La Embajada Keicho y Espartinas
La Embajada Keicho y Espartinas
La Embajada Keicho y Espartinas
ESPARTINAS
NUEVAS APORTACIONES A UNA ESTRECHA
RELACIN
AUTOR: NGEL LUIS SCHLATTER NAVARRO
NDICE
Pg
Prlogo................................................................................................................... 4
I.- Un breve acercamiento a la Embajada Keicho.................................................. 6
II.- El objetivo de la presente investigacin..........................................................10
III.- Fuentes que testimonian la estancia de Hasekura y su squito en
Espartinas............................................................................................................ 13
1 PARTE. La Estancia de la Embajada Keicho en Espartinas en
noviembre de 1614............................................................................................... 17
2 PARTE. La Estancia de la Embajada Keicho en Espartinas entre
junio y julio de 1617............................................................................................ 21
IV.- Por qu tenemos tan poca informacin sobre esta estancia?...................... 21
V.- Por qu el embajador Hasekura y sus acompaantes terminan
recalando en Espartinas?..................................................................................... 23
PRLOGO
esperamos en no mucho tiempo poder aportar una serie de nuevas informaciones que terminen
cerrando las incgnitas al respecto.
En fin, las modificaciones han sido de tal envergadura que hemos optado por considerar
este trabajo como una nueva obra (con su nuevo ttulo) y no como una segunda edicin aumentada
y corregida. An as, ante el temor de que todos aquellos que accedieron al primer trabajo pudieran
pasar directamente a los nuevos epgrafes, dando por conocido los que ya existan bajo las mismas
nomenclaturas, nos pareca bsico advertir del enriquecimiento general de todo el texto para que
ste fuese correctamente aprovechado por los interesados en el tema.
.
Quiz para muchos este pequeo trabajo sea el primer acercamiento a la que se ha
denominado Embajada Keicho. Por ello nos ha parecido conveniente introducir este estudio con
una somera visin de lo que fue aquel acontecimiento.
La Embajada Keicho (1613-1620) puede considerarse como la segunda misin
diplomtica japonesa dirigida a Occidente . Sobre este hecho histrico existen ya suficientes
estudios como para hacerse una idea de su desarrollo y alcance . Tambin puede considerarse
localizada y estudiada la totalidad de documentos coetneos que existen sobre esta embajada .
De forma resumida -por no atender al objeto de este estudio- y para poder encuadrar el
motivo de este viaje, presentaremos -en primer lugar- el desarrollo y fines de esta embajada.
En 1613 el Sr. feudal Date Masamune decide enviar una embajada encabezada por el
samurai Hasekura Rocuyemon al que acompaaban, aproximadamente, otros ciento ochenta
japoneses. Tambin lo acompaaba el franciscano espaol Fray Luis Sotelo, verdadero inspirador
de esta misin. A su papel de traductor sumaba, principalmente, el de acompaante y defensor de
los objetivos de esta embajada, objetivos que podran resumirse principalmente en dos: establecer
de forma permanente relaciones comerciales con Espaa, as como el envo de misioneros para
potenciar la evangelizacin de aquel pas.
La embajada tiene dos destinos geogrficos muy concretos: Madrid (donde radicaba la
Corte de Felipe III) y Roma (para entrevistarse con el Papa). La expedicin sale de Sendai el 28 de
octubre de 1613, embarcando en un galen construido expresamente para realizar el viaje hasta
Acapulco. En esta ciudad tiene lugar una revuelta debido al carcter belicoso de los japoneses.
Desde all, ya muy reducida en nmero, atraviesa el territorio mexicano para embarcar en Veracruz
con destino a la Habana y terminar atravesando el Atlntico, hasta atracar en Sanlcar de Barrameda
el 5 de octubre de 1614. Ascienden por el Guadalquivir en dos galeras llegando a Coria del Ro,
donde han de esperar a que las autoridades de la ciudad de Sevilla tengan preparado el recibimiento
oficial, cosa que ocurre el 21 de octubre de 1616 y que pas por ser uno de los ms sonados que
se recordaban en la ciudad .
Como veremos ms adelante, a mediados del mes de noviembre los miembros de la
Embajada Keicho permanecern en Espartinas, en concreto en la hacienda de Mexina. Este episodio
conformar una primera parte de nuestro trabajo.
El 25 de noviembre parten de Sevilla hacia Madrid. En la Villa y Corte permanecen
alrededor de ocho meses. Hasekura recibe all el Bautismo. Se incorpora a la embajada el intrprete
y cronista Scipione Amati. Desde Madrid (donde, diplomticamente, no son atendidas las
expectativas de los embajadores) continan hasta Barcelona, en donde embarcan con destino a
Gnova, para seguir viaje hasta Roma. All son recibidos por el Papa Paulo V el 3 de noviembre de
1615. La embajada es objeto de grandes ceremonias y desfiles, pero siguen sin arrancar
compromisos concretos de cierta envergadura. De regreso vuelven a pasar por Gnova y Madrid,
saliendo de la Corte en abril de1616 con destino a Sevilla. Desde all deberan embarcar en la flota
que saldra hacia Nueva Espaa poco despus, en el mes de junio, para continuar -finalmente- hacia
Filipinas y Japn.
Este ltimo episodio es el que ms desarrollamos en nuestro estudio ya que, lejos de
recalar en Sevilla y embarcarse en dicha flota, tanto Luis Sotelo como Hasekura -y algunos de los
japoneses- terminan permaneciendo en el monasterio de Loreto (Espartinas) alrededor de un ao
para salir definitivamente hacia Japn el 4 de julio de 1617. Hasekura terminara llegando a su tierra
en 1620.
A las cuestiones anteriores hay que aadir ahora -como se ver detalladamente en el
ANEXO III de este trabajo- la posibilidad de que algunos de los miembros de la Embajada que se
quedaron en Espaa desarrollaran su vida de forma permanente o temporal en Espartinas. Este
interesantsimo tema seguir abierto cuando este libro haya sido publicado ya que las nuevas lneas
de investigacin siguen provocando sorpresas. Pero, por ahora, ya hay mucho que contar.
Intentaremos ir dando respuesta a cada una de estas cuestiones a tenor de los
documentos existentes y tras el examen de los diferentes estudios histricos que se han
desarrollado.
Antes de pasar a examinar las dos permanencias a las que hemos aludido, plasmaremos
en el siguiente epgrafe las fuentes que testimonian la existencia y caractersticas de las mismas.
Ya hemos indicado que en muchos de los trabajos sobre la Embajada Keicho se hace
referencia a la permanencia de Hasekura y parte de sus acompaantes en el monasterio de Loreto
entre junio de 1616 y julio de 1617. Tambin hemos reseado como -respecto a la primera estancia,
en noviembre de 1614- parece que nadie haba reparado en ella. Lo que pretendemos ahora es
identificar en qu documentos coetneos se citan de forma expresa estos hechos. Hemos logrado
2.- Carta de Fco. de Tejada, Presidente de la Casa de Contratacin, dirigida a Juan Ruz de
Contreras, Secretario del Consejo de Indias.
(...) saber que yban enbarcados en ella los Japones y esperamos enbiase abiso de lo que en este
ha habido. Pero esta maana tuvimos noticia de que el Embaxador del Rey de Boju no se
enbarcaua, antes se habia ydo tres leguas de aqu al Conbento de Loreto de frailes Recoletos de
la Orden de S. Francisco y al punto, entendiendose que estaua en esta Ciudad el P. Fr. Luis
Sotello, yo el Presidente le enbie a adbertir del inconveniente que tena quedarse el dicho
embaxador y de la orden que tiene de V. Magestad en carta del Secretario Juan Ruz de Contreras
de 28 de junio para que en cumplimiento se ordenasse que no se quedase. Y por no haberse
hallado y entendiose de otros frayles estaua tambin en el dicho Conbento de Loreto con el dicho
embaxador adonde habia ydo a persuadirle que se embarcasse como antes lo haba hecho por si y
por otras personas y que por verle Resuelto a que no saldria deste Reyno sin carta de V. Magestad
para su Rey por ningn caso, se enbio un escribano de esta casa al dicho conbento a hacer la
dicha diligencia de que habiendo buelto se dar cuenta a V. Magestad supuesto que estando all el
Embaxador es imposible alcanzar la flota. De Sevilla 6 de julio de 1616.
D.Fco. de Tejada y Mendoza, Don Melchor Maldonado, D. Antonio Lpez de Calatayud. D.
Antonio Manrique.
A.G.I., CONTRATACION, 5172, tomo 2
3.-Carta a Juan Ruz Contreras, remitida tambin por la Casa de Contratacin (Fco. de Tejada, etc.)
En carta de 6 de este mes dimos cuenta (.........) porque en ella se podra hacer que embarquen
los Japones y su embaxador que se ha retirado al Conbento de Frayles Recoletos de San
Francisco llamado Loreto tres leguas de aqu como lo avisamos a V. Magestad en la dicha carta
habiendose hecho con el y con el P. Fray Luis Sotello diligencia para que le hiziesse embarcar en
cumplimiento del orden de V. Magestad. El dicho embaxador respondio que sin llevar carta de V.
Magestad para su Rey no lo puede hazer.(...)
8 de julio. Fco de Tejada y Mendoza, etc.
A.G.I., CONTRATACIN, 5172, tomo 2
4.- La cuarta fuente se localiza en el Archivo General de Indias y es una Consulta del Consejo de
Indias, con fecha de 27 de agosto de 1616, con carta de Francisco de Tejada al Consejo de Indias, en
la que se describe la excusa del embajador de Japn para no embarcar de vuelta a su pas:
() se excus de hacer este viaje en esta nao, por indisposicin y hallarse sangrado
algunas veces con resolucin de no salir sin salud de este convento donde estaba cerca de Sevilla.
Y que viendo esto don Francisco, acord de despachar casi toda su gente, como en efecto lo hizo,
enviando dos religiosos en su compaa (...) A.G.I., FILIPINAS 1, N. 174.
5 Carta de fray Luis Sotelo, dirigida al Rey. Con fecha de 20 de abril de 1617. Este documento es
muy interesante para varios aspectos de nuestra investigacin. En negrita sealaremos lo que ahora
ms nos afecta:
Despus de haber besado la mano a Vuestra Magestad, el ao passado para
embarcarme con el embajador del Japn en la flota que fue a la Nueva Espaa, viniendo a Sevilla
en el camino se me quebr una pierna; convalecido algo de ella hize la instancia posible al
embajador para que nos embarcsemos y como no tuviesse despacho alguno ni respuesta de
Vuestra Magestad para su Rey determin de no hazerlo, y aunque despus de la partida de la flota
lleg la respuesta no teniendo por seguro embarcarse en el navo que ava quedado atrasado por
hallarse falto de salud, deseoso que yo convaleciese ms tampo(co) se embarc en l, y as a
passado este ao en un convento de la Horden retirado de Sevilla poco ms de dos leguas,
ocupado en sanctos exercicios, y dando muy buen exemplo a todos (.) porque la merced y costa
que se le hizo merced el ao passado se gast en embarcar y enviar su gente adelante, y agora se
halla tan alcanado que tiene necesidad le sustente el convento donde est, y pues el quedarnos
fue caso contingente y falta de salud suya y ma, que en tan larga peregrinacin es muy posible
averlos, y si uviramos ido en el navo atrasado uviramos muerto segn lo que escriven
padecieron en el camino (...)
A.G.S. Cd. de Ref. EST,LEG,263,75
6.- Carta de Francisco de Tejada a Juan Ruz, sobre la orden de embarcar al Embajador y a Sotelo,
existente en A.G.I., FILIPINAS 200, N.212. Por su inters para todo nuestro trabajo, la
transcribimos completa:
Por carta de 13 de este me dice V.M. Que habiendose visto en el Consejo lo que yo escrib en
carta de 6 del presente, acerca de la diligencia que hice con el padre Sotelo para que el embajador
del Rey de Box hiciese precisamente su viaje en la flota que se est aprestando para la Nueva
Espaa, y lo que contiene el memorial suyo que iba con ella, le ha ordenado que de su parte me
diga, d orden cmo en todo caso se embarque en esta ocasin sin admitirle excusa ni rplica,
acomodndole de manera que vaya decentemente, y con la mayor moderacin que se pudiere y que
lo que para esto fuese necesario, lo tome de cualquiera Hacienda de su Magestad que hubiere en
esta Casa, y no lo habiendo en ella, lo busque prestado de cualquier parte con que no exceda de
seiscientos ducados, y que si el padre Sotelo quisiese ir con el embajador, lo haga, y si no se quede.
Y que yo avise de qu gnero de hacienda me valgo de este dinero, para que se diga a su Magestad
y lo mande librar donde se cobre con efecto, para que se restituya a la parte donde se tomare en
cuya razn se despachar luego cdula de su Magestad.
Aunque me hallo con poca salud envi al punto a buscar al padre Sotelo, y no estaba
en la ciudad. Vino hoy, y dile a entender la voluntad de su Magestad de que deba de estar muy
desimaginado, y con resolucin del embajador de quedarse, porque dice que de las nuevas que se
han tenido con este ltimo navo de aviso, del Japn, por el que de all lleg a Nueva Espaa, pone
duda en la seguridad de su persona cuando vuelva. Y que as quera entretenerse en este Reyno
hasta saber el estado que aquello tiene. Yo le repliqu que esto podra entenderse ms de cerca en
la Nueva Espaa, y que la ida de aqu se haba de ejecutar, pesandome que me obligase a usar de
rigor y violencia, y que as se lo dijese al Japn, y me respondiese luego. Con que se parti a
donde esta que es cerca de aqu. Pide tambin el padre Sotelo orden para que el Virrey de Nueva
Espaa los entretenga y ayude para la embarcacin. Yo usar del trmino y palabras que pudiere
ms apretado, para que este embajador se resuelva a partirse; pero no habindolo, no me
atrever a sacarle con violencia del Monasterio de frailes descalzos donde vive desde que lleg,
que llaman de nuestra Seora de Loreto, ni tengo rden expresa para ello, ni s cunto convenga
a la grandeza de su Magestad echar por este modo de sus Reynos, a un embajador a quien tanto ha
honrado en ellos, queriendo valerse de su proteccin y amparo, en tiempo que juzga por tan
peligroso volviese a su tierra cristiano, habiendo salido de ella Gentil, y no haciendo costa en su
asistencia. Guarde Dios a V.M. Como deseo, de Sevilla a 20 de junio de 1617.
7.- Expediente de informacin del matrimonio entre Juan Agustn Japn y Ana de Barahona,
localizado en AGAS, Matrimonios ordinarios, letra J, 1616.
(...) E luego el dicho contrayente present por testigo un honbre moo que se dixo llamar Juan
Bautista y ser de nacion Japon y que sirve a el embaxador del Japon que al presente esta en el
Convento de nuestra Sra. de Loreto, del qual fue recibido juramento en forma de derecho de dezir
verdad (...)
Estas son las fuentes y documentos que hemos podido localizar en las que se alude de
forma expresa a la estancia de Luis Sotelo, Hasekura y parte de su squito en Espartinas antes de su
regreso a Japn. Slo el Libro Memorial cita al squito como residentes del convento; los otros
documentos no incluyen a posibles acompaantes, salvo el 3 citado, en que no queda claro (aunque
parece ser que no los nombra porque usa una forma verbal singular: se ha retirado).
En cuanto a la primera estancia, el documento que la atestigua es la carta que el Conde
de Salvatierra, Asistente de Sevilla, dirige el 1 de noviembre a Antonio de Arstegui, informando
de la Embajada y algunas impresiones sobre ella. Ha de entenderse -como intentaremos demostrar
ms adelante- que la cassa de campo a la que se refiere es la Hacienda de Mexina, en Espartinas:
(...)El hombre es prudente y muy atento a todo. Est muy agradecido de lo que aqu se a hecho
con l. Su partida no se sabe porque el mircoles quieren yrsse a una cassa de campo que esta a
una legua desta iudad, a componersse de vestidos de imbierno y de otras cosas que dien tienen
necesidad para el camino. (...)
A.G.S., Cd. Ref. EST,LEG,255.233
1 Parte
LA ESTANCIA DE LA EMBAJADA KEICHO EN
ESPARTINAS EN NOVIEMBRE DE 1614
Acabamos de referirnos a una carta en la que se habla de una cassa de campo que esta
a una legua desta iudad. Por nuestra parte no podemos concluir y esto defenderemos a
continuacin- que esta casa no sea otra que la hacienda de Mexina (Espartinas) propiedad de D.
Diego Caballero de Cabrera, hermano de Luis Sotelo. Este hecho -que sepamos- no haba sido
reseado hasta ahora.
En Sevilla sabemos que slo una parte de la embajada residi en el Alczar. No sabemos
dnde residiran el resto de los japoneses. Pudieron quedarse en el convento de San Francisco,
donde originariamente estaba previsto que se albergaran todos, si no mediasen algunas personas
(seguramente hara especial hincapi el mencionado Diego Caballero, que era veinticuatro de
Sevilla) para realzar el alojamiento de los miembros principales.
Durante unos das se suceden los actos protocolarios de recibimiento hacia la Embajada,
con asistencia al Cabildo de Sevilla, visita a la Catedral, recibimiento de nobles y autoridades, etc..
Poco a poco se ira acercando el momento de partir hacia Madrid y Roma as que, en previsin de
tan largusimo viaje y duraderas estancias, los miembros de la embajada (principalmente el squito
japons) habran de proveerse de la ropa necesaria (sobre todo de abrigo) para todo este periodo.
Confeccionar tanta ropa -con las sucesivas pruebas y arreglos pertinentes- llevara, ya de por s,
mucho tiempo. Simplificara mucho el que todos estuviesen reunidos. Quiz esto ltimo debi
animar a buscar un lugar apartado en el que -lejos de visitas y otros entretenimientos- pudieran
concentrarse en confeccionar todo el vestuario necesario.
Sabemos por la misma carta que, adems de la ropa, tenan otras necesidades para el
viaje. Aunque no se especifican, pudiera tratarse muy bien de acopiar alimentos bsicos de primera
calidad, bien para consumo o bien para corresponder protocolariamente a futuros anfitriones.
El lugar escogido convena que fuese una casa de campo, retirada del bullicio de la
ciudad y agrcolamente rica.
Si estaban recin llegados del viaje, venan de la mano de Luis Sotelo, el hermano de
este fraile estaba haciendo de anfitrin y era adems dueo de una hacienda que reuna
perfectamente todas las caractersticas citadas se podra pensar en que esa casa de campo no fuese
otra que la de Mexina?. A todo esto hay que sumar una circunstancia clave: la existencia del
franciscano monasterio de Loreto, a penas a cuarenta minutos andando desde la hacienda de
Mexina. En este monasterio podra residir Fr. Luis Sotelo durante esos das, teniendo muy cerca a
los recien llegados japoneses.
En la misma carta se especifica que la casa se encontraba a una legua desta iudad.
Sabemos que la legua se corresponda aproximadamente con unos seis kilmetros. Para tratar sobre
este dato hay que hacer algunas consideraciones. Por una parte hay que tener en cuenta que en una
carta no hay que tomar el dato como exacto sino aproximado. As, p. ej., en una de sus cartas,
Francisco de Tejada dice que el monasterio de Loreto se encontraba a tres leguas, mientras que
Sotelo, en su carta al Rey de 20 de abril de 1617 dice que el monasterio est retirado de Sevilla
poco ms de dos leguas.
Tambin habra que tener en cuenta desde dnde se empieza a medir la distancia: podra
ser desde el crucero de salida por la parte de Triana, que viene a corresponderse con el actual
emplazamiento de la actual Capilla del Patrocinio. Decimos esto porque, efectivamente, Espartinas
se encontraba ubicada en el Camino Real hacia Huelva. Pero tambin hay que considerar que
Mexina se encuentra desviada de este camino, y que habra caminos alternativos para acortar el
viaje.
Despus de considerar todo lo anterior y teniendo en cuenta que, geogrficamente, la
distancia aproximada entre la Capilla del Patrocinio y la hacienda de Mexina es de 8,8 kms. no
resulta aventurado asimilar esa distancia a la -tambin aproximada- legua de que se habla en la carta
(realmente se tratara de legua y media).
Por todo lo anterior consideramos como hiptesis ms que probable que sea la hacienda
de Mexina la casa de campo a la que se refiere la carta del Asistente de Sevilla.
Qu tiempo permanecieron all? En la carta se habla del siguiente mircoles como da
de salida. La carta se firma el sbado 1 de noviembre de 1614, luego estaran hablando del
mircoles 5 de noviembre. La partida definitiva desde Sevilla tuvo lugar el 25 de noviembre, pero
realmente ya estaba prevista para el jueves 20 de noviembre. Por todo ello se supone que el squito
debera haber llegado a Sevilla algunos das antes. En fn, hay que concluir que la estancia de la
Embajada en Mexina vendra a durar una semana aproximadamente o diez das a lo sumo (entre el 5
y el 15 de noviembre).
Es de suponer que el squito japons estara acompaado por el fraile Luis Sotelo y,
seguramente, los otros miembros no japoneses de la embajada (Francisco Martnez Montao y
Gregorio Mathas). Tambin es probable que les acompaasen Fr. Ignacio de Jess. Ya hemos
contemplado el que Sotelo (y, en su caso, algn otro fraile) hubiera podido pasar esos das en el
monasterio de Loreto, aunque no dejara de estar muchas horas en la casa de su hermano, junto a
toda la Embajada. Esta posible y breve estancia en el Loreto pudo dar origen a la expresin de
aqu sali, referida en el Libro Memorial del monasterio, de lo que se hablar ms largamente en el
epgrafe V de este trabajo.
Todas las circunstancias relativas a cmo era la hacienda de Mexina y su entorno (el
municipio y tierras de Espartinas) se desarrollan de forma extensa en los apartados correspondientes
de este trabajo (en lo relativo a la seguna estancia, dos aos ms tarde).
Esperamos que futuras investigaciones puedan aclarar ms cirunstancias referentes a
esta primera estancia de la Embajada Keicho en Espartinas.
2 Parte
LA ESTANCIA DE LA EMBAJADA KEICHO EN
ESPARTINAS ENTRE JUNIO DE 1616 Y JULIO DE
1617
Dos son las razones por las que se tiene tan poca informacin sobre esta permanencia -a
pesar de su larga duracin- en Espartinas. La primera se debe a la prdida de los posibles
documentos que hubieron de existir en el monasterio de Loreto referentes a aquella estancia. La
segunda es consecuencia de que, tras su paso por Madrid a la vuelta de Roma, podra darse por
finalizada oficialmente la misin diplomtica de la embajada.
Ciertamente la principal fuente de informacin durante la estancia en el monasterio de
Loreto nos debera haber llegado desde el archivo del propio monasterio, donde deberan
encontrarse noticias, escritos o documentos que hiciesen alusin a las circunstancias que rodearon la
estancia de Sotelo, Hasekura y su squito durante ese ao. Pero desgraciadamente toda esa
informacin -de haber existido- se perdi en las circunstancias que rodearon a la exclaustracin de
los frailes entre 1835 y 1880. En concreto podemos aludir a una desafortunada destruccin de
documentos del archivo conventual que hemos de interpretar como la causante de que no queden
vestigios documentales sobre las circunstacias que rodearon la vida de Hasekura y sus
acompaantes.
Por otra parte, ya nos hemos referido a que, con la salida desde la Corte (Madrid) hacia
Sevilla, las gestiones propias de la embajada haban terminado. Hasekura y sus acompaantes
regresaban a Sevilla con la orden de embarque. No haba ya motivos para recibimientos
protocolarios. Y mucho menos para aumentar el gasto de la misin, considerando adems el estado
pauprrimo en que se encontraban las arcas de la Corona y las del municipio sevillano. Se trataba,
pues, de ejecutar el discreto regreso de la Embajada. De hecho las noticias que se tienen desde
entonces son debidas nicamente a los trmites (primero fallidos, por ltimo ejecutados) sobre el
embarque, y a las gestiones (intercambio de correos y memoriales) que durante ese ao continan
realizando Sotelo y Hasekura ante las autoridades espaolas, ltimos intentos de arrancar algn
compromiso referente a los objetivos por los que se haban desplazado a Europa. Es comprensible,
pues, que, por esta parte, las noticias sean parcas y se cian al puro trmite.
extico de la comitiva tambin intervendra en dar ese aire de curiosidad y novedad que parecen
entreverse tras algunas expresiones. Mucho peso habra de tener tambin el hecho de que uno de los
caballeros Veinticuatro de Sevilla, D. Diego Caballero de Cabrera, fuera hermano de Fr. Luis
Sotelo, lo que potenciaba la implicacin de las autoridades sevillanas. Dichas autoridades
agasajaron a Hasekura, que quedara residiendo en el Alczar, aunque en un principio estaba
previsto que residiesen en el Convento de San Francisco hasta su salida hacia Madrid. En referencia
a lo que se describe en el Libro Memorial de Loreto, pensamos que Sotelo, a su llegada a la capital
hispalense, se habra quedado en la Casa Grande de Sevilla (convento de San Francisco), salvo
los das que la embajada Keicho permaneci en Mexina: seguramente Sotelo residira en el cercano
convento de Loreto durante esos das .
Por ello llama la atencin que, a su vuelta, Luis Sotelo, Hasekura y su squito no se
quedasen a residir en Sevilla, sino en el monasterio de Loreto de Espartinas. Por qu razn? Para
responder correctamente a este interrogante hay que traer a consideracin algunas circunstancias.
Hemos de recordar que, despus de su periplo por la Corte de Espaa y su estancia en
Roma, la misin diplomtica japonesa sale de Madrid en abril de 1616 con las manos vacas. Los
principales objetivos de su viaje eran conseguir un claro y determinante acuerdo comercial entre
Espaa y Japn, as como una mayor implicacin evangelizadora (envo de muchos ms
misioneros) en aquel lejano pas. De todo esto no se consiguen ms que vagas promesas y
declaraciones de buenas intenciones. Los historiadores contemporneos coinciden en que las
autoridades espaolas tenan claro que no era el momento de alcanzar verdaderos compromisos
formales con el Dat Masamune y que (entre otras razones, por ahorrar gastos) la vuelta de
Hasekura a su pas debera producirse con la mayor celeridad. De hecho, se les conmina a volverse
en la flota que, con destino a Nueva Espaa, tena prevista su salida a finales de junio de 1616. Por
otra parte, los mismos historiadores coinciden en que tanto fr. Luis Sotelo como Hasekura se
resitan a volver a Japn sin arrancar antes algn compromiso de mayor alcance; por ello habran
decidido retrasar en lo posible su salida hacia Mxico.
En este contexto hemos de situar las dolencias que parecen sufrir a su regreso a Sevilla
tanto Sotelo como Hasekura: parece ser que, de vuelta a Sevilla, fr. Luis Sotelo sufre la rotura de
una pierna; simultneamente se dice de Hasekura que tambin estaba enfermo, aquejado de unas
fiebres . Tanto Sotelo como Hasekura elegiran el monasterio de Loreto como lugar ms propio para
su recuperacin. Por ello algunos investigadores coinciden en aducir -como uno de los motivos- las
dolencias a las que nos hemos referido.
Otra circunstancia a recordar y tener en cuenta es el hecho de que, en el propio trmino
de Espartinas, muy cerca del monasterio de Loreto (a unos 4 kms.) D. Diego Caballero, hermano de
Luis Sotelo, tuviese como propiedad la Hacienda de Mexina, hacienda que ya era familiar a la
Embajada por su primera estancia.
Ahora bien, a tenor de las circunstancias a las que aludamos ms arriba, entienden la
mayora de los investigadores que, tanto la rotura de pierna de Sotelo como las fiebres de Hasekura,
no eran ms que argumentos esgrimidos para retrasar la salida hacia Mxico. Parece confirmado
que la rotura de pierna de Sotelo fue real, como se ver ms abajo. En cuanto a las fiebres de
Hasekura es todo ms dudoso (ms an el hecho de que esas posibles fiebres le impidiesen hacer
el viaje)
Existe un documento en el que Sotelo pide licencia para embarcarse hacia Amrica,
acompaando a Hasekura y su squito, con fecha de 18 de mayo, estando ya en Sevilla, segn nos
refiere Valencia Japn:
Ya en Sevilla, en concreto, el 18 de Mayo de 1616, Sotelo firma el siguiente memorial
decidiese enviar un mdico para comprobar la veracidad de los hechos. La segunda posibilidad sera
que el mismo Fr. Luis Sotelo enviase junto a los frailes un certificado mdico para dar fiabilidad a
sus circunstancias.
Esta segunda posibilidad presenta algunos inconvenientes; p. ej., no es lgico que en el
escrito que presenta Fray Fco. de San Martn y en el que informa de la rotura de pierna de Sotelo no
se haga referencia a que existe un informe mdico que se adjunta. Tampoco tiene sentido que, de
por s, Sotelo se adelante solicitando un informe mdico si la rotura de la pierna es real: puede
pensarse que, si alguien quisiera comprobarlo, que vaya y lo vea.
Lo lgico es decantarnos por la primera opcin: que fuese la Casa de Contratacin la
que enviase el mdico. Pero tambin aqu tenemos algunas pegas. P.ej., el certificado no hace
alusin a quin se lo pide. Tampoco (que sepamos) existe constancia documental de que la Casa de
Contratacin enviase un mdico (no aparece este informe aludido en los diversos correos que se
intercambian Madrid y Sevilla ante la contrariedad supuesta por el embarque fallido). Adems, lo
que de verdad importaba a la Corte es que volviese el embajador japons y su squito (que eran los
que estaban suponiendo ya un gasto excesivo y una situacin incmoda): que se quedase Luis
Sotelo por haberse roto una pierna no pasaba de ser una circunstancia accidental que no tena por
qu requerir mayores averiguaciones.
Pero, sobre todo, nos escama un poco la coincidencia de fechas: el 22 de junio se
presentan los frailes y el 22 de junio se firma el certificado mdico. Pensamos que esto sera posible
slo en el caso de que Sotelo estuviese alojado en Sevilla. No parece creible (al menos sera muy
llamativo) que se presentasen el 22 de junio (la verdad es que no sabemos a qu hora, pero no
tendra por qu ser de madrugada) en la Casa de Contratacin los frailes con la noticia y que, de
forma expeditiva, se buscase un mdico para subir a Espartinas (tres horas de camino) para ver al
enfermo y redactar el informe que firma el mismo 22 de junio (debiendo hacer, en principio, otras
tres horas de camino de vuelta). Nada nos indica que en esa fecha estuviese Sotelo, con su pierna
rota en Espartinas. Pensamos que estara en Sevilla, que all se rompi la pierna y que en Sevilla fue
examinado por el mdico. En ese caso Sotelo subira ms tarde a Loreto para su tranquila
recuperacin..
Efectivamente, otro indicio de esto ltimo, es que en la carta de Fco. de Tejada y
Mendoza a la Corte, con fecha 6 de julio, se dice:
Pero esta maana tuvimos noticia de que el Embaxador del Rey de Boju no se enbarcaua, antes se
haba ydo tres leguas de aqu al Conbento de Loreto de frailes Recoletos de la Orden de S.
Francisco y al punto, entendiendose que estaua en esta Ciudad el P. Fr. Luis Sotello yo el
Presidente le enbie a adbertir del inconveniente que tena quedarse el dicho embaxador y de la
orden que tiene de V. Magestad en carta del Secretario Juan Ruz de Contreras de 28 de junio para
que en cumplimiento se ordenasse que no se quedase. Y por no haberse hallado y entendiose de
otros frayles estaua tambin en el dicho Conbento de Loreto (...)
Es decir, el 6 de julio se pensaba que Luis Sotelo segua en Sevilla, y es cuando se
enteran de que estaba en Espartinas, junto al Embajador.
Quedara al campo de la pura especulacin si la rotura de pierna de Sotelo fue casual o
provocada: despus de un periplo de casi tres aos cruzando ocanos y continentes sin el ms
mnimo percance, viene a romperse una pierna (una rotura con dos heridas abiertas) estando
tranquilamente en Sevilla, justo una semana antes de salir la flota, cuando nos consta que tena
-personalmente- motivos sobrados para no hacer el viaje y evidente necesidad de una excusa
creible para evitar el mandato del Rey de volverse a Japn.
Tambin, puestos a especular, podra pensarse que el certificado mdico no dice toda la
Boju no se enbarcaua, antes se habia ydo tres leguas de aqu al Conbento de Loreto de frailes
Recoletos de la Orden de S. Francisco
En cualquier caso parece claro que tanto Sotelo como Hasekura llegan a Sevilla sin
problemas de salud y que, por eso, solicitan las cdulas de embarque; y que, curiosamente, Sotelo
alega la rotura de su pierna pocos das antes de salir la flota (lo mismo que Hasekura alegando sus
motivos) trasladandose ambos a tres leguas de Sevilla, al monasterio de Loreto.
Pensamos, en definitiva, que Sotelo y Hasekura, al llegar a Sevilla, mantienen la
esperanza de recibir algn documento o carta con respuesta concreta y positiva a alguna de sus
peticiones. Por eso formalizaran las gestiones de embarque hacia finales de mayo. Cuando ya
queda muy poco para salir (la flota sala alrededor de la fiesta de S. Juan Bautista, 24 de junio) y
constatan que no llega nada, Sotelo decidira fingir? exagerar? provocarse? alguna dolencia?
rotura? de la pierna y, junto a Hasekura, se desplazan a Espartinas (Loreto) para quitarse de
enmedio y dificultar las presiones que -saban- iban a sufrir, para embarcarse. A las pertinentes
reclamaciones de embarque, Hasekura se niega a veces por necesidad de completar su embajada,
otras por motivos mdicos.
Hemos dejado para el final la carta que Luis Sotelo escribe al Rey un ao despus de
todo esto (el 20 de abril de 1617) y en que rememora estos hechos. Como se ver la versin de
Sotelo sobre algunos aspectos es bien distinta a nuestras conclusiones y podra implicar un discurso
diferente al expuesto.
El texto que nos interesa es el siguiente:
Despus de haber besado la mano a Vuestra Magesad, el ao passado para embarcarme con el
embajador del Japn en la flota que fue a la Nueva Espaa, viniendo a Sevilla en el camino se me
quebr una pierna: convalecido algo de ella hize la instancia posible al embajador para que nos
embarcsemos y como no tuviesse despacho alguno ni respuesta de Vuestra Magestad para su Rey
determin de no hazerlo, y aunque despus de la partida de la flota lleg la respuesta no teniendo
por seguro embarcarse en el navo que ava quedado atrasado por hallarse falto de salud, deseoso
que yo convaleciese ms, tampoco se embarc en l (...)
Sotelo afirma haberse roto la pierna en el camino hacia Sevilla. Podra pensarse que
Sotelo, efectivamente, sufri dicho accidente (a la altura de Toledo, Despeaperros, Crdoba...?) y
que creyera -llegado a Sevilla- que dicha rotura de pierna no le impedira el embarque hacia Nueva
Espaa. En ese caso el informe mdico (22 de junio) se redact cuando Sotelo llevaba ms de un
mes con la pierna rota. Puede ser que en ese momento vea que no se recupera y que un viaje tan
largo como el que le esperaba no iba a ser posible: de ah la comunicacin el 22 de junio de que no
puede embarcarse. Y, efectivamente, el mdico certificara (22 de junio) que el enfermo no debera
moverse:(...)que en todo el mes que viene tendr bien que hacer en soldar para poder andar y
sustentarse en ella y por consiguientes causas dichas no se podr embarcar en esta flota por estar
tan de prximo para partir y por el riesgo que corre de sucederle mucho ms de levantarse sin
tiempo (...). Aunque lo expuesto no deja de ser posible resulta poco creible que, si la descripcin
mdica (pasado ms de un mes desde la fractura) fuese real, Sotelo hubiera podido realizar el viaje
en carromato por aquellos caminos muchos kilmetros antes de llegar a Sevilla; y que, en cambio,
recin llegado a Sevilla (en el estado en que llegara) se viera con posibilidades de embarcarse un
mes despus.
A rengln seguido Sotelo afirma que (...) convalecido algo de ella (la rotura de pierna)
hize la instancia posible al embajador para que nos embarcsemos y como no tuviesse despacho
alguno ni repuesta de Vuestra Magestad para su Rey determin de no hazerlo (...). Ya vimos que el
22 de junio, en la solicitud de embarque que presenta Fr. Francisco de San Martn, no se alude al
Embajador: se peda permiso slo para los frailes y veinte japones. En la nota a pie de pgina
desarrollamos las posibles conclusiones de estas circunstancias: el 22 de junio Hasekura tena ya
decidido no partir. Por ello la Casa de Contratacin le indicara a Sotelo que convenciese al
Embajador (lo que se refrendara con la expresin de Sotelo arriba citada: hize la instancia posible
al embajador para que nos embarcsemos). A la vez la Casa de Contratacin escribira a Madrid,
poniendo al corriente a la Corte. sta responde con carta de 28 de agosto (del Secretario, Juan Ruz
de Contreras) insistiendo en que han de zarpar hacia Nueva Espaa. A partir de ah vendran las
excusas de Hasekura (falta de mejoras para la embajada y despus falta de salud).
Estas ltimas consideraciones pueden arrojar un poco de luz sobre toda una cuestin
que, evidentemente, sigue manteniendo puntos oscuros.
Ya hemos visto cmo el 18 de mayo Luis Sotelo escribe desde Sevilla solicitando el
permiso de embarque para l, otros franciscanos, Hasekura y otros veinte japoneses. No tenemos
noticias concretas de dnde se alojaron al llegar. Siempre se ha hablado del monasterio de Loreto
como lugar inmediato de residencia, pero esto no nos parece en absoluto lgico. Es evidente que su
idea era partir un mes despus. No haba ningn motivo para no residir en Sevilla, ms an
esperando -como estaban- posibles noticias positivas de Madrid. Era muy importante estar junto a
sus posibles valedores ante la Corte y lo ms cercanos posible a la salida y llegada de correos. Por
todo ello pensamos que debieron quedarse en la capital hispalense, seguramente en el convento de
S. Francisco (la Casa Grande). De hecho era all donde pensaban alojarse tras su llegada a Sevilla
dos aos antes, si no hubiera mediado el cabildo sevillano para mejorar la estancia al alojarlos en
el Alczar.
Por lo relatado en el epgrafe desarrollado ms arriba sobre el porqu residieron en
Espartinas, concluimos que Sotelo y Hasekura subiran a Espartinas alrededor del 22 de junio (da
en que se presenta en la Casa de Contratacin Fr. Fco. de San Martn). Estos hechos han venido a
confirmarse con la reciente aparicin del expediente matrimonial de Juan Agustn Japn (con fecha
de 27 de junio de 1616), en el que uno de los testigo declara que el Embajador (...) al presente esta
en el Convento de nuestra Sra. de Loreto (...). Por la forma de expresarse debera llevar ya al
menos uno o dos das en dicho monasterio, por lo que corrobora la hiptesis de que Hasekura
empezaran a residir all hacia el 22 de junio. Desde luego el 6 de julio ya no estaban en Sevilla.
Hasta qu fecha permanecieron en el Loreto Hasekura y Sotelo? En la carta de
Francisco de Tejada (con fecha de 20 de junio de 1617) se nos dice expresamente que Hasekura se
encontraba en el Monasterio de frailes descalzos donde vive desde que lleg, que llaman de
nuestra seora de Loreto, seal inequvoca de que Hasekura, aunque hiciese salidas temporales
(extremo que habr que dilucidar) mantuvo residencia permanente en dicho monasterio hasta su
salida hacia Japn.
En cuanto a Sotelo es una suposicin (pues no tenemos prueba documental) que
tambin continuara all hasta que acompaase a Hasekura en su vuelta. De hecho, en la carta recin
citada, habla Fco. de Tejada de que envi al punto a buscar al padre Sotelo, y no estaba en la
ciudad, lo que nos lleva a interpretar que segua encontrndose de forma habitual en Espartinas.
Otra prueba de esto mismo es que, en un acta del cabildo sevillano en el que se acuerda entregar una
documentacin a Luis Sotelo (hablamos de abril de 1617), se especifica que (...) de pasar por
ciudad, que se le den todas las que pidiere hasta que se vaya (...). Es decir, que se aprovechase
algunos de los momentos en que estuviese en Sevilla capital, luego -de forma ordinaria- no estaba
all (sino, lgicamente, en Espartinas).
Adems del nmero, nos habamos propuesto intentar identificar los nombres de
aquellos japoneses que permanecieron en Espartinas en esta segunda estancia. Despus de estudiar
todo el proceso de la embajada y los nombres que aparecen, aclarar la cuestin propuesta resulta
imposible. Pero creo que merecera la pena hacer algunas consideraciones.
Al final de este trabajo (en el ANEXO I, en el que estudiamos la cuestin nmrica de la
misin diplomtica) se dan una serie de nombres concretos relativos a los japoneses que formaron
parte de la embajada. Estos nombres aparecen -sobre todo- con motivo de la estancia en Roma,
aunque en otros momentos (Sevilla y Madrid) hay documentos en los que se alude a algn japons
en concreto, refiriendo su nombre. En este sentido se han de considerar los nuevos nombres
conocidos en los documentos descubiertos ltimamente referidos a los japoneses que se quedaron
en Sevilla (a toda esta cuestin se dedica el ANEXO III).
Hay que considerar que la grafa de la poca ya altera los nombres espaoles (ThomsToms-Tom para la misma persona). Mucho ms ocurre con los nombres japoneses, tratndose a
veces en textos castellanos, italianos y latinos. Por ello se nos ha de excusar cierta libertad a la hora
de dar el nombre de cada ciudadano japons.
Dicho esto y volviendo a los ya citados ANEXOS I y III, vemos cmo nicamente
podemos aludir al nombre de dieciseis japoneses concretos (incluidos el Embajador) como
miembros que realizaron el viaje completo de la Embajada en Europa (Sevilla-Madrid-RomaMadrid-Sevilla-Espartinas) a los que habra que aadir otros cinco nombres de los japoneses que,
llegados a Madrid, permanecieron un ao en Sevilla a la espera de que volviese Hasekura y su
squito del periplo europeo.
Ofrecemos una primera relacin correspondiente al grupo de los que hicieron el viaje
completo:
Felipe Francisco Hasekura Rokuyemn (Embajador)
Thomas Tachino Cafioe, Pedro Itami Somi y Francisco Noma Fampe (Caballeros de honor).
Paulo Camilo Alonso Codera Gheghi (Secretario de Hasekura)
Simn Sato Kuranojyo, Tom Tanno Kiuji, Toms Yajiami Kamio Yajjiemon, Lucas Yamaguchi
Kanjuro (Contador?) y Giovanni Sato Tarozayenon (Nobles y gentiles hombres)
Joan Harada Kanemon y Gabriel Yamazaki Kansuke (Peregrinos)
Diego Mohioye, Nicols Joan Kyuzo, Gregorio Tokuro y Toms Sukeichiro (Palafreneros)
En cuanto al segundo grupo (los que se volvieron desde Madrid en junio de 1615),
conoceramos los siguientes nombres:
Juan Agustn Japn
Lucas Antonio
Juan Bautista
Pedro Japn
Juan de la Cruz Japn
A estos nombres habra que aadir el de Thoms Phelipe, japons miembro de la
Embajada que termin volviendo a su tierra en 1622 y que permaneci durante un tiempo en Zafra.
Parece lgico que junto a Hasekura se quedase su secretario personal. Tambin sera
lgico que quedase con l algn sirviente domstico. Adems entendemos que se quedaran con
Hasekura algunos miembros muy cercanos a su persona y que fuesen vlidos para cualquier
cometido de la embajada, pensando en la posibilidad de relevar a Hasekura si le pasase algo
(recordemos que ya haba pasado por fiebres) durante el tiempo de permanencia en la Pennsula.
A la vez tambin es lgico pensar que Hasekura quisiese que, en el viaje de 1616,
volviesen algunos de los japoneses principales que le acompaaron por Europa, como primeros
emisarios (o quiz, nicos, ante la incertidumbre del futuro) hacia su seor Masamune.
Segn las anteriores reflexiones nos atreveramos a dar nicamente el nombre del
secretario personal de Hasekura (Paulo Camilo Alonso Codera Gheghi) como ms seguro
acompaante. Habra que descartar, en cambio, a Juan Agustn Japn, que en junio de 1616 acababa
de casarse con Ana de Barahona.
Hasta ahora se ha considerado siempre que tanto Sotelo como Hasekura y sus
acompaantes residieron en el monasterio de Ntra. Sra. de Loreto, durante su segunda estancia en
Espartinas. Esto est documentado -como hemos visto- respecto a Hasekura y Sotelo. Tambin
parece documentado que hubo acompaantes de Hasekura (criados) que estuvieron en dicho
monasterio. Pero se tratara de todos los acompaantes o slo de parte de ellos? La cuestin se
plantea porque hemos llegado a concluir que, al menos al principio, a Hasekura le acompaaron
otros siete miembros de la embajada. Si consideramos que en el monasterio se dara un situacin de
cierta estrechura, creemos que a Hasekura no le sera posible la compaa del squito completo,
teniendo que limitarse su atencin personal ms inmediata a un nmero de acompaantes ms
reducido (quiz su secretario y un sirviente domstico) Y el resto del squito?
No podemos olvidar que en la misma Espartinas se encuentra la Hacienda de Mexina,
propiedad del hermano de Luis Sotelo. Ya esgrimimos al comienzo de este trabajo que esta
circunstancia podra ser una de las razones por las que Hasekura y -sobre todo Sotelo- eligen el
monasterio de Loreto para su segunda permanencia en tierras sevillanas. Esta circunstancia se ve
reforzada si tenemos en cuenta que ya haban permanecido durante varios das en esta hacienda en
el mes de noviembre de 1614, recin llegados a Sevilla. Nos parece bastante creible que Hasekura
permaneciese en el monasterio con no ms de dos criados como servicio inmediato y que en la
cercansima hacienda de Mexina pudiesen haberse albergado el resto de los japoneses que, para
cualquier eventualidad, estaran muy prximos.
Ms arriba hemos aludido a la situacin de estrechura en que se encontraba el
monasterio de Loreto sobre esas fechas. Esta cuestin es fundamental, no slo para poder
desarrollar el cmo vivi Hasekura y su squito durante su estancia en Espartinas, sino tambin para
fundamentar una de las premisas sobre la que reconstruimos toda la historia: la necesidad de que
parte del squito viviese en la cercana hacienda de Mexina.
No se poseen datos concretos sobre la poblacin conventual del monasterio en 1616
pero s algunos datos muy cercanos. Sabemos que durante la segunda mitad del siglo XVI el
convento funcionaba como Casa de Estudios, de la que sabemos que acoga por entonces a unos
treinta frailes que cursaban Filosofa; adems siguiendo de nuevo las noticias proporcionadas
por el padre Gonzaga, sabemos que a finales de siglo vivan en Loreto 36 religiosos sacerdotes, 20
estudiantes y 10 legos. Lo que nos da una poblacin de 66 miembros franciscanos, lo que supone
un nmero ya algo elevado (an reconociendo que, en aquella poca, las poblaciones conventuales
se movan -numricamente- en otras dimensiones que las actuales).
Aunque los propios legos atendiesen los aspectos ms domsticos de la vida conventual,
debemos aceptar que, independientemente de lo que fuese la zona de clausura del convento,
hubiese algn tipo de construccin aneja en la que viviese otro tipo de personal -que se vera
reducido a lo imprescindible- para atender labores externas al monasterio: provisin de alimentos,
mantenimientos bsicos, alguna labor agrcola o ganadera. En estas casas anejas es donde
debieron de alojarse Hasekura y sus criados: no debemos olvidar que el rgimen de clausura en
aquellos momentos fue de los ms estrictos, lo que haca inviable la residencia en la clausura de los
expedicionarios japoneses
Adems ya veremos cmo el paso de la comitiva japonesa por el convento franciscano
de Madrid supuso una muy mala experiencia, con reiteradas quejas del padre Guardin al Rey.
Adems hay que recordar que en Madrid se contaba con una asignacin de la Corona para el
mantenimiento de la embajada en el convento, incluso con la posibilidad de reclamar daos y
perjuicios en un momento dado (como de hecho ocurri). En cambio durante la permanencia en
Loreto (como ya se ha tratado anteriormente) se haba suspendido ya cualquier tipo de ayuda para la
estancia en Espaa, cortndose tambin cualquier otro tipo de comunicacin: slo se esperaba que
marcharan en la primera ocasin que hubiere. Hasekura y los suyos hubieron de sobrevivir con
parte de los 375.000 maravedies asignados para la salida (el 4 de julio de 1616) de los dos frailes y
los trece japoneses que embarcaron.
Hay otros datos para pensar que, aquel monasterio originario de principios del XVI, se
mnimo, dos reliquias de los mrtires cristianos que murieron en Japn en 1697. La primera de estas
reliquias fue trada por Fray Marcel e Ribadeneyra. El texto que lo corrobora es el siguiente:
Frai Marcello Ribadeneyra Comisario de Jappon doi fe, y verdadero testimonio como Un hueso
que di al P. Fr. Mathias de Villalon Guardian de Este Convento de Nuestra Seora de Loreto: es de
uno de los veinte y seis Martires de Japon por que yo le traxe de la Philippinas adonde estaban
muchos huesos de los dichos Martires. Y de ellos es el que yo dexe a el dicho P. Guardian para Este
Santo convento, y por ser verdad lo firm de mi nombre afirmando tambien que un testimonio que
queda con la dicha Reliquia es fielmente sacada del que dio el seor Obispo de Jappon acerca de
los Santos Martires fecho a veinte y quatro de Mayo de mil quinientos y noventa y nueve Aos. Fr.
Marcello de Rivadeneyra.
La segunda de las reliquias la trajo Luis Sotelo, dejndola en el monasterio segn consta
en el libro memorial:
Trajo a este Convento el P. Rr. Luis Sotelo una Reliquia del Str. Mrtir S. Pedro
Bautista, Comisario del Japn que hoy est en la Sacrista con su autntica.
Si estos dos documentos son muy claros, no lo es tanto dnde se encuentran las
reliquias a las que se refieren. Tradicionalmente se haba aludido a unos relicarios en forma
piramidal, de madera dorada, que contienen un buen nmero de huesos y que, actualmente, se
encuentran sobre la cajonera de la sacrista del monasterio. Realmente existe documento alguno que
certifique esta identificacin. Nosotros no dimos mucha validez a esta informacin porque, entre
otras cosas, se habla de huesos cuando en la autntica se especifica claramente que se trata de
un hueso.
Por otra parte pareca que dichos relicarios estaban perfectamente identificados como
pertenecientes al antiguo retablo ejecutado hacia 1607, y que contenan uno de ellos los huesos de
S. Hiplito y, el otro, los huesos de Santa Modesta. Pero estas afirmaciones las hemos de descartar
porque hemos encontrado en el libro de inventario de 1646, cuando an exista dicho retablo, una
alusin a los dos relicarios piramidales como piezas independientes: Dos pirmides de tres
cuerpos de vidrieras doradas llenas de reliquias. Con sus fundas de madera.
Todo lo que llevamos visto hace que no podamos determinar con exactitud dnde
podran encontrarse los huesos de aquellos cristianos martirizados en Japn en 1597 y que fueron
traidos al monasterio de Loreto. Se impone, en primer lugar, el estudio de los dos relicarios
aludidos, desmontndolos y examinando si en su interior llegara a encontrarse algn tipo de
inscripcin o documento que arrojase luz sobre la proveniencia de los huesos que contienen. En un
segundo momento se podra acudir a algn tipo de estudio cientfico que pudiese aportar algn tipo
de datos sobre dichos huesos (principalmente cronolgicos).
Mientras tanto podemos lanzar una hiptesis: los dos relicarios existen al menos desde
1647, y son relicarios de gran relevancia tanto por el continente (son obras de gran tamao y valor
artstico) como por su contenido (gran cantidad de huesos que, adems, son de un tamao
importante). Es cierto que slo se han documentado dos huesos correspondientes a los mrtires
japoneses (trados en 1599 y 1614-17). Pero Sera posible que tras la expulsin de los franciscanos
del Japn (pocos aos despus) se trajeran (desde el mismo Japn o desde Filipinas) ms huesos
provenientes de aquel martirio y que, unidos a los que trajeron en su da Ribadeneira y Sotelo,
fuesen guardados en esos relicarios cuya existencia conocemos pocos aos ms tarde?. Hay que
hacer constar la importancia que se les da a estos relicarios cuando se les habilita un lugar
principal en el retablo dieciochesco que preside la actual sacrista.
Por ahora deberemos seguir esperando a que nuevos datos confirmen o desmientan tal
hiptesis.
del XVII), se pueden deducir otra serie de consideraciones en cuanto al casero de Espartinas.
Una primera constatacin que se efecta en estos textos es la de que durante el tiempo
de todo este proceso no existan an casas de cabildo o consistoriales en las que el concejo de la
villa celebrase sus reuniones o ayuntamientos. Expresamente se dice en un pasaje de la toma de
posesin que los cabildos se acostumbraban a tener en la casa del escribano, donde tambin se
guardaban los papeles o archivo del propio concejo. En otro lugar hemos podido leer que alguna
reunin del cabildo se celebr en casa del alguacial mayor, Melchor Maldonado, y es muy posible
que a veces estas reuniones -que no eran muchas al cabo del ao- se tuviesen en casa del alguno de
los alcaldes o regidores
Otras dependencias concejiles o municipales eran la crcel pblica, que se hallaba
bajo el cuidado y la vigilancia de un carcelero, que muchas veces sola ser un alguacil ordinario o
menor y en las que por lo general aparecan los usuales avos de este tipo de dependencia, tales
como grilletes, cepos o cadenas; la carnicera, que era tambin generalmente propia del concejo,
que las arrendaba, sacndolas anualmente a subasta; un corral del concejo, lugar rodeado de una
cerca de estacas y alambres, en el que se encerraban o acorralaban las cabezas de ganado
embargadas o el ganado mostrenco del que se desconoca su dueo, y por ltimo unas eras de uso
comn, que pensamos que podan estar situadas aproximadamente en el lugar que hoy ocupa el
Ayuntamiento nuevo y la plaza inmediata.
Ya hemos dicho que el casero propio de Espartinas se cea a las casas que, a uno y
otro lado, se asentaban junto a la Calle Real. Podemos entender tambin que dicho casero
finalizaba antes de llegar a lo que hoy llamamos Plaza de la Cruz, ya que dicha cruz parece situarse
(como en otras poblaciones) en el lugar que ocupaba la horca, y que estableci Caballero de
Cabrera en la salida de la villa, en el camino Real que iba a Sanlcar la Mayor.
Dentro del trmino de Espartinas se encontraban dos ncleos de poblacin
independientes y de cierta importancia: Paternilla de los Judos y Cazalla de Almanzor. Adems
existan ya (y con importancia reseable) las haciendas de Loreto, Tablantes y Mexina.
Paternilla de los Judos era un ncleo poblacional muy cercano al casco urbano de
Espartinas, y tena iglesia propia. Hacia 1556 la parroquia de la Asuncin de Espartinas estaba
ntimamente ligada a la de San Bartolom, del lugar de Paternilla de los Judos, una pequea
poblacin que exista entonces entre Espartinas y Villanueva del Ariscal; sabemos que ambas
parroquias tenan un mayordomo comn, unos libros sacramentales tambin comunes para los
fieles de ambas feligresas, y probablemente tambin un mismo cura prroco. Esta vinculacin
tendra consecuencias importantes () porque cuando la pequea iglesia de San Bartolom fue
derribada a finales del siglo XVII, por no ser necesaria para la corta poblacin de Paternilla,
parte de sus materiales y de su patrimonio pasaran a engrosar el de la fbrica parroquial de
Espartinas.
En el censo poblacional de Paternilla de los Judos aparecen relacionados nicamente 15
habitantes. En cuanto a Cazalla Almanzor, en el censo poblacional de 1631 aparecen 31 habitantes.
(siempre entendemos estos datos como poblacin estable, independientemente de los ocupantes
temporales motivados por labores agrcolas de temporada).
Qu queda del monasterio de Loreto que conoci Hasekura
En cuanto a la fbrica del monasterio hemos de recordar que gran parte de lo que hoy
conocemos no exista en aquella poca, pues lo que nos ha llegado es fruto de las grandes
transformaciones que sufri el monasterio en el siglo XVIII (un siglo despus de abandonar
Hasekura el Loreto).
Fundamentalmente quedan dos elementos: lo que hoy en da es la sacrista (y que en
1616 se corresponda con la capilla mayor de la iglesia conventual de entonces) y el claustro
denominado mudjar. Hemos de sealar que, en el primer caso, nos estamos refiriendo bsicamente
a su parte constructiva, y no a la decorativa. En el caso del claustro tambin nos referiramos a los
aspectos bsicos de su construccin, sin tener en cuenta pequeas diferencias en lo morfolgico que
pudieran darse en aquellos momentos.
En lo referente a esculturas o pinturas importantes que pudiesen existir hacia 1616
hemos de resaltar, en primer lugar, la imagen de Ntra. Sra. de Loreto, muy distinta realmente a la
que conocemos hoy, ya que en aquella poca se mantena como una imagen de vestir. En segundo
lugar podemos hablar de la imagen de San Diego de Alcal, que an existe. El resto de esculturas y
pinturas de cierta importancia que hoy existen son de aos posteriores a la estancia de Hasekura en
el monasterio.
Cmo era la iglesia parroquial que conoci Hasekura
Despus de algunas importantes reformas, la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la
Asuncin presenta un aspecto bien diferente a la que conoci Hasekura. Intentaremos dar una idea
de cmo era aquel templo y tambin qu enseres, pinturas, esculturas...que an conservamos fueron
vistas y apreciadas por el embajador japons.
El ncleo ms antiguo del edificio es el espacio constituido por las tres naves con sus
cubiertas de tejas al exterior, y al interior las dos hileras de tres arcos cada una sobre anchos
pilares que separan la central, ms ancha, de las laterales; adosada al ltimo de los arcos estara
la antigua capilla mayor, ms pequea que la actual, pues no haba crucero propiamente dicho, y
a los pies, en el mismo lugar que en la actualidad, se hallaba el coro y la portada principal, cuya
puerta de acceso se corresponda con el campanario en forma de espadaa. Se trataba por tanto de
una edificacin de tipo mudjar, no muy espaciosa, que aunque originalmente se edific en el siglo
XVI, hubo de ser muy reformada parcialmente, segn todos los indicios, entre 1655 y 1667.
Ya vemos que todo lo referente al actual crucero de la iglesia, capilla sacramental y de
la Virgen de Consolacin, y actual sacrista no existan en 1616. Por supuesto el retablo mayor que
tena entonces el templo era bien diferente al de ahora .
Tampoco exista en 1616 el friso arquitectnico que recorre la parte superior de los
arcos de la nave central . En cambio es muy posible que, salvo algunos retoques decorativos, ya
existiese la actual espadaa-campanario de la parroquia.
De las esculturas puede afirmarse que ya existan el Cristo de la Sangre, una Virgen del
Rosario (anterior a la actual) y la Virgen de Consolacin.
Tambin existan en aquel entonces la magnfica Cruz Parroquial, el cliz de estilo
tardogtico, un copn de traza renacentista y un vaso para el Vitico, de finales del siglo XVI.
Cmo era la hacienda de Mexina hacia 1616
Las noticias que tenemos sobre Mexina no corresponden exactamente a 1616, sino a
unos cincuenta aos antes. Pero poco poda variar, en aquella poca, la fisonoma de una hacienda
como Mexina en tan pocos aos. Como ya dijimos, era propiedad de D. Diego Caballero de
Cabrera, hermano de Luis Sotelo. La heredara otro Diego Caballero de Cabrera (hijo de aquel) que
sera el primer seor de Espartinas, por compra de dicho seoro a la Corona en 1631.
Sabemos que hacia 1555, adems de los olivares y vias que correspondan a la
propiedad, contaba Mexina con molinos de aceite, almacn de sal, norias, albercas, lagar de
piedra y viga saliente, palomar, hornos, silos, silos de aceitunas, casero, bodegas, una arboleda y
casas cogederas. Seguramente en este casero se habran albergado los acompaantes japoneses
de Hasekura en el caso de que hubiesen terminado recalando en Mexina. Hay que tener en cuenta
que ordinariamente los dueos de Mexina vivan en la capital hispalense y que estas haciendas
estaban perfectamente preparadas para alojar transentes por ms o menos tiempo.
Asentada sobre una antigua alquera, la Hacienda de Mejina estaba dedicada
principalmente al cultivo del olivar y via, hecho que hemos podido deducir viendo en el inventario
de los bienes cmo las tierras que estaban vinculadas a la Hacienda estaban dedicadas al cultivo
de la vid y el olivo. Tambin suponemos que debi dedicarse a la industria derivada de dichas
materias primas, como quedaba probado con la existencia de molinos de aceite o bodegas en la
hacienda.
As que, conviviendo con estas tareas agrcolas (segn los ciclos y estaciones) y con el
personal dedicado a las tareas de recoleccin y manufactura, debieron pasar esos meses los
japoneses que acompaaban a Hasekura.
manutencin.
No obstante, parece que Hasekura y los suyos pudieron contar con algn dinero. El 10
de junio de 1616 la Casa de Contratacin entrega 375.000 maravedes a la embajada japonesa para
su aviamiento en el viaje de vuelta. Sabemos que al final slo se embarcaron 13 japoneses,
quedndose el resto con Hasekura en Espartinas. Qu pas con ese dinero? Sabemos que al ao
siguiente (el 25 de junio de 1617), Pedro Bravo Dvila remite al Consejo una peticin de Fray Luis
Sotelo en la que, entre otras cosas, pide para la vuelta (...) alguna ayuda de costa para el dicho
embajador, que la del ao pasado se a gastado en averse sustentado y en aver encaminado la ms
de la gente que tena en la flota que fue a Nueva Espaa(...). Es decir, los 375.000 se usaron en el
regreso de aquellos trece japoneses y en el sustento de los que se quedaron durante un ao.
Esta situacin de penuria permanente pudo animar a algunos de ellos (por lo estudiado,
creemos que en concreto podemos hablar de dos japoneses) a abandonar el grupo para buscar
recursos propios de subsistencia: en definitiva, comenzar una nueva vida. Quiz al principio exista
la esperanza de que, de forma rpida, pudieran llegar noticias positivas de la Corte. Pero a medida
que pasaran los meses esta posibilidad se vera ms improbable. Adems, aunque ahora sabemos
que aquella situacin lleg a durar un ao, en el da a da de aquellos momentos no se poda tener
conciencia de cunto tiempo se alargara volvera a retrasarse el embarque un ao ms, o dos,..?
As que esa incertidumbre tena que traer, por fuerza, en consideracin hasta qu punto tena sentido
seguir all esperando no se sabe qu. Sobre todo para los que (por circunstancias personales que
desconocemos) habran quitado de sus mentes la idea de volver a Japn. Esto hara que dos de los
acompaantes de Hasekura terminaran buscando una alternativa a la permanencia en Espartinas.
Hasekura y los cinco acompaantes que le quedaron, en cambio, mantuvieron la postura
de continuar en Espartinas esperando acontecimientos y arrostrando esa situacin de subsistencia.
Cuando llega la hora de ejecutar el embarque definitivo, las autoridades espaolas
vuelven a asumir sus compromisos diplomticos hacindose cargo de los gastos. Incluso existe la
preocupacin de guardar las formas establecidas por el protocolo, y por eso se seala que Hasekura
ha de ser devuelto a Japn acomodndole de manera que vaya decentemente, pero tambin con
la mayor moderacin que se pudiere. Por ello, entre otras cosas, las necesidades econmicas para
la vuelta -que Sotelo y Hasekura haban cifrado en mil ducados- son rebajadas drsticamente casi a
la mitad:
Para esto y su matalotaje, se me pidieron mil ducados diciendo que no es posible
prevenirse con menos cantidad. Y as tuve por el mejor medio encargar esto a don Antonio
Manrique, pidiendo memoria de lo que quera el Japn se le proveyese, y procurando hacerse de
manera que vayan bien despachados dentro de la cantidad de los seiscientos ducados
La situacin de penuria era algo general en toda Espaa y esto se notaba en la propia
Casa de Contratacin que, cuando va a tener que hacer frente a los seiscientos ducados que costar
la remisin de los embajadores, seala claramente que no quedaba un slo ducado de la Corona en
dicha Casa. Incluso se insiste en que se intente excusarel gasto del flete y costa del alojamiento en
los navos.
() dentro de la cantidad de los seiscientos ducados. Suponiendo que en ella no ha de entrar ni
puede el flete y costa del alojamiento del navo, que procurase excusar si fuese posible, escribiendo
a don Melchor Maldonado que los acomode en la Almiranta o capitana, o en la Patache porque es
grande el concurso que ha de haber en los dos navos si ha de ir en ellos el Marqus del Valle,
Marqus de Villa Mayor, y don Alonso Fajardo con sus familias y la infantera y gente de mar
ordinaria que en este tiempo es particularmente necesaria para la seguridad y navegacin.
Los seiscientos ducados se tomarn de donde los hubiere, porque de la hacienda de Su
Magestad no hay uno en esta Casa, de que se dar particular aviso a V.M. A quien guarde Dios
como deseo. De Sevilla, a 27 de junio de 1617
Hermandad de Ntra. Sra. de Agosto
Uno de los puntos que queramos tratar era el de las hermandades que pudiesen existir
en Espartinas durante la estancia de Hasekura. En este sentido, con certeza, slo podemos hablar
por noticias documentales de la existencia de una hermandad (de gloria) titulada de Ntra. Sra. de
Agosto. De esta hermandad tenemos constancia por los documentos conservados en el Palacio
Arzobispal de Sevilla en los que se dan cuenta de sus estatutos y de sus cabildos. Por estos
ltimos sabemos que la hermandad ya exista en 1539, y que uno de los cabildos se celebr en 1618,
un ao despus de que Hasekura abandonara Espartinas.
Teniendo en cuenta que Hasekura lleg a Espartinas en junio de 1616, slo tuvo ocasin
de participar de la festividad de la Asuncin del 15 de agosto de este ao (sali de Sevilla el 4 de
julio de 1617).
Si consideramos la cortsima poblacin de Espartinas (unos 450 habitantes, incluyendo
los 153 que eran menores de 14 aos) parece lgico que esta hermandad fuese la nica existente en
el municipio. Y tambin que, sus celebraciones y cultos, supusiesen la total implicacin de los
vecinos. El da de la Asuncin era la fiesta grande de Espartinas: se celebraba a su Patrona, bajo
cuyo ttulo se encontraba su parroquia (de Ntra. Sra. de la Asuncin). Por ello la celebracin de
dicha fiesta revesta una especial importancia:
En las vsperas de la fiesta se celebraba una vigilia para honrar a los hermanos
difuntos en la que los asistentes portaban candelas en las manos. En el da de la Asuncin de la
Virgen Mara, los cofrades asistan a una misa de requiem cantada antes de salir en procesin
por las calles de la localidad acompaando a una Imagen de Nuestra Seora de Agosto. Aquellos
que deseaban pertenecer a esta Cofrada eran recibidos en este da.
Considerando que Hasekura y su squito llevaban ya tres meses viviendo en Espartinas
(con la idea de permanecer mucho ms tiempo), que ya estaban bautizados, que la hermandad de
Ntra. Sra. de Agosto era la que aglutinaba la religiosidad popular de la prctica totalidad de los
vecinos y, por ltimo, que era frecuente que algunos representantes de las comunidades religiosas
asistiesen a este tipo de procesiones (algunos franciscanos iran en el cortejo) Asistiran Hasekura
y los suyos a dicha procesin? Pediran -Hasekura y alguno de sus acompaantes- pertenecer a esta
corporacin? De ser esto as, Hasekura y sus acompaantes habran podido disfrutar del almuerzo
de hermandad que se celebraba el domingo siguiente y que, lgicamente, se tratara de un almuerzo
de fiesta, mejor que el almuerzo ordinario, pero dentro de la lgica sobriedad que imponan las
penurias econmicas de aquellos tiempos:
A todos estos actos oficiales, que formaban parte de la jornada ms importante para
los hermanos, se sumaba otro muy particular: una comida, la cual se repeta, de nuevo, el domingo
posterior a la festividad de Ntra. Sra. de Agosto. Y es que, en este tercer artculo, existe un inters
explcito de la Hermandad para que las reuniones con alimentos de por medio adopten un carcter
oficial. Incluso, se haba fijado un lugar donde, por costumbre, ya las llevaban a cabo. Sin
embargo, no sabemos por qu la parte del texto referente a esta cuestin haba sido tachada de las
Reglas. Quizs, porque careca de la suficiente importancia como para acompaar al resto de
artculos.
Por el calendario perpetuo sabemos que el 15 de agosto de 1616 cay en lunes, y que
el domingo siguiente (da del segundo almuerzo) correponda al 21 del mes.
de dichas procesiones, la Catedral de Sevilla pasaba por ser uno de los lugares de la Cristiandad
en el que de forma ms solemne se cuidaban las celebraciones litrgicas. En general, toda la Iglesia
de Sevilla -parroquias, comunidades religiosas y hermandades- podran presumir de una
magnificencia inigualable y propia de lo que se ha entendido como el espritu barroco sevillano.
A nuestro entender sera improbable que Hasekura y su squito no bajasen a Sevilla (a
tres horas de camino) a participar, uno o varios das, de estas celebraciones.
Es interesante tratar de la celebracin del misterio de la Inmaculada Concepcin porque
la estancia de Hasekura en Espartinas coincide con el apogeo de lo que fue el movimiento
concepcionista en Sevilla y su dicesis. Sabido es que desde haca mucho tiempo el pueblo y las
autoridades sevillanas (no slo religiosas, sino tambin civiles) haban tomado como algo suyo la
defensa del misterio de la Inmaculada Concepcin. Fue ste un hecho singularsimo que acabara
marcando la vida, cultura y arte sevillanos durante muchos aos. La acalorada defensa del misterio
concepcionista por parte del pueblo sevillano fue tomando fuerza hasta llegar al ao 1615, en que se
producen las manifestaciones pblicas ms llamativas
(...) la mayora de las corporaciones exigieron para el ingreso el previo juramento a los
candidatos de defender el Misterio. Se neg el plpito a quienes se atrevieran a impugnarlo; y
pasando a la va pblica el ardor y el entusiasmo general, se improvisaban cortejos y
manifestaciones que cantaban coplas alusivas, entre las que obtuvieron la mxima popularidad
las de Miguel Cid, se celebraron innumerables fiestas y funciones de desagravio en las que
participaron todas las clases sociales, hasta los negros y mulatos, y por cierto con una
suntuosidad y derroche que asombr a todos, segn Ortiz de Ziga; se multiplicaron las
imgenes e inscripciones en sitios pblicos ()
Este movimiento fue in crescendo hasta alcanzar su culmen en octubre de 1617, un
poco despus de la salida de Hasekura, cuando se recibe una bula papal en apoyo al misterio
concepcionista. As que a nuestro embajador japons le toc vivir lo que pudo considerarse la
explosin devocional a la Inmaculada Concepcin, con las consecuencias que ello tendra en la
propia vida del monasterio de Loreto y de Espartinas en general, sobre todo alrededor de la fecha
del 8 de diciembre de 1616.
En cuanto a la celebracin del Corpus Christi de 1617, es conocida la especialsima
solemnidad con que Sevilla celebraba esta fiesta, la participacin en dichos actos de las rdenes
religiosas (los franciscanos podan considerarse como la ms importante de las implantadas en
Sevilla), las relaciones de la familia Caballero de Cabrera en la vida social sevillana, etc.,etc... Sera
difcilmente entendible que Hasekura no hubiese bajado tal da a contemplar los festejos propios del
Corpus sevillano.
de su fortuna, con la cual y con sus propios beneficios y adquisiciones fund en 1574 el mayorazgo
de Espartinas () y con ello y su ascendencia familiar logr el mentado ttulo de alguacil mayor
de esta villa
Efectivamente por Real Provisin de Felipe IV, fechada en Madrid el 31 de marzo de
1630, hizo merced a don Melchor Maldonado de Saavedra del ttulo de alguacil mayor de la villa
de Espartinas, con voz y voto en el cabildo concejil y facultad para nombrar a un lugarteniente,
que desempease el cargo en su lugar.
Pero el mayorazgo de Espartinas lo tena ya fundado y exista en los tiempos en que
Hasekura lleg a Espartinas: en 1574, el veinticuatro de Sevilla Melchor Maldonado de Saavedra
y su mujer, Ana de la Barrera, instituan un vnculo en cabeza de su hijo mayor, en el que
incluyeron, adems de ciertos bienes en Sevilla, el heredamiento que posean en Espartinas, con
sus casas mayores, que comprendan palacios o habitaciones principales, soberados, corrales,
huertas, dos molinos de aceite con sus piedras, vigas y todos sus aparejos y un almacn de aceite,
lagar, bodega; estas casas se hallaban al borde del camino de Villanueva, y a ellas se aadan
otras dos casas menores Estas propiedades de los Maldonado en Espartinas y en las tierras de su
trmino provenan como mnimo de principios de este siglo XVI ()
Pero lo de mayor valor de este heredamiento eran unas doscientas aranzadas de olivar
en Mejina, que las componan diversas suertes, como la Ballestilla, Tras San Pedro o La Laguna,
de las cuales en la escritura de fundacin se precisan sus respectivos linderos, como , por ejemplo,
las tierras de Diego Caballero ()
Por otra parte, hemos visto que Melchor Maldonado de Saavedra, adems de ser
Alguacil Mayor de la Villa de Espartinas y tener importantes propiedades en dicho trmino, fue
tambin -entre otras cosas- Juez y Tesorero de la Casa de Contratacin de Sevilla. Este cargo le
pone en relacin con el embajador Hasekura y su squito. Nos gustara destacar tres momentos en
los que interviene Melchor Maldonado respecto a la embajada Keicho, y son los siguientes:
1.- El primero hace referencia al desembarco de Hasekura y su squito en Sanlcar de Barrameda:
El 8 de octubre el secretario de la Casa de la Contratacin, Melchor Maldonado de Saavedra,
descendiente de una ilustre dinasta de veinticuatros (uno de ellos haba ido en el segundo viaje
colombino), visit el San Jusephe, y aquel da su maestre, Juan Macho declar que bino en
esta nao el enbajador del Japn con diez y nueve personas a su serviio, de que dio lienia para
saltar a tierra el dicho seor secretario; no se menciona para nada, pues, el nombre del fraile,
que quiz se oculta adrede en el barullo de la comitiva.
En la nota correspondiente a este texto, el autor explicita Ello es tanto ms de extraar
por cuanto en la misma flota se hizo notar, p.e., que en la nao San Pedro vena por pasajero con
la licencia correspondiente el franciscano Francisco Gaviln
2.- El segundo punto de encuentro sera justo el momento contrario, el del embarque hacia la salida
a Japn en 1617:
El 4 de julio de 1617 los escribanos de la Casa de la Contratacin registraron entre los pasajeros
a Nueva Espaa al padre Sotelo, que iba en compaa del embajador del Japn y cinco criados
suyos asimismo japones y del hermano lego Francisco de San Lorenzo, todos los cuales haban de
embarcar en la nao donde Melchor Maldonado los acomodase cumpliendo la orden regia
3.- El tercer momento se produce antes de salir, en un libramiento de dinero que hace Maldonado a
obsesin suya escalar y medrar en la Corte, hasta conseguir su traslado a Madrid en 1615 y poder
ser, poco ms tarde, el Valido de Felipe IV.
Por ltimo, es evidente que a poqusima distancia del monasterio de Loreto se
encontraba el palacio raz del Conde Duque, en la villa de Olivares.
Hemos de dar por probables las conversaciones (formales? informales?) que Sotelo y
Hasekura mantendran en 1614 con el joven Gaspar de Guzmn, en las que saldran a la luz las
circunstancias sealadas anteriormente y que, seguramente, daran lugar a episodios?
gestiones?...que estaran an por dilucidar.
ANEXO I
acompaando (...).
Por ltimo existe la relacin de un material alquilado para poder atender al alojamiento
de la embajada. El material es el siguiente:
Tres camas de seda, a veinte ducados por cada mes cada cama, montan 660 reales.
Tres camas de pao con toda ropa, a ien reales por cada mes cada cama, montan 300 reales.
Dos pavillones, uno de pao y otro de teleta con toda ropa, a seis ducados por cada pavelln
por cada un mes, montan 132 reales.
Veinte y dos camas enillas, a razn de a diez y ocho reales por cada mes cada cama, montan
396 reales.
Cuarenta y cuatro sillas, a inco reales cada mes por cada silla, montan 220 reales.
Diez y seis taburetes, a razn de a cuatro reales por cada taburete cada mes, monta sesenta y
cuatro reales.
Ocho bufetes, a razn de a seis reales por cada bufete cada mes, monta 48 reales.
Tres sobremesas de seda, a veinte reales por cada sobremesa al mes, monta sesenta reales.
inco sobremesas hordinarias, a seis reales sobremesa al mes, montan 30 reales.
Seis almoadas de teriopelo berde y damasco verde, a ducado cada almoada al mes, monta 66
reales.
Dos alfombras grandes, a razn de a veinte reales por cada alfombra al mes, monta 40 reales.
Seis braseros, a ocho reales por cada brasero al mes, monta 48 reales.
En total -para nosotros- se est hablando de veintiocho camas (aunque Vctor Valencia
ha preferido contar treinta) teniendo en cuenta que los dos pavillones no deberan contarse como
camas, sino como colgaduras o doseles que las engalanan y protegen.
Fuentes para la estancia en Roma
Para calcular el nmero de los componentes de la embajada en Roma tendramos
tambin cinco fuentes principales, siendo la primera de ellas la que nos dara la composicin de la
embajada al llegar a Gnova:
En el Diario de la Embajada, escrito por los oficiales del Vaticano y publicado por el
prncipe Boncompagni, en Nuovi documenti per la seconda Ambasciata, pgs. 37-39, nm. III, se
dice que escriben de Gnova que el 17 de Octubre de 1615 lleg el Embajador con una comitiva de
27 personas; de suerte que, contando a Hasekura, eran 28 los individuos que componan la
Embajada.
La segunda fuente sera la descripcin del desfile solemne de la embajada que hace
Amati. Extrados de esta relacin y utilizando la grafa y los cargos que usa Vctor Valencia,
tendramos los siguientes nombres:
Felipe Francisco Hasekura Rokuyemn (Embajador)
Thomas Tachino Cafioe, Pedro Itami Somi y Francisco Noma Fampe (Caballeros de honor)
Paulo Camilo Alonso Codera Gheghi (Secretario de Hasekura)
Simn Sato Kuranojyo, Tom Tanno Kiuji, Toms Yajiami Kamio Yajjiemon, Lucas Yamaguchi
Kanjuro (Contador?) y Giovanni Sato Tarozayenon (Nobles y gentiles hombres)
Joan Harada Kanemon y Gabriel Yamazaki Kansuke (Peregrinos)
Diego Mohioye, Nicols Joan Kyuzo, Gregorio Tokuro y Toms Sukeichiro (Palafreneros)
categora- que, por el protocolo romano (cuestin que correspondi al Maestro de Ceremonia D.
Giovanni Battista Alaleone), no deban figurar entre los personajes que desfilaban. El hecho de que
tampoco aparezcan sus nombres aadidos a los dieciseis japoneses que se inscribieron en la
Archicofrada de las Llagas de Roma podra deberse a que no estuviesen bautizados o a que algn
artculo de los estatutos de dicha Archicofrada exigiese algn tipo de condicionamiento social.
Otros nmeros a cuadrar
El lector habr podido observar que el nmero de veintiocho personas que se relata en la
llegada a Gnova coincide sospechosamente con las veintiocho camas que fueron alquiladas en el
convento de S. Fco. de Madrid. Desgraciadamente se tratara slo de una coincidencia. As que nos
tocara ahora adentrarnos en la cuestin de cuntos miembros componan la embajada que residi
en el madrileo convento de S. Francisco.
Por la coincidencia numrica a la que acabamos de aludir podramos alojar a los
veintiocho miembros desembarcados en Gnova en las veintiocho camas alquiladas. El problema es
que esta opcin nos obligara a suponer que el Doctor Amati vivi durante ocho meses en el
convento, cosa que habra que descartar, pues parece claro que S. Amati se suma a la Embajada a la
hora de partir hacia Roma. Adems, aunque tuviese conocimiento y contactos con la Embajada
durante esos meses previos, Amati tendra su propia residencia en la Corte, haciendo absolutamente
innecesario su alojamiento en el convento.
Ahora es el momento de plantearnos el resto de datos conocidos, que nos hablan de los
miembros de la Embajada a su llegada a Sevilla y durante su permanencia en Madrid. Todos los
datos parecen indicar -y es la hiptesis que nosotros seguimos- que al Embajador Hasekura le
acompaaron otros treinta japoneses.
En este sentido seran vlidos todos los textos que hacen referencia a la etapa sevillana:
El documento de la Colombina hablaba de que:
() entr en Sevilla el embaxador Japon Faxera Recuremon, embiado de Joate Masamune, rey de
Boju. Traa treinta hombres japoneses con cuchillas, con su capitn de la guardia, y doce flecheros
y alabarderos con lanas pintadas y sus cuchillas de abara (...). Si consideramos al capitn y a los
alabarderos incluidos en los treinta hombres que traa, nos sale la cifra definitiva de treinta y uno.
Sotelo hablaba de:
(...) hasta treynta personas por todas, con que lleg a Espaa en compaa del
Reverendo Padre Fray Luis Sotelo. Volveramos a estar hablando de treinta y uno en total, si
consideramos que se est refiriendo slo a japoneses.
Medinasidonia sealaba:
como quedauan aqu unos embaxadores del Xapn que binieron por la Nueba Espaa
con 30 criados. Hemos de interpretar el plural de embajadores refirindose a Hasekura y
Sotelo, y los treinta criados como a los treinta japoneses.
Los dos textos del Padre Guardin, de San Francisco de Madrid, son tambin muy
claros. En uno de ellos especifica cmo:
(...) recivi y acomod al dicho envajador con otros treinta japones que le binieron
acompaando (...).
ciudad. Esto provoca un tumultuoso cabildo, el 25 de noviembre, en que varios de los veinticuatro
de Sevilla manifiestan sus quejas y oposicin a dichos gastos. El Asistente, Conde de Salvatierra,
logra apaciguar los nimos y, definitivamente, el transporte a Madrid incluy una larga lista de
servidores:
() un mayordomo y un aposentador y un alguacil y rrepostero y cocinero y otros criados de
servicio que todo esto le di (...)
Este aumento de acompaantes (a los que habra que sumar, al menos, al veinticuatro de
Sevilla D. Gonzalo de Guzmn, que tambin les acompaaba) hizo que los medios de transporte
definitivos se concretaran en:
(...) dos literas, 31 mulas, 12 acmilas de carga, dos carros grandes (...).
Si a los treinta y seis miembros propios de la Embajada les sumamos los acompaantes
por parte de la ciudad de Sevilla (al menos ocho, sumando a D. Gonzalo de Guzmn, y
considerando como dos el plural de criados) nos encontraramos ya con un squito de -al
menos- cuarenta y cuatro personas (seguramente llegaran casi a cincuenta). En cualquier caso se
podra adecuar perfectamente este nmero a las plazas de 31 mulas, 2 literas (que podran ser de una
o dos plazas) y dos carros grandes.
Dentro de las fuentes con informacin orientativa sobre los miembros de la Embajada
habamos aludido a la ropa alquilada en el convento de Madrid, donde se aloj la comitiva. Si
repasamos la composicin de la ropa alquilada podemos concluir que -adems de la enfermera
baja- debieron ocuparse ocho celdas cercanas a ella. Pero nada indica que los miembros alojados
tuvieran que coincidir con las camas alquiladas. Nuestra hiptesis es que la enfermera se desaloj
por completo y que se ocuparon ocho celdas ms, pasando seis de esas camas a engrosar el nmero
de camas de la enfermera (siendo sustituidas en las celdas por otras camas ms ricas).
Volveramos a encontrarnos con treinta y seis plazas para la Embajada, correspondientes a los
treinta y un japoneses y cinco acompaantes no japoneses.
Hiptesis definitiva sobre la Cuestin Numrica
Visto todo lo anterior, la hiptesis que planteamos sobre los componentes de la
Embajada Keicho en Espaa sera la siguiente: el 5 de octubre de 1614 desembarcaron en Sanlcar
de Barrameda el embajador Hasekura y otros treinta japoneses (a los que habra que aadir otros
acompaantes no japoneses). Estos treinta y un japoneses permanecen en Sevilla y marchan hasta
Madrid, donde residirn a lo largo de ocho meses (al menos la mayora). En cierto momento se
decidira que nueve de los japoneses regresasen hacia Sevilla. Para seguir hacia Italia se establecera
un squito de veintids japoneses en total (incluido Hasekura) adems de los frailes y los otros tres
acompaantes (incluyendo a Amati).
Habra que determinar el porqu se produce esta divisin y -sobre todo- qu ocurri
con los nueve japoneses que abandonan Madrid.
En cuanto a la razn de esta divisin creemos que ha de centrarse en una cuestin
puramente econmica. Ya antes de partir hacia Madrid, en la Corte se tena la idea de que la
Embajada haba nacido muerta. Haba una sensacin general y unnime de que no eran posibles
acuerdos de cierta importancia en las circunstancias del momento; incluso haba ciertas dudas sobre
el verdadero peso poltico de la delegacin enviada. Tambin se tena muy claro que el coste de
esta aventura estaba siendo alto, y no era el momento de dilapidar la Hacienda espaola con gastos
innecesarios. Es ms, haba voces autorizadas que proponan el que la Embajada se volviese a Japn
una vez visitada la Corte. Por ello, si al final el viaje prosigue hasta Roma, se hara buscando el
menor coste posible, para lo cual se terminara prescindiendo de casi una tercera parte de los
componentes japoneses.
En nuestro primer trabajo defendamos la posibilidad de que el grupo que abandon
Madrid llegara a Sevilla con la intencin de embarcarse en la flota de junio de 1616. Este embarque
no se produjo (al menos de todo el grupo) ya que varios japoneses permanecieron en Sevilla durante
al menos un ao o se quedaron para siempre.
Haciendo una suma de los japoneses que, con seguridad, regresaron a su tierra
obtenemos como resultado el nmero de veinte: trece en un primer viaje, el Embajador y otros
cinco en un segundo viaje y, finalmente, Thoms Phelipe en 1622. Esto quiere decir que en Espaa
habran quedado, en principio, once japoneses de los cuales conocemos algunos nombres que se
reflejan en el ANEXO III.
La relacin de componentes en Mxico.
Ms arriba hemos aludido a una relacin de nombres realizada en territorio mexicano.
Sabemos que de Acapulco a Mxico, slo parti un nmero reducido de japoneses (no todos los
llegados en el S. Juan Bautista). De hecho queda constancia de la memoria que Luis Sotelo entrega
a las autoridades mexicanas especificando el reparto de la misin japonesa:
En el puerto de acapulco en primero del mes de marzo de mil y seiscientos y catorze
aos ante don juan de meaca villela capitn y alcalde mayor en el dicho puerto paresci el padre
fray luis sotelo de la horden de seor san francisco y present la memoria desta otra parte que dixo
ser de la gente que el embaxador del xapn lleua a mxico y dexa en este puerto y vista por el
dicho capitn y alcalde mayor mand se ponga en los autos e lo firm don juan de meaca villela
ante m pedro de morales escrivano y rrezetor.
Memoria de la gente xapona que lleva consigo el envajador faxecura rrocuyemn a la
ciudad de mxico y de la que queda en este puerto de acapulco para la guarda de la nao.
La que va a mxico
Su persona el envaxador
Saquan, que a de volver en la nao por aconpaado del capitn
El escrivano Quizuque
Contador fanzuro
El ynterprete tome.
Seis aconpaados criados suyos hidalgos
Veinteydos perssonas de guarda y serviio
Un criado del general de las funeas con dies perssonas de su serviio
Otros tres mercaderes cristianos con un criado
Otros seis cristianos con el padre fray luis sotelo.
En total la cuenta nos habla de cincuenta y cuatro japoneses, de entre los cuales saldra
el grupo que, al fin, seguira camino hacia la Pennsula. Podramos ahora desarrollar la hiptesis de
quines podran haber sido los que terminaron desembarcando en Sanlcar de Barrameda, para
abundar en la coherencia de los nmeros. Iremos ahora describiendo cada caso para razonar la
hiptesis.
A Saquan (el segundo de la lista) hay que descartarlo porque muri en el camino a la
capital mexicana, a resultas de una pedrada que sufri durante los incidentes de Acapulco.
El escrivano Quizuque lo hemos identificado (creemos que sin error) con el que se
denominar en Europa secretario de Hasekura, y que se bautizar en Roma con el nombre de
Paolo Camillo.
El contador Fanzuro puede identificarse perfectamente con el denominado Lucas
Yamaguchi Kanjuro, y con su cargo de contador. Pero creemos que su funcin de contador o
administrador del dinero la ejercera nicamente hasta su salida de Mxico (es decir, mientras
administraba dinero japons). Ya veremos ms abajo que en Espaa las noticias sobre la
administracin del dinero recayeron sobre el mayordomo (veneciano) Gregorio Mathas y sobre el
Sndico Toms Cafeioe. sta decisin se habra tomado seguramente por indicacin de Sotelo que
vera ms conveniente -haciendo algo as como un guio a las autoridades espaolas- hacer
responsable (al menos visualizar dicha responsabilidad) a un europeo (ms an veneciano) de las
altas sumas que hubieron de administrar durante su estancia en Espaa e Italia. El sndico habra
quedado -como ya sealaremos- para la administracin de lo que podran denominarse limosnas
con fines de culto y devocin.
Lucas Yamaguchi Kanjuro volvera a hacerse cargo de las finanzas en Sevilla (como
ya vimos) en el proceso de partida de la embajada, cuando ya no estaba con ellos Gregorio Matas.
El caso del capitn Toms, nombrado como Tom en Mxico, se explicar en el
correspondiente ANEXO. Aqu lo hacemos coincidir con el ynterprete, razonando esta
calificacin por el deseo de Sotelo de no cargar a la embajada de un carcter demasiado militar,
dado el recientsimo motn de Acapulco (con varios muertos por ambos bandos) que
verdaderamente haba asustado y puesto sobre aviso a las autoridades espaolas sobre el carcter
extremadamente belicoso de los japones. Se entiende que pudiera pasar por intrprete si
consideramos que ya era cristiano en su tierra, habra sido largamente catequizado (parece ser que
era hijo de un mrtir) y, con toda seguridad, conocera los conceptos bsicos del castellano.
Los seis aconpaados criados suyos hijosdalgo nos declara la situacin de seis
sirvientes de Hasekura de cierta categora, que seran los cuatro que apareceran destacados en el
desfile romano que describe Amati (Simone Sato Curanojo, Thom Tannoquiugi, Thomafo Iagiami
Cannoyagiemon y Giouanni Sato Tarozayenon) a los que habra que sumar los dos caballeros de
honor (Don Pietro Itamifomi y Don Francefco Nomano Fampe)
Respecto al criado del general de las funeas sabemos que tuvo un papel muy principal
en Mxico, a raz del motn de Acapulco, siendo citado en varios documentos. Incluso se seala por
algn autor la ascendencia que ejerca sobre el resto de la embajada. Curiosamente no volvemos a
tener el ms mnimo rastro en Europa. Hemos de considerar que debi quedar en Nueva Espaa,
lgicamente, con las diez personas a su servicio.
Los tres mercaderes, con su criado, se quedaran en la capital mexicana. Suponemos
esto porque el motivo principal (para los japoneses) con respecto a esta embajada era conseguir el
libre comercio entre Japn y Nueva Espaa (puenteando a Filipinas). As que los mercaderes
tendran especial inters en tratar de forma directa con el comercio y autoridades mexicanas.
Seguramente, desde un principio, el objetivo de dichos mercaderes era Mxico capital. Y ah se
quedaran.
En cuanto a los seis cristianos que acompaan a Sotelo hemos de considerar que,
entre ellos, se encontraran los dos peregrinos que aparecen despus en Roma, en la relacin de
Amati. Es curioso que a todos los japoneses se les identifica con un oficio en la relacin que
estamos estudiando; a todos menos a esos seis, a los que se califica nicamente como cristianos:
sa sera la nica razn de su viaje, que eran cristianos, y por eso los identificamos con los
peregrinos. Al aparecer slo dos en Europa hemos de concluir que los otros cuatro cristianos
acompaantes de Sotelo se quedaron en Mxico.
Si sumamos, segn los criterios que hemos establecido, llevaramos hasta
ahora doce japoneses. Para completar la hipottica cifra de treinta y uno bastara con que del grupo
de veyntidos perssonas de guarda y serviio se aadieran diecinueve miembros, entre los que
estaran los cuatro lacayos -cuestin de los ftaffieri- (a los que correspondera la labor de
guarda) y los seis japoneses de servicio domstico, que no habran sido citados en los desfiles
romanos (adems de los nueve sirvientes que se separaron en Madrid de los que conocemos varios
nombres gracias a los ltimos hallazgos documentales)
ANEXO II
Tenemos otro dato interesante que aportar a esta cuestin: la aparicin de dos
documentos, firmados por el propio Sotelo, solicitando dinero a la Corona, y que se hayan en la
misma unidad documental. En uno de ellos (sin fecha, pero redactado en Madrid antes de partir para
Roma) Sotelo solicita mil ducados para diversos gastos, sealando expresamente que se le
entreguen a Thoms Cafeoie, sndico del Japn. En el segundo documento (con fecha de 6 de
agosto, Madrid) el mismo Sotelo pide cuatro mil ducados para el viaje de la embajada a Roma,
pidiendo en este caso que se entreguen al mayordomo Gregorio Matas.
Por qu se pide entregar el dinero a administradores diferentes? Gregorio Matas
aparece calificado como mayordomo y no como sndico, palabra -esta ltima- que el
diccionario de la RAE (siguiendo a Covarrubias define como El que tiene el dinero de las
limosnas que se dan a los religiosos mendicantes. Esto podra justificar por qu el dinero se
entrega a dos personas diferentes: el dinero asignado a Toms Cafeioe va destinado a la compra de
objetos de culto: podra entenderse como limosna para un fin religioso; mientras que el dinero
asignado al mayordomo tiene como fin los gastos de mantenimiento y viaje, propios de la funcin
diplomtica de la Embajada.
En cualquier caso queda claro que Thoms Taquino Cafeioe vuelve a tener un papel
relevante al considerarlo Sotelo (slo l podra haberlo nombrado) como sndico. Esto no
quiere decir que no fuese tambin capitn sino que, para el cometido de recibir limosna, Sotelo
eligi la denominacin especfica de sndico.
Adems sabemos que dicho Toms Taquino Cafeioe, recin salido de Madrid camino de
Roma, desea tomar el hbito hacindose Terciario de San Francisco, tras una sentido sermn
del padre Prior del convento de S. Francisco de Alcal de Henares. Esto no parece propio de un
recin bautizado, sino de alguien que fuera ya cristiano desde hace ms tiempo (recordemos que
en el documento colombino adems de decirse que el capitn era cristiano se aade que era hijo
de un mrtir del Japn).
Se refuerza as, segn entendemos, el hecho de considerar a Thoms Taquino Cafeioe
como probable capitn de la guardia, lo que lo aleja claramente de ser el Thoms Phelipe del
que hablbamos.
Por ello, seguramente, el famoso Thoms Phelipe podra ser Toms Yajiami Kamio
Yajjiemon o, mejor an, Toms Sukeichiro (de no tratarse de alguno de los sirvientes cuyos
nombres no aparecen en la relacin de Amati).
ANEXO III
En este anexo se encuentran las que, quiz, sean mayores aportaciones a la reciente
investigacin sobre la Embajada Keicho. Tradicionalmente se haba venido aceptando que la
existencia de un gran nmero de vecinos (varios cientos) que portaban el apellido Japn en la
localidad sevillana de Coria del Ro estaba directamente relacionada con el paso de la Embajada
Keicho por aquel municipio: se supona -y as se ha venido repitiendo durante ms de veinte aos
en todo tipo de medios y artculos- que los japoneses que optaron por quedarse en Espaa haban
terminado haciendo su vida en dicho municipio sevillano. Esta idea estaba tan asumida que, por
nuestra parte (y no tratndose adems de un tema directo para nuestro estudio) no tuvimos la
precaucin de ponerla en entredicho.
Por ello, cuando en nuestro anterior trabajo La estancia de la Embajada Keicho en
Espartinas hacamos referencia a un grupo de nueve japoneses que debieron abandonar Madrid
hacia junio de 1615, dimos por hecho que, llegados a Sevilla, terminaran embarcando hacia las
Indias (no haba ninguna seal de que hubieran permanecido en Sevilla o alrededores todo un ao).
Igualmente, al final del estudio sobre la cuestin numrica de la Embajada, concluamos que seran
dos los japoneses que (tras la vuelta de Roma y paso por Madrid) debieron quedar sin embarcar;
dejamos abierta la posibilidad de que estos dos japoneses quedaran en Coria del Ro porque esa era
teora comn.
Pasados unos meses y puliendo diferentes textos para la edicin que ahora el lector
contempla, volvimos a tropezar con el estudio en que Vctor Valencia trataba de este asunto. Es as
como relemos un texto que, ahora s, nos dej un tanto perplejos:
En el Archivo Municipal de Coria (AMC), donde se conserva relativamente poca documentacin
de los siglos XVI y XVII no hemos localizado, hasta ahora, el apellido Japn antes de 1646. En una
Lista de los soldados de la miliia de la villa de Coria elaborada el 27 de abril de ese ao,
aparece un Bartolom Japn, de 36 aos -que vive en la calle Nueva-. Es decir, que dicho
Bartolom Japn naci hacia 1610, esto es, cuatro aos antes de que llegara Hasekura a Sevilla.
Pocos renglones despus identificaba el mismo autor, en un documento de 1633, a un tal
Bartolom Rodrguez, hurfano, de 24 aos, al que hace coincidir con un Bartolom Rodrguez
Japn. En este caso, si en 1633 el dicho Bartolom Rodrguez Japn tena 24 aos... habra nacido
hacia 1609!
Pareca evidente que tales individuos (que despus han resultado ser la misma persona)
no deban provenir de la Embajada Keicho. Lo ms llamativo es que, releyendo se y otros trabajos,
no haba constancia de que el apellido Japn proviniese de dicha Embajada. En esos momentos -por
otra parte- ya se haba hablado en la prensa de un estudio gentico que una universidad japonesa
est llevando a cabo para determinar la zona geogrfica de donde procedera la sangre japonesa que
da origen al apellido Japn de Coria del Ro. Desde entonces empezamos a poner en tela de juicio
el que, realmente, el apellido Japn coriano derivase de los miembros de la embajada Keicho que
quedaron alrededor de Sevilla. Empezamos a plantearnos, en cambio, otra hiptesis: si durante ms
de un ao Hasekura y su squito se hospedaron en Espartinas...no podra haberse quedado algn
japons a vivir en Espartinas o su entorno (familia Caballero de Cabrera-Sotelo)?
Pasadas unas dos semanas fuimos invitados a una conferencia en el Ateneo de Sevilla en
la que pareca iba a aclararse toda esta cuestin. Efectivamente el 28 de octubre D. Jos de
Contreras y Saro expuso dos lneas de investigacin que haba estado desarrollando hasta ese
momento. Por una parte expuso un estudio sobre el apellido Japn coriano (desligndolo
completamente de la embajada Keicho) y por otra parte sac a la luz -junto a otros documentos- un
expediente matrimonial correspondiente a uno de los japoneses que se quedaron en Sevilla: Juan
Agustn Japn. Este documento supona tambin una aportacin valiossima a la historia sevillana
de la embajada Keicho: aparecen tres nombres (hasta ahora desconocidos) de tres japoneses que
acompaaron a Hasekura, constando que uno de ellos haba contrado matrimonio en Sevilla en
junio de 1616.
A partir de ese momento acudimos al Archivo del Arzobispado de Sevilla y pudimos
examinar este expediente matrimonial y otro -tambin localizado por el equipo Memoria de
Keicho- correspondiente al matrimonio de un tal Juan de la Cruz Japn. La aparicin de estos
documentos ha hecho posible que demos respuesta a muchos interrogantes que quedaron abiertos en
nuestro primer trabajo confirmando, a su vez, algunas de las hiptesis que entonces expusimos.
Todo esto lo iremos viendo en las siguientes pginas.
A la vez, y como no poda ser de otra manera, ha aclarado el camino a futuras
investigaciones. Como, en nuestro caso, seguimos interesados de forma especfica en lo que pueda
ligar a la Embajada Keicho con el municipio de Espartinas, nos hemos ido centrando en las
relaciones con la familia Caballero de Cabrera en su ordinario trasiego Sevilla Capital-Mexina
(Espartinas), lo que nos ha hecho descubrir algunos documentos nuevos y desarrollar interesantes
hiptesis.
Expediente Matrimonial de Juan Agustn Japn y Ana de Barahona
Este expediente matrimonial se encuentra en el Archivo del Arzobispado de Sevilla y
consta de las declaraciones tanto de los contrayentes como de una serie de testigos. La informacin
se realiza en la parroquia de San Romn, correspondiente a la novia. Tiene fecha de 27 de junio de
1616 y, adems de la declaracin de Juan Agustn Japn, aparecen como testigos del novio otros dos
japoneses: Lucas Antonio y Juan Bautista.
Estudiando las tres declaraciones es importante destacar cmo los tres dicen haber
nacido en chungo, en Japn. Tambin es importante destacar las edades: Juan Agustn veinte
aos, Lucas Antonio dieciocho y Juan Bautista veintids. Si consideramos que salieron de Japn
tres aos antes hemos de concluir que seran de los ms jvenes de la Embajada (Lucas Antonio,
habra salido de Sendai con 15 aos).
Un dato fundamental es que los tres hablan de que salieron de Japn har unos tres
aos, acompaando al Embajador. Pero, a continuacin, sealan que llevan en Sevilla alrededor de
un ao. Estos comentarios nos estn confirmando una de las hiptesis principales de nuestro
anterior trabajo sobre la Embajada Keicho: all decamos que durante la estancia en la Corte la
expedicin de treinta y un japoneses se dividi en dos grupos: un grupo de veintids que continuara
hacia Roma y otro grupo de nueve que, hacia junio de 1615, regresara a Sevilla. Aqu tenemos la
confirmacin: estos tres japoneses formaban parte de ese grupo de nueve, por eso en junio de 1616
dicen llevar un ao en nuestra ciudad. Para mayor claridad, en su testimonio Juan Agustn habla de
que durante este ao ha estado en Sevilla sin hazer ausencia.
Es importante sealar que en su da escribimos que los japoneses vueltos a Sevilla desde
Madrid en 1615 corresponderan al grupo de los sirvientes ms nfimos. Esto era lgico porque en
la Corte del Papa querra presentarse Hasekura con lo ms florido y representativo de su compaa
y, puestos a aligerar el grupo para aliviar gastos, prescindi de los acompaantes de menor
importancia. Por eso se explica que los tres japoneses que aparecen en este documento fuesen tan
jvenes: no seran ms que mozos de servicio.
Respecto a esto ltimo hay que llamar la atencin sobre la declaracin de Lucas
Antonio, en la que dice ser de la Cmara del embaxador. Algunos han entendido que el trmino
Cmara dara a Lucas Antonio algn tipo de cargo dentro del grupo. Nosotros creemos que hay
razones evidentes como para negar esto ltimo.
Otro extremo a sealar es que los tres se encuentran residiendo en Sevilla capital. Esto
es lgico si consideramos (como veremos ms detenidamente en las conclusiones) que, mientras el
resto del grupo haca su viaje de ida y vuelta a Roma, los que se quedaron en Sevilla lo haran
amparados por D. Diego Caballero de Cabrera, hermano de Luis Sotelo, que desde la llegada de
Hasekura a Sevilla ejerci como protector y mentor de la Embajada.
de este segundo caso. Decimos esto ltimo porque no nos parece probable que un caballero tan
principal -como era Pedro Itami Somi- quedase en tierras peninsulares y no hiciese el viaje de
regreso hacia Japn acompaando a su Embajador. Creemos ms conveniente incluirlo en el grado
de sirviente que parece corresponder a ese pequeo grupo de japoneses que, vueltos desde Madrid
hacia junio de 1615, no llegaron a acompaar a Hasekura hasta Roma y que debieron de quedar
como servidumbre de D. Diego Caballero de Cabrera en sus casas sevillanas. No hemos podido
localizar documento matrimonial alguno de Pedro Japn ni en los archivos de la parroquia de S.
Lorenzo ni en los expedientes de informacin del Archivo del Arzobispado de Sevilla, por lo que
podra suponerse que permaneci soltero hasta su muerte.
ANEXO IV
La principal fuente de informacin con la que vamos a contar van a ser los inventarios
que anualmente se realizaban en el monasterio. Se trata de inventarios muy detallados en los que se
enumeran todo tipo de enseres de carcter litrgico o de la vida ms cotidiana: aparecen las
relaciones completas de obras de arte, ropas, vajillas, muebles, etc. incluso vienen a registrarse -en
algunos casos- el nmero y ttulos de los libros existentes en la casa.
Pues bien, adems de todo eso se detallaban las cantidades de alimentos que quedaban
disponibles en el monasterio a la hora de hacerse estos balances, lo que nos permitir conocer de
forma bastante clara cules eran los alimentos que se consuman de manera ordinaria.
Desgraciadamente se han perdido los inventarios de los aos que nos afectan de forma ms concreta
(1616 y 1617). El ms cercano que tenemos es el del ao 1647 (treinta aos despus de estar en
Loreto Hasekura) y a partir de ah se conservan actualizaciones anuales. En el libro inventario que
se encuentra catalogado como LO-7 conservamos concretamente los inventarios desde 1647 a 1655.
Como veremos, en cuestin de alimentos los inventarios suelen repetir los mismos tipos, ao tras
ao, dando a entender un rgimen de alimentacin que permaneca invariable. Por ello es fcil creer
que el rgimen, en tiempos de Hasekura fue muy similar. Para confirmar todo esto contamos con el
cdice el Padre Fray Baltasar de Cepeda -redactado en 1612, cuatro aos antes de la llegada de
Hasekura a Loreto- en el que hay referencias muy concretas a alimentos que coinciden con los que,
treinta aos despus, aparecen en los inventarios aludidos.
En los inventarios tambin se aluden a las diferentes dependencias. Nos fijaremos en los
epgrafes que ms nos interesarn como sern la cocina y refectorios, as como en la huerta, aspecto
ste muy importante a tener en cuenta, como veremos. Tambin aparecen en los inventarios las
diferentes reformas que se obraban en las dependencias del monasterio. En ms de una hallaremos
luz para los aspectos que estamos investigando.
Cdice del Padre Fray Baltasar de Cepeda
La dura tarea que implica el arreglo de los archivos vese con frecuencia galardonada
con afortunados hallazgos, que recompensan el ingrato trabajo que supone vivir entre papeles
viejos y llenos de polvo. Algo de eso nos ocurri en el Archivo Provincial de los Franciscanos de
Sevilla, donde, con no pequea suerte, han podido salvarse de la rapia y lamentable abandono
que acompa a la exclaustracin de 1835 valiosos documentos relacionados con la obra de los
hijos del santo asisiense en Extremadura y Andaluca, sobre todo en Sevilla.
Estas palabras, expresadas por Fr. Artruro lvarez, O.F.M., podramos repetirlas
nosotros mismos cuando, al buscar datos sobre la gastronoma y alimentacin en el monasterio de
Loreto -y conscientes de las prdidas que haba sufrido este archivo durante el periodo de la
exclaustracin del XIX- acudimos al Archivo Provincial de los Franciscanos (ubicado actualmente
en el mismo monasterio de Loreto) por ver si hallbamos informaciones y datos que, siendo de
otros conventos franciscanos prximos y con fechas parecidas, pudieran orientarnos sobre el
rgimen en la alimentacin del monasterio espartinero hacia 1614-1617.
Las palabras de Fr. Arturo tenan como origen el hallazgo de un interesante manuscrito
en el que se recogen toda una serie de documentos con informacin jurdica sobre la vida
ejemplar -con fama de santidad- de un venerable franciscano, el P. Baltasar de Cepeda, que fue
Guardin del monasterio de Loreto entre 1601 y 1608, ao en que muri.
Teniendo en cuenta las fechas en las que vivi all el P. Baltasar de Cepeda (entre 1601
y 1608, es decir, seis aos antes de la primera llegada de Hasekura a Espartinas) podramos
considerar estos datos como coetneos a las dos estancias de la embajada Keicho en dicho trmino
municipal. Por fortuna, como veremos, nuestras previsiones se hicieron realidad.
servidas que las de muchos prncipes y reyes. Pero no caigamos en generalizar la excepcin. Junto a
esos casos escandalosos, o casos ms generalizados de multitud de eclesisticos bien situados y
de vida cmoda, existieron legin de heroicos seguidores del Evangelio, mujeres y hombres de
vida penitente, para quienes el comer no era ms que el cumplimiento de una estricta necesidad y,
como tal, quedaba limitado a la ingestin de la cantidad imprescindible de protenas, grasas e
hidratos de carbono como para mantener una vida de dedicacin a los dems. Este es el caso del
monasterio de Loreto en aquellos aos de principios del XVII. Como veremos ms adelante -en la
narracin de algunos de los milagros reflejados en el cdice del Padre Cepeda- la comida se serva
perfectamente racionada y medida, sin un mnimo atisbo de superflua abundancia.
Tampoco habremos de olvidar que, en distintos momentos de su historia, la situacin
econmica de Espaa poda diferir como de la noche al da. Si nos limitamos a recorrer de forma
sucinta la historia de esa Espaa Imperial (a grosso modo entre los siglos XVI y XVIII)
podremos detectar ciclos de holgura y opulencia y otros de verdadera miseria y angustia. E, incluso
dentro de esos ciclos, aos puntuales en los que, por una epidemia o un perodo de pertinaz
sequa, podran producirse verdaderas hambrunas.
Por ltimo hay que considerar que, dentro de una misma orden y monasterio -y segn
los momentos- los religiosos que vivieran all podran ser ms observantes y virtuosos o ms
relajados y mundanos, lo que conllevara un uso de la cocina como puro medio de manutencin o
-en algunas ocasiones- como disimulado mbito para la compensacin y el capricho.
Cul sera nuestro caso?
Ya nos hemos referido a que todo este tipo de divagaciones tenan un fin muy concreto:
situarnos en las circunstancias que rodearon a la alimentacin de los japoneses acogidos en el
Loreto entre 1616 y 1617. Ahora es cuando nos toca aplicar algunas de las consideraciones
anteriormente esbozadas. Como, p. ej., el hecho de estar hablando de una orden mendicante (la
franciscana) que en aquel momento -en lneas generales- era ejemplar en la imitacin de la pobreza
evanglica. Ms an si nos referimos a la comunidad del monasterio de Loreto, que en 1895 se
haba convertido en el primer convento reformado para recuperar el estricto espritu y disciplina
franciscanas.
En concreto (como veremos en este trabajo) fue Loreto monasterio testigo de
verdaderos religiosos santos y de vida extremadamente penitente y austera, entre los que figurara
el ya citado Fray Baltasar de Cepeda, Guardin de Loreto entre 1601 y 1608, y que alcanz tal fama
de santidad que en 1612 ( cuatro aos antes de que llegase Hasekura) se tomaron por escrito los
testimonios de los vecinos de Espartinas, Umbrete y Villanueva beneficiarios de los milagros
atribuidos a Fray Baltasar.
Hay que hacer notar tambin la situacin de penuria econmica general que soportaba el
monasterio en aquellos aos; desde su fundacin (un siglo antes) no se haba efectuado ningn tipo
de reforma ni ampliacin, a pesar de que la comunidad no paraba de crecer. Y, de hecho, la
ampliacin de la iglesia (en 1607) fue a expensas del cardenal de Sevilla, D. Pedro Nio de
Guevara, pues la comunidad no tena medio alguno para tales obras, ni los tuvo hasta pasado ms de
un siglo (mediados del s. XVIII).
Para colmo, como veremos ms adelante, esos primeros aos del XVII fueron de mucha
hambre, especialmente el de 1605, en el que multitud de vecinos acudan a conseguir aunque fuese
un trozo de pan con el que poder subsistir. Esto nos lleva a una ltima consideracin: el papel
fundamental e insustituible de la Iglesia (y, en concreto, de los conventos religiosos) como
sustentadora de las legiones de indigentes que poblaban cualquier rincn de Espaa, de manera que
venan a ser los conventos muchas veces el lugar en el que muchas personas conseguan el mnimo
alimento con el que sustentar sus vidas. Por lo conmovedor que resulta, no nos resistimos a citar el
testimonio reflejado en el cdice del Padre Cepeda:
(.) en el dicho conuento dia mes y ao dixo efte testigo que conosio a el sobre dicho
P. epeda por muchos aos y muchos de ellos que viuieron juntos particularmente los ocho de ellos
siendo efte testigo su sbdito en el conuento de ntra. Seora de Lorete en el axarafe de Sevilla
trmino de Espartinas y siendo portero en el dicho conuento todo el tiempo que dicho tiene dize
efte testigo que conosio a el sobredicho P. fray Baltasar de Cepeda por muy grande religioso y
sieruo de ntro. Seor y muy obseruante de su profession y eftado y que era uno de los religiosos de
mayor charidad y que hasta agora ha conosido en la orden ni fuera de Ella (.) la gran prouision
que la Magestad de ntro. buen Padre Dios hizo en el ao de sinco de la mucha hambre en efte
conuento por intercession de su amigo y sieruo acudiendo a sus grandes desseos y charidad que
tenia para con los pobres y prximos procurando se acudiesse a todos y que nadie fuesse
desconsolado y assi dixo y encargo a el sobredicho testigo diziendole estas mismas palabras:
hermano o padre fray christoual mire que le encargo mucho tenga paciencia y que nadie de los
que a essa puerta llegaren vaian desconsolados, porque son grandes las necessidades, que Dios
lo ha de proveer. Y dize este testigo cmo lo es tan verdadero de lo que va diziendo por auer
passado todo por sus manos que eran tantos los pobres que venian a este conuento cada dia assi de
los comunes como otros que desamparando sus casas y tierras venan pidiendo por amor de Dios y
otros muchos honrados vergonantes de la tierra y comarca y muchos que cada dia venan diziendo
a este testigo: P. Frai Cristbal dadme de comer alguna cosa que muero de hambre a los
quales acuda el sobredicho testigo con gran charidad por la mucha con que le auia encargado el
siervo de ntro. Seor el P. Cepeda nadie fuesse sin consuelo aunque quedase l sin comer que hay
est mi racin, dalda, nadie vaia sin consuelo y dize este testigo que eran tantos los que cada dia
venan que desde la maana hasta la noche que no se pueden contar acudiendo a todo como si
tubieramos el monte de Potos ass de oro como de trigo y a la medida de como se acuda a las
necessidades de los necessitados y pobres ass su Magestad enuiaua y prouea milagrosamente sin
echarlo de ver por luego la gran prouision que Dios embiaua a sus amigos y sieruos en tiempo tan
trauajoso.
Todo lo anterior nos habr ido haciendo una ligera idea de cmo sera la alimentacin
del monasterio de Loreto hacia 1616: absolutamente sobria y austera, sujeta al mnimo gasto y la
dispensacin imprescindible de unos alimentos muy comunes y siempre racionados, tasados y
medidos, en el que sera impensable cualquier desperdicio o lujo. Todo esto lo podremos ir
corroborando en los testimonios (desgraciadamente no tan numerosos como hubiramos deseado,
pero s lo suficientemente ilustrativos) que se irn presentando a lo largo de este trabajo. Igualmente
se ver refrendado cuando estudiemos un poco ms adelante los libros de inventario que han
quedado ms cercanos a las fechas que estudiamos.
Permuta de alimentos
Hay que recordar que una gran parte de los alimentos consumidos en el monasterio de
Loreto provendran de donaciones de particulares que, a modo de limosna, ofreceran a la
comunidad franciscana. En este sentido es importante tener en cuenta la posibilidad de permutar
esos alimentos por otros que, segn las circunstancias, pudieran ser ms necesarios. Esto hace que
las posibles relaciones que pudieran encontrarse de alimentos donados al monasterio de Loreto no
obligara a suponer un rgimen alimenticio especfico. Incluso puede pensarse -y es lgico hacerlo,
segn las circunstancias que hemos ido recogiendo ms arriba- que, en el caso de recibir como
limosnas o donaciones algn tipo de alimento de cierta exquisitez, pudieran ser stos permutados
por una mayor cantidad de alimentos mucho ms bsicos, atendiendo ms a la cantidad (con la que
socorrer tanta hambre) que al capricho o lujo.
Ayunos y abstinencias
Tambin hay que considerar las largas temporadas de ayuno y abstinencia que afectaban
de forma directa al rgimen alimenticio de la comunidad religiosa y del pueblo cristiano en general.
El ayuno, entendido ordinariamente como el discurrir de una jornada a base de una
alimentacin mnima (los ayunos estrictamente rigurosos podran llegar incluso a suponer la no
ingestin de alimento alguno) quedaban sealados en el rgimen de vida de la comunidad.
La abstinencia (no comer carne) era prctica mucho ms extendida. Ordinariamente se
consideraban como das de abstinencia todos los viernes del ao. Pero las comunidades religiosas
hacan su prctica mucho ms extensa.
Existan dos refectorios o comedores: uno para la comunidad religiosa y otro donde
coman los seglares. Del refectorio para seglares (mucho ms pequeo y externo a la zona de
residencia conventual) tenemos noticia porque en el Inventario de 1647 se alude a las obras que se
hicieron en l. Si tenemos en cuenta la descripcin de estas obras de reforma podemos imaginarnos
cmo sera dicho refectorio 30 aos antes: tendra unos ocho metros cuadrados (seguramente unos 2
metros de ancho por cuatro de largo) y en l habra quiz una sola mesa. Seguramente dos
pequeos bancos corridos flanquearan la nica mesa.
Es importante sealar cmo dicho refectorio tena su propia vajilla: jarros y tazas,
vinajeras, y saleros y un candil de oja de lata nuevo.
No se habla de en qu lugar exactamente se localizara el refectorio. Pero curiosamente
se habla de esta obra de reforma inmediatamente despus de aludir a otras reformas hechas junto a
la Torre Mocha, lugar en el que tambin se hallaran otras pequeas construcciones y posibles
viviendas y que corresponde al gran patio exterior que contemplamos hoy.
Pensamos que Hasekura y sus acompaantes comeran en este pequeo refectorio,
destinado a seglares. Incluso puede ocurrir que ordinariamente comiesen en su propio lugar de
habitacin y cobijo. Tambin sera posible que, en alguna ocasin especial -una festividad, una
visita de algn personaje especial- y, debido a su cargo honorfico de embajador, fuese invitado a
comer al refectorio de los frailes. Por ello nos ha parecido interesante aludir a los conocimientos
que tenemos sobre aquel refectorio conventual que debi conocer Hasekura.
Siguiendo el Inventario de 1647 podemos tener una idea bastante detallada de su
contenido. Como era habitual las mesas se dispondran en los laterales de una gran sala alargada,
haciendo cabeza una mesa transversal, en la que sola sentarse el Prior (en nuestro caso, el Padre
Guardin). En el inventario de 1647 hay una referencia expresa a esta mesa, cuando habla del
cuadro grande que est en la messa atraviesa. Es tambin curioso sealar cmo el pan se
guardaba en el propio refectorio: Vn arcn para el pan y dos arcas para la ropa.
Repasemos la relacin que se cita en el inventario:
REFECTORIO
Duzientas y treinta servilletas. Las quarenta y una son nuevas para cumplir el nmero del
inventario y mas quedan diez aumentadas que todas hazen las duzientas y treinta.
Diez pares de alforjas que todas se an hecho nuevas.
Seis toallas nuevas.
Dos frascos de cobre y un embudo de lo mesmo, que todo se a hecho nuevo.
Vn perol de cobre para cozer los osseros
Jarros, tasas, saleros, vinageras y osseros lo necesario.
Vn candil de azfar y otro de oja de lata. Con pie de madera.
Vn candil ordinario para leer a la mesa
Vn quadro grande que esta en la messa de atraviesa.
Vn Christo Crusificado que esta en el de profundis en un doel de tafetn y velo de toca.
Nueve botas o pipas que todas se an renovado y una de ellas es aumentada.
Vna tinaja grande de sesenta arrobas para echar vinagre.
Otras seis grandes y pequeas para azituna.
Vn arcn para el pan y dos arcas para la ropa.
Onze costales.
Tres pellejos para vino.
Los inventarios no nos dan noticia de cmo era exactamente la cocina del monasterio, ni
en qu lugar concreto se hallaba situada. En aos muy posteriores se habla de reformas, incluso de
algunas reparaciones en la chimenea, que en ms de una ocasin sali ardiendo. Pero en el
inventario del 1647 hallamos una relacin completa de los enseres que se encontraban en la cocina,
lo que nos da una idea de la actividad de la misma:
COZINA
Vna caldera grande para Calentar agua.
Dos calderos grandes con sus tapaderas.
Tres bacias grandes de cobre con dos tapaderas
Vn almirez con su mano
Dos cazos uno grande y otro mediano
Dos sartenes. Uno grande y otro pequeo
Mas otra pequea aumentada.
Una olla de cobre para sacar agua.
Segn las fuentes a las que aludimos al principio, podemos hacernos una idea de los
alimentos fundamentales que se consumieron a principios del s. XVII en el monasterio de Loreto, e
incluso, de cmo pudieron ser preparados. Pero antes de pasar directamente al tema hay que aludir a
una serie de circunstancias que nos ayudarn a valorar mejor toda esta informacin.
Las cantidades se miden segn los criterios de la poca: arrobas, quintales, etc. tema que
puede dar lugar ahora a algo de discusin, ya que existen diversos criterios para trasladar las
equivalencias a los sistemas de medidas actuales. Nosotros nos limitaremos a sugerir los criterios
expresados por Covarrubias (como autor coetneo a los hechos) y otros autores (stos ya actuales).
Segn estos criterios:
1.- La libra supondran 460 grs.
2.- La arroba seran 25 libras, lo que supondran 11,5 kgrs.
3.- El quintal seran cien libras, es decir 46 kgrs.
4.- La fanega seran aprox. 40 kgrs.
Querramos tambin considerar la poblacin estimada en el monasterio, dato bsico
para valorar las cantidades de alimentos. Sabemos, como dato ms cercano, que a finales del siglo
XVI el monasterio albergaba 36 religiosos sacerdotes, 20 estudiantes y 10 legos. Esta poblacin se
mantendra (ms que menos) hacia las fechas que estamos trabajando (1616-1617) lo que nos hace
pensar que durante la estancia de Hasekura y su squito se encontraran poblando el monasterio
unos 70 religiosos, independientemente de las personas seglares que viviran en construcciones
adosadas al monasterio y que se dedicaran a labores agropecuarias y de mantenimiento; junto a
estas familias, en alguna dependencia, viviran Hasekura y sus acompaantes.
Pescados
En los inventarios examinados aparecen nicamente dos tipos de pescados. El que
siempre aparece es el bacalao. Es evidente que su consumo era constante y en gran cantidad.
Reciba tambin el nombre de Abadejo y, aunque no tenemos certeza de su procedencia, hemos de
presumir que provendra de las costas de Cdiz o Huelva, y que vendra ya en salazn. Era
considerado un pescado muy comn entre la gente humilde, lejos de otros peces que eran comunes
en el cercano Guadalquivir pero que destacaban por sus extraordinarias dotes culinarias. Por el
cdice del Padre Cepeda sabemos que el pescado se compraba para todo el ao, lo que supona
muchos quintales de pescado. As, p.ej., en el inventario de 1647 se habla de sinco quintales de
vacalao, y medio que se va gastando, en el de 1650 de quatro quintales de bacalao, y medio que
se va gastando, en el de 1652 de un quintal de bacallao y en el de 1653 de tres quintales de
bacallao por lo ms o menos.
Adems del bacalao o abadejo (que aparece en todos los inventarios examinados (entre
1647 y 1655) hemos encontrado en dos ocasiones otro tipo de pescado: el Zollo. En concreto en el
inventario de 1647 se habla de que quedan cincuenta Zollos mientras que en el inventario de 1652
se habla de siento y treinta zollos.
Cuando en el cdice del Padre Cepeda se alude a que en 1608 se compra pescado seco
para todo el ao hemos de pensar que se compraba el abadejo o bacalao.
Legumbres
De forma reiterativa, ao tras ao, aparecen en los inventarios las cantidades de
garbanzos, habas y lentejas. Slo a modo de ejemplo traemos las cantidades reflejadas en los
inventarios de 1647: tres fanegas de garvanzos, otras tres de habas y tres quartillas de lantejas y
de 1652: seis fanegas de habas ms fanega y media de garbanzos (...) y media fanega de
lantexas. Se han de considerar estas legumbres como puntal bsico en la alimentacin del
monasterio en aquellos momentos.
Otros productos de huerta
Que el monasterio de Loreto tena su propia huerta no es algo que demos por supuesto
por las costumbres de la poca sino que podemos claramente certificar porque en los inventarios a
los que estamos aludiendo se especifican los aperos y herramientas que se contabilizaban para
trabajar dicho huerto. As ocurre en el inventario de 1647:
GUERTA
Quatro azadas. Las tres sirben y la otra es vieja
Ms un Rastro de hierro.
Quatro amocafres
Dos picos para sacar nabos.
Una asierra
Una azuela
Unas tenazas grandes
Vn escoplo y una barrena
Mas un Calabozo
Por el nmero de enseres se ha de considerar que el huerto tampoco sera demasiado
grande, pero la riqueza de la tierra y el cuidado de los frailes hortelanos haran que sus frutos fuesen
abundantes. No sabemos hasta qu punto los garbanzos, habas y lentejas a los que hemos aludido
ms arriba eran fruto de la huerta propia, de compras en el mercado o de donaciones y limosnas en
especie. Seguramente hubiera un poco de todo. S parece ms propio que fuesen enteramente de la
huerta del monasterio el quintal de ajos y otra espuerta que se va gastando y la media fanega de
culantros, ajos, cebollas y pimientos suficientes para todo el ao que se citan en el inventario de
1647. El hecho de que en dicho inventario se aluda a dos picos para sacar nabos ya nos habla de
que este tubrculo tambin se hallara en el huerto.
Pasas
En el cdice del Padre Cepeda se alude a que, ya desde un principio, era excepcional su
austeridad en la comida:
Dijo ms este testigo que fue el sobredicho Cepeda el ms austero y riguroso en
disciplinas y ayunos para con su cuerpo que ha conocido dicho en todo su tiempo, de tal manera
que jura y jurar mil veces sobre los Venerados evangelios que en tres ao que vivieron en S.
Francisco de Osuna estudiando la theologa comieron juntos en el refectorio y que no comi por
todos tres aos tres libras de carne, porque aunque resciba la comida y platos que los dems, no
saba mas que menealla y hazer que coma de todo, no siendo ms su comida muy de ordinario sino
pan, algunos garuanos tostados, bellotas o passas con que disimulaba su grande abstinencia con
la mayor discreccin que dezir se puede ().
Otros testigos coinciden en el hecho de que Fr. Baltasar se alimentaba de algunas
passillas, garuanzos o bellotas aunque, como hecho providencial, este permanente ayuno no le
reportaba un aspecto demacrado, pues mostraba el rostro de un ngel como si comiera pavos.
Estos testimonios, correspondientes a los inicios de su vida religiosa, se confirman hasta
sus ltimos das. De hecho, ya en el Loreto el P. Fr. Cristbal Navajas declara cmo este siervo de
Ntro. Seor. coma lo menos, pero dando a entender coma de todo, dissimulando con la
conmunidad, comiendo y haziendo tiempo en unas passillas y otras cosas semejantes, regalando a
los dems religiosos con muy grande abundancia segn nuestro estado y pobreza.
Basta con acudir a los inventarios para comprobar que el consumo de pasas era
constante. Normalmente se habla de pasas largas de las que en 1647 quedan dos quintales, en
el de 1650 cinco arrobas de passas largas y buenas, en 1652 una arroba y en 1653 quintal y
medio, aunque en este ltimo ao hay que aadir dos arrobas de pasas de sol.
Aceitunas
Se consuman como algo habitual en el monasterio al ser producto propio de la zona y
estar al alcance de cualquier persona. Independientemente del consumo de aceite o de la aceituna
que se guardase para elaborar el mismo (de lo que ya hablaremos) se guardaba aceituna de mesa
para irla consumiendo a lo largo del ao. Segn los inventarios, los dos tipos principales eran la
gordal y la manzanilla. En todos los inventarios aparecen las aceitunas, aunque slo citaremos
algunos ejemplos. As en el inventario de 1647 se habla de una tinaja de loza de quarenta arrobas
de azitunas manzanillas, que se va gastando, ms otra mediana de azitunas gordales. En el
inventario de 1650 se cita: aceitunas mananillas deste ao quedan dos tinajas grandes, ms de
aceitunas gordales otras tres tinajas medianas a las que se aaden aceitunas partidas otra tinaja
grande casi llena que queda en la gerta, ms otra tinaja grande ms de media de aceitunas
mananillas de ahora dos aos.
Hubo de guardarse aceituna en gran cantidad pues en el inventario de 1647, al hablarse
de las reformas del monasterio, se seala: (...) hzose una puerta nueva en su bastidor para la
oficina adonde estn las azitunas con su llave de loba (...).
Carnes
Tenemos suficientes datos como para considerar que, dentro de los condicionamientos
de tiempos de ayunos y abstinencia, as como del rgimen general de pobreza, se consuma la
suficiente carne como para que se considerase un elemento fundamental en la alimentacin del
monasterio. Decimos esto apoyndonos, como hasta ahora, en las dos fuentes fundamentales que
estn sirviendo para esta investigacin.
En los inventarios nunca faltan alusiones a las carnes, de las que principalmente se
consuma el carnero. Junto al monasterio, en un rgimen entre corral y pastoreo, pareca mantenerse
siempre una manada de carneros. As en el inventario de 1647 se habla de que quedan diez y seis
carneros ms tres Marranos en pie de a cincuenta libras. Ms llamativo es el inventario de 1652
en el que se habla de siento y sesenta y sinco carneros aexos de dos aos ms tres marranos en
pie, uno de ms de un ao, y los dos de un ao. Se ve, evidentemente, que el consumo de carne se
al dicho Padre Cepeda por tiempo de nueue aos continuos poco ms o menos siendo su sbdito
todo el dicho tiempo y siendo Prelado el sobredicho padre Cepeda en el conuento de ntra. Seora
de Lorete (..) y trat ms que otro de sus sbditos por ser official de cosina lo ms de efte tiempo
y lo dems limosnero (.) Efte testigo por muchas vezes y por muchas occasiones siendo cosinero
como dicho tiene en el sobredicho conuento y en particular en algunas fiestas y dias principales en
las quales de ordinario suelen venir muchas gentes y personas a quien tenemos muy grandes
obligaciones como son hermanos de la misma horden y otras principales personas a celebrar las
dichas fieftas y a oir sermn, adonde por estar el sobredicho conuento fuera de poblado y distante
de los pueblos a legua y a media legua y los mas sercanos a mas de quarto de legua, por cuya
causa y razn algunas vezes se suelen quedar muchas de las dichas personas o irse ya muy tarde
quando suelen acabar los dichos officios, particularmente en el verano en tiempo de riguroso sol; y
en los dichos das o en los ms de ellos, no echando ms carne de la que era necessaria para la
communidad de los Religiosos, sobreviniendo mucha de la gente que tiene dicha que slo en
saberlo el dicho testigo se afliga en gran manera por no auer qu poderles dar, y sabiendo el
sobredicho Padre Cepeda del portero la gente que aua de obligacin, se yua a la cosina dezia al
sobredicho teftigo: no teneis qu darles a efta gente? Y Respondindole que no tenia para
poderles dar nada que fuesse de consideracion, deza el sobredicho Padre Cepeda: ten
confiana y ensancha esse corazn y l propio, con sus propias manos, se llegaua a la baca y
caldero y comenaua a echar escudillas de caldo. Y parescia visiblemente la multiplicaua ntro.
Seor y juntamente la carne de tal manera que a tantas escudillas tantas raciones de carne pues
daua a todos de comer y sobraua carne para otro dia, lo qual tuvo etfe teftigo y lo public por muy
grande milagro lo qual no fue una sino muchas vezes las que su magestad quiso honrar a su amigo
y sieruo sacandole de efte trauajo, supliendo semejantes faltas.
Otra consideracin es que, al tratarse de fiestas y das principales se contaba con dos
platos, y no uno (como sealamos en el primer milagro referido). De hecho se especifica el que se
servan escudillas de caldo y raciones de carne. Por ello, adems de citar la bacia (para las
raciones de carne) habla del caldero, para contener el caldo.
Quesos
Es constante en las relaciones de los inventarios la aparicin de quesos. Por ejemplo, en
el inventario de 1647 se habla de quarenta quesos de ovejas y onze de cabras y en el de 1652 se
dice que quedan ochenta quesos de ovejas y cabras.
Repostera?
No aparecen referencias a productos de repostera, ni a ningn tipo de alimento que se
aparte de lo ms bsico, como es lgico que ocurra en un monasterio de vida extremadamente
austera, como era el caso de Loreto. Tampoco negaremos que en das de fiestas, excepcionalmente,
pudiesen permitirse algn tipo de lujo culinario; pero el hecho es que no hemos logrado referencia
alguna al respecto. Si acaso, podran citarse nicamente los vizcochitos mencionados en uno de
los milagros del Padre Cepeda, en el caso de que dichos vizcochitos no se refieran a sencillos
panes cocidos dos veces, por la necesidad que tiene de ir enjuto, para que no se corrompa ()
sino a otros bizcochos regalados que hacen del polvo de la harina, de azcar y de huevos.
A modo de resumen
Como pescados se consuma fundamentalmente el bacalao o abadejo, y en menor
medida los zollos
La carne principal era la de carnero. Se consumira algo de cerdo, principalmente tocino
para los enfermos. Espordicamente carne de gallina, conejos, etc.
La alimentacin bsica se centraba en el tro garbanzos-habas-lentejas.
De la propia huerta se extraeran los ajos y nabos a los que hemos aludido ms arriba;
tambin otros productos (cebollas, berengenas, zanahorias...) aunque en cantidades de menor porte.
Las aceitunas y los quesos se mantendran como complementos permanentes, al igual
que las pasas, que tendran especial relevancia para los enfermos.
Omnipresencia de aceite y vino, con la aparicin frecuente del arrope. Aunque casi no
se hable de ellos, hay que dar por seguro el continuo consumo de huevos y leche.
Hasta ahora hemos hablado del tipo y cantidades de alimentos que se frecuentaban en el
monasterio. El cmo se cocinaran estos alimentos -es decir, bajo qu recetas- es otra cuestin.
Segn como queramos entendarla puede ser una cuestin insalvable o de fcil respuesta. Decimos
esto porque no ha sido posible hallar libro recetario del monasterio, a lo que habra que aadir que,
el cambio frecuente en el oficio de cocinero (unos con mayor o menor experiencia y, todos, con
diferentes gustos) hacen imposible saber con exactitud qu platos se habran servido en Loreto entre
1616 y 1617. Pero si nos atenemos a lo bsico de los alimentos, a la sobriedad y pobreza del espritu
franciscano y a los comunes recetarios de la poca, se pueden llegar a definir una serie de platos
que casi con total seguridad fueron los servidos en el monasterio de Loreto durante la estancia de
Hasekura y su squito.
Hay una circunstancia que, sin que nos conste que estuviese prescrita, s parece
manifestarse en algunos textos de temas culinarios conventuales. Nos referimos a la tendencia,
aficin o forma de interpretar la cocina segn algunas rdenes religiosas. Es muy ilustratrivo el
comentario que el franciscano Juan de Altamiras, en referencia a la efcudilla de farro, hace en la
pgina 48 de su libro cuando comenta: Efta es una efcudilla, que en la orden de nueftro
Padre San Francifco fe practica poco, y lo mifjmo digo de otras cofas; pero no fe
pueden dexar de poner para otras Comunidades: folo fe me ha ofrecido una vez (...) texto que
evidencia a las claras cmo, segn las rdenes religiosas, se estilaban ms unos platos que otros.
Por ello no es de extraar que existiesen prontuarios gastronmicos propios para cada comunidad o,
incluso, orden religiosa. Es por ello que para este trabajo nos hemos centrado en la obra de un
cocinero franciscano, como fue Altamiras, lo que no quita que muchas de las recetas que expone en
su texto fuesen de uso comn para el resto de religiosos y pueblo seglar.
Por otra parte, aunque el espritu de pobreza y sobriedad propio de la orden franciscana
obligaba a que la manutencin ordinaria se basase en platos muy corrientes, sin ningn tipo de lujo
ni extravagancia, acudiendo a los alimentos ms ordinarios que, en la mayora de los casos, podran
obtenerse de la propia huerta conventual, no es de extraar que en ocasiones de fiestas especiales o
de alguna visita principal este rgimen alimenticio habitual se alterara para servir algunos platos un
poco ms especiales.
Obligatoriamente habra que acudir al mercado cuando se tratase de alimentos muy
especficos (como el pescado seco o salado) o cuando se exigiesen grandes cantidades
(recordemos los dos o tres quintales de passas). Pero tambin sera necesario acudir a los lugares
de abasto si, por alguna circunstancia habitual, fuese necesario agasajar a algn comensal fuera de
lo ordinario. Pensamos, p. ej., en la presencia del Cardenal Don Pedro Nio de Guevara, cuando
asisti a Loreto a bendecir la nueva iglesia, costeada por el propio prelado, cuya finalizacin se
produjo en 1607, siendo guardin nuestro querido fray Baltasar de Cepeda. Se entiende que, en
ocasiones como stas, sin desmerecer de la austeridad propia de los hijos de San Francisco, algn
tipo de plato un poco ms especial fuese servido sobre los blancos manteles del refectorio.
Segn todo lo dicho anteriormente y siguiendo el manual de cocina que nos parece ms
cercano -por tratarse de un franciscano quien lo redacta, aunque las fechas sean ms tardaspasaramos a transcribir una serie de recetas con las que seguramente se prepararon los alimentos
que se consuman ordinariamente en el monasterio de Loreto entre 1616 y 1617.
Pescados
Habamos hablado de la preponderancia absoluta del bacalao o abadejo. Seleccionamos
las que creemos principales formas de prepararlo, segn Altamiras:
Abadejo. Siendo mi intento inftruirte en todas las cofas, que firven al mantenimiento humano, me
ha parecido comenzar en Abadejo, aunque notes al principio de poca fubtancia. Para componer,
pues guftofo el Abadejo, ufars de efte artificio: Cortadas todas las raciones, las pondrs bien
lavadas en una vafija efpaciofa, hafta que con ellas cubras la primera fuperficie, fobre las quales
echars ajos cafcados, pan rallado, con abundancia de peregil; fobre las que de nuevo eches en
dicha vafija, hars la mifma diligencia, y defpues de acomodadas todas la raciones echars aceyte
crudo, un poco de fal, y agua, que las cubra, y affi pondrs el Abadejo a fuego lento, bien tapado,
hafta que quede enjuto, y de efte modo lo fervirs con poco caldo.
Abadejo ordinario. Defpues de cocidas las raciones, las pondrs en una tabla efcurrir, las
paffars por aceyte, las irs poniendo en la vafija, echars peregil; agua fazonada, hafta que fe
baen, freirs cebolla, y quando eftuvire frita, echars un puado de harina con la mifma cebolla,
todas efpecies, y un poco de agrio y todo efto fobre el Abadejo, que d un par de hervores:
fazonandolo de fal; fiempre que hablare de agrio, fe entiende de lima o naranja, en cuya falta
fervir el vinagre, o agrs; y en cofa que lleve quefo, o leche, ningn agrio es bueno.
Abadejo en otra forma. Cogers las raciones, defpues de bien lavadas las enjugars, las pondrs
en una vafija efpaciofa, tendrs una ollita de agua fazonada, luego echars ajos machacados,
peregil, y efpecies, y antes de ponerla al fuego menears la vafija, hafta que fe introduzca el recado
abaxo, y efto mefmo fervir para Befugos, con la advertencia, que todo el recado fe ha de poner en
una olla cocer, menos el aceyte, que ha de fer frito y defpues con dicho recado, en un hervor eftn
cocido; y podrs echar un poco de agrio de limn.
En cuanto a los sollos (que tambin aparecan en los inventarios) ya dijimos que,
seguramente, no sera el sollo exquisitodel Guadiana que describa Covarrubias -al que aludimos
en pginas anteriores, al hablar del pescado- sino alguna especie muy parecida pero mucho ms
comn (procedente casi con toda seguridad del Guadalquivir). Segn todo esto podemos presentar
las siguientes recetas:
Para componer guftofamente el Sollo, le cortars la cabeza; que no es afrenta, y
fazonars un cocimiento de agua, fal, vino, y vinagre; ponle buena manteca de bacas frefca, y
echale de todas efpecies, y cantidad de yervas, peregil, un poco de hinojo, y oregano, y con todo
efto lo cocers, y majars unas rebanadas de pan toftado; y de efte modo an defpus de tan
mortificado, te dar el pobre Sollo un buen plato.
En el comentario de que defpues de tan mortificado, te dar el pobre Sollo un buen
plato vemos confirmadas nuestras reflexiones sobre la falta de exquisitez de estos sollos.
Carnes
Ya vimos que el principal consumo de carne se vinculaba al carnero. Las posibilidades
de platos son mltiples, ms an teniendo en cuenta que existan (como es lgico) diferentes
recetas segn la pieza del carnero que se cocinase (cabeza, costillas, etc.) Por ello -y ms bien a
modo simblico- elegiremos dos recetas sencillas.
Otro eftofado. Emperdigars las raciones cortadas en las parrillas; como fe vayan emperdigando,
o toftando, las pondrs en la olla, cortars tocino menudo a modo de dados, lo freirs, y quando fe
ponga blanco, echale cebolla menuda, dexale freir bien, luego lo echars en el guifado, con todas
efpecies, y un puado de peregil, majado, unos granos de ajos majados; pondrs la olla a fuego
manfo, con un poco de vino blanco, y si no tinto, cubre la olla con un pliego de papel, fobre el que
pondrs un pucherito de agua, y cercala con maffeta, no fe exhale; quando te pareciere eftar
cocida deftapala, fazonala, y echa un poco de agrio.
Gigote comn. Tomars de la carne magra, la affars bien en las parrillas, la picars con unas
cebollas, y unos granos de ajos y un puado de peregil, la pondrs a fuego manfo, que fe vaya
recongando con pimienta, y fal, la irs aadiendo poco a poco con agua caliente del puchero, que
tendrs fobre la boca de la olla; y quando eftuviere cocida, lo pondrs de efte modo: tomars un
puado de piones remojados, los machacars con unos huevos duros, y echalo en el gigote,
fazonandolo todo de efpecies, y unas pocas tapars remojadas antes, y efto fiempre que de ellas
ufares en guifados: lo fervirs con muy poco caldo; y fi tuvieres huefped, toma una magra de carne,
affala, picala con un pedacito de tocino gordo, echala en la fartn puefta al fuego, rebolviendola
aprefuradamente, y quando te parezca eftar bien frita, fazonala de fal, y todas efpecies, y un
poquito de caldo, una miaja de aguardiente; lo fervirs, y efto lo puedes hacer en media hora, no
hallars otro modo ms prompto para un principio de carnero; en ocafion de huefpedes repentinos
es menefter difcurrir, ya que no fe pueden echar.
Garbanzos-Habas-Lentejas
De estas tres principalsimas legumbres escogeramos las recetas ms sencillas que nos
presenta Altamiras (a excepcin de las lentejas, para las que seguiremos otra receta):
Garvanzos comunes. Si tuvieres cocimiento de acelgas, o efpinaca, con el remojars los
Garvanzos, o si no con el cocimiento de Abadejo; defpues de remojados, lavados y efcaldados,
cuecelos con un poco de aceyte crudo: defpues de cocidos los pondrs cebolla frita, con todas
efpecies, machacadas con unos granos de ajos, fazonales de fal, y puedes efperarlos, poniendo la
fexta parte de arroz: fi fuere mefa de cumplimiento echars una falfa de avellanas, y huevos; mas
para los pobres baftar machacar un cucharn de garvanzos con yemas, y las claras podras
aprovechar en huevos en tortilla; con un huevo; y dos claras hars una tortilla sin fraude; porque
puedes dar con gente tan bizarra; que te pidan cuenta de un huevo, y hablo por experiencia. Si
quieres componer los Garvanzos con las cabezas duras del Abadejo, cociendolas con los mifmos
Garvanzos, y unas cabezas de ajos fon de buen gufto; pero en efto acomodate a las cabezas; fi la
tienes buena bien la habrs menefter; y fino ya te avifarn de quando en quando y la experiencia
efpero te faque perito, fin que te cojan entre puertas; fi vienen huefpedes fin efperarlos,
machacars yervas, y con ellas crecers la efcudilla; cuydado con la conciencia.
Abas secas. Las Abas limpias, y quitadas los gufanos, fe efcaldan antes de echarlas en la olla: las
cocers, y quitars la efpuma, porque fiempre quedan gufanillos, y quando fe hayan cocido
machacars unos ajos, fi hiciere frio: fi los que han de comerlas no guftan ajos ni efpecies, te
acomodars a fu gufto, porque bien fe pueden componer fin ellos: machacars pues los ajos,
pimienta, azafrn, y unos boretes de yerva buena, y lo defatars todo con un poco de agua caliente:
a quatro puados de Abas echars uno de arroz limpio, fazonalas de fal, y ponlas el arroz
correfpondiente; rebuelvelas; y ponlas a fudar fuera del fuego, y de quando en quando las
mifma vafija con la mifma paleta, por mas limpieza; y fi las quieres cocer, tambin puedes,
poniendolas, como queda dicho; pero no fon tan buenas.
Judas verdes. Limpias que fean las Judas, las pondrs a cocer con agua, y fal, y quando
eftuvieren cocidas las fazonars; tendrs cebolla cortada, y frita, la echars fobre las Judas, con
un poco de fal, y un polvo de pimienta, y dales dos, o tres bueltas, para que perciba del recado.
Potage de judas fecas. Las Judias ya limpias lavars, y pondras a cocer, teniendo cuydado de
cuezan pronto; quitales efte agua, ponlas otra de nuevo, y quando eftuvieren cocidas las
compondrs, echndoles cebolla frita, unos granos de ajos machacados , con pimienta, azafrn,
yerba buena y fi quieres efpesarlas echa un puado de pan rallado, y un poco de quefo: tambin
fon buenas con un poco de arroz.
Cebolla reogada. Limpias las cebollas, cortars en quatro cachos, las emperdigars en la fartn
con fal: quando eftuvieren medio fritas, las echars en la olla, donde fe acabarn de reogar, con un
poco de pimienta, y antes de fervir efta cebolla le echars un puado de pan rallado, y la
rebolvers bien; y fi fuere mucha la cantidad de Cebolla, echars pan rallado a proporcion; es el
mejor modo de componerla para colacin; y fi aun de efte modo no puedes hacer morder cebolla,
no s como facilitar la muerdan.
Aceitunas
Adobo de aceytunas. Cogers las Aceyunas del Arbol, quando veas alguna morada, que es indicio
tienen el grueffo, que pueden tener, dars quatro, o cinco cuchilladas a cada una, ponlas en agua
dulce, mudndola de dos a dos das, hafta que todas fe undan en el agua: difpondrs un adobo de
agua, y fal, y quando hayan tomado del agua, y fal, toma una vafija de medio cantaro, llenala de
Aceytunas poniendo ruedas de limon, hojas de laurel, y olivo, e hinojo; llenala de la mifma agua de
las Aceytunas, y ponle un poco de canela, y clavillo, y la mitad de pimienta, un poco de azafran,
todo deshecho con el mifmo adobo. Nota, que el adobo de las efpecies no dura mucho tiempo,
porque fe pone agrio con los limones, por effo han de componer pocas de una vez, y acabadas
aquellas, compondras otras del modo dicho, para efto puedes tenerlas todo el ao en agua, y fal,
irs facando, y componiendo: Advierte, que las aceytunas, defpues del dia, que las pones en agua,
han de eftar cubiertas, porque de lo contrario fe pierden.
Otras Aceytunas mas faciles compondras affi: Recien cogidas, efcogeras las ms
grueffas para enteras, como no eften daadas, las pondrs, fi puedes, en vidrio con agua, y fal, en
piedra, con abundancia, que queden bien fabrofas: de efte modo, fin tocarlas, fe confervarn todo
el ao; las menudas, y tacadas partirs; fi fe han de gaftar luego, cocers el adobo con hinojo,
tomillo, hojas de laurel, cafcos de naranja, cabezas de ajos machacados, que fepan bien a fal; efte
adobo frio echars fobre las Aceytunas; pero no las podrs confervar fino un mes, poco ms, o
menos. Si quieres confervarlas mas tiempo, pondrs las Aceytunas con agua, y fal, un puado del
hinojo, dos matas de tomillo, cafcos de naranja, y affi fe confervarn dos, y tres mefes. Antes de
echar el adobo a las partidas, las mudars de agua nueve das, para que pierdan la actividad, y
fortaleza del verdor.
La comida para los enfermos
Si a las dignidades se las agasajaba de vez en cuando al presentarse alguna ocasin
concreta, la necesidad de mimar a los enfermos era algo mucho ms habitual, debido a la fragilidad
de la naturaleza humana. El monasterio de Loreto contaba con su enfermera y enfermero, adems
de una reconocida botica. Estas circunstancias se daban en la inmensa mayora de los conventos,
dado que, entre unas poblaciones tan numerosas como las que albergaban los conventos de la poca,
no era extrao el que ordinariamente varios religiosos necesitasen de tratamientos mdicos o, al
menos, de un reposo y alimentacin especial. Todo ello conllevaba a la existencia de una serie de
platos especficamente concebidos para la recuperacin de los ms dbiles o enfermizos. No
olvidemos que, con mayor o menor fundamento, Hasekura se instal en el monasterio de Loreto en
junio de 1616 aquejado de un proceso febril a resultas, seguramente, de la recada de unas fiebres
contradas a su vuelta de Roma. No sera de extraar que en los primeros das de su estancia en
Loreto, en una situacin econmica an no muy desesperada, Sotelo velase para que el Embajador
pudiera seguir un rgimen alimenticio especialmente nutritivo y adecuado a sus males.
En este sentido no es de extraar el consumo de las passas por parte de Hasekura, ya
que este tipo de frutos se reservaban en gran cantidad para la enfermera. Pero aqu cabra tambin
hablar de otra serie de platos que se estilaban en los conventos franciscanos de cara a la
recuperacin de los enfermos. Trataremos, en concreto, de tres de ellos.
Substancia para enfermos. Aunque fea poco lo que el enfermo tome, es menefter fea fubftanciofo.
Para una efcudilla tomars un quarto de Gallina buena, con una docena de garbanzos, y una punta
de brazuelo de carnero, y quando eftuviere cocido tomars el quarto de Ave, lo majars en el
Almires, tendr un pedacito de pan remojado en el mifmo caldo lo majars con la carne, defatalo
con el caldo de la Gallina, de manera que queden en una efcudilla; lo colars por un pao limpio ,
echalo en un pucherito, ponlo al fuego, quanto fe caliente; lo fazonars con fal, y un poco de
azafran y fe puede dar al enfermo, rebolviendolo con una cucharita, porque fuele affentar parte de
la carne en la efcudilla, aunque fe haya colado; por efto, y porque los caldos, y fubftancia han de
fer muy frefca, principalmente en Verano, en que fi fe guardan mucho rato fe corrompen, lo que fe
havia de cocer una vez, lo pondrs en dos, y fi quieres defatar alguna yema de huevo frefco, lo
hars primero en agua, para que eft medio cocida, antes de echarla en el caldo, batiendola en
otra efcudilla.
Huevos mexidos. Para hacer un par de Huevos echars una onza de azcar en una cazuela y
bulto de agua, como un par de huevos; quando eft bien caliente el agua con el azuca, echa los
huevos bien batidos, o deshechos, y con hierro difpuefto a efte fin los rebolvers, hafta que fe
quaxen: affi fuelen darfe a los enfermos .
Bizcochos secos. No podemos decir que se trate propiamente de una comida para enfermos, pero
al tener cierto carcter de golosina podra interpretarse como un detalle amable para con los que
estn sufriendo. Hay que tener en cuenta que en el milagro en el que el fr. Baltasar hace comer a una
enferma incapaz de digerir nada, lo que llega a ofrecerle son unos vizcochictos que llevaba
guardados bajo la manga. An considerando que el prodigio se producira por la virtud del santo
personaje, es de pensar que los susodichos viscochitos deberan ser, en principio, algo golosos, y
que quiz por eso fueron elegidos por el venerable fraile. A falta de noticias en el Altamiras para
alguna receta de este tipo de bizcocho, hemos decidido elegir uno de los ms corrientes descritos
por Martnez Montio.
Las comidas pobres
La que denominamos comida pobre puede considerarse como la ms frecuente en
nuestro monasterio y no slo por la austeridad de vida de los que lo habitaban, sino por la cantidad
de personas menesterosas que con frecuencia acudan a la portera de Loreto buscando con qu
sustentarse. Hemos de recordar las circunstancias de penuria econmica que rodearon la segunda
estancia de Hasekura y su squito en Espartinas, lo que les llev a una situacin de mera
subsistencia. Para ello comeran -salvo, quiz, das muy sealados- el alimento preparado para la
caridad hacia los numerossimos menesterosos que golpeaban, da tras das, los portones del
monasterio.
La mayora de estos platos se preparaban con productos de la huerta que, con toda
seguridad, se ubicara en los aledaos del monasterio. La riqueza de la tierra aljarafea y su
abundancia en agua hara fcil el explotar cierta superficie de terreno, dando lugar a una continua
produccin hortcola con la que servir el parco consumo de los frailes. Otra cosa sera la necesidad
de multiplicar los alimentos de cara a la poblacin menesterosa que buscase en la caridad del
convento satisfacer su hambre.
En cualquier caso, el plato pobre por execelencia era la denominada sopa boba con la
que se llenaba el estmago de la legin de hambrientos que poblaban ciudades y campos de Espaa.
La mayora de las rdenes religiosas, muy en particular las mendicantes, tiene como misin
principal la caridad, socorrer al pobre; y, a lo largo de los siglos, los conventos fueron el comedor
de los pobres, algo que no ha desaparecido en la actualidad. En las pocas de ms penuria, o en
tiempo de grandes hambres, lo nico que podan entregar en los conventos era un ligero caldo con
unas sopas de pan o un mendrugo de pan que se acompaaba con una escudilla de caldo o de un
cocido muy sencillo de legumbres, verduras y, de tarde en tarde, un trozo de carne. El contenido de
una de estas sopas ( a modo de ejemplo) no puede ser ms desolador para un estmago curioso,
aunque sabra a gloria bendita para el muerto de hambre.
Caldos
Vimos en su momento cmo se servan algunas escudillas con caldo, a veces como
primer plato en los das de fiesta sealada.
Caldo. El Caldo de yervas, que no fean muy fuerte, pondrs, en una olla, y haviendo machacado
avellanas, con un poco de pan, y unos granos de ajos echars huevos crudos, con todas efpecies;
defatars la falfa con dicho Caldo, echars cebolla frita con abundancia, y ponlo a cocer, para que
tome de las efpecies, y defpues lo facars a defudar; defata los huevos con caldo tibio, porque no
quaxen, y lo incluirs todo.
Caldo de otro modo. Tomars el Caldo de los garvanzos, defpues de cocidos, y compueftos, ponlo
en una olla, cuellalo antes, echars la falfa de avellanas con un puado de peregil, lo pondrs a
cocer, y quando eftuviere cocido fazonalo con efpecies, facalo, y ponlo a defudar; defatars huevos
con un poco de caldo tibio, compondrs los garbanzos de nuevo, y puedes de efte modo aadir otro
plato de ellos.
Huevos
Vimos tambin cmo los cocineros, ante la falta de raciones de carne para los visitantes
inesperados del convento (recordar las varias referencias en el Cdice del Padre Cepeda), lo ms
que podan ofrecer al P. Guardin era el servicio de los gevos, como alimento socorrido, que
nunca faltaba en la cocina, por poseer un buen gallinero anejo. Por ello son fundamentales las
formas bsicas de cocinar tales huevos. Dejando de lado los inveterados huevos fritos y tortillas,
podemos citar estas dos formas:
Otros huevos duros. Cortars los huevos por medio a lo largo, haciendolos rebanadillas, como
cuando fe corta cebolla,; y quando los tengas affi difpueftos, freiras cebolla menuda: frita que eft,
echars los huevos, con un poco de verdura machacada, garvanzos tambin machacados, los
incluirs todo junto fazonado con todas efpecies, y quaxalo todo con huevos deshechos: fi quieres
DOCUMENTACIN CONSULTADA
Siglas:
A.M.L..........ARCHIVO MONASTERIO DE LORETO (ESPARTINAS.SEVILLA)
A.G.A.S.......ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA
A.G.I............ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
A.G.S...........ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS
A.M.E..........ARCHIVO MUNICIPAL DE ESPARTINAS (SEVILLA)
A.P.E............ARCHIVO PARROQUIAL DE ESPARTINAS (SEVILLA)
A.P.S.A........ARCHIVO PARROQUIAL SAN ANDRS (SEVILLA)
A.P.S.L........ARCHIVO PARROQUIAL SAN LORENZO (SEVILLA)
A.P.S.M.......ARCHIVO PARROQUIAL SAN MARTN (SEVILLA)
A.G.I. CONTRATACIN,5172,Tomo 2
para hacer salir al
07-06 y 1616-07-08
A.G.I. CONTRATACIN,5352,N.21
documentos.
A.G.I. FILIPINAS,1,N.158
A.G.I. FILIPINAS,1,N.161
A.G.I. FILIPINAS,1,N.162
las
de creacin del doc.:
A.G.I. FILIPINAS,1,N.174
del doc.:
A.G.I. FILIPINAS,1,N.177
Madrid
A.G.I. FILIPINAS,4,N.10
06-25
A.G.I. FILIPINAS,37,N.13
1615-05-20
A.G.I.FILIPINAS,200,N.212
A.G.I. MXICO,28,N.17
A.G.S. EST,LEG,255.229
composicin
A.G.S. EST,LEG,255.232
la partida
A.G.S. EST,LEG,255.233
sobre ella.
A.G.S. EST,LEG,256-2,47
(1614-11-1) Sevilla
Carta Juan Gallardo de Cspedes a Felipe III informando
preparativos alojamiento de la Embajada.
(1614-10-14) Sevilla
Estancia de Sotelo, Hasekura y criados en el monasterio.
A.M.L. CDICE DEL PADRE BALTASAR DE CEPEDA. Cdice n 223. Archivo Provincial de
los Franciscanos de Sevilla, Monasterio de Loreto.
B.M.L. TRATADO DE BUBAS. Libro manuscrito del monasterio de Loreto, c.a. Finales XVII.
Autores varios. An sin catalogar.
A.G.I. INDIFERENTE,1440
presencia de japoneses.
Fecha formacin doc.: 1615
A.G.I. INDIFERENTE,1452
04-20
B.C.C.
84-7-19 Memorias Eclesisticas y Seculares de la muy Noble Ciudad de
Sevilla. Folio 195. Descripcin de la Embajada llegada a Sevilla.
A.G.I.FILIPINAS,1,N.152
Fecha de
A.G.I. FILIPINAS,1,N.153
Madrid
A.G.I. FILIPINAS,1,N.154
A.G.I. FILIPINAS,1,N.157
del doc.:
A.G.I. FILIPINAS,1,N.160
Madrid.
A.G.I. FILIPINAS,1,N.163
Madrid.
A.G.I. FILIPINAS,1,N.165
Fecha de
A.G.I. FILIPINAS,1,N.172
A.G.I. FILIPINAS,4,N.10
A.G.I. INDIFERENTE,1970,L.2
A.G.S. EST,LEG,255.228
A.G.S. EST,LEG,1001,80
A.G.S. EST,LEG,1001.354
A.G.S. EST,LEG,1002,25
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MORENO, Cristbal. Vida del Hermano Sebastin. Idea cristiana, Norma Religiosa Ejemplar
de virtudes, asilo de miserias y Portentosa Vida del Hermano Fray Sebastin de Jess Sillero.
Religioso lego de la orden serfica de Nuestro P. S. Francisco, e hijo de la Santa Provincia de
Andaluca de la Regular Observancia, que muri y yace sepultado en el Real Convento de Sevilla.
Dedicala la misma Provincia a Ntro. Catlico y magnfico Rey de las Espaas, el Seor Don
Carlos Tercero, que Dios guarde. Escrbela el R.P. Fr. Cristbal Moreno Lector jubilado, definidor
actual de la misma Provincia y Regente de estudios en el Colegio del S.S. Buenaventura de la
misma ciudad
En la siguiente pgina se lee:
Este es el manuscrito que con otros documentos tuve presente para escribir la vidad del Venerable
Siervo de Dios Fr. Sebastin de Jess Sillero, impresa en Sevilla en 1855. Conclu de escribir la
vida en 22 de noviembre de 1855. Len Carbonero y Sol.
El libro se compone de 481 hojas manuscritas a dos caras, tamao cuartilla.
En el lomo se lee con letra impresa VIDA DEL HERMANO SEBASTIN
MORGADO, Alonso Episcopologio de la Iglesia de Sevilla, Sevilla 1904
PERAZA, Luis de. Historia de Sevilla ca. 1530. Seguiremos la edicin con estudio incluido de
Francisco Morales Padrn, Sevilla 1978.
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Iberoamericano (AIA), tomos XXII, XXIII y XXIV, (aos 1924-1925)
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XVII(Indito) ca. 1978
SOLA CASTAO, Emilio, Libro de las maravillas del oriente lejano, Editora Nacional, 1980
SOTELO, Fray Luis Relacin Breve y Sumaria del Edito que mand publicar en todo fu Reyno del
Boj, vno de los mas poderofos del Iapon, el Rey Idate Mafamune, publicando la Fe de Crifto, y del
Embaxador que embia a Efpaa en compaa del reuerendo Padre Fray Luys Sotelo Recoleto
Francifco, que viene con embaxada del Emperador del Iapon,hijo de Seuila, y lo que en el viage le
fucedio, Sevilla, 1614. Imprenta de Alonso Rodrguez Gamarra.
SOTELO, Fr. Luis. Relacin verdadera que embio el Padre Fray Luis Sotelo de la Orden de San
Francisco, a fu ermano don Diego Cauallero de Cabrera, beintiquatro de Seuilla, en que fe quenta
del Bautifmo que fe hizo a el Embajador Iapon. Sevilla, Impreso por Diego Prez.
SOTELO, Fr. Luis. Relacin verdadera del recibimiento qve la santidad del Papa Paulo Quinto, y
los mas Cardenales hizieron en Roma al Embaxador de los Iapones, que defta Ciudad de Seuilla
partio el ao paffado. Impreso por Francisco de Lyra, 1616
SUREZ GARCA, V. Espartinas. Historia. Arte. Religiosidad Popular, Espartinas 2006
TAKISAWA , Osami La delegacin diplomtica enviada a Roma por el seor feudal japons Date
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volumen titulado Japones y Japoneses en las orillas del Guadalquivir. Sevilla, 2007