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REVISTA DE LITERATURAS POPULARES / AO VII / NMERO 2 / JULIO-DICIEMBRE DE 2007

Al leer los documentos del Santo Oficio de Mxico encontramos una


gran cantidad de relatos extraordinarios, que se acumularon a lo largo
de los siglos. En estos documentos aparecen los testimonios de perso-
nas de diferentes castas, orgenes y creencias, que se presentaban, por su
propia voluntad o habiendo sido llamados por los inquisidores, para
exponer, como sucesos verdaderos, supersticiones, leyendas y rumores,
a cual ms disparatados. Estos testimonios ponen al descubierto una
mentalidad que tiende a lo maravilloso y en la que se llegan a mezclar
rasgos de las diferentes tradiciones vivas en la sociedad novohispana.
Los cinco textos que reproducimos a continuacin tienen esas carac-
tersticas. Provienen de diferentes expedientes del Santo Oficio que se
conservan hoy en el Archivo General de la Nacin (AGN, Ramo Inqui-
sicin) y que forman parte de uno de los libros que, para su prxima
publicacin, prepara el proyecto Literaturas populares de la Nue-
va Espaa (1690-1820): Revisin crtica y rescate documental de textos
marginados (CONACYT, 43303-H).
2
A los cinco casos que se presentan,
siguiendo un orden cronolgico, se les ha asignado un ttulo. Se ha mo-
dernizado la puntuacin y deshecho las abreviaturas. Van en cursiva
los pasajes subrayados en el original. En varios casos se ha agregado, en
cursivas, un pequeo texto introductorio y un eplogo. Al final de cada
documento se anotan los datos de procedencia (volumen, expediente y
folios), as como el nmero que tienen en el Catlogo de textos marginados,
que coordin Mara gueda Mndez y que fue de gran ayuda para la
bsqueda que nos llevara a los hallazgos que hoy presentamos.
Si bien los textos no son intencionalmente literarios, sino documen-
tos con valor judicial, podemos reconocer en cada uno de ellos ele-
de pactos, brujas y tesoros.
Relatos supersticiosos de la Nueva Espaa
1
1
Estos relatos se editaron con la asesora de Enrique Flores Esquivel.
2
Con sede en el Centro de Potica, del Instituto de Investigaciones Filolgicas,
UNAM. Responsables: Mariana Masera y Enrique Flores.
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
208
mentos de la tradicin oral. A pesar de estar determinados por las situa-
ciones lmite en las que se producen, es decir, frente a una autoridad
inquisitorial, o, cuando se trata de denuncias por carta, dirigidos a una
autoridad, los textos pueden leerse como relatos orales, ya que estn
estructurados como una narracin, con tpicos y motivos del repertorio
literario popular.
Algunos de esos tpicos aparecen en relatos medievales y an siguen
vigentes en la actualidad. As, el texto ttulado El diablo de la laguna
del Buen Suceso, que contiene la autodenuncia de Toms de Soto, pri-
mero en voz de su confesor y luego del protagonista del relato, nos per-
mite apreciar un conjunto interesante de motivos frecuentes en los rela-
tos de pactos demonacos occidentales, con mezclas de otros elementos
paganos, que, sin duda, son el reflejo de las diferentes culturas y creen-
cias que convivan en la Amrica colonial. Lo mismo se puede decir del
texto 5, en donde se mezclan los motivos de relatos de tesoros con los de
pactos demonacos, as como con creencias indgenas. En este documen-
to, que hemos titulado El cobarde, se describen una serie de figuras
sobrenaturales que custodian el lugar donde se encuentra el demonio,
un caballero muy hermoso que habita en el fondo de una cueva. Actual-
mente, en los estados de Oaxaca, Tlaxcala y Puebla pueden encontrarse
versiones de este relato que, curiosamente, siguen considerndose como
hechos reales.
La mayora de los textos pone en evidencia los temores que tena la
gente de ser vctima de las brujas, de los poderes sobrenaturales y de los
maleficios. Esto se aprecia sobre todo en el segundo de los documentos,
en el que una mujer asocia su enfermedad con la hechicera.
Los textos 3 y 4 son historias de brujas. El tercero, relata un curioso
incidente ocurrido a un personaje por haber invocado a una bruja. El
cuarto, que se ha titulado Los gatos, contiene la denuncia que Juana
Teresa Gmez, de 15 aos, casada, hizo en contra de su madre, Mara
Gmez, y de una india llamada Leonor, por ser brujas. Esto sucedi en
el Pueblo de Ayochico, en el estado de Jalisco, en 1735. La muchacha
refiere detalladamente a los inquisidores cmo el esqueleto de su madre
vuela por las noches despus de pronunciar las palabras De villa en
villa, sin Dios ni santa Mara y luego de que su gato le ha retirado toda
la carne. Elementos de este relato, principalmente el conjuro para volar,
De pactos, brujas y tesoros
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aparecen en otros procesos inquisitoriales de la poca y tambin en dife-
rentes cuentos populares de brujas de todo el mundo hispnico actual:
en Espaa, Chile, Ecuador, Repblica Dominicana y Mxico.
An queda mucho por decir sobre cada caso en particular; baste por
ahora sealar el inters literario de estos textos y tambin su inters lin-
gstico, antropolgico, histrico, sociolgico, etc. De ah la importancia
de la recoleccin que estamos haciendo, de la cual estos documentos son
apenas una pequea muestra.
CECILIA LPEZ RIDAURA, BERENICE GRANADOS, CLAUDIA CARRANZA VERA
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
[1. El diablo de la laguna del Buen Suceso]
Puebla de los ngeles, 1705. Denuncia que hace el bachiller Ignacio de Portes y
Zepeda, capelln del Real Hospital de San Pedro y confesor del mulato Toms de
Soto, contra el mismo Toms de Soto y contra el mulato Sebastin de Sosa por
hacer un pacto esplcito con el demonio en la ciudad de Guatemala.
Dijo ser de edad de treinta i quatro aos, i que comparece ante el seor
comissario en nombre i de licencia de Thoms de Soto mulato arriero,
natural de la ciudad de Guatemala, residente en esta ciudad i enfermo,
con muy pocas esperanas de vida, en dicho ospital del seor San Pe-
dro [...], en cuio nombre biene por no poderlo hazer el susodicho i
aberle pedido a este declarante que, como su confesor, i con licencia que
para ello espesial le daba, denunsiasse en forma contra s, como si l
proprio lo hiziesse, de lo que en adelante referir. Y que usando de di-
cha lizencia, en nombre del dicho Thoms de Soto, denunsia en forma,
en la manera siguiente, qu es lo que le comunic el dicho Thoms de
Soto, para que en su nombre le denunsiasse i pidiesse al Santo Tribunal
hubiesse dl misericordia.
Que abr tiempo de dose aos
3
que, estando el dicho Thoms de Soto
en la ciudad de Goatemala exerciendo el oficio de cargador de requa,
3
En el original: anos as como despus compana.
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
210
deseando tener ms fuersas que las que tena para con ms actividad
hazer el dicho su oficio, lo comunic con un mulato llamado Sebastin
de Sosa de dicha ciudad de Goatemala, quien le dijo que, si tena nimo,
le llebara adonde tubiesse fuersas para cargar, pero que se aba de olbi-
dar de Dios i de sus santos, i no aba de resar, or missa ni confesar. I que
abindoselo prometido as, sali en compaa del dicho Sebastin de
Sosa de dicha ciudad de Goatemala, como distansia de veinte leguas,
para la laguna que llaman del Buen Suseso. I que, llendo dicho cami-
no, en l sali un toro prieto, i abindolo bisto el dicho Sebastin de
Sosa, se escondi y dej solo al dicho Thoms de Soto, quien se hizo quatro
o sinco lanzes buenos y, fechos, se desparesi dicho toro sin ir por senda ni
parte ninguna, sino que se hizo invisible.
I luego sali el dicho Sebastin de Sosa y le dijo al dicho Thoms de
Soto que era lyndo muchacho i que tena valor, i que as bien poda ir
con l a la laguna, a conseg[u]ir el yntento que deseaba. I que con efecto
prosig[u]ieron su camino asta llegar a dicha laguna, y que, abiendo lle-
gado a ella, le dijo el dicho Sebastin de Sosa se desnudasse y se
sambullesse en dicha laguna. Y que con efecto lo hizo as, entrando en
dicha laguna (sin rosario ni otra ninguna reliquia, a causa de abrselo
quitado y tirado en el camino, de orden del dicho Sebastin de Sosa).
I que, abiendo bajado asta el fondo de dicha laguna, se hall en una
plasueleta grande y muy amena, con muncha diversidad de llerbas de
distintos colores. I que en dicha plasuela estaba un hombre sentado en
una silla de seda, de rostro negro i barbas grandes, i munchos mucha-
chos por all. I que, abiendo llegado a l el dicho Thoms de Soto, le dijo
el dicho hombre:
Pues, buen hombre, qu queres?
A que le respondi el dicho Thoms:
Quiero ser buen cargador.
A lo qual le dijo el dicho hombre:
Me abes de hazer una escriptura de ser mi esclabo.
I prometindolo as el dicho Thoms, el dicho hombre (quien siem-
pre jusg el dicho Thoms ser el demonio) sac una lanzeta, i se pic
una bena con ella, de que le sali alguna sangre, que coji en una escudi-
lla (como estas en que continuamente beben caldo), con la qual sangre
escribi dicho demonio sobre un papel. Y abiendo escrito, dijo:
De pactos, brujas y tesoros
211
Ya este es mo.
La qual escriptura fue por dies aos. I que, fecha, le dijo el demonio:
Ea, buen hombre, cojed a la llerba que quisireis abindole di-
cho antes que no se aba de acordar de Dios ni or misa, confesa[r], ni
rezar, ni hazer otra ninguna accin de christiano.
Y que, abindolo prometido as, cogi una porsin de una llerba ama-
rilla i le dijo el demonio:
Ea, andad, buen hombre, ya llebas a para ser buen cargador.
Con lo qual se sali el dicho Thoms de Soto de dicha plasuela y lagu-
na, y hall fuera de ella al dicho Sebastin de Sosa en donde se aba
quedado a esperarlo. Y se
4
fueron a dicha ciudad de Goatemala, llebando
consigo el dicho Thoms la dicha llerba, con la qual sinti el dicho
abentajadas fuersas, pues no pudiendo antes con siete ar[r]obas, carga-
ba despus, en virtud de la llerba, onse. La qual trajo consigo tres aos,
no resando ni confesando ni haziendo cosa alguna de christiano; pu-
diendo tanto con dicha llerba, que ordinariamente se propona alargar
su atajo
5
quando otros cargadores tenan cargado casi la mitad de los
suios. I acababa primero el dicho Thoms que los otros, pues les falta-
ban tres o quatro cargas para acabar.
I que, abindola trado consigo tres aos, la ar[r]oj. I que abr tiem-
po de sinco meses que le acaezi un tabardillo
6
en esta ciudad, de que
lleg a lo ltimo; con lo qual le llebaron al dicho ospital de San Pedro, en
donde se confes con este declarante, quien le mand que, luego que
sanasse, ocur[r]iesse al Santo Tribunal a denunsiarse, porque, aunque le
absolva deste caso, era respecto del peligro en que estaba de la vida i de
poder dementarse
7
instantneamente segn la malicia de la fiebre, lo
qual haza debajo de la condicin que le pona de que, si sanasse, com-
paressiesse a denunsiarse. I que, en atencin a no aber sanado porque
aunque pas el dicho tabardillo, inmediatamente acaezi de virgelas,
4
se: tachado en el original.
5
atajo: montn que se va haciendo de alguna cosa, como atajo de lea (Aut.).
6
tabardillo: enfermedad peligrosa, que consiste en una fiebre maligna, que
arroja al exterior unas manchas pequeas como picaduras de pulga, y a veces
granillos de diferentes colores: como morados, cetrinos, etctera (Aut.).
7
dementar: hacer enloquecer, perder el juicio y faltar la razn (Aut.).
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
212
de que le result el quedar el dicho sin aber podido salir de dicho hospi-
tal, respecto de lo qual, i de hallarse sin esperanzas de vida para hazer
dicha su denunsia, advirtindole este declarante la obligacin en que
estaba de hazerla, le pidi el dicho Thoms de Soto, reconosiendo su
imposibilidad, el que pareciesse en su nombre ante dicho seor comi-
ssario, para cuio efecto le daba licencia, i le denunsiasse de lo que lleba
dicho, que le comunic ms por extenso para dicho efecto; i pidiesse, en
su nombre, al
8
tribunal le impusiesse la penitencia que fuesse serbido
por semejante delito, i hubiesse dl misericordia, como con efecto, po-
nindolo en execusin, rendidamente lo peda esse declarante en nom-
bre del dicho Thoms de Soto [...].
Bachiller Ygnasio de Portes Zepeda [rbrica].
Pas ante m, por Miguel de Estrada, notario del Santo Oficio [rbrica].
Denuncia de Thoms de Soto contra s i contra Sebastin de Sosa
En la ciudad de la Puebla de los ngeles, en veinte i sinco das del mes
de maio de mil setesientos i sinco aos, seran las nuebe oras de la maa-
na, estando [...] en el Hospital Real del seor San Pedro desta ciudad, en
la enfermera que llaman de los espaoles, con todo el recato i secreto
posible i necessario, ante el seor bachiller don Onofre Miguel del Cas-
tillo i Billegas, clrigo presbtero, [...] paresi, enfermo en cama, un hom-
bre del qual fue resebido juramento, que hizo por Dios nuestro seor y
la santa Crus segn forma de derecho, so cargo del qual prometi dezir
verdad en todo lo que declarare i fuere preguntado, y de guardar secre-
to. I dijo llamarse Thoms de Soto, soltero, de nacin mulato, hijo de
Lucas Snches i de Nicolaza del Castillo, besinos de la ciudad de Goa-
temala, de donde es natural y besino el dicho Thoms de Soto, de oficio
harriero cargador, de edad de veintyocho aos [...].
Este declarante tubo pacto esplcito con el demonio abr tiempo de
dies o dose aos, en el reyno de Goatemala, para efecto de ser buen
cargador [...].
[Hoja cortada]
8
En el original: del.
De pactos, brujas y tesoros
213
Con deseo de ser abentajado en el dicho su oficio de har[r]iero carga-
dor, y tener fuerzas para ello, llendo por un monte de dicho reino lo
comunic con un mulato que iba en su compaa, llamado Sebastin de
Sosa, de oficio carpintero, casado con Mara Getrudis, mestisa, natural y
besina de dicha
9
ciudad de Goatemala [...], quien, abiendo odo el deseo
deste denunziante, le dijo que l tena modo para que fuese buen carga-
dor, porque l tena pacto con el demonio para ser
10
baquero i buen
toreador (que esto se lo dijo a solas); que, si quera y tena nimo, le
llebara adonde le diessen fuerzas para que fuese buen cargador, pero
que se aba de olbidar de Dios, de sus santos, y no or misa, confesar ni
traer rosario. I con el deseo que tena este declarante de ser buen carga-
dor, y tener abentajadas fuerzas, consinti en la propuesta, dizindole al
dicho Sebastin de Sosa que s, en cuia conformidad fueron loz dos,
g[u]iado este denunciante del dicho Sebastin de Sosa, a una laguna que
llaman del Buen Suceso, beinte leguas
11
distante de dicha ciudad de
Goatemala, i que, yendo para ella, este denunsiante se quit el rosario i
reliquias que consigo llebaba, i ar[r]oj de s, en conformidad de lo que
aba ordenado el dicho Sebastin de Sosa, y l le aba prometido. Y que
llendo dicho camino, le sali a l un toro prieto; que, abindolo visto el
dicho Sebastin de Sosa, se escondi y dej solo con el dicho toro a este
declarante, quien le hizo quatro o sinco lanzes; que, fechos, se desparezi
y se [hizo]
12
invisible dicho toro [folio roto a partir de aqu].
Segn los datos del expediente, el documento anterior es uno de los pocos que se
recuperaron tras la prdida, en 1705, de un paquete de cartas en el camino de
Puebla a Mxico. Dos indios fueron retenidos en Iztapaluca por su responsabili-
dad en la prdida de los documentos.
AGN, Inquisicin, vol. 729, exp. 11, ff. 391r-393v.
(Catlogo: 2441)
9
En el original: dicho.
10
En el original: hazer.
11
En el original: luguas.
12
Palabra ilegible.
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
214
[2. La parte verenda]
Denuncia de Magdalena Nez contra Juan Montesinos, su esposo, buscador
de tesoros, por hechicera.
En el pueblo de Teposcolula,
13
en diecisis das del mes de abril de mil
setecientos y seis aos, a las dos de la tarde, ante el muy reverendo pa-
dre prior fray Joseph de Miranda, comissario del Santo Officio del dicho
pueblo y su jurisdiccin, pareci sin ser llamada, y jur en forma que di-
r verdad, una mujer de calidad mestia y de oficio texendera,
14
que dijo
llamarse Magdalena Nez, casada con Juan Montesinos, mestizo y
vezino de dicho pueblo de Teposcolula, de hedad de la dicha de treinta
y nuebe o quarenta aos, poco ms o menos, la qual para descargo de su
conciencia dize y denuncia:
De que avr tres aos, poco ms o menos, que, estando en su casa de
dicho pueblo, un da por la maana traxo su dicho marido en su compa-
a a dicha su casa un vezino de este dicho pueblo, de calidad mestizo,
llamado Antonio de brego, soltero y de oficio pastor que ha sido, los
quales traan un poco de pulque, tortillas y unas candelillas. Y pidin-
dole el dicho su marido a la dicha una gallina cozida, se fueron los dos a
un monte cercano de este pueblo a descubrir cierto tesoro que, dixo el
marido a la dicha, ava en dicho monte, a que iban conducidos de un
indio de este dicho pueblo, llamado Diego Jatna tenido es, en este
dicho pueblo, en opinin de curandero y hechicero, ya difunto, y que
a la tarde de dicho da volvieron los dos dichos a su dicha cassa de la
susodicha, donde, en presencia suya, empez a referir su dicho marido
lo que vieron en dicho monte con estas formales palabras:
Visteis, hombre le deca al dicho Antonio de brego, aquella
grandeza de aquel tesoro que vimos que nos ense Diego Jatna? l me
deca que entrase adentro y sacase lo que yo quisiesse, y yo de miedo de
la culebra no me atrev a entrar.
13
Teposcolula: villa cabecera del distrito de su nombre, en el estado de
Oaxaca (Garca Cubas).
14
texendera: tejedora de telar?
De pactos, brujas y tesoros
215
Y que entonzes le dixo el dicho Antonio de brego al dicho Juan de
Montesinos estas palabras:
No sabis, hombre, quin es esse yndio que es grande hombre.
Havis de saber que este yndio (cuio nombre es el arriba referido) en
cierta ocasin lo huve de menester para que, con el arte encantatorio de
quevrada,
15
me sacasse de un cuidado en que yo me hallaba. Y fue que,
teniendo yo mala amistad
16
con cierta muger cassada, y no pudindola
ver las vezes que estaba su marido en su cassa, le ped al dicho yndio me
diesse modo y traza de poder hazer salir de su casa, afuera del pueblo, al
dicho marido para poderla ver. Y entonzes me dio el dicho yndio una
hyerba, dicindome que se la metiesse yo a la dicha muger casada debaxo
de la faja, y que vera luego al instante salir fuera del lugar al marido de
la dicha. Y que ponindole yo la dicha hyerba, como l me lo mand,
debaxo de la faxa de la dicha, resultaba el salir el da siguiente su marido
fuera de su casa y lugar, por espacio de dos o tres meses. Y todas vezes
que deseaba yo verla estando en su casa el marido, luego yba a pedirle
yo a dicho yndio la misma hyerba, creyendo conseguira el hazerlo salir
fuera de su casa y pueblo, como la primera vez sucedi. Y dndome la
dicha hyerba el dicho Diego Jatna, y ponindosela yo debaxo de la faxa
a la susodicha, le vea yo luego al siguiente da de su casa y pueblo salir,
sin detencin alguna, por espacio de los dos o tres messes.
Y en otra ocasin que, teniendo yo una muger donzella, remaneci
17
de m preada; porque no fuesse manifiesta su preez a su padre y ma-
dre, me val del mismo yndio, pidindole remedio para ocultarla, el qual
me dio una hyerba, mandndome se la metiesse debajo de la faja a la
dicha muger, y que al instante que se la pusiesse cayra la criatura. Lo
qual hize segn me lo mand y sigui con efecto caer la criatura.
En otra ocasin, avindome hurtado en el rancho de mi padre unas
rejas, una coa y varreta,
18
apessarado porque mi padre no lo supiesse,
fui a veer a el dicho Diego Jatna para, como en las otras ocasiones, me
15
No hemos podido documentar esta palabra.
16
mala amistad: relacin adltera.
17
remanecer: ocurrir u ofrecerse en presencia alguna cosa que no se espera-
ba (Aut.).
18
rejas, coa, varreta: instrumentos de labranza.
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
216
diesse traza y modo para descubrir el hurto. El qual me dixo: Harto
siento que sea un compadre mo quien te hizo el hurto, pero no obstante
que te vienes a valer de m, yo te dir dnde tiene todo lo que te falta.
Anda en casa de Thoms Caldern y mtete devajo de su cama, y all
allars las rejas, coa y varreta.
Y al instante, yndome derecho a la casa del dicho Thoms Caldern
y metindome debajo de su cama, hall las dichas rejas, coa y varreta.
Estas son todas las formales razones que dize la dicha Magdalena
Nez oy hablar a el dicho Antonio de brego en su misma cassa,
hallndose ella presente y su mismo marido Juan de Montesinos, con
quien las hablaba.
Asimismo, dize que denuncia la dicha Magdalena Nez de cmo ha
ms de un ao que ha padecido cierto maleficio de hechizera en lo inte-
rior de la parte verenda,
19
que vasi con espulsin de unos pelos o zerdas
que dize eran semejantes a los pelos de el perro o gato, de diferentes
colores, cuyo embarazo, antes de espelerlos, le causaba tan grave dolor
que la oblig a hazerle manifiesta su parte verenda a una vezina suya,
llamada Mara de Pea, para que la viesse la dicha el mal que padeca en
dicha su parte, la qual la mand dar cierto vao, y que desde entonzes
empez a espeler por la orina los dichos pelos que mostr a la dicha
Mara de Pea. Y que, continuando el expeler los dichos pelos, se los
enseaba y mostraba a el dicho su marido Juan de Montesinos,
quexndosele ella, diziendo que por qu haza con ella semejante cosa,
que no otra persona sino l poda executar y causar en ella lo que pade-
ca en sus partes verendas, que siempre que llegaba a ella le causaba
tanto dolor en las dichas partes, y que no durmiendo con ella otro hom-
bre, ni otra qualquiera persona, sospechaba sera el executor del seme-
jante maleficio que padeca, quiz inducido e industriado de una india
llamada Petronila Hernndez, casada y tenida por hechicera en este di-
cho pueblo, con quien, dize la dicha su muger, tena el dicho Juan
Montesinos mala amistad. A cuias palabras dize que le responda el su-
sodicho su marido que se olgara l saber de dicho arte de hechizera,
para que, executando su maleficio en ella, la quitara la vida. Y que
entonzes, enfadado, quemaba los pelos y la maltrataba de boca y manos.
19
parte verenda: evidentemente, rganos sexuales (de venreas?).
De pactos, brujas y tesoros
217
Continuando en la dicha espulsin de los pelos siempre que ella
orinaba, dize que dio en seguirse otra espulsin de husanos
20
por la mis-
ma va, la qual expulsin, dize la dicha, empez a tener desde el da de
San Juan Baptista del ao passado, que sintiendo dicho da grave dolor
y escozor en la parte referida, coxi una xcara para orinar, y a el derra-
mar los orines, cayeron en el suelo algunos husanos, los quales se le
hicieron invisibles al instante que cayeron, quedando slo algunos pe-
gados en la xcara, que dize la dicha eran blancos de cabezas negras. Los
quales al instante lleg a mostrar a una muger llamada Rosa Robledo,
viuda y vezina de este pueblo, y a una llamada Francisca de Armas, ya
ausente de ese pueblo, y a un vezino suyo llamado Miguel Gaspar, vezino
de ese pueblo, y asimismo a su dicho marido, a quien, como se le quexaba
y atribua del maleficio, y quien entonzes la maltrataba, y slo la deca le
trahera quien la curase.
En otra ocasin, dize la dicha Magdalena Nez, que fue da de San-
ta Catharina Mrtyr de el mismo ao passado, que estando rezando a
la santa en su casa, empez a sentir en la parte referida tanto ardor que la
oblig a coxer una xcara, y dndose cierto labatorio en la dicha parte, y
llegando con la mano a ella, sac pegado entre los dedos un moscn
cubierto en unas cressas o masa de husanillos. El qual moscn (que dize
era bien grande) mostr a su dicho marido, que lo cogi y lo peg a una
candela para quemarlo. Y que por tres vezes que puso dicho moscn a la
llama, se le sala entre los dedos, diciendo entonzes el dicho marido que
aquello era una obra del demonio. Y que, reprehendindole la dicha
Magdalena Nez de ver el poco aprecio que del semejante dao haza
el susodicho, dicindola que no creyesse en lo que vea, que todo era
cosa de poco momento, le amenasaba ella conque le ava de denunciar a
este Santo Tribunal. A quien l responda hairado que muy poco se le
daba a l el que lo denunciase. Y que entonzes, diciendo ella que temiesse
a la justicia de Dios y no tuviesse tanto miedo a los castigos, la responda
l que a qu predicador ava odo dezir que Dios era justiciero, pro-
rrumpiendo l en citar blasfemas palabras: Dios no es justiciero.
Y esta es la verdad, por el juramento que tiene hecho la dicha Magda-
lena Nez. Y sindole ledo todo lo referido en su dicha denunciacin,
20
husanos: por gusanos.
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
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dijo estar todo bien escrito, y que no lo dize por odio. Prometi el secreto
y, por no saber escribir, lo firm por ella dicho muy reverendo padre
prior comissario [rbrica].
AGN, Inquisicin,vol. 734, exp. 4, ff. 326r-328r.
(Catlogo: 2444)
[3. Benito y la bruja]
Carta de Benito de Estrada al Santo Oficio
Digo yo, don Benito de Estrada, que higome de beinte y uno o beinte y
dos aos poco ms o menos, que entrando en mi casa de una a dos de la
noche, al entrar en la sala de mi morada, vide devajo de una mesa una
lucezita pequea como cosa que se apagava sin dar casi luz, y con algn
pabor le dije:
Tal por qual, ben por la maana por sal!
Y ella que vino, si es que era lo que malisi. Si sale o no sale el sol,
estando bien dormido a los golpes que dava en la puerta me dispert, y
a la fuerza de dichos golpes lebanteme irritado. Abriendo la puerta y con
malas palabras le dije qu quera, y su respuesta fue que le diera tantita
sal,

y yo, ir[r]itado, la puse de buelta y media de razones, querindole
poner las manos, no acordndome de la luzerna
21
de aquella noche, y
acordndome bolv [a] abrir la puerta por segunda vez, por ver si bea
dicha vieja mal encarada. Ni la pude ver ms, por saver si era verdad o
no lo que de la sal ava odo, no s si en Espaa o en este reyno.
Y juro a Dios y una cruz de ser verdad lo que llebo referido a mi
modo de entender. Y por verdad lo firmo en San Luis Potos, a cinco de
septiembre de 1716 aos.
Benito de Estrada [rbrica].
AGN, Inquisicin, vol. 1051, exp. 4, ff. 53r.
(Catlogo: 2284)
21
lucerna: en la germana vale candela (Aut.).
De pactos, brujas y tesoros
219
[4. Los gatos]
Proceso que el Santo Oficio sigui a Mara Gmez, acusada por su hija, Juana
Theresa Gmez, y a una india amiga suya, por ser brujas y tener pacto con dos
demonios en forma de gatos.
En el pueblo de Ayo el Chico,
22
de la jurisdiccin de la Varca, en onse
das del mes de julio de mil setecientos i treinta y sinco aos, ante su
merced el seor vicario juez, seor bachiller don Diego de Garibay
Gonzles y Valds, i de comicin, por lo tocante a esta causa, por el
seor doctor don Miguel Romero Lopes de Arbisu (consultor i comisa-
rio del Santo Oficio de la Ynquisicin de este reyno), pareci Juana Tere-
sa Gomes, espaola, casada que dixo ser con Cayetano Salsedo, mestizo,
hija natural de Mara Gomes, quien, juramentada en devida forma de
derecho, por Dios nuestro seor i una seal de la santa cruz, bolun-
tariamente, sin ser forsada, sino que de su proprio
23
motu y por temer a
Dios nuestro seor, y para el descargo de su conciencia, declar que la
dicha Mara Gomes, madre de la que declara, casada con Xabier Macas,
tiene pacto implcito con el demonio.
Que la bisto, por tres ocaciones, bolar en el modo que dir: que es
que tiene un gato (no save si es gato biviente o el mismo demonio); que
este es de color prieto; que este, estando dicha su madre desnuda en un
rincn que tiene sercado en su dormitorio, ba el gato i le lame todo el
cuerpo de arriba abajo. Entonses ella se boltea de un lado al otro i le da al
gato un sculo en la parte posterior. Que entonses dise su madre estas
palabras: De billa en villa, sin Dios ni Santa Mara.
24
Entonses, despide toda la carne de su cuerpo, piernas y brasos, apar-
te, la de la cara y pechos separada por ministerio de el gato, y queda sola
la osamenta, aviendo antes sacdole los ojos, los que mete dicho gato
22
Ayo el Chico o Ayochico: pueblo cabecera de la municipalidad de La Barca,
en el estado de Jalisco.
23
En el original: propropio.
24
El mismo conjuro aparece en otros relatos tradicionales espaoles, como
los recogidos por Aurelio M. Espinosa en el siglo XX: La bruja de Crdoba y
La bruja de Granada (1946: nms. 403 y 404).
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devajo de un tenamaste.
25
Que, al tiempo de quererse separar la car-
ne de el cuerpo, comiensa el gato a parrsele en dos pies, mauyndole, y
que entonses se desaparese i sale una lucecita berde dando como saltos,
i que a cada salto se apaga i enciende, i el gato en su seguimiento.
Y en compaa de otra yndia, que la biene en la misma forma a sacar
desde Chichimiquillas,
26
la que trai tambin otro gato prieto. Que de
esta suerte se ban como a la media noche i buelven a el amaneser, y que
juntamente se desaparese la osamenta. Que la dicha yndia, cuyo nom-
bre es Leonor, soltera, ya bieja, hase las mismas demostraciones con su
gato que dicha su madre. Que dicha yndia dexa su carne separada de la
de su madre. Que quando buelben, los dichos gatos sacan los ojos de de-
vajo de el tenamaste, que est destinado a este fin i sin servir de otra
cosa, y se los ponen. Y que despus les ponen la carne de la cara y dems
partes de el cuerpo, y echo esto se desparesen los gatos, i ellas se rrecogen
a dormir el rresto de la maana. Que despus que se lebantan, se despi-
de dicha yndia y se ba para Chichimiquillas, que es a un lado de Jalpa.
27
Que esto lo bi por tres beses, porque para ello dicha su madre la
llamava, como que pretenda ensearla a bolar i haser lo que haca. Y
que un da le hiso al gato sacase los ojos a la que declara, en que experi-
ment bastante dolor, que no hiso la demostracin de besar al gato la
parte posterior ni le separaron la carne de la osamenta. Que, bolando
todas, bol la que declara como beinte pasos, i se qued. Y que no lo
echo otra bes, porque pide misericordia y confiesa su culpa, de que est
arrepentida, y declara aberlo echo forsada y por darle gusto a su madre.
Declara haverse quedado en la parte que cay hasta que bolvieron de su
biaje, y que el gato le puso los ojos como a las dems.
Declara que su madre tiene en la caxa dos muecas penetradas de es-
pinas, por todo el cuerpo de dichas muecas, y en un ojo de agua que
est immediato a la casa, tiene enterrado un mueco. I que tiene malefi-
25
tenamaste: Del azteca tenamaxtli [...]. Entre los indgenas y gente pobre,
cada una de las tres piedras que componen el fogn, y sobre las cuales se coloca
la olla, el comal, etctera, para cocinar o cocer (Santamara, s.v.).
26
Chichimiquillas: pueblo del estado de Jalisco. (Varios otros pueblos, de los
estados de Quertaro y Michoacn llevan o llevaron el mismo nombre.)
27
Jalpa: pueblo del actual estado de Jalisco.
De pactos, brujas y tesoros
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ciadas a dos mugeres casadas, a la una sin campanilla,
28
llamada Jose-
pha de Ornelas, y a la otra, siega; que esta se llama Josepha Fuentes,
muger de Francisco Ramires, i la primera, muger de Gabriel de Ornelas.
Declara asimesmo tener su madre dos redomas pequeas de ungento
colorado, que se unta quando buela. Que ha tres aos que exercita su
madre este oficio, la que nunca tray rosario, ni resa, ni tiene devocin
alguna, que nunca deja benir a su marido a misa.
Preguntada si save otra persona alguna de lo dicho algo, dixo que no
save que lo sepa otra persona, fuera de su confesor, a quien lo declar i dio
licencia para que le solicitase el rremedio de su alma i la de su madre.
Que esto es lo que puede y deve declarar, a que no le muebe odio ni
pacin alguna, sino que, como [dicho] lleva, lo hase por descargar su
conciencia y porque su alma, la de su madre, i la de la dicha yndia, no
se pierdan.
Dixo ser de edad de quinse aos. No firm por no saver; firmolo su
merced, de que doi fe. Fray bachiller Diego de Garibay Gonzales y Valds
[rbrica].
AGN, Inquisicin, vol. 1175, exp. 38, ff. 409v-
410v. (Catlogo: 2509)
[5. El cobarde]
A consecuencia de la autodenuncia de Ventura de la Cruz, el 3 de junio de 1789
el Santo Oficio de Mxico enva a fray Juan Guadalupe de Len a investigar una
historia acerca de una cueva en la que se realizaban pactos demonacos. Al final,
el hombre descubre que la ancdota tuvo su origen en una burla de borrachos.
Yllustrsimo seor:
Bentura de la Cruz Orta, mestiso, preso en la Real Casa de la Acorda-
da, mobido de un verdadero arrepentimiento y deseoso de salir de el
atoiadero de mis culpas, paresco ante vuestra seora ylustrsima i digo
28
sin campanilla: muda?
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
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que, caminando para esta ciudad, encontr en el pueblo de Chalcan-
singo
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a Jos Bonifasio, de calidad moreno, quien, preguntndome a
dnde iva, proqur apartarme de seguir el camino i me dijo ser mejor
furamos a una cueba donde conseguiramos dinero y qualesquiera otra
cosa que nesesitramos (en lo que se allava instruido por unos yndios
de aquel lugar).
En efecto, yo proqur informarme de los referidos yndios, pregun-
tndoles de dnde tomaban dineros y caballos, a lo qual me dijeron que,
si quera tener lo propio, fuera a la cueva don[de] ellos conseguan lo
que nesesitaban, en la que allara un seor mui ermoso; que, a poco tre-
cho de la puerta, me saldra un chibato neg[r]o, el qual luego se bolteara
para que le besara la trasera. Que ms adelante me saldra una gran
serpiente, a la que no isiera resistensia, pues esta se enrroscara en mi
cuerpo asta el cuello, mas, dejndola, no me daara, y luego me dejara
libre para seguir asta el sitio donde estaba el supradicho caballero (el
que era el demonio), a quien pidiera lo que nesesitara.
Yo, miserable, en compaa de Jos Bonifasio, fui a la cueva, me quit
el rosario en la puerta, lo colgu donde pude, saqu lumbre, ensend
luz, emprend entrar, como lo ejequt. Mas a corto trecho se me serr el
paso, me amedrent, no all paso y me rebolv con asco.
Seor yllustrsimo, [de] mi ierro en esta bana crensia me allo arrepen-
tido, protesto la enmienda y suplico a su piedad. Pido la absolusin y
deseo se me imponga la penitensia, la que cumplir de buena voluntad.
A vuestra seora ylustrsima rendidamente suplico me conseda lo que
llevo insinuado.
No sabe firmar.
Interrogatorio a Ventura de la Cruz por fray Juan Guadalupe de Len
En la Ciudad de Mxico, a 17 de agosto de 1789, estando en la Casa de la
Acordada, en quarto de los padres priores prefectos, inmediato a la ca-
pilla, en conformidad de el superior decreto y faqultad de vuestra seo-
29
Chalcansingo o Chalcatzingo: localidad de Jantetelco, municipio del estado
de Morelos, en el que en el siglo XX se descubri un centro ceremonial pre-
hispnico.
De pactos, brujas y tesoros
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ra yllustrsima dada a m, frai Juan Guadalupe de Len, estando pre-
sente y actuando como notario el prefecto de crseles, bachiller don
Agustn Montejano y Larrea, ise juramento, ante el sitado reverendo
padre comisionado, de exersitar el ofisio con toda fidelidad y secreto,
aserca de la declaracin y denuncia de Bentura de la Cruz Orta, para
cuio efecto fue llamado al sitado quarto de los padres priores, en el qual,
estando ia, se le tom juramento [...].
Dijo que se llama Bentura de la Cruz Orta, que tiene de edad veinte y
quatro aos, que nasi en el pueblo de Piasda [sic?], jurisdicin de puer-
to de Acapulco, que es mestiso de naturalesa, que sus padres son difun-
tos y que l es soltero. Que de edad como de dose aos se sali de su
pueblo y se fue al puerto de Acapulco, donde tom la casaca de soldado
en el regimiento de los fijos; que tomara dicha casaca de dies y seis
aos, avindose ocupado los quatro aos que restan en la ocupasin de
arriero. Que de soldado estubo como dos aos y lleva aviendo deserta-
do serca de seis aos, en cuio tiempo andado por bariedad de lugares,
huiendo [...].
Preguntado, lo primero, si de lo que se inform y le propuso el
Bonifasio ava credo alguna cosa, y respondiendo que algo crei, i por
tal, aconsejado de el Bonifasio, se quit el rosario y entr en la cueba,
aunque, a poco trecho, como de trres baras, el sobresalto interior que
llevaba y el temor cathlico con que se entr en la cueba le causaron tal
horror que se sali, y trras de l el dicho Bonifasio. Y aunque este no
tom otra ves el rosario que ava dejado, el denunsiante s bolvi a to-
mar el suio.
Preguntado, lo segundo, si ava echo alguna acsin, o dentro de s
alguna invocasin partiqular, conforme a lo que le avan contado o di-
cho, respondi que no, i que, entrrando en dicha cueba, como a las trres
baras, no allando ms que una abertura pequea, por la que, arrastrn-
dose, iba entrando el dicho Bonifasio, el denunsiante dijo interiormente:
Ave Mara santsima!. I luego se sali de la cueba y trras l el Bonifasio,
a quien dijo:
Ves cmo no ai nada? Todo es mentira.
Y que juntos se fueron para el pueblo de Jantetelco, donde estaba el
declarante trabajando en las milpas i el Bonifasio en otra parte. I que de
noche se vean en la casa donde el declarante trabajaba; que esto durara
Cecilia Lpez Ridaura, Berenice Granados, Claudia Carranza Vera
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como veinte das, en cuio tiempo nunca le dijo el Bonifasio cosa alguna
que fuera contra santa fe, ni le vio cosa contra ella.
Preguntado, lo tercero, quin es el dicho Bonifasio, respondi que lo
conosi en Tenango
30
y vio que era negro. Que, segn se acuerda, ten-
dr de veinte a veinte un aos. Que supo de l que era soltero, pero no
de su lugar, ni dnde viva, ni de residensia alguna fija donde pudiera
estar. Que le parese que es un hombre mui libre, sin asistensia fija en
alguna parte. Que lo vio trabajar quando estubieron juntos en las asiendas
y trapichis, sin parar en ninguno. Que lo que vio en l era que tocaba
muncho en bigela y juntamente cantaba. Que es de comn cuerpo,
aunque algo feo de cara y osicn. Que no sabe otra cosa de dicho
Bonifasio.
Preguntado, lo cuarto, quines o quntos fueron los yndios que le
instruieron de la cueba i le aconsejaron que fuera, respondi que, aun-
que ava munchos, fueron slo dos los que sobre esto le ablaron. Que
estos son de el pueblo de Chalcansingo, que no se acuerda de sus nom-
bres. I que, as, estos dos que le ablaron sobre este asunto, como los otros
que estaban all, avan vevido, i estaban bebiendo mescale, y a ellos y
con ellos bebieron tambin el Bonifasio i el declarante. I que, as, bebi-
dos, este denunciante i el Bonifasio, fueron a la cueba. I que esto fue el
mes de junio, un da domingo de el ao pasado de 88.
Al trmino de su interrogatorio, fray Juan Guadalupe de Len slo agrega que
del tal Bonifasio no haba hallado otra alguna razn ni luz. Aos despus, en
1809, se anota que la investigacin queda cerrada y que el denunciante quiz
no est ni en la crcel ni en este mundo.
AGN, Inquisicin, vol. 1391, exp. 16, ff. 263r-
264v. (Catlogo: 2397)
30
Tenango: Tenango del Valle; hoy, municipio del Estado de Mxico.
De pactos, brujas y tesoros
225
Bibliografa citada
Aut.: Diccionario de Autoridades, ed. facsimilar. Madrid: Gredos, 1984.
Catlogo: Mara gueda MNDEZ, coord. Catlogo de textos marginados
novohispanos. Inquisicin: Siglos XVIII y XIX. Mxico: AGN/ El Colegio
de Mxico / Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1992.
ESPINOSA, Aurelio, 1946. Cuentos populares espaoles recogidos de la tradi-
cin oral. 2 vols. Madrid: CSIC.
SANTAMARA, Francisco J. Diccionario de mejicanismos. Mxico: Porra,
1959.

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