Ciudades en La Encrucijada Violencia y Criminalidad Tres Casos
Ciudades en La Encrucijada Violencia y Criminalidad Tres Casos
Ciudades en La Encrucijada Violencia y Criminalidad Tres Casos
EN LA ENCRUCIJADA:
Violencia y poder criminal
en Ro de Janeiro, Medelln,
Bogot y Ciudad Jurez
Contenido
Presentacin................................................................... 5
Introduccin.................................................................. 9
La paradoja latinoamericana.
Las ciudades en perspectiva comparada.................................. 9
I. Cocana y conflicto........................................................... 14
II. Contenido del poder: consenso y violencia.................. 25
III. Forma y alcance del poder: la estructura...................... 37
Bibliografa........................................................................... 48
Ro de Janeiro: sufrir la violencia, decir la paz................. 49
I. La criminalidad y la violencia
en su contexto histrico y social.............................................. 50
II. Actores colectivos de la violencia en Ro de Janeiro........... 81
III. Las polticas de seguridad pblica y las UPP...................... 109
Bibliografa................................................................................ 116
Medelln en su laberinto
Criminalidad y violencia en los comienzos del siglo XXI... 119
I. Medelln y sus transformaciones.......................................... 121
II. Actores y estructuras delincuenciales:
en permanente mutacin......................................................... 130
III. Economa criminal prspera.............................................. 145
IV. Insercin en el entramado social barrial............................ 156
V. Capacidad para incidir en la esfera poltica......................... 165
VI. En la bsqueda de salidas al laberinto................................ 173
Bibliografa................................................................................ 178
PRESENTACIN
Presentacin
Introduccin
INTRODUCCIN
LA PARADOJA LATINOAMERICANA.
LAS CIUDADES EN PERSPECTIVA COMPARADA.
Amrica tiene la tasa de homicidio ms alta del mundo (con un valor de 19), seguida
de cerca por frica (16). Bien lejos estn Asia (4), Europa (2) y Oceana (3). Dentro
de Amrica, Centroamrica lleva la delantera con una tasa de 37, el Caribe con 19,
Suramrica con 16 y por ltimo Norteamrica con 5. UNODOC, 2012.
Ro de Janeiro en Brasil, Medelln y Bogot en Colombia, Ciudad Jurez en Mxico -las ciudades de las que nos ocupamos, comenzando por mirarlas de manera comparada en estas pginas
introductorias-, hacen el testimonio elocuente de la paradoja Latinoamericana. Ro de Janeiro, segunda ciudad de Brasil, gran centro
econmico y turstico mundial, enfrenta la presencia endmica de
bandas de traficantes adueadas de un sinnmero de favelas, de
un tiempo para ac disputadas en su seoro por la polica y actores recientes identificados con el nombre de milicias. Medelln,
tambin segunda ciudad de Colombia, centro econmico reputado
de la condicin de urbe de la innovacin, afronta una larga presencia de bandas y combos insertos en las barriadas de la periferia
articulados a una estructura criminal sometida a frecuentes reacomodos. Bogot, escenario de una eficiente actividad productiva
asentada sobre su carcter de capital nacional, no termina de superar la permanencia de enclaves violentos y de una criminalidad
difusa extendida por el conjunto de la ciudad. Por ltimo Ciudad
Jurez, ncleo de la frontera mexicana al norte y hasta hace unos
aos epicentro de la industria maquiladora, fue devastada por la
guerra entre poderosas organizaciones de traficantes cuando cada
uno pretendi aduearse de los mercados de drogas ilcitas de la
ciudad.
Las cuatro ciudades encarnan de manera dramtica la paradoja latinoamericana, cada una desde dinmicas en extremo
diferenciadas. El contraste se impone, nada pareciera conectar
las contiendas locales en Brasil, las confrontaciones entre facciones en Colombia, la guerra en Mxico. Traficantes de Ro, bandas
criminales de Medelln, ganchos en Bogot, organizaciones de
traficantes en Jurez: el nombre adoptado en cada urbe corresponde, en efecto, a la particularidad de los agentes violentos propios de cada urbe.
Nuestra hiptesis, sin embargo, asume que las marcadas diferencias no dejan de permanecer conectadas por un rasgo comn
que las vincula. En las cuatro ciudades el negocio del narcotr10
Introduccin
11
gal sobre las estructuras de las sociedades urbanas plantea al modo de preocupacin primordial-, el interrogante sobre la naturaleza
del poder criminal que se viene asentando en diversas ciudades
latinoamericanas. Es la pregunta que nos servir como eje de la
comparacin: cul es la naturaleza del poder criminal que anida
en ms de una urbe Latinoamericana?
En el camino de abrir una comprensin de ese poder criminal echamos mano de tres dimensiones. Ellas constituyen la clave
comparativa y definen las secciones de estas pginas iniciales. Primero, la ubicacin del pas en los eslabones de la cadena del negocio3; tal ubicacin desempea un papel crucial en los modos de
produccin del conflicto violento en la urbe. Segundo, el ejercicio
del poder propiamente dicho (el contenido), esa mezcla de fuerza y consenso que los agentes violentos despliegan en el medio
urbano. Tercero, los patrones de organizacin, las maneras como
estructuran sus prcticas a fin de gestionar la empresa ilegal y desplegar su podero (la forma y alcance del poder).
Las tres dimensiones se articulan primero con la historia del
pas al que pertenecen y segundo con la particularidad de cada
ciudad. No todos los pases latinoamericanos han visto florecer los
carteles del narcotrfico que s han abundado en Mxico y Colombia, de tal modo que la modalidad y el grado de afectacin de cada
nacin estn atados a su devenir histrico: unas han sufrido crisis
profundas, otras han padecido dificultades graves y unas ms han
permanecido al margen de la algarrada que recorre la regin durante las ltimas tres dcadas. De igual manera, pese a que todas
las ciudades del continente tienen mercados de drogas ilcitas, slo
en unas aparecen los agentes violentos que convulsionan a Jurez,
Medelln y Ro. La historia de cada ciudad desempea tambin un
papel crtico.
12
El ciclo de las drogas ilcitas naturales (no sintticas) incorpora cuatro eslabones: produccin, procesamiento, comercializacin y consumo. La comercializacin, el eslabn
decisivo, se divide a su vez en domstica, de paso, final y venta al menudeo.
Introduccin
13
I. COCANA Y CONFLICTO
Volvemos a la pregunta que nos convoca: cul es la naturaleza
del poder criminal que anida en ms de una urbe Latinoamericana? Ese poder arranca, en primer trmino, en la conexin entre
conflicto violento y narcotrfico. De qu forma se construye la
conflictividad violenta en relacin con el sitio ocupado en la cadena del mercado de la droga? La ciudad est interconectada con
su pas. Una urbe poblada de violencias pertenece por fuerza a un
pas con correspondientes niveles de conflicto, de tal modo que
la ubicacin nacional opera como matriz de lectura de la ciudad.
Entramos entonces, en este primer apartado, en la consideracin
de los nexos entre pas y conflicto. Desde all es posible el salto a la
ciudad, nuestro objeto temtico.
14
Mxico por poner un caso-, carece de la guerrilla que s existe en Colombia, un actor
que marca el curso del conflicto armado de este pas.
Introduccin
Se siembra marihuana pero su cultivo est regado por el globo entero; segn reportes
de la Junta Internacional de Fiscalizacin de Estupefacientes (JIFE, 2008) existen
sembrados de marihuana en 174 pases, esto es en algo ms de las dos terceras partes
de las naciones del mundo. Marruecos adquiere notable importancia por la resina de
cannabis y su exportacin hacia Europa. Por su parte el epicentro del cultivo de opio
y la produccin de herona se hace en Asia, en el Sudeste (Afganistn y Paquistn) y
el Suroccidente (Laos, Myanmar, Tailandia, Vietnam). Durante la segunda mitad de
los 90 la amapola tuvo cierto auge en Colombia y no faltan informes de su existencia
en Guatemala y Mxico. Se trata en todo caso de reducidas extensiones una vez se les
compara con el centro mundial de su produccin.
8 El consumo de droga es variable a nivel mundial. Si bien es cierto que se centra en
Norteamrica y Europa, las tasas de prevalencia de las regiones productoras muestran
cifras preocupantes. Las regiones con niveles de consumo de marihuana por encima
de la media mundial son frica Central y Occidental (13,5%), Oceana (10,9%), Amrica del Norte (10,7%) y Europa Central y Oriental (7,6%). Otro tanto sucede con las
Anfetaminas, donde preponderan Oceana (2,1%), Amrica Central y Norte Amrica
(1,3%) y el Caribe (1,3%) (UNODOC, 2013).
15
Norte Amrica y Europa occidental representan el 44% y 33% del mercado minorista
mundial (CICAD-OEA, 2013, p. 9). Aun as regiones como Oceana y Sur Amrica
muestran un consumo nada despreciable, con tasas de prevalencia de 2,9 y 1,3 respectivamente, algunos puntos por encima de la media mundial (UNODOC, 2013).
10 La referencia histrica de la cocana en Gootenberg (2009).
11 Otros pases de la regin la producen, aunque en menor medida como Argentina,
Chile y El Salvador, entre otros (JIFE, 2008).
12 Sin embargo la productividad permanece equilibrada, en 2011 Colombia produjo el
42% de la oferta mundial, Per el 40% y Bolivia el 18%.
16
Introduccin
GRFICO No. 1
SIEMBRAS DE COCA EN PER, BOLIVIA Y COLOMBIA (2002-2011)
(HECTREAS)
120000
100000
80000
60000
40000
20000
0
Bolivia
Per
Colombia
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
21600
23600
27700
25400
27500
28900
30500
30900
31000
27200
46700
44200
50300
48200
51400
53700
56100
59900
61200
64400
102000
86000
80000
86000
78000
99000
81000
73000
62000
64000
17
18
Introduccin
PRODUCCIN
PROCESAMIENTO
COMERCIO
DOMSTICO
PASO
FINAL
Brasil
Mxico
Colombia
19
Introduccin
16 En Colombia los jefes paramilitares detentaban un control pleno sobre regiones enteras, hasta cuando fueran extraditados en el contexto de una negociacin con el gobierno. Seores de parecido tenor aparecen en Mxico y en el norte de Centroamrica.
17 La violencia se clasifica atendiendo al siguiente criterio. Violencia Baja: tasa de homicidio por debajo de 10 (en color verde); Violencia Media: entre 10 y 19 (en color gris);
Violencia Alta: entre 20 y 49 (en color zapote); Violencia Crtica: de 50 para arriba (en
color rojo). Se habla de violencia elevada desde la Violencia Alta: la tasa de 20 para
arriba significa la presencia de un conflicto violento de elevadas proporciones.
18 En ningn otro pas existe nada ni de cerca parecido a los Zetas mexicanos o los paramilitares colombianos, dos organizaciones dotadas de enorme capacidad operativa,
financiera y poltica.
21
2000-2004
2005-2009
El Salvador
58
61
Honduras
45
51
Guatemala
31
47
Venezuela
37
46
Colombia
58
37
Brasil
31
28
Ecuador
16
20
Panam
11
16
Paraguay
15
13
Nicaragua
11
13
Mxico
10
15
Costa Rica
Bolivia
SI
Uruguay
Argentina
Chile
SI
Per
19 La tasa nacional se presta a confusiones. Resulta clarificador sealar que en 2010 Mxico tuvo 276 municipios con homicidio crtico (por encima de 50), correspondiente
al 12% del total de municipios.
22
Introduccin
RANGOS DE VIOLENCIA
RANGO
COLOR
Crtico
Ms de 50
Alto
20 50
Medio
11 - 19
Bajo
Menos 10
Fuente: Salvador, Honduras, Guatemala, Panam, Costa Rica y Nicaragua en Observatorio Centroamericano sobre Violencia, Homicidios
en Centroamrica y UNODC. Venezuela en Programa Venezolano de Educacin-Accin en Derechos Humanos. Ecuador, Paraguay,
Bolivia, Uruguay, Argentina y Chile en UNODC. Brasil en Sistema de Informaes sobre Mortalidade. Mortalidade por Agresso no
Brasil. Mxico en Sistema de informacin en Salud. Secretara de Salud de Mxico. Colombia en Departamento Administrativo Nacional
de Estadstica (DANE).
Por el contrario en el extremo opuesto de la cadena, en el eslabn de la produccin, no se generan ni acumulaciones importantes
de dinero ni mayores violencias nacionales20. Lo atestiguan Per y
Bolivia, ambos pintados con el color azul de la violencia baja21. En
Per estuvo de por medio la guerrilla de Sendero Luminoso, dotada
de la fuerza suficiente para desafiar el poder del Estado. La captura
de sus jefes y el desmantelamiento de sus frentes la neutralizaron,
de buen grado porque el grupo insurgente se resisti a adoptar el
narcotrfico como fuente de financiacin22. La excepcin la constituye Colombia, pas donde la cadena completa hace parte de la
guerra incluyendo el control sobre las zonas de cultivo23. Sin los
ingresos del narcotrfico ni guerrillas ni paramilitares hubieran
alcanzado el poder geopoltico que lleg a traducirse en su pre-
23
24
Introduccin
ubicacin en la cadena del narcotrfico no pierde su fuerza. A medida que se avanza en los eslabones las violencias ascienden de la
mano de los montos de dinero en circulacin. El negocio ilegal de
la cocana, donde llega, agudiza la crisis: opera como caja de resonancia de las fracturas que cada pas trae consigo de su historia.
Latinoamrica ha vertido una ingente cantidad de sangre en
esa guerra insensata contra las drogas. Sus sociedades padecen un
impacto de implicaciones duraderas, se trata de una experiencia
criminal que en ciertos pases ya cumple algo ms de tres dcadas
de duracin. La proscripcin de la siembra, tenencia y consumo
el corazn de esa guerra-, convirti el oro blanco en mercanca a
cuya sombra se cuece una tupida maraa de conflictos.
25
26
Introduccin
pobladas slo por ellos, son lugares urbanos donde la vida bulle
con todos sus atributos. Los agentes violentos hacen parte de
los tejidos sociales urbanos y sus cdigos culturales: cimentan
un consenso cuyas comillas provienen del hecho de que no
se trata de un acuerdo consentido por los dominados, sino de
una relacin presidida por la amenaza y la violencia. Las reglas
las imponen en ltima instancia las armas y la determinacin
de emplearlas, al margen de la voluntad de los implicados; empero, el peso decisivo de la fuerza no suprime la necesidad de
introducir un intercambio social que llamaremos consenso31.
La relacin entre agentes violentos y pobladores est regida
por un manojo de procederes inscritos en la mixtura de fuerza
y consenso, una mixtura cuya combinatoria vara de ciudad a
ciudad, de pas a pas.
1. La fuerza
Dos ciudades han experimentado episodios de violencia crticos. Medelln alcanz en 1991 la astronmica tasa de 396 homicidios por 100 mil habitantes y Jurez en 2010 la tambin desbordada
tasa de 229. Medelln se colorea en toda la dcada con el rojo de la
violencia crnica y Ciudad Jurez con el mismo tinte en el quinquenio 2005-2009 (Cuadro No. 3). Ro y Bogot no pasan por esos
extremos. La primera lleg en 1994 a una tasa de 73 y la segunda
en 1993 a una de 84. Son sus picos mximos, con muestras de una
tendencia a la baja durante el periodo 2005-2009. Sin embargo, pese
al descenso, las dos ciudades permanecen la dcada completa en el
amarillo de la violencia Alta.
31 Con esta mirada introducimos la nocin de insercin social del acontecimiento criminal y violento, un concepto que pretende mirar la dimensin social de la criminalidad,
tan usualmente escamoteada por esa mirada que slo se ocupa del agente criminal,
sus estrategias y propsitos.
27
CUADRO No. 3
PARTICIPACIN EN LA CADENA DE LA COCANA Y VIOLENCIA*
RO DE JANEIRO, MEDELLN, BOGOT Y CIUDAD JUREZ
CIUDAD
COMERCIO
DOMSTICO
FINAL
VIOLENCIA**
MENUDEO
2000-2004
2005-2009
Ro de Janeiro
49
33
Medelln
134
53
Bogot
29
21
Jurez
19
67
RANGOS DE VIOLENCIA
RANGO
COLOR
Crtico
Ms de 50
Alto
20 50
Medio
11 - 19
Bajo
Menos 10
28
Introduccin
2. Los actores
La prctica violenta (conectada a la ubicacin en la cadena), es
ejercida por un panorama singular de actores. Los agentes violentos y sus dinmicas (su insercin social desdoblada en unos nexos
con la poblacin y las instituciones), varan de una urbe a otra de
modo consistente.
Ro de Janeiro no es la ciudad ms violenta de Brasil34; pero s es, como lo sealan Michell Misse y Carolina Christoph, el
obligado punto de referencia de la criminalidad de su pas (Misse,
1999). El corazn del acontecimiento violento tiene como origen la
presencia de bandas de traficantes de droga insertos en las favelas,
sometidos al permanente ataque de autoridades policiales que ingresan regidas por un esquema de operacin militar y, como con-
29
secuencia, desprovistos de todo cuidado con la presencia de moradores que hacen su vida transitando la calle35. Los traficantes por
su lado, provistos de destacamentos de seguridad apertrechados
con armas de largo alcance, tampoco se detienen ante miramiento
alguno cada vez que la polica realiza sus incursiones. Adems, durante la primera mitad de la dcada del 2000 hicieron su aparicin
las milicias, organizaciones compuestas en su mayora por policas
o militares -en retiro o activos-, empeados en arrebatar el control
de las favelas a los traficantes36. Tambin se da el caso de enfrentamientos entre los mismos traficantes, quienes chocan entre s ante
cada ocasin en que algn dono decide tomar el control de una favela bajo poder de otro -fue la nota dominante durante el montaje
del negocio a comienzos de los 90-37.
Medelln s fue durante un buen tiempo la ciudad ms violenta de Colombia, competida en su historial de muerte slo por otras
ciudades de la misma regin antioquea38. Tuvo la fatal condicin
de ser la sede del cartel ms poderoso de los aos 80. Desde ese
entonces, como lo exponen Ana Mara Jaramillo y Max Yuri Gil,
el conflicto violento se ha urdido con la participacin de una gran
variedad de actores. Los combos (grupos armados de jvenes en
los barrios) y los sicarios de los aos 80 fueron perseguidos sin
clemencia por las milicias, un proyecto de control armado que
protagoniz la escena del conflicto violento durante la primera
mitad de los 90. Entretanto se vena consolidando el control de
la Oficina de Envigado sobre la criminalidad de la ciudad, en35 La Polica ha cometido, entre 2002 y 2010, ms de 6 mil homicidios de civiles en la
ciudad de Ro y ms de 10 mil en el estado de Ro, en supuestas situaciones de confrontacin legal conocidas con el nombre de autos de resistncia (Misse, 2013). En
los mismos aos fueron muertos en servicio 311 policiales en el estado de Ro, una
proporcin de 32 homicidios de civiles sospechosos por cada policial asesinado.
36 Uno de los casos ms sonados de las milicias es la denominada Liga de la Justicia.
37 El dono es el jefe de la banda. Las bandas forman redes llamadas facciones que reparten entre s tambin el sistema penitenciario: Comando Vermelho (Comando Rojo),
Tercer Comando, Amigos de los Amigos, etc. En So Paulo hay control monoplico de
una sola faccin, el PCC (Primer Comando de la Capital).
38 Se trata de Apartad y Turbo, las dos ciudades de Urab. Entre 2001 y 2010 Medelln
tuvo una tasa promedio de 93, Cali de 95 (DANE, 1980-2010).
30
Introduccin
31
32
Introduccin
donde el homicidio permanece en niveles crticos), as como la proliferacin de una criminalidad presidida por un crimen organizado
montado sobre el negocio de la droga44.
3. El consenso
La evaluacin de la capacidad poltica de un proyecto en el
poder se mide por el grado de uso de la fuerza: el escaso empleo
del recurso violento sirve de indicativo de la capacidad de fundar
un proyecto legtimo esto es, capaz de concitar la poblacin por la
potencia misma de su proyecto, al margen de cualquier coaccin-.
En el caso del poder del crimen, de manera distinta, la fuerza est
siempre presente; el consenso es subsidiario. Naturalmente la condicin subsidiaria no le resta importancia, en especial cuando una
estructura criminal ejerce dominio sobre la vida de la gente con
quien convive. Las polticas pblicas de seguridad han de tomarse
en serio los intercambios entre los agentes violentos y la poblacin.
Ah reside una clave primordial, probablemente de mayor o por lo
menos de igual importancia a la violencia. Son las dos caras de un
mismo fenmeno.
En So Paulo (Brasil) el Primeiro Comando da Capital (PCC)
est provisto de la capacidad de control sobre la criminalidad de
la megaciudad. Es la nica estructura operante. Como parte de
sus prcticas organizativas implementaron la ejecucin de juicios
dotados de los dispositivos que entraan la majestad de un tribunal
acusador y defensor, jurados y testigos-, habilitados ante diversas
situaciones de conflicto surgidas, bien de la estructura criminal
bien de la vida de los moradores con quienes conviven. Una prctica de tal naturaleza acerca el crimen paulista a un proyecto de
construccin de consenso justo porque, ante sus miembros y ante
los moradores de las favelas, los juicios le ponen freno a aquello
44 La criminalidad bogotana resalta por su fragmentacin. El negocio de la droga alimenta las dos formas ms conspicuas: las bandas de comercio ilegal (las ms organizadas
y jerarquizadas, dotadas de cuerpo armado propio) y las bandas de residencia (grupos
controlando la venta al menudeo en los barrios).
33
34
Introduccin
36
Introduccin
genera un clima de zozobra y desconfianza en lo local. Para los pobladores, sin duda, la droga y la inseguridad asociada a ella constituyen el problema ms sentido de la vida comunitaria. Los puntos
de venta pueden no generar una violencia homicida de elevada
peligrosidad pero encarnan una fuente de conflicto, incluso en una
ciudad de violencia media como la capital colombiana.
37
46 El patrn puede modificarse en el tiempo como bien lo evidencia Medelln: entre los
80 y parte de los 90 ejerci dominio sobre el eslabn final, desde ese entonces desempea una funcin clave en el eslabn domstico.
47 Recordar que en Medelln los combos de los barrios estn afiliados a una banda, quienes a su vez rinden tributo al seor. Al da de hoy el pinculo est en disputa.
38
Introduccin
39
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Introduccin
41
42
Introduccin
43
58 En Jurez sus organizaciones estn centradas en el negocio de la droga, sin diversificacin en otras actividades ilegales como si lo hacen organizaciones de otras regiones de Mxico-. En Ro los traficantes tampoco se diversifican, mientras las milicias
s pasan por otra serie de actividades ilegales (su renuencia a adoptar el negocio de
la droga las fuerza a la diversificacin). En Bogot, por definicin, la criminalidad se
diversifica sobre su profusa fragmentacin.
59 Las organizaciones de Jurez y los traficantes de Ro no diversifican sus actividades
ms all del negocio de la droga (las milicias s lo hacen). En Bogot la economa criminal se diversifica sobre su enorme fragmentacin.
60 En Jurez y en Bogot las estructuras no se ocupan de tramitar la poltica.
44
Introduccin
A MODO DE CIERRE
El impacto que provocan los agentes violentos sobre las estructuras urbanas es ms que considerable. El recorrido comparado puesto en escena bien lo revela, los actores comprometidos
en la gestin del narcotrfico afectan el rumbo que toman un
sinnmero de aspectos de la vida colectiva en la ciudad. Los tejidos sociales y la tramitacin del conflicto, la accin colectiva y
las redes polticas, el trabajo y los emprendimientos econmicos:
por esta arista o por la otra todos estn afectados por ordenamientos ilegales que ya se insertan en las barriadas administrando la
existencia de sus gentes, ya se constituyen en ejrcitos privados
dotados de la capacidad de imponer la guerra y la criminalidad
rampante. El podero de las estructuras criminales urbanas en
Amrica Latina tal y como lo ponen en evidencia nuestras cuatro ciudades-, ahondan ms todava la ya insondable fractura que
atraviesa sus sociedades.
61 Para la comparacin falta tambin la relacin de los agentes violentos con la justicia
y otros aparatos del Estado diferentes a la seguridad.
45
46
Introduccin
62 Por supuesto los centros de poder no son monolticos, en su interior bullen fuerzas
que pujan por la transformacin de la poltica frente a la droga. En Estados Unidos tres
estados avanzan en la legalizacin de la marihuana.
63 Es desafortunado que el ms reciente informe de desarrollo humano, centrado en la
seguridad del continente, reduzca el narcotrfico al simple papel de una expresin
ms del crimen organizado.
47
BIBLIOGRAFA
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Weber, M. (2007). Sociologa del poder: los tipos de dominacin. Madrid: Alianza
editorial
48
RO DE JANEIRO:
SUFRIR LA VIOLENCIA,
DECIR LA PAZ1
Michel Misse2
Carolina Christoph Grillo3
La realizacin de la Investigacin en Ro cont con la colaboracin de varios investigadores del Ncleo de Estudios sobre Ciudadana, Conflicto y Violencia Urbana
(NECVU) de la Universidad Federal de Ro de Janeiro, especialmente Marcela Arajo
Silva.
2 Doctor en Sociologa (IUPERJ, 1999), Profesor de Sociologa en el Departamento de
Sociologa y en el Programa de Posgrado en Sociologa y Antropologa de la Universidad Federal de Ro de Janeiro.
3 Doctora en Antropologa (PPGSA-UFRJ, 2013), Investigadora Asociada del Ncleo de
Estudios de la Ciudadana, Conflicto y Violencia Urbana (NECVU) de la Universidad
Federal de Ro de Janeiro.
49
En los ltimos aos una poltica de reduccin de los homicidios y la instalacin, en las principales favelas, de unidades policiales pacificadoras, las llamadas UPP, lograron hacer declinar la
tasa de homicidios hasta alcanzar ndices de los aos 80 y desalojar
el control armado de los principales centros de microtrfico de
drogas en la ciudad.
El objetivo de este texto es triple: primero, presentar una contextualizacin histrica y social de la ciudad de Ro de Janeiro, con
el fin de permitir una visin general de lo que se configur como
una acumulacin social de la violencia entre los aos 50 y los
aos 90 (Misse, 1999; 2006), as como un anlisis de la situacin de
criminalidad en la ltima dcada. Luego, presentar los dos principales actores colectivos de la violencia actual en Ro de Janeiro:
las facciones del microtrfico en las favelas y los grupos de policas
que actan en relacin con las facciones, ya sea extorsionndolas, o
reemplazndolas y reprimindolas mediante formaciones ilegales
llamadas milicias. Finalmente, en la ltima parte, discutiremos
las polticas de seguridad adoptadas por el gobierno en la ltima
dcada, especialmente la actual poltica de creacin de Unidades
de Polica Pacificadora en las principales favelas de la Capital de la
Provincia.
I. LA CRIMINALIDAD Y LA VIOLENCIA
EN SU CONTEXTO HISTRICO Y SOCIAL
1. Ro de Janeiro y la acumulacin social
de la violencia
Ro de Janeiro fue la capital de Brasil desde 1763 hasta 1960, es
decir, por cerca de dos siglos. Situada en la costa sudeste del pas,
sirvi durante ms de un siglo (1720-1850) como el principal puerto
de llegada de esclavos de frica y de exportacin colonial del oro
y piedras preciosas extradas en Minas Gerais, hacia la metrpoli
portuguesa. Al ser sede de la administracin colonial portuguesa,
fue tambin, luego de 1808 y hasta la independencia, en 1822, sede
50
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
llegaron al poder en marzo de 1964, por medio de un golpe de estado militar. La nueva dictadura, de los opositores de Vargas, durar
hasta 1985, uno de los periodos ms sombros de la historia poltica
brasilea, pero marcado por un gran crecimiento econmico y rpido aumento de la modernizacin capitalista del pas, dirigida por el
Estado y basada en el tringulo de empresas nacionales, empresas
estatales y empresas multinacionales. Pero Ro de Janeiro haba dejado de ser la capital poltica y administrativa del pas desde 1960,
cuando fue inaugurada Brasilia, una ciudad en el altiplano central
del pas, planeada para ser la nueva capital de Brasil.
Observando esas transformaciones polticas, pero con un toque de cambio social mucho ms profundo, la economa y la demografa brasilea transforman, en el corto periodo de veinte aos
(1950 1970), el continente agrario brasileo en un pas fuertemente urbanizado. Las migraciones internas de poblaciones, principalmente del nordeste brasileo en direccin al sudeste, triplican
la poblacin de Ro de Janeiro y de So Paulo en el corto periodo
de treinta aos. Son poblaciones compuestas en su mayora por
personas pobres o miserables, que huyen de la sequa o del estancamiento econmico y que van a instalarse en la periferia de las
grandes ciudades costeras o a aumentar el tamao de sus favelas.
Las favelas de Ro de Janeiro, que surgieron durante la reforma
urbana de principios del siglo, van a pasar de 40 mil habitantes,
en 1940, a 800 mil habitantes en 1980. La periferia, constituida por
pequeas aldeas de economa rural va a transformarse, en poco
tiempo, en grandes asentamientos urbanos, con la divisin del terreno en lotes para la construccin de casas, antes de que cualquier
oferta en transporte pblico, saneamiento y servicios pblicos de
educacin y salud fuera capaz de ser producida por el Estado. An
hoy esas reas sufren con la baja capacidad del Estado para atender
las exigencias mnimas de servicios pblicos.
La universalizacin de la educacin pblica, a partir de los
aos 70, y de la salud pblica, a partir de los aos 80, no estuvo
acompaada de medidas capaces de mantener la calidad de los servicios y detener la progresiva evasin escolar y la baja capacidad de
52
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
53
mente en la dcada del 70, esa representacin alcanza la magnitud de un peligro creciente. Los titulares de la prensa no exageran
cuando resaltan que las ciudades tienen miedo.
Es innegable el extraordinario aumento de la criminalidad
violenta en las grandes ciudades brasileas en el ltimo cuarto
del siglo XX. Ms que un aumento excepcional en el nmero relativo de homicidios dolosos, robos a residencias y a vehculos,
robos seguidos de muerte, asaltos a mano armada y conflictos
diversos con heridos y muertos, se observa un cambio evidente
en el modelo de sociabilidad de las ciudades, con inseguridad
en la circulacin por calles y avenidas, incluso en carro y durante el da, muertes por balas perdidas, solicitudes de polticas
de invasin militar a innumerables reas pobres, masacres a manos de grupos de exterminio. En casi todas las grandes ciudades
brasileas, y en algunas ciudades de mediano porte en las reas
de influencia de las grandes ciudades, siguiendo un modelo que
adquiri visibilidad a partir de Ro de Janeiro y de So Paulo, la
mayor parte de los edificios y residencias fueron cercados por
diversos dispositivos de seguridad, los horarios de circulacin por
la ciudad se hicieron relevantes para todos sus habitantes y centenas de barrios y reas son considerados peligrosos cuando no
inaccesibles para quienes no son residentes.
Es innegable tambin que ese aumento de la violencia criminal es diferenciado en el tiempo y en el espacio de esas grandes
ciudades. La visibilidad de tal aumento comienza en Ro de Janeiro
a mediados de los aos 50 y en So Paulo un poco despus, acompaando la urbanizacin rpida y la modernizacin contradictoria
del pas, y se va generalizando hacia otras capitales: Recife, Vitria,
Aracaju, Salvador, Fortaleza. No obstante, otras grandes capitales
como Florianpolis, Belo Horizonte, Curitiba, Belm, aunque presentaban tasas de aumento de la violencia criminal, no parecan
seguir, hasta ese entonces aunque tardamente, el mismo modelo.
Todo el pas, hacia los aos 80 y 90, parece entonces dividirse en
ciudades catalogadas como peligrosas y ciudades tranquilas a
los ojos de sus habitantes o de sus visitantes. Adems, entre las ciu54
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
55
Tambin es innegable que la visibilidad de la violencia criminal asociada a un cierto grado de organizacin de la misma siempre
fue ms grande en Ro de Janeiro, incluso antes de verificar ese
aumento en los aos 50. El juego del bicho, que aunque muy popular siempre fue ilegal; la tradicin de ciertos estilos de vida en las
zonas bohemias, en los tugurios y, posteriormente, en las favelas
cariocas, con sus escuelas de samba, sus malandrines y sus redes
de solidaridad, pero tambin con sus valientes y sus ollas de vicio;
la expresin cultural de sus mitos urbanos y de sus luchas polticas,
que ganaron el imaginario nacional en la literatura, en el cine, en
la msica urbana. Pero, principalmente, el hecho de haber sido
Ro de Janeiro la capital federal, puerto y centro turstico nacional e internacional, adems de albergar las principales empresas
de comunicacin del pas, hicieron de la ciudad, particularmente
desde el final de la dictadura Vargas en 1945, una ciudad especialmente observada por todos los brasileos, una compleja y ms
extensa utopa urbana brasilea, mezcla de seduccin y recelo,
de atraccin y repulsin de un imaginario urbano cuyas races se
pierden en la historia cultural que forj o invent la nacionalidad
brasilea.5
La invencin de la samba fue tambin una invencin de
Ro de Janeiro como ciudad tpico-ideal de Brasil, la invencin del
carioca como un estilo de vida diferente, supuestamente ms cosmopolita, de buen humor y superior. La asociacin del carioca con
el malandrn, distinguindose de otros estereotipos regionales - el
mineiro desconfiado; el paraba o norteo, violento en la defensa
del honor, valentn y trabajador esmerado; el paulista, trabajador compulsivo y conservador; el gaucho, machote, autoritario;
el baiano, indolente, hablador, tambin malandrn, etc., todo ello
indica una invencin cultural que especifica a Ro, distinguindolo
de las invenciones (muchas veces producidas en el propio Ro, en5
56
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
58
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
Bocas do fumo son los puntos de venta al por menor de marihuana (y despus de
cocana), cuya denominacin viene desde los aos 40 y 50.
59
En Colombia, como lo observa Daniel Pcaut, el mito de una Violencia que se hizo
autnoma, generalizada, que sobrepasa a sus protagonistas para transformarse en el
principal personaje de un destino nacional, parece oponerse, al mismo tiempo, a las
micronarrativas hechas de una multiplicidad de experiencias, impidiendo la emergencia de una visin de conjunto, o de una metanarrativa coherente, de una historia.
8 La oposicin del morro y del asfalto es antigua, y primitivamente asimilaba el asfalto con la ciudad, con lo pblico, dejando al morro en una posicin perifrica, casi
rural, estrictamente comunitaria. Con el tiempo, esa oposicin pas a ser tambin la
que existiera entre los ciudadanos y los marginados y actualmente entre el anonimato
de la ciudad y la identidad de la comunidad local, pero tambin entre los incluidos
y los excluidos de la ciudadana.
60
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
Hasta los aos 90, el fortalecimiento (palabra empleada para ese intento) obtuvo
cierto xito, principalmente en las pandillas que se identificaban con el llamado Comando Vermelho (comando rojo), pero nada que se comparase con lo que se representa
internacionalmente como una organizacin criminal.
61
62
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
63
64
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
65
Tabla No. 1
Poblacin de Brasil y de Ro de Janeiro.
BRASIL
RO
PORCENTAJE
1999
168.753.552
5.811.650
3,44
2000
171.279.882
5.857.904
3,42
2001
173.808.010
5.904.158
3,40
2002
176.303.919
5.950.412
3,38
2003
178.741.412
5.996.667
3,35
2004
181.105.601
6.042.921
3,34
2005
183.383.216
6.089.175
3,32
2006
185.564.212
6.135.429
3,31
2007
187.641.714
6.181.683
3,29
2008
189.612.814
6.227.938
3,28
2009
191.480.630
6.274.192
3,28
2010
193.252.604
6.320.446
3,27
2011
194.932.685
6.355.949
3,26
Grfico No. 1
PIB per cpita en Brasil y en el Municipio de Ro de Janeiro.
20000
18000
16000
14000
12000
Brasil
Rio de Janeiro
10000
8000
6000
4000
2000
0
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
Fuente: ISP-RJ y Necvu-UFRU
66
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
PEA*
POB. OCUPADA**
TASA DESOCUP.
POB. DESOCUPADA
2002
2 795 339
2 544 427
9.0
250 912
2003
2 906 754
2 645 793
9.0
260 961
2004
2 910 765
2 715 371
6.7
195 394
2005
2 839 241
2 676 730
5.7
162 511
2006
2 867 875
2 669 637
6.9
198 238
2007
2 872 399
2 711 525
5.6
160 874
2008
2 963 976
2 788 448
5.9
175 528
2009
2 912 875
2 763 593
5.1
149 282
2010
3 152 146
2 252 842
5.0
148 732
(*) PEA - Poblacin Econmicamente Activa (con ms de 10 aos de edad) en julio de cada ao
(**) POB OCUPADA - Nmero de personas empleadas
Brasil
Ro
1991
0,595
0,624
1995
0,599
0,580
2000
0,593
0,580
2005
0,559
0,558
2010
0,520
0,520
* Ingreso familiar per cpita.
67
Hay pocos datos recientes sobre el IDH - ndice de Desarrollo Humano de Ro de Janeiro. El ltimo, del ao 2000, alcanza el
0,842 cuando el de Brasil era del 0,665. An no ha sido divulgado
el de 2010 para Ro de Janeiro, con base en el ltimo censo, pero
por la evolucin del ndice brasileo puede obtenerse un estimado
as como una comparacin con los ndices colombiano y mexicano.
Mxico avanza ms que Brasil (0,177 a 0,169), en el conjunto de la
serie, y ste avanza un poco ms que Colombia (0,169 a 0,160), en
el periodo 1980-2010 (grfico 2).
Grfico No. 2
Comparacin entre ndices de Desarrollo Humano.
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
Brasil
Colombia
Mexico
0,4
0,3
0,2
0,1
0
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
capital de Brasil. Desde un punto de vista econmico es el segundo municipio del pas, slo despus de So Paulo. Pero otras
capitales vienen presentando tambin ndices de calidad de vida
mejores que los de Ro. La violencia, que en el periodo 1950-1990
pareca acumularse solamente en Ro de Janeiro y en So Paulo,
se extiende hoy a muchas otras capitales y ciudades brasileas,
que presentan ndices peores que los de Ro y de So Paulo. Pero
Ro contina siendo la ciudad cuya criminalidad parece servir
an de referencia nacional.
12 Datos oficiales del Ministerio de Salud, que divulga anualmente las estadsticas de
mortalidad con base en la Clasificacin Internacional de Enfermedades (CIE-10). Estas
estadsticas estn basadas en las declaraciones oficiales de defuncin, firmadas por
mdicos, documento exigido para entierros en cementerios brasileos.
69
bajo. Las investigaciones indican que no pasan del 15% los homicidios esclarecidos por la polica en Ro de Janeiro y cuyos supuestos autores pueden llegar a ser denunciados a la Justicia. La
aplastante mayora de los homicidios permanece sin esclarecer,
contribuyendo a que ocurran nuevos homicidios por la impunidad de sus autores. Las cuentas son claras: un asesino en Ro de
Janeiro tiene un 85% de posibilidades de no ser descubierto por la
polica. Aunque el bajo ndice de esclarecimiento dificulte conocer las circunstancias de tales homicidios, hay consenso entre los
especialistas de que una parte significativa de ese aumento est
relacionado con el microtrfico en favelas y otras reas urbanas
de bajos ingresos. Lo que sucedi en Ro de Janeiro a partir de los
aos 80 produjo un modelo de violencia urbana que se propag
hacia gran parte de las ciudades brasileas a partir de los aos 90
(tabla 4).
Tabla No. 4
Homicidios Intencionales en Brasil
y principales Regiones Metropolitanas en nmeros absolutos
19901992
19931995
19961998
19992001
20022004
20052007
Ro de Janeiro
11.689
13.863
17.623
16.326
17.568
14.934
So Paulo
19.797
22.620
28.539
32.606
25.687
14.086
Belo Horizonte
1.285
1.471
2.184
3.503
6.708
6.774
Porto Alegre
2.336
1.942
2.482
2.784
3.270
3.602
Recife
4.007
3.854
5.798
7.298
7.220
7.486
Vitria
1.468
2.217
3.082
3.212
3.592
3.665
Fortaleza
1.081
1.495
1.687
2.075
2.536
3.207
Salvador
nd
2.459
2.356
1.115
2.484
4.433
Curitiba
915
1.168
1.617
2.022
2.928
3.902
Belm
1.050
909
1.054
884
1.476
2.271
Brasil
91.174
100.342
121.351
136.217
149.112
144.430
70
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
71
Examinemos algunos datos sobre la criminalidad en el municipio de Ro de Janeiro en las ltimas dcadas. Comencemos
con las tasas de homicidio doloso. Aqu fue necesario que sumramos cuatro tipos de homicidios dolosos, generalmente presentados por separado en las estadsticas oficiales: homicidios dolosos,
robos seguidos de muerte, lesiones seguidas de muerte y muertes
de sospechosos en enfrentamientos con la polica. La dcada del
90 qued marcada como aquella en la que la tasa de homicidios
dolosos alcanz su ms alto nivel (ms de 70 homicidios por cada
100 mil habitantes). Pero como se podr verificar a continuacin,
otros indicadores de violencia se mantienen crecientes, mientras
que la tasa de homicidios, tras un descenso acentuado en la segunda mitad de los aos 90, se estabiliz durante una dcada entre 45
y 60 homicidios por cada 100 mil habitantes y volvi a descender
en los ltimos cuatro aos, aunque an se mantenga relativamente
alta (cerca de 30 homicidios por cada 100 mil habitantes).
Grfico No. 3
Homicidios dolosos en Ro de Janeiro: 1991-2011.
(Tasa por 100.000 hab.)
80
70
60
50
40
30
20
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
10
72
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
FRECUENCIA
TASAS
1991
3467
63,3
1992
3543
64,3
1993
3732
67,3
1994
4076
73,1
1995
3743
66,8
1996
3084
55,6
1997
3341
52,6
1998
2544
45,4
1999
2685
48
2000
3147
53,7
2001
2984
50,5
2002
3465
58,2
2003
3495
58,3
2004
3456
57,2
2005
3231
53,1
2006
3286
53,6
2007
3354
54,3
2008
2877
46,2
2009
2902
46,3
2010
2212
35,0
2011
1796
28,2
(*) SUMA TOTAL DE HOMICIDIOS DOLOSOS, LESIONES SEGUIDAS DE MUERTE, RESISTENCIA Y ROBOS CON MUERTE.
73
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
20
Si comparamos la progresin comparativa de las tasas de homicidio doloso consumado e intentado, verificaremos que al descenso tendencial de los homicidios dolosos se le suma un aumento progresivo de las tentativas de homicidio en todo el periodo,
excepto en los ltimos dos aos, cuando fue ms pronunciado el
descenso tanto de los homicidios dolosos como de las tentativas
de homicidios (grfico 5). Estos aos corresponden al periodo de
implementacin de las llamadas UPP Unidades Policiales Pacificadoras en varias favelas de Ro de Janeiro (trataremos de esto
ms adelante).
74
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
Grfico No. 5
Homicidios y Tentativas de Homicidio en Ro de Janeiro: 1991-2011
80
70
60
50
tentado
consumado
40
30
20
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
10
1400
1200
1000
Roubos
Furtos
800
600
400
200
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
0
1991
1600
75
600
500
400
300
200
100
0
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
76
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
100
80
comrcio
em coletivo
residencia
60
40
20
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Fuente: ISP-RJ y Necvu-UFRU
77
Grfico No. 9
Hurto y Robo de Vehculos en Ro de Janeiro
450
400
350
300
TAXAS
250
Furto
Roubo
200
150
100
50
0
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
78
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ro de Janeiro
25
20
15
10
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
Es a partir de la suma de las tasas de todos estos crmenes violentos homicidios dolosos, robos, lesiones dolosas y acceso carnal
violento que podemos evaluar mejor el modelo de cambios que
han ocurrido en la criminalidad violenta en Ro de Janeiro en las
ltimas dos dcadas (grfico 12).
79
Grfico No. 12
Crmenes violentos en Ro de Janeiro.
2500
2000
1500
1000
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
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Homicdio Doloso
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14 Sobre el trfico de drogas practicado por jvenes de clase media, ver Grillo, C. Fazendo o doze na pista: Um estudo de caso do mercado ilegal na classe mdia (Haciendo el
doce en la pista: Un estudio de caso del mercado ilegal de drogas en la clase media), Ro de
Janeiro, PPGSA/IFCS/UFRJ (disertacin de maestra).
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algunas reas de Ro. Las reas donde el trfico estaba ms debilitado fueron exactamente las reas ocupadas por esas milicias, con
excepcin de la favela de Ro das Pedras, que constituy su agencia
de proteccin antes de que el trfico la ocupara y que sirvi de
modelo para las redes de pandillas de policas y polticos locales
autodenominada Liga de la Justicia, en referencia al conocido thriller norteamericano.
Estos siguen mtodos y tcticas semejantes a las de los traficantes, organizan, por ejemplo, caravanas (varios carros en comitiva, llenos de hombres fuertemente armados), invaden el rea con
80 o 100 hombres y, despus, la controlan dejando a 10 o 15 de sus
hombres all, saliendo a ocupar otras reas. Al contrario de los traficantes, estos ejercen la extorsin sobre los residentes, exigiendo
una cuota para protegerlos; y si el residente se niega, es amenazado
o incluso invaden su casa y rompen sus enseres, como se demostr
a partir de las declaraciones hechas a la Comisin Parlamentaria
de Investigacin realizada en la Asamblea Legislativa de Ro para
tratar el tema. Y finalmente, tambin como los traficantes, pasaron
a explotar la oferta de bienes ilegales como la red clandestina de TV
por cable, la distribucin de gas en cilindros e incluso el transporte
clandestino en camionetas tipo van. A pesar de la dura represin
de la Polica a las milicias, el fenmeno se mantiene y se justifica,
en sus reas, por el posible retorno de los traficantes expulsados.
Entre traficantes y milicianos, la poblacin local espera un estado
diferente de las cosas.
Veamos ahora, por partes, y de modo ms minucioso, estos
actores colectivos de la violencia en Ro de Janeiro.
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ble del morro. Este ltimo surge del hecho de que normalmente
los dueos del morro, los legtimos patrones o jefes del trfico,
estn presos o residen fuera de las favelas que supuestamente les
pertenecen. Estos, por lo tanto, designan un responsable para controlar el funcionamiento de las ollas de vicio en una determinada
rea y asumir el poder de mando sobre la resolucin de las disputas
locales. Corresponde al responsable del morro tambin llamado
frente del morro o gerente general rendir cuentas a su patrn,
envindole la cuota acordada de las ganancias obtenidas con la
venta de drogas.
Con relacin a la investigacin realizada en la dcada de 1990,
Misse (1997) resumi la jerarqua que compone la pirmide de los
flujos comerciales de la siguiente manera:
La estructura de los grupos locales del microtrfico de drogas estuvo siempre basada en el sistema de ventas en consignacin, a
partir del dueo o gerente general. La mercanca se entrega por
adelantado a los subgerentes y el proceso contina hasta los vendedores directos, los jbaros. El movimiento de retorno del pago se
basa en la nocin de deuda y debe ser hecho, inexcusablemente,
dentro de un plazo mnimo. El no-pago es interpretado como una
tumbada (engao, hurto o falla) y el deudor, en la primera reincidencia, es asesinado en un ritual pblico de crueldad. El sistema
de consignacin se articula, de este modo, a una jerarqua mortal
de acreedor/deudor (p.6).
de cada droga comercializada pertenecen a un dueo y son administradas por un responsable o gerente. Al principio, todas las ollas
y cada precio que stas ofrecen son de propiedad del dueo, que
distribuye diferentes responsabilidades sobre las ollas y papeletas
de droga entre los traficantes que detentan ms prestigio o, en el
lenguaje local, consideracin. Estos pasan a tener derecho a una
participacin sobre las ganancias de los puntos de venta o papeletas de droga que les sean asignados para administrar. A esto se le
denomina adquirir una obligacin o un cargo.15
En las ollas, se vende principalmente cocana, marihuana y
crack, aunque tambin solventes como el lol (droga lquida inhalante) y el lanzaperfume y drogas sintticas, como el xtasis y el
LSD. Las tres principales drogas cocana, marihuana y crack son
vendidas en papeletas cuyos precios son fijos y van desde R$1,00 a
R$50,00. Marihuana de cinco, crack de veinte y polvo de treinta son algunas de las denominaciones comunes para los llamados
precios o papeletas de drogas. La cantidad o calidad de la droga
contenida en un envoltorio no es estandarizada y tampoco informada, dado que cada uno de estos precios puede tener un gerente
diferente. Las papeletas de droga administradas por distintos gerentes quedan todas bajo la responsabilidad del jbaro de turno en
la olla de vicio. Es ste quien efecta las ventas al menudeo y, al
inicio y al final de su turno de trabajo, contabiliza todo lo que le fue
entregado y lo que vendi.
Las armas de fuego utilizadas en la seguridad de la olla de vicio
por lo general tambin pertenecen al dueo del morro, y son dejadas, en rgimen cautelar, bajo la responsabilidad de sus hombres.
Algunas deben permanecer para su uso en la olla, siendo transferidas a los traficantes que ingresan en cada turno; mientras que otras
permanecen todo el tiempo en manos de algunos miembros de la
empresa, pudiendo inclusive ser utilizadas por stos en asaltos.
Estn tambin las armas que quedan enterradas en un lugar confi15 Un anlisis ms detallado sobre la jerarqua interna de la empresa local del trfico y
el funcionamiento actual de las ollas de vicio se encuentran en Grillo (2013).
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Ro de Janeiro
16 Las justificaciones aceptadas son la prisin o la muerte del portador del arma siempre y cuando ste est al servicio del trfico. La prdida de armas en asaltos o dems
operaciones particulares deben ser resarcidas.
17 Ver Machado da Silva (2008) sobre a sociabilidade violenta (sobre la sociabilidad
violenta).
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Ro de Janeiro
apologa al crimen los llamados proibides (msica cuya reproduccin es prohibida por ley) y desfiles de jvenes armados con
pistolas y fusiles y vistiendo ropa de marca y joyas de oro componen el escenario en el que la faccin ritualiza demostraciones de
poder y cohesin. (Grillo y Neri, 2013).
Barbosa (2006) enfatiza la importancia de los bailes funk as
como las prisiones, como espacios de convergencia y articulacin
de los grupos intra-faccionales, donde se impulsan las alianzas que
le confieren al trfico una dinmica segmentada, esto es, una
estructura descentralizada, formada por grupos locales con organizacin similar. Los bailes propician la reunin de traficantes y
habitantes oriundos de diferentes favelas aliadas y los expone a
experiencias colectivas de exaltacin al crimen y a la faccin. Parte
del repertorio musical interpretado es dedicado a homenajear la
faccin, favelas y personajes notorios del trfico, narrar la vida en
el crimen y celebrar la violencia contra los enemigos. Todo esto
contribuye a alimentar el discurso de existencia de los comandos y
lo inscribe en los cuerpos de los asistentes.
El colectivo designado con el nombre de la faccin adquiere existencia y eficacia a partir del contraste establecido con el
Otro, en este caso, los traficantes de la faccin rival, llamados
alemo. Se trata de una identidad colectiva del Otro que colabora
en la construccin de alguna identidad mnima de pertenencia y
solidaridad interna. Las distinciones entre una y otra faccin no
se remiten a diferencias en su modo de organizacin o prescripciones de conducta, que son, en realidad, muy semejantes. Sin
embargo, hay una oposicin clara entre estos colectivos, marcada
en el lenguaje por el tipo de pronombre utilizado para designar la
primera persona del plural, refirindose a s mismos: En reas del
Comando Vermelho se usa el pronombre ns (nosotros) y en reas
del Amigos Dos Amigos, se habla de a gente(forma pronominal de
uso coloquial equivalente a ns). Esta oposicin nominal determina que el alemn sea considerado a priori como un enemigo
y, por lo tanto, deba ser eliminado. Incluso los residentes que no
poseen relacin alguna con las actividades del trfico pueden ser
93
identificados como alemn, cuando circulan en favelas controladas por la faccin opuesta a la de su rea de residencia, lo que
puede resultar en su muerte.
La lgica de inclusin/exclusin contenida en la constitucin
de las facciones promueve, por un lado, la paz y la solidaridad
interna entre los traficantes que se reconocen por el mismo nombre, pero, por otro lado, promueve las llamadas guerras. Con el
propsito de asumir el control de las ollas de vicio en territorios
controlados por una faccin rival, bandos de hombres fuertemente armados invaden las favelas de sus enemigos. Estas iniciativas son promovidas, por algunos dueos de morros, que envan
sus mejores soldados, formando las llamadas caravanas. Tales
alianzas tambin son impulsadas para articular la defesa o la retoma de reas invadidas. Las guerras son acciones que ponen en
movimiento los mecanismos de cohesin faccional y contribuyen
a que se reconfiguren las relaciones de poder internas de estos
colectivos. Los dueos de morro que logran expandir las reas
donde controlan el microtrfico de drogas acaban despuntando
como lderes polticos con mayor influencia sobre las decisiones
internas del comando.
2. La Polica
La constitucin del mercado ilegal de drogas bajo el formato
anteriormente examinado debe ser comprendida tambin a partir de las relaciones establecidas con el control social estatal, especialmente con las instituciones policiales. Aunque las disputas
territoriales entre traficantes surjan como la motivacin inicial de
la carrera armamentista evidenciada en las redes del microtrfico
de drogas, ciertamente, las dinmicas de conflicto y negociacin
entre la polica y traficantes tambin contribuyeron al aumento de
la violencia relacionada al trfico. Es incluso posible clasificar la
Polica tambin como un actor violento, si consideramos la manera
en que acta en Ro de Janeiro, bien sea a travs de sus prcticas institucionalizadas o ilegales. La violencia policial es un tema
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Grfico No. 14
Sospechosos muertos por la polica y desaparecidos Ro de Janeiro 2000-2012
7000
6000
FREQUNCIA ABSOLUTA
5000
4000
3000
2000
1000
2000
2001
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2004
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2010
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Con el fin de evitar estos choques conflictivos, adems de monitorear los movimientos de la Polica, se dice tambin que los
traficantes les pagan a los policas de las UPP para que dejen de incautar las drogas y arrestar a los menores de edad que actualmente trabajan en las ollas de vicio, permitiendo que stas funcionen
discretamente.
Con relacin a la implementacin de las UPP, incluso los residentes que mantienen relaciones de parentesco y amistad con
bandidos tienden a coincidir que la reduccin de los tiroteos entre
policas y traficantes ha sido un punto extremadamente positivo;
sin embargo, en un momento inicial, algunos se quejaban de la
ausencia de la actuacin de los traficantes en el sentido de mediar
en conflictos y cohibir determinados comportamientos en el espacio de la favela. Algunas de las residentes afirmaron que pasaron a
preocuparse por trancar sus puertas, temiendo hurtos y que no se
sentan seguras caminando solas en zonas solitarias. Esto, sin embargo, se habra regularizado pasados algunos meses despus de la
ocupacin de la polica.
Las entrevistas y narraciones escuchadas en reas controladas
por las UPP denotan la enorme incredulidad de la poblacin de las
favelas sobre la capacidad de la polica de velar por la seguridad
pblica en sus territorios. Por ms que se critique el trfico y se
reconozca cunto los perjudican los conflictos entre traficantes y
policas, es comn que los residentes recurran a los traficantes para
que intermedien en conflictos locales. La polica es vista con gran
desconfianza por la poblacin de la favela, de un modo general,
incluso con ms desconfianza que al trfico. El historial de actuacin violenta indiscriminada de los policas contra los residentes,
induce a estos ltimos a percibir la polica como parte y tal vez la
mayor parte del problema de la violencia en las favelas.
Policas que humillan, hieren, matan y roban las pertenencias
de habitantes pobres y honestos de las favelas. Es de esta imagen
de la actuacin policial que el proyecto de las UPP pretende distanciarse. Sin embargo, siendo este un proyecto reciente, an no es
99
3. Milicias
En el ao 2006, se dio a conocer a travs de la prensa la existencia de grupos de agentes del Estado que controlaban barrios,
favelas y conjuntos habitacionales, cobrando cuotas de proteccin
a los habitantes y ejerciendo el monopolio de algunas actividades
econmicas, como el transporte alternativo, la venta de gas y la
distribucin clandestina de seal de TV por cable. Tales grupos
se hicieron conocer como milicias, categora que busca captar la
especificidad de un tipo de formacin social que comenz a expandirse por barrios y comunidades de bajos ingresos de la provincia
de Ro de Janeiro a partir de los aos 2000.
Souza e Silva, J., Lannes, F., Willadino, R., (2008) sugieren que
el rea de expansin privilegiada de estos grupos son los asentamientos ilegales e irregulares situados en las periferias de la regin
metropolitana de Ro de Janeiro, donde surgen grupos respaldados
por agentes pblicos que pasan a subdividir y vender terrenos ilegalmente. Adems, segn los autores, las milicias se originaran de
grupos de justicieros, que pasaran a vender un modelo de urbanizacin basado en la seguridad.
Zaluar y Conceio (2007) sealan, desde la dcada de los 60,
una continuidad entre el fenmeno de las milicias y los llamados
grupos de exterminio. Para las autoras, la diferencia estara en
la vigente expansin de sus actividades econmicas, amplindose
la oferta de servicios,, as como en el cobro sistemtico a los habitantes de determinadas regiones y en la constitucin de redes al
interior de los poderes Legislativo, Ejecutivo o, incluso, en el Judicial, mientras que los grupos de exterminio eran pagados slo por
comerciantes que encomendaban homicidios. Misse (2011) hace
una observacin semejante al proponer que la novedad introducida
por la polica mineira (de Minas Gerais) en la dcada de los 90 con
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Entre otras personas escuchadas por la CPI, se destac la definicin ofrecida por el socilogo Igncio Cano. Con base en una
investigacin realizada en el ao 2008, Cano defini el concepto
de milicia a partir de cinco caractersticas fundamentales: a) dominio territorial y poblacional ejercido por grupos armados irregulares; b) coaccin contra residentes y/o comerciantes locales; c)
motivacin de ganancia individual de los integrantes del grupo; d)
discurso de legitimacin en oposicin al narcotrfico y al desorden
social; e) participacin abierta de agentes armados del Estado en
posiciones de comando de los grupos.
El primero de estos ejes est marcado por el carcter ilegal del
control social ejercido por los milicianos, pues a pesar de que muchos de ellos fueran agentes del estado, la regulacin de las prcticas
se dara por medios arbitrarios y no por los procedimientos institucionalizados y legtimos. El segundo es el que le confiere ilicitud a la
oferta de seguridad, en caso contrario, se tratara slo de la venta del
servicio de proteccin. La ilegalidad de este servicio reside en la obligatoriedad del pago de las cuotas cobradas por la proteccin contra
ellos mismos. Ahora, el tercero se deriva de la constatacin de que, si
quisieran apenas proteger la comunidad, esto podra realizarse como
agentes del Estado. La formacin de las milicias tendra por objetivo
el lucro y no propiamente la proteccin de los residentes.
Estos tres primeros aspectos acercaran a las milicias a otros
grupos armados como aquellos ligados al trfico, en la medida en
que el control territorial, coaccin y lucro son igualmente observados en las reas controladas por traficantes. Los rasgos diferen105
ciales seran los dos ltimos: el discurso de legitimacin y la participacin de los agentes pblicos. Al presentarse como proteccin
contra la amenaza de crimen y el desorden, las milicias buscan
legitimarse como un mal menor, diferencindose del trfico que
no necesita legitimacin. Ahora, la participacin de agentes del
Estado era ampliamente divulgada, aportndoles una ventaja a las
milicias con relacin a las pandillas de traficantes. Esta publicidad
de su papel pblico sirve para legitimar las milicias en detrimento
del trfico, validar la capacitacin de sus miembros para trabajar
en el rea de seguridad, tener la prerrogativa de invocar el refuerzo
del Estado en casos de conflicto con grupos criminales y dificultar
la resistencia por parte de los residentes.
Sin embargo, Cano y Duarte (2012) descubrieron que incluso
estos dos ltimos rasgos caractersticos de las milicias habran quedado debilitados luego de la intensificacin de la represin iniciada a partir de la CPI, prevaleciendo los tres primeros. Al intentar
verificar cul habra sido la evolucin de las milicias entre los aos
2008 y 2011 es decir, desde la instauracin de la CPI hasta el momento de la investigacin por medio del anlisis de denuncias
annimas, reportajes de peridicos y entrevistas con residentes y
profesionales de la seguridad pblica, los autores percibieron que
las milicias habran sido debilitadas y haban pasado a operar de
manera ms discreta.
Ya no apareca en el discurso de los entrevistados la legitimacin de estos grupos como una alternativa al trfico y tampoco los
policas y dems agentes estatales se declaraban abiertamente como integrantes de las milicias. Los cobros pasaron a ser efectuados
por personas no identificadas como milicianos, sino como sus asistentes, preservando la imagen de los primeros. En lugar de lanzar
la candidatura poltica de sus propios miembros, pasaron a apoyar
candidatos slo indirectamente vinculados a estos grupos. Y as
continuaron existiendo y propagndose, pero esto bajo cuerda de
acuerdo con la jerga que da ttulo al libro de los autores.
Cano y Duarte tambin resaltan que la rentabilidad de estos
grupos habra disminuido a causa de la mayor represin policial
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http://ciudadmaravillosa.wordpress.com/blog/magica/acerca-de-rio-de-janeiro/
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116
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Ro de Janeiro
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MEDELLN EN SU LABERINTO1
CRIMINALIDAD Y VIOLENCIA
EN LOS COMIENZOS DEL SIGLO XXI
119
sus fuentes de obtencin de rentas ilegales, los nexos que ha logrado establecer con la economa legal, con la institucionalidad y con
sectores sociales y polticos que avalan sus prcticas
Lo anterior no implica una ruptura total con el proyecto que encarn Pablo Escobar en los aos 80. Si bien hay una relacin de continuidad en el protagonismo de actores de violencia se observan variaciones en su modus operandi sobre todo a partir del momento en que
se articulan al proyecto de las Autodefensas liderado por el jefe de la
Oficina de Envigado alias Don Berna. Algo similar ocurre con la importancia que han cobrado diversos negocios no solo relacionados con
el narcotrfico y con la importancia asignada al dominio territorial.
Sin embargo, es necesario tener presente que la configuracin
de un poder mafioso no es un fenmeno del todo ajeno a lo que
ha ocurrido en otras ciudades del pas. Ya desde el ao 2005, Gustavo Duncan daba cuenta de los avances logrados por los llamados
seores de la guerra provenientes de zonas rurales en la conformacin de redes mafiosas en las ciudades, su inters de ejercer
un monopolio de la coercin de mercados ilegales y legales y en
un nivel superior, la bsqueda de la apropiacin del poder poltico
en las ciudades (Duncan, 2005). Aunque Medelln no es un caso
representativo de infiltracin urbana de los seores de la guerra,
es factible establecer similitudes con otras ciudades y en lo relacionado con sus impactos en la tercerizacin de la economa en gran
parte debida a los excedentes del narcotrfico, en una expansin
del consumo de ciertos bienes y servicios y en los modos de vida de
sectores de la poblacin que de diversas formas se benefician con
la dinmica econmica generada por el narcotrfico.
Tampoco se trata de un fenmeno indito. Como lo indican estudios relacionados con las transformaciones que a nivel global se
han venido produciendo en el crimen organizado y en las mafias,
se ha puesto de manifiesto su capacidad para instalarse en el corazn de sistemas polticos y econmicos (Gayraud, 2007), diversificar sus operaciones y la bsqueda de influencias en entornos polticos, econmicos y sociales basados en su capacidad adquisitiva y
poder de coercin (Garzn, 2008), (Garay, 2012). Sin embargo, los
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Medelln
Medelln tiene un rea total de 380,64 km de los cuales 110,22 son suelo urbano y 270,42
son suelo rural. Administrativamente est dividida en 16 comunas y 5 corregimientos.
Tiene a diciembre de 2011, un total de 2368.282 personas, 1114.923 hombres y 1253.359
mujeres. Esto es el 74 % de la poblacin del rea Metropolitana, el 42 % de la poblacin
de Antioquia y el 5.8 % de la poblacin de Colombia (Alcalda de Medelln, 2011)
121
hay casas de adobe de tres pisos, la calle estrecha que una al parque con la iglesia de la Asuncin es una avenida pavimentada llena
de buses, tiendas, depsitos de construccin, heladeras, mercados
(Hoyos, 2013). Algo similar se podra decir de otros barrios, solo
que no sera posible poner de relieve una mejora significativa en
una violencia que sigue presente en la calle y en lugares que han
sido construidos o remodelados para facilitar el acceso al deporte,
el conocimiento y la recreacin, pero en los cuales hacen presencia
grupos armados ilegales como bandas y combos.
El mejoramiento en las condiciones de vida de los habitantes
del barrio Santa Cruz no es un hecho aislado, se enmarca en un
proceso de mediana duracin que tiene un punto de inicio en la implementacin de polticas sociales cuyos antecedentes se remontan
a la creacin de la Alta Consejera Presidencial para Medelln por
iniciativa del gobierno del presidente Csar Gaviria (1990-1994). Al
respecto, Jorge Orlando Melo, quien se desempe como Alto Consejero para la ciudad entre los aos 1993 y 1994, pone de presente
la manera como se logr cimentar una transformacin de la misma
con el diseo de estrategias de bsqueda de la convivencia, teniendo como eje las oportunidades educativas mediante la construccin de nuevos colegios, el mejoramiento de las dotaciones bsicas,
promocin del empleo juvenil, mejora del espacio urbano, lucha
contra estereotipos discriminatorios relacionados con el hecho de
ser joven y de ser habitante de las comunas5. (Melo, 1994:5).
La labor desarrollada por los alcaldes Sergio Fajardo (20042007) y Alonso Salazar (2008-2011) hizo posible una continuidad
con este enfoque y un fortalecimiento del estado en lo local mediante la lucha contra la corrupcin y mejoras en la capacidad de
gestin y planeacin.
5
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Violencia y poder criminal en
Medelln
Lo que se observa una dcada despus es una pervivencia de este tipo de prcticas
clientelistas y su aprovechamiento en algunos sectores por parte de las redes criminales como fuente de recursos y para la ampliacin de su influencia social y poltica.
7 El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad que normalmente se utiliza
para medir la desigualdad en los ingresos, pero puede utilizarse para medir cualquier
forma de distribucin desigual. Es un nmero entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se
corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los
dems ninguno).
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CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Medelln
6000
5424
5000
5526
4777
4069
4000
3350
3000
4159
3853
3721
3480
32593158
3144
2998
2391
2066
2000
1000
509
713
1649
1207
782 771 804
1045
1249
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2187
2023
2012
1714
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Esta organizacin armada es producto del poder armado que construyel Bloque
Elmer Crdenas y el Bloque Bananero en el Urab y el Norte del Choc, pero recoge a
su vez a cientos de combatientes de las ACCU en Crdoba y de las estructuras armadas
del Bloque Mineros y el Bloque Central Bolvar en el Bajo Cauca y el Nordesteantioqueo, quetras la desmovilizacin,no encontraron alternativas en la vida civil o
simplemente nunca participaron de la desmovilizacin (Verdad Abierta, 2011).
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Medelln
507
667
01- POPULAR
722
16- BELEN
735
840
03- MANRIQUE
853
07- ROBLEDO
853
885
05- CASTILLA
1039
04- ARANJUEZ
10- LA CANDELARIA
1040
Fuente: Elaboracin propia segn informacin suministrada por el Sistema de Informacin para la Seguridad y la Convivencia de
Medelln SISC. Alcalda de Medelln, 2012
Es del caso advertir que al interior de las comunas (que agrupan varios barrios) opera una lgica similar. Los homicidios se
concentran en ciertos sectores en los cuales estas conductas son
ms recurrentes y no en todos los casos corresponden a lugares
de la periferia. Tambin se presentan en barrios tradicionales donde hay una actividad comercial acompaada de una alta densidad
poblacional (por ejemplo, Castilla), o en ciertas zonas del centro
histrico que se han convertido en rea de operaciones de redes
delincuenciales.
El siguiente mapa, aunque abarca un perodo corto (primer
semestre de 2013), coincide con la tendencia observada en la dcada de 2000.
129
440
880
1.760
2.640
1:90.000
Homicidios
Meters
3.520
HOMICIDIOS
ene 01 - abr 30 de 2013
SECRETARA DE SEGURIDAD
2014
Altavista
San Cristbal
San Javier
Guayabal
Laureles-Estadio
Belen
La America
San Javier
Robledo
Buenos Aires
Villa Hermosa
Santa Elena
El Poblado
La Candelaria
Popular
Manrique
Santa Cruz
Aranjuez
Castilla
Doce de Octubre
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Comandos
Armados del
Pueblo CAP
2002
Comandos
Armados del
Pueblo CAP
Bloque Metro
2003
2004
Desmovilizados
ELN (Carlos
Bloque Cacique
Alirio Buitrago)
Nutibara
Jose Luis
Zuluaga
Bloque Metro
(Autodefensas
Magdalena
Medio)
2005
2006
2007
Los Cuquitas
Los Cuquitas
Los Cuquitas
Desmovilizados
Bloque Cacique Los Chinos
Nutibara
El Salado
Desmovilizados
La Torre
autodefensas
Combo de
Los Victorinos
Goyo
Combo del
El Combo
Gordo
Roman
Renacer (desmovilizados de
las FARC
El Gordo
Combo de
Roque
Los Lecheros
136
2009
Las Cuquitas
La Torre
El Pesebre
Las Peitas
La 115
La 39
La Arenera
Cuatro Esquinas
La Pedro J
2010
Las Cuquitas
Los Urabeos
El Salado
La Torre
Combo de Goyo
ODIN Pradera
ODIN San Javier
ODIN La Quiebra
El Pesebre
El reversadero
Los Conejos
La Arenera
Cuatro Esquinas
La sexta
La Agona
20 de julio
El Depsito
El Hoyo
Los Pinguinos
El Alto
La Chinga
2011
Los Cuquitas
Los Colchoneros
Los Urabeos
La Torre
Combo de Goyo
ODIN Pradera
ODIN San Javier
ODIN La Quiebra
El Pesebre
El reversadero
Las Peitas
Los Conejos
La 39
El Coco
La Sexta
La Agona
20 de Julio
El socorro
Los Triana
La Amrica
Los Pecueca
La Quicorroa
El Corazn
Las Escaleras
Combos de las Independencias 1, 2 y 3
La Luz del Mundo
La Urba
La Placha
El Kilo
Los Pirusos
La Divisa
El Dos
2012
2013
Los Urabeos
El Coco
El Salado
ODIN La Quiebra
El Pesebre
Las Peitas
La 115
Los Conejos
El Coco
La Agona
La seis
Los Picuas
La Divisa
La Gabriela
El combo de cristobal
La Oficina
Los Picuas
La Loma
Eduardo Santos
Bellavista
Guadarrama
Barrio Nuevo
El Plan del Che
La banda del viejo
Travesas
Los Paracos
Los del uno
La Divisa
La Asomadera
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Medelln
1. Reacomodos Sucesivos:
La pervivencia de estos actores no es comprensible sino se
tiene en cuenta la importancia que adquieren las ciudades en el
marco del conflicto armado interno, la reorganizacin de las estructuras del narcotrfico y el liderazgo ejercido por ciertas figuras. Es
factible diferenciar varios momentos: la reorganizacin despus de
la muerte de Escobar (2 de diciembre de 1993), la ofensiva paramilitar, el dominio del Bloque Cacique Nutibara y, por ltimo, la fragmentacin de la Oficina de Envigado y su impacto en las disputas
por la supremaca criminal.
La reorganizacin despus de Escobar: Algunas bandas que
venan actuando en Medelln desde la dcada del 80 y que estuvieron al servicio de Escobar, como La Terraza, se articulan a la
Oficina de Envigado, conformada por antiguos integrantes de Los
Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar). sta sirvi como espacio de
encuentro entre Carlos Castao, jefe de las Autodefensas Campesi-
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Elaboracin propia.
Fuente. El Colombiano, 2002
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18 Los anfitriones de esta cumbre fueron Los Urabeos, liderados por alias Don Daniel,
supuesto responsable de Medelln, junto a cuatro mandos medios encargados de algunos barrios de la ciudad. De parte de la Oficina de Envigado estuvieron los representantes de las cinco facciones ms poderosas del mundo criminal del Valle de Aburr,
que en conjunto representan 17 de las ms poderosas oficinas de cobro y alrededor de
120 combos (El Espectador 2013b)
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Medelln
19 Entre los integrantes de la cpula de este grupo superior del mundo criminal
estn Guillermo Valencia Cossio, ex director de Fiscalas en Medelln. Fue condenado en 2011 a 15 aos de prisin por colaborar con Los Urabeos. Otro fue Marlon
Javier Vergara, quien lleg a ser uno de los jvenes empresarios ms prometedores
y bien conectados de Medelln, hasta su arresto en 2010. Fue sentenciado a 37 aos
de crcel por un asesinato que le encarg la Oficina de Envigado (El Colombiano,
2010)).
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1. La extorsin
Es considerada uno de los delitos con la mayor expansin desde 2005. De acuerdo con los resultados de una encuesta nacional de
victimizacin realizada en 2012, alrededor de 125.000 colombianos
han pagado por una extorsin o han sido vctimas de intentos de
cobro. El comandante del Gaula (Grupo Antisecuestro y Antiextorsin de la Polica) reconoci un crecimiento del 229 % en los
ltimos cuatro aos y mrgenes de rentabilidad que podran estar
20 Se retoma la definicin de Garzn (2008: 148), segn la cual la economa criminal
cubre actividades econmicas que se desarrollan por fuera de los mercados legales,
asegura los acuerdos entre los agentes del mercado ilegal , pero tambin puede acudir
a la corrupcin u otros mtodos mediante la amenaza o el uso de la violencia por parte
de grupos particulares.
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Violencia y poder criminal en
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alrededor de los 2 billones de pesos al ao. Al respecto hay un bajsimo nivel de denuncia. (El Tiempo, 2013).
A la extorsin se le consider una actividad propia de la delincuencia comn hasta que la guerrilla empez a cobrar altas sumas
a compaas multinacionales, a ganaderos y comerciantes. En Medelln, Escobar apel a la extorsin como alternativa para financiar
la guerra contra el Estado, afectando con ello las finanzas de sus
socios y de propietarios de ollas21, de los empresarios del chance
y de la venta de gasolina de contrabando (Duncan, 2005). De otro
lado, las bandas empezaron a vacunar a propietarios de tiendas,
carniceras, y almacenes, y a ofrecer proteccin a los empresarios
del transporte (como lo hizo la banda de Frank en la zona noroccidental de la ciudad).
Para protegerse del pillaje de los combos, algunos empresarios
del transporte procedieron a la negociacin del pago de una cuota
(vacuna) para poder garantizar su operatividad22. Pero la competencia armada entre los combos en disputa por estas rentas les gener
costos excesivos al verse obligados a cancelar no una sino varias cuotas, incluso en un mismo da. Es el momento en que representantes
del gremio del transporte convocan a protestas en demanda de proteccin por parte del Estado. En el 2010, por ejemplo, se calculaba
que en promedio cada bus pagaba $36.000 pesos (US$18) semanales,
lo que multiplicado por unos 3.200 buses representaba unos $460
millones de pesos al mes (US$ 23.000) (El Colombiano, 2010).
Esta situacin ejemplifica los nexos entre extorsin y proteccin. En principio, a la vctima se le protege de los peligros derivados
de las acciones de las bandas, pero luego se volver cada vez ms
imperativo el pago, a riesgo de seguir siendo vacunado. El problema
21 Lugares en donde se expende y consume drogas. Por lo general se encuentran localizadas en sectores del centro histrico de la ciudad. Su existencia se ha hecho visible a
raz de la realizacin de operativos policiales.
22 Aunque en Medelln se han dado pasos importantes en la construccin de un sistema
integrado de transporte con el Metro, el Metrocable y el Metroplus, se depende en
gran medida del servicio de las rutas de buses y tambin de colectivos informales que
prestan el servicio a las personas residentes en los lugares ms apartados.
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2. El microtrfico o narcomenudeo
Estos son los trminos ms utilizados para referirse a un fenmeno en alza, el consumo local de drogas ilegales, valorado como
otro factor de inseguridad en las ciudades y en relacin con lo cual
el presidente Santos ha dado respuesta en los ltimos meses con
una campaa efectista destinada a eliminar lugares de expendio
(plazas de vicio, ollas) que operan en las principales ciudades.
Pero ya en Medelln desde la dcada del 50 la prensa local
registraba cultivos de la yerba loca en regiones de departamento y
en reas cercanas a Medelln. Las papeletas de marihuana se confeccionaban en fbricas que abastecan los sitios de expendio en
algunos hoteles y cantinas localizados en el centro histrico de la
ciudad y en la Plaza Minorista (El Colombiano, 1951). Su consumo
era considerado un atributo del bajo mundo delincuencial y una
actividad marginal hasta que un decreto expedido por el general
Rojas Pinilla lo incluy en los estados de especial peligrosidad
(Diario Oficial, 1955) y se procedi a la detencin de marihuaneros
que eran remitidos a la crcel La Ladera.
Esta situacin cambia una dcada despus, cuando se populariza el consumo de marihuana e irrumpen la cocana, el bazuco (mezcla de base de coca con componentes altamente txicos
para hacer rendir el producto). En el centro de la ciudad y en los
barrios se instalaron centros de expendio (plazas de vicio) y se
mont una red para garantizar el abastecimiento, distribucin y
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den al director de la Polica, general Roberto Len Riao, la erradicacin en un plazo perentorio de 70 das de 24 de estas ollas en
20 ciudades del pas.
En Medelln, el comandante de la Polica Metropolitana inform que en el sector de Barbacoas se erradicaron diez casas de
vicio, capturaron a 40 personas por los delitos de porte, trfico y
fabricacin de estupefacientes, se incautaron 13.813 mil dosis de
drogas y se solicitaron cuatro medidas de extincin de dominio. (El
Colombiano, 2013, 1 de junio). Como era previsible las ollas se han
trasladado a otras zonas del centro.
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impuesto para poder atravesar callejones hasta la casa de su amada sin inconvenientes. En su billetera mantiene bien guardado un
papel ocre, doblado en ms de cuatro partes en el que dice: hace
constar que fulano de tal pag los 10.000 pesos quincenales para
pasar de tal lado a este otro peaje (El Colombiano, 2010).
La vigilancia sobre las fronteras se logra asignndole esta funcin a integrantes de los combos y con patrullajes que se refuerzan
en las horas de la noche, los cuales, segn lo perciben algunos habitantes, es un mtodo copiado por la Polica. La metodologa que invent la Polica por cuadrantes se la inventaron Los Triana, porque
ellos tienen a una persona por cuadra a la redonda vigilando quin
entra, quin sale, tienen unos esquemas muy grandes de ese tema
de hacerle control al territorio (Entrevista, lder social, comuna 1,
2012). Hacia el interior del barrio los integrantes del combo se parchan en determinados sitios para monitorear las entradas y salidas
de la gente, de los vehculos o de la Polica.
Para aquellos jvenes que se han especializado en estas labores de vigilancia, la nocin de barrio y de ciudad se desdibuja, lo
que cuenta es el control de una cuadra, una esquina o una manzana. El tener que vivir enguetados29 los hace depender de la ayuda de
la madre o de algn familiar para comprarse ropa o para tramitar
alguna cita mdica, pues deben ser atendidos en sus propios dominios. Tambin para ellos el cruce de la frontera puede significar la
muerte a manos de sus enemigos.
El delineamiento de una frontera es til para hacer saber a los
del combo vecino que all estn atentos a cualquier movimiento y
para que les tengan miedo. Por esto se llevan a cabo acciones de
hostigamiento: Entonces solamente un pelado (menor de edad) no
se puede parar al medio da en un morrito a disparar un proveedor,
sin ninguna intencin en particular, sino para afianzar que se est
ah (Entrevista a habitante comuna 13, Medelln, 2012). El empleo
de este mecanismo disuasivo no ha sido suficiente para evitar los
enfrentamientos. Cuando estos ocurren, la poblacin civil es la ms
29 Viene de la palabra gueto.
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El cese de los enfrentamientos y el levantamiento de fronteras ocupan un lugar central en las demandas de seguridad a las
autoridades por parte de la poblacin. Sin embargo, hasta el momento se han dado principalmente como resultado de las treguas
o pactos establecidos por los combos y bandas enfrentados. As
sucedi recientemente con el pacto de los fusiles. Los habitantes
de la urbanizacin El Limonar, escenario de enfrentamientos en
los que ha participado la Polica como aliada de uno de los bandos,
han manifestado su complacencia con el nuevo ambiente, porque
ahora s se puede andar por ah tranquilo y casi no hay balaceras
(El Tiempo, 2013b).
Para minimizar los riesgos derivados de la presencia de infiltrados en el territorio, se han adoptado medidas como el levantamiento de un registro sobre quines son las personas del barrio, de
dnde provienen las familias que alquilan alguna vivienda o que
transitan por ciertos lugares donde nadie debe fisgonear. La informacin que proporcionan las redes de colaboradores es de vital
importancia cuando se temen acciones de represalia.
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Con la desaparicin forzada se pretende evitar llamar la atencin de las autoridades en los territorios donde actan, lograr mayor impunidad y reforzar un clima de miedo entre la poblacin. El
ocultamiento de los cuerpos se realiza por medio del desmembramiento y encostalamiento, la inhumacin clandestina, el lanzamiento de los cadveres al Ro Medelln o la utilizacin de las escombreras para ocultar los cadveres. (Personera de Medelln, 2011)
El desplazamiento forzado se ha convertido en otro de los mtodos preferidos para castigar a quienes no cumplen sus exigencias o se niegan a colaborar. Tambin se usa para apropiarse de
viviendas o para cortar la posibilidad de represalias por parte de
familiares o colaboradores de la agrupacin que ha sido derrotada. Medelln es la ciudad del pas con los ndices ms elevados en
desplazamiento forzado intraurbano31. Las bandas figuran como las
responsables debido a sus amenazas, homicidios, agresiones fsicas
y reclutamiento forzado.
El fallo emitido por la Corte Constitucional ha permitido que
miles de colombianos afectados por las denominadas bandas criminales (Bacrim) sean incluidos en la Ley de Vctimas (El Tiempo,
2013c). Dicha instancia ha insistido en la necesidad de reconocer
tanto la modalidad del desplazamiento forzado intraurbano como
de las dinmicas de violacin sistemtica de los derechos humanos por parte de los grupos armados ilegales denominados Bacrim.
30 Barrios de la comuna 13
31 Segn Accin Social, a 31 de diciembre de 2011, en Medelln el desplazamiento forzado intraurbano representa ms del 14 % del problema de desplazamiento forzado en
la ciudad. Es decir, que para esa fecha, de 232.672 personas desplazadas que hay en
Medelln, 32.123 corresponde a quienes se han visto forzados a abandonar sus lugares
de residencia en la ciudad.
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35 Modalidad que fue puesta en prctica por las milicias sobre todo en la comuna 13,
donde eran ellos quienes ponan o intentaban comprar a los presidentes de juntas de
accin comunal para que les entregaran parte de los recursos pblicos a los que tenan
acceso (Entrevista a habitante comuna 13, Medelln, 2012).
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El artculo hace parte del trabajo del grupo de investigacin sobre ciudad del Instituto
de Estudios Polticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional
de Colombia, conformado por Andrs Rincn, Nancy Guzmn, Ricardo Moreno, Mara
Eugenia Gonzlez, Gloria Bermdez y Sayra Rodrguez, bajo la direccin de Carlos
Mario Perea.
2 Este escrito cont con el invaluable aporte de Sayra Rodrguez, los autores expresan la
deuda con su contribucin. Agradecemos los lcidos comentarios de Claudia Arenas,
Roco Rubio, Melissa Gmez y Fabin Acua.
3 Director IEPRI-Universidad Nacional de Colombia. [email protected]
4 Antroplogo, investigador asociado IEPRI-Universidad Nacional de Colombia. [email protected]
187
Vendedor ambulante y calibrador de Ciudad Bolvar. Entrevista No. 15. Las entrevistas
estn numeradas siguiendo el orden en que fueron sistematizadas. Todas se realizaron
en diversas localidades de Bogot entre los meses de marzo y octubre de 2012.
188
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
significados e implicaciones constituye el propsito de las presentes pginas. Lo haremos siguiendo la pista de cuatro premisas: la
asimetra entre las esferas del conflicto violento; la fragmentacin
del crimen y la violencia; el mandato de no matars; y la insercin social del acontecimiento violento.
La primera premisa est enunciada en el relato que abre estas pginas. Entre las esferas del conflicto violento bogotano hay
asimetras: robo, homicidio y violencia no por fuerza coinciden.
Mientras el robo abunda y la violencia halla formas (como la operacin de limpieza), el homicidio disminuye. Tales asimetras advierten sobre la imposibilidad de reducir una esfera a la otra. De un
lado, el crimen no supone por fuerza el homicidio: la criminalidad
bogotana no hace del asesinato la estrategia privilegiada de sus
modos de operacin. Del otro, el homicidio no proviene slo de la
criminalidad: el acto de matar emerge tambin en contextos sociales por fuera de la ilegalidad, como los contextos comunitarios y la
vida privada. Finalmente, la violencia no se agota en el homicidio:
otras formas se diseminan, como los choques entre identidades
juveniles. El conflicto violento de la capital se construye entonces
sobre una relativa autonoma de sus criminalidades y violencias,
ninguna condiciona de manera mecnica a las otras. La premisa
tiene implicaciones cruciales al dejar sin fundamento dos extendidas creencias. La primera, si el homicidio baja la criminalidad y las
otras violencias tambin lo hacen. La segunda, la criminalidad est
por fuerza acompaada de violencia6. Las implicaciones para la
poltica pblica son directas. La asimetra entre las esferas supone
la necesidad de disear esfuerzos diferenciados para cada esfera.
Bogot carece de una criminalidad o una violencia cuyas gramticas de dominio subsuman las dems -la segunda premisa-.
No hay una estructura piramidal al estilo de Medelln, donde los
combos diseminados en los barrios le rinden tributo a las bandas
Entre la academia esta segunda creencia tiene gran arraigo: la violencia se explica
mirando la criminalidad.
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Violencia y poder criminal en
Bogot
En 2007 Bogot era la ciudad con la tasa de policas ms baja entre 9 ciudades (Mockus, Murran y Villa, 2012: 12).
191
10 La insercin social se apoya en una nocin de tejido social que involucra tanto los
intercambios sociales efectivos como los horizontes de sentido que los informan.
11 Por supuesto la investigacin se estructura tambin con entrevistas a expertos, sistematizacin de archivos (prensa, datos criminalidad, indicadores de Bogot) e informaciones secundarias.
192
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
PRIMERA PARTE
El homicidio desciende:
no matars
En Bogot se ha instalado una conciencia pblica en torno al
homicidio y su reduccin. Los funcionarios del Estado, incluyendo
los cuerpos de seguridad, reproducen sus discursos y actan en
consecuencia. No es tan slo un asunto estatal, es tambin una conciencia que cruza los procederes del ciudadano comn y corriente,
incluida la delincuencia. El mandato de no matars preside la
ciudad. Cul es su realidad efectiva y cmo se construy?12
I. HOMICIDIO EN DESCENSO
En el paso del siglo XX al XXI Bogot se convirti en ejemplo
cannico de la gran ciudad capaz de reducir de manera sistemtica
el homicidio13. Algunas otras urbes del mundo ostentan ttulos similares, redujeron y mantuvieron la violencia en niveles bajos. Lo
notable de la experiencia bogotana, no obstante, se debe a la condicin de ser la ms populosa aglomeracin urbana de un pas desgarrado por un largo e intenso conflicto armado. Pese al contexto
nacional, el homicidio desciende, lo hace con marcada intensidad
mantenindose al margen de nuevos brotes sangrientos. Es la notoriedad bogotana y el ingrediente bsico del mandato, la realidad
dura de un homicidio que cae en picada14.
193
El ascenso y el descenso de la tasa de homicidio en Bogot saltan a primera vista. Es un comportamiento que presenta la misma
tendencia en los reportes de tres instituciones autnomas en el
manejo de la informacin (Grfico No. 1). Haciendo a un lado el
decremento del DANE entre 1984 y 1989, desde finales de la dcada del 70 la capital experiment un ascenso sostenido que alcanz
su punto ms alto en 199315; en el curso de 15 aos el homicidio
se increment en ms del 400%. A partir de ese ao la curva llega
a un punto de inflexin, dando inicio a un descenso no menos espectacular, hasta su estabilizacin desde 2003 en tasas por debajo
de 25 homicidios por cien mil habitantes. La cada es palmaria. En
2012 (segn la Polica) alcanza el nivel que tuviera 40 aos atrs,
cuando a comienzos de los 70 arrancara con tasas de homicidio
cercanas a 1516.
Grfico No. 1
Tasa de homicidio de Bogot segn tres fuentes. 1973-2012
100
80
60
40
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
20
Polica Nacional*
DANE**
Medicina Legal***
15 Para la Polica Nacional con una tasa de 81, para el DANE de 84 y para el Instituto de
Medicina Legal y Ciencias Forenses de 78.
16 Diferentes argumentos se han esgrimido para explicar el descenso. Los ms significativos son el fortalecimiento institucional nacional (Casas y Gonzlez, 2006); las
polticas distritales, cuyo peso vara de un autor a otro (Castro y Salazar, 1998; Snchez y Nio, 2002; Acero, 2002); la constitucin de alianzas polticas (Gutirrez, Pinto,
Arenas y Guzmn, 2009); las dinmicas de la criminalidad organizada (Rubio, 1999;
Formisano, 2002; Llorente, 2005; FIP, 2013; vila, 2013). En su momento se incluirn
los comentarios a estas posiciones.
194
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
1.980
1.981
1.982
1.983
1.984
1.985
1.986
1.987
1.988
1.989
1.990
1.991
1.992
1.993
1.994
1.995
1.996
1.997
1.998
1.999
2.000
2.001
2.002
2.003
2.004
2.005
2.006
2.007
2.008
2.009
2.010
100
Medelln
Bogot
Colombia
Fuente: DANE: Estadsticas Vitales. Defunciones no fetales. Defunciones por Causa Externa. Clculos nuestros
195
DEPARTAMENTO
MUNICIPIO
DCADA 90
DCADA 2000
DIFERENCIA
Antioquia
Apartad
316
74
-77
Antioquia
Envigado
137
36
-74
Antioquia
Medelln
267
93
-65
Antioquia
Turbo
204
78
-62
Antioquia
Bello
184
71
-62
Antioquia
Itagui
218
90
-58
Bogot D.C.
Bogot
56
25
-55
Antioquia
Ronegro
147
67
-54
Santander
Piedecuesta
30
15
-51
Cundinamarca
Cha
30
15
-51
Fuente: DANE. Estadsticas Vitales. Defunciones no fetales. Defunciones por Causa Externa. Clculos nuestros
196
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
22 La localidad de Ciudad Bolvar tiene zonas que clasifican como enclaves violentos; el
homicidio ha bajado considerablemente pero an mantiene niveles preocupantes.
23 El dato del hurto de bancos y vehculos es ms fidedigno pues el pago de los seguros
exige un denuncio formal; el denuncio del hurto a comercios, residencias y personas
depende de un manojo de circunstancias ligadas al valor de los bienes arrebatados,
el eventual dao a la integridad fsica y hasta la credibilidad de los afectados en las
instituciones de polica y justicia.
24 Directa: ataque personal; indirecta: ataque a algn miembro de la familia; ndice de
victimizacin: suma de la directa y la indirecta (Cmara de Comercio de Bogot, 2013).
197
343
300
200
100
0
-100
-200
-8
44
36
77
-1
-89
Vehculos
49
Comercio*
BOGOT
-77
Bancos
MEDELLN
-72
Personas*
Residencias
COLOMBIA
25 Se excluy Cali de la comparacin pues sus elevados datos suprimen el detalle. Ciertamente, en la capital del Valle el hurto a comercio subi 249, a residencias 737, a personas
2307 y a vehculos 120%. El nico que disminuy fue el hurto a bancos en un 61%.
26 El comercio ocupa econmicamente el mayor porcentaje de la ciudad, le siguen despus los servicios a empresas y personas (23%) y la industria (17%). (DANE, 2012).
27 En cada delito falt informacin de algunos aos. El reporte de cada caso aparece en
la nota de pie de pgina del Grfico No. 3.
198
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
Bogot manifiesta un inquebrantable comportamiento virtuoso. Entre las dos dcadas, mientras mantiene una sostenida tendencia a la disminucin del homicidio, tambin muestra las mayores mejoras en el control de la criminalidad. La ciudad puede decir
que la transformacin en la que se comprometi desde la dcada
del 90 est respaldada en los indicadores de seguridad. El mandato
de no matars tiene su principio de realidad en la contencin del
crimen y la violencia.
199
se mantiene en un horizonte de continuidad que permite la pervivencia del mandato. En el intento de hilvanar nuestro punto, dos
operadores se perfilan como nudos simblicos de la construccin
pblica del no matars, la seguridad y la ciudadana.
1. La seguridad
El nudo simblico de la seguridad adquiere relieve pblico por
su conexin directa con el desarrollo urbano, todo lo cual supuso
que dejara de ser un tema ms para pasar a instituirse en motor
de cambio. Los gobiernos de ese entonces enfrentaron el reto de
transformar una ciudad reputada de insegura, atascada y sucia. Ante tamao desafo, la estrategia adoptada consisti en el emprendimiento de planes globales articulados alrededor de la mejora de las
condiciones de vida, la productividad econmica y la legitimidad
de las instituciones, todo bajo el supuesto de que tales acciones
tienen un sustrato en la regulacin de los comportamientos ciudadanos: la de cada individuo (moral), la ejercida entre personas
(cultura) y la emanada de las normas constitutivas del Estado (ley)
(Mockus et al., 2012). Los planes de gobierno de los dos perodos
de Antanas Mockus resultan incomprensibles sin el nfasis puesto
sobre la cultura ciudadana. El plan de Pealosa, por su lado, no
hace mencin explcita de ella; pero la prioridad concedida a la reconstruccin del espacio pblico cincel la admirable continuidad
que hizo de esos aos la poca de oro de la ciudad. En efecto, los
avances en movilidad por el inicio de Transmilenio y la transformacin de espacios, plazas y parques en sitios de circulacin humana
crearon el sustento material sobre el que fue posible una renovada
relacin de las personas con la ciudad32. Cada administracin le imprimi su propio matiz, pero entre ellas se tendi un hilo conductor
que hizo de lo pblico un asunto de inters ciudadano.
200
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
201
202
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
2. La ciudadana
El mandato de no matars se completa con la referencia simblica a la ciudadana construida sobre la clsica tensin entre derechos y deberes (Kymlicka, 1996). No sin razn se afirma que, en
Colombia, la ciudadana hizo su verdadera irrupcin pblica con la
Constitucin de 1991. La redaccin de una carta de navegacin centrada en el reconocimiento de derechos apoyados en la creacin
de aparatos institucionales que los protejan la tutela y la Corte
Constitucional-, llevaron la ciudadana a un plano ms all de los
partidos polticos y la representacin electoral. La capital recogi
ese espritu presente en el escenario nacional, practicando la singular operacin de traducir en acciones el derecho al disfrute de la
ciudad, as como demandando el cumplimiento de determinados
deberes.
La ciudad mut en numerosas direcciones. Junto a la sealada reconstruccin de espacios pblicos, las condiciones de vida
mejoraron al punto de convertirla en el municipio con los ms elevados indicadores de calidad del pas. La cobertura en materia de
servicios pblicos est por encima del 99%, con la salvedad del gas
natural y el telfono (85 y 72%). Tiene los aos de escolaridad, la
seguridad en salud y el uso de bienes en el hogar ms altos del pas,
mientras muestra los ms bajos ndices en necesidades bsicas in-
39 Mockus promulga un Cdigo de Polica (Acuerdo 79 de 2003) que a diferencia del hasta entonces vigente (Acuerdo Distrital 18 de 1989), introduce los derechos humanos y
la proteccin de la vida previendo deberes y convivencia. Se pretenda promover un
cdigo de civilidad fundado en la prevencin y la autorregulacin. La reforma policial
en Camacho (1994) y Socha (2013).
203
Sector Movilidad
Sector Salud
Sector Educacin
No fue slo un problema de derechos, lo fue tambin de deberes. La cultura ciudadana deposita en el compromiso y la responsabilidad de cada persona la contrapartida de las gestiones del Estado.
40 Los datos de NBI en DANE (2005), los restantes en Encuesta de Calidad de Vida 2010.
La exposicin de estos datos en Perea (2012).
204
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
205
SEGUNDA PARTE
El crimen abunda:
robar, pero no matar
Qu acontece con la criminalidad? De cara a la transformacin experimentada durante las dos ltimas dcadas Bogot posee
un crimen revestido de caractersticas particulares. Cmo es y
qu estructuras genera? Cmo funciona entre los criminales el
mandato?
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
Comercio*
Personas*
90-2000*
Residencias
2000*
* Diferencia entre la dcada del 90 y la dcada del 2000
** Diferencia entre los perodos 2000-2005 y 2006-2011
Fuente: Revista Criminalidad. Polica Nacional.
207
208
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
209
210
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
211
se hablaba del cerco que las FARC-EP le tenan tendido a Bogot (un
rumor fundado en las tomas de poblaciones alrededor de la ciudad);
sin embargo el balance de poder en lo local urbano dejaba ver que
las guerrillas, an en ese momento crucial, no eran ni mucho menos
un agente decisivo en el curso de las violencias de las barriadas (Perea, 2007). Lo mismo sucedi con el M-19 a mediados de la dcada
del 80 y las milicias populares a comienzos de la dcada del 90. En
Bogot no tuvieron la expansin que s alcanzaron en otras ciudades,
llegando al punto de forzar el cruento desalojo del M-19 en Cali y la
negociacin con las milicias en Medelln50.
En la actualidad los actores armados no dejan de hacer presencia en la capital, pese a la reclusin en sus sitios originales de
retaguardia a la que fueron forzados por la guerra durante la administracin Uribe. Hacen presencia bajo la forma de destacamentos
de apoyo logstico para el avituallamiento, la inteligencia y el reclutamiento. Ha sido la manera de operacin en particular de las
FARC, quienes constituyen milicias a la manera de agrupaciones
urbanas de apoyo, sin que realicen acciones en el concierto poltico y violento de las zonas donde se asientan51. El ELN funcion de
otro modo, se inmiscua en la organizacin comunitaria a travs
de proyectos de variada naturaleza pero sin intentar dominar los
lugares donde desplegaban su trabajo poltico.
La actuacin del paramilitarismo amerita mencin aparte. El
lder Carlos Castao anunci a finales de la dcada del 90 la incursin de sus fuerzas en las zonas urbanas. Lo hicieron en varias
ciudades, en algunas llegaron a controlar los fiscos municipales52.
Bogot no fue la excepcin, no slo uno sino dos frentes se movilizaron para el efecto. Uno organizado de manera expresa, el Frente
50 En Bogot el M-19 tuvo una presencia importante en San Cristbal, Kennedy y Suba
pero no se convirti en un actor capaz de producir un balance de poder en lo local; las
milicias populares tuvieron sus conatos en Ciudad Bolvar.
51 Una base de datos sobre las FARC en Bogot entre 2008 y 2012 arroja que hacen presencia (87 de sus militantes fueron capturados durante los 5 aos en la ciudad), pero
sus acciones se limitan a 7 atentados mediante la colocacin de bombas explosivas.
52 Es el caso de Ccuta en la frontera con Venezuela, ciudad donde los paramilitares
reciban de la misma alcalda la ejecucin y el cobro de programas claves de la ciudad.
212
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
53 La oferta de seguridad oper en ciertos territorios amparada en un esquema contrainsurgente, con mayor protagonismo en Ciudad Bolvar y en alguna medida en Bosa
y Suba. En otros lados la dimensin contrainsurgente es difusa, al reducirse a la bsqueda de rentas como aconteci en la UPZ Sabana y el barrio Santa Fe.
54 Es preciso aclarar que operaron, de buen modo, cooptando estructuras criminales
preexistentes.
55 Desaparecieron por la recia guerra entre los dos Frentes paramilitares implantados
en la ciudad, as como por la desmovilizacin pactada con el gobierno.
56 Dos puntos en la tasa de una ciudad con casi 7 millones de habitantes no es despreciable. El hecho determinante, empero, es que la presencia paramilitar en Bogot no
represent el inicio de un nuevo ciclo violento.
213
V. LA ESTRUCTURA CRIMINAL
La situacin de los actores armados se repite en la criminalidad:
Bogot no es campo abonado para el desarrollo de mafias. Ser acaso
que los capitales mafiosos prefieren preservar la capital para el lavado
de sus ingresos y las grandes inversiones? (Duncan, 2013). Quizs as
sea. La respuesta precisa un estudio de la circulacin de tales capitales
en el pas, un propsito por fuera de estas pginas. Entonces, cmo
se organiza la criminalidad en Bogot, tal como puede ser vista desde
su insercin social? Los dos rasgos (no dominacin violenta y accin
localizada) estructuran el marco general; hace falta el ingrediente adicional de la operacin. Para ello Federico Varese (2011) propone la diferencia entre crimen organizado y mafia sobre la amplitud de accin
de cada uno: el primero controla un mercado, la segunda varios.
Siguiendo estos criterios viene de nuevo la afirmacin: Bogot
no es tierra propicia para el asentamiento de mafias57. Las organizaciones criminales domsticas ni tienen dominaciones territoriales
violentas, ni actan ms all de reas delimitadas, ni controlan
ms de un mercado. Existe una portentosa criminalidad estructurada en torno a los consabidos trminos de crimen organizado y
delincuencia comn, diferenciados en que el primero controla un
mercado, mientras la segunda no. Cada uno, a su vez, se divide en
dos categoras. El crimen organizado en bandas de comercio (legal
e ilegal) y bandas de residencia; la delincuencia comn en bandas
especializadas y grupos espordicos. Las fronteras entre una y otra
son difusas, como acontece siempre con toda categorizacin, mas
es preciso introducir un orden en la nocin de estructura criminal.
57 Un reciente texto sobre el conflicto en Bogot sugiere que la reduccin violenta se
da como resultado de un pacto entre mafias (FIP, 2013). De cules mafias podra
brotar un acuerdo capaz de domear una ciudad como Bogot? Hace falta evidencia
que soporte la existencia de esas mafias y la suscripcin del pacto. Un acuerdo de esa
naturaleza es posible en Medelln, donde existe un imperio mafioso con el dinero y las
armas para controlar la ciudad. Lo mismo cuenta para el ingreso del cartel de Medelln
en asocio con los esmeralderos, con el resultado de un dominio sobre la criminalidad.
Las bombas en El Espectador y el DAS, la explosin del avin de Avianca y el asesinato
de personalidades, entre otros, dan cuenta de la importancia que tena la capital para
el cartel de Medelln durante la segunda mitad de los aos 80. Mas esa importancia
parece ser ms poltica que mafiosa.
214
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
1. Crimen organizado:
bandas de comercio ilegal y legal
El nombre de bandas de comercio deriva de su inscripcin en
reas de enorme concentracin comercial como el centro y Corabastos58. El tipo de mercanca bajo control, de su lado, las divide
entre bandas legales dedicadas al manejo criminal de productos
legales y bandas ilegales entregadas al mercadeo del narcotrfico.
El prototipo de estas ltimas, sin parangn en el resto de la ciudad,
tiene asiento en el Bronx, una pequea rea del centro histrico
donde se concentran las organizaciones con el mayor control sobre la venta de droga en Bogot. El primer rasgo por remarcar es
su notable nivel de organizacin. En la cspide se instala el jefe
rodeado de un pequeo nmero de personas cercanas, casi en su
totalidad familiares, seguido despus por el jefe o cabecilla encargado de ordenar y administrar los pagos. De all para abajo siguen
otra variedad de funciones que rematan en la base de la pirmide
con los campaneros, por lo general jvenes encargados de advertir
la presencia policial. No es una estructura cualquiera, supone una
jerarqua montada sobre una fina divisin del trabajo desgranada
de arriba hacia abajo.
No obstante, la complejidad de la estructura no puede llamar
a engaos sobre su alcance. En un lugar geogrfico en extremo
delimitado el Bronx se compone apenas de un par de cuadras-,
concurren seis ganchos, el nombre que adoptan all y en otros
puntos de la ciudad las bandas del narcotrfico. Manguera es el
ms poderoso, Homero el siguiente, seguidos luego por los ganchos
Nacional, Amrica, Morado y Mosco. Entre ellos hay una jerarqua,
los cuatro finales rinden cuentas a los dos primeros y todos al Manguera. El Bronx, epicentro del gran negocio de la droga, carece de
una organizacin centralizada que detente el control de las operaciones; pese a la escala de poder siguen siendo seis bandas, cada
una de las cuales maneja una porcin del negocio as sea pequea.
58 En otra zona de alto comercio y elevada criminalidad, Chapinero, no se hizo trabajo
de campo.
215
Si hacia dentro no existe un poder centralizado, menos se expande hacia el exterior. El gancho Manguera, el ms poderoso, tiene
potestad sobre un puado de barrios, un radio de accin circunscrito
para una organizacin que mueve, segn informacin de prensa,
cerca de $7.000 millones al mes (El Tiempo, 2012, 28 de noviembre;
El Tiempo, 2013, 25 de enero; El Espectador, 2013, 7 de marzo; El
Espectador, 2013, 21 de marzo; Semana, 2013, 21 de marzo; El Tiempo, 2013, 23 de marzo). El Bronx controla algo ms de 70 expendios
de droga, una cantidad insignificante frente a la infinita cantidad
de ollas regadas por la ciudad. El negocio no funciona tanto por
los puntos distribuidos en los barrios como por las ventas realizadas
dentro del mismo Bronx. Es notable la sede del gancho Homero. En
medio de la miseria de un rea poblada por habitantes de calle, un
lujoso casino ofreca drogas, armas y una lnea de bebidas alcohlicas identificadas por la figura de Homero Simpson estampada en cada uno de los artculos que ofreca (El Espectador, 2012, 7 de diciembre). Ni la diversificacin econmica ni la diseminacin geogrfica
son la impronta del ms sofisticado crimen organizado de Bogot,
los adinerados ganchos del Bronx no se riegan por la ciudad movidos
por el apetito de capturar ms y ms rentas59. La nota distintiva de
la banda de comercio de producto ilegal es su especializacin localizada en el control de un mercado especfico60.
La organizacin se completa con los sayayines, un ejrcito de
mercenarios con la misin de cuidar el negocio, tanto de los adversarios que eventualmente pretendan arrebatar el control como de
las situaciones que afectan los mrgenes de ganancia. El nmero
de hombres en armas del gancho Manguera es objeto de versiones,
algunas dicen que son 50 mientras otras afirman que llegan a 300.
La ubicacin del negocio los fuerza a mantener un negocio ilegal
literalmente rodeado de habitantes de la calle, seres inestables y
59 Por el contrario tal condicin es parte del poder mafioso de Medelln. La captura de
rentas funciona desde los negocios y personas de los barrios populares hasta las altas
esferas de la pirmide.
60 Los mercados de armas estn dispersos entre ciertas bandas, aunque concentrados en
particular en Corabastos.
216
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
217
218
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
219
70 En los puntos de localizacin de las bandas de comercio tambin hay residentes pero
la nota predominante es la condicin comercial.
71 Las bandas de terreros dedicados a la urbanizacin pirata, en especial en dcadas
anteriores, son un factor de violencia. La apropiacin de terrenos (incluso pblicos
como humedales) y su venta ilegal se asocian a grandes violencias.
220
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
221
222
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
77 Otra vez la diferencia la hace Ciudad Bolvar, donde todava existen pandillas.
223
TERCERA PARTE
La violencia se disemina:
lmites del mandato
En Bogot opera un mandato, no matars, expresado en la reduccin del homicidio; su resemantizacin, robar, pero no matar, se
arma sobre una criminalidad que no hace de la violencia su palanca de
operacin. Sin embargo el mandato tiene todava serios lmites visibles
en enclaves violentos, actores generadores de violencia y conflictos en
contextos de socializacin. Se mirarn uno a uno estos lmites.
224
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
124
100
89
80
61
60
43
23
23
20
19
17
16
14
14
13
Usaqun
Barrios Unidos
Suba
Fontibn
Engativ
Bogot
23
Teusaquillo
Puente Aranda
Rafael Uribe
Usme
Chapinero
Ciudad Bolvar
La Candelaria
Los Mrtires
Santa F
24
23
Bosa
26
Kennedy
26
San Cristbal
27
Antonio Nario
30
20
Tunjuelito
40
225
El estudio de la Fundacin Ideas para la Paz (2013) ofrece valiosa informacin sobre los enclaves. Series histricas de duracin
media -desde finales de la dcada del 70-, puntualizan que los mismos enclaves existen desde ese entonces hasta los das actuales.
Hay s una variacin en su preponderancia. Hasta mediados de la
dcada del 90 las violencias ms altas se producen en las localidades del centro, a partir de entonces se localizan en la periferia. Pese
al cambio, la prctica violenta est situada en las mismas zonas a
lo largo de ms de 30 aos. Los enclaves violentos de Bogot tienen
una condicin histrica.
A fin de ubicarlos es preciso acudir a otras herramientas del
ordenamiento geogrfico (las localidades son entidades en extremo
heterogneas). Es el caso de las Unidades de Planeamiento Zonal
(UPZ), establecidas sobre la base de su homogeneidad en los modos de uso del espacio81 (Grfico No. 7). Tomando como base los
reportes del Centro de Estudios y Anlisis en Convivencia y Seguridad (CEACS) sobre 93 UPZ82, y promediando la tasa de homicidio
entre los aos 2006-2010, una cantidad de 17 UPZ tuvo una tasa de
homicidio elevada (por encima de 25)83. Miradas con detenimiento
a travs de una clasificacin adicional, dos tienen violencia desbordada (por encima de 100 en color rojo); cuatro violencia extrema
(de 51 a 100 en color zapote); y 11 violencia alta (entre 25 y 50 en
color curuba).
81 Las UPZ se clasifican en ocho tipos. La ciudad reserva un poco ms de sus dos terceras
partes para zonas residenciales (65%), distribuidas en tres segn la consolidacin de
su equipamiento urbano: urbanizacin incompleta (29%), consolidado (26%) y cualificado (10%). Los otros cinco tipos de UPZ se distribuyen entre comercial, industrial,
centralidad urbana, desarrollo y dotacional.
82 Bogot tiene 112 UPZ pero del procesamiento se eliminaron 9 de Desarrollo (comienzan a ser incorporadas a la malla urbana) y 10 Predominantemente Dotacional (equipamientos urbanos como parques y aeropuertos). Se trata de zonas poco habitadas
y por tanto un nmero reducido de homicidios dispara sus tasas, distorsionando la
comparacin.
83 48 UPZ tuvieron tasa Media (52%) y 29 tasa Baja (31%), sumando el 83%.
226
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
Grfico No. 7
Tasa promedio de homicidio por UPZ. Bogot. 2006-2010
350
323
300
250
200
32
28
28
27
27
26
Teusaquillo
El Tesoro
33
Corabastos
33
Chico Lago
Lourdes
36
Lucero
37
Pardo Rubio
38
Danubio
44
Ciudad Usme
48
Paseo De Los
Libertadores
49
50
Puente Aranda
54
La Sabana
80
Chapinero
95
100
La Candelaria
131
150
100 o ms
Las Cruces
Sagrado Corazon
Zona Industrial
Las Nieves
DESBORDADA
51 a 99
EXTREMA
26 a 50
ALTA
227
228
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
229
HABITANTES
500
400
300
200
100
0
2.004
2.005
Barranquilla
2.006
2.007
Bogot
2.008
Cali
2.009
2.010
2.011
Medelln
Quin est detrs de tal difusin de la violencia? Comenzamos con dos actores, uno proveniente del mundo de la criminalidad y el otro de contextos sociales donde est en juego la pertenencia. El primero las operaciones de limpieza, evidencia de un
homicidio que sigue siendo una prctica socorrida en la ciudad; el
segundo agrupaciones juveniles organizadas en torno a un marbete
de identidad, donde la violencia cruza sus gramticas de actuacin.
230
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
1. Operaciones de limpieza
Todo mandato supone una identidad cimentada sobre la alteridad, perfilando la diferencia que termina de definir aquello que
une y cohesiona. Lo diferente se reviste de las cualidades de lo
amenazante y lo peligroso que, en Bogot, no abandona su trmite bajo el expediente del asesinato. La limpieza es, en efecto,
una prctica de regulacin violenta que aparece ante el desborde
de las condiciones de seguridad en lo local. Se trata de mantener los barrios sin delincuencia, sin consumo, sin nada de nada.
Aparece cuando el barrio se calienta convirtiendo en blanco de
sus ataques a consumidores, delincuentes, jvenes problema, trabajadores sexuales, habitantes de calle87. Como lo dijo el vendedor
que abre estas pginas, rbol que no da frutos hay que cortarlo,
es muy feo pero el que no produce frutos no merece vivir. Pero
igual puede recaer sobre cualquier persona. Pedimos perdn si
caen inocentes, rezaba un panfleto circulante en Ciudad Bolvar.
El terror est garantizado.
Mientras la limpieza acta en nombre de la neutralizacin de
la inseguridad, ella misma y sus actores permanecen al margen de
cualquier canon de justicia. Es una de sus caractersticas distintivas, el anonimato que envuelve sus ejecutorias cubrindolas con
un manto de impunidad88. Pese a que la limpia hace parte del
relato ordinario del barrio popular, los reportes oficiales ni la mencionan. Los pobladores se preguntan: Cuntos procesos judiciales
hay por esos asesinatos? A quin han culpado y encarcelado por
esas muertes? (Colectivo cultural de Kennedy. Entrevista 19).
Las limpiezas hacen presencia al margen de la condicin comercial o residencial, irrumpiendo cuando la inseguridad afecta la
convivencia o la marcha de los negocios. Testimonios similares se
231
recogen en Mrtires, Ciudad Bolvar, Kennedy, San Cristbal, Usme, Suba, Bosa, Usaqun, Rafael Uribe89, dando cuenta de ese espacio liminal donde se disuelve la eficacia normativa del mandato del
no matars. La estigmatizacin y el intento vano de erradicacin
de la escoria de la sociedad adquieren legitimidad, al menos lo
hace a los ojos de sectores de pobladores, comerciantes e incluso
miembros de los cuerpos de seguridad. La contratacin del servicio tiene lugar en diferentes lugares de la capital, mas a diferencia
de Medelln o Ro de Janeiro la oferta no implica el desarrollo de
un esquema de proteccin sostenida por largo tiempo.
No existe evidencia definitiva sobre la identidad de sus ejecutores, salvo en el caso de Ciudad Bolvar cuando la toma paramilitar de sectores de la localidad. De resto se habla de paramilitares,
bandas criminales, agentes de polica activos o en retiro y destacamentos de seguridad expresamente constituidos para el efecto.
En ocasiones se presume que el Estado acta con el propsito de
resolver un problema crtico, pero tambin intervienen ciudadanos
corrientes (de las Juntas de Accin Comunal, comerciantes o lderes comunitarios), convocados para reunir el dinero y contratar los
grupos. La alternativa est a la mano, como lo expres el vendedor
de Ciudad Bolvar si me dan la justicia por mis manos yo la tomo.
2. Identidades juveniles
La violencia entre identidades juveniles adquiere relevancia
en el relato de los conflictos urbanos de la capital. Toma cuerpo en
confrontaciones entre Skinheads de diversas corrientes ideolgicas,
Barras Bravas, Hoppers, Punkeros. La lista es extensa. Se trata de
agrupaciones cuyas actividades pasan por la confrontacin permanente con otros grupos, conflictos mantenidos en diversos lugares
de la ciudad muchas veces a lo largo de varios aos. La tolerancia
cero es la nota predominante, rasgo central de identidades afirmadas sobre la agresin fsica y simblica de quien se considera
89 El citado trabajo de comienzos de la dcada del 2000 muestra la sostenida presencia
de las llamadas limpiezas en la ciudad. Rojas (1994), Perea (2002 y 2007).
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Bogot
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Bogot
40
35
30
25
25
20
20
15
15
10
5
0
1
POLITICA
ECONOMICA
SOCIAL
COTIDIANA
VENGANZA-AJUSTE
DE CUENTAS
Mirando de cerca los eventos de la circunstancia cotidiana resulta que, a todas luces, las rias resultan dominantes con el 71
% de los casos. Los choques espontneos, no cabe duda, generan
parte de la violencia desperdigada revelando parte de la exacerbada
cantidad de las lesiones personales en Bogot.
Grfico No. 10
Circunstancia cotidiana del homicidio. Bogot 2010
9
Venganza Ajuste de cuentas
en lo cotidiano
Delito Sexual
Violencia
entre otros
familiares
Responsabilidad
mdica
Violencia
de pareja
Violencia
contra NNA
2
Bala Perdida
71
Ria
80
70
60
50
40
30
20
10
0
235
65
60
50
40
26
30
20
10
0
0,3
CERCANO
CRIMEN Y
SEGURIDAD
ESTADO
CONFLICTO
ARMADO
La proximidad con el agresor es notable; la mayora de las veces se trata de alguien con quien existe un vnculo familiar, como
lo deja ver la Grfica No. 12 (la ms alta con 34%). La categora incluye una variada gama que va del abuelo a los hijos, pasando por
los cuados, el padrastro y el suegro. La mayor incidencia la tienen
otros familiares civiles y consanguneos, el esposo y el compaero
permanente. Los amigos y conocidos tienen una participacin si236
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
milar, cada uno cercano a la cuarta parte de los homicidios. El contexto de la vida cotidiana y la familiaridad produce una violencia
con un peso nada despreciable.
Grfico No. 12
Presunto agresor tipo cercano. Bogot 2010-2011
40
35
34
30
25
25
25
20
15
10
5
0
Familiar
Pareja
Amiga (O)
Relacion
Contractual
Vecina (O)
Conocida (O)
El cuadro esbozado con los datos se confirma en la exploracin etnogrfica de las siete localidades. En Bogot se produce una
violencia en las instancias bsicas de socializacin (la familia, la
escuela, el vecindario), terminando de poner en evidencia la diseminacin de la violencia bajo modalidades inscritas en circuitos
ajenos a la ilegalidad. La violencia intrafamiliar es una realidad difusa que responde a dinmicas diversas, que van desde la agresin
sin causa aparente hasta la producida bajo los efectos del alcohol
o las drogas: Estn pegndoles a las mujeres y as era mi pap,
una cultura re machista, se escucha decir con frecuencia. Pese a
las variadas causas es factible detectar un texto que la atraviesa;
la violencia en la casa se piensa como un medio para corregir el
comportamiento desviado. Detrs del golpe y la amenaza, concebidos como garanta de control y sumisin, el acto violento gana
legitimidad en la regulacin de los tratos propios de la intimidad.
La agresin contra cnyuges y parientes, ejercida esencialmente
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238
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
sin103. Las amenazas pueden ser verbales o por medio electrnico, pero se da el caso de la circulacin de panfletos emulando las
prcticas de las operaciones de limpieza. No faltan historias donde
la seguridad de los docentes se precariza a tal grado que llegan a
ser blanco de la delincuencia comn a peticin de estudiantes con
quines han tenido diferencias104. Ya van 150 profesores amenazados este ao en Bogot, reza un titular de prensa denunciando la
crtica situacin del sector educativo. Como lo sintetiza un profesor
en una cida frase ser docente es un deporte extremo (Docente
de Ciudad Bolvar. Entrevista 28)105.
Mencin aparte merecen los conflictos barriales. A varios barrios, en especial aquellos sujetos a la pugna por la tierra y los servicios pblicos, los atraviesa un relato histrico sobre permanentes
episodios violentos ligados a venganzas entre grupos familiares.
En Ciudad Bolvar, el barrio las Cruces, Corabastos, Patio Bonito y
Suba, entre otros, circulan dichos relatos. Se afirma que los brotes
sostenidos de violencia crean la familiaridad de los menores con la
violencia: Se sigue manejando el lema de la venganza, entonces
como usted se meti con los mos atngase que yo me voy a meter
con los suyos (Actriz de colectivo teatral de Santa Fe. Entrevista
35). Aun cuando en ocasiones se pierde el origen de los conflictos,
es posible percibir la disputa por la ocupacin territorial como su
ms remoto comienzo106. La irregularidad e ilegalidad en la ocupacin, junto a los terreros inescrupulosos, caldean las relaciones
entre vecinos107. La conflictividad se mantiene, los que ms peleaban a machete eran los vecinos, la razn de eso era que aqu no
haba linderos. El crculo vicioso se cierra alimentado por rias,
lesiones, homicidios y enemistades que permanecen por aos: A
ellos les mataban el sobrino, al to, al primo, a todo el mundo (Actriz de colectivo teatral de Santa Fe. Entrevista 35).
103 Funcionaria pblica de Santa Fe y docente de Ciudad Bolvar. Entrevistas 24 y 28.
104 Ejemplos de estas situaciones en Red de portales RCN (31 de Agosto 2010).
105 Mirar tambin El Tiempo (19 de octubre 2011).
106 En los 90 se habla de las consecuencias negativas de las bandas dedicadas a la urbanizacin pirata, as como de la incapacidad de las autoridades para contenerlas.
107 Una visin del funcionamiento reciente de la urbanizacin pirata en Semana (2013).
239
A modo de conclusin
Qu hacer?
Bogot tiene el cuadro ms diversificado de exportaciones y
servicios del pas, condicin que le permite generar la cuarta parte del producto interno bruto de Colombia. Est clasificada como
ciudad global en el puesto 55 del ranking mundial, calificada como
urbe de baja vulnerabilidad y elevado potencial de desarrollo108.
Sin embargo su inequidad alcanza 55 en el coeficiente de Gini, un
indicador en extremo elevado que da cuenta de la precaria distribucin de la riqueza. La inversin estatal, que le da prioridad a las
urgencias sociales de zonas deprimidas tal como se ilustr-, ha
venido operando como mecanismo de acceso de los desposedos al
derecho del disfrute de la ciudad. No es suficiente, sin embargo, la
pobreza abunda. La capital avanza frente a la pobreza pero no ante
la inequidad, se afirm anteriormente.
Ante semejante desafo, Bogot demanda una sociedad nutrida
por movimientos y expresiones con presencia social y poltica en
la cimentacin de lo pblico, entre otras frente al acuciante tema
de la inequidad. La abigarrada fragmentacin de la criminalidad
108 ndice realizado por A.T. Kearney and The Chicago Council on Global Affairs.
240
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
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242
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Bogot
La reconstruccin de la sociedad desde abajo, desde sus intercambios de la vida de todos los das, es una tarea de obligada
observancia en la Colombia de hoy da. Por ah pasa el propsito
de construir una paz estable y duradera, un propsito en el que
Bogot tiene que hallar el aporte que por obligacin debe hacerle
a la paz.
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248
CIUDAD JUREZ:
SOCIEDAD, CRIMINALIDAD
Y VIOLENCIA TRASNACIONAL
Csar Alarcn Gil1
En el sepulcro muchas lgrimas van brotando/ en Ciudad Jurez han
sido bastantes inocentes vctimas del contrabando/la mafia anda recio
y no le importa el precio/ veo decapitados por cuernos de chivo asesinados/ Dicen que la justicia es divina/ ya no puedo salir ni a caminar
para la esquina/ por que de repente un convoy de federales se avecina/
las cosas han cambiado desde hace tiempo no hay empleos/ porque
dueos de negocios se han marchado/las calles son militarizadas y a
la vez utilizadas por sicarios/ que patinan las llantas de sus carros en
distintos vecindarios/ se perdi el respeto/ ahora los chicos fuman piedra en el gueto/ yo mir crecer a Beto y ni siquiera tuvo una bicicleta/
ahora que ya est grande siempre trae su metralleta
Alma Centena. Jos Arn, vocalista del grupo de rap Mc Crimen
(Ciudad Jurez)
Ya en las lneas del epgrafe se trasluce una parte de la densidad de los complejos procesos y dinmicas sociales por los
que atravesaron los habitantes de Ciudad Jurez en el ltimo
1
Alan Cornejo Campbell, estudiante de doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Autnoma de Ciudad Jurez (UACJ), en su calidad de auxiliar de investigacin
realiz importantes contribuciones a lo largo de las diversas fases por las que pas la
elaboracin del presente texto. El autor desea agradecer adems a los hermanos Carlos
y Citlalli Murillo (UACJ), as como a Davide Dalla Pozza (La Tenda di cristo) por su
tiempo, disposicin y apoyo en la construccin de este trabajo.
249
lustro. Dibuja someramente el perfil de muchos de los protagonistas de la sangrienta historia reciente de la urbe fronteriza,
desde jvenes pandilleros hasta policas federales, militares y,
por supuesto, traficantes de drogas ilegales (la mafia que anda
recio).
Pero la potencia de la cancin tambin tiene que ver con la
realidad que refleja su narrativa, la sntesis de mltiples trayectorias que ofrece y las posibilidades de contraste que se desprenden
de un anlisis mas cuidadoso: se percibe el imaginario de un antes
cuando el trabajo estaba prcticamente garantizado, cuando transitar sin temor por las calles era parte de la rutina y cuando la violencia homicida era relativamente silenciosa, reservada a ciertos
espacios, grupos o actividades.
Pareciera ser que de un momento a otro, todo cambi. Esta
ciudad fronteriza, ubicada en el extremo norte del Estado de Chihuahua, colindante con Estados Unidos, ha llegado a ser reconocida internacionalmente por los muertos que se comenzaron a contar por decenas en el da a da y que, con el paso de los meses, se
convirtieron en cientos.2 Tras slo un ao se haban acumulado
miles.3 El simple hecho de salir a la calle entraaba riesgos cada
vez ms elevados: atestiguar un homicidio, ver un cuerpo abandonado o despojos humanos en la va pblica, quedarse en medio
del fuego cruzado entre opositores armados frecuentemente annimos, sufrir un atentado, ser requisado, robado o retenido ya sea
por clulas de los grupos de traficantes en pugna o los cuerpos de
2
250
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
seguridad del Estado (civiles y militares), empezaron a formar parte de la vida cotidiana.
Si a primera vista, salir a la calle se haba convertido en
una situacin de potencial peligro, no tuvo que pasar mucho
tiempo para que, el estar en el trabajo, atender un negocio o
simplemente quedarse en casa estuvieran atravesados por la
misma lgica de inseguridad, miedo o terror. La vorgine de
violencia tuvo distintos tipos de expresiones incluso en los espacios privados: desde comandos armados que, transportados
en camionetas o autos sin placas, entraban a algunas casas a
matar a uno o todos sus moradores, 4 hasta hombres armados
o provistos con bidones de gasolina que quemaban negocios o
balaceaban las fachadas de stos ante la negativa de los dueos
a pagar extorsiones.5
De lo anterior se desprende una primera premisa. Concentrndonos solamente en el periodo que va de 2008 al 2012, es decir, en un lapso de 5 aos, la ciudad vivi un periodo de violencia
prcticamente sin precedentes. Se transformaron los patrones y la
escala de violencia homicida. No se trat nicamente del aumento de
homicidios sino de la espectacularidad con la que estos se cometan,
con el realce que eran expuestos, con la simbologa detrs de muchos
de ellos: el cuerpo se convirti en el mensaje, el horror se volvi costumbre, la gente dejo de morir de vejez, y la ciudad, otrora conocida
por maquilar productos para la exportacin internacional, comenz
a maquilar muertos. Proliferaron las masacres en espacios pblicos y privados; los asesinatos en parques, restaurantes, calles,
gasolineras, casas y centros nocturnos; numerosos cuerpos fueron colgados de puentes; innumerables cadveres envueltos en
4
251
En esos momentos el alcalde de ciudad Jurez era Jos Reyes Ferriz (2007- 2010) del
Partido Revolucionario Institucional (PRI). El gobernador del Estado era Jos Reyes
Baeza (2004- 2010), del mismo partido poltico, pero convertido en opositor del primero como rechazo a su peticin de ayuda al gobierno federal. El presidente de la
repblica era Felipe Caldern Hinojosa (2006 2012), del Partido Accin Nacional.
7 El Operativo Conjunto Chihuahua formaba parte de una serie de medidas similares
que se estaban llevando a cabo en diferentes regiones de la geografa mexicana (Michoacn, Tijuana, Culiacn, Tamaulipas, Guerrero), donde el poder y la capacidad de
gestin de los grupos de los traficantes haban alcanzado grandes dimensiones sobre
la vida local, Alarcn (2010).
8 A pesar de la implementacin constante de mecanismos de control de confianza dentro de la polica municipal, era evidente la participacin de algunos de sus elementos
en actividades relacionadas con el trfico de drogas ilegales. Volveremos sobre ello
ms adelante. Bowden (2004), Valdez (2005), Fernandez y Rampall (2006), Molloy y
Bowden (2011).
252
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
Este tema fue recurrente a lo largo de las entrevistas realizadas en el terreno que por
diferentes razones y con diferentes rutas convergan en el anterior sealamiento.
253
254
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
255
11 En el caso juarense, es notable la disparidad en el manejo de datos respecto a los diversos hechos delictivos, incluyendo las cifras de homicidios En muchas ocasiones no
hay concordancia incluso en las estadsticas oficiales. Mientras que la fiscala del Estado
de Chihuahua proporciona ciertos nmeros, el gobierno federal proporciona otros. Incluso en el plano municipal los datos no son homogneos: la polica municipal puede
reportar ciertas cifras, la fiscala otras. De la misma forma, los medios de comunicacin
locales y ciertos estudios acadmicos manejan informacin dismil. Incluso han existido
episodios de una abierta confrontacin entre las autoridades nacionales que manejan
estadsticas (INEGI) y el gobernador del Estado de Chihuahua, Csar Duarte, que las ha
calificado de mentirosas. Numerosas tendencias polticas entran en disputa a travs
de los nmeros. De cualquier forma, consideramos que las cifras ms confiables son
proporcionadas por el INEGI. Se recurrir a stas en caso de que la informacin est disponible. Cuando no sea as, algunos estudios acadmicos y diagnsticos institucionales
nos sern de utilidad. Respecto a la controversia citada, vase Monroy, J. (21 de agosto
de 2012). Miente INEGI sobre cifras de homicidios: Duarte. El Economista.
12 Valencia, Nick y Chacn, Arturo. (2013). Los homicidios disminuyen ms de la mitad
de 2011 a 2012. CNN En espaol.
256
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
257
Sexta premisa. Aunque Jurez ha sido una ciudad donde el trfico de drogas es una actividad centenaria, el relativamente reciente
incremento en el trnsito de cocana por el territorio local (desde
la dcada del 80) revolucion las finanzas y con ello distintos tipos
de capacidades organizacionales de los traficantes de drogas que
hacan presencia en la urbe fronteriza. Para que ello se hiciera
posible fue necesaria la articulacin de varios procesos, como
el cambio de los patrones de consumo en Estados Unidos, la
declaratoria del trfico de drogas como problema de seguridad
nacional en ambos pases, con el posterior fortalecimiento de
los controles fronterizos, y la alianza de traficantes mexicanos
con colombianos. Si a esto se le suma la proliferacin de puntos
de venta de drogas al menudeo (tienditas en el argot local) que
se aceler en la dcada de los 90, el trfico de cocana condensa
y casi simboliza tanto la importancia estratgica de la aduana
juarense como punto de paso, como la ciudad en su conjunto en
cuanto lugar de consumo.
En torno a estas seis premisas bsicas, se dibuja la hoja de
ruta por la que va a transitar el presente artculo. En una primera seccin trazaremos algunas lneas gruesas para comprender
los fundamentos bsicos de la evolucin de la ciudad como un
espacio hbrido, condicionado inexorablemente por su situacin
fronteriza. En una segunda parte observaremos brevemente el
comportamiento del trfico y los traficantes de drogas en la ciudad desde el inicio del fenmeno en los primeros aos del siglo
XX hasta finales de la dcada de los 80. Esto permitir una comprensin ms profunda de los cambios que se han producido en
la ciudad. La tercera seccin dar cuenta del periodo que va desde
1993 hasta finales de 1997, enfocndonos en la capacidad de las
organizaciones de traficantes para mimetizarse en la cotidianidad
de la urbe fronteriza y observar de paso lo que en este proyecto
hemos denominado la insercin social de la violencia. Una cuarta seccin mostrar las transformaciones ocurridas entre 1997 y
2007, periodo que va desde la muerte de Amado Carrillo, la consolidacin de su hermano Vicente y la incorporacin de nuevas
258
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
I. EL PERFIL DE LA CIUDAD
La frontera entre Mxico y Estados Unidos abarca poco
ms de 3.100 kilmetros desde San Diego, California (Ocano
Pacfico) hasta Brownsville, Texas (Golfo de Mxico). Pero esta
lnea fronteriza no slo marca el fin geogrfico de un pas y el
inicio de otro. Tampoco puede entenderse slo como el principio y el fin de dos entramados culturales diferentes, con diversos tipos de organizacin poltica y heterogneas formas de
ordenamiento jurdico.13 En esta regin coinciden tambin dos
mundos: el desarrollado, con un pas con capacidades globales
adems de alto poder adquisitivo, y el subdesarrollado, donde
personas de diferentes pases del continente se aglutinan esperando poder llegar al otro lado, a hacer negocios, o a generar
un poco de la riqueza que se percibe allende la frontera. Esto
le da connotaciones muy diferentes a los habitantes de todas
y cada una de las ciudades ubicadas en esta franja geogrfica
(Bustamante, 1992).
Ciudad Jurez se encuentra justo en el punto medio de los
3.100 kilmetros de frontera Mxico Estados Unidos. Su vecino
del lado estadounidense es El Paso. Jurez, junto la regin de San
Diego (California) y Tijuana (Baja California) son las urbes fronterizas ms densamente pobladas del mundo.
259
260
CIUDADES EN LA ENCRUCIJADA
Violencia y poder criminal en
Ciudad Jurez
Anualmente 15 millones de vehculos particulares y 9 millones de peatones cruzan los puentes internacionales asentados en la
regin (Cervantes, 2010). Miles de personas atraviesan diariamente
para estudiar, trabajar, hacer compras o disfrutar momentos de esparcimiento en ambos lados de la frontera. Pero la profundidad de
esta interaccin tambin somete a Ciudad Jurez a presiones que
han tenido poca respuesta por parte del gobierno mexicano en sus
distintos niveles. El puente internacional Paso del Norte ha sido
uno de los principales puntos de repatriacin de mexicanos que
infringieron distintos tipos de leyes estadounidenses, empezando
por las migratorias y culminando con las penales. Autoridades del
municipio de Jurez calculan que en el periodo que va de 1999 al
2009, alrededor de 100.000 mexicanos fueron deportados va terrestre a Jurez. En sus propias estimaciones, se lleg a mencionar que
cuando menos el 4 % de los deportados eran delincuentes muy
peligrosos (La Jornada, 2009, 8 de septiembre).
Jurez no es la capital poltica del Estado de Chihuahua, la
cual tiene un nombre homnimo, Chihuahua, y est en el centro
geogrfico de la provincia. Partiendo de Jurez, Chihuahua capital
se encuentra a poco menos de 370 kilmetros hacia el sur, en una
carretera que va en lnea recta y que se recorre aproximadamente
en 4 horas. Aqu se deja ver una caracterstica notable que nos da
luz sobre la relacin que la ciudad guarda no slo frente al Estado
local, sino tambin frente al Estado nacional. Un punto de tensin
y factor explicativo de diversas tendencias. Sin ser la capital poltica, Jurez es el principal motor econmico de Chihuahua. Esta
fortaleza econmica no se ha traducido necesariamente en la superioridad poltica de un municipio que rivaliza con la capital, por lo
que ha existido una relacin compleja y por momentos agria entre
Jurez y Chihuahua.
De la misma forma, Ciudad Jurez ha permanecido histricamente lejos del radar y las preocupaciones de las autoridades
nacionales ubicadas en el centro geogrfico y poltico de Mxico:
el Distrito Federal a poco ms de 1.800 kilmetros de distancia-.
Diversos autores hablan de una especie de abandono histrico de
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la franja fronteriza del norte del pas por parte de las autoridades
federales que esperaban que la regin se beneficiara de los ciclos
econmicos estadounidenses, incentivando la inversin y la construccin de naves industriales en este sector del pas (Martnez,
1982; Garca, 2007; Herrera, 2008; Garza, 2011b).
Desde la segunda mitad del siglo XX, el crecimiento econmico de Jurez fue derivndose del establecimiento de numerosas
empresas manufactureras de capital extranjero, principalmente
estadounidense. Maquilas es como se les conoce en Mxico y su
presencia data de mediados de la dcada de los 60.14 La llegada de
esta nueva forma de produccin a la regin provoc un viraje de
180 grados, tanto en la vocacin econmica de la ciudad como en
el nmero de personas que se quedaron a residir en ella. En un
lapso relativamente corto de tiempo, el esquema econmico local
pas del privilegio del comercio y los servicios, a un crecimiento
fundamentado principalmente en lo industrial (Carrillo Hernndez 1985: 81).
Poco a poco, muchos de los que se dirigan a Estados Unidos
y que por diversas razones fueron detenidos o deportados hacia
la frontera, encontraron trabajo en Jurez. De esta forma se fue
adelgazando la percepcin de la ciudad como un lugar de paso y se
14 El establecimiento de este tipo de industrias en Mxico tiene mucho que ver con la
articulacin de varios procesos: la desindustrializacin de los esquemas productivos
en suelo estadounidense, el aumento de la economa de servicios en ese pas, un
incremento en la flexibilidad laboral, el creciente desarrollo de la economa de la
informacin y la relocalizacin productiva en el lado mexicano de la frontera compartida, donde los costos de produccin y sobre todo la mano de obra ha sido ms
barata. Como antecedente en cuanto al momento histrico que se viva en la rbita
internacional y binacional, la segunda guerra mundial hizo posible que se pactara la
llegada de trabajadores agrcolas mexicanos al campo estadounidense. Este pacto fue
conocido como programa bracero y estuvo vigente entre 1942 y 1964. Antes de finalizar este acuerdo, comenz a funcionar el Programa Nacional Fronterizo (1961 1965)
que busc hacerle frente a la situacin del desempleo y la pobreza regional una vez
que se fueron desbordando las corrientes migratorias hacia Estados Unidos. As, para
finales de 1965 surgi el Programa Industrial Fronterizo (PIF) y su componente ms
conocido, la Industria Maquiladora de exportacin (IME). Parte de la descripcin este
proceso histrico puede encontrarse en Martnez (1982); Carrillo y Hernndez (1985);
Almada (1995); Amaral (2007); Stern (2007) y Garza Almanza (2011).
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La complejidad del panorama poco cambi en las investigaciones publicadas en 2009 y 2010, en el periodo del auge de
los homicidios violentos. En el reporte del 2009, encargado por
la Secretara de Gobernacin a miembros de organizaciones no
gubernamentales y reconocidos investigadores de las universidades locales, se corroboraron datos y tendencias acumuladas
a lo largo de dcadas. Midiendo la situacin del empleo y la
infraestructura econmica de la ciudad, el reporte sealaba que
9 de cada 10 empresas derivadas del acuerdo de la Industria
Maquiladora de Exportacin (IME) en Jurez era de origen extranjero. -Esto pona en una situacin de enorme vulnerabilidad
a la realidad productiva de la ciudad, la cual por lo menos desde
mediados de la dcada del 70 hasta 1984 - haba feminizado el
mercado laboral. Es decir, las industrias contrataban casi exclusivamente a mujeres con graves consecuencias a corto, mediano y largo plazo en diversos entramados familiares- Otro factor
adverso para las diversas industrias manufactureras, que para
1999 generaban el 64% del empleo en la ciudad, fue la crisis
econmica mundial ocurrida entre 2001 y 2003 que ocasion
una desaceleracin en la economa local. En general, la industria maquiladora haba sido una fuerte generadora de empleo,
pero por sus condiciones estructurales no generaba mucho crecimiento econmico (Ampudia, 2009)
Bajo estas condiciones, la vida en familia y muchos de los espacios en los que habitaban se encontraban en circunstancias altamente desfavorables. En el mismo diagnstico se comprueba que
en la dcada del 2000 hubo una disminucin en la tasa de crecimiento de la poblacin (del 4.3% en la dcada de 1990 a un 1.3%
anual); que se continu con una poltica agresiva de urbanizacin,
pero sin el nmero necesario de usuarios. Se construyeron miles
de viviendas sin contemplar las necesidades y los derechos de los
posibles habitantes, casas estrechas, sin zonas de recreacin y ubicadas lejos de los puestos de trabajo. Se dio una franca ausencia
en la oferta de servicios sociales, tales como el cuidado infantil y
espacios pblicos como parques y canchas deportivas garantizadas
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Quevedo (Mottier, 2009). Fue uno entre muchos otros polticos regionales que en diversos puntos de la historia del siglo XX se vieron
involucrados en el trfico de droga (Recio, 2002), (Astorga, 2003),
(Mottier,2009), (Garca, 2010), (Campbell, 2011), (Carey, 2011).
Quiz la figura ms prominente del trfico de drogas local durante un buen lapso del siglo XX fue Ignacia Jasso viuda de Gonzlez. Aparentemente la red encabezada por La Nacha se consolid a
lo largo de la dcada del 30 aunque est documentada su participacin en el negocio ilegal desde la dcada del 20- y tuvo vigencia
prcticamente hasta su muerte en 1977. Su estilo, fundamentado
en un bajo perfil y con poca necesidad de reconocimiento o ascenso social, le permiti trabajar en silencio durante los tiempos ms
conflictivos en los que su grupo no era el protagonista (Entrevista
a Bob Chessey, El Paso, Texas, 14 de diciembre de 2012). Incluso
cuando con el paso de los aos su red alcanz mayor visibilidad, se
distingua por su capacidad de adaptacin, sus habilidades de negociacin y sus relaciones pblicas (Campbell, 2011). Los primeros
reportes indican que La Nacha no venda drogas desde su vivienda,
sino a travs de terceros. Llegado su momento, hoteles, domicilios
privados, salones de baile, garitos, prostbulos y calles de la ciudad
se constituan en centros de distribucin, cuenta Garca (2010).
Aunque la organizacin de La Nacha no era la nica que funcionaba en la ciudad, s era una de las ms importantes.
Hasta por lo menos finales de la dcada de los 60, ni las dimensiones del negocio ni el inters de los tomadores de decisiones
de ambos pases fueron suficientes como para ubicar al trfico de
drogas bajo la categora de amenaza. Con todo y que los reportes de
las diversas agencias estadounidenses sealaran sistemticamente
la vinculacin de los polticos con los traficantes, estos episodios
difcilmente trascendan ms all de algunas transitorias amonestaciones. El epicentro de los intereses estadounidenses se mantuvo
durante mucho tiempo distanciado del tema de las drogas ilegales puesto que el entorno geopoltico de la posguerra privilegiaba
la atencin de otro tipo de fenmenos. Durante el periodo de las
guerras mundiales o en el escenario que se configur al surgir la
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16 La DFS funcion desde 1947 hasta 1985. Esta poderosa polica poltica tuvo un xito notable en el desmantelamiento de grupos anti estatales, como los movimientos
guerrilleros de la dcada de 1970. Funcionaba con una cobertura legal endeble y con
atribuciones nebulosas que se esclarecan de acuerdo de las necesidades de los tomadores de decisiones del momento. Con el aplastamiento de los grupos guerrilleros y
en un entorno de Guerra Fra, no pocos agentes de la DFS se encargaron de ejercer el
rol de intermediacin entre los grupos de traficantes y las lites polticas. La gradual
descomposicin de la DFS culmin en lo inevitable: agentes de la DEA comprobaron
la participacin activa de empleados de esta institucin en el asesinato de Enrique
Camarena Salazar, oficial en servicio de la DEA en Mxico. Tras un vendaval poltico,
la DFS desapareci en diciembre de 1985. Respecto a la DFS vase Aguayo (2001).
17 Otra de las figuras regionales de gran importancia fue la de Pablo Acosta alias El Pablote,
que trabajaba en Ojinaga (Chihuahua), a poco ms de 4 horas de Ciudad Jurez. Esta figura es de particular importancia porque l encabezaba una de las primeras y ms slidas
redes de trfico de cocana durante el primer lustro de la dcada de 1980. Su alianza con
la organizacin de traficantes sinaloenses afincada en Guadalajara gener los contactos
que llevaron al traficante colombiano Gonzalo Rodrguez Gacha alias El Mexicano a la
zona. Poppa (1990); Corts (2009).
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20 Destacan lugares como el centro histrico de Ciudad Jurez y sus inmediaciones, donde se condensaban numerosas cantinas, bares y centros de entretenimiento masculino
en los cuales era posible conseguir diversos tipos de sustancias ilegales a bajo costo.
En algunas fiestas realizadas en la ciudad y slo bajo pedido tambin se permita la
llegada de vendedores.
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bola. Y sin respetar a nadie. Apedrear casas. Se metan seoras, muchachas. La cosa era ser sdico para que lo respetaran todos.
Es notable que en el relato se marca lmites sobre el comportamiento homicida. El mismo entrevistado agrega que como miembro de una pandilla
S, tenamos pistolas y rifles pero era nuestro ltimo recurso. Ya
cuando se miraba uno en mucho peligro era cuando sacbamos el
fierro. Yo estuve en muchos Barrios. Estuve en los barrios aqu en
la ... con diferentes nombres. Antes cuando usted caminaba por
la calle, la gente le deca qu Barrio? Y si no contestaba pues le
ponan. Y si contestaba y el guardia estaba peleado con alguno de
su barrio tambin le ponan () Pertenecer a una pandilla era la
moda, era para sobrevivencia. Un cholo tena que pertenecer a
una pandilla, para resaltar y para quedarse con la que era (Entrevista con alias Durango. Ciudad Jurez, 9 de agosto de 2012).
Se proyecta entonces que la vida en el barrio como espacio fsico y como comunidad entre pares al estilo pandilla- estaba sujeta
a derechos, pero tambin a obligaciones. En el punto medio existan una serie de restricciones tcitas o explcitas. Si se satisfacan
las condiciones de ingreso y permanencia se tena el derecho de
ejercer la violencia razonablemente. Atravesar una calle implicaba
adentrarse en un territorio enemigo y ello estaba sujeto a castigos
por parte de los otros barrios. No identificarse tambin estaba sujeto a castigo. Pero la violencia se ejerca a nombre del grupo y por el
grupo. No necesariamente implicaba matar al contrario, pero esto
poda ocurrir en casos extremos. Las desviaciones de estos cnones
eran evaluadas con cuidado por parte de los lderes de los barrios
quienes al dar un veredicto reafirmaban su autoridad mediante la
aceptacin o el rechazo de la accin. De la misma forma el trfico
de drogas aparece como un fenmeno relativamente marginal en
los barrios de Jurez en la dcada de los 80 y principios de la de
los 90.
La vorgine de las transformaciones por las que estaba atravesando la ciudad an no haba modificado sustancialmente la venta
de drogas al menudeo dentro de Jurez. Por lo menos hasta media278
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23 Se debe distinguir claramente entre lo que se conoce como tiendita y picadero. Los lugares conocidos como tienditas son aquellos donde se venden diversos tipos de drogas
ilegales. Generalmente en las tienditas existen redes de proteccin que giran en torno
a diversos grupos policiales o civiles armados que brindan seguridad en el punto de
venta. El lugar donde se inyecta la droga conocido como picadero es un espacio que
puede ser incluso una casa de familia donde se cobra cierta cantidad para que ah se
consuma. Entrevista con Mara Elena Ramos, directora de la asociacin civil Programa
Compaeros. Ciudad Jurez, Chihuahua. 17 de agosto de 2012.
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De la misma forma, la multiplicacin de tienditas fue generando efectos an ms adversos en algunos de los segmentos ms
desfavorecidos de la sociedad juarense. Mas como en otros aspectos, esto se produjo acumulativamente. Muchas de las tensiones
familiares, laborales, o personales comenzaron a ser paliadas con el
uso de drogas ilegales de baja calidad. Para conseguirlas, ya no era
necesario desplazarse hasta el centro de la ciudad, sus inmediaciones o llegar hasta El Paso, ir a centros nocturnos o salones de baile.
La oferta se comenzaba a trasladar al ncleo mismo de numerosos
barrios juarenses.
Esto implicaba fuertes retos para el funcionamiento de la organizacin de traficantes que operaba en la ciudad. Al multiplicarse
los lugares de consumo, era necesario desdoblar la capacidad de
la red para satisfacer la demanda. Esto implicaba involucrar a un
mayor nmero de personas tanto para labores de distribucin como para labores de seguridad y choque (Reyna, 2011). Este proceso
se acelerara a finales de la dcada de los 90 una vez que Amado Carrillo hubiera fallecido (1997) y su hermano Vicente Carrillo
Fuentes tomase el control de la organizacin despus de dos aos
de disputas violentas.
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periores, ciertos integrantes se encargaban de organizar y estabilizar las condiciones de trasiego y conflicto cotidiano; unos ms se
encargaban de coordinar los lugares de resguardo y la asignacin
de dotaciones para el consumo local y otros se especializaban en
el diseo y coordinacin de las rutas de trasiego. En cuanto a las
clulas asignadas al servicio de seguridad, stas cumplan tambin
con diferentes encargos: se encargaban de vigilar los lugares de resguardo, cuidaban a los principales lderes y operadores de relevancia, y algunas se especializaban en labores de choque.29 En ambos
rubros es notable el manejo de distinciones por pertenencia regional: individuos de Sinaloa o Durango aparecan como integrantes
de la cadena de mando y el trfico internacional. Eran percibidos
como personal de confianza. Hijos de migrantes a Jurez o migrantes recientes se integraban a lo que se conoce como la mano
de obra del narco y eran los encargados de las labores de mayor
riesgo. Generalmente estos operaban en las redes de distribucin
local (Entrevista a Howard Campbell. El Paso, Texas 14 de diciembre de 2012).
29 En el relato sintetizado por Molloy y Bowden (2011) llama la atencin que el grupo
de Jurez tuvo la posibilidad de vincular a individuos que se encargaran del ejercicio
de la violencia desde la propia academia de polica. El aprendizaje del uso de armas
y tcticas de seguimiento y defensa era brindada por el Estado, mientras el soporte
econmico corra por cuenta de los traficantes. As, una vez que los policas recin
graduados salan de la academia, comenzaban a realizar diferentes funciones para la
red de traficantes.
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Tenamos una casa de seguridad bien arreglada. Daba la apariencia de estar abandonada pero por dentro era otra cosa: candados,
circuitos cerrados y eso. (). Ah tenamos pistolas, la droga, el
dinero Los fines de semana tenamos bastante gente, vendamos
bastante. Entonces en esa calle, por ejemplo si t ibas y me comprabas un papel de cocana, y si t saliendo de esta calle o saliendo de este barrio te agarraba la patrulla, t me podas ir a decir a
m oye es que me acaba de agarrar la patrulla fulanita de tal. Y
me quit mi dinero y me quit los papeles que t me vendiste.
Nosotros tenamos radios y telfonos, entonces por medio de ellos
yo le hablaba a mi jefe y le deca oye, fjate que as y asao y la
patrulla, digamos 525, le acaba de quitar estos papeles a este bato
Entonces l hablaba por telfono con su jefe y su jefe hablaba con
la Polica. () en dado caso, la Polica incluso te poda regresar
la droga o el dinero. (Entrevista con Jorge Ciudad Jurez, 10 de
agosto de 2012)
Se fue haciendo claro que en las transacciones del da a da haba momentos en los que agentes corruptos de la Polica no estaban
presentes. sta no tena la capacidad de colaborar en todo lugar ni
poda proteger a todos los involucrados todo el tiempo. Consecuentemente, se gestionaban mecanismos de proteccin armada que
fueron descritos como sigue:
Cuando se tena que sacar las armas, o pelear o algo pos tenas que
sacar las uas () [uno de los principales motivos de pelea era]
que te queran robar. Muchas veces pensaban que estabas t solo.
Por ejemplo a m una vez me vieron que estaba solo y se les hizo
fcil quererme robar. Pero mis camaradas estaban en la esquina.
No los matamos. Nada ms les dimos unos chingadazos. Pero ya
en la noche si haba veces que tena uno que traer la pistola. Era
necesario porque nunca faltaba alguien () Se conseguan las armas fcil. Muchas veces, sabes? Era de que llegaban ah mismo
y te las ofrecan por droga. Dame tanto y pus aqu esta la pistola
(sic). (Entrevista con Jorge Ciudad Jurez, 10 de agosto de 2012)
Los matices del relato permiten una caracterizacin profunda. De entrada, se ponen en relevancia muchos de los mecanismos que le dan funcionalidad a los puntos de venta que se conocen como tienditas. Las haba de diversos tipos y modalidades pe291
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los consumidores, situacin que afectaba la credibilidad y la percepcin de confianza que exista en torno a la red de comercializacin: uno va a comprar donde menos probabilidades hay de que
me detengan, seala una de las fuentes. (Diario de campo, sector
Altavista, Ciudad Jurez, 25 de agosto de 2012). As, una detencin
se convierte en el indicativo de fallas en el funcionamiento de la
red. Si estas detenciones ocurran sistemticamente cerca de la
tiendita, su jefe y el encargado de ventas dejaban de ser confiables.
Mediante el relato, se vislumbran ya diferentes tipos de involucramiento policial. El primero de ellos es la de policas - proveedores. No se puede olvidar que el grupo para el que trabajaba Jorge
tuvo sus orgenes en la corrupcin de diversos agentes de la polica municipal y estatal que le dieron forma y estructura operativa.
Aqu, las transacciones entre proveedor y vendedor se desarrollaban como una red de confianza en la que los niveles de violencia
eran mnimos. En este nivel los homicidios se presentaban como
algo espordico y extremo. Las motivaciones de stos pueden ser
la prdida de confianza o deudas. Pero asesinar a uno de los comercializadores, implicaba trastocar el funcionamiento de la red y, con
ello, desestabilizar los flujos tanto de dinero como de tranquilidad
en el barrio.
De manera complementaria, se puede entrever otra tipologa: los policas que ejercen labores de proteccin a las transacciones ilcitas. Pero incluso en esta perspectiva, el comportamiento
de los agentes no es homogneo. Los episodios descritos indican
que existen por lo menos dos condiciones. La primera de ellas
es la del patrullaje cotidiano que puede obstaculizar la eficiencia operacional de la red. Ejerce presin sobre el ambiente y los
agentes sociales involucrados. Ah se pone en funcionamiento un
sistema de control que atraviesa la cadena de mando de la corporacin policiaca. De esta forma surge una segunda observacin.
El encargado de ventas, tensionado, se comunica con su superior,
el jefe de la tienda o de la zona quien a su vez se contacta con
aquellos con los que haba obtenido a un arreglo. La informacin
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ste (Neocleous, 2010: 17). El caso juarense ejemplifica en negativo esta premisa. Bastar en este espacio regresar sobre algunos
apuntes aparentemente sueltos que necesitan conectarse: la intervencin de policas de diversos niveles de gobierno ha sido la
constante en la historia contempornea del trfico de drogas en
Jurez.
En algunos momentos, lo han hecho bajo la figura de lderes
y protagonistas de primer orden, como fue el caso del cofundador de la organizacin Jurez en su sentido moderno, Rafael
Aguilar Guajardo, ex agente de la Direccin Federal de Seguridad. En otros momentos, en lugares de relevancia aparentemente secundaria pero preponderantes para el funcionamiento de
diversos segmentos de un negocio en crecimiento, como fue el
caso del grupo conocido como Los Tres Arbolitos en la dcada de
los 90. Ciertos policas locales aparecieron constantemente en
sendas investigaciones, tanto del gobierno federal como acadmicas o periodsticas, como posibles participantes o encubridores de los feminicidios en Jurez Bowden (2004); Valdez (2005);
Gonzlez (2005); Herrera (2008); Fernndez y Rampall (2008);
Monarrez (2009); Molloy y Bowden (2011). Para la dcada del
2000, su rol sigui en evolucin y algunos integrantes de las
policas locales configuraron un nuevo grupo que al auto identificarse transmita un imaginario de eficiencia y bsqueda de un
orden: La Lnea.
Indagaciones federales retomadas por periodistas indican que
este grupo se haba convertido en una poderosa subdivisin de la
organizacin de Jurez: narcos disfrazados de policas, coment
en una entrevista uno de los entonces responsables federales encargado del combate a estos grupos.33 Adems de su rol de proveedores y protectores de transacciones ilcitas, su versatilidad funcio-
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4. Barrio Azteca
Estimaciones del entonces Secretario de Seguridad Pblica del
Estado de Chihuahua sealaban que en 2006 alrededor del 50% de
los homicidios, lesiones y robos con violencia en la metrpoli fronteriza eran producidos por pandilleros. Los barrios como espacios
territoriales llevaban mucho tiempo siendo zonas de disputa entre
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los Barrios como comunidades de jvenes que reafirmaban identidad, compartan el disfrute y generaban formas de pertenencia.
Pero ahora muchas de sus interacciones estaban en la mira de las
autoridades puesto que estaban sobrepasando los lmites. Se haba
detectado alrededor de 460 pandillas que estaban distribuidas a lo
largo y ancho de la geografa juarense (El Universal, 2006, 27 de
enero) Aunque se declaraba que algunas de ellas se estaban empezando a involucrar en el trfico de drogas al menudeo situacin
que hasta esos aos era desempeada casi exclusivamente por personajes como Jorge haba una que destacaba sobre el resto: Barrio
Azteca.34
Surgida en seno del sistema penitenciario texano en 1986, Los
Aztecas, como tambin se les conoce, son un producto de la hibridacin cultural de la vida en frontera, de la exacerbacin de las
tensiones raciales imperante en las prisiones estadounidenses y de
la necesidad de generar un frente comn de autoproteccin y pertenencia frente a otros grupos similares. Muchos de sus primeros
miembros eran originarios de El Paso y rpidamente desarrollaron
toda una constelacin de smbolos fsicos -tatuajes que celebraban
el pasado indgena o sealaban el rango dentro del grupo -, un sistema de cdigos de lealtad -de los que slo podan eximirse una vez
muertos y cuya infraccin equivala a la pena capital-, y una cosmogona de derechos y obligaciones que cobijaban la permanencia
de los miembros.
Poco a poco fueron atrados nuevos reclutas ya no slo dentro de la prisin sino en las calles de El Paso. El salto a Jurez era
apenas cuestin de tiempo y se encontraba a la nfima distancia
del cruce de un puente. Muchos Aztecas liberados de las prisiones
texanas y deportados a Jurez pudieron de esta manera encajar a
la perfeccin en una ciudad que no les era del todo ajena. Simul-
34 En la misma nota periodstica se mencionan tanto a Los Mexicles como a los Artistas
Asesinos, remarcando su incipiente involucramiento en el trfico de drogas sobre todo
en el sur poniente de Jurez. Volveremos sobre ellos ms adelante.
297
tneamente, esto les permiti expandirse y fortalecer sus alianzas con los jefes del trfico de drogas en el lado mexicano de la
frontera: la organizacin de Jurez y su brazo armado, La Lnea.
La estructuracin interna de Los Aztecas, organizados a la usanza
paramilitar, les permita mantener orden y estabilidad en sus zonas
de influencia.35
Una salvedad se impone sin embargo. Integrantes de Barrio
Azteca haban hecho presencia de diversas formas en la ciudad
fronteriza. Su insercin en Jurez puede ser aeja, pero slo hasta
la dcada del 2000 comienza a destacar ante la multitud de transformaciones y grupos que se arremolinaban en la ciudad. La informacin recolectada in situ permite sealar que este grupo operaba
de una forma diferente que las pandillas o Barrios tradicionales
cuando menos en dos sentidos: por un lado en su relacin con los
distintos Barrios o pandillas y entramados sociales de referencia y,
por el otro, en su relacin con el trfico de drogas en estos micro
territorios.
Segn una lder social entrevistada
Conocer el funcionamiento de Los Aztecas en los distintos espacios, con los distintos barrios de Jureztiene enormes niveles de
complejidad, pues Los Aztecas han tenido relaciones muy diferentes en cada lugar de esta ciudad. No es lo mismo el norponiente o
el sur de Jurez. Es importante entender que cada Barrio es una
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red social: las diferencias son notables calle por calle, incluso casa
por casa. Por ejemplo Los Aztecas estn por encima de los Barrios
digmoslo as tradicionales () en algunos lugares Los Aztecas
desarrollaron el papel de rbitro entre Barrios, sobre todo en el
norponiente. Pero al mismo tiempo en el suroriente, hay barrios
que no reconocen a Los Aztecas como mediadores y menos como
jefes. Ah las pandillas de referencia son otras. En estos lugares las
relaciones son ms tirantes. (Entrevista con Teresa Almada, directora de Casa Promocin Juvenil. Ciudad Jurez, 12 de diciembre
de 2012)
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V. NECRPOLIS FRONTERIZA
Dos conjuntos de transformaciones ya mostraban sntomas de fractura desde mediados de 2007. Por un lado, desde
la rbita nacional, el gobierno encabezado por Felipe Caldern
Hinojosa (PAN, 2006 2012) ech a andar los denominados
Operativos Conjuntos en distintos estados de Mxico en los
que se evidenciaba el vertiginoso aumento del poder local de
los traficantes, lo que representaba un serio reto a la seguridad
y convivencia ciudadana. Finalmente se haba invertido la frmula en la que los traficantes de viejo cuo se haban subordinado al poder poltico. Habitantes de estados como Michoacn,
Tamaulipas, Baja California y Sinaloa vivan momentos aciagos
por las constantes balaceras que ocurran cada vez ms cerca
de sus vecindarios, las escuelas de sus hijos, sus lugares de esparcimiento. El peligro de morir bajo el fuego cruzado al salir
a la calle se haba convertido en parte de la realidad cotidiana
(Turatti, 2010). 36
Aunque el Estado de Chihuahua y el municipio de Jurez no
aparecan como puntos conflictivos ni en la parte final de la administracin de Fox (2005 2006), ni en los primeros meses de la
administracin Caldern (hasta mediados de 2007), este escenario
no tardara mucho en cambiar. Es aqu donde el segundo conjunto
de transformaciones, ntimamente relacionado con el primero, se
vuelve transparente: el esquema de alianzas entre las organizaciones de traficantes entr en un periodo de fuerte inestabilidad
y se redefinieron lealtades. Muchos territorios aparentemente pa-
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quien rompieron relaciones en 1998. Los Mexicles estaban organizados bajo una estructura paramilitar que tena un presidente, un
vicepresidente, generales, capitanes, sargentos y soldados. Fuentes
entrevistadas sugieren que el gran problema de este grupo ha sido
que muchos de sus miembros son adictos a drogas duras como la
herona, lo que ha dificultado adems la capacidad de reclutamiento de nuevos miembros.
El otro contendiente asociado a la faccin de Guzmn son
Los Artistas Asesinos. Es importante resaltar que son hijos de la
ciudad. Es decir, son el nico de los tres grupos asociados a las
organizaciones de traficantes con arraigo local que evolucion
de un colectivo del estilo del Barrio tradicional, a un autntico
apndice armado al servicio de los sinaloenses: jvenes juarenses
que nacieron o crecieron en la dcada de 1990, hijos de migrantes
que se criaron prcticamente solos en virtud de la ausencia de
figuras paternas, ocupadas en la maquila. A diferencia de Los Aztecas que se concentraban en el norte y norponiente de la ciudad,
cercanos a los puentes internacionales, Los Artistas Asesinos o
doblados se apostaron en el sur, la zona de migracin ms reciente
y menor dotacin de infraestructura y conectividad con el resto
de la ciudad.40 Los actores y las piezas estaban puestos. Solo haca
falta la chispa.
303
gln seguido deca: Para los que siguen sin creer y se enlistaban
los apellidos, el nmero de clave y los distritos donde laboraban
17 agentes municipales ms.41 Esta exposicin pblica de agentes
presuntamente vinculados con el grupo de los Carrillo Fuentes era
una especie de declaratoria formal de guerra.
Los meses posteriores fueron una pesadilla no slo para los
mandos medios amenazados la gran mayora escaparon, seis
ms fueron asesinados en los siguientes aos-, sino para todos los
cuerpos de seguridad que operaban en Jurez. Saliendo o llegando a su casa, en servicio, a la hora de la comida o en medio de
refriegas, decenas de policas fueron liquidados. Tcticas de terror seran utilizadas: las frecuencias de radio de la Secretara de
Seguridad Pblica Municipal fueron intervenidas, ya fuera para
ofrecer una recompensa por algunos de los mandos mencionados,
(La Jornada, 2008, 2 de febrero; La Jornada, 10 de marzo de 2008;
Milenio, 2008, 18 de marzo, La Jornada, 2008, 25 de marzo). Una
fuente que trabajaba en la polica municipal en aquellos das, relata: No sabamos ni como lo hacan, pero cuando los narco corridos [sic] se escuchaban en la radio policial, la reaccin instintiva
era esconderse, dejar de patrullar. Era seguro que los malandros
iban a salir a cazar.42 Y esto fue slo el principio. Despus de
los asesinatos de los jefes policiales de enero de 2008, un primer
contingente de 500 elementos del Ejrcito mexicano sali a patrullar las calles de Ciudad Jurez. El alcalde solicit ayuda de la
federacin pues la violencia no disminua. El Operativo Conjunto
Chihuahua sera anunciado en marzo, tres meses despus. Los
militares comenzaran a patrullar Jurez.
41 Rodrguez, A. (28 de enero de 2008) Deja mensaje con nombre de los que seran ejecutados. El Diario. El autor de esta nota fue asesinado en el transcurso de ese mismo
ao. Haba sido amenazado por su cobertura sobre el escenario de la criminalidad en
la ciudad.
42 Malandro es un trmino local con el que se designa a los traficantes, sin distinguir la
faccin de la que proceden. Entrevista a Citlalli Murillo. Ciudad Jurez, 3 de agosto de
2012.
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Las nuevas circunstancias imponan una transformacin acelerada de las viejas prcticas. Las tradicionales restricciones sobre
la visibilidad de la violencia fueron dejadas de lado completamente.
En sus primeros momentos corri un sistema de advertencias para
restringir las ventas en lo que se redefina la hegemona del comercio ilcito en los barrios. Si no se atendan las seales, la muerte era
el castigo. Aztecas, Artistas Asesinos y Mexicles realizaban muchos
de estos homicidios. Pero no eran los nicos involucrados.
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Mapa No. 2.
Geo-referenciacin de Homicidios en Ciudad Jurez, Chihuahua (2008-2009)
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3042
Nmero de homicidios
3000
2500
2371
2086
2000
1623
1500
1000
750
500
173
Ao
2011
2012
2009
2010
2008
2007
2005
2006
2003
2004
2002
2000
2001
1999
1997
1998
1996
1995
1993
1994
1991
1992
1990
1989
1987
1988
1986
1985
HOMICIDIOS
Fuente: Elaboracin propia con datos de Brugus y Monarrez sacados del texto de Cervera (2005) para la serie 1985 -2004. El dato de
2005 fue obtenido de PGR (2005) La serie de 2006 a 2008 se obtuvo del texto de Monarrez, Cruz y Cervera (2010). Los datos de 2009
a 2012 por reportes de prensa dados a conocer por el gobierno federal retomados en esta investigacin.
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el presidente de Mxico manifestaron sus condolencias y se comprometieron a que estos asesinatos no quedaran impunes. Por su
parte, funcionarios estadounidenses e incluso el propio presidente Obama mostraron su indignacin y pugnaron por un trabajo
ms cercano para atrapar a los responsables. Agentes de la DEA y
el FBI comenzaron a trabajar en Jurez y se pusieron en marcha
programas piloto de cooperacin entre agencias de investigacin
y cumplimiento de la ley de los dos pases (Milenio, 2010, 14 de
marzo; Milenio, 2010, 15 de marzo; El Universal 2010, 15 de marzo;
Milenio, 2010, 16 de marzo).
En los meses posteriores comenzaron a verse los resultados
del cruce de ambos acontecimientos. Sumado al componente social derivado de la implementacin del programa Todos Somos
Jurez, en el rubro de seguridad se exigieron mejores niveles de
articulacin dentro las fuerzas del orden que hasta el momento
aparecan dispersas. La intervencin estadounidense en materia
de inteligencia ocasionada por el asesinato de sus ciudadanos potenci muchas de las capacidades de seguimiento y vigilancia en
el lado mexicano. De la misma forma, el Ejrcito sali de la ciudad y el esquema de rastreo de objetivos implementado por policas federales honestos gradualmente comenz a tener resultados
al capturar a los principales lderes de los grupos armados, no as
a los jefes mximos de las organizaciones de traficantes que con
toda probabilidad ni siquiera estaban en el Estado. A finales de
2011 y en el 2012, se percibi la disminucin del nmero total de
homicidios en Jurez.
Aunque diversas detenciones fueron realizadas a lo largo del
2010, que fue estadsticamente el ms violento en cuanto a homicidios, a finales de ese ao y mediados del 2011 se captur a los cabecillas de Barrio Azteca en Jurez (Arturo Gallegos Castrejn alias
El Farmero) y de La Lnea (Jos Antonio Acosta Hernndez alias El
Diego), as como el fundador de Gente Nueva (Noel Salgueiro alias
El Flaco) y uno de los lderes de este grupo en Jurez (Jos Antonio
Torres Marrufo alias El Marrufo). Diversos mandos medios de Los
Artistas Asesinos y Los Mexicles tambin fueron apresados.
317
Con lneas de sucesin relativamente bien definidas y esquemas organizacionales que pudieron soportar estas capturas, los grupos en pugna tenan la oportunidad de mantener su ofensiva. Sin
embargo, la hiptesis de un ex funcionario federal entrevistado que
solicit omitir su nombre es que en la relacin del costo y el beneficio para mantener la lucha por Ciudad Jurez se dej de justificar
la cuota econmica y de sangre que se estaba pagando: Los recursos no son infinitos. La sociedad estaba cansada, los medios estaban
muy atentos y muchos cuerpos policiales tanto mexicanos como
estadounidenses involucrados. Era ya un desgaste muy fuerte. Bajo esas condiciones, la plaza no slo se calentaba, sino que dejaba
de ser redituable. Las capturas permitieron bajar la intensidad y
cambiar el perfil de la guerra aunque no ganara nadie (Entrevista
a Gmez Ciudad de Mxico, 7 de enero de 2013; Milenio, 2010, 28
de noviembre; Milenio 2011, 31 de julio; Milenio, 2011, 5 de octubre;
Somos frontera, 2012, 4 de febrero).
Autoridades federales, estatales y locales han manifestado
abiertamente su satisfaccin por la disminucin de los homicidios
violentos en la ciudad. Sostienen que la disminucin en la tasa de
homicidios por cada cien mil habitantes ha sido un xito rotundo,
resultado del esfuerzo coordinado entre los diversos rganos de los
distintos niveles de gobierno en diferentes rubros que trascienden
la lgica meramente policial. Esto tiene su cuota de validez. Sin
embargo, esta aseveracin adolece de dos consideraciones fundamentales: a) el reconocimiento de las dinmicas del conflicto y los
agentes sociales que producen violencia, los cuales tambin tienen
ciclos de acumulacin, desgaste y saturacin, y que b) a pesar de
la disminucin de los delitos de alto impacto en la ciudad, subsisten una multiplicidad de deudas y deficiencias histricas que en
cualquier momento y por el encadenamiento de diversas variables
pueden, una vez ms, explotar violentamente.
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Ciudad Jurez
pesar de la disminucin de los homicidios violentos, si nos concentramos en el tema de prevencin componente bsico de la
seguridad pblica- por parte de las autoridades de los distintos niveles de gobierno, el panorama es an sombro. Se invirtieron sumas extraordinarias para la recuperacin de espacios pblicos o la
construccin de nuevos que en no pocas ocasiones permanecen
vacos, trabajan a medias o incluso estn abandonados. Aunque el
discurso de los tomadores de decisiones apuntan a un xito rotundo, la visin de numerosos representantes de la sociedad civil es
que planes como Todos somos Jurez son mucho cemento con
poco contenido social (Milenio, 2011, 31 de enero; Diario, 2012,
23 de marzo; Diario, 2012, 7 de agosto; Entrevista con Davide Dalla
Pozza director de La tenda di Cristo, Ciudad Jurez, 29 de julio de
2012; Entrevista con Teresa Almada, directora de Casa Promocin
Juvenil, Ciudad Jurez, 12 de diciembre de 2012).
Las respuestas ante el ambiente homicida han sido reactivas
y generalmente emanadas desde el centro del pas donde frecuentemente se ha estado poco familiarizado con las expresiones socio
espaciales de la violencia. Otra parte de las tcticas empleadas para
disminuir los homicidios han emanado incluso de autoridades estadounidenses. Los gobiernos estatal y municipal se concentraron en
la ejecucin de medidas mayoritariamente punitivas. El entonces
presidente de Mxico, Felipe Caldern Hinojosa (2006 2012) reconoca estas limitaciones en medio del punto ms alto del espiral
de asesinatos que se viva en la ciudad. Sealaba que el gobierno
federal no ha escuchado debidamente durante muchos aos y
que, a pesar de iniciativas como Todos somos Jurez, iban a seguir
pasando cosas muy duras (El Universal, 2010, 12 de febrero; La
Jornada, 2010, 17 de marzo).
Esta especie de profeca se ha consumado ya sin Caldern en
la presidencia. Durante el primer ao del gobierno de Enrique Pea
Nieto (2012 -2013), en Jurez se han presentado nuevas masacres.
Aunque en menor escala, siguen apareciendo casos de extorsiones,
algunos cuerpos siguen siendo abandonados en sus calles. Represen-
319
CONCLUSIONES
Al discutir las hiptesis sobre la aparente disminucin de los
homicidios violentos, uno de los miembros de este equipo de investigacin seala:
Nadie te puede decir con certeza que pas, que entr en el clculo,
o por qu se dejaron de matar en Jurez. Cuando uno observa las
carencias estructurales de la ciudad, ah siguen aunque un poco
maquilladas; si observamos a los grupos que entraron en conflicto,
ah estn; si miramos la actuacin de diversos actores del poder
poltico, mantienen brutales dficits en el manejo de la ciudad. La
estela de la violencia an se percibe en las calles aunque s es
menos- y a pesar de lo que digan, no ganaron ni los sinaloenses
ni los de Jurez. Vivimos el asesinato de miles de personas, todos
perdimos y se sacrific a una generacin completa (Alan Cornejo,
sesin de trabajo 17, Ciudad Jurez, 10 de diciembre de 2013).
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