comunin (es el caso ms claro), la presentacin de dones (si no hay procesin de ofrendas);
es bueno una msica de fondo o tambin el Silencio.
15. Recordemos que, no se trata de andar con la obsesin de introducir constantemente cantos
nuevos, sino de encontrar cantos buenos. Un canto bueno puede durar siglos; y un canto malo,
aunque sea muy nuevo, mejor que nunca se cante.
16. Recordemos que, en la ampliacin del repertorio, si bien hay que evitar pasarse por pereza
(es decir, que s hay que ampliar), tampoco hay que pasase por exceso, y marear al personal
con cantos constantemente nuevos: la gente tiene el derecho de cantar con tranquilidad lo que
ya sabe y le sirve.
17. Recordemos que sin duda todo esto lo recordamos; todo lo que ya se ha dicho, y un
montn de cosas ms.
El buen animador
18. El buen animador (director del canto y la msica) conoce bien su asamblea y, por tanto, es
capaz de saber en concreto la forma como aquella asamblea vivir mejor cada elemento de la
litrgia (caricaturizando: sabe que una asamblea joven lo vivir mejor a ritmo de batera,
mientras que una de gente mayor lo vivir mejor a ritmo de rgano).
19. El buen animador, puesto que conoce bien su asamblea, sabe encontrar en funcin de ella
el ritmo de posibilidades de mejora, de aprendizaje, de cambio de vicios y mentalidades poco
aceptadas; sin imponerle cosas que no puede asumir ni ritmos de cambio que no puede seguir,
pero tambin sin dejarse llevar por la pereza de ayudar a progresar.
20. El buen animador sabe Litrgia. Lo que no significa, primordialmente, que sabe "lo que est
mandado", sino lo que significa, sobre todo, que conoce y se esfuerza por conocer mejor el
sentido, los valores, los porqus de los distintos elementos que configuran la litrgia de nuestra
Iglesia y que son la razn de lo que est mandado. As puede ayudar a la asamblea a vivir las
celebraciones segn sus posibilidades y a aprovecharse equilibradamente de la amplia riqueza
de sentimientos de la fe. Por eso sabe hacer moniciones, que no son discursos ni explicaciones
ni informaciones, sino pequeas motivaciones que disponen a la asamblea para la
participacin.
21. El buen animador hace parte de la asamblea a la que anima y, como tal, ora, escucha las
lecturas y la homila, atiende a la Plegaria Eucarstica: todo con la asamblea y, por tanto, no se
dedica buscar papeles durante la primera lectura preparando el Salmo, ni da ostentosas
instrucciones a los msicos para el Santo durante el Prefacio, ni ocupa el tiempo de la Plegaria
Eucarstica buscando cual va a ser el canto de comunin. Est en lo que est con la asamblea.
22. El buen animador valora su asamblea y por ello procura ayudarla (servirla) y estimularla.
Pero lo hace con discrecin y con respeto, evitando siempre todo lo que pueda herirla con
comentarios y actitudes fastidiosas (aunque la asamblea cante tan bien).
23. El buen animador sabe tambin msica. No hace falta -claro est- que haya pasado ocho
aos en el Conservatorio, pero s que por lo menos intente mejorar su formacin, su manera de
cantar, su manera de ayudar a cantar. El buen animador pregunta a algn amigo participante
de la Misa que l anima, que le diga qu no funciona como debera. El buen animador sabe, en
definitiva, que para hacerlo bien necesita ayudas, es humilde en el buen sentido.
24. El buen animador no tiene miedo de que lo observen cuando tiene que dirigir y, por tanto,
dado que su servicio a la comunidad es la animacin del canto, se pone en el lugar desde el
cual se pueda realizar este servicio ms adecuadamente. Sabe tambin que dirigir el canto
escondido, detrs de una columna, no es signo de humildad y de ganas de ser como todos,
sino que es ms bien -quiz- indicio de poca decisin y poco esfuerzo para realizar bien la
propia tarea eclesial.
25. El buen animador no tiene miedo de que se le vea, pero tampoco tiene excesivo deseo de
ser visto; o sea, que cuando tienen que actuar, acta; y, cuando no, se queda en un lugar
discreto que -la mayora de las veces- ser en el mismo que le corresponde como director del
canto (con lo que se ahorrar pasarse el rato subiendo y bajando gradas). El buen animador,
en los momentos en que no acta, evita distraer a la asamblea yendo de una lado para otro o
haciendo gestos vete a saber a quin.
26. El buen animador est atento a todo; sencillamente, discretamente, pero con toda la
atencin. Sabe que quiz no podr seguir la celebracin con toda la intensidad espiritual que
deseara, porque parte de esa intensidad debe dedicarla a hacer que la asamblea funcione,
pero sabe tambin que sta es precisamente su forma de participar en la comunidad
celebrante.
27. En los cantos hay que mirar el contenido. Las palabras que decimos cantando penetran
ms adentro, calan ms hondo, que las palabras simplemente pronunciadas. Por tanto, tiene
mucha importancia prestar atencin, al momento de escoger un canto, al contenido de su letra.
No es necesario que sean siempre cantos de alta teologa, pero s es necesario que lo que
digan tenga fuerza y sentido cristianos; fuerza y sentido que a veces se expresarn de forma
sencilla y elemental, y otras de forma ms elaborada.
Este contenido, adems, debe adecuarse lo ms posible al tiempo litrgico y al momento de la
celebracin. Las letras de los cantos tienen un gran peso en la formacin del estilo cristiano de
cada persona y cada asamblea. Es significativo constatar que el contenido de los cantos ha
variado segn la coyuntura socio-poltica por la que la Iglesia ha atravesado en dos mil aos
(relacin fe-vida).
Cuando estbamos en la poca de cristiandad, los cantos litrgicos no eran problema porque
todos eran catlicos: o en gregoriano o los aprobados por la autoridad. Pero ahora
participamos en la crisis de la cristiandad: la Iglesia y la Sociedad Civil se han venido
separando y el mundo va recuperando su autonoma (reconocida hasta en el Concilio Vaticano
II: Gozo y Esperanza No. 36, 40 a 44). Van desapareciendo los hospitales catlicos, los asilos
catlicos, los colegios catlicos; la voz de la Iglesia que antes resonaba sola por todas
partes, ahora se ve frente a muchas otras voces, presentadas por los medios de comunicacin,
que surten con otros credos el mercado de las religiones. Cada iglesia, congregacin y secta
que surgen tienen sus propios cantos que difunden gracias a la libertad de culto. Algunos
catlicos que vivan tranquilos en la Cristiandad, ahora oyen decir que es lo mismo ser catlico
que de cualquier otra religin, se confunden y desorientan, ven que las fronteras de la Iglesia
se han vuelto muy difusas.
Vamos oyendo cantos como "voces celestiales" con toda clase de imprecisiones teolgicas,
distorsiones, mentiras, herejas y hasta blasfemias. El libre mercado nos trae toda clase de
cantos e ingenuamente podemos tomarlos sin criterios de discernimiento. Por eso necesitamos
seleccionar bien los nuestros para que sean verdaderamente litrgicos y no aceptar, a la ligera,
cualquier himno que nos llegue, sin haber antes consultado su contenido de fe; no vayamos a
confundir ms a nuestros fieles (Ver: Heb. 13, 9).
Tengamos en cuenta lo que dispone el Concilio Vaticano II en la constitucin Sacrosanctum
Concilium en el No. 121: "Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con
la doctrina Catlica; ms an, deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las
fuentes litrgicas".
28. En los cantos hay que mirar la calidad literaria. Que no slo lo que se diga est bien, sino
que adems est bien dicho; con correccin, con el suficiente espritu potico, inteligiblemente
y de modo que pueda penetrar verdaderamente en el espritu de los que cantarn.
Descartemos las composiciones ramplonas y que no tienen belleza literaria. Nuestro pueblo
sabe trovar y distingue bien.
29. En los cantos hay que mirar la msica. Que tenga calidad, que resulte agradable cantarla
(lo cual se puede dar tanto en msicas ms lentas como ms rpidas, ms antiguas como ms
modernas), y que la asamblea sea capaz de cantarla bien (aunque la msica sea magnfica, si
no se corresponde con las capacidades de la asamblea, es mejor no cantarla).
30. En los cantos hay que mirar el clima que crean y el tipo de asamblea que los tiene que
cantar. Hay que mirar el todo inseparable que forman letra y msica, y darse cuenta de que en
determinados momentos habr que buscar un estilo ms recogido e incluso ms ntimo
(evitando, sin embargo, promocionar el individualismo religioso o el romanticismo cursi),
mientras en otros, el canto deber ser vibrante, fuerte, creador de conciencia colectiva. El canto
puede llegar a convertirse, en algunos momentos, en casi slo msica, en letra muy elemental
y repetitiva, capaz de crear un determinado clima de oracin. Con todo ello, con el conjunto de
todas las posibilidades, hay que saber escoger a cada momento lo que ms pueda ayudar a
aquella asamblea concreta a vivir y expresar su fe al ritmo de la litrgia de la iglesia. Lo que
supone variedad de repertorio y preparacin cuidadosa de cada celebracin (o a veces mucho
tino en la improvisacin).
31. Para hacerlo bien, el presidente de la celebracin tiene que cantar junto con la asamblea.
Pero debe hacerlo al mismo ritmo que la asamblea, y adems debe hacerlo con el micrfono
apagado (a menos que se pierdan, para inyectar la meloda correcta).
32. Para hacerlo bien, el presidente de la celebracin no tendr miedo de cantar el Prefacio en
los das ms solemnes; ni tendr miedo de cantar cuando sea necesario el dilogo del Prefacio
y la Doxologa, y lo ensayar para que salga lo mejor posible (y no lo cantar, claro est, si
resulta imposible que salga bien).
33. Para hacerlo bien, el presidente de la celebracin, cuando ve que se pasa ya la hora de
empezar la Misa y el animador sigue ensayando con la asamblea, los que hace no es salir al
Presbiterio sorpresivamente, sino que manda un aviso al animador para que termine el ensayo
y empiece el canto de entrada. El presidente no sale al altar hasta que la asamblea no est de
pie y cantando.
34. Para hacerlo bien, el presidente, cuando durante la presentacin de dones hay msica o
canto, dice "Bendito seas, Seor, Dios del universo" en secreto, de modo que no se oigan en
absoluto las palabras. Y no empieza con "Oren hermanos" hasta que la msica o el canto
hayan finalizado.
35. Para hacerlo bien, el presidente evita durante la celebracin hacer seales, sonidos
displicentes, como "pst, pst!" o dar avisos al animador de los cantos por el micrfono (si es
indispensable, procura hacerlo con la mxima discrecin). Despus de la celebracin o, mejor
an, antes de preparar la siguiente, podr hacerle las advertencias o sugerencias oportunas
para mejorar su labor.
36. Para hacerlo bien, el presidente sabe integrar en la celebracin los imprevistos que se
presentan en la Asamblea: desmayados, locos o ebrios que distraen o causan pnico; luz
elctrica que se va; nios que lloran (pero no por eso ataca a las madres, ellas quedaran con
un recuerdo horroroso de la celebracin); perros que molestan (en los campos no hay nada
que hacer: parece que el pero forma parte de la familia latinoamericana, pero puede educar a
la comunidad -con paciencia- para que no los lleven). Mantener la serenidad y hacer una buena
monicin que d sentido al incidente, que distencione e incluso haga rer: eso tambin es
celebrar la vida.
37. Para lograr una buena celebracin, el animador y todos los dems actores que participan
en el canto (solistas, coral, instrumentistas), no necesitan vestir un frac; pero s ser
conveniente que vayan vestidos de modo que no "choquen" ni distraigan a la asamblea. Se
entiende a qu nos referimos?
38. Para lograr una buena celebracin, habr que probar los micrfonos antes de empezar,
comprobar la distancia y graduar la intensidad de sonido conveniente. Los sonidos estridentes
alejan de la celebracin.
39. Para lograr una buena celebracin, la coral, el solista y los instrumentistas no estarn all
como si estuvieran actuando en un concierto, sino como miembros de la asamblea y, por el
derecho que les da el Bautismo, participarn de la celebracin como todos los dems; y
sabrn, p.e., que el momento de la consagracin no es el ms adecuado para pasarse las
partituras de la Aclamacin o para interpretar una obra clsica, sino para contemplar en silencio
la narracin de la institucin eucarstica.
40. Para lograr una buena celebracin, el animador utilizar el micrfono con cuidado, sin
avasallar a la asamblea, permitiendo que ella se oiga a s misma cantar. Si para sostener el
canto conviene que el animador se oiga por el micrfono, nunca ser de tal forma que la voz de
la asamblea quede tapada. Si la asamblea conoce bien el canto, el animador se alejar del
micrfono para evitar que su voz haga competencia al canto de los participantes.
41. Para lograr una buena celebracin, el animador dir el nmero/ubicacin y el ttulo del
canto (no el nmero/ubicacin solamente; y a ser posible, una brevsima monicin del porqu
de ese canto), y esperar a que la gente lo haya buscado y encontrado antes de empezar a
cantarlo. Para la antfona del Salmo basta con que la introduzca, la cante o diga el texto.
42. Para lograr una buena celebracin, el animador sabe qu determinados cantos que el
presidente introduce (Santo, Aclamacin eucarstica, gran Amn, Padrenuestro), l no debe
volver a introducirlos diciendo, p.e., "Ahora cantemos: Anunciamos tu muerte", sino que se
limita a comenzar el canto sin decir ninguna palabra previa.
43. Para lograr una buena celebracin, el organista, el guitarrista o, cualquier otro
instrumentista, saben que all no van a dar un concierto, ni a lucirse por sus vestidos o chistes
flojos, sino a poner sus capacidades musicales al servicio del ritmo que la celebracin debe
tener para que la comunidad exprese intensamente su fe.
44. Para lograr una buena celebracin, el organista sabe cuando tiene que acompaar a un
solista; el volumen de acompaamiento deber ser moderado de modo que se puedan or bien
las palabras de quien canta. Cuando el presidente est cantando alguna parte que le
corresponda dentro de su funcin en la celebracin, ningn instrumento debe acompaarlo.
45. Para lograr una buena celebracin, cuando los instrumentistas profesionales estn siendo
contratados para actuar (bodas, exequias, otros), necesitan tener la libertad de decir a los
"clientes" que piden cantos no litrgicos, que los pueden interpretar en otros momentos, para
que no se profane la Santa Eucarista que ellos respetan tanto. As no se pierde el contrato ni
la santidad en la celebracin de los sacramentos.
46. Para lograr una buena celebracin, los instrumentistas contratados hablarn previamente
con quien va a presidir la celebracin, le presentarn el carnet que los respalda y, en clima de
dilogo, se pondrn de acuerdo sobre el repertorio y los instrumentos con que van a actuar.
47. Para lograr una buena celebracin, los instrumentistas llegarn con un tiempo prudencial al
lugar de su actuacin para ubicarse bien y tratar -si es posible- de ensayar con la comunidad
las partes que les corresponden (Seor ten piedad, antfona del Salmo, Aleluya, Santo y
Cordero de Dios). Esto como un servicio pastoral.
48. Para lograr una buena celebracin, toda parroquia o Iglesia se preocupar de tener un
cantoral (o unas hojitas renovables) para que la asamblea pueda seguir la letra de los cantos.
Tambin procurar tener un pequeo coro que anime.
49. No a las celebraciones rutinarias! Es decir: no a cantar todos los das del ao en los
mismos momentos, en la misma cantidad y calidad, e incluso quiz los mismos cantos. El canto
es uno de los elementos ms fundamentales para la asamblea distinga vitalmente un da ms
normal de otro ms solemne, un da laborable de otro ms festivo, un tiempo litrgico de otro.
50. No a las celebraciones rutinarias! Cada Iglesia, cada comunidad tiene unas determinadas
posibilidades de canto, posibilidades que sern ms ricas o ms pobres. A partir de esas
posibilidades, habr que graduar el uso de los cantos y el tipo de cantos para destacar las
diferencias entre los das y los tiempos litrgicos.
51. No a las celebraciones rutinarias! Tambin las distintas posibilidades que tiene una
asamblea pueden utilizarse para crear distintos climas o para destacar aspectos distintos en
das semejantes. P.e., algunos domingos la comunin puede ser simplemente en silencio o con
msica, favoreciendo el clima de oracin y de interiorizacin personal de la recepcin del
Cuerpo de Cristo. P.e., all donde el Salmo se lee con el canto de una antfona de respuesta,
algunos domingos podrn cantarse tambin las estrofas. Pero cuidado, tambin, con convertir
cada domingo en una bsqueda de novedades para desconcertar a la comunidad.
52. No a las celebraciones rutinarias! Las varias misas de una Iglesia pueden ser, ms o
menos especializadas. Por qu no tener una "Misa mayor" todos los domingos, especialmente
solemnizada, en la que se cante el Gloria, los dilogos y aclamaciones de la Plegaria
Eucarstica Por qu no tener una Misa de estilo ms joven, en la que se utilicen
instrumentos y estilos de canto ms rtmicos? Eso no significar, por supuesto, que
determinada Misa vaya a ser slo para un grupo en concreto y cerrado, sino que determinada
Misa tendr un determinado carcter, de modo que los participantes asistan a ella sabiendo lo
que se van a encontrar.
53. No a las celebraciones rutinarias! Si en una parroquia hay algunos aficionados a la msica,
por qu no sugerirles que en la Misa de Nochebuena o en la Vigilia Pascual preparen unos
cantos a voces para alternar con la asamblea? Quiz podra nacer de este modo, incluso, una
coral ms permanente que sostuviera habitualmente las celebraciones O bien, si estos
aficionados de la msica son jvenes con mayor capacidad para el ritmo, por qu no invitarlos
a ensayar el acompaamiento rtmico de la lectura de algunos salmos de la Vigilia Pascual? Y
as sucesivamente.
58. No a las celebraciones rutinarias! Los cantos no tiene por qu cantarse necesariamente
ntegros. Habr que ver cundo un canto se tiene que hacer ms breve o ms largo, segn el
momento en que se cante y el carcter de la celebracin; tambin habr que evitar cantar
siempre las primeras estrofas: es mejor seleccionar las ms adecuadas a las circunstancias.
Qu hacer si
59. Qu hacer, si el nico que sabe -o se atreve a- hacer cantar es el que preside? Pues eso:
hacer cantar; sencillamente, sin muchas pretensiones, pero ayudando s a la mejor
participacin de la asamblea. Habr que hacer, eso s, alguna modificacin en el sistema
habitual de los cantos: el canto de entrada podr hacerse quiz, mejor, despus del saludo
inicial y antes del acto penitencial; para entonar la antfona del Gradual, el presidente podr
hacerlo sentado en la sede, bajando el micrfono a su altura; la comunin podr hacerse en
silencio y cantar despus algn canto de accin de gracias con toda la asamblea sentada, o
bien se podr entonar algn canto muy conocido que toda la asamblea pueda cantar por s
sola, o bien se podr estar en silencio tanto durante la comunin como despus. Pero, al
mismo tiempo, habr que empezar a animar a alguno de los asistentes para que pierda el
miedo y se anime a ejercer el servicio de la animacin del canto.