Antonio Alatorre resume la biografía de Juan Rulfo según el esbozo publicado por Federico Munguía. Menciona que Rulfo nació en 1917 en Jalisco en el seno de una familia acomodada. Sin embargo, su familia se vio afectada por la violencia de la Revolución Mexicana y el bandolero Pedro Zamora, lo que los forzó a mudarse varias veces. En 1923, cuando Rulfo tenía 6 años, su padre fue asesinado. Más tarde, en 1927, su madre murió y él y su her
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Antonio Alatorre resume la biografía de Juan Rulfo según el esbozo publicado por Federico Munguía. Menciona que Rulfo nació en 1917 en Jalisco en el seno de una familia acomodada. Sin embargo, su familia se vio afectada por la violencia de la Revolución Mexicana y el bandolero Pedro Zamora, lo que los forzó a mudarse varias veces. En 1923, cuando Rulfo tenía 6 años, su padre fue asesinado. Más tarde, en 1927, su madre murió y él y su her
Antonio Alatorre resume la biografía de Juan Rulfo según el esbozo publicado por Federico Munguía. Menciona que Rulfo nació en 1917 en Jalisco en el seno de una familia acomodada. Sin embargo, su familia se vio afectada por la violencia de la Revolución Mexicana y el bandolero Pedro Zamora, lo que los forzó a mudarse varias veces. En 1923, cuando Rulfo tenía 6 años, su padre fue asesinado. Más tarde, en 1927, su madre murió y él y su her
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Antonio Alatorre resume la biografía de Juan Rulfo según el esbozo publicado por Federico Munguía. Menciona que Rulfo nació en 1917 en Jalisco en el seno de una familia acomodada. Sin embargo, su familia se vio afectada por la violencia de la Revolución Mexicana y el bandolero Pedro Zamora, lo que los forzó a mudarse varias veces. En 1923, cuando Rulfo tenía 6 años, su padre fue asesinado. Más tarde, en 1927, su madre murió y él y su her
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n: Senate, 1995.
eatro de virtudes poHticas".
~ a , 1960. 225-361. Ia corporal de Artaud y distin- IAM, 1994. cana La persona de Juan Rulfo ANTONIO ALA TORRE EL COLEGIO DE MEXICO RESUMEN: Antonio Alatorre despliega el juego de mascaras con las que Juan Rulfo construy6 su persona y algunas posiciones frente a Ia critica. Tras el rostro publico de aquel personaje defi- nido por Juan Jose Arreola como "hurafio, cazurro, ladino", el ensayista nos descubre a un Rulfo profundamente humano: "Juan tuvo siempre el habito de Ia mentira. Empleo Ia palabra mentira sin ninguna carga moral, en el sentido desnudamente objetivo de 'falta de verdad'. Juan rodeo su persona y su obra de toda clase de mentiras, o digamos ocultaciones, ficciones, inven- tos, medias verdades, silencio." Desde luego, el trato personal de Alatorre con el au tor de Pedro Paramo alienta y matiza Ia escri- tura de esta semblanza. ABS7RACT. Antonio Alatorre shows the play of masks that Rulfo used to construct his persona and some attitudes towards criticism. Behind the public image of that character defined by juan jose Arreola as "sullen, surly, sly", the essayist reveals a profoundly hu- man Rulfo: ''juan always had the habit of telling lies. I use the word lie without any moral meaning, in the bare and objective seme of 'lack of truth'. juan surrounded himself and his work with all kinds of lies, or let us say, concealings, fictions, fabrications, half truths, silence." Of course, Alatorre's personal contact with the au thor of Pedro Paramo animates and modulates this portrait. Literatura Mexicana X. 1-2 (99. 1-2), pp. 225-247 La persona de Juan Rulfo': ANTE todo, creo necesario explicar mi presencia en este Simpo- sio. Cuando me lleg6 la invitaci6n para participar en e1 y vi que los "temas" que se propon!an eran "los mitos de la identidad na- cional", "el problema de la etnicidad", "oralidad y escritura" y otros as!, conteste que me senda incapaz de discurrir sabre casas tan altas, tan especializadas, y propuse un tema mas modesto, a ras del suelo, que me fue aceptado. (El titulo que figura en e1 programa, "Desmitificaci6n del discurso biografico de Juan Rul- fo", nolo puse yo.) A Juan lo conod en Guadalajara, a fines de 1944. Me lo presen- t6 Juan Jose Arreola. En 1945 Arreola y yo le publicamos en Pan, la revistita que had amos, dos de sus primeros cuentos: "Nos han dado la tierra" y "Macari a". Despues, a partir de 1946, cuando me traslade a la ciudad de Mexico, mi trato con e1 no fue sino espora- dico, aunque siempre afectuoso. Pero en esa epoca de Guadalaja- ra, en que platique mucho con el, jamas me cont6 nada de su familia, de su infancia, de su primera juventud. Los datos que voy a exponer y comentar se basan en e1 esbozo biografico publicado por Federico Munguia un aiio despues de la muerte de Juan. Es un * Ensayo le1do (sin las notas) el31 de octubre de 1996 durante el "Seminario Internacional Juan Rulfo" organizado por el departamento hispanico de la Uni- versidad de Ottawa. Se ha publicado -pero en forma :nutilada- en la Revista Canadiense de Estudios Hispanicos, 22 (1998), num. 2, pp. 1-13. [N. E. Apareci6 con erratas en nuestro numero anterior (IX-2, pp. 367-386), por lo cuallo publi- camos de nuevo.] Literatura Mexicana 227 libro pequeiio pero jugoso. Munguia conoce bien los datos auto- biograficos que Juan esparci6 en no pocas entrevistas, pero parece haber sido el primero que acudi6 a otras fuentes, en particular documentos de archive y conversaciones con hermanos de Juan y con personas que lo conocieron de niiio 1 . Comienzo, pues, con un breve resumen. Juan Nepomuceno Perez Rulfo, el padre de Juan, poseia una regular hacienda en la region de Sayula 2 . Maria Vizcaino, la ma- dre, venia de una familia aun mas rica. A fines del siglo XIX su padre, Carlos Vizcaino, habia fundado en la jurisdicci6n de Tux- cacuesco, no lejos de San Gabriel, la hacienda de Apulco, invir- tiendo en ello mucho dinero. La hacienda, naturalmente, ya no existe, pero queda el temple, con su "airosa figura" y su altar de marmol (Munguia 15), testimonio de una riqueza considerable. En ese temple de hacienda porfiriana se celebr6, en enero de 1914, la boda de Maria Vizcaino y Juan Nepomuceno Nrez Rul- fo, y all!, a fines del mismo aiio 1914, fue bautizado el primero de los vastagos, Severiano Perez Vizcaino. Juan habda nacido tambien en Apulco y habria sido bautizado en ese bonito temple de no haber sobrevenido "la bola", o sea, en el caso del sur de Jalisco, las fechorias del bandolero Pedro Zamo- ra, que "asolaba, robaba, plagiaba, quemaba haciendas y pueblos, violaba mujeres y mataba sin compasi6n" (Munguia 31), y tam- 1 El hermoso libro de Fabiola Ruiz, Por el camino de Juan, Zapopan, Jal., 1995, basado asimismo en documentos de archive yen entrevistas, supera al de Munguia en numero de datos, pero su utilizaci6n se dificulta porque no tiene formate "tecnico", sino que esra escrito a manera de "glosa" poetica o imaginati- va. Complemento valioso de este libro es el album fotografico reunido y presen- tado por la misma autora: Por el camino de juan (Iconografia), Universidad de Guadalajara, 1996. 2 (Habra un mapa en que figure esta hacienda? El nombre que le da Munguia es San Pedro Toxin; parece mas convincente el que le da Fabiola Ruiz: San Pedro Totz{n. Literatura Mexicana 228 bien, poco despues, "la 1 silamientos, ahorcados y Perez Vizcaino tuvieron 1 los dos siguientes vastag vivi6 pocos dias), yen 19 familia se traslad6 a Gu: Francisco, en 1919. A fii su teatro de operaciones. aun perduran, debidamE regresaron entonces, no : donde vivieron en una c mo vast ago, Eva, y alH, Severiano y Juan su edt acababa de cumplir seis ~ sin importancia" (Mungt con los cuatro niiios, pe lapso, mand6 a Severiar Luis Silva de Guadalajar; raci6n fue el ultimo ad mismo aiio, a los treinta maries en el orfanatorio la arquidi6cesis de Guad San Gabriel y vivi6 algU tomando cafe y leyendc no habia luz electrica" 1935, Juan y sus dos he1 llevados a la ciudad de }, Rulfo, militar y politic "M I I 1 e senu mas so o que y nadie hablaba c o n m i ~ abandonado". (Lo cual estaba con el desde muc conoce bien los datos auto- >eas entrevistas, pero parece otras fuentes, en particular tles con hermanos de Juan y .ifio 1 Comienzo, pues, con . padre de Juan, pose1a una Ja 2 Maria Vizcaino, la ma- ca. A fines del siglo XIX su :> en la jurisdicci6n de Tux- hacienda de Apulco, invir- ienda, naturalmente, ya no 'airosa figura" y su altar de una riqueza considerable. La se celebr6, en enero de tn Nepomuceno Perez Rul- fue bautizado el primero de ,, Jco y habria sido bautizado "la bola", o sea, en del bandolero Pedro Zamo- haciendas y pueblos, (Munguia 31), y tam- de juan, Zapopan, Jal., Livo y en entrevistas, supera al de cion se dificulta porque no tiene de "glosa" poetica o imaginati- wn fotografico reunido y presen- wan (Iconografia), Universidad de ia? El nombre que le da Munguia ' el que le da Fabiola Ruiz: San bien, poco despues, "la revoluci6n cristera con su cauda de fu- silamientos, ahorcados y demas hechos violentos" (Ibid. 32). Los Perez Vizcaino tuvieron que refugiarse en Sayula, donde nacieron los dos siguientes vastagos: en 1916 Maria de los Angeles (que vivi6 pocos dias), yen 1917 Juan. En busca de mayor seguridad, la familia se traslad6 a Guadalajara, donde naci6 el siguiente hijo, Francisco, en 1919. A fines de este afio abandon6 Pedro Zamora su teatro de operaciones, no sin dejar negrisimos recuerdos (que aun perduran, debidamente folklorizados). Los Perez Vizcaino regresaron entonces, no a Apulco ni a Sayula, sino a San Gabriel, donde vivieron en una casa alquilada. AlH, en 1921, naci6 el ulti- mo vastago, Eva, y alH, en una escuelita de monjas, comenzaron Severiano y Juan su educaci6n primaria. En 1923, cuando Juan acababa de cumplir seis afios, fue asesinado el padre "por motivos sin importancia" (Munguia 22). La madre se qued6 en San Gabriel con los cuatro nifios, pero en 1927, obviamente al borde del co- lapso, mand6 a Severiano y a Juan, como internos, al instituto Luis Silva de Guadalajara, que era orfanatorio y escuela. Esta sepa- raci6n fue el ultimo adios, pues la madre muri6 a fines de ese mismo afio, a los treinta de su edad. Terminados los estudios pri- marios en el orfanatorio, Juan ingres6 en 1932 en el seminario de la arquidi6cesis de Guadalajara, de donde sali6 en 1934. Regres6 a San Gabriel y vivi6 alglin tiempo en Apulco, donde "se amaneda tomando cafe y leyendo a la luz de una vela, pues en la hacienda no habia luz electrica" (Munguia 27). Poco despues, a fines de 1935, Juan y sus dos hermanos menores, Francisco y Eva, fueron llevados a la ciudad de Mexico, a casa del tio paterna David Perez Rulfo, militar y poHtico. Juan dira en 1980 (Poniatowska 151): "Me send mas solo que nadie cuando llegue a la ciudad de Mexico y nadie hablaba conmigo, y desde entonces la soledad no me ha abandonado". (Lo cual pide una pequefia apostilla: la soledad ya estaba con ei desde mucho antes.) Literatura Mexicana 229 En enero de 1936, pocas semanas despues de llegar a Mexico, Juan se incorpor6 a la burocracia federal como empleado de la Secretaria de Gobernaci6n, y all! sigui6 hasta mediados de 1947. A quienes se interesen por esta larga, oscura y melanc6lica etapa de su vida -de los 18 a los 30 afios-, les recomiendo mi articulo "Cuitas del joven Rulfo, bur6crata", porque se basa en el expe- diente mismo de Gobernaci6n 3 . Entresaco de alH unos cuantos hechos. Quien promovi6 la entrada de Juan en la burocracia fue su do David, hombre muy allegado al general Manuel Avila Ca- macho, a cuyas 6rdenes hab.la peleado en 1928 contra los cristeros de la zona de Zapotlan el Grande; Avila Camacho, a la saz6n secretario de Guerra en el gabinete de Cardenas, es quien firma la solicitud de empleo para "el joven Juan Perez Vizcaino, elemento sin vicios, trabajador, y de una conducta intachable". En los papeles del expediente el nombre es siempre Juan Perez Vizcaino. Durante todos estos afios esta Juan en los escalones .lnfi- mos de la piramide burocratica: en 1936 es "oficial quinto", con sueldo mensual de $128; en 1937 "taqu.lgrafo de tercera", con suel- do aun menor: $114; en 1938 "archivista de cuarta", otra vez con sueldo de $128. Etcetera. Y muy a menudo le descuentan algunos pesos por sus faltas de puntualidad. En efecto, constantemente se presenta en la oficina con media hora, una hora, una hora y media de retraso. Constantemente tambien se reporta enfermo, y al punto acude a su casa el medico-inspector de la Secretar.la, para ver si es cierto. A lo largo de los afios hay informes medicos en que figuran las palabras "gripe", "enteritis", "gastritis", "intoxica- 3 Se publico en la revista Umbra/ de Guadalajara, num. 2 (primavera de 1992), pp. 58-71. El documento final del expediente es copia de una "Constancia de servicios prestados a la Secretaria de Gobernaci6n por el C. Juan Perez Viz- caino", expedida en septiembre 1978 "a solicitud del interesado". Me pregunto: (que interes habra tenido Juan, a tales alturas, rodeado de fama mundial, siete anos antes de su muerte, por esa constancia de servicios burocraticos? Misterio. Literatura Mexicana 230 cion", "apendicitis", "con mas hacen saber en cuant labores: a veces una mafi sumo ... 4 De octubre de 1939 a ~ no infierno gracias a una mente en esos cuatro me! baj6 en su primera nove. sido El hijo del desconsuelc lado a Guadalajara. Fue c cerca. Y fue entonces c firmados ya con el nom Rulfo. Suele decirse que este c do David Perez Rulfo ~ las razones del cambio s< tuvo siempre el habito de sin ninguna carga moral, 'falta de verdad'. Juan ro 4 Cosa notable: el 23 de ma hace merecedor de una repriqle polida"!- una rosa en el jardinc 5 Veinte anos despues nos d novela, intitulado "Un pedazo carlo en la Revista Mexicana de "Enero, 1940". Iba a ser una n Arreola en una charla de 1988,. "Cuando Juan Rulfo comenza tenia la nostalgia de una literat me dice: 'Y a me estoy cansand1 najes rancheros ... ; voy a hacer novela que se iba a desarrollar c cosas del principia de esa novel :lespues de llegar a Mexico, feral como empleado de la i6 hasta mediados de 1947. oscura y melancolica etapa les recomiendo mi an.lculo porque se basa en el expe- esaco de alH unos cuantos ~ J u a n en la burocracia fue general Manuel Avila Ca- :n 1928 contra los cristeros vila Camacho, a la sazon :ardenas, es quien firma la Perez Vizcaino, elemento a intachable". bre es siempre Juan Perez Juan en los escalones .lnfi- 6 es "oficial quinto", con rafo de tercera", con suel- l de cuana", otra vez con Ldo le descuentan algunos !fecto, constantemente se La hora, una hora y media e repona enfermo, y al :or de la Secretar.la, para Lay informes medicos en is", "gastritis", "intoxica- lajara, num. 2 (primavera de e es copia de una "Constancia i6n por el C. Juan Perez Viz- lei interesado". Me pregunto: leado de fama mundial, siete ricios burocd.ticos? Misterio. cion", "apendicitis", "conmocion", "choque nervioso", y que ade- mas hacen saber en cuanto tiempo podra el empleado renovar sus labores: a veces una manana, a veces un dla entero, tres dlas a lo sumo ... 4 De octubre de 1939 a enero de 1940 huyo Juan de este mezqui- no infierno gracias a una licencia sin goce de sueldo. Fue segura- mente en esos cuatro meses, que paso en Guadalajara, cuando tra- bajo en su primera novela, cuyo titulo provisional parece haber sido El hijo del desconsuelo 5 A mediad as de 1941 consiguio su tras- lado a Guadalajara. Fue entonces -en 1945- cuando lo trate de cerca. Y fue entonces cuando publico sus primeros cuentos, firmados ya con el nombre con que el mundo lo conoce: Juan Rulfo. Suele decirse que este cambia de nombre le fue sugerido por su t.lo David Perez Rulfo (Munguia 40). Yo no lo creo. Yo creo que las razones del cambia son menos simples, mas profundas. Juan tuvo siempre el habito de la mentira. Empleo la palabra mentira sin ninguna carga moral, en el sentido desnudamente objetivo de 'falta de verdad'. Juan rodeo su persona y su obra de toda clase 4 Cosa notable: el23 de marzo de 1937 el empleado Juan Perez Vizcaino se hace merecedor de una reprimenda por haber cortado -jy "ante la presencia del policia"!- una rosa en el jardincito que hay en la entrada principal de la Secretaria. 5 Veinte aiios despues nos dio a Tomas Segovia y ami un fragmento de esa novela, intitulado "Un pedazo de noche", y nosotros nos apresuramos a publi- carlo en la Revista Mexicana de Literatura (septiembre de 1959). Esta fechado en "Enero, 1940". Iba a ser una novela de ambientaci6n urbana. A ella se refiere Arreola en una charla de 1988, pero, evidentemente, equivocando la cronologia: "Cuando Juan Rulfo comenzaba a escribir los cuentos de Elllano en llamas, tenia la nostalgia de una literatura ciudadana ... ; a mi, no una vez, varias veces, me dice: 'Y a me estoy cansando de escribir estos cuentos de la tierra, de perso- najes rancheros ... ; voy a hacer una novela ciudadana'. Y empez6 a escribir una novela que se iba a desarrollar en Santa Maria La Ribera; hasta me ley6 algunas casas del principia de esa novela" (Homenaje 206-207). Literatura Mexicana 231 de mentiras, o digamos ocultaciones, ficciones, inventos, medias verdades, silencio. Mas aun: de ese modo hizo su persona, y por eso el presente ensayo se llama "La persona de Juan Rulfo". Bien vista, se trata de un fenomeno humano general: todos ocultamos, todos fingimos, todos representamos un papel en el gran teatro del mundo. {En latin, como se sabe, persona es "mascara", "papel teatral", "personaje".) Pero en Juan Rulfo este fenomeno estaba como exacerbado. E1 cariiioso retrato que Arreola hizo de el (Del Paso 119) me parece perfecto: Juan era "huraiio, cazurro, ladino". Habia en el "como una fuerza oblicua, al sesgo. No habia una recta en su pensamiento, sino un 'diagonalismo', un espiritu de alfil". (Y aiiade: "En ocasiones, cuando conversaba con el, tenia la impresion de que los dos ment1amos pero estabamos de acuerdo en hacerlo".) He aqui, para comenzar, una mentira pequeiia, pero diflcil de explicar. En un documento del expediente de Gobernacion, de fines de 1936, declara Juan que con el, aunque no dependiendo de el, viven sus dos hermanos menores. Pero (par que dice que Francisco tiene 14 aiios y Eva 12, cuando en realidad tienen, res- pectivamente, 17 y 13? Me parece normal que alguien no sepa la edad de primos que viven en otra ciudad, pero aqui se trata no solo de hermanos, sino de hermanos que viven en la misma casa. Parece una mentira muy gratuita, muy rara, totalmente desnuda de intencion. Pero quiza no sea propiamente mentira, sino mas bien un no prestar atencion a la realidad, un no darse cuenta. He aqui otra mentirilla. Del apellido materna, Vizcaino, dijo Juan en 1980: "Nadie, ningl1n espaiiol se llama Vizcaino. Ese ape- llido no existe. Por lo tanto, lo inventaron en Mexico" (Ponia- towska 43). Puede tratarse de simple falta de informacion: el ape- llido Vizcaino es tan normal en Espana como los apellidos Catalan, Gallego, Castellano, etc. Pero creo que se puede ahondar un poco. Rulfo fue gran lector de libros de historia, sabre todo los Literatura Mexicana 232 que tratan de los lugares er region que en el siglo XVI Alonso de Avalos y que c de A.valos" 6 . Por esas hist1 meros pobladores de la Z< pais vasco, y concluyo, sir de esos pobladores acabaro to. Pero creo que lo que curiosidad de Juan par sus La que sigue es una n Juan, uno de sus tatarabu los franceses durante la In Ahara bien, ese tatarabuel si, pero naturalmente no ~ 6 Juan fue lector fanatico de en varias materias, sobre todo er de honor con diploma de prime. qued6 grabado algo que un dfa n co tuvo la grata sorpresa de ver , quial) estaba intacto, a pesar de ' en la librerfa El Agora, casi me f tar seguidos a D. Miguel Hidalgo ) narices, diciendome: "jC6mprah agradezco: ellibro vale la pena). en 1963 escribi6 un pr6logo pan del conquistador de Jalisco, Nu con Juan se inici6 con motive de noticias de el, lo alent6 a pubU sobre esa zona en la historia de sobre ella") y le sugiri6 intitulat bien se interes6 por la historia d co. V ease la "Presentaci6n dellil ferencia de Juan Rulfo" (con intc Alatorre y Emmanuel Carballo), Jicciones, inventos, medias odo hizo su persona, y por rrsona de Juan Rulfo". Bien o general: todos ocultamos, un papel en el gran teatro mona es "mascara", "papel lulfo este fenomeno estaba que Arreola hizo de el (Del l "huraiio, cazurro, ladino". al sesgo. No hab.la una un esp.lritu de 1 conversaba con el, tenia la pero estabamos de acuerdo 11tira pequefia, pero diHcil ediente de Gobernacion, de aunque no dependiendo es. Pero cpor que dice que 11do en realidad tienen, res- mal que alguien no sepa la Ldad, pero aqu.l se trata no tue viven en la misma casa. y rara, totalmente desnuda I aamente menura, smo mas lld, un no darse cuenta. do materno, Vizcaino, dijo ,se llama Vizcaino. Ese ape- lltaron en Mexico" (Ponia- lllta de informacion: el ape- spaiia como los apellidos creo que se puede ahondar s de historia, sobre todo los que tratan de los lugares en que ei nacio y se crio, el sur de J alisco, region que en el siglo xvr fue otorgada en encomienda a un tal Alonso de A. valos y que durante la Colonia se llamo "Provincia de A.valos" 6 . Por esas historias supo Juan que algunos de los pri- meros pobladores de la zona fueron vizca.lnos, gente venida del pais vasco, y concluyo, sin mas, que los descendientes de algunos de esos pobladores acabaron por apellidarse Vizcaino. Puro inven- to. Pero creo que lo que hay en el fondo de esta mentira es la curiosidad de Juan por sus propios or1genes, por sus rakes. La que sigue es una mentira bastante mas compleja. Segun Juan, uno de sus tatarabuelos, Juan Manuel Rulfo, peleo contra los franceses durante la lntervencion y el Imperio (M:unguia 39). Ahora bien, ese tatarabuelo, nacido en Queretaro en 1784, peleo, s.l, pero naturalmente no en la guerra de Intervencion, sino en la 6 Juan fue lector fanatica de libros de historia. En el seminario anduvo mal en varias materias, sobre todo en latin, pero "significativamente obtuvo examen de honor con diploma de primera clase en historia patria" (Munguia 35). Se me qued6 grabado algo que un dia me dijo en Guadalajara: en un viaje a Tuxcacues- co tuvo la grata sorpresa de ver que el archive (no se si el municipal 0 el parro- quial) estaba intacto, a pesar de "la bola". Hacia 1980, una vez que coincidimos en la librerla El Agora, casi me forz6 a comprar los Procesos inquisitorial y mili tar seguidos a D. Miguel Hidalgo y Costilla (Mexico, 1960). Me puso ellibro en las narices, diciendome: "jC6mpralo ahorita mismo, porque esti agotado!" (y se lo agradezco: ellibro vale la pena). Consta que ley6 a los cronistas de la Colonia, y en 1963 escribi6 un pr6logo para la reedici6n facsimilar de las Noticias hist6ricas del conquistador de J alisco, Nuiio de Guzman. Dice Munguia que su relaci6n con Juan se inici6 con motive de un libro suyo sobre el sur de Jalisco. Juan tuvo noticias de el, lo alent6 a publicarlo ("Es importante porque existe un vado sobre esa zona en la historia de J alisco, ya que hasta la fecha nada se ha escrito sobre ella") y le sugiri6 intitularlo La Provincia de Avalos (Munguia 36). Tam- bien se interes6 por la historia de Colima, porci6n del mismo, mundo geografi- co. V ease la "Presentaci6n dellibro qued6 nuestra historia?, ultima con- ferencia de Juan Rulfo" (con intervenciones de Gonzalo Villa Chavez, Antonio Alatorre y Emmanuel Carballo), en Homenaje 249-261. Literatura Mexicana 233 de Independencia, y no del lado de Hidalgo o Morelos, sino del lado de los realistas. He aqui lo que dice Munguia con base en la Historia de Mexico de Niceto de Zamacois: "[Juan Manuel Rulfo] se desempefio con gran rigor fusilando buen numero de insurgen- tes. En 1813 es mencionado como capitan de la 'Compafiia de Indios Patriotas', cuerpos del ejercito formados en las poblaciones para luchar contra los insurgentes si se presentaren, y en el propio afio consta desempefiaba el puesto de 'cuarto elector' del ayunta- miento [de Zapothin el Grande]" (Munguia lOY, En 1821, al triunfar los insurgentes, ese tatarabuelo huyo a Tepic, regreso al sur de J alisco en 1825 y murio en Sayula en 1834, treinta afios antes de la Intervencion francesa. Quien si vivio entonces fue el hijo, o sea el bisabuelo de Juan, llamado Jose Maria Rulfo. Pero tampoco este peleo contra los franceses. AI contrario: en 1866, bajo Maximiliano, "aparece encuadrado en el gobierno imperialis- ta, como secretario del subprefecto de Sayula", y se las arreglo, al triunfar Juarez, para conservar el puesto de escribano publico, heredado de su padre (Munguia 11). As!, pues, esta es una mentira de dos cabezas. Por una parte tenemos la fusion de dos antepasa- dos en uno solo, y por otra parte una transmutacion y purifica- cion de la historia. No creo que sea una mentira calculada, tram- posa. Propongo esta hipotesis: a Juan se le quedo en la cabeza que un antepasado se habia distinguido en acciones de guerra, y que un antepasado habia vivido en tiempos de Maximiliano, y enton- ces, olvidando lo demas, o sea que tatarabuelo y bisabuelo habian estado en ellado "malo" de la historia de Mexico, hizo de los dos personajes uno solo y, poniendo a este en el lado "bueno", los 7 Naturalmente, los insurgentes tuvieron un odio muy especial por los mexi- canos que en 1810-1821 pelearon del lado de los espaiioles. A fines de 1810 circulaba una hoja volante, hecha en "imprentilla de mano", contra esas "almas negras, mercenarias, tan infames y viles como la de los perversos gachupines" (Alatorre 1992: 299). Literatura Mexicana 234 dejo limpios a los dos 8 Ft operaciones de la alquimi< La operacion alqu1mic: sobre su abuelo maternal son, primero, que Carlos Apulco, era muy rico, y s ba con miramientos cuand turaba; se contaba que los dos de los pulgares. Y es< con Carlos Vizcaino para l ra que el infeliz perdio lo Severiano, el hermano rna: contesto simplemente que rio ese abuelo, Severiano L I I o que aqm tenemos, segt dramatica expansion "pen sante de la ruina de la fa1 base folklorica 9
8 En esos Procesos contra Hi encontre el dato de que en 181( ciones" (como los de todas part Hidalgo nombr6 supervisor de puede haber sido lejano pariente borrosamente, con mis abuelos.) rre estuvo dellado "buena", ni ginalmente, en tales atrocidades. co!- que ese posible antepasado y Juan Manuel Rulfo al mando otra reflexi6n: los dos padres de fue hijo de un tipico "peon de h 9 Las vivencias, las experienc. mente amalgamadas con las c o s ~ plo, si lleg6 a ver con sus ojos es: ennegrecido meciendose al vien1 L l-!idalgo o Morelos, sino del dice Mungu.la con base en la iacois: "[Juan Manuel Rulfo] 0 buen numero de insurgen- capitan de la 'Compaiiia de formados en las poblaciones e presentaren, y en el propio ~ 'cuarto elector' del ayunta- Munguia 10f. En 1821, al elo huyo a Tepic, regreso al layula en 1834, treinta aiios 11ien si vivio entonces fue el tado Jose Marfa Rulfo. Pero eses. Al contrario: en 1866, fo en el gobierno imperialis- e Sayula", y se las arreglo, al uesto de escribano publico, I I ~ s 1 , pues, esta es una menttra )S la fusion de dos antepasa- ta transmutacion y purifica- ma mentira calculada, tram- se le quedo en la cabeza que n acciones de guerra, y que )S de Maximiliano, y enton- arabuelo y bisabuelo habian l de Mexico, hizo de los dos :ste en el lado "bueno", los 111 odio muy especial por los mexi- le los espaiioles. A fines de 1810 tilla de mano", contra esas "almas o la de los perversos gachupines" dejo limpios a los dos 8 Fusion, transmutacion y purificacion: las operaciones de la alquimia. La operacion alqu!mica es mas simple en el cuento de Juan sobre su abuelo materna, Carlos Vizcaino. Aqui los materiales son, primero, que Carlos Vizcaino, el creador de la hacienda de Apulco, era muy rico, y segundo, que Pedro Zamora no se anda- ba con miramientos cuando extorsionaba a los ricachones: los tor- turaba; se contaba que los mantenia durante un buen rato colga- dos de los pulgares. Y eso, segun Juan, fue lo que hizo Zamora con Carlos Vizcaino para hacerlo soltar 50 000 pesos, de tal mane- ra que el infeliz perdio los dos pulgares. Munguia le pregunto a Severiano, el hermano mayor, si asi habia sucedido, y Severiano le contesto simplemente que era puro cuento. (En 1921, cuando mu- rio ese abuelo, Severiano tenia siete aiios y Juan apenas cuatro.) Lo que aqui tenemos, segun yo, es un simple caso de ficcion, una dramatica expansion "personal" de la leyenda del bandolero cau- sante de la ruina de la familia Perez Vizcaino. Es un cuento de base folklorica 9
8 En esos Procesos contra Hidalgo que Juan me hizo comprar en El Agora encontre el dato de que en 1810, en Aguascalientes, "los indios de las inmedia- ciones" (como los de todas partes) se pusieron a degollar gachupines, y el cura Hidalgo nombr6 supervisor de la matanza a un "coronel Alatorre", que bien puede haber sido lejano pariente m1o. (Mi arbol geneal6gico comienza apenas, y borrosamente, con mis abuelos.) Pero yo no siento ni orgullo porque ese Alato- rre estuvo dellado "bueno", ni vergiienza porque particip6, aunque fuera mar- ginalmente, en tales atrocidades. Me limito a observar -iah, la historia de Mexi- co!- que ese posible antepasado mio estuvo al mando de indios anti-gachupines, y Juan Manuel Rulfo al mando de indios anti-insurgentes. - Y puede aiiadirse otra reflexi6n: los dos padres de Rulfo eran hacendados, mientras que mi padre fue hijo de un dpico "peon de hacienda". (Tampoco a esto le doy importancia.) 9 Las vivencias, las experiencias reales de Juan, est:l.n, en su obra, entraiiable- mente amalgamadas con las cosas que contaba la gente. No sabemos, por ejem- plo, si lleg6 aver con sus ojos esas sartas de ahorcados, "monigotes con el rostro ennegrecido meciendose al viento, con la soga al cuello" (Munguia 32). Pero si Literatura Mexicana 235 Paso a otras dos notorias mentiras de Juan: la del aiio y la del lugar de su nacimiento. Munguia publica en facsimil el acta de nacimiento, donde consta que Juan Nepomuceno Carlos Perez Rulfo 10 naci6 el 16 de mayo de 1917 en el pueblo de Sayula, por mas seiias en la calle Madero m.lmero 32 (Munguia 20). Pero Juan deda que habia nacido en 1918, y no en Sayula sino en San Ga- briel, o, alternativamente, en Apulco. Lo del aiio ha sido explica- do por Arreola: Juan declara haber nacido en 1918 "no por quitar- se un aiio, sino por compaiierismo": para hacerles compaiiia al propio Arreola, y a All Chumacero, Jose Luis Martinez y Jorge Gonzalez Duran, nacidos todos en 1918 (Homenaje 149). Yo dir.la las vio o no las vio da lo mismo. A prop6sito de "lo que contaba la gente", es interesante lo que averigu6 Munguia sobre el abuelo Carlos Vizcaino y el bis- abuelo Lucas Vizcaino. De los dos se deda que teruan hecho pacto con el dia- blo: solo as! se explicaba su mucha riqueza. Estaban, pues -pienso yo-, perfec- tamente "folklorizados". Munguia los pone allado de Jose Marla Manzano, a quien el diablo "le hab!a proporcionado un animalito de los llamados cuyos, que en vez de excremento le arrojaba pepitas de oro". Este Manzano "de negra me- moria", senor de horca y cuchillo, que se apoder6 de las tierras de Toliman expulsando a los indios que las pose!an, ha sido "seiialado como una de las figu- ras de que tom6 Rulfo caracteres para su personaje Pedro Paramo" (Munguia 14-15). Y, bien visto, tan "ficci6n" es Pedro Paramo como el abuelo colgado de los pulgares. En un sentido, toda la obra de Rulfo tiene "base folkl6rica". He aqu1 un detalle significativo. En 1945, aiios antes de que aparecieran en Elllano en llamas "los indios giieros de Zacoalco, zanconzotes y con caras como de reques6n", tuvimos Rulfo y yo un pequeiio diflerend a causa de ese extraiio grupo etnico: la gente deda que los indios de Zacoalco eran racialmente indios y sin embargo completamente rubios. Yo lo puse en duda, y Juan se irrit6 por mi escepticismo. 10 As! en el acta de nacimiento. En la de bautizo se invierte el orden de los nombres: Carlos Juan Nepomuceno. Tenemos aqu1 una muestra del tradiciona- lismo de la familia. Severiano se llam6 as! en memoria del padre de su padre, Severiano Perez Jimenez, y el nombre de Juan Nepomuceno le vino a Juan de su pl'Opio padre y del abuelo de su padre, Juan Nepomuceno Perez Franco. El otro nombre, Carlos, era el del abuelo materno, Carlos Vizcaino, que viv!a aun en 1917. Literatura Mexicana 236 mas bien: para que ellos le visto, se sent.la muy solo e A diferencia de la men era ya un escritor recono1 miento es muy antigua. 1 cion esta en El Anima de folkl6rica, cuyas bien rim< I de Sayula en el lugar / f ., , h pro eswn... , etc.- no a versos es cierta proclivid; Apolonio Aguilar, pero el a todos los sayulenses. Cu: do en Sayula, desataba fata I '1 rrenas, y esto no so o entl sino tambien -tal es la fu de una escuela, como lo d alumnos del instituto Luil Sayula; pero la lista de 1 ~ Seguramente a los doce o nacido en Sayula era una : tenia de donde escoger. Er do sus padres y habia nac briel, donde naci6 su herrr de el, era un lugar mas sust Jalisco. Estas dos mentiras -q\ total simpat.la- fueron ta que en todo esbozo biogra pedicos, han venido a ser u blecida. En cambio, la q u ~ . . me 1mpres10na- es una me ex silentio, o, digamos, un; I de Juan: la del aiio y la del ilhlica en facsimil el acta de Nepomuceno Carlos Perez en el pueblo de Sayula, por '32 (Munguia 20). Pero Juan :> en Sayula sino en San Ga- ' Lo del aiio ha sido explica- ~ c i d o en 1918 "no por quitar- ': para hacerles compaiiia al Jose Luis Martinez y Jorge 118 (Homenaje 149). Yo dirfa ode "lo que contaba la gente", es 1 abuelo Carlos Vizcaino y el bis- tue ternan hecho pacta con el dia- staban, pues -pienso yo-, perfec- allado de Jose Marfa Manzano, a aimalito de los llamados cuyos, que lro". Este Manzano "de negra me- paden) de las tierras de T oliman lo "seiialado como una de las figu- rsonaje Pedro Paramo" (Munguia 'aramo como el abuelo colgado de Rulfo tiene "base folkl6rica". He ltes de que aparecieran en Elllano anconzotes y con caras como de ' differend a causa de ese extraii.o Zacoalco eran racialmente indios puse en duda, y Juan se irrit6 por )autizo se invierte el arden de los iS aqw una muestra del tradiciona- l memoria del padre de su padre, Ill Nepomuceno le vino a Juan de m Nepomuceno Perez Franco. El lO, Carlos Vizcaino, que vivia aun mas bien: para que ellos le hicieran compaiiia a el, pues el, por lo I 1 1 " I 1917" v1sto, se senua muy so o en a generacwn . A diferencia de la mentira sobre el aiio, surgida cuando Juan era ya un escritor reconocido, la mentira sobre el Iugar de naci- miento es muy antigua. Y muy explicable tambien. La explica- ci6n esta en El Anima de Sayula, travieso producto de la Musa folkl6rica, cuyas bien rimadas cuartetas -"En un caser6n ruinoso I de Sayula en el Iugar I vive Apolonio Aguilar, I trapero de profesi6n ... ", etc.- no han caido en el olvido. El tema de esos versos es cierta proclividad non sancta de un compadre del tal Apolonio Aguilar, pero el pueblo, elfolk, atribuy6la proclividad a todos los sayulenses. Cuando un inocente declaraba haber naci- do en Sayula, desataba fatalmente un aluvi6n de risotadas y choca- rrerfas, y esto no solo entre adultos, por ejemplo en una cantina, sino tambien -tal es la fuerza del folklore- entre los chamacos de una escuela, como lo demuestra el siguiente hecho: la lista de alurnnos del instituto Luis Silva dice en 1929 que Juan naci6 en Sayula; pero la lista de 1930 dice ya que naci6 en San Gabriel. Seguramente a los doce o trece aiios comprendi6 Juan que haber nacido en Sayula era una broma pesada del destino. Por fortuna tenia de donde escoger. En la hacienda de Apulco se habian casa- do sus padres y habfa nacido su hermano mayor. Pero San Ga- briel, donde naci6 su hermana Eva, y donde su madre se despidi6 de ei, era un Iugar mas sustancioso, mas localizable en un mapa de Jalisco. Estas dos mentiras -que a rn1 me producen una reacci6n de total simpatfa- fueron tan repetidas por Juan, tan propaladas, que en todo esbozo biografico, y aun en los diccionarios enciclo- pedicos, han venido a ser una especie de verdad averiguada y esta- blecida. En cambio, la que ahora voy a mencionar -y que a rn1 me impresiona- es una mentira que Juan nunca dijo, una mentira ex silentio, o, digamos, una verdad tenazmente cancelada y ente- Literatura Mexicana 237 rrada. Las biograflas al uso cubren el periodo que sigue al afio 1932 de diversos modos, unas con datos borrosos, otras con datos precisos, pero extrafios. Carlos Blanco, que no es un fantaseador, dice que "a los quince afios, en 1933, se marcha [Juan] al Distrito Federal para estudiar Derecho" (Blanco 16), lo cual sencillamente no puede ser: nadie estudia Derecho si no ha pasado antes por la secundaria y la preparatoria. Pero Blanco no tiene culpa: de algU.n lugar, no se de donde, debe de haberle llegado la noticia. La verdad es esta. Terminado en 1931 el sexto afio de primaria en el Luis Silva, Juan hizo alH mismo lo que se llamaba "sexto afio doble", una como mini-escuela de comercio. (Supongo que enton- ces aprendio taquigrafia, ya que uno de sus puestos burocraticos fue el de "taqu1grafo de tercera".) Y, terminado el "sexto afio do- ble" en 1932, Juan paso en noviembre del mismo afio al seminario arquidiocesano de Guadalajara, llamado Seminario de Senor San Jose. porque queria ser sacerdote de Cristo? saber- lo? El hecho es que entro: le aceptaron la solicitud que hizo. Pero no lo pusieron en primer afio, seguramente porque los alumnos de primero, muchachos que han terminado la primaria, tienen unos dace afios, y Juan, con sus quince y media, resultaba, diga- mos, incomodo; el caso es que lo pusieron en segundo afio; lo termino mal que bien, paso a tercero (afio escolar 1933-1934), yen el examen final quedo reprobado en ladn (Serrano 2-4). Esto, en un seminario moderno, no tendria importancia, pues a partir del Concilio V aticano II la Iglesia se ha desentendido delladn. Pero en los tiempos preconciliares elladn era la materia basica, la mate- ria por excelencia en los cuatro afios iniciales de la carrera sacer- dotal ("seminario menor"). Para pasar a cuarto afio Juan hubiera tenido que dedicar las vacaciones de verano de 1934 a estudiar y mas estudiar ladn, y presentar examen extraordinario. Si hubiera tenido deseos ardientes de ser cura, sin duda lo hubiera hecho. Pero nolo hizo. En agosto de 1934 acabo la etapa seminaristica. Literatura Mexicana 238 Me pregunto que habria p do Juan, normalmente, a 1 que al final del tercer afio biera pasado a cuarto, y ] canonico, hasta ordenarse Pero son especulacione! ingenio para convertir dos en cera. La verdad acerca despues de su muerte graci pafieros, el cual publico u1 Has, una de elias la del gru: muy serios, Juan y el prop Si alguno de los asistentc Juan Rulfo'' desconoce est esta obligado a saberlo tud< por definicion, cosa eflmer casi dos afios despues de q fotocopia. Probablemente lectores por el hecho de qu rio, sino en una arden reU que nunca he ocultado. cion de Munguia me pareo cuenta que, si bien la guen mexicano, muy especialme1 y esto le constaba al gobier1 David Perez Rulfo, que 1: 1928, observando en 1935 a todo lo catolico" -"resab sobrino la necesidad de cal alga as! debe de haber suced ta, y lo mejor sera dejarla : mantuvo este silencio cuan periodo que sigue al aiio os borrosos, otras con datos D, que noes un fantaseador, se marcha [Juan] al Distrito :o 16), lo cual sencillamente si no ha pasado antes par la nco no tiene culpa: de alg{tn la noticia. el sexto aiio de primaria lo que se llamaba "sexto aiio 11ercio. (Supongo que enton- de sus puestos burocraticos el "sexto aiio do- del mismo aiio al seminario do Seminario de Senor San >te de Cristo? saber- lla solicitud que hizo. Pero tmente porque los alumnos minado la primaria, tienen ce y media, resultaba, diga- lSieron en segundo aiio; lo aiio escolar 1933-1934), yen .atfn (Serrano 2-4). Esto, en tportancia, pues a partir del lesentendido del latin. Pero ra la materia basica, la mate- iniciales de la carrera sacer- . a cuarto aiio Juan hubiera rerano de 1934 a estudiar y 1 extraordinario. Si hubiera ;in duda lo hubiera hecho. cabo la etapa seminaristica. na Me pregunto que habria pasado si en un principia hubiera entra- da Juan, normalmente, a primer aiio. seria entonces posible que al final del tercer aiio su latin estuviera aceptable, y que hu- biera pasado a cuarto, y luego a filosofla y teologia y derecho canonico, hasta ordenarse de cura? Pero son especulaciones ociosas. El hecho es que Juan se las ingenio para convertir dos aiios de su vida en un vado perfecto, en cera. La verdad acerca de esos dos aiios se conocio unos dias despues de su muerte gracias a Ricardo Serrano, uno de sus com- paiieros, el cual publico un articulo ilustrado con varias fotogra- Has, una de ellas la del grupo de seminaristas, en la que aparecen, muy serios, Juan y el propio Serrano. Si alguno de los asistentes al presente "Seminario Internacional Juan Rulfo'' desconoce este episodio, no me sorprendere. Nadie esta obligado a saberlo todo. Ademas, un articulo de periodico es, par definicion, cosa eflmera. Yo me vine a enterar del de Serrano casi dos aiios despues de que se publico, y eso porque ei me dio fotocopia. Probablemente me impresiono a mi mas que a otros lectores par el hecho de que yo mismo estudie, no en un semina- rio, sino en una orden religiosa, experiencia muy importante, y que nunca he ocultado. que Juan oculto la suya? La explica- cion de Munguia me parece muy convincente. Hay que tener en cuenta que, si bien la guerra cristera ya habia concluido, el clero mexican a, muy especialmente el de J alisco, seguia siendo cristero, y esto le constaba al gobierno de la republica. Asi, pues, el capitan David Perez Rulfo, que habia peleado contra los cristeros en 1928, observando en 1935 "la declarada hostilidad gubernamental a todo lo catolico" -"resabio de aquella lucha"-, le hizo vera su sobrino la necesidad de callarse la boca (Munguia 27). Sin duda alga asi debe de haber sucedido. Pero queda en el aire una pregun- ta, y lo mejor sera dejarla asi, flotando en el aire: que Juan mantuvo este silencio cuando ya no era necesario, cuando el co- Literatura Mexicana 239 nocimiento de esa etapa hubiera sido quiza indiferente para algu- nos, pero para otros, como para m.l, muy sugerente, muy invita- dor a la reflexi6n? Voy a pasar a una mentira que parece muy trivial. En 1945, cuando Arreola y yo platid.bamos con el, Juan "trabajaba" en una desolada y destartalada oficina, especie de sucursal tapada del De- partamento de Migraci6n de la Secretada de Gobernaci6n. Que hada alH, no lo supimos. Ni ei nos lo dijo, ni nosotros se lo pre- guntamos. Lela novelas, eso s1, sobre todo norteamericanas y eu- ropeas en traducciones al espaiiol; pero de su "empleo" (con suel- do de $152 en esos tiempos) nunca supimos nada. Estoy seguro de que no tenia mucho quehacer. Por eso me sorprendieron las si- guientes declaraciones suyas: despues de decir que su "misi6n" en Guadalajara era "pescar a los [extranjeros] que no ten1an sus pape- les en regia"' afiade que a el "le enviaron la tripulaci6n de petrole- ros alemanes e italianos detenidos en Tampico y Veracruz" cuan- do, en 1942, Mexico declar6 la guerra a las potencias del Eje. "Yo me encargue de vigilarlos -dice Juan-; ten1an a Guadalajara como prisi6n; pod1an andar en la calle, pero no salir de la ciudad, y todos los d1as les pasaba yo lista" (Poniatowska 141-142). jMuy raro! Esos marineros alemanes e italianos, que mas que extranje- ros eran "enemigos", no le fueron enviados a Juan, oscuro "oficial cuarto", y ni siquiera fue la oficina de Migraci6n de Guadalajara quien se ocup6 de ellos, sino que fueron encerrados todos, hasta el final de la guerra, en el presidio de Perote. {Sera. posible -pien- so- que Juan, ingenuamente, infantilmente, haya querido darse importancia en un terreno tan sin relaci6n con su verdadera im- portancia? {Sera posible que esa supuesta "misi6n" le haya pareci- do algo digno de formar parte de su persona? He dicho que Juan era lector de novelas norteamericanas, y esto me da pie para hablar de una mentira mucho menos trivial. Inmediatamente despues de publicado Pedro Paramo en 1955, Literatura Mexicana 240 hubo cdticos que detectaJ los cuentos, por ejemplo William Faulkner. El pri parece haber sido Mario Marcha, de Montevideo, e en 1956 defendi6 James 1.1 ner en cuatro narradores hi fo (Irby 132-163) 11 . No ! supo de su existencia, pt pequefia en 1956. El caso 1 celebraban los treinta aiio Juan publico en Excelsior pecie de last will and tes hist6rica" en cuanto al pr1 de publicaci6n de su mu} las, pero tengo la impresi I negar, y muy catcgonc: en su obra: "Cuando es Faulkner". 11 Los otros tres son Novas tado por Irby 134, 158) hab1a salom!, y hab1a visto en Comal Yo, lector fiel de Juan Rulfo, 1 se escribe. Es posible, pues, que en este terreno de "literatura obras estudiadas por Irby son (nada de sustancia anadio Juan esa tesis juvenil el instinto ind analisis y el equilibrio cr1tico ~ critico por otra parte, Irby nw carle el permiso de darla ala i.J (Entre otras cosas, su acuciosa 1 escrito sobre Rulfo.) ,quiza indiferente para algu- rnuy sugerente, muy invita- U"ece muy trivial. En 1945, l el, Juan "trabajaba" en una e de sucursal tapada del De- de Gobernacion. Que I dijo, ni nosotros se lo pre- todo norteamericanas y eu- 10 de su "empleo" (con suel- nada. Estoy seguro de iso me sorprendieron las si- decir que su "mision" en ros] que no ten!an sus pape- pn la tripulacion de petrole- :J'ampico y Veracruz" cuan- :a las potencias del Eje. "Yo lm-; ten!an a Guadalajara pero no salir de la ciudad, 141-142). iMuy anos, que mas que extranje- a Juan, oscuro "oficial Migracion de Guadalajara encerrados todos, hasta el {Sera posible -pien- lmente, haya querido darse con su verdadera im- "mision" le haya pareci- ersona? novelas norteamericanas, y mucho menos trivial. lo Pedro Paramo en 1955, hubo cdticos que detectaron en la novela -as1 como en varios de los cuentos, por ejemplo "Macario"- la huella inconfundible de William Faulkner. El primero que lo dijo en letras de imprenta parece haber sido Mario Benedetti en un artkulo publicado en Marcha, de Montevideo, en noviembre del propio aiio de 1955. Y en 1956 defendio James Irby su tesis sobre La injluencia de Faulk- ner en cuatro narradores hispanoamericanos, uno de ellos Juan Rul- fo (Irby 132-163) 11 . No se si Juan leyo esa tesis, pero sin duda supo de su existencia, pues la republica literaria de Mexico era pequefia en 1956. El caso es que ellS de marzo de 1985, cuando se celebraban los treinta aiios de la primera edicion de Pedro Paramo, Juan publico en Excelsior unas declaraciones de tono solemne, es- pecie de last will and testament, para dejar asentada la "verdad historica" en cuanto al proceso de elaboracion y las circunstancias de publicacion de su muy aplaudida novela. No he vuelto a leer- las, pero tengo la impresion de que Juan las hizo sobre todo para negar, y muy categoricamente, cualquier huella faulkneriana en su obra: "Cuando escrib! Pedro Paramo yo aun no lela a Faulkner". 11 Los otros tres son Novas Calvo, Onetti y Revueltas. Mario Benedetti (ci- tado por Irby 134, 158) hab!a sefialado sobre todo la huella de Absalom! Ab salom!, y hab!a visto en Comala "algo as! como un Yoknapatawpha mexicano". Yo, lector fiel de Juan Rulfo, no leo sino muy esporadicamente lo que sobre ei se escribe. Es posible, pues, que despues de la tesis de Irby haya habido cambios en este terreno de "literatura comparada". Pero lo dudo: primero, porque las obras estudiadas por Irby son practicamente las mismas que hoy conocemos (nada de sustancia afiadi6 Juan despues), y segundo, porque Irby muestra ya en esa tesis juvenil el instinto indagador, la solidez de razonamientb, la finura de analisis y el equilibrio cr!tico que brilla en sus trabajos posteriores. Feroz auto- cr!tico por otra parte, Irby nunca quiso publicar su tesis. Valdr!a la pena arran- carle el permiso de darla a la imprenta, y tal cual, sin quitarle ni ponerle nada. (Entre otras cosas, su acuciosa bibliografla hace ver lo poco que en 1956 se hab!a escrito sobre Rulfo.) Literatura Mexicana 241 Como antes dije, yo en una orden religiosa, y de alH saH a los 20 aiios hecho un perfecto imbecil en cuestion de literatura, sobre todo la moderna. Mi introductor a la de lengua espanola (Garda Lorca, Neruda, Gorostiza ... ) y a la francesa (Claude!, Cocteau, Duhamel...) fue Juan Jose Arreola. Y mi introductor a la norteamericana fue Juan Rulfo. Por el supe de la cxistencia de John dos Passes, de Willa Cather, de John Steinbeck, de Heming- way. Estuve varias veces en su casa, casa de gente acomodada; Juan tenia un buen tocadiscos, y musica clasica Oujo inalcanzable para Arreola y para m1) 12 ; y tenia, limpiamente ordenados en la estanteda, muchos libros, de los cuales recuerdo en especial las novelas norteamericanas, en traducciones impresas en Buenos Ai- res y Santiago de Chile. El trataba de contagiarme su enorme afi- cion a esas novelas, pero yo, la verdad, bastante quehacer tenia con los contagios de Arreola. Como para facilitarme la entrada en ese mundo nuevo, Juan me presto una novela sencilla, God's little acre de Erskine Caldwell (Lq, chacrita de Dios en la traduccion ar- gentina). Y, sobre todo, me puso por las nubes las novelas de Faulkner, que a estaba dispuesto a prestarme. El resultado fue que inmediatamente me eche a leer una de elias, Santuario 13 . Si en 1985 mi trato con Juan hubiera sido como el que tuvimos cuarenta aiios antes (creo que la ultima vez que lo vi fue a fines de 12 Clementina Trujillo, que conocio a los Perez Vizcaino en San Gabriel, recuerda: "Casa de ricos: una de aquellas grafonolas de manivela ... ; ten!an dis- cos ... , la voz de Caruso, arias de opera, orquestas europeas ... Pues esa era otra diversion de Juan" (Munguia 23). En 1935, en Apulco, nose dedico solo a leer maniaticamente; tambien hada alpinismo, y "complet[aba] su tiempo escuchan- do musica clasica" (Munguia 27). 13 Pero no la ld en traduccion, sino en el original, que compre en paperback, para as! matar dos pajaros de un tiro, o sea: para leer a un novelista tan pondera- do por Juan (y que, naturalmente, me impresiono mucho: jera tan distinto de Duhamel!) y para ejercitarme en la lectura del ingles, lengua que aprend! a leer a lo bruto, o sea a lo autodidacto. Literatura Mexicana 242 1981) 1 4, le habda dicho: ". Arreola sabemos que no es 1985 no era el de 1945. Era ciente -y orgulloso- de la rayada ademas por la cnti quienes hablaban de lo fau nalidad. Los hombres famt La responsabilidad de esa j sino sobre su gigantesca fat Y si en 1985 hubiera ter a, tambien le habda dicho ciones es decir como se hil nas la ayuda que te clio Arr necesitabas?" En efecto, esta 14 Fue durante el pseudo-colo de la Madrid, tuvo en Guadalaj: Uno de estos dijo que la lectura "desmexicanizando" ala juventu' Rulfo, alH presente, hab!a sido g 1993, 163-164, 176-177.) Despues duzco lo que dije en una entrevi Ese mismo d!a hab!a estado en C dan [durante la cena] ala derech: que su presencia le comunicara u nio -me dijo-, estoy cansado, de sidad (pues nunca he crddo en el le dije: necesidad tienes de que Arreola, que estaba en Gua Pero Juan me contesto: q\ agarrado.) 15 Poco despues de publicadas ballo escrib!a: "En 1953 Rulfo y que el no posda, de los Anales de cambio me cedio un ejemplar sud: salvajes" (citado por J. A. Ascenci Lit I a orden religiosa, y de alH saH ecil en cuesti6n de literatura, ctor a la de lengua espanola y a la francesa (Claudel, Arreola. Y mi introductor a !or el supe de la existencia de 1 John Steinbeck, de Heming- a, casa de gente acomodada; lsica clasica inalcanzable limpiamente ordenados en la wes recuerdo en especial las iones impresas en Buenos Ai- le contagiarme su enorme afi- dad, bastante quehacer tenia para facilitarme la entrada en na novela sencilla, God's little It de Dios en la traducci6n ar- por las nubes las novelas de l prestarme. E1 resultado fue una de ellas, Santuario 13
lera sido como el que tuvimos rna vez que lo vi fue a fines de los Perez Vizcaino en San Gabriel, de manivela ... ; tenian dis- tuestas europeas ... Pues esa era otra :en Apulco, no se dedic6 solo a leer r "complet[aba] su tiempo escuchan- l original, que compre en paperback, para leer a un novelista tan pondera- resion6 mucho: jera tan distinto de lel ingles, lengua que aprendi a leer a 1981) 1 4, le habria dicho: "Juan, que dices eso, si tu y yo y Arreola sabemos que no es verdad ?" Pero es claro que el Rulfo de 1985 no era el de 1945. Era otro. Y me doy esta explicaci6n: cons- ciente -y orgulloso- de la originalidad de Pedro Paramo, tan sub- rayada ademas por la critica, Juan tiene que haber sentido que quienes hablaban de lo faulkneriano estaban achicando esa origi- nalidad. Los hombres famosos suelen volverse muy susceptibles. La responsabilidad de esa flagrante mentira no recae sobre Juan, sino sobre su gigantesca fama1 5 . Y si en 1985 hubiera tenido un trato mas o menos asiduo con el, tambien le habria dicho: "Puesto que el objeto de tus declara- ciones es decir como se hizo Pedro Paramo, que no mencio- nas la ayuda que te dio Arreola en un momento en que mucho la necesitabas?" En efecto, esta es otra mentira ex silentio, como la del 14 Fue durante el pseudo-coloquio que el candidate a la presidencia, Miguel de la Madrid, tuvo en Guadalajara con un grupo de intelectuales jaliscienses. Uno de estos dijo que la lectura de novelas extranjeras estaba corrompiendo y "desmexicanizando" a la juventud, a lo cual replique yo que el mexicano Juan Rulfo, alli presente, habia sido gran lector de novelas gringas. 01 ease Alatorre 1993, 163-164, 176-177.) Despues del pseudo-coloquio hable con Juan. Repro- duzco lo que dije en una entrevista (Alatorre 1996): "[Juan] se veia agobiado. Ese mismo dia habia estado en Colima. Luego llega a Guadalajara y lo acomo- dan [durante la cena] a la derecha del candidate, para que luciera" (o sea, para que su presencia le comunicara un mistico prestigio al candidate). "jAy, Anto- nio -me dijo-, estoy cansado, desesperado!" Yo, que estaba alli por pura curio- sidad (pues nunca he creido en el dialogo de los intelectuales con los politicos), le dije: "{Que necesidad tienes de estar en este circo? Haz como Arreola" (per- que Arreola, que estaba en Guadalajara, tuvo la cordura de no presentarse). Pero Juan me contest6: "{Que quieres que haga?" El no podia negarse. (Estaba agarrado.) 15 Poco despues de publicadas las declaraciones de Excelsior, Emmanuel Car- ballo escribia: "En 1953 Rulfo y yo intercambiamos libros: yo le di un tomo, que el no poseia, de los Anales del Institute de Investigaciones Esteticas, y el a cambio me cedi6 un ejemplar sudado y manchado por la lectura de Las palmeras salvajes" (citado por J. A. Ascencio en Homenaje 66). Literatura Mexicana 243 paso por el seminario. He aqu1 mi testimonio: Una vez, pocos meses antes de que saliera Pedro Paramo a la luz, me cont6 Arreo- la, en esencia, lo siguiente: El otro d1a estuve en casa de Rulfo porque me pidi6 ayuda. Esta- ba en un atolladero, realmente angustiado por el plazo de entre- ga de su novela, y quer1a que le ayudara a hilvanar los pasajes que tiene escritos. Yo le dije: "Mira, tu novela es como es, hecha de fragmentos, y as1 funciona muy bien. El orden es lo de me- nos". Entonces puse en la mesa del comedor los distintos mon- toncitos de cuartillas, y comenzamos a acomodarlos mientras yo le deda esto aqu1, esto quiza despues, esto mejor hacia el comienzo. Tardamos varias horas, pero a1 final Juan estaba ya tranquilizado. Eso que me cont6 Arreola, y que resumo con la mayor honradez, se me qued6 muy grabado por la sencilla raz6n de que yo tenia unas ganas enormes de leer la novela de Juan desde que me tope en la revista Universidad de Mexico, en junio de 1954, con el mara- villose "Fragmento de la novela Los murmullos" 16
A fines de 1988, al recordar Arreola y yo este episodio en un dialogo publico, durante el gran simposio rulfiano celebrado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, el dijo (Homenaje 208-209) que fueron dos las sesiones, y afiadi6 algo que yo no recordaba. Lo cito: "Mira, en realidad no nomas estaba hecho todo Pedro Paramo, sino que hubo Pedro Paramo de mas, que no conocimos nunca. Cuando yo llegue, esa tarde, ya hab1a un cesto con muchas cuartillas rotas y el estaba en trance de seguir rom- piendo". Arreola no lo dice expresamente, pero da a en tender que 16 En cambio -cosa rara- no lei sino muchos aiios despues el "Fragmento de la novela en preparaci6n Una estrella junto a Ia luna", publicado en Las Letras Patrias, enero-marzo del mismo aiio 1954 (donde Comala era todavfa Tux- cacuesco). Literatura Mexicana 244 ei moder6 esa furia destru tarle trascendencia a su i.J cualquiera que fuera el ore da Pedro Paramo igual, d esta". (0 sea que alli no h1 pre el final.) 17 17 Pienso, por cierto, que Arl mo al escribir La feria. (Nunca s dicho algo al respecto.) Es taml Cela; pero harfa falta saber si Cc (y existen) ciertas "leyendas" sc Juan Manuel Galaviz (seg{m Fe esas "leyendas": la que hablaba voluntad de Rulfo", y la que d organizaci6n de la novela [era] 1 Alatorre". La primera leyenda, Paramo era originalmente mas ' la reducci6n se hizo jcontra la Ponce 124, cita esta declaraci6n en las que habfa divagaciones, , nes ... Saque todo eso"). En cuan que a mf se refiere. Despues de fueron muy exiguos y muy espc lo que toea a All Chumacero. : (cuando se publico el fragment (cuando "se acab6 de imprimir" saria para introducir las muchas dida a prurito gramatical) que to". Este procede sin duda del o de Cultura Econ6mica, y se pul "reclamo". Tengo para mi que Chumacero, que era corrector d ron la edici6n Jose C. Vazquez: significativo que las "leyendas" ocurri6 muy en privado; nunca 1 testimonio: Una vez, pocos no a la luz, me cont6 Arreo- rque me pidi6 ayuda. Esta- tiado por el plazo de entre- fdara a hilvanar los pasajes novela es como es, hecha I >ien. El orden es lo de me- :Omedor los distintos mon- )S a acomodarlos mientras iSpues, esto mejor hacia el ero al final Juan estaba ya uno con la mayor honradez, 11cilla raz6n de que yo tenia 1 de Juan desde que me tope l junio de 1954, con el mara- 'nurmullos"16. y yo este episodio en un osio rulfiano celebrado en la iadalajara, el dijo (Homenaje J, y aiiadi6 algo que yo no no nomas estaba hecho 'rdro Paramo de mas, que no : esa tarde, ya hab!a un cesto ba en trance de seguir rom- pero da a entender que ilehos aiios despues el "Fragmento !a Ia luna", publicado en Las Letras (donde Comala era todavfa Tux- el moder6 esa furia destructora, tan de Rulfo. Y, como para qui- tarle trascendencia a su intervenci6n, a.fiade esto: "Yo creo que cualquiera que fuera el orden que se diera a los fragmentos, existi- r1a Pedro Paramo igual, dejando solo la parte final exacta como estci". (0 sea que all! no hubo problema alguno: el final fue siem- pre el final.) 17 17 Pienso, por cierto, que Arreola adopt6 el "fragmentarismo" de Pedro Para mo al escribir La feria. (Nunca se lo he preguntado, ni se si en alg{ln lugar se ha dicho algo al respecto.) Es tambien la "tecnica" de La colmena de Camilo Jose Cela; pero haria falta saber si Cela habfa lefdo Pedro Paramo. -Sin duda existfan (y existen) ciertas "leyendas" sobre la elaboraci6n de Pedro Paramo. En 1980 Juan Manuel Galaviz (segun Federico Campbell en Ponce 125) recogio dos de esas "leyendas": la que hablaba "de un voluminoso original mutilado contra la voluntad de Rulfo", y la que deda "que el trabajo de correccion definitiva y organizacion de la novela [era] merito sobre todo de AH Chumacero y Antonio Alatorre". La primera leyenda, basada desde luego en el hecho de que Pedro Paramo era originalmente mas "voluminoso", anade el toque novelesco de que la reduccion se hizo jCOntra la voluntad de Rulfo! (El mismo Campbell, en Ponce 124, cita esta declaracion de Rulfo, publicada en 1979: "Quite 150 paginas en las que habfa divagaciones, elucubraciones mfas, intromisiones, explicacio- nes ... Saque todo eso"). En cuanto ala segunda leyenda, es falsa, falsfsima, en lo que a mf se refiere. Despues de 1945, como ya dije, mis contactos con Rulfo fueron muy exiguos y muy esporadicos. Pero creo que algo tiene de verdad en lo que toea a AH Chumacero. No me parece posible que entre junio de 1954 (cuando se publico el fragmento de Los murmullos) y el 19 de marzo de 1955 (cuando "se acab6 de imprimir" Pedro Paramo) haya tenido Rulfo la calma nece- saria para introducir las muchas correcciones "de estilo" (debidas en buena me- dida a prurito gramatical) que presenta el texto definitivo frente al "fragmen- to". Este procede sin duda del original que estaba ya procesandose en el Fondo de Cultura Econ6mica, y se publico en Universidad de Mexico como anticipo o "reclamo". Tengo para mf que esas correcciones se deben a la mano de AH Chumacero, que era corrector de pruebas en el Fondo: seg{ln el colofon, "cuida- ron la edicion Jose C. Vazquez yAH Chumacero". (Me parece, por cierto, muy significativo que las "leyendas" no mencionen la intervencion de Arreola. Esta ocurrio muy en privado; nunca tuvo publicidad.) Literatura Mexicana ~ P o r que este espeso silencio de Rulfo? Seguramente, me digo yo, por la misma raz6n tan sin raz6n que lo llev6 a negar la lectu- ra de Fulkner. jLa fama, la maldita fama! Todos los que han escri- to sabre Pedro Paramo habran estudiado, quien mas, quien me- nos, la disposici6n del texto, la secuencia narrativa, las rupturas ... , en una palabra, la estructura noveHstica. Y ciertamente hay abun- dante material de analisis, abundantes oportunidades para que los rulfistas se luzcan, sabre todo si poseen un buen bagaje de doctri- " 1' )) p I fl 1 lf" nas narrato og1cas . ero no sena super uo para os ru 1stas sa- ber que, mas que obediencia a un exquisite plan art!stico que se hubiera trazado Rulfo, la estructura del Pedro Paramo que cono- cemos no es sino el resultado de las horas que emple6 Arreola en sacar del atolladero a su amigo. Antonio Alatorre Literatura Mexicana 246 Bm ALA TORRE, ANTONIO. "Histc gica in honorem Juan .tl Torno 2: Mexico: UN. Ensayos sobre cr{tica lit "Mirada de Ia memori; Los Universitarios, 87 I BLANCO AGUINAGA, CARLOS drid: Catedra, 1985. DEL PASO, FERNANDO (ed.). ~ {1920-1947}. Mexico: C Homenaje a Juan Rulfo. Re Dante Medina. Guadal lRBY, JAMES EAST. La influen res hispanoamericanos. blioteca). MUNGUfA CARDENAS, FEDER! Rulfo. Guadalajara: U 1987. PoNCE,ARMANDo.Rulfoenj Proceso, 1988. PoNIATOWSKA, ELENA. iAY v Castellanos, Juan Rulfo Mortiz, 1985. SERRANO, RicARDO. "El sem personalidad". Suplem( 1986. L !alfo? Seguramente, me digo que lo llev6 a negar la lectu- na! Todos los que han escri- iado, quien mas, quien me- cia narrativa, las rupturas ... , ca. Y ciertamente hay abun- : oportunidades para que los m un buen bagaje de doctri- perfluo para los rulfistas sa- quisito plan art!stico que se ilel Pedro Paramo que cono- oras que emple6 Arreola en Antonio Alatorre BIBLIOGRAFfA CITADA ALATORRE, ANTONIO. "Historia de la palabra gachupin". Scripta philolo gica in honorem Juan M. 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