Este documento resume cinco relatos extraídos de expedientes del Santo Oficio en México entre 1705 y 1735. Los relatos describen supuestos encuentros con el diablo, brujas y tesoros ocultos, y reflejan las creencias populares y la mentalidad de la época. El primer relato narra cómo un hombre llamado Tomás de Soto hizo un pacto con el diablo en una laguna a cambio de fuerza y éxito en su trabajo. Los demás relatos incluyen historias de brujería, maleficios y conjuros para volar
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Este documento resume cinco relatos extraídos de expedientes del Santo Oficio en México entre 1705 y 1735. Los relatos describen supuestos encuentros con el diablo, brujas y tesoros ocultos, y reflejan las creencias populares y la mentalidad de la época. El primer relato narra cómo un hombre llamado Tomás de Soto hizo un pacto con el diablo en una laguna a cambio de fuerza y éxito en su trabajo. Los demás relatos incluyen historias de brujería, maleficios y conjuros para volar
Este documento resume cinco relatos extraídos de expedientes del Santo Oficio en México entre 1705 y 1735. Los relatos describen supuestos encuentros con el diablo, brujas y tesoros ocultos, y reflejan las creencias populares y la mentalidad de la época. El primer relato narra cómo un hombre llamado Tomás de Soto hizo un pacto con el diablo en una laguna a cambio de fuerza y éxito en su trabajo. Los demás relatos incluyen historias de brujería, maleficios y conjuros para volar
Este documento resume cinco relatos extraídos de expedientes del Santo Oficio en México entre 1705 y 1735. Los relatos describen supuestos encuentros con el diablo, brujas y tesoros ocultos, y reflejan las creencias populares y la mentalidad de la época. El primer relato narra cómo un hombre llamado Tomás de Soto hizo un pacto con el diablo en una laguna a cambio de fuerza y éxito en su trabajo. Los demás relatos incluyen historias de brujería, maleficios y conjuros para volar
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REVISTA DE LITERATURAS POPULARES / AO VII / NMERO 2 / JULIO-DICIEMBRE DE 2007
Al leer los documentos del Santo Oficio de Mxico encontramos una
gran cantidad de relatos extraordinarios, que se acumularon a lo largo de los siglos. En estos documentos aparecen los testimonios de perso- nas de diferentes castas, orgenes y creencias, que se presentaban, por su propia voluntad o habiendo sido llamados por los inquisidores, para exponer, como sucesos verdaderos, supersticiones, leyendas y rumores, a cual ms disparatados. Estos testimonios ponen al descubierto una mentalidad que tiende a lo maravilloso y en la que se llegan a mezclar rasgos de las diferentes tradiciones vivas en la sociedad novohispana. Los cinco textos que reproducimos a continuacin tienen esas carac- tersticas. Provienen de diferentes expedientes del Santo Oficio que se conservan hoy en el Archivo General de la Nacin (AGN, Ramo Inqui- sicin) y que forman parte de uno de los libros que, para su prxima publicacin, prepara el proyecto Literaturas populares de la Nue- va Espaa (1690-1820): Revisin crtica y rescate documental de textos marginados (CONACYT, 43303-H). 2 A los cinco casos que se presentan, siguiendo un orden cronolgico, se les ha asignado un ttulo. Se ha mo- dernizado la puntuacin y deshecho las abreviaturas. Van en cursiva los pasajes subrayados en el original. En varios casos se ha agregado, en cursivas, un pequeo texto introductorio y un eplogo. Al final de cada documento se anotan los datos de procedencia (volumen, expediente y folios), as como el nmero que tienen en el Catlogo de textos marginados, que coordin Mara gueda Mndez y que fue de gran ayuda para la bsqueda que nos llevara a los hallazgos que hoy presentamos. Si bien los textos no son intencionalmente literarios, sino documen- tos con valor judicial, podemos reconocer en cada uno de ellos ele- de pactos, brujas y tesoros. Relatos supersticiosos de la Nueva Espaa 1 1 Estos relatos se editaron con la asesora de Enrique Flores Esquivel. 2 Con sede en el Centro de Potica, del Instituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM. Responsables: Mariana Masera y Enrique Flores. Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 208 mentos de la tradicin oral. A pesar de estar determinados por las situa- ciones lmite en las que se producen, es decir, frente a una autoridad inquisitorial, o, cuando se trata de denuncias por carta, dirigidos a una autoridad, los textos pueden leerse como relatos orales, ya que estn estructurados como una narracin, con tpicos y motivos del repertorio literario popular. Algunos de esos tpicos aparecen en relatos medievales y an siguen vigentes en la actualidad. As, el texto ttulado El diablo de la laguna del Buen Suceso, que contiene la autodenuncia de Toms de Soto, pri- mero en voz de su confesor y luego del protagonista del relato, nos per- mite apreciar un conjunto interesante de motivos frecuentes en los rela- tos de pactos demonacos occidentales, con mezclas de otros elementos paganos, que, sin duda, son el reflejo de las diferentes culturas y creen- cias que convivan en la Amrica colonial. Lo mismo se puede decir del texto 5, en donde se mezclan los motivos de relatos de tesoros con los de pactos demonacos, as como con creencias indgenas. En este documen- to, que hemos titulado El cobarde, se describen una serie de figuras sobrenaturales que custodian el lugar donde se encuentra el demonio, un caballero muy hermoso que habita en el fondo de una cueva. Actual- mente, en los estados de Oaxaca, Tlaxcala y Puebla pueden encontrarse versiones de este relato que, curiosamente, siguen considerndose como hechos reales. La mayora de los textos pone en evidencia los temores que tena la gente de ser vctima de las brujas, de los poderes sobrenaturales y de los maleficios. Esto se aprecia sobre todo en el segundo de los documentos, en el que una mujer asocia su enfermedad con la hechicera. Los textos 3 y 4 son historias de brujas. El tercero, relata un curioso incidente ocurrido a un personaje por haber invocado a una bruja. El cuarto, que se ha titulado Los gatos, contiene la denuncia que Juana Teresa Gmez, de 15 aos, casada, hizo en contra de su madre, Mara Gmez, y de una india llamada Leonor, por ser brujas. Esto sucedi en el Pueblo de Ayochico, en el estado de Jalisco, en 1735. La muchacha refiere detalladamente a los inquisidores cmo el esqueleto de su madre vuela por las noches despus de pronunciar las palabras De villa en villa, sin Dios ni santa Mara y luego de que su gato le ha retirado toda la carne. Elementos de este relato, principalmente el conjuro para volar, De pactos, brujas y tesoros 209 aparecen en otros procesos inquisitoriales de la poca y tambin en dife- rentes cuentos populares de brujas de todo el mundo hispnico actual: en Espaa, Chile, Ecuador, Repblica Dominicana y Mxico. An queda mucho por decir sobre cada caso en particular; baste por ahora sealar el inters literario de estos textos y tambin su inters lin- gstico, antropolgico, histrico, sociolgico, etc. De ah la importancia de la recoleccin que estamos haciendo, de la cual estos documentos son apenas una pequea muestra. CECILIA LPEZ RIDAURA, BERENICE GRANADOS, CLAUDIA CARRANZA VERA Universidad Nacional Autnoma de Mxico [1. El diablo de la laguna del Buen Suceso] Puebla de los ngeles, 1705. Denuncia que hace el bachiller Ignacio de Portes y Zepeda, capelln del Real Hospital de San Pedro y confesor del mulato Toms de Soto, contra el mismo Toms de Soto y contra el mulato Sebastin de Sosa por hacer un pacto esplcito con el demonio en la ciudad de Guatemala. Dijo ser de edad de treinta i quatro aos, i que comparece ante el seor comissario en nombre i de licencia de Thoms de Soto mulato arriero, natural de la ciudad de Guatemala, residente en esta ciudad i enfermo, con muy pocas esperanas de vida, en dicho ospital del seor San Pe- dro [...], en cuio nombre biene por no poderlo hazer el susodicho i aberle pedido a este declarante que, como su confesor, i con licencia que para ello espesial le daba, denunsiasse en forma contra s, como si l proprio lo hiziesse, de lo que en adelante referir. Y que usando de di- cha lizencia, en nombre del dicho Thoms de Soto, denunsia en forma, en la manera siguiente, qu es lo que le comunic el dicho Thoms de Soto, para que en su nombre le denunsiasse i pidiesse al Santo Tribunal hubiesse dl misericordia. Que abr tiempo de dose aos 3 que, estando el dicho Thoms de Soto en la ciudad de Goatemala exerciendo el oficio de cargador de requa, 3 En el original: anos as como despus compana. Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 210 deseando tener ms fuersas que las que tena para con ms actividad hazer el dicho su oficio, lo comunic con un mulato llamado Sebastin de Sosa de dicha ciudad de Goatemala, quien le dijo que, si tena nimo, le llebara adonde tubiesse fuersas para cargar, pero que se aba de olbi- dar de Dios i de sus santos, i no aba de resar, or missa ni confesar. I que abindoselo prometido as, sali en compaa del dicho Sebastin de Sosa de dicha ciudad de Goatemala, como distansia de veinte leguas, para la laguna que llaman del Buen Suseso. I que, llendo dicho cami- no, en l sali un toro prieto, i abindolo bisto el dicho Sebastin de Sosa, se escondi y dej solo al dicho Thoms de Soto, quien se hizo quatro o sinco lanzes buenos y, fechos, se desparesi dicho toro sin ir por senda ni parte ninguna, sino que se hizo invisible. I luego sali el dicho Sebastin de Sosa y le dijo al dicho Thoms de Soto que era lyndo muchacho i que tena valor, i que as bien poda ir con l a la laguna, a conseg[u]ir el yntento que deseaba. I que con efecto prosig[u]ieron su camino asta llegar a dicha laguna, y que, abiendo lle- gado a ella, le dijo el dicho Sebastin de Sosa se desnudasse y se sambullesse en dicha laguna. Y que con efecto lo hizo as, entrando en dicha laguna (sin rosario ni otra ninguna reliquia, a causa de abrselo quitado y tirado en el camino, de orden del dicho Sebastin de Sosa). I que, abiendo bajado asta el fondo de dicha laguna, se hall en una plasueleta grande y muy amena, con muncha diversidad de llerbas de distintos colores. I que en dicha plasuela estaba un hombre sentado en una silla de seda, de rostro negro i barbas grandes, i munchos mucha- chos por all. I que, abiendo llegado a l el dicho Thoms de Soto, le dijo el dicho hombre: Pues, buen hombre, qu queres? A que le respondi el dicho Thoms: Quiero ser buen cargador. A lo qual le dijo el dicho hombre: Me abes de hazer una escriptura de ser mi esclabo. I prometindolo as el dicho Thoms, el dicho hombre (quien siem- pre jusg el dicho Thoms ser el demonio) sac una lanzeta, i se pic una bena con ella, de que le sali alguna sangre, que coji en una escudi- lla (como estas en que continuamente beben caldo), con la qual sangre escribi dicho demonio sobre un papel. Y abiendo escrito, dijo: De pactos, brujas y tesoros 211 Ya este es mo. La qual escriptura fue por dies aos. I que, fecha, le dijo el demonio: Ea, buen hombre, cojed a la llerba que quisireis abindole di- cho antes que no se aba de acordar de Dios ni or misa, confesa[r], ni rezar, ni hazer otra ninguna accin de christiano. Y que, abindolo prometido as, cogi una porsin de una llerba ama- rilla i le dijo el demonio: Ea, andad, buen hombre, ya llebas a para ser buen cargador. Con lo qual se sali el dicho Thoms de Soto de dicha plasuela y lagu- na, y hall fuera de ella al dicho Sebastin de Sosa en donde se aba quedado a esperarlo. Y se 4 fueron a dicha ciudad de Goatemala, llebando consigo el dicho Thoms la dicha llerba, con la qual sinti el dicho abentajadas fuersas, pues no pudiendo antes con siete ar[r]obas, carga- ba despus, en virtud de la llerba, onse. La qual trajo consigo tres aos, no resando ni confesando ni haziendo cosa alguna de christiano; pu- diendo tanto con dicha llerba, que ordinariamente se propona alargar su atajo 5 quando otros cargadores tenan cargado casi la mitad de los suios. I acababa primero el dicho Thoms que los otros, pues les falta- ban tres o quatro cargas para acabar. I que, abindola trado consigo tres aos, la ar[r]oj. I que abr tiem- po de sinco meses que le acaezi un tabardillo 6 en esta ciudad, de que lleg a lo ltimo; con lo qual le llebaron al dicho ospital de San Pedro, en donde se confes con este declarante, quien le mand que, luego que sanasse, ocur[r]iesse al Santo Tribunal a denunsiarse, porque, aunque le absolva deste caso, era respecto del peligro en que estaba de la vida i de poder dementarse 7 instantneamente segn la malicia de la fiebre, lo qual haza debajo de la condicin que le pona de que, si sanasse, com- paressiesse a denunsiarse. I que, en atencin a no aber sanado porque aunque pas el dicho tabardillo, inmediatamente acaezi de virgelas, 4 se: tachado en el original. 5 atajo: montn que se va haciendo de alguna cosa, como atajo de lea (Aut.). 6 tabardillo: enfermedad peligrosa, que consiste en una fiebre maligna, que arroja al exterior unas manchas pequeas como picaduras de pulga, y a veces granillos de diferentes colores: como morados, cetrinos, etctera (Aut.). 7 dementar: hacer enloquecer, perder el juicio y faltar la razn (Aut.). Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 212 de que le result el quedar el dicho sin aber podido salir de dicho hospi- tal, respecto de lo qual, i de hallarse sin esperanzas de vida para hazer dicha su denunsia, advirtindole este declarante la obligacin en que estaba de hazerla, le pidi el dicho Thoms de Soto, reconosiendo su imposibilidad, el que pareciesse en su nombre ante dicho seor comi- ssario, para cuio efecto le daba licencia, i le denunsiasse de lo que lleba dicho, que le comunic ms por extenso para dicho efecto; i pidiesse, en su nombre, al 8 tribunal le impusiesse la penitencia que fuesse serbido por semejante delito, i hubiesse dl misericordia, como con efecto, po- nindolo en execusin, rendidamente lo peda esse declarante en nom- bre del dicho Thoms de Soto [...]. Bachiller Ygnasio de Portes Zepeda [rbrica]. Pas ante m, por Miguel de Estrada, notario del Santo Oficio [rbrica]. Denuncia de Thoms de Soto contra s i contra Sebastin de Sosa En la ciudad de la Puebla de los ngeles, en veinte i sinco das del mes de maio de mil setesientos i sinco aos, seran las nuebe oras de la maa- na, estando [...] en el Hospital Real del seor San Pedro desta ciudad, en la enfermera que llaman de los espaoles, con todo el recato i secreto posible i necessario, ante el seor bachiller don Onofre Miguel del Cas- tillo i Billegas, clrigo presbtero, [...] paresi, enfermo en cama, un hom- bre del qual fue resebido juramento, que hizo por Dios nuestro seor y la santa Crus segn forma de derecho, so cargo del qual prometi dezir verdad en todo lo que declarare i fuere preguntado, y de guardar secre- to. I dijo llamarse Thoms de Soto, soltero, de nacin mulato, hijo de Lucas Snches i de Nicolaza del Castillo, besinos de la ciudad de Goa- temala, de donde es natural y besino el dicho Thoms de Soto, de oficio harriero cargador, de edad de veintyocho aos [...]. Este declarante tubo pacto esplcito con el demonio abr tiempo de dies o dose aos, en el reyno de Goatemala, para efecto de ser buen cargador [...]. [Hoja cortada] 8 En el original: del. De pactos, brujas y tesoros 213 Con deseo de ser abentajado en el dicho su oficio de har[r]iero carga- dor, y tener fuerzas para ello, llendo por un monte de dicho reino lo comunic con un mulato que iba en su compaa, llamado Sebastin de Sosa, de oficio carpintero, casado con Mara Getrudis, mestisa, natural y besina de dicha 9 ciudad de Goatemala [...], quien, abiendo odo el deseo deste denunziante, le dijo que l tena modo para que fuese buen carga- dor, porque l tena pacto con el demonio para ser 10 baquero i buen toreador (que esto se lo dijo a solas); que, si quera y tena nimo, le llebara adonde le diessen fuerzas para que fuese buen cargador, pero que se aba de olbidar de Dios, de sus santos, y no or misa, confesar ni traer rosario. I con el deseo que tena este declarante de ser buen carga- dor, y tener abentajadas fuerzas, consinti en la propuesta, dizindole al dicho Sebastin de Sosa que s, en cuia conformidad fueron loz dos, g[u]iado este denunciante del dicho Sebastin de Sosa, a una laguna que llaman del Buen Suceso, beinte leguas 11 distante de dicha ciudad de Goatemala, i que, yendo para ella, este denunsiante se quit el rosario i reliquias que consigo llebaba, i ar[r]oj de s, en conformidad de lo que aba ordenado el dicho Sebastin de Sosa, y l le aba prometido. Y que llendo dicho camino, le sali a l un toro prieto; que, abindolo visto el dicho Sebastin de Sosa, se escondi y dej solo con el dicho toro a este declarante, quien le hizo quatro o sinco lanzes; que, fechos, se desparezi y se [hizo] 12 invisible dicho toro [folio roto a partir de aqu]. Segn los datos del expediente, el documento anterior es uno de los pocos que se recuperaron tras la prdida, en 1705, de un paquete de cartas en el camino de Puebla a Mxico. Dos indios fueron retenidos en Iztapaluca por su responsabili- dad en la prdida de los documentos. AGN, Inquisicin, vol. 729, exp. 11, ff. 391r-393v. (Catlogo: 2441) 9 En el original: dicho. 10 En el original: hazer. 11 En el original: luguas. 12 Palabra ilegible. Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 214 [2. La parte verenda] Denuncia de Magdalena Nez contra Juan Montesinos, su esposo, buscador de tesoros, por hechicera. En el pueblo de Teposcolula, 13 en diecisis das del mes de abril de mil setecientos y seis aos, a las dos de la tarde, ante el muy reverendo pa- dre prior fray Joseph de Miranda, comissario del Santo Officio del dicho pueblo y su jurisdiccin, pareci sin ser llamada, y jur en forma que di- r verdad, una mujer de calidad mestia y de oficio texendera, 14 que dijo llamarse Magdalena Nez, casada con Juan Montesinos, mestizo y vezino de dicho pueblo de Teposcolula, de hedad de la dicha de treinta y nuebe o quarenta aos, poco ms o menos, la qual para descargo de su conciencia dize y denuncia: De que avr tres aos, poco ms o menos, que, estando en su casa de dicho pueblo, un da por la maana traxo su dicho marido en su compa- a a dicha su casa un vezino de este dicho pueblo, de calidad mestizo, llamado Antonio de brego, soltero y de oficio pastor que ha sido, los quales traan un poco de pulque, tortillas y unas candelillas. Y pidin- dole el dicho su marido a la dicha una gallina cozida, se fueron los dos a un monte cercano de este pueblo a descubrir cierto tesoro que, dixo el marido a la dicha, ava en dicho monte, a que iban conducidos de un indio de este dicho pueblo, llamado Diego Jatna tenido es, en este dicho pueblo, en opinin de curandero y hechicero, ya difunto, y que a la tarde de dicho da volvieron los dos dichos a su dicha cassa de la susodicha, donde, en presencia suya, empez a referir su dicho marido lo que vieron en dicho monte con estas formales palabras: Visteis, hombre le deca al dicho Antonio de brego, aquella grandeza de aquel tesoro que vimos que nos ense Diego Jatna? l me deca que entrase adentro y sacase lo que yo quisiesse, y yo de miedo de la culebra no me atrev a entrar. 13 Teposcolula: villa cabecera del distrito de su nombre, en el estado de Oaxaca (Garca Cubas). 14 texendera: tejedora de telar? De pactos, brujas y tesoros 215 Y que entonzes le dixo el dicho Antonio de brego al dicho Juan de Montesinos estas palabras: No sabis, hombre, quin es esse yndio que es grande hombre. Havis de saber que este yndio (cuio nombre es el arriba referido) en cierta ocasin lo huve de menester para que, con el arte encantatorio de quevrada, 15 me sacasse de un cuidado en que yo me hallaba. Y fue que, teniendo yo mala amistad 16 con cierta muger cassada, y no pudindola ver las vezes que estaba su marido en su cassa, le ped al dicho yndio me diesse modo y traza de poder hazer salir de su casa, afuera del pueblo, al dicho marido para poderla ver. Y entonzes me dio el dicho yndio una hyerba, dicindome que se la metiesse yo a la dicha muger casada debaxo de la faja, y que vera luego al instante salir fuera del lugar al marido de la dicha. Y que ponindole yo la dicha hyerba, como l me lo mand, debaxo de la faxa de la dicha, resultaba el salir el da siguiente su marido fuera de su casa y lugar, por espacio de dos o tres meses. Y todas vezes que deseaba yo verla estando en su casa el marido, luego yba a pedirle yo a dicho yndio la misma hyerba, creyendo conseguira el hazerlo salir fuera de su casa y pueblo, como la primera vez sucedi. Y dndome la dicha hyerba el dicho Diego Jatna, y ponindosela yo debaxo de la faxa a la susodicha, le vea yo luego al siguiente da de su casa y pueblo salir, sin detencin alguna, por espacio de los dos o tres messes. Y en otra ocasin que, teniendo yo una muger donzella, remaneci 17 de m preada; porque no fuesse manifiesta su preez a su padre y ma- dre, me val del mismo yndio, pidindole remedio para ocultarla, el qual me dio una hyerba, mandndome se la metiesse debajo de la faja a la dicha muger, y que al instante que se la pusiesse cayra la criatura. Lo qual hize segn me lo mand y sigui con efecto caer la criatura. En otra ocasin, avindome hurtado en el rancho de mi padre unas rejas, una coa y varreta, 18 apessarado porque mi padre no lo supiesse, fui a veer a el dicho Diego Jatna para, como en las otras ocasiones, me 15 No hemos podido documentar esta palabra. 16 mala amistad: relacin adltera. 17 remanecer: ocurrir u ofrecerse en presencia alguna cosa que no se espera- ba (Aut.). 18 rejas, coa, varreta: instrumentos de labranza. Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 216 diesse traza y modo para descubrir el hurto. El qual me dixo: Harto siento que sea un compadre mo quien te hizo el hurto, pero no obstante que te vienes a valer de m, yo te dir dnde tiene todo lo que te falta. Anda en casa de Thoms Caldern y mtete devajo de su cama, y all allars las rejas, coa y varreta. Y al instante, yndome derecho a la casa del dicho Thoms Caldern y metindome debajo de su cama, hall las dichas rejas, coa y varreta. Estas son todas las formales razones que dize la dicha Magdalena Nez oy hablar a el dicho Antonio de brego en su misma cassa, hallndose ella presente y su mismo marido Juan de Montesinos, con quien las hablaba. Asimismo, dize que denuncia la dicha Magdalena Nez de cmo ha ms de un ao que ha padecido cierto maleficio de hechizera en lo inte- rior de la parte verenda, 19 que vasi con espulsin de unos pelos o zerdas que dize eran semejantes a los pelos de el perro o gato, de diferentes colores, cuyo embarazo, antes de espelerlos, le causaba tan grave dolor que la oblig a hazerle manifiesta su parte verenda a una vezina suya, llamada Mara de Pea, para que la viesse la dicha el mal que padeca en dicha su parte, la qual la mand dar cierto vao, y que desde entonzes empez a espeler por la orina los dichos pelos que mostr a la dicha Mara de Pea. Y que, continuando el expeler los dichos pelos, se los enseaba y mostraba a el dicho su marido Juan de Montesinos, quexndosele ella, diziendo que por qu haza con ella semejante cosa, que no otra persona sino l poda executar y causar en ella lo que pade- ca en sus partes verendas, que siempre que llegaba a ella le causaba tanto dolor en las dichas partes, y que no durmiendo con ella otro hom- bre, ni otra qualquiera persona, sospechaba sera el executor del seme- jante maleficio que padeca, quiz inducido e industriado de una india llamada Petronila Hernndez, casada y tenida por hechicera en este di- cho pueblo, con quien, dize la dicha su muger, tena el dicho Juan Montesinos mala amistad. A cuias palabras dize que le responda el su- sodicho su marido que se olgara l saber de dicho arte de hechizera, para que, executando su maleficio en ella, la quitara la vida. Y que entonzes, enfadado, quemaba los pelos y la maltrataba de boca y manos. 19 parte verenda: evidentemente, rganos sexuales (de venreas?). De pactos, brujas y tesoros 217 Continuando en la dicha espulsin de los pelos siempre que ella orinaba, dize que dio en seguirse otra espulsin de husanos 20 por la mis- ma va, la qual expulsin, dize la dicha, empez a tener desde el da de San Juan Baptista del ao passado, que sintiendo dicho da grave dolor y escozor en la parte referida, coxi una xcara para orinar, y a el derra- mar los orines, cayeron en el suelo algunos husanos, los quales se le hicieron invisibles al instante que cayeron, quedando slo algunos pe- gados en la xcara, que dize la dicha eran blancos de cabezas negras. Los quales al instante lleg a mostrar a una muger llamada Rosa Robledo, viuda y vezina de este pueblo, y a una llamada Francisca de Armas, ya ausente de ese pueblo, y a un vezino suyo llamado Miguel Gaspar, vezino de ese pueblo, y asimismo a su dicho marido, a quien, como se le quexaba y atribua del maleficio, y quien entonzes la maltrataba, y slo la deca le trahera quien la curase. En otra ocasin, dize la dicha Magdalena Nez, que fue da de San- ta Catharina Mrtyr de el mismo ao passado, que estando rezando a la santa en su casa, empez a sentir en la parte referida tanto ardor que la oblig a coxer una xcara, y dndose cierto labatorio en la dicha parte, y llegando con la mano a ella, sac pegado entre los dedos un moscn cubierto en unas cressas o masa de husanillos. El qual moscn (que dize era bien grande) mostr a su dicho marido, que lo cogi y lo peg a una candela para quemarlo. Y que por tres vezes que puso dicho moscn a la llama, se le sala entre los dedos, diciendo entonzes el dicho marido que aquello era una obra del demonio. Y que, reprehendindole la dicha Magdalena Nez de ver el poco aprecio que del semejante dao haza el susodicho, dicindola que no creyesse en lo que vea, que todo era cosa de poco momento, le amenasaba ella conque le ava de denunciar a este Santo Tribunal. A quien l responda hairado que muy poco se le daba a l el que lo denunciase. Y que entonzes, diciendo ella que temiesse a la justicia de Dios y no tuviesse tanto miedo a los castigos, la responda l que a qu predicador ava odo dezir que Dios era justiciero, pro- rrumpiendo l en citar blasfemas palabras: Dios no es justiciero. Y esta es la verdad, por el juramento que tiene hecho la dicha Magda- lena Nez. Y sindole ledo todo lo referido en su dicha denunciacin, 20 husanos: por gusanos. Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 218 dijo estar todo bien escrito, y que no lo dize por odio. Prometi el secreto y, por no saber escribir, lo firm por ella dicho muy reverendo padre prior comissario [rbrica]. AGN, Inquisicin,vol. 734, exp. 4, ff. 326r-328r. (Catlogo: 2444) [3. Benito y la bruja] Carta de Benito de Estrada al Santo Oficio Digo yo, don Benito de Estrada, que higome de beinte y uno o beinte y dos aos poco ms o menos, que entrando en mi casa de una a dos de la noche, al entrar en la sala de mi morada, vide devajo de una mesa una lucezita pequea como cosa que se apagava sin dar casi luz, y con algn pabor le dije: Tal por qual, ben por la maana por sal! Y ella que vino, si es que era lo que malisi. Si sale o no sale el sol, estando bien dormido a los golpes que dava en la puerta me dispert, y a la fuerza de dichos golpes lebanteme irritado. Abriendo la puerta y con malas palabras le dije qu quera, y su respuesta fue que le diera tantita sal,
y yo, ir[r]itado, la puse de buelta y media de razones, querindole poner las manos, no acordndome de la luzerna 21 de aquella noche, y acordndome bolv [a] abrir la puerta por segunda vez, por ver si bea dicha vieja mal encarada. Ni la pude ver ms, por saver si era verdad o no lo que de la sal ava odo, no s si en Espaa o en este reyno. Y juro a Dios y una cruz de ser verdad lo que llebo referido a mi modo de entender. Y por verdad lo firmo en San Luis Potos, a cinco de septiembre de 1716 aos. Benito de Estrada [rbrica]. AGN, Inquisicin, vol. 1051, exp. 4, ff. 53r. (Catlogo: 2284) 21 lucerna: en la germana vale candela (Aut.). De pactos, brujas y tesoros 219 [4. Los gatos] Proceso que el Santo Oficio sigui a Mara Gmez, acusada por su hija, Juana Theresa Gmez, y a una india amiga suya, por ser brujas y tener pacto con dos demonios en forma de gatos. En el pueblo de Ayo el Chico, 22 de la jurisdiccin de la Varca, en onse das del mes de julio de mil setecientos i treinta y sinco aos, ante su merced el seor vicario juez, seor bachiller don Diego de Garibay Gonzles y Valds, i de comicin, por lo tocante a esta causa, por el seor doctor don Miguel Romero Lopes de Arbisu (consultor i comisa- rio del Santo Oficio de la Ynquisicin de este reyno), pareci Juana Tere- sa Gomes, espaola, casada que dixo ser con Cayetano Salsedo, mestizo, hija natural de Mara Gomes, quien, juramentada en devida forma de derecho, por Dios nuestro seor i una seal de la santa cruz, bolun- tariamente, sin ser forsada, sino que de su proprio 23 motu y por temer a Dios nuestro seor, y para el descargo de su conciencia, declar que la dicha Mara Gomes, madre de la que declara, casada con Xabier Macas, tiene pacto implcito con el demonio. Que la bisto, por tres ocaciones, bolar en el modo que dir: que es que tiene un gato (no save si es gato biviente o el mismo demonio); que este es de color prieto; que este, estando dicha su madre desnuda en un rincn que tiene sercado en su dormitorio, ba el gato i le lame todo el cuerpo de arriba abajo. Entonses ella se boltea de un lado al otro i le da al gato un sculo en la parte posterior. Que entonses dise su madre estas palabras: De billa en villa, sin Dios ni Santa Mara. 24 Entonses, despide toda la carne de su cuerpo, piernas y brasos, apar- te, la de la cara y pechos separada por ministerio de el gato, y queda sola la osamenta, aviendo antes sacdole los ojos, los que mete dicho gato 22 Ayo el Chico o Ayochico: pueblo cabecera de la municipalidad de La Barca, en el estado de Jalisco. 23 En el original: propropio. 24 El mismo conjuro aparece en otros relatos tradicionales espaoles, como los recogidos por Aurelio M. Espinosa en el siglo XX: La bruja de Crdoba y La bruja de Granada (1946: nms. 403 y 404). Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 220 devajo de un tenamaste. 25 Que, al tiempo de quererse separar la car- ne de el cuerpo, comiensa el gato a parrsele en dos pies, mauyndole, y que entonses se desaparese i sale una lucecita berde dando como saltos, i que a cada salto se apaga i enciende, i el gato en su seguimiento. Y en compaa de otra yndia, que la biene en la misma forma a sacar desde Chichimiquillas, 26 la que trai tambin otro gato prieto. Que de esta suerte se ban como a la media noche i buelven a el amaneser, y que juntamente se desaparese la osamenta. Que la dicha yndia, cuyo nom- bre es Leonor, soltera, ya bieja, hase las mismas demostraciones con su gato que dicha su madre. Que dicha yndia dexa su carne separada de la de su madre. Que quando buelben, los dichos gatos sacan los ojos de de- vajo de el tenamaste, que est destinado a este fin i sin servir de otra cosa, y se los ponen. Y que despus les ponen la carne de la cara y dems partes de el cuerpo, y echo esto se desparesen los gatos, i ellas se rrecogen a dormir el rresto de la maana. Que despus que se lebantan, se despi- de dicha yndia y se ba para Chichimiquillas, que es a un lado de Jalpa. 27 Que esto lo bi por tres beses, porque para ello dicha su madre la llamava, como que pretenda ensearla a bolar i haser lo que haca. Y que un da le hiso al gato sacase los ojos a la que declara, en que experi- ment bastante dolor, que no hiso la demostracin de besar al gato la parte posterior ni le separaron la carne de la osamenta. Que, bolando todas, bol la que declara como beinte pasos, i se qued. Y que no lo echo otra bes, porque pide misericordia y confiesa su culpa, de que est arrepentida, y declara aberlo echo forsada y por darle gusto a su madre. Declara haverse quedado en la parte que cay hasta que bolvieron de su biaje, y que el gato le puso los ojos como a las dems. Declara que su madre tiene en la caxa dos muecas penetradas de es- pinas, por todo el cuerpo de dichas muecas, y en un ojo de agua que est immediato a la casa, tiene enterrado un mueco. I que tiene malefi- 25 tenamaste: Del azteca tenamaxtli [...]. Entre los indgenas y gente pobre, cada una de las tres piedras que componen el fogn, y sobre las cuales se coloca la olla, el comal, etctera, para cocinar o cocer (Santamara, s.v.). 26 Chichimiquillas: pueblo del estado de Jalisco. (Varios otros pueblos, de los estados de Quertaro y Michoacn llevan o llevaron el mismo nombre.) 27 Jalpa: pueblo del actual estado de Jalisco. De pactos, brujas y tesoros 221 ciadas a dos mugeres casadas, a la una sin campanilla, 28 llamada Jose- pha de Ornelas, y a la otra, siega; que esta se llama Josepha Fuentes, muger de Francisco Ramires, i la primera, muger de Gabriel de Ornelas. Declara asimesmo tener su madre dos redomas pequeas de ungento colorado, que se unta quando buela. Que ha tres aos que exercita su madre este oficio, la que nunca tray rosario, ni resa, ni tiene devocin alguna, que nunca deja benir a su marido a misa. Preguntada si save otra persona alguna de lo dicho algo, dixo que no save que lo sepa otra persona, fuera de su confesor, a quien lo declar i dio licencia para que le solicitase el rremedio de su alma i la de su madre. Que esto es lo que puede y deve declarar, a que no le muebe odio ni pacin alguna, sino que, como [dicho] lleva, lo hase por descargar su conciencia y porque su alma, la de su madre, i la de la dicha yndia, no se pierdan. Dixo ser de edad de quinse aos. No firm por no saver; firmolo su merced, de que doi fe. Fray bachiller Diego de Garibay Gonzales y Valds [rbrica]. AGN, Inquisicin, vol. 1175, exp. 38, ff. 409v- 410v. (Catlogo: 2509) [5. El cobarde] A consecuencia de la autodenuncia de Ventura de la Cruz, el 3 de junio de 1789 el Santo Oficio de Mxico enva a fray Juan Guadalupe de Len a investigar una historia acerca de una cueva en la que se realizaban pactos demonacos. Al final, el hombre descubre que la ancdota tuvo su origen en una burla de borrachos. Yllustrsimo seor: Bentura de la Cruz Orta, mestiso, preso en la Real Casa de la Acorda- da, mobido de un verdadero arrepentimiento y deseoso de salir de el atoiadero de mis culpas, paresco ante vuestra seora ylustrsima i digo 28 sin campanilla: muda? Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 222 que, caminando para esta ciudad, encontr en el pueblo de Chalcan- singo 29 a Jos Bonifasio, de calidad moreno, quien, preguntndome a dnde iva, proqur apartarme de seguir el camino i me dijo ser mejor furamos a una cueba donde conseguiramos dinero y qualesquiera otra cosa que nesesitramos (en lo que se allava instruido por unos yndios de aquel lugar). En efecto, yo proqur informarme de los referidos yndios, pregun- tndoles de dnde tomaban dineros y caballos, a lo qual me dijeron que, si quera tener lo propio, fuera a la cueva don[de] ellos conseguan lo que nesesitaban, en la que allara un seor mui ermoso; que, a poco tre- cho de la puerta, me saldra un chibato neg[r]o, el qual luego se bolteara para que le besara la trasera. Que ms adelante me saldra una gran serpiente, a la que no isiera resistensia, pues esta se enrroscara en mi cuerpo asta el cuello, mas, dejndola, no me daara, y luego me dejara libre para seguir asta el sitio donde estaba el supradicho caballero (el que era el demonio), a quien pidiera lo que nesesitara. Yo, miserable, en compaa de Jos Bonifasio, fui a la cueva, me quit el rosario en la puerta, lo colgu donde pude, saqu lumbre, ensend luz, emprend entrar, como lo ejequt. Mas a corto trecho se me serr el paso, me amedrent, no all paso y me rebolv con asco. Seor yllustrsimo, [de] mi ierro en esta bana crensia me allo arrepen- tido, protesto la enmienda y suplico a su piedad. Pido la absolusin y deseo se me imponga la penitensia, la que cumplir de buena voluntad. A vuestra seora ylustrsima rendidamente suplico me conseda lo que llevo insinuado. No sabe firmar. Interrogatorio a Ventura de la Cruz por fray Juan Guadalupe de Len En la Ciudad de Mxico, a 17 de agosto de 1789, estando en la Casa de la Acordada, en quarto de los padres priores prefectos, inmediato a la ca- pilla, en conformidad de el superior decreto y faqultad de vuestra seo- 29 Chalcansingo o Chalcatzingo: localidad de Jantetelco, municipio del estado de Morelos, en el que en el siglo XX se descubri un centro ceremonial pre- hispnico. De pactos, brujas y tesoros 223 ra yllustrsima dada a m, frai Juan Guadalupe de Len, estando pre- sente y actuando como notario el prefecto de crseles, bachiller don Agustn Montejano y Larrea, ise juramento, ante el sitado reverendo padre comisionado, de exersitar el ofisio con toda fidelidad y secreto, aserca de la declaracin y denuncia de Bentura de la Cruz Orta, para cuio efecto fue llamado al sitado quarto de los padres priores, en el qual, estando ia, se le tom juramento [...]. Dijo que se llama Bentura de la Cruz Orta, que tiene de edad veinte y quatro aos, que nasi en el pueblo de Piasda [sic?], jurisdicin de puer- to de Acapulco, que es mestiso de naturalesa, que sus padres son difun- tos y que l es soltero. Que de edad como de dose aos se sali de su pueblo y se fue al puerto de Acapulco, donde tom la casaca de soldado en el regimiento de los fijos; que tomara dicha casaca de dies y seis aos, avindose ocupado los quatro aos que restan en la ocupasin de arriero. Que de soldado estubo como dos aos y lleva aviendo deserta- do serca de seis aos, en cuio tiempo andado por bariedad de lugares, huiendo [...]. Preguntado, lo primero, si de lo que se inform y le propuso el Bonifasio ava credo alguna cosa, y respondiendo que algo crei, i por tal, aconsejado de el Bonifasio, se quit el rosario y entr en la cueba, aunque, a poco trecho, como de trres baras, el sobresalto interior que llevaba y el temor cathlico con que se entr en la cueba le causaron tal horror que se sali, y trras de l el dicho Bonifasio. Y aunque este no tom otra ves el rosario que ava dejado, el denunsiante s bolvi a to- mar el suio. Preguntado, lo segundo, si ava echo alguna acsin, o dentro de s alguna invocasin partiqular, conforme a lo que le avan contado o di- cho, respondi que no, i que, entrrando en dicha cueba, como a las trres baras, no allando ms que una abertura pequea, por la que, arrastrn- dose, iba entrando el dicho Bonifasio, el denunsiante dijo interiormente: Ave Mara santsima!. I luego se sali de la cueba y trras l el Bonifasio, a quien dijo: Ves cmo no ai nada? Todo es mentira. Y que juntos se fueron para el pueblo de Jantetelco, donde estaba el declarante trabajando en las milpas i el Bonifasio en otra parte. I que de noche se vean en la casa donde el declarante trabajaba; que esto durara Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera 224 como veinte das, en cuio tiempo nunca le dijo el Bonifasio cosa alguna que fuera contra santa fe, ni le vio cosa contra ella. Preguntado, lo tercero, quin es el dicho Bonifasio, respondi que lo conosi en Tenango 30 y vio que era negro. Que, segn se acuerda, ten- dr de veinte a veinte un aos. Que supo de l que era soltero, pero no de su lugar, ni dnde viva, ni de residensia alguna fija donde pudiera estar. Que le parese que es un hombre mui libre, sin asistensia fija en alguna parte. Que lo vio trabajar quando estubieron juntos en las asiendas y trapichis, sin parar en ninguno. Que lo que vio en l era que tocaba muncho en bigela y juntamente cantaba. Que es de comn cuerpo, aunque algo feo de cara y osicn. Que no sabe otra cosa de dicho Bonifasio. Preguntado, lo cuarto, quines o quntos fueron los yndios que le instruieron de la cueba i le aconsejaron que fuera, respondi que, aun- que ava munchos, fueron slo dos los que sobre esto le ablaron. Que estos son de el pueblo de Chalcansingo, que no se acuerda de sus nom- bres. I que, as, estos dos que le ablaron sobre este asunto, como los otros que estaban all, avan vevido, i estaban bebiendo mescale, y a ellos y con ellos bebieron tambin el Bonifasio i el declarante. I que, as, bebi- dos, este denunciante i el Bonifasio, fueron a la cueba. I que esto fue el mes de junio, un da domingo de el ao pasado de 88. Al trmino de su interrogatorio, fray Juan Guadalupe de Len slo agrega que del tal Bonifasio no haba hallado otra alguna razn ni luz. Aos despus, en 1809, se anota que la investigacin queda cerrada y que el denunciante quiz no est ni en la crcel ni en este mundo. AGN, Inquisicin, vol. 1391, exp. 16, ff. 263r- 264v. (Catlogo: 2397) 30 Tenango: Tenango del Valle; hoy, municipio del Estado de Mxico. De pactos, brujas y tesoros 225 Bibliografa citada Aut.: Diccionario de Autoridades, ed. facsimilar. Madrid: Gredos, 1984. Catlogo: Mara gueda MNDEZ, coord. Catlogo de textos marginados novohispanos. Inquisicin: Siglos XVIII y XIX. Mxico: AGN/ El Colegio de Mxico / Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1992. ESPINOSA, Aurelio, 1946. Cuentos populares espaoles recogidos de la tradi- cin oral. 2 vols. Madrid: CSIC. SANTAMARA, Francisco J. Diccionario de mejicanismos. Mxico: Porra, 1959.