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JESS, EL UNIGNITO: AQUEDAH DE DIOS

No perdon a su propio Hijo, antes bien le entreg por todos


nosotros (Rom 8, 32)
0. Introduccin: Aquedah = tame
1. El texto bblico: Sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-14)
a. De tradicin elosta
b. Crtica a los ritos cananeos de los sacrificios humanos (Lv 18, 21; 20,
1-4; Dt 12, 31)
c. Los primognitos han de ser rescatados: Ex 13, 11-16
d. La tradicin del Monte Moria y el Monte Sin
2. Explicacin litrgica del texto en el Trgum Neofiti:
a. La fe de Abraham: Hineni
b. La sumisin de Isaac: Aquedah
c. La respuesta de Dios: El Cordero
d. La oracin de Abraham: El perdn divino
3. El Aquedah en la tradicin rabnica:
a. Isaac figura ejemplar del mrtir (4 Mc s. I d. Cristo)
b. El Poema de las cuatro noches: La noche de la fe
c. En las oraciones del Rosh Hassana
d. Valor impetrativo en la oracin del Yom Kippur
e. El sonido del Shofar y el ngel de la Misericordia, (dicho del
Talmud)
4. El sacrificio de Isaac en la tradicin neotestamentaria:
a. En la tradicin petrina: 1 Pe 2, 21-25
b. En la tradicin jonica: Jn 1, 29; 8, 56; 1 Jn 2, 1-2; Ap (teologa del
Cordero degollado: 5, 6-14)
c. En la tradicin paulina: Rom 8, 32; 12, 1; Hb 11, 17-19
5. La pasin de Isaac como tipologa de la Resurreccin de Jesucristo en los
Padres de la Iglesia:
a. Clemente Romano
b. Melitn de Sardes
c. Orgenes
6. Teologa cantada del relato del Aquedah:
a. Dos mbitos eclesiales de actualizacin del canto: el monstico y el
neocatecumenal
b. A la luz de tres criterios hermenuticos: litrgico, sacramental y
mistaggico
7. Proyeccin espiritual del Aquedah
a. Paradigma de la prueba
b. Figura del Misterio Pascual de Jesucristo
c. Modelo de nuestro itinerario espiritual hacia la Pascua
d. Comprensin mariolgica del Aquedah

JESS, EL UNIGNITO: AQUEDAH DE DIOS


No perdon a su propio Hijo, antes bien le entreg por todos
nosotros (Rom 8, 32)

0. Introduccin: Aquedah = tame


El ttulo de esta Comunicacin es ya una confesin cristolgica, al identificar a
Jess, el Hijo nico del Padre con el grito de Isaac a su padre, Abrahn, en el altar del
Monte Moria: Aquedah1, palabra del hebreo bblico que viene a significar tame; es la
peticin de Isaac que como cordero manso y humilde se ofrece en sacrificio y, para que
ste sea vlido, le pide a su padre que lo ate bien fuerte. Evidentemente, este Targum, es
la explicacin que los rabinos hacen del sacrificio de Abrahn, que encontramos en Gn
22, 1-14. Dios, en un momento determinado, ha visto que Abrahn est poniendo en
juego su fe porque ha idolatrado a su hijo, de tal modo, que su fe corre peligro y, por
ello, le va a pedir: Toma a tu hijo, a tu nico, al que amas y ofrcele all en holocausto
en uno de los montes, el que yo te diga (Gn 22, 2). Abrahn, obediente a la peticin de
Dios, toma a su hijo Isaac y lo necesario para el sacrificio y se dirige al lugar indicado
por Dios: Tom Abrahn la lea del holocausto, la carg sobre su hijo Isaac, tom en
su mano el fuego y el cuchillo, y se fueron los dos juntos. Dijo Isaac a su padre
Abrahn: Padre! Respondi: Qu hay, hijo?- Aqu est el fuego y la lea, pero
dnde est el cordero para el holocausto? Dijo Abrahn: Dios proveer el cordero
para el holocausto, hijo mo. Y siguieron andando los dos juntos (Gn 22, 6-8)2.

1. El texto bblico: Sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-14)


El canto del Aquedah recoge el momento cumbre de la escena, cuando padre e hijo
llegan a la cima del monte: Llegados al lugar que le haba dicho Dios, construy all
Abrahn el altar, y dispuso la lea; luego at a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara,
encima de la lea. Alarg Abrahn la mano y tom el cuchillo para inmolar a su hijo
(Gn 22, 9-10). La versin oficial de la Sagrada Biblia presenta as La prueba de
Abrahn: Con el relato de la prueba de Abrahn, comnmente conocido como el
sacrificio de Isaac, culmina el itinerario espiritual de este patriarca. Lo mismo que un
da Dios pidi a Abrahn que renunciara a su pasado (12, 1-3), ahora le pide que
renuncie a su futuro: al hijo de la promesa, a su hijo nico (22, 2). Como cualquier
padre, Abrahn estara tentado de aferrarse a su hijo y de negarse a sacrificarlo. De
haberlo hecho as, hubiera mostrado que el apoyo de su fe no estaba en Dios, sino en su
hijo. Habra preservado a su hijo, pero no habra garantizado el futuro prometido por
Dios. Pero Abrahn antepuso el temor/amor a Dios al amor a su propio hijo, superando
1

B. D. CHILTON, The Aqedah: a Revised Tradition History: Catholic Biblical Quarterly 40 (1978), pp. 514-546;
del mismo autor, Isaac and the Second Night: a Consideration: Biblica 61 (1980), pp. 78-80 (contiene
observaciones importantes sobre el origen de la tradicin de la aqed Para un estudio sobre el sacrificio de Isaac
vase: J. DOUKHAN, The Center of the Literary Structure ofe Genesis en AUSS, 1993, pp. 17-28; Y. ELBAUM,
From Sermon to Story: The tranformation of the Akedah, en Prooftexts, 1986, pp. 97-116; R. HAYWARD,The
Present State of Research into the Targumic Account of the Sacrificee of Isaac, en JJS 1981, pp. 127-150.
2 El sacrificio de Abraham ha servido de inspiracin y comprensin de su propia experiencia personal al filsofo
existencialista dans. SREN KIERKEGAARD, Temor y Temblor, Losada, Buenos Aires 2003. El autor plantea
como problema los lmites de la fe ms all de la angustia y la locura. Se cree que la metfora de sacrificio
abrahamico esconda los propios sentimientos de KierKegaard hacia la que fuera su novia Regina Olsen y su
definitiva separacin. El acto de fe, parece estar vinculado en algunos pasajes al amor. Quien ama como quien cree,
no reconoce obstculos ni los problemas del mundo.

la prueba y dejando abierta la va de la promesa. En la tradicin cristiana, el sacrificio


de Isaac prefigura el de Cristo, el Hijo nico de Dios3.
a. De tradicin helosta
El relato de Gn 22 es de tradicin helosta, por respeto a la tradicin, se conserva
el nombre de Yahv, vv. 11 y 14. La tradicin elosta (cuya caracterstica ms externa
es el uso del nombre comn Elohim para designar a Dios) se distingue de la tradicin
yahvista por su estilo ms sobrio y tambin ms montono, su moral ms exigente y por
el afn que pone en respetar la distancia que separa al hombre de Dios.
b. Crtica a los ritos cananeos de los sacrificios humanos (Lv 18, 21; 20,
1-4; Dt 12, 31)
En el trasfondo de este relato nos encontramos con la crtica al culto de
sacrificios humanos que se practicaba en algunos montes de Canam. Quiz se
encuentre en su origen un relato de fundacin de santuario israelita, en el que, a
diferencia de los santuarios cananeos, no se ofrecan vctimas humanas. La narracin,
pues, implica la condenacin, repetida veces pronunciada por los Profetas, de los
sacrificios de nios: No dars ningn hijo tuyo para hacerlo pasar ante Mlec (Lv
18, 21). Estos sacrificios de nios a los que se haca pasar por el fuego, es decir, eran
quemados, son un rito cananeo condenado por la Ley (Lv 20, 2-5; Dt 12, 31; 18, 10).
Este rito se haba introducido en Israel, especialmente en Jerusaln, en el quemadero del
valle de Ben.Hinn (La Gehenna): 2 R 16, 3; 21, 6; 23, 10; Is 30, 33; Jr 7, 31; 19, 5; 32,
35; Ez 16, 21). La palabra Mlec es de origen fenicio; designa un tipo de sacrificio; pero
fue divinizada en Ugarit, donde aparece en la lista de los dioses
c. Los primognitos han de ser rescatados: Ex 13, 11-16
Al prohibir el sacrificio de los nios, el relato intenta justificar la prescripcin
ritual del rescate de los primognitos en Israel: stos, como todas las primicias
pertenecen a Dios; pero no deben ser sacrificados, sino rescatados. Aunque una
tradicin de mayor peso ligar el rescate de los primognitos a la liberacin de Egipto:
Cuando Yahv te haya introducido en la tierra de los cananeos, como jur a ti y a tus
padres, y te la haya dado, consagrars a Yahv todo primognito (). Rescatars
tambin a todo primognito de entre tus hijos. Y cuando el da de maana te pregunte
tu hijo: Qu significa esto?`, le dirs: Con mano fuerte nos sac Yahv de Egipto, de
la esclavitud` () [Ex 13, 11-16].
d. La tradicin del Monte Moria y el Monte Sin
En 2 Cro 3, 1 se dice: Empez, pues, Salomn a edificar el templo de Yahv en
Jerusaln, en el Monte Moria, donde Dios se haba manifestado a su padre
David. Identifica el Monte Moria con la colina en que se levantar el templo de
Jerusaln. La tradicin posterior acept esta localizacin. La referencia al Monte
Moria, donde deba tener lugar el sacrificio, ha sido ampliamente comentada en la
tradicin juda, segn la cual en ese mismo monte fue edificado el templo de
Jerusaln. Es el lugar ms sagrado del judasmo, ya que en el Monte Moria se sita
3

Cf. Nota de Gn 22, 1-19, en CEE, Sagrada Biblia, B.A.C., Madrid 2010, p. 35.

la historia bblica del sacrificio de Isaac. El lugar de "la piedra del sacrificio de
Isaac" (la Sagrada Piedra de Abrahn) fue elegido por el rey David para construir un
santuario que albergara el objeto ms sagrado del judasmo, el Arca de la Alianza.
En la explanada se encuentran tambin dos de los templos ms importantes del
islam: la Mezquita de Al-Aqsa, que es la mayor mezquita de Jerusaln, y la Cpula
de la Roca, construidas ambas en el siglo VII. La segunda debe su nombre a que
alberga en su interior la que segn la tradicin es la piedra sobre la que
Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo (Ismael, y no Isaac, segn el Corn); desde
esa misma piedra fue elevado Mahoma al cielo, dice la tradicin musulmana. La
cpula es uno de los lugares ms representativos de la ciudad.

2. Explicacin litrgica del texto en el Trgum Neofiti:


a. La fe de Abrahm: Ineni = heme aqu
Esta es la escena bblica que comenta el Trgum Neofiti, y lo hace de este modo:
Y vinieron al lugar que les dijo Yahvh y Abrahn construy all el altar y
coloc los leos y at a su hijo Isaac y le puso sobre el altar encima de los
leos. Y Abrahn extendi su mano y tom el cuchillo para sacrificar a su hijo
Isaac. Respondi Isaac y dijo a su padre Abrahn: Padre mo, sujtame bien

para que no te d patadas y se haga invlida tu ofrenda y sea


empujado al pozo de la destruccin en el mundo venidero. Los ojos de
Abraham estaban en los ojos de Isaac y los ojos de Isaac estaban
mirando a los ngeles de lo alto. Abrahn no los vea. En aquella hora
sali una voz de los cielos y dijo: Venid, ved dos personas nicas en mi
mundo; una sacrifica y otra es sacrificada; el que sacrifica no titubea y
el que es sacrificado extiende su cuello4.
b. La sumisin de Isaac: Aquedah
La escena es de un dramatismo impresionante, el padre que est dispuesto a
matar a su hijo y el hijo que no quiere estropear el sacrificio (por si se resiste) y pide a
su padre que le ate: Aquedah, aquedah, tame, tame fuerte, padre mo, que yo no me
resista es el grito de la vctima que se abandona a la voluntad del padre. En la respuesta
del hijo inmolado, el Trgum nos da a conocer un dato que es comn a las experiencias
vividas por los mrtires5 (visiones de ngeles, santos, de la Virgen o del mismo
Jesucristo) es el caso del dicono Esteban quien a punto de expirar, tras ser apedreado
mir fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jess que estaba en pie a la diestra
4

Cf. ALEJANDRO DIEZ MACHO, Trgum Neofiti I, Centro Neocatecumenal Diocesano, Madrid 1980, p. 41.
Segn las prescripciones rituales, para que un sacrificio fuera vlido, la vctima habr de ser macho, sin defecto,
buey, oveja o cabra. No ofrezcis nada defectuoso, pues no sera aceptado (Lv 22, 19-20). El cordero pascual, por
ejemplo, se elega de entre la oveja ms mansa del rebao Lo escogeris entre los corderos o los cabritos (Ex 12,
5). Kiko Argello ha musicalizado un canto dedicado a Mara como La cordera de Dios, Madre de Aquel que ser
llamado El cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29) cordero sin tacha ni mancilla, Cristo (1 Pe
1, 19). El estribillo del canto dice as: Que amarga es el agua, Mara, Cordera de Dios, humilde cordera, que no te
resistes al mal: Madre de Jess y madre nuestra, ruega por nosotros. Efectivamente si Isaac-Cordero es figura de
Cristo-Cordero, Mara es la Cordera mansa de Dios que nos ha proporcionado el cordero de nuestra salvacin: En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que en que l nos am y nos envi a su Hijo
como propiciacin por nuestros pecados (1 Jn 4, 10). Dios, en cambio, en comparacin con Abraham no perdon
ni a su propio Hijo, antes bien le entreg por todos nosotros (Rom 8, 32).
5
Cf. D. RUIZ BUENO, Actas de los mrtires, BAC, Madrid 1956, (2 ed.); A.G. HAMMAN, El martirio en la
antigedad cristiana, DDB, Bilbao 1998.

de Dios; y dijo: Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que est en pie a
la diestra de Dios (Hch 7, 55-56). En nuestro caso, los ojos de Isaac estaban mirando
a los ngeles.
Esta es la escena del relato al que Kiko Argello ha puesto msica con su canto
Aquedah, he aqu su letra: S. Era todava noche cuando Abraham se dispona a
sacrificar a su hijo; los dos se miraban fijamente cuando le dijo su hijo Isaac:
AQUEDAH, AQUEDAH AQUEDAH, AQUEDAH. (BIS); S. tame, tame, Padre mo,
no sea que por miedo me resista y no sea vlido tu sacrificio y los dos seamos
rechazados. S. TAME, TAME FUERTE, PADRE MO, QUE YO NO ME RESISTA
(BIS).
.

c. La respuesta de Dios: El Cordero


Contemplando esta escena, podemos afirmar que, efectivamente, Abraham mat
a su hijo, Isaac, en su corazn, es justo en el momento en el que le iba a clavar el
cuchillo cuando le llam el ngel de Yahvh desde los cielos diciendo: Abraham,
Abraham! l dijo: Heme aqu. Dijo el ngel: No alargues tu mano contra el nio, ni
le hagas nada, que ahora ya s que t eres temeroso de Dios, ya que no me has negado
a tu hijo, tu nico. Levant Abrahn los ojos, mir y vio un carnero trabado en un
zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tom el carnero, y lo sacrific en holocausto en
lugar de su hijo (Gn 22, 11-13). El exegeta Francesco Voltaggio, en su estudio
comparativo de distintos Targum, llega a la siguiente conclusin De 4Mac 13, 12 se
deduce que Isaac muri, como dir explcitamente la tradicin ms tarda: segn PRE
31 el alma de Isaac sali y retorn. El Midrsh relaciona esta muerte-resurreccin de
Isaac con la segunda de las Dieciocho Bendiciones (Bendito t, Seor, que resucitas a
los muertos`): tal tradicin est atestiguada en Heb 11, 17-19 6.
d. La oracin de Abrahm: El perdn divino
El Trgum Neofiti I, nos da a conocer el contenido de la oracin que hizo
Abrahn, una vez sacrificado el carnero provisto por Dios:
Por favor, por la misericordia de delante de ti, Yahveh. Todas las cosas son manifiestas
y conocidas delante de ti. Que no hubo en mi corazn divisin en el primer momento
que me dijiste sacrificar a mi hijo Isaac, hacerle polvo y ceniza delante de ti, sino que
inmediatamente me levant muy de maana y puse por obra diligentemente con
alegra tus palabras y cumpl tu orden. Y ahora, cuando sus hijos estn en la hora
de la angustia, recuerda la aqed de su padre Isaac y escucha la voz de sus
splicas y yelos y lbralos de toda tribulacin, porque las generaciones que
surjan despus han de decir: en el monte del santuario de Yahvh donde
Abraham ofrend a su hijo Isaac, en este monte se le manifest la Gloria de
la Sekin de Yahvh. Y el ngel de Yahvh llam desde los cielos a Abraham por
segunda vez. Y dijo: He jurado por el Nombre de su Verbo dice Yahvh- que por
cuanto has hecho esto y no has rehusado a tu hijo unignito, ciertamente te he de
bendecir y he de multiplicar tus hijos como las estrellas de los cielos y como la arena
que est a la orilla del mar y tus hijos heredarn las murallas de sus enemigos. Y por

Cf. FRANCESCO G. VOLTAGGIO, La oracin de los padres y madres de Israel. Investigacin en el Trgum del
Pentateuco. La antigua tradicin juda y los orgenes del cristianismo, EVD, Estella (Navarra) 2010, p. 149.

cuanto oste la voz de su Verbo, en tu descendencia sern bendecidos todos los pueblos
de la tierra7.

Segn el exegeta Francesco G. Voltaggio, Abrahan pide a Dios que en virtud del
memorial de la Aqedah de Isaac sean perdonados los pecados del pueblo de Israel,
mientras que en TgN y TgPsJ peda que el pueblo fuese salvado en la hora de la
angustia: se declara aqu el explcitamente el valor expiatorio de la Aqedah de Isaac8.

3. El Aquedah en la tradicin rabnica:


a. Isaac figura ejemplar del mrtir (4 Mc s. I d. Cristo)
La tradicin del libre ofrecimiento de Isaac, afirma Francesco G. Voltaggio,
estaba difundida en el s. I d. C., como lo demuestran dos pasajes en el 4Macabeos
donde Isaac es presentado como figura ejemplar del mrtir. Otros pasajes indican que el
martirio y el sufrimiento servan al pueblo y tienen valor expiatorio. Es innegable por lo
tanto la existencia de la concepcin del valor expiatorio del sacrificio de Isaac en el
momento de la redaccin de 4Macabeos (siglo I d.C.). Es plausible que durante la
persecucin de Adriano (primera mitad del s. II d. C.) la figura de Isaac haya pasado a
primer plano respecto a la de Abraham, como figura de la vctima que se somete al
martirio. La tradicin del libre ofrecimiento y de la no resistencia al mal` de Isaac pas
a los primeros cristianos. Clemente Romano escribe: Conociendo el futuro, Isaac con fe
se hizo conducir voluntario al sacrificio. Melitn de Sardes insiste sobre la Aqedah de
Isaac, que ve cumplida en Jess (l fue atado en Isaac) y que coloca en un contexto
pascual9.
b. El Poema de las cuatro noches: La noche de la fe:
En la tradicin rabnica, el sacrificio de Isaac, ser presentado en contexto
pascual, y aparecer ligado a la aparicin de la fe sobre la tierra, tal y como se narra en
el Poema de las cuatro noches. Lo encontramos en el Trgum palestiense de xodo 12,
4210. Es una fuente, vinculada a la literatura rabnica, que nos permite conectar, afirma
Jos Manuel Bernal, con lo ms granado del pensamiento hebreo sobre la Pascua. El
texto que transcribimos se remontara a los siglos I y II dC: La segunda noche fue
cuando Yahv se manifest a Abrahn a la edad de cien aos y a Sara que tena noventa
aos, para que se cumpliera lo que dice la Escritura: Ser capaz Abrahn de engendrar
a la edad de cien aos y Sara su mujer ser capaz de concebir a la edad de noventa
aos? Isaac tena treinta y siete aos cuando fue ofrecido en sacrificio sobre el altar;
descendieron los cielos y se abajaron, e Isaac vio la perfeccin y sus ojos permanecieron
deslumbrados por su perfecciones. Y la llam noche segunda11. La segunda noche
evoca, pues, la figura de Abrahn y recuerda el sacrificio de Isaac. La conmemoracin
del sacrificio de Isaac, inmolado en el monte Moria y sustituido por el cordero, nos
7

Cf. ALEJANDRO DIEZ MACHO, O. cit., p. 42.


Cf. La oracin de los padres y madres de Israel, p. 140.
9
Ibid, p. 149-50.
10
Cf. ALEJANDRO DIEZ MACHO, Trgum Neofiti I, Centro Neocatecumenal Diocesano, Madrid 1980, pp. 135136. A partir del poema de las cuatro noches, insertado en el Trgum palestino, R. L Daut ha puesto de relieve
algunos de los componentes ms caractersticos de la teologa pascual en el judasmo antiguo. Muy pronto la
celebracin de la Pascua se haba puesto en relacin con la experiencia salvfica de la liberacin y al mismo tiempo
con la alianza que ofreca su significacin. Cf. A.G. MARTIMORT, La Iglesia en oracin, Herder, Barcelona
1992, p. 286.
11
Cf. La Pascua en la tradicin y en sus fuentes, CPL, Barcelona 2012, pp. 35-36.
8

adentra plenamente en la temtica pascual; primero por la presencia relevante de los


corderos sacrificados en el templo y comidos en la cena familiar de Pascua y, segundo
por la identificacin del Monte Moria con el monte donde fue edificado el templo de
Jerusaln.
El Aquedah de Kiko Argello es original al interpretar la escena del sacrificio de
Isaac como la de la noche de la fe, a ella se refiere la segunda de las letras del canto:
Venid y ved la fe sobre la tierra, venid y ved la fe sobre la tierra, el Padre que sacrifica
a su hijo, y el hijo querido, que le ofrece su cuello. Si en el monte Moria apareci la fe
sobre la tierra, siglos ms tarde esta fe se volvi a hacer visible en el Monte Glgota,
con el sacrificio del Hijo nico del Padre, con la inmolacin de Jess: Llegada la hora
sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona grit
Jess con fuerte voz: Elo, Elo, lem sabactan?- que quiere decir- Dios mo, Dios
mo! por qu me has abandonado? Al or esto algunos de los presentes decan: Mira,
llama a Elas`. Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y,
sujetndola a una caa, le ofreca de beber, diciendo: Dejad, vamos a ver si viene
Elas a descolgarle`. Pero Jess lanzando un fuerte grito, expir. Y el velo del
Santuario se rasg en dos, de arriba abajo. Al ver el centurin, que estaba frente a l,
que haba expirado de esa manera, dijo: Verdaderamente este hombre era hijo de
Dios` (Mc 15, 33-39). En el sacrificio de Isaac la fe apareci sobre la tierra, con el
sacrificio del Nuevo Isaac, la fe fue definitivamente corroborada y confirmada, de ah,
que a partir del Misterio Pascual de Jesucristo seamos todos invitados a poner los ojos
en Jess el que inicia y consuma la fe, el cual, por el gozo que se le propona, soport
la cruz sin miedo a la ignominia y est sentado a la diestra del trono de Dios (Hb 12,
2).
c. En las oraciones del Rosh Hashana
En la literatura rabnica el sacrificio de Isaac es muy tenido en cuenta. Forma
parte del ritual litrgico, as leemos en las oraciones para el da del ao (Rosh Hashana):
Oh Eterno, Dios nuestro, mira la escena del sacrificio, cuando Abrahn at a su hijo
sobre el altar. Acurdate hoy del sacrificio de Isaac en favor de su descendencia.
d. Valor impetrativo en la oracin del Yom Kippur
El sacrificio, pues, de Isaac es considerado como si poseyera un poder
impetrativo y fuera fuente de gracias obtenidas ms tarde por sus descendientes. As
dice un dicho del Talmud: Dijo Dios: Hagan sonar el Shofar ante M con un cuerno de
carnero para que traiga a sus memorias el sacrificio de Isaac y entonces Yo los tome en
cuenta como si hubieran sacrificado en Mi presencia12.
e. El sonido del Shofar y el ngel de la Misericordia, (dicho del
Talmud)
Como afirma la oracin talmdica, el sonido del Shofar va acompaado de una
bendicin divina para los descendientes de su hijo Isaac. El toque del Shofar est en
funcin de que Dios se acuerde de sus hijos cuando estn en la angustia y en medio del
sufrimiento. Ahora, cuando sus hijos estn en la hora de la angustia, Dios recuerda la
12

Cf. MOSHE FRANK, La esencia de Israel (Rosh Hashana Yom Kipur Sucot, DDB, Bilbao 1990, p. 40.

Aquedah de su padre Isaac y escucha la voz de sus splicas y los oye y los libra de toda
tribulacin, porque las generaciones que surjan despus han de decir: en el monte del
santuario de Yahveh donde Abrahn ofreci a su hijo Isaac, en este monte se le
manifest la Gloria de la Shekinh de Yahveh. Esta bendicin, en la tradicin rabnica,
ha quedado ligada al toque del cuerno del shofar13 que evoca, cada vez que se toca, el
sacrificio de Isaac, en el que Abrahn super la prueba del sacrifico de la fe y en su
lugar se le orden que sacrificara un carnero. El shofar es un cuerno de carnero, el
hecho de que el shofar ideal sea el cuerno torcido de un carnero, recuerda al pueblo
judo el sacrificio de Abrahn cuando ste estuvo a punto de matar a Isaac, su propio
hijo, en obediencia a Dios, aunque luego fuera necesariamente Dios quien le ordenara
tomar la vida de un carnero en vez de la de su hijo. De esta forma, la curva del cuerno
representa la manera en la que el corazn humano se dobla en contricin ante Dios. Su
toque recuerda al piadoso hebreo la gran prueba de Abrahn y le invita a entrar en las
pruebas de su vida con la confianza de que Dios, tambin en su caso, proveer con su
Misericordia, en atencin al Aquedah de Isaac.

4. El sacrificio de Isaac en la tradicin neotestamentaria:


a. En la tradicin petrina: 1 Pe 2, 21-25
La primera Carta de san Pedro, segn el parecer de los exegetas, es una
esplndida homila pascual. En este contexto litrgico vital resuena con especial fuerza
la siguiente exhortacin a los nuevos nefitos: Pues para esto habis sido llamados, ya
que tambin Cristo sufri por vosotros, dejndoos un modelo para que sigis sus
huellas (); el mismo que sobre el madero, llev nuestros pecados en su cuerpo. La
Nota de la Biblia de Jerusaln comentando estos versculos, dice que los cristianos
maltratados deben recordar a Jess crucificado por nuestros pecados inocente y
paciente. Estos versculos, con sus reminiscencias en Is 53, acaso proceden de un
himno.
El exegeta Francesco G. Voltaggio se hace eco de esta misma comprensin al
decir que TgJob 3, 19 parece acercar la figura de Isaac a la del Siervo del Seor en Is
53. Es difcil establecer la antigedad de esta tradicin. No obstante ya en el Sal 34, 21,
se parangona el justo sufriente al cordero pascual. Tambin en Is 53, 7, el Siervo del
Seor es comparado con un cordero llevado al matadero, porque ante las
humillaciones no abri la boca. Isaac, cordero, justo/Siervo sufriente: tales figuras
podan estar unidas ya al menos en el siglo primero d. C., como afirma Dez Macho:
Los crculos teolgicos judos del s.I de la Era cristiana haban asociado Aqed, Siervo
de YHWH y sacrificio del cordero pascual. Tal vez el cordero pascual haba ya recibido
una cierta personificacin en Isaac, en el justo sufriente, en el Siervo de Is 5314.
b. En la tradicin jonica: Jn 1, 29; 8, 56; 1 Jn 2, 1-2; Ap (teologa del
Cordero degollado)
Es el Cuarto Evangelio el que est ms cerca de la tradicin rabnica del
sacrificio de Isaac, hasta el punto de que en la Nota exegtica de Jn 1, 29 nos
13

De todos los animales el predilecto es el carnero macho, en recuerdo del carnero que enred sus cuernos y fue
sacrificado en lugar de Isaac. Cf. MOSHE FRANK, O. cit., p. 39 (para conocer El sonido del Shofar y sus
significados, pp. 29-33).
14
Cf. La oracin de los padres y las madres de Israel, p. 150.

encontramos con la siguiente afirmacin: La tradicin jonica conoce posiblemente la


interpretacin targmica del sacrificio de Isaac, atado sobre el monte como un cordero
sobre el altar, Gn 22, 2.6-9; ver Rom 8, 32; y ve en Isaac una figura de Cristo, ver Jn 3,
16; 8, 56. Para Juan, Jess es tambin el Cordero pascual, 18, 28; 19, 36, que, por su
muerte, recibe dominio sobre los hombres y por tanto quita el pecado del mundo. Juan
presenta a Jess al mismo tiempo como nuevo Isaac (8, 56; 18, 12: referencia a la
atadura antes del sacrificio) y como nuevo Cordero pascual (1, 29.36; 19, 14: es llevado
al sacrificio en la misma hora en que se comienza a sacrificar el cordero pascual en el
Templo; 19, 33. 36).
Tan importante es la figura de Abrahn en el Evangelio de Juan que en el
captulo 8 nos encontramos con un verdadero compendio teolgico en torno a la figura
del patriarca: Vuestro padre Abrahn se regocij pensando en ver mi Da; lo vio y se
alegr (Jn 8, 56). Cundo ha visto Abrahn el Da de Jess? A qu relato del
Antiguo Testamento se refiere? El Antiguo Testamento, por supuesto, no garantiza esta
anticipacin jesunica en la experiencia religiosa de Abrahn. Se trata evidentemente de
una lectura hermenutica que explora en los textos sagrados un sensus plenior o un
sentido ms profundo, dersico diramos con propiedad, para sealar su orientacin
cristolgica desde su intencin primera. Tal lectura no es slo intertextual; es tambin
intratextual al surgir el texto (del Nuevo Testamento) que busca la reserva de sentido de
otro anterior. Y ms que eso, es teolgica y vlida solamente para los cristianos15. Qu
ha experimentado Abrahn en esta dramtica prueba?. Abrahn ha sido fiel a Dios, ha
obedecido al mandato divino. En la ejecucin del sacrificio ha sido purificado
internamente y ha sido agraciado con un don inefable, vio la Gloria de Dios, la Potencia
de Dios que de la muerte saca la vida. A la luz de esta escena se comprenden las
palabras de Jess: Vuestro padre Abrahn se regocij pensando en ver mi Da; lo vio y
se alegr (Jn 8, 56). As interpreta la Biblia de Jerusaln este versculo: Abrahn vio
el Da de Jess (como Isaas vio su gloria 12, 41), de lejos, ver Hb 11, 13; Nm 24, 17,
en un acontecimiento proftico: el nacimiento de Isaac, que provoc la risa de Abrahn,
Gn 17, 17. Jess se declara el verdadero objeto de la promesa hecha a Abrahn, la
verdadera causa de su alegra, el Isaac espiritual. Ver Gn 12. Para la teologi jonica,
Jess es el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29) de
ah que pueda afirmar que si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a
Jesucristo, el Justo. l es vctima de propiciacin por nuestros pecados, no solo por los
nuestros, sino tambin por los el mundo entero (1 Jn 2, 1-2); En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que l nos am y nos envi a
su Hijo como propiciacin por nuestros pecados (4, 10).
15

El Documento de la PONTIFICIA COMISIN BBLICA, La interpretacin de la Biblia en la Iglesia, Madrid


1994, analiza detalladamente todos los mtodos de acercamiento e interpretacin de la Escritura. Entre otros, un
nuevo mtodo de investigacin que tiene sus races en la forma de interpretar las Escrituras de los rabinos, es el
conocido con el nombre de mtodo dersico. El criterio fundamental en toda homiltica judaica tradicional es el
comentario de la Escritura con la Escritura, la Tor es interpretada por los Profetas. Una derash verdaderamente
lograda es aquella que reconstruye, a partir de un versculo, el sentido global y unitario de la Escritura, la unidad
originaria e intencional de toda la Tor, de toda la Revelacin escrita que, en consecuencia, no puede ser separada de
la tradicin viviente que la interpreta, de la Tor que no est escrita. Para conocer los principios fundamentales de
este mtodo ver D. MUOZ LEN, Ders. Los caminos y sentidos de la Palabra Divina en la Escritura, CSIC,
Madrid 1987 y A. DEL AGUA, El mtodo midrsico y la exgesis del Nuevo Testamento (Valencia 1985). Dos
presbteros, ligados a las Comunidades Neocatecumenales de Salamanca, han desarrollado sus Tesis Doctorales,
partiendo de este mtodo de investigacin: ALONSO GMEZ FERNNDEZ, Qu hay entre t y yo, Mujer?,
Universidad Pontificia de Salamanca 2003 (editada por Edicep, Valencia 2005); del mismo autor: Tras las huellas de
Jos, AMA, Santo Domingo (Repblica Dominicana) 2008 y FRANCISCO JAVIER ROMERO PREZ,
Manifestacin de Jess en la fiesta de la Dedicacin (Jn 10, 22-39). Aportacin del mtodo Dersico a la Cristologa
de Juan, Universidad de San Dmaso, Madrid 2007.

En la teologa jonica el signo del Cordero tiene una serie de acepciones


principales El corderos para el Antiguo Testamento el animal sagrado (sacrificial) por
excelencia. El Nuevo Testamento le vincula con Jess, cordero de Dios que quita los
pecados del mundo (cf. Jn 1, 29. 36), viniendo a convertirse de esa forma en un
smbolo unificador del conjunto de la Biblia. Estos son algunos de los textos y figuras
con los que puede vincularse ese Jess, cordero de Dios.
(1) Cordero de la Aquedah o ligadura de Isaac. Aparece vinculado al sacrificio de
Isaac, al que sustituye (Gen 22, 7-8). Desde ese fondo aparece, con frecuencia, como
signo de la vida humana, en esa lnea se puede afirmar que Dios perdon a Isaac, pero
nos ha ofrecido la vida de su Hijo, como autntico cordero salvador (cf. Rom 8, 32).
(2) Cordero pascual. Cuando salieron de Egipto, los hebreos sacrificaron el cordero y
con su sangre pintaron el dintel y jambas de sus puertas, de manera que el ngel
exterminador pasara de largo ante sus casas, sin matar sus primognitos (Ex 11, 2-14)16.
Por eso, ellos siguieron comiendo por los siglos el cordero de la pascua, en memoria del
paso del Seor, en actitud de agradecimiento. Este es el cordero que les permita
caminar hacia la libertad, mantenindoles en vida en medio del de gran riesgo de la
muerte; era seal de Dios sobre la tierra.
(3) Cordero proftico. Al lado del cordero pascual influye la experiencia del cordero
manso, que no se opone, ni combate, no se enfrenta con sus carniceros. Desde ese
fondo, perseguido por sus enemigos, Jeremas se ha mirado a s mismo como un
manso cordero llevado al matadero (Jer 11, 19). En esa lnea avanza Segundo Isaas,
cuando presenta al Siervo de Yahv como cordero: El Seor carg sobre l nuestros
crmenes. Maltratado, se humillaba y no abra la boca: como cordero llevado al
matadero, como oveja ante el esquilador, enmudeca y no abra la boca. Sin defensa,
sin justicia se lo llevaron Quin medit en su destino? Lo arrancaron de la tierra de
los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron (Is 53, 6 8). Este pasaje misterioso
ha servido de reflexin para generaciones de creyentes, judos y cristianos.
(4) Cordero mesinico. El texto ms significativo est vinculado a un eunuco de la
reina de Etiopa, que ha venido como proslito judo al templo de Jerusaln,
preguntando sobre el signo del cordero; pero en el templo no le han respondido y as
vuelve sobre el carro sin saber lo que el cordero significa. Entonces se le acerca Felipe
evangelista y partiendo de este mismo pasaje le presenta el evangelio (cf. Hech 8, 36
40). Comprender el sentido de ese cordero es comprender y aceptar el cristianismo. Sin
ms dilacin, Felipe bautiza al eunuco, que no necesita ms catecumenado.
(5) Cordero que quita los pecados del mundo. El evangelio de Juan ha reflexionado
sobre el tema del cordero que quita los pecados. Ciertamente, est en el fondo la
experiencia de los sacrificios de Israel, entre los cuales se encuentra tambin el del
cordero, para expiacin de los pecados (cf. Lev 4, 32; 5, 7; 9, 3; 14, 12.24-25, Num 6,
12 etc). Como se sabe, la gran fiesta de la expiacin y de perdn de los pecados est
vinculada al chivo expiatorio (emisario) y no al cordero (cf. Lev 16), pero eso no impide
que el conjunto de la liturgia israelita haya visto al cordero como animal expiatorio. Por
otra parte, el ritual del sacrificio supone a veces que pueden emplearse por igual
cabritos o corderos (Ex 12, 5 afirma que la pascua se puede celebrar con cordero o
cabrito). Pues bien, desde el ese fondo se eleva la palabra de Juan Bautista refirindose
a Jess: Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29). El
16

Una tradicin tanata recogida en la Mekilta de R. Ismael especifica que la sangre que Dios ve en las jambas de las
puertas y gracias a la que Israel ser salvado es la sangre de la Aqedah de Isaac. En la tradicin, la sangre y las
cenizas de Isaac, smbolo de su mrito, llegan a ser, al igual que la sangre del cordero pascual (Ex 12,14), un
memorial. Cf. FRANCESCO G. VOLTAGGIO, O. cit., p. 151.

10

plural del texto evocado (Is 53, 5 se ha vuelto aqu singular: en el fondo, segn Juan,
slo hay un pecado, la oposicin del mundo que se opone a Dios. Pues bien, por medio
de su entrega Jess ha destruido ese pecado, volviendo a pone a los hombres ante el
misterio de Dios.
(6) Apocalipsis. 1 El libro del Cordero degollado (Ap 5, 5-7). En el contexto anterior
se comprende la imagen del Cordero como personaje central del Apocalipsis, en la gran
visin del Libro: Ap 5. La escena anterior (Ap 4) ha presentado a Dios sentado sobre el
trono. Lleva en su derecha el libro de la historia de los hombres. Nadie puede abrirlo y
el profeta llora. Entonces uno de los ancianos me dijo: no llores, ha vencido el len de
la tribu de Jud, el descendiente de David para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Entonces, entre el trono con los cuatro vivientes y el crculo de los ancianos, vi un
Cordero: estaba de pi, como sacrificado; tena siete cuernos y siete ojos que son los
siete espritus de Dios enviados a la tierra entera. Se acerc y recibi el libro de la mano
derecha del que est sentado sobre el trono. Cuando recibi el libro, los cuatro vivientes
y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero... cantando un canto nuevo:
Digno eres de recibir el libro y de solar sus sellos, porque fuiste degollado y con tu
sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nacin (Ap 5, 5 9).
Normalmente, en los textos apocalpticos (como en Dan, 4 Es, 2 Bar), suele haber
primero una visin enigmtica y despus viene la aclaracin, hecha por un ngel o
hermeneuta superior. Aqu se invierte el orden: primero hay una palabra, de tipo
israelita (el anciano habla al profeta del len vencedor: Ap 5, 5) y luego viene la visin
de tipo cristiano (el profeta mira y ve un cordero: 5, 6). Desde ese fondo se entiende la
escena. Lloraba el vidente pues nadie poda abrir el Libro (Ap 4, 4). Un Anciano con
funcin de ngel (cf. 7, 13; 10, 4.8; 17, 1 etc.) le consuela: Ha vencido el Len de Jud
(cf. Gen 49, 9: reino davdico), como rey de estepa o selva, animal poderoso, conforme
a una imagen conocida en Israel (cf. 1 Mac 3, 3-4; 4 Es 10, 60-12, 35) y su entorno. Ha
vencido el retoo, descendiente, de David (del rbol de Jes: cf. Is 11, 1.10). Del plano
animal (len) se pasa as al reino al vegetal: rbol fuerte que revive y crece, cargado de
vida y futuro, ser el Cristo. El anciano dice al profeta que el len-retoo ya ha vencido,
de manera que l puede abrir el libro cerrado, donde se contiene todo el despliegue de la
historia del Apocalipsis. Pues bien, cuando el vidente mira no descubre un len sino un
Cordero (arnion) degollado, de pie, victorioso, en el centro del corro que forman los
vivientes del tetramorfo y los ancianos.
La identidad del Cordero. Hemos visto al Cordero. Ahora debemos precisar
mejor su sentido dentro del Apocalipsis. (a) Podra ser carnero luchador. Algunos
piensan que el arnion que ha visto Juan no es un cordero, sino el carnero fuerte (Aries)
de la constelacin celeste, animal de guerra, como el de Dan 8, 3-7. Varios textos
apocalpticos (Test XII Pat y 1 Hen 89-90) presentaban la batalla final como combate de
animales. En ese fondo debera entenderse el arnion-carnero del texto (cf. Ap 6, 15-16;
14, 1-5; 17, 14). (b) Es Cordero degollado, pues Juan le llama as (es arnion),
aadiendo que est degollado; no es carnero luchador (que se dice en griego krios,
en los textos ya citados de Daniel LXX). Vence por su muerte, como el Siervo de Is
53; es signo pascual, salva a los hombres por su sangre (Ap 5, 9; 7, 14; 12, 11), no a
travs de una guerra militar. (c) Es Cordero de la akedah (sacrificio de Isaac:
Gen 22)? La tradicin juda ha destacado (cf. Targum de las Cuatro copas) la
importancia csmica y salvadora del cordero de Isaac y en esa lnea podran
entenderse algunos elementos de este cordero mrtir mesinico de Ap 5. Sea como
fuere, la imagen del Cordero Degollado emerge de la tradicin israelita, de un modo
especial de Is 53, 7 donde se presenta al Siervo de Yahv como cordero llevado al

11

matadero. La novedad del Apocalipsis est en que lo ha identificado con Jess, Hijo
del hombre, presente en las iglesias (Ap 2-3) y descubrirle como degollado de hecho.
Los siete cuernos son su fuerza, el poder de Dios, y se identifican en algn sentido con
los siete ojos del mismo Dios que acta de forma poderosa sobre el mundo. Juan nos
haba saludado de parte de los Siete Espritus (Ap 1, 4) que eran entorno, irradiacin de
fuego, del poder de Dios (4, 5). Pues bien, ahora descubrimos que esos espritus son
ojos del Cordero que, asumiendo el poder de Dios (cuernos), dirige su mirada hacia
todos los misterios de la realidad (cf. 3, 1). Slo el Cordero posee los Espritus (ojos) de
Dios y puede abrir el Libro, revelando sus secretos. El Mesas de Dios es un Cordero
sacrificado que todo lo ve, que lo puede todo. Toda trama posterior de Ap, hasta las
Bodas del Cordero (21, 1-22, 5) brota de esta imagen: el Esposo final de la historia no
es un demiurgo machista sino el Cordero dbil que se desposa en amor con la
humanidad. Juan ha formulado as su clave hermenutica ms honda. En una
perspectiva convergente se sita la imagen en Juan evangelista, que presenta a Jess
como cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1, 29.36).
c. En la tradicin paulina: Rom 8, 32; 12, 1; Hb 11, 17-19
Abraham ha visto el Da de Jess (como Isaas vio su gloria, 12, 41), de
lejos, primero en el nacimiento de su hijo Isaac, que provoc la risa de Abraham (Gn
17, 17) y, ahora, en este segundo nacimiento de Isaac, en el monte Moria, donde Dios
se lo ha devuelto resucitado: Por la fe, Abraham, sometido a la prueba, present a
Isaac como ofrenda, y el que haba recibido las promesas, ofreca a su unignito,
respecto del cual se le haba dicho: Por Isaac tendrs descendencia. Pensaba que
poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobr para
que Isaac fuera tambin figura (Hb 11, 17-19)17. S, en el monte Moria apareci la fe
sobre la tierra, como afirma la letra del canto del Aquedah: Venid y ved la fe sobre la
tierra, venid y ved la fe sobre la tierra, el Padre que sacrifica a su hijo, y el hijo
querido, que le ofrece su cuello. Es la misma fe que ha visto y confesado en el monte
Glgota el centurin romano: Al ver el centurin, que estaba frente a l, que haba
expirado de esta manera, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mc
15, 39)18.
En .la teologa paulina, Jess es el Hijo unignito al que el Padre no perdon,
antes bien le entreg por todos nosotros (Rom 8, 28) para el perdn de los pecados,
para que vinisemos a ser justicia de Dios en l (2 Cor 5, 21).

17
Lit. parbola. La salvacin de Isaac es figura de la resurreccin universal y tambin, segn una tradicin
exegtica constante, de la pasin y de la resurreccin de Cristo. Cf. BIBLIA DE JERUSALN, Nota de Hb 11, 19.
Efectivamente, los Padres han visto en el sacrificio de Isaac la figura de la Pasin de Jess, el Hijo nico. Jess
mismo, en Jn 8, 56, se declara el verdadero objeto de la promesa hecha a Abraham, la verdadera causa de su alegra,
el Isaac espiritual.
18
Hay exgetas como JOACHIM SCHOPS, The sacrifice of Isaac in Pauls Theology: Journal of Bibl. Studies,
1946, pp. 385ss, que han estudiado la influencia de la tipologa del sacrificio de Isaac en la teologa paulina de la
redencin. Segn Schops, San Pablo, presenta frases que parecen aludir al relato del Gnesis. As, por ejemplo, en
Rom 8, 32 escribe: El Padre no perdon (efisato) a su Unignito; lo cual, como ya Orgenes haba observado,
parece una clara alusin al Gn 22, 16. As mismo, bien que en este caso es ms indirecta, podra haber algn nexo
entre Rom 3, 25 (protheto) y Gn 12, 8. Shops deduce a la luz de estos nexos haber existido alguna influencia de la
teologa judaca acerca del sacrificio de Isaac sobre la teologa paulina de la redencin.

12

5. La pasin de Isaac como tipologa de la Resurreccin de Jesucristo


en los Padres de la Iglesia:
En los siglos III y IV, los padres apologistas, emplearon ms abundantemente la
palabra "mysterion", pero con significados variados. Tambin es empleado el trmino
como sinnimo de parbola, como tipo, referido a la relacin misteriosa entre algunos
personajes del AT y la figura de Jess. Por ejemplo, Isaac es tipo, es smbolo, es un
misterio, su casi ejecucin, en comparacin con el cordero sacrificado en el NT,
Jesucristo. En los textos de los Padres de la Iglesia se retoman varios elementos del
episodio: el hecho de que Isaac lleve el leo del sacrificio, como Cristo lleva su cruz
(Melitn de Sardes), la identificacin de las zarzas donde estaba enredado el carnero
con la cruz (Melitn) o con la corona de espinas (Tertuliano), la inmolacin del carnero
que representa la del mismo Cristo (Atanasio), etc. Otros autores comparan la liberacin
de Isaac con la resurreccin de Jess (Clemente de Alejandra) y por ende la liberacin
de la muerte, exgesis que ya estaba presente en la carta a los hebreos (Hb 11, 17-19).
a. Clemente Romano (s. I)
La tradicin del libre ofrecimiento y de la no resistencia al mal` de Isaac pas a
los primeros cristianos. Clemente Romano en su Carta a los Corintios al establecer la
relacin entre fe y obras afirma lo siguiente: Por qu fue bendecido nuestro padre
Abraham? No lo fue por haber practicado la justicia y la verdad por medio de la fe?
Isaac, conociendo con certeza lo por venir, se dej llevar de buena gana como vctima
de sacrificio (nn 31-34).

b. Melitn de Sardes (s. II)


Insiste sobre la Aquedh de Isaac, que ve cumplida en Jess (l fue atado en
Isaac) que coloca en un contexto pascual: l es la Pascua de nuestra salvacin, l es
quien tuvo que padecer mucho en la persona de muchos, l es quien fue asesinado en la
persona de Abel; maniatado en Isaac; exiliado en Jacob; expuesto en Moiss;
perseguido en David; despreciado en los profetas19.
c. Orgenes
Orgenes, al comentar esta escena del sacrificio de Isaac, dice: El hecho de que
llevara Isaac la lea de su propio sacrificio era figura de Cristo, que carg tambin
con la cruz (). Isaac era figura de Cristo, ms tambin parece serlo el carnero. Vale la
pena saber en qu se parecen a Cristo uno y otro: Isaac que no fue degollado, y el
carnero, que s fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne.
Cristo padeci pero en la carne; sufri la muerte, pero quien sufri fue su carne, de la
que era figura este carnero, de acuerdo con lo que dice Juan: Este es el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneci en la incorrupcin, por lo que
Isaac es figura de Cristo segn el espritu20.

19

Cf. MELITN DE SARDES, Homila pascual, en A. HAMMAN F. QUER-JAULMES, El misterio de la


Pascua, DDB, Bilbao 1998, pp. 33-55.
20
Cf. Homila 8 sobre el libro del Gnesis: Segunda Lectura del Oficio del Martes de la IX Semana del Tiempo
Ordinario, en OGLH (ciclo bienal).

13

6. Teologia cantada del relato del Aquedah:


En el estudio comparativo (cuatro Targum diferentes) que hace el exgeta
Francesco G. Voltaggio en relacin a el Aquedah de Isaac, llega a la siguiente
conclusin: Hemos visto que en TgN Abrahm llama a Isaac cordero del holocausto
(v. 8) e inmediatamente despus (v. 10, cf. tambin TgPsJ y TgF) Isaac dice a su padre:
Abba, tame bien! No sea que yo cocee y tu sacrificio sea vano`. Ahora bien, segn la
tradicin hebrea antigua, ese sacrificio tiene lugar en el monte del futuro Templo y en el
da 14 de Nisn. El terminus a quo de esta tradicin es al menos el siglo I a. C.: segn el
Libro de los Jubileos, de hecho, el sacrifico de Isaac ha tenido lugar en Sin durante la
Pascua. Tambin el Targum pone en relacin la atadura de Isaac con la noche de la
Pascua y la sita en el monte del Templo. Y qu se sacrifica en el Templo durante la
Pascua sino el cordero? Se puede afirmar as que la atadura de Isaac es el primer
sacrificio pascual`21. Los neocatecmenos suelen cantar el Aquedh en la Vigilia
Pascual como respuesta a la segunda lectura que hace presente el sacrificio de Abrahm
(Gen 22, 1-18), el Aquedh de Isaac es figura del abandono de Jess en las manos del
Padre: Padre, si quieres, aparta de m esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya (Lc 22, 41) y es, tambin, una oracin en la que pedimos que la voluntad del
Padre se realice, siempre, en cada uno de los cristianos.
a. Dos mbitos eclesiales de actualizacin del canto: el monstico y el
neocatecumenal
En dos mbitos eclesiales se canta el Aquedh, en las asambleas
neocatecumenales y en la liturgia de las monjas del Instituto Iesus communio. En efecto,
entre sus Canciones tienen una que lleva por ttulo Aquedah y que recoge,
espiritualmente cantando, la experiencia de Isaac y de Jess. He aqu su letra: Desde lo
hondo te grito Aquedah. tame fuerte porque estoy sedienta de libertad y felicidad que
es querer tu voluntad. Tu Aquedah en todo mi ser, en Jess. tame en libertad.
ESTRIBILLO: Aquedah, Aquedah, porque te quiero y quiero tu querer. Aquedah,
Aquedah, Aquedah, a ti grito, Aquedah. Permanezco en tu obediencia en tu estar atado a
la voluntad del Padre. Slo en tu Espritu puedo obedecer incluso ms all de lo posible
para m porque nada es imposible para Ti. Aquedah, para preferirte siempre y por
encima de todo, para entregarme a ti con toda mi libertad, con toda mi mente, con todo
mi corazn y mi voluntad. Aquedah, para abandonarme confiadamente a tu designio de
amor y aprender a peregrinar hasta donde tu voluntad quiera llevarme descansando en la
certeza de que Tu solo me haces bien.
b. A la luz de tres criterios hermenuticos: litrgico, sacramental y
msitaggico
A la luz de la praxis celebrativa de las CNC y de la contextualizacin litrgica
del canto del Aquedah hemos podido descubrir las diversas dimensiones teolgicas que
proyecta el mismo canto, interpretado en contextos litrgicos diferentes. Es esta una
caracterstica distintiva de la teologa cantada: un canto al ser trasportado de un
contexto litrgico a otro nos ofrece notas teolgicas complementarias. As el canto del
Aqudah interpretado en el contexto litrgico de la Vigilia Pascual trasmite y proyecta

21

Cf. La oracin de los padres y madres de Israel, p. 147.

14

toda su luz cristolgica, pero interpretado en el contexto de una liturgia penitencial, nos
ofrece su dimensin evocativa de reconciliacin.
A la luz de la teologa cantada, percibimos que todo canto bblico puede ser
objeto de interpretacin dependiendo del siz im leben en el que aparece contextualizado,
bien la tradicin litrgica, bien por la oportunidad sacramental, bien por su ubicacin
mistaggica.
En concreto, el canto del Aquedah es cantado en las Comunidades
Neocatecumenales como un canto penitencial, pascual y eucarstico. Ya he apuntado
anteriormente que esencialmente la llamada del shofar es una llamada hacia el
arrepentimiento, una llamada que estimula una respuesta muy especial en el pueblo, que
es invitado a recordar la devocin y fidelidad a Dios a la que debemos aspirar, similar a
la de Abrahn22. En el contexto de las celebraciones penitenciales, hacer presente el
sacrificio de Abrahn con este canto, nos ayuda a descubrir nuestras resistencias a la
gracia y a la voluntad de Dios. Pero, al mismo tiempo, nos pone delante cmo Dios,
frente a nuestros pecados, ha provisto el cordero que quita el pecado del mundo, a Jess
el cordero manso y humilde el mismo que, sobre el madero, llev nuestros pecados en
su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviramos para la justicia; con
cuyas heridas habis sido curados (1 Pe 2, 24).
Es un canto que invita a la esperanza, a saber, que Dios provee siempre un
cordero en medio de nuestras pruebas, angustias y sufrimientos: Hijos mos, os escribo
esto para que no pequis. Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a
Jesucristo, el Justo. l es vctima de propiciacin por nuestros pecados, no solo por los
nuestros, sino tambin por los del mundo entero (1 Jn 2, 1-2). Pero es, tambin, un
canto pascual, Isaac es figura de la pasin de Cristo, de su muerte y resurreccin.
Abrahn ha visto el Da de Dios, la Pascua de Jesucristo, Abrahn ha contemplado al
Dios que pasa sacando de la matriz muerta de su esposa, Sara, la vida, y de la muerte de
su hijo Isaac, en su corazn, ha hecho brotar la Resurreccin: el Isaac devuelto a su
padre, es figura de Jesucristo resucitado abrazndose y rindose con su Padre, en un
abrazo de Amor que es don increado, el Espritu Santo.
Por ltimo, el Aquedah es un canto eucarstico, dentro de las celebraciones, se
suele cantar en el momento de la comunin del Cuerpo de Cristo, para hacer presente la
espiritualidad de la inmolacin, de la donacin total a la voluntad del Padre, que pasa
siempre por aceptar entrar en el sufrimiento, en la muerte, como paso previo, para poder
experimentar la resurreccin; es en el momento de la comunin, cuando le pedimos al
Padre que podamos ofrecer nuestros cuerpos como una vctima, santa, agradable a
Dios (Rom 12, 1), o, como pedimos en la Plegaria Eucarstica III: Que l nos
transforme en ofrenda permanente. En este contexto eucarstico, la comprensin
cristolgica del canto, se percibe con toda claridad: el monte Moria es una anticipacin
del monte Glgota, Isaac, cargado con el leo es figura de Jess cargando con la cruz; la
ofrenda del hijo por parte del padre es figura de la ofrenda que el Padre del Cielo nos ha
22

En la oracin la Aqedah de Isaac es un memorial para Dios, gracias al cual la salvacin se hace actual para Israel
en cada generacin: gracias a ese evento, donde es central el aspecto sacrificial, el Israel orante ser salvado de la
hora de la angustia, la misma hora en la que Abraham e Isaac han entrado y han salido con perfecta integridad de
corazn en el cumplir la voluntad de Dios. En este sentido es importante la traduccin de M y de TgF, donde
Abraham pide a Dios el perdn de los pecados en virtud de la atadura de Isaac. La insistencia sobre la identificacin
Moria/Templo puede contribuir a subrayar el aspecto sacrificial de la ofrenda de Isaac, el cual es atado as en el lugar
de los futuros sacrificios. Cf. La oracin de los padres y las madres de Israel, p. 152.

15

hecho de su Hijo, al que no perdon (Rom 8, 32) o como dice el Pregn Pascual
por rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo!23. El cordero sacrificado era una
figura del cordero de Dios que quita el pecado del mundo y la salvacin de Isaac de la
muerte es una tipologa24, una prefiguracin de la resurreccin de Jesucristo25.

7. Proyeccin espiritual del Aquedah


a. Paradigma de la prueba
Como paradigma de la prueba que vive todo cristiano interpreta Carlo M.
Martini, el sacrificio de Isaac: Ciertamente esta prueba se le dio a Abrahn para todo el
pueblo de Israel, el cual mirar siempre esta prueba como dada para todos los hombres
que apelan a Abrahn y que estn contenidos en l. La prueba de Abrahn es de alguna
forma la nuestra 26. Dice el salmo 33 que muchas son las pruebas que le esperan al
justo, ms de todas le libra el Seor (v. 20). Hay una prueba por la que todos hemos de
pasar, la prueba de la fe, como Abrahn: Cul es el Isaac que tienes que sacrificar?
b. Figura del Misterio Pascual de Jesucristo
Ya hemos apuntado, cmo los Padres han visto en el sacrificio de Isaac la figura
de la Pasin de Jess, el Hijo nico. El Abb! Padre; todo es posible para ti; aparta
de sta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras t (Mc 14, 36) es la
trasposicin neotestamentaria del Nuevo Isaac, el Aquedah de Jess a su Padre. Su
crucifixin es la mayor exposicin pblica del Amor del Padre al Hijo y del Hijo nico
al Padre: Abb!: Jess, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos pongo mi
espritu, y, dicho esto, expiro (Lc 23, 46); Cuando tom Jess el vinagre, dijo: Todo
est cumplido. E inclinando la cabeza entreg el espritu (Jn 19, 30).
Abrahn recupera a su hijo en el momento en que est por sacrificarlo; Jess, el
Hijo de Dios, despus de atravesar la ignominiosa muerte en la cruz, resucita glorioso y
vive eternamente: Cristo Jess ha muerto, ms an, ha resucitado y est a la derecha de
Dios intercediendo por nosotros (Rom 8,34) El Padre haba estado entrenando aos y
aos a Abrahn, purificndolo con pruebas para que desempease el papel del sacrificio
supremo a la perfeccin. Y Abrahn va a responder. No va a matar a su hijo, sino a
engendrarlo en una dimensin nueva.
La seguridad de su futuro, un futuro con su hijo, sigue fundndose en Dios. Su
lgica no es la de retener para tener, sino la de crear una relacin nueva que le haga ser
ms. Para l retener es inferior modo de posesin que el esperar. No va a ser el hijo que
ha engendrado Abrahn el que le har padre de un gran pueblo, sino el hijo que le nazca
como regalo de Dios a su actitud obediente. Este nuevo nacido ser el mismo Isaac,
23

Cf. Himno del Exultet que se canta en la Vigilia Pascual.


La interpretacin del sacrificio de Isaac como expiatorio en favor del pueblo de Israel, la relacin entre la salida
de Egipto y el sacrificio del Monte Moria, la idea del cordero pascual como memoria del sacrificio de Isaac, todos
son temas, que de tal manera evocan la doctrina cristiana de la redencin por el sacrificio del Calvario, que
necesariamente nos hemos de plantear la posibilidad de que dichos temas hayan influido en nuestra soteriologa. Cf.
JEAN DANIELOU, Tipologa bblica. Sus origenes, Paulinas, Buenos Aires 1966, pp. 158-159.
25
En el comentario que hace ORGENES a Gn 22, 1-14, intercala la siguiente puntualizacin al texto de Hb 11, 17:
El apstol nos ha entregado los pensamientos de este hombre de fe; la fe en la resurreccin apareci por primera
vez con la historia de Isaac. Abraham esperaba que Isaac resucitara. Cf. A. HAMMAN-F.QURE-JAULMES, El
misterio de la Pascua, p. 60.
26
Cf. Abraham, nuestro padre en la fe, p. 130.
24

16

pero en una dimensin nueva, que puede ser el principio del pueblo de la promesa,
pueblo de Dios, porque Abrahn reconoce la propiedad de Dios sobre Isaac, por encima
de su relacin de padre. Abrahn no tiene que sacrificar al hijo de su carne; tiene que
ordenarlo al hijo de su fe.
En Isaac vivo, hijo de la fe, est el hijo de la carne agrandado en dimensin
infinita. Este es el hijo de la promesa, el que salva a Abrahn porque no se lo reserv.
La actitud del patriarca es creadora del pueblo de Dios en el mundo. Abrahn est para
su hijo y para su pueblo en la relacin que nace de la total confianza en Dios. Se funda
en la humana, pero sta es agrandada por aquella.
"At a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar encima de la lea. Abrahn tom el
cuchillo... -"Abrahn!, no alargues tu mano contra tu hijo. Ya he comprobado que
respetas a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo nico". Tampoco t, Padre
mo, has perdonado la vida de tu Hijo, tu Hijo amado, tu Hijo nico.
Qu misterio se esconde en el abismo de ese sacrificio? El abismo del amor, del
Padre Dios a la humanidad, y de Abrahn a Dios. Isaac qued con vida, la misma que
antes de haber sido puesto en el altar tena.
"Cogi Jess a Pedro, a Santiago y a Juan y subi con ellos a una montaa alta
y apartada. All se transfigur delante de ellos: sus vestidos se volvieron de un blanco
deslumbrador" (M 9,2). Marcos, imaginativo en los colores, describe el color brillante
de los vestidos de Jess. Slo Mateo describe "su rostro que brill como el sol" (17,2).
Qued Isaac vivo en Moria, en el Tabor, Jess, transfigurado como en la Resurreccin.
Lo necesitaban aquellos discpulos que, acababan de escuchar que Jess tena que ser
ejecutado, y se haban llenado de ensombrecida tristeza con esa profeca. Y lo
necesitaba la Iglesia entera, dbil, enferma, que no ha alcanzado an la madurez de la fe
de Abrahn. Necesitamos alcanzar en la contemplacin una chispa de esa
transfiguracin para seguir caminando.
c. Modelo de nuestro tinerario espiritual hacia la Pascua
Tambin, para nosotros hoy, la figura de Isaac se transforma en modeloparadigma de nuestro itinerario espiritual camino de la Pascua vivido como un nuevo
xodo a travs del desierto cuaresmal, para que, llegados a la montaa santa, con el
corazn contrito y humillado, reavivemos nuestra vocacin de pueblo de la alianza
(Prefacio V de Cuaresma). Todos hemos de preguntarnos hoy: Quin o cual es el Isaac
que el Padre me invita a sacrificar en esta Pascua? Y pedirle al Padre Todopoderoso que
l transforme nuestra vida en una ofrenda permanente, para que gocemos de su heredad
con Abrahm, Isaac, Mara, la Virgen Madre de Dios, los apstoles y los mrtires, y
todos los santos por cuy intercesin confiamos obtener siempre su ayuda
(Conmemoracin de los Santos de la Plegaria Eucarstica III):
d. Comprensin mariolgica del Aquedah
En el Camino Neocatecumenal la figura de la Virgen Mara es presentada como
el paradigma de la fe. En este punto, converge con la figura de Abrahn, tal y como

17

puso de manifiesto el Papa Juan Pablo II en su Carta Encclica Redemptoris Mater27:


Por lo tanto, la fe de Mara puede parangonarse tambin a la fe de Abrahn, llamado
por el Apstol nuestro padre en la fe. En la economa salvfica de la revelacin divina la
fe de Abrahn constituye el comienzo de la Antigua Alianza. Como Abrahn esperando
contra toda esperanza, crey y fue hecho padre de muchas naciones (Rom 4, 18), as
Mara, en el instante de la anunciacin, despus de haber manifestado su condicin de
virgen (cmo ser esto, puesto que no conozco varn?`), crey que por el poder del
Altsimo, por obra del Espritu Santo, la convertira en la Madre del Hijo de Dios segn
la revelacin del ngel: El que ha de nacer ser santo y ser llamado Hijo de Dios` (Lc
1, 35) [] Como el patriarca del Pueblo de Dios, as tambin Mara, a travs del
camino de su fiat filial y maternal, esperando contra esperanza, crey` (RMa, n 14).
Mara est situada en el punto final de la historia del pueblo elegido, en
correspondencia con Abrahn (Mt 1, 2-16). Abrahn es el padre de los creyentes (Rom
4) y el modelo de los justificados por la fe. Abrahn, el padre de los creyentes, era el
germen y el prototipo de la fe en el Dios Salvador. En Mara encuentra su culminacin
el camino iniciado por Abrahn. El largo camino de la historia de la salvacin, la tierra
y el destierro se concretiza en el resto de Israel, en Mara, la hija de Sin, madre del
Salvador. Mara es la culminacin de la espera mesinica, la realizacin de la promesa.
As toda la historia de la salvacin desemboca en Cristo, nacido de mujer (Gl 4,4).
Mara es el pueblo de Dios que da el fruto bendito a los hombres por la potencia de
la gracia creadora de Dios. Abrahn y Mara aparecen constantemente ante los ojos y
odos de los neocatecmenos en su itinerario de fe.
Efectivamente, Mara ha hecho tambin un itinerario de fe, en palabras de Juan
Pablo, camino de la obediencia de la fe (RMa, n 16). Ha recibido una noticia, la ha
credo, ha concebido virginalmente en su seno, ha gestado y dado a luz al Hijo de Dios.
Precisamente por esta fe colmada de fidelidad se convierte Mara en tipo de la
Comunidad de los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan (cf. LG, n 58). En el
cristianismo se reproduce el mismo camino fecundo; tambin en cada bautizado, por el
poder del Espritu, nace un hombre nuevo si cree en la Palabra y la conserva en el
corazn. En el seno de la Iglesia ser gestado el catecmeno hasta que nazca en la fe
bautismal como fiel cristiano. La grandeza de Mara consiste en su fe, en haber
concebido en la fe, antes que en su seno al Hijo de Dios: Feliz la que ha credo que se
cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte del Seor (Lc 1, 45). Mara es, pues,
el icono de la Iglesia, de cada cristiano y, tambin, del neocatecmeno. As explica esta
relacin Kiko Argello: El cristiano tiene en Mara la propia imagen: ella ha acogido el
anuncio, ha llevado en su seno a Jess, lo ha dado a luz en medio de la pobreza y el
rechazo. Siendo la madre de Jess, tiene un amor maternal, lleno de ternura e inmenso
hacia el Hijo de Dios. Este amor, esta nueva maternidad, celeste y virginal, es dada en
participacin al cristiano por obra del Espritu Santo. Por lo dicho se comprende el por
qu de la unidad estrecha que existe entre el cristiano y la Virgen Mara; y cmo en el
camino neocatecumenal existe un amor tan grande a la Iglesia y sobre todo a la Virgen
Mara28.

27

Publicada el ao 1997.
Citado por R. BLZQUEZ, en Mara en el Camino Neocatecumenal, en Transmitir el Evangelio de la verdad,
Cultural y Espiritual Popular, S.L., Madrid 1997, p. 249.
28

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ORACIN
Oh Dios, Padre supremo de los creyentes, que multiplicaste
sobre la tierra los hijos de la promesa con la gracia de la
adopcin y, por el misterio pascual, hiciste de tu siervo
Abraham el padre de todas las naciones, como lo habas
prometido: concede a tu pueblo responder dignamente a la
gracia de tu llamada. Por Jesucristo nuestro Seor29.

29

Cf. Oracin Conclusiva a la 2 Lectura (Gn 22, 1-18) de la Vigilia Pascual.

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