Monografia Kiliwa
Monografia Kiliwa
Monografia Kiliwa
Introduccin
Despus de haber manejado por dos horas hacia el sur de la ciudad costera de Ensenada y unos treinta minutos por un camino de terracera por dems inaccesible, arrib a un desolado paraje en donde lo nico que abundaba eran colinas rocosas, agaves, cactceas y lagartijas. Despus de salvar el cauce de un pequeo ro, asombrado observe que en medio de este extenso desierto se levantaba una pequea iglesia blanca, la cual segn me explicaron sealaba el corazn de la comunidad indgena kiliwa, conocida tradicionalmente como Arroyo de Len. En esa ocasin, en esta comunidad no haba ms de 15 personas habitando humildes caseros extremadamente dispersos. Para entrevistarnos con una sola familia manejamos por unos 20 minutos hacia el sureste de aquella iglesia, y cuando quisimos platicar con un informante diferente, tuvimos que regresar hacia el mismo punto de partida y manejar otros veinte minutos hacia el noroeste. Los kiliwa han habitado tradicionalmente en las inmediaciones del llamado Valle de la Trinidad, entre la parte sur de la cordillera de la Sierra de Jurez y norte de la Sierra de San Pedro Mrtir. Hacia el sur de este lugar, habitando el desierto central, los vecinos de los kiliwa solan ser los ahora
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Investigador y director del Centro de Investigaciones Culturales-Museo de la Universidad Autnoma de Baja California.
extintos cochim, en las montaas de San Pedro Mrtir los juigrepa y los akip, mientras que en las montaas del norte, sus vecinos continan siendo los pa-ipai, tipai y kumiai, y al este, en el delta del Ro Colorado, los cucap. Todos ellos pertenecientes a la familia etnolingstica yumana, con una presencia de 10,000 aos en los desiertos de Arizona y California en los Estados Unidos, y de hasta 2,500 en territorio de Baja California y parte de Sonora, Mxico (Bendmez y Laylander, 1986). Antes de la llegada de los conquistadores, los kiliwa, al igual que el resto de los grupos yumanos, eran de tradicin nmada, cazadora y recolectora, y no conocan forma de organizacin comunitaria alguna, ya que su forma de vida estaba regida por un sistema de linajes dispersos y en constante movilidad. Los antroplogos han encontrado que esta forma de vida era un mecanismo de adaptacin a una circunstancia de escasez de recursos propia del desierto, que alcanzaba su expresin extrema en tiempos de sequa. No obstante, actualmente los kiliwa, como los dems grupos yumanos, residen en un asentamiento sedentario reconocido jurdicamente como ejido. All, este grupo sobrevive bsicamente del corte de palmilla2, del programa de empleos temporales del gobierno federal, especficamente del mantenimiento de caminos rurales, del trabajo asalariado como vaqueros en los ranchos cercanos de mestizos, de una incipiente cra de ganado y del cultivo de pequeas hortalizas para el autoconsumo. Pese a estas similitudes con sus vecinos yumanos, los kiliwa desarrollaron marcados rasgos distintivos debido a su aislamiento y remota antigedad. Por ejemplo, el kiliwa es la lengua con menor grado de
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Agave que es vendido a molinos locales en donde se extrae un liquido que a su vez es vendido a laboratorios qumicos para su procesamiento y transformacin en productos cosmticos y farmacuticos de distinta ndole.
inteligibilidad entre esta familia linguistica, lo cual significa que para los otros grupos es fcil entender lo que dice cualquiera de los hablantes de una lengua yumana, excepto la kiliwa (Mixco, 1983:13). De igual forma, los kiliwa desarrollaron una serie de prcticas ceremoniales que incluan algunos elementos que no eran contemplados en aquellas desarrolladas por los dems yumanos, ni an por los vecinos ms cercanos. Ejemplo de esto son la antigua manufactura de tablas y capas ceremoniales, stas ltimas hechas de cabello humano, la presencia de la ceremonia del iwuey para establecer contacto con los muertos, as como una serie de prcticas alimenticias para sobrevivir en periodos de escasez. Debido a estos elementos que singularizan a este grupo, y a su conexin linguistica y cultural con una serie de grupos ya desaparecidos, como los cochim, los kiliwa son particularmente importantes para la etnohistoria, la antropologa y la ecologa cultural de Baja California. Por esta misma razn, el tema de la desaparicin de este grupo cobra una gran relevancia y atrae la atencin de los especialistas que han tratado de explicarla. Al respecto, nadie puede negar que los kiliwa sean parte de un fenmeno de disipacin biolgica y/o cultural evidentemente dramtico, que los mismos miembros de este grupo han atestiguado y vaticinado durante largos aos, afirmando que no llegaran al ao 2000. Y es que si bien los otros grupos yumanos cuentan con poblaciones pequeas que van de los 200 a los 300 individuos, de los kiliwa son solo 33, de los cuales solo unos cuantos conocen su lengua indgena. Las explicaciones que han dado los cientficos a este fenmeno son diversas. Hay quienes lo enmarcan dentro del proceso de aniquilamiento experimentado por todos los grupos indgenas de la pennsula de Baja California, como resultado de las enfermedades epidmicas
introducidas por los colonizadores europeos, especialmente los evangelizadores dominicos. Otros hablan de bajos ndices de fecundidad en el siglo XX, inducidos por el consumo palmilla, un agave al que estos especialistas le atribuyen supuestos efectos contraceptivos (Zarate, comunicacin personal). Algunos ms plantean la sugestiva nocin del etnosuicidio, que ms tarde evolucion en la versin meditica del llamado pacto de muerte entre los kiliwa; a decir de esta hiptesis, los kiliwa representan un caso de perdida de la conciencia de procreacin, por haber perdido el elemento mas preciado a heredar a sus generaciones venideras: su territorio tradicional (Ochoa, 1979). Por ltimo surgi la clsica teora de la proletarizacin y consiguiente asimilacin cultural, apuntando que los kiliwa, ms que estar desapareciendo biolgicamente, se encontraban experimentando una incorporacin al esquema econmico de desarrollo capitalista como asalariados, teniendo como consecuencia la desaparicin de sus caractersticas culturales. Estas teoras, aunque interesantes, al paso del tiempo han resultado inconsistentes. En esta monografa se discuten todas ellas, y aunque se acepta la ltima, propone la idea de la invisibilidad va proletarizacin no como una forma de asimilacin sino de estrategia de resistencia. Como se comenta en este trabajo, en la actualidad parece estar teniendo lugar la reintegracin y visibilizacin de los miembros de este grupo, haciendo tal vez realidad las premoniciones suscritas en la tradicin oral del grupo, que prescribe el resurgimiento de los kiliwa.
Origen y diferenciacin etnolingstica Vinieron all, no del sur, ni de ac, ni de ac, no; vinieron directamente de all, del norte. Con estas palabras, nuestro informante Trinidad Uchurte demuestra tener plena conciencia del origen del grupo kiliwa, que al igual que el resto de los yumanos, proviene del norte. Como ya se ha comentado en las otras monografas de esta coleccin, los yumanos provienen de un vnculo con el grupo Hokano-Siux, habitante de las planicies norteas de lo que ahora son los Estados Unidos. Para Mauricio Mixco (1983) la rama yumana de esta gran familia tiene representacin actual en la Repblica mexicana a travs de los siguientes grupos: 1) grupo riano (cucap); 2) grupo California-Delta (diegueokumiai); 3) grupo pai (pa-ipai), y 4) grupo Kiliwa. Ms an, de esta misma familia formaban parte los antiguos habitantes del Desierto Central y vecinos sureos de los kiliwa, los cochim; as como los habitantes de la sierra de San Pedro Mrtir, los akipa, los juigrepa y los kojwaks, y los habitantes de la sierra de Jurez, hoy grupo que convive con los pa-ipai, los koal. Ahora bien, aun cuando todos estos grupos provienen de la misma familia lingstica, existen distintos grados de inteligibilidad entre las lenguas que la componen. Para Mauricio Mixco, aunque todas las lenguas de estos grupos son mutuamente inteligibles, la kiliwa parece ser un moribundo lenguaje que se reputa ser el ms divergente de todos (Mixco, 1983, p. XIII). Al parecer, esta situacin surge de la intensa interaccin que antiguamente tena este grupo con los cochim del sur y de su presumible separacin temprana y aislamiento de las culturas del norte, sobre lo cual nos dice Mixco- hay evidencias etnohistricas. Y es que a pesar de su proximidad con otros grupos,
los kiliwa no reorientaron su cultura tomando prestados suficientes elementos culturales de las ms avanzadas tribus guerreras del bajo ro colorado, ni de las tpicas culturas de la Alta California situadas al norte y al oeste de su territorio, adems, esta tribu no entr en contacto con los espaoles hasta 1795, y su relacin nunca cercana- con la misin dominica de Santa Catalina, dur nicamente de 1798 a 1840 (Aschmann, 1959: 42-43). Como resultado, la tribu kiliwa parece haber retenido gran parte de su cultura, diferenciada de los otros grupos y estrechamente ligada a la de los antiguos cochim.
Territorialidad tradicional Los kiliwa, al igual que los pa-ipai, se reconocen asimismo como un grupo serreo, debido a que han desarrollado su vida en las inmediaciones de las sierras de Jurez y de San Pedro Mrtir. No obstante, al igual que los dems grupos, el desenvolvimiento de las actividades de la tribu kiliwa no se restringa a estas montaas. Este grupo, por ejemplo, pasaba el verano y el otoo en la parte mas alta de la regin desrtica conocida como provincia bitica sonorensis y en las estribaciones de la cordillera formada por las sierras de Jurez y de San Pedro Mrtir, mientras que en el invierno se trasladaba a las partes bajas como las playas de lo que ahora es el puerto de San Felipe, en el Golfo de California, y en donde podan encontrar un clima mas benigno (Mixco, 1983: 4). Incluso, mediante los testimonios obtenidos de sus informantes Emiliano y Vicente Uchurte, Meigs confirm que estos indgenas llegaban a acudir en la bsqueda de alimento hasta las inmediaciones de la exmisin de San Miguel y El Sauzal, en la costa del Pacfico al norte, y El Rosario, tambin en el Pacfico, pero al sur. (Meigs,1939: 21).
Por esta razn, los kiliwa han reconocido tradicionalmente y con sus propias denominaciones, cuatro zonas ecolgicas dentro de lo que fue su antiguo territorio: al oeste, el litoral del pacfico, donde existe un suave clima mediterrneo, y al cual llamaban aquello que era el sol; ms all de esta zona, con su caracterstica vegetacin verde que corresponde a la parte alta del desierto sonorense se extienden lo que identificaban como las tierras altas; arriba de esta segunda zona surge imponente la espina dorsal de la tierra, que es la cordillera formada por las sierras de Jurez y San Pedro Mrtir, en donde se encuentran bosques de pinos, picos y pequeos lagos; una cuarta zona es la tierra plana, un extenso valle que forma parte de la regin baja del desierto sonorense, caracterizado por su aridez y por estar situado al nivel del mar (Mixco, 1983:1, Meigs, 1939: 4). Cabe sealar que de todas estas zonas, esta ltima ha constituido el principal hbitat de la cultura kiliwa, y corresponde a 1,500 millas cuadradas de una semirida regin que se extiende entre dos mesetas de granito del norte de Baja California: las sierras de Jurez y San Pedro Mrtir, desde el Valle de la Trinidad hasta el Golfo de California (vase mapa 1). Antiguamente, all, en la tierra plana, alrededor de trece linajes de la tribu kiliwa se distribuyeron bsicamente en tres sitios que eran importantes por la disponibilidad superficial de agua, ocho linajes ocuparon la zona del can, conformada por un suelo impermeable de granito que permite, durante la temporada de lluvias de invierno, el flujo abundante de arroyos que se desplazan a lo largo de numerosos caones que existen en ese lugar; cuatro linajes habitaron las tierras altas de Arroyo de Len, en donde existe permanentemente agua abastecida por varios arroyos y manantiales, entre los cuales pueden
destacarse el de Pachuwilu y el mismo Arroyo de Len; estos dos sitios, la Zona del Can y Arroyo de Len, se caracterizan por tener un tipo de vegetacin que es resultado de la humedad y la frescura. Finalmente, en la zona de la mesa se asent solamente un linaje, ya que aun cuando este sitio recibe una mayor precipitacin pluvial que las partes ms bajas del rea, la porosidad de las rocas que constituyen su suelo no permite la permanencia de agua en la superficie durante mucho tiempo (Meigs, Op. Cit: 6).
Subsistencia Como todo grupo habitante del desierto, los kiliwa dependan fundamentalmente de la cacera menor y mayor para su subsistencia. Por esta razn, alrededor de sta actividad este grupo dise una cultura que lo mismo integraba un vasto conocimiento, una determinada tecnologa, estrategias diversas de las cuales eran parte sus formas de asentamiento, y una serie de tabes que normaban la distribucin del producto. El cazador kiliwa deba desarrollar un gran conocimiento sobre la fauna regional y la naturaleza en general. El conocer la localizacin de los aguajes y el cambio de las estaciones le permita saber de las rutas y las temporadas de la migracin de determinadas especies; asimismo, el cazador indgena deba saber sobre las formas de reproduccin de los animales, su adaptacin a los distintos ecosistemas y de los depredadores. Ms an, este tipo de cazador deba desarrollar una gran habilidad en el manejo de ciertos artefactos de caza, as como en la elaboracin de stos. La tecnologa empleada por los kiliwa para la cacera consista por supuesto en el arco y la flecha, sin embargo, entre este grupo tambin era
importante el uso de redes de fibra de mezcal, mazos de mezquite y el singular palo cazador. El arco se elaboraba con una rama de sauz (salix sp), la cual era sometida a un tratamiento con cenizas calientes, con la finalidad de que adquiriera firmeza y se pudiera doblar, amarrando en cada extremo un hilo hecho de fibra de mezcal; de esta manera, el arco adoptaba su forma definitiva y el hilo tensado era el mismo que se utilizaba para lanzar el proyectil (Trinidad Uchurte). La flecha, por su parte, se haca con una vara de cachanilla o vara prieta (pluchea adnata), que era cortada en luna llena o despus de dicho evento, cuando este tiernita la luna, pues de lo contrario poda quebrarse fcilmente. Al igual que el arco, la rama de cachanilla era sometida al calor de las cenizas candentes para que adquiriera ms fuerza (Trinidad Uchurte), y pudiera enderezarse con el auxilio de un enderezador caliente, esto es, de una piedra redonda con una ranura a la mitad y a lo largo de esta. La punta de la flecha poda hacerse de distintas formas, la manera ms conocida actualmente es a travs de la percusin y el raspado, pero un mtodo menos conocido y del cual obtuvimos conocimiento gracias a Benito Peralta y Trinidad Uchurte, era calentando una hoja de obsidiana hasta ponerla al rojo vivo, para dejar caer sobre ella pequeas gotas de agua fra que la reventaban en las partes donde se deseara obtener el filo. Posteriormente se hacia una muesca al centro de la hoja, y sobre esta hendidura se colocaba el extremo de la vara para ser sujetados con un nervio de venado. Pero si bien el arco y la flecha podan emplearse en la cacera mayor, los indgenas de Baja California, y ms concretamente los kiliwa, heredaron de los antiguos cochim del desierto central de la pennsula el uso del palo cazador para atrapar liebres y conejos. La forma de este artefacto casi siempre era
curveada, pero poda adoptar diferentes estilos. Meigs afirma que el tipo de palo cazador que usaban los kiliwa en los treinta tena la forma de un signo de interrogacin, aunque nosotros hemos visto palos cazadores que forman simplemente un ngulo. En ambos casos se trata de un objeto de aproximadamente tres pies de largo con filo en la orilla del extremo que se orienta hacia adelante al momento de ser lanzado. Esta forma aerodinmica permita arrojar el palo a animales que estuvieran a distancias largas; la habilidad de los cazadores que empleaban este instrumento deba ser tal que el objetivo no era simplemente atinarle al cuerpo del animal, sino fracturarle los huesos de las patas. Incluso, segn Trinidad Uchurte, el palo cazador era arrojado desde un caballo a galope. Las estrategias seguidas por los cazadores dependan de la presa. En el caso de la caza de venado, el cazador se cubra el cuerpo con la piel de un venado muerto, y en su cabeza colocaba la cabeza de este mismo venado. De esta manera el cazador evitaba ser visto y olfateado por su presa, y poda acercarse estrechamente a esta. Las codornices, por su parte, eran acorraladas entre dos lneas de arbustos encendidos y atrapadas con la red de fibra de mezcal. Con los conejos suceda algo similar, aunque estos eran perseguidos con los mazos de mezquite el palo cazador antes descrito. Ms an, como parte de sus estrategias cazadoras los kiliwa buscaban siempre los puntos mas altos para construir sus abrigos temporales; as, desde una montaa o desde el extremo de un can, los cazadores podan dominar con su vista varios kilmetros a la redonda, vigilantes siempre de la aparicin de un venado, de un borrego cimarrn o de numerosos conejos que al atardecer corrieran de un lado a otro (Wilken, 1980: 3).
Por ltimo, esta cultura cazadora de los kiliwa se vea complementada con una serie de tabes que garantizaban la distribucin del producto y la alimentacin del cazador. Incluso, este grupo desarroll prcticas alimenticias similares a las de los cochim, con el objeto de optimizar al mximo el consumo distribuido de protena en situaciones de escasez. Entre los tabes se encontraba el deber que tena en cazador de compartir con el grupo el producto de su actividad, con el objeto de no ver mermada su suerte en este aspecto. Otro tab consista en que el cazador de un venado no deba compartir la pulpa del animal por miedo a perjudicar su suerte como cazador de venados. Un tab ms estableca que aquel hombre joven que no tuviera aun hijos no deba comer carne de liebre porque eso lo condenaba a no tener descendencia. Entre las prcticas alimenticias que segn Ralph Michelsen (1966) le fueron descritas por informantes kiliwa se encuentra la maroma, cuyas caractersticas coinciden con la prctica que los misioneros identificaron entre los cochim muchos aos antes, y la cual consista en el regurgitamiento de un pedazo de carne atado a una cuerda (Mixco, 1983: 2). Por otra parte, aunque en la actualidad los kiliwa han perdido el habito del consumo de productos marinos, no hace muchos aos todava realizaban una excursin colectiva en primavera a las costas del Golfo de California, dejando solamente a dos o tres guardianes en sus rancheras; ah, en las cercanas de donde ahora es San Felipe, obtenan almejas, mejillones y pescados como la sardina. Para la captura de peces ed mayor tamao, los kiliwa construyeron un canal a orillas de una laguna ubicada en la baha que se encuentra al costado del cerro conocido como Punta San Felipe. A la entrada de ese canal los indgenas levantaron una pequea pared de piedra, de tal
forma que al bajar la marea el agua escapaba por entre las piedras del muro, pero los pescados quedaban atrapados (Meigs, 1939: 27). Otra forma de pescar de estos indgenas era por medio de anzuelos, ganchos, las mismas manos, pero no redes ni balsas, ya que segn Meigs, a pesar de que los vecinos sureos de los kiliwa empleaban estos instrumentos para la pesca, ellos jams llegaron a utilizarlas debido a que su actividad se limit siempre a la zona de playa. No obstante, un instrumento utilizado por los kiliwa y que ninguno de los pescadores del pacifico refiere es el mazo, con el cual mataban a los peces cuando eran arrojados a tierra por la marea alta. Finalmente, la recoleccin de frutos, plantas y races era otra actividad fundamental para supervivencia de los kiliwa. Los mtodos desarrollados por este grupo para la obtencin de estos frutos, aunque sencillos, no dejan de ser ingeniosos. Para recolectar la tuna, por ejemplo, el primer paso es sacudirla con ramas para eliminar al mximo las espinas; posteriormente, ya sea con la mano o con unas tenazas de madera improvisadas, se arranca la fruta y se coloca dentro de un morral hecho con fibra de mezcal; una vez lleno el morral, es sacudido enrgicamente para que la friccin entre los frutos y de los frutos con la textura spera de la fibra de mezcal eliminen todas aquellas espinas casi imperceptibles a la vista; una vez despojadas de sus espinas, las tunas pueden ser consumidas (Trinidad Uchurte). En el caso de la biznaga, en la actualidad se hace uso de un cuchillo para arrancarla, pero antiguamente se utilizaba un palo afilado cuya funcin era la misma que la de la navaja. La islaya por su parte, es un fruto que solo hay que esperar a que madure para tomarlo con la mano (Trinidad Uchurte).
Organizacin Social Como todo grupo cazador, recolector y nmada, la organizacin social de los kiliwa consista en una serie de linajes, cada uno con una autoridad patriarcal. Considerando las descripciones de los misioneros espaoles (Baegert 1942; Venegas 1943) y de los primeros etngrafos (Aschman 1959; Meigs 1939), el linaje consista en un grupo reducido de personas unidas por tres factores: sus vnculos a travs de abuelos paternos, un lugar de origen comn, y la creencia en un mtico ancestro compartido. Por ello, como lo ilustra Meigs (1939:16-17), la estructura bsica de la organizacin de los kiliwa la llamaban Maselkwa, palabra que segn Meigs es sinnimo de ranchera por denotar pertenencia a un determinado lugar. Estos maselkwa a su vez formaban parte de un ichupu, que era el linaje, o el nivel superior de la estructura. Todos estos linajes descendan de uno de los cuatro hermanos creados por Metip: Meukuam', Jo'kuam, Up'kuam' y Jialku'ipai(v); los cuales heredaban parte de su nombre a sus descendientes; este era su nombre esotrico. Y por ltimo, cuando eran pequeos, antes de haber sido dotados de cualquier nombre, los indgenas adoptaban un apodo al cual llamaban milja, el cual podan conservar en la edad adulta. (Meigs, 1939: 17). As, los kiliwa tenan hasta tres formas diferentes de denominacin. Por ejemplo, Vicente Espinoza, informante de Meigs, era japokel.k(a)wa por su ascendencia patrilineal; al mismo tiempo, Vicente era seminjapak(a)wa, considerando las caractersticas morfolgicas sobresalientes del lugar de origen (el paraje) de su linaje; sin embargo, este kiliwa poda responder con facilidad como un meuikaama-kelmitutesa kuaipai(v), sobre la base de su padre mitolgico; incluso, Meigs afirma que la definicin ms comn de la
identidad social de Vicente era Kano (wi), su sobrenombre que describa sus caractersticas fsicas y de personalidad. Caracterstico de la organizacin social de los kiliwa es la ausencia de una autoridad central, ya que cada uno de los linajes tena su propio lder. Sin embargo, la figura que jugaba un rol unificador tanto en lo poltico como en lo cultural era el chamn hechicero. Este personaje, adems de poseer supuestos poderes sobrenaturales para curar o enfermar e incluso aniquilar a la gente, hablar con los muertos e influir en las condiciones ambientales, poda interceder como mediador en los conflictos, determinar los momentos propicios para la cacera, y dirigir las hostilidades contra los grupos enemigos. Pero adems, el chamn era el principal portador de la tradicionalidad del grupo, y como tal su conocimiento era transmitido a los adolescentes a travs de ceremonias que l mismo diriga. Esta misma cualidad situaba a este personaje como el relator de sucesos, mitos y profecas del grupo, constituyndose entonces en la nica figura capaz de congregar a toda la comunidad en torno suyo, incluyendo a los nios. Segn Ochoa Zazueta (1978) y Len Portilla (1983), esta especie de relator poda pasar horas y horas hablando sin parar, e incluso sin comer. El platicar tenia otra dimensin diferente a la de los no indgenas, cuestin que se patentiza en el siguiente dialogo recogido por Mauricio Mixco, en conversacin con Rufino Uchurte, indgena kiliwa: "Y este es el dilogo del otro sabio con el fraile: "Cuando supo el fraile que haba otro sabio, le dijo: "-Ven para platicar, quiero platicar contigo. "-Esta bien, dijo el sabio. "Y dicho y hecho, un da vino, iba cerca de la casa, de la misin, cuando lo divis el fraile. Y sali a su encuentro. All se encontraron. All mismo se sentaron a platicar. El viejo sabio sac el tabaco que estaba en un cuero de ardilla. Se puso a fumar, platicaron buen rato. Cuando el sol iba a medio cielo:
"-Bueno -dijo el fraile- Yo acostumbro a comer algo a estas horas. No hay ms, pasemos a comer algo. "-No -dijo el viejo sabio- Cuando yo me pongo a platicar no como ni pruebo agua, yo soy as. Cuando estoy platicando, hasta que termino, entonces s. "Siguieron platicando. Cuando acabaron: "-Ay -dijo el fraile- Ahora s ya acabamos. No hay ms, pasa a mi casa. "-No (contest el viejo sabio); mi costumbre es otra. Dio la vuelta y se march..." (Mixco, citado por Len-Portilla, 1983, pp.43-443). Por ltimo, la forma de organizacin en bandas y linajes tena como objeto la optimizacin de los exiguos recursos existentes en su desrtico hbitat. Con sta se garantizaba la dispersin al mximo para la bsqueda de alimento en una geografa lo ms amplia posible, y la consecuente territorializacin de cada grupo, lo cual era reforzado a travs del conflicto. Por ello, la relacin de los kiliwa con el resto de los grupos montaeses con vecindad inmediata, no era del todo pacfica; por ejemplo, se sabe por Meigs, que en la antigedad tuvieron lugar hostilidades entre estos y los indios asentados hacia las costas del pacfico; los del pacfico no podan ir al golfo y los kiliwa no podan trasladarse al pacfico sin correr el riesgo de masacrarse mutuamente (Meigs, 1939: 28). As tambin, Benito Peralta afirma que los indgenas de la regin de Santa Catarina, peleaban mucho con los indgenas de la regin de los kiliwa.
Cosmovisin, vida ritual Y mitologa Aschmann afirma que la cultura kiliwa es como una ventana hacia la vida intelectual de los ya extintos yumano-peninsulares (Aschmann, 1986: 239). A decir de este autor, esto obedece, ms que por las actividades de subsistencia
Esta cita corresponde a Textos para la etnohistoria en la frontera dominicana de Baja California; Tlalocan, Mxico, U.N.A.M., Vol. VII, 1977.
y formas de organizacin social de este grupo, por todo aquello que constitua su vida religiosa. Es decir, por su cosmovisin revelada en una determinada cosmogona que explicaba el origen de todo cuanto existe; por sus mtodos propiciatorios; por sus prcticas rituales y la parafernalia asociada a estas. Desde el punto de vista de este gegrafo, todo esto diferenciaba a los kiliwa del resto de los yumanos del norte peninsular, y los acercaba a los tambin llamados cochim. Y en efecto, en los mitos de la creacin del mundo de los pa-ipai, de los kumiai, e incluso de los cucap, estn presentes las fuerzas del bien y del mal, aunque en algunas ocasiones concebidas ambas como fuerzas creadoras. Como podemos observar en las otras monografas, en la cosmogona de todos estos grupos los creadores fueron siempre dos hermanos, uno bueno y otro malo, uno de ellos ciego, que segn el mito cucap, perdi la vista por una travesura del otro hermano. Sin embargo, en el caso kiliwa, si bien persiste dicha dualidad, el creador del cielo, del sol, de la luna, de la tierra y de otras tantas cosas que existen sobre ella fue una sola persona, Metip, mientras que su antagnico era toda una especie de hroe mitolgico llamado Maikwiak, hacedor de guerras y con poder ilimitado para mover montaas, matar gente, hacer lo que quisiera con solo entonar ciertas canciones. Metip tuvo adems cuatro hijos, quienes ensearon a los hombres las artes y las artesanas, as como el mtodo de procreacin (Meigs, 1939: 61-62). Incluso, Meigs afirma que este mito kiliwa conocido como la guerra entre los dioses, ms all de explicar el origen del mundo tambin nos deja ver cierta influencia del cristianismo, as como la derrota de su creencia tradicional en varios dioses y el origen de su actual monotesmo. En esta historia, Maikwiak
mata a otro ser tambin llamado Maikwiak, con el objeto de que existiera nicamente un solo Dios; este otro Maikwiak, que fue asesinado, era nieto de Metip, hijo de Pokip ipai (u), uno de sus cuatro progenitores que brindaron a los hombres mltiples conocimientos. Maikwiak nieto de Metip, era un hombre que tambin ofreci sus enseanzas a los hombres. Por otra parte, este mito se desarrolla en una geografa real, en las que siempre fueron importantes cuatro montaas, cada una ubicada en un punto cardinal. "Entonces, l pens (se refiere a Metip), hacer el cielo, y removi la piel de su cuerpo. Luego hizo cuatro montaas borrego, ms otras cuatro montaas. "Los nombres de estas montaas son: Amatjuilu Wey Kemey, la montaa de los shamanes al sur; T'kniamkas'kal Wey Kemey, al oeste; Metai Wey Kemey, al norte; Ne'k's'pam Wey Kemey, al este. "Los cuernos de los borregos que estaban, uno arriba de cada montaa, eran de diferente color. Los colores de un borrego eran caf oscuro y azul; los de otro, amarillo y marrn claro; del tercero, brillante y gris; y del ltimo, rojo y blanco" (Meigs, 1939: 65). "Metip, el creador, vino hacia la tierra proveniente del otro lado de una pequea montaa roja llamada Wy Cojan, `colina buena'. Esta montaa esta hacia abajo, hacia el desierto, del otro lado de un bajo que est ms all del Paso de San Matas" (Meigs, 1939: 66). De la descripcin provista por esta cosmogona, Mauricio Mixco deduce que los kiliwa conceban al cosmos como una gigantesca bveda sostenida por una estructura de enormes ramas arqueadas y amarradas entre s, que los hombres podan apreciar como arco iris. As, para este grupo el cielo era un domo construido de plantas silvestres que haban sido pintadas (Mixco, 1983: 6). Hasta el momento no contamos con informacin que nos permita afirmar que esta cosmovisin era compartida por todos los dems grupos de la montaa, pero lo que s podemos aseverar es que esta concepcin kiliwa del
cosmos se corresponda con las caractersticas de la vivienda tradicional ms antigua, que los miembros de todas las tribus acostumbraban construir. Evidentemente, la vida ritual de los kiliwa estaba regida por un sistema parecido al del resto de los indgenas yumanos, en el que el centro era ocupado por la figura del chamn hechicero. Sin embargo, a diferencia del resto de los grupos, entre los kiliwa la forma de adquirir poder por parte de este personaje era diferente. Si bien el consumo de toloache era posible, su consumo no era necesario para ser hechicero, ya que las habilidades innatas de ste eran reveladas principalmente al hijo mas chico de una familia, a travs del sueo. La edad a la cual el joven saba si iba a ser o no hechicero era de los diez a los dieciocho anos. Para poder inducir dicho sueo, el iniciado deba dormir en la parte sur de la casa, con la cabeza orientada hacia el este (Gifford, 1928, Meigs, 1939) Por su parte, los ciclos rituales indicados por este sistema religioso eran aquellos relacionados con la muerte y el arribo de los adolescentes a la edad adulta. Con respecto a lo primero, el ciclo de la muerte iniciaba con el funeral mismo, en el que al igual que en el resto de los grupos, se incineraba el cuerpo del difunto junto con su vivienda y sus enceres para enviar todo al ms all. Sin embargo, lo singular de este ciclo entre los kiliwa se puede observar en otros dos eventos, el jamsip y iwey. A diferencia del resto de los yumanos, quienes llevaban a cabo una segunda despedida del muerto al ao del deceso, entre los kiliwa poda ser hasta despus de solo un mes. Los pa-ipai llamaban a esta ceremonia keruk, los diegueo ta.kay y los kiliwa jamsip. En este caso, los kiliwa construan una especie de corral circular al que llamaban wa'puwe, y cuya puerta tambin
estaba orientada hacia el este. En el centro de este corral colocaban colchas, comida y distintos regalos comprados o adquiridos por los familiares del muerto. Justo antes de que el sol se ocultara, los hombres y mujeres indgenas entraban al corral y empezaban a llorar; cuando llegaba la noche encendan una hoguera y seguan llorando alrededor de ella, solo paraban para descansar por una hora aproximadamente, y continuaban con sus lamentos. Meigs, quien describe estos hechos nos dice que durante tres noches sucesivas el rito continuaba con la misma dinmica, los participantes llorando y a momentos descansando. Solo en el da transformaban radicalmente su aspecto y su nimo y se ponan a disfrutar de los juegos de azar, a jugar carreras, luchas, o simplemente se ponan a platicar. Durante los tres das de esta ceremonia, el organizador no probaba alimento alguno ni agua y al igual que en el caso de la ceremonia de las imgenes kumiai, aproximadamente a las cuatro de la madrugada del tercer da, cuando haba salido ya la estrella de la maana, los familiares repartan entre los asistentes que no eran sus parientes, los objetos que haban colocado al centro del wa'puwe, incluso algo de ganado y burros. Cuando el corral quedaba vaci, le prendan fuego (Meigs, 1939: 58). Ms an, otro tipo de ceremonia kiliwa en donde se observan patrones diferentes a los observados en aquellas desarrolladas por los otros grupos es el iwey, a travs del cual se estableca contacto con las personas ya fallecidas. Esta elaborada ceremonia kiliwa se llevaba a cabo a cierta distancia del asentamiento de la tribu, en donde se construye una casa especial llamada tiwa', y cuya nica y estrecha puerta tambin era orientada hacia el este. En medio de esta habitacin se colocaba un gran poste pintado llamado wa'nipi.
Los participantes del iwey se pintaban el cuerpo y los rostros con diseos libremente escogidos, y solo cuatro cinco de ellos se cubran el cuerpo con cabelleras humanas llamadas pachugou, las cuales haban sido sustradas de una cueva distante donde tiempo atrs haban sido ocultadas (Ibidem: 50-51). Estos trajes sagrados haban sido elaborados a base de un tejido de fibra de mezcal, al cual haban sido amarrados mechones largos de cabello humano de color negro. Al momento de usarse el pachugou la estructura de fibra permaneca oculta y solo se vea el cabello humano (Trinidad Uchurte). De acuerdo con los informantes kiliwa, los portadores de estos trajes llegaban al tiwa' saltando de lado a lado, y al introducirse al centro ceremonial, estas personas colocaban sobre su cabeza un tocado de plumas de guila. Durante el desarrollo del iwey no estaba permitido que las mujeres entraran al tiwa', ni que se colocaran prximas a la puerta. El chamn se sentaba en el piso cerca de la parte trasera y a un lado del tiwa'; enfrente de l se colocaban todos los participantes del iwey, principalmente quienes portaban los pachugous, como si constituyeran su audiencia. Enfrente del hechicero y enterrado en el suelo, haba un pequeo palo de dos pies de largo que el mismo chamn tena sostenido con su mano izquierda, y con el cual golpeaba a una sonaja de concha de tortuga que sostena con la mano derecha (Meigs, 1939: 54). Este tipo de sonaja, que al igual que entre los diegueos era utilizada nicamente en ritos funerarios, tena en su interior una serie de incrustaciones. La incrustacin central era la casa de Maikwiak y las que estaban alrededor de ella eran las casas de los muertos. El chamn, como parte del rito, observaba detenidamente estas incrustaciones y segn la
creencia kiliwa, la tortuga a quien perteneca la concha, saludaba con la cabeza al hechicero, accin que era correspondida por ste; esto provocaba que la tortuga se orinara, ayudando as al chamn a que localizara claramente a los muertos con los que quera entablar comunicacin; estos muertos eran identificados como paiajase. Para que este contacto fuese exitoso, el espritu del hechicero se desprenda de su cuerpo y viajaba a travs de las montaas, de los aguajes, de la tierra y del cielo, buscando al paiajase. Mientras duraba el trance, el cuerpo del chamn continuaba agitando la sonaja, aunque sin hacer ruido alguno; cuando finalmente lograba encontrar algn espritu, la sonaja empezaba nuevamente a producir sonido. Cuando esto suceda, el chamn comenzaba a inhalar a travs de su boca pero sin exhalar, con la finalidad de atraer al espritu del muerto; este ejercicio poda durar hasta dos horas. (Ibidem: 54-55). Finalmente, al amanecer, el paiajase llegaba y entraba al tiwa', pasendose de izquierda a derecha, trepndose por las paredes hasta llegar al sitio en donde se encontraba el chamn; una vez que lo encontraba, se sentaba sobre los pachugou bajo la sombra de las plumas del ti'tes; entonces el hechicero exclamaba atemorizado de ver al muerto; en ese mismo instante mora y el paiajase entraba a su cuerpo; uno de los asistentes colocaba entonces una pipa en la boca del chamn, cuyo cuerpo empezaba a hablar en una extraa lengua que solo cierta gente poda entender; el resto de los asistentes superaba su dolor, al escuchar la voz del difunto a travs del hechicero, y aunque podan preguntar algo al paiajase, mientras ste contestaba, nadie poda hablar nada, slo dejaban que sus lgrimas rodaran por sus rostros.
Generalmente el iwey se haca con la finalidad de preguntar al muerto por algunas cosas que hubiera dejado escondidas, o bien para que el muerto declarara que tipo de enfermedad haba ocasionado su muerte, e incluso, en caso de que el difunto hubiera muerto asesinado, el iwey se haca para obtener de l la denuncia del homicida (Ibidem: 55-56). En lo que respecta al rito de iniciacin kiliwa, se llevaba a cabo cuando ellos cumplan 15 aos y cuando las Plyades empezaban a aparecer en las primeras horas del atardecer, y al parecer, de acuerdo con los informantes de Meigs, no se consuma toloache en ningn momento (Meigs, 1939: 48-49). El sitio donde se desarrollaba era un lugar especial de techo rectangular llamado jimawa (iu). El chamn que conduca la ceremonia tomaba con su boca un pequeo palo verde al tiempo que entonaba una cancin. Cuando terminaba su canto, el hechicero tomaba el palo con sus manos y proceda a perforar la nariz de los iniciados; en cada uno de los hoyos, aquel hombre iba colocando una pequea pieza de carrizo, para evitar que cerrara la cicatriz. Entonces los jvenes varones reciban de su conductor el ipa'lili, un bordn ceremonial que los distingua como iniciados. A lo largo de dos meses, despus de la perforacin de su nariz, los jvenes vivan completamente aislados sin tener contacto con nadie, solo bajo la supervisin del chamn, comiendo plantas silvestres. Durante este tiempo no deban exponerse directamente a los rayos del sol, y tenan que llevar a cabo una serie de difciles pruebas con las que demostraran sus habilidades y su suerte. Una de estas pruebas -dice la creencia-, consista en buscar una vbora de cascabel, cuando la encontraban, uno de ellos le acercaba su bordn, si tena suerte, la vbora se trepaba por l, pasaba por su brazo y llegaba a su
cabeza, all la vbora se enroscaba y haca sonar su cascabel; posteriormente la vbora bajaba y se iba. Cuando todo esto suceda con xito, es decir, sin ser mordido por la vbora, significaba que aquel iniciado nunca iba a ser mordido por serpiente de cascabel alguna y no iba a morir hasta llegar a ser un anciano; pero si esto no suceda, si la vbora no se trepaba por el bordn o morda al adolescente -afirma el mito-, entonces significaba que aquella persona corra el riesgo de ser atacado por una serpiente o de morir joven; despus de completar su prueba uno de los participantes, tena que darle la oportunidad a otro.(Ibidem: 49) En cuanto oscureca tenan que ocultarse todos en un refugio comn, a fin de evitar que el Tejuep los encontrara. Dentro de esta casa el hechicero tena ya algo preparado para que cuando arribaran los muchachos comieran. Al otro da los iniciados tenan que volver a salir antes de que amaneciera a fin de no ser vistos por las mujeres (Ibidem: 48). Despus de los dos meses, la nariz de los iniciados haba sanado y podan regresar al asentamiento principal del grupo. Se haban convertido en hombres y estaban autorizados para obtener pareja. Dentro de estos ciclos rituales los chamanes kiliwa echaban mano de una sofisticada parafernalia que incluan figuras humanas hechas de madera, y tablas ceremoniales, las ya mencionadas capas de cabello humano, y la piedra viva. Las figuras humanas empleadas en las ceremonias fnebres, denominadas ipumjos han sido encontradas en territorio kiliwa, y guardan una gran semejanza con las figuras reportadas y destruidas entusiastamente por los misioneros entre los cochim del norte de San Borja. Segn Gertrudis Uchurte, estos figurines a los que en la actualidad denominan cuados, eran
elaborados con palo fierro, con todos los detalles de una persona: manos, cabeza pies y ojos, y su empleo, relacionado con el uso de las cabelleras en el iwey, lo registran los misioneros dentro de los cochim del desierto central (Aschmann, 1986: 239). Ms an, de acuerdo a Trinidad Uchurte, el ipumjo tena tambin una funcin similar a los santos de la religin cristiana; se colocaban en la cabecera de los enfermos para que los cuidaran.4 Estos muecos eran conservados en cuevas alejadas de los asentamientos indgenas y estaban amarrados a una pequea piedra plana que segn la creencia emita una msica clara cuando eran vistos; si alguien pasaba cerca de la cueva donde estaban ocultos, inmediatamente escuchaban el sonido emitido por este fetiche. La creencia kiliwa nos dice que durante las noches estos cuados podan caminar en las montaas (Trinidad Uchurte). Actualmente, a pesar de que ninguno de estos objetos son utilizados y de que su funcin es escasamente conocida, nicamente por las familias que representan el asiento de la tradicin del grupo, constituyen todava parte de una difusa memoria de lo religioso autctono, sobre lo cual no hacen menos que guardar cierto respeto; incluso, algunos de ellos, como nos lo dice Trinidad Uchurte, an sin saber como se empleaban estos muecos o los pachugou, recibieron las advertencias de temor y respeto que deban guardarle a todo este mundo mtico, incluso antes de recibir cualquier instruccin sobre la religin catlica. El uso de tablas ceremoniales y los pachugous, por su parte, solo han sido registrados entre los kiliwa y los cochim. Las primeras eran elaboradas de madera con pictogramas abstractos, y servan para establecer contacto con los
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Este mismo informante afirma que una vasija de barro conteniendo agua y colocada en la cabecera de una cama, jugaba la misma funcin que el cuado(Trinidad Uchurte).
muertos, colocndose a la altura de la cara. En algunas ocasiones, estas tablas posean orificios para los dos ojos, y en algunas ocasiones a la altura de la boca, por donde el chamn asomaba la lengua. Los segundos, segn los kiliwa, se remontan -afirman- al principio del mundo. Actualmente nadie sabe como hacerlos, pero tienen conocimiento de que el cabello con el que fueron hechos perteneca a vrgenes fallecidas. El porqu deben permanecer ocultas estas cabelleras, se debe al hecho de que desde las colinas de los cuatro chamanes, las cuales se encuentran ms all de los cuatro mares del mundo (y sobre el cual descansa el domo del cielo), estn siendo arrojadas constantemente estrellas sobre los pachugous; estas estrellas no pueden ser vistas, pero si alguien molesta a las cabelleras irrumpiendo en la cueva donde fueron ocultas, puede ser golpeado por uno de estos cuerpos celestes en un trmino no mayor a un ao. De ah que solo quienes saben pronunciar cierta frmula complicada a las cuatro colinas, pueden entrar a la cueva sin ser castigados (Trinidad Uchurte). En reciente visita a la comunidad de Arroyo de Len supimos de la existencia de una cabellera que despus de haber sido hurtada y vendida, fue recuperada y vuelta a ocultar en un lugar desconocido por Trinidad Uchurte. A l le pregunt sobre el paradero de dicha cabellera, a lo que me respondi que en efecto, l la haba vuelto a esconder, pero que evitara que cualquier "chamaco" la viera, pues -segn dijo- la cabellera tiene mucha lumbre y poda dejarlo ciego, poda incluso matarlo. Posiblemente esta cabellera sea la misma que Meigs pudo fotografiar y que se encontraba envuelta en un petate puesta sobre un poste para evitar que tocara el suelo. Cabe sealar que en el momento en que Meigs fotografi el
pachugou, el informante kiliwa que lo acompaaba se asust y le advirti del castigo que podra caer sobre su persona. De hecho, Trinidad Uchurte afirma que aquellas personas que haban sustrado la cabellera para venderla, haban recibido ya un merecido castigo, ninguno de ellos sobreviva.5 Finalmente, otra fuente de poderes que solan utilizar no slo los kiliwas sino sobre todo los pa-ipai, era la piedra viva, acerca de la cual ya nos hemos referido en la monografa pa-ipai. Dicha piedra era una roca cristalina de 2.50 cms por 1.25 cms, que daba a su dueo poderes similares a los que pudiera obtener tomando toloache, con la diferencia de que estos ltimos eran poderes benficos y los obtenidos con la piedra viva eran tanto benficos como malficos; incluso, esta piedra poda capacitar a su dueo para causar la muerte y entre los kiliwa, adems de representar un peligro para su poseedor, poda acarrearle buena suerte en los juegos de azar y en el amor (Meigs, 1939: 64). Por esta razn, todava hoy en da los indgenas temen a la piedra viva y mantienen prohibida su posesin y uso.
Manifestaciones estticas Antiguamente las manifestaciones estticas de estos grupos estaban ligadas a alguna funcin utilitaria o ceremonial festiva. La primera de ellas y tal vez la ms antigua y generalizada es la del arte rupestre. En l es posible reconocer un estilo que homogeniza las expresiones de los distintos grupos,
En relacin a esta historia sobre la cabellera hurtada, existe una ancdota que quisiera comentar. Uno de los castigos que segn Trinidad Uchurte, puede caer sobre aquellas personas sin la edad suficiente para ver directamente a un pachugou, es el quedarse ciego. Durante tres aos de relacin constante con un informante cuyo nombre nos reservamos, tratamos infructuosamente de obtener el nombre de aquellas personas que haban cometido dicha falta; y en un intento por lograrlo, mencionamos el nombre de un posible trasgresor de esta norma tradicional, a lo que el informante respondi negativamente. Pasando el tiempo, llegamos a saber por medio de otros informantes que en efecto la persona a quien nosotros suponamos, haba sido uno de los que vio directamente el pachugou. Su nombre por supuesto tambin nos lo reservamos, pero cabe decir que l, como otros indgenas de la regin, padece de cataratas.
como lo son sus formas abstractas y sus colores rojo y negro, aunque tambin son claras las tcnicas que los diferencian, como los pictogramas, hacia el norte de la sierra de Jurez y los petroglifos al sur. Y aunque ningn kiliwa conoce en la actualidad el significado real ni la funcin de estas expresiones rupestres (ya que algunos slo llegan a decir que se trata de pinturas hechas por los viejos para representar a las cabrillas, el camino del fraile, el mundo, etc.), todos los miembros de este grupo tnico reconocen e identifican este tipo de arte sobre roca como un legado ancestral (Trinidad Uchurte). La cermica es parte de una tecnologa que distingui a los grupos yumanos de los grupos pertenecientes al paleoindio y al perodo arcaico, y no obstante que en la actualidad sta solo la desarrollan los pa-ipai, Meigs encontr que en los aos treinta haba todava entre los kiliwa algunas mujeres que practicaban esta tcnica (Meigs, 1939: 36). Ms an, mientras que en el resto de los grupos yumanos la cermica siempre ha sido no-decorada6, este mismo gegrafo en los treinta, y Paul Chance treinta aos despus, pudieron observar que solo entre los kiliwa tuvieron lugar distintos estilos de ornamentacin de las ollas de barro. Uno de estos hallazgos destaca por ser una vasija elaborada con barro rojo y con motivos abstractos pintados de negro (Meigs, 1939: 36). Dentro de estas manifestaciones estticas podemos mencionar el canto tradicional indgena, algunas de las cuales eran canciones de poder aprendidas durante los sueos por los hechiceros, que les servan para hacer llover o para curar ciertas enfermedades. Este tipo de canciones eran ejecutadas con instrumentos que en la actualidad ya no se conocen, como los pequeos
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La nica decoracin con la que cuenta la mayor parte de la cermica yumana son las manchas oscuras producidas por su orneado en lea, y las chispas de mica que provienen del tipo de barro empleado en su manufactura.
tambores, las tablas aplaudidoras, las flautas y las sonajas de concha de tortuga o construidas con la pata de un venado, y el singular instrumento conocido en espaol como mugido de toro (ipalili en kiliwa) y que consista en un delgado trozo de madera suspendido con un cordel para producir un zumbido que auxiliaba en el iwey, o en algunos otros casos, a espantar a los malos espritus (Meigs, 1939: 45)
Juegos Algunas prcticas cuyo origen prehispnico o hispnico se desconoce, pero que sin lugar a dudas constituye un aspecto importante en la vida de los antiguos kiliwas es el de los juegos. Entre ellos se pueden mencionar el de las cauelas, el pen y la teja. Las cauelas es uno de los pocos juegos que en la actualidad se practican entre los kiliwa. Este juego requiere de cuatro piezas de madera de 8 pulgadas de largo, por una pulgada de ancho y media pulgada de grueso; en realidad se trata de dos ramas de rbol cortadas longitudinalmente exactamente a la mitad, de tal forma que se obtienen cuatro piezas, cada una con una cara redonda y otra plana; la parte curva es pintada de oscuro, mientras que la plana permanece sin pintar. Estas piezas son arrojadas por cada jugador con una sola mano y de punta al suelo; Meigs seala que este juego era jugado solo con dos jugadores, cada uno de los cuales tena, aparte de las cauelas, quince pequeos trozos de madera correspondientes a quince puntos con los que cada jugador empezaba a jugar; cada una de estas personas arrojaba esta especie de dados a su turno; si las piezas caan con todas las caras oscuras hacia arriba, excepto una, el jugador volva a tirar, y en este segundo tiro, sumaba a su favor todas las piezas que cayeran con la cara
negra hacia arriba; pero si todas las piezas caan con la cara blanca hacia arriba, el jugador contabilizaba no solo cuatro puntos a su favor, sino seis. Los puntos ganados por un jugador tenan que ser pagados con los puntos representados con los trozos de madera de su contrincante, as que el jugador que ganaba todo el partido era aqul que se quedaba con todos los trozos de madera en su poder, incluyendo los del otro jugador (Meigs, 1939: 42-43). Otro importante juego que hasta hace poco era practicado en las comunidades yumanas de la porcin mexicana de la sierra, y que an se juega en las comunidades yumanas localizadas en los Estados Unidos, es el pen. Este juego se desarrollaba en la noche por dos equipos conformados por tres cuatro jugadores respectivamente7; cada uno de los equipos permaneca sentado formando dos lneas paralelas, cara a cara; cada equipo tena una larga cubierta hecha de lona, piel o una cobija que cubriera a todos los miembros del grupo desde los hombros hasta los pies. Entre cada uno de los equipos haba una antorcha encendida, y a un lado estaba sentado un arbitro con un palo en cada mano, uno blanco y otro negro. Cada jugador cruzaba sus brazos y en cada mano sostena de manera oculta bajo la cobija, tambin un palo de distinto color; todos ellos se balanceaban de un lado a otro, girando su cuerpo y cantando junto con el arbitro; uno de los jugadores oponentes tena que adivinar en qu mano se encontraba el palo blanco, y si adivinaba, entonces acumulaba un punto a su favor, de quince que tena que completar para ganar; pero si se equivocaba, tena que recoger los palos y dar la oportunidad al oponente de que adivinara. Una gran excitacin prevaleca
Segn Meigs, los miembros de los equipos eran hombres, sin embargo nosotros pudmos apreciar que en la comunidad de Viejas, California, en los Estados Unidos, lo practican tambin las mujeres.
durante todo el partido, tanto entre espectadores como entre jugadores (Meigs, 1939: 44) Por ltimo, un juego parecido al que Trinidad Uchurte identifica como teja. El juego consiste en hacer previamente dos hoyos separados por unos cuatro metros; parado desde uno de los hoyos se arroja una piedra laja, redonda, al segundo hoyo, y si el jugador coloca la piedra en su interior, adquiere cuatro puntos a su favor, y teniendo que trasladarse al hoyo donde meti la piedra, para arrojarla nuevamente al anterior. El primer jugador que obtiene 12 puntos es el ganador. De acuerdo a Cruz Uchurte, para tener suerte en todos estos juegos podan ingerir toloache. Para esto el jugador tena que aislarse por varios das en el monte, ingerir la raz de la planta y pensar solamente qu deseara hacer en el juego; mientras se encontraba bajo el influjo del alucingeno, dicen los indgenas, ninguna planta con espinas, como las chollas, le causaban heridas; si al final tena suerte, esta persona soaba que un espritu compaero vena y le enseaba todo cuanto l necesitaba para ganar.
Los ciclos del contacto y la colonizacin La primera exploracin realizada en territorio kiliwa fue bajo el mando de Jos Joaqun de Arrillaga, entre 1795 y 1796. Un ao despus, el 12 de noviembre de 1797, los misioneros dominicos Jos Loriente y Toms Valdelln fundaron la misin de Santa Catalina Virgen y Mrtir en el territorio pa-ipai, con el objeto de evangelizar tanto a este grupo como a sus vecinos los kiliwa. Si bien la empresa de los misioneros tuvo xito con el primer grupo, con el segundo la tarea fue ms difcil, ya que los kiliwa resistieron cambiando de
residencia a un hbitat ms alejado del contacto con los europeos, pero tambin ms inhspito. De esta manera, si bien el aislamiento y la hostilidad del medio fsico geogrfico retardaron el proceso de incorporacin de este grupo a la civilizacin occidental, tambin fueron factor de la profundizacin de sus diferencias culturales con el resto de los grupos norteos, as como condiciones que han hecho ms difcil su estabilidad socioeconmica. Y en efecto, la parte mas intensa del contacto entre los colonizadores y los indgenas kiliwa dio inicio realmente con la apertura de brechas, caminos y carreteras, que hicieron posible el arribo casi cotidiano de colonizadores en la poca posmisional. De esta forma, la transformacin de la vida de los kiliwa fue mucho ms violenta que la experimentada por los otros grupos yumanos, y sus efectos negativos se expres tanto en una elevada mortandad como en la desestabilizacin de su cultura: si los pa-ipai y kumiai iniciaron su incorporacin a las formas de vida no indgenas con la llegada de los misioneros, y paulatinamente fueron desarrollando adaptaciones entre su cultura y la del extranjero, los kiliwa se encontraron sufriendo el duro impacto de las epidemias que mermaron su poblacin, cuando empezaron a sufrir el cambio de sus tradiciones y de su vida, en pleno siglo XX. Esto nos explica el porqu en la actualidad, an cuando no existen ms de tres decenas de kiliwas, ellos siguen representando la faceta ms tradicional de los yumanos en Baja California. En ellos, extincin y tradicin coexisten como parte de una misma realidad. Ms an, otros acontecimientos que marcaron la vida y la muerte de los kiliwa fueron los ocurridos en 1911. En esos aos, en plena Revolucin Mexicana, grupos magonistas intentaron invadir Baja California, involucrando a miembros de algunas rancheras de estos grupos indgenas. En este evento,
los indgenas que vivan en el valle de la trinidad se unieron a los magonistas en su marcha de Mexicali a Ensenada. Estos fueron los pa-ipai de los Shumules (linajes) kulwat, watch y xamwlch, as como prcticamente todos los kiliwa, excepto un linaje. Estos hechos enfrentaron a los indgenas, quienes se vieron debilitados en sus lealtades y fortalecidas sus divergencias, producindose algunos eventos de armas que produjeron la muerte de varios de ellos. Por esta razn, la presencia de los magonistas a quienes denominaban revoltosos-, al igual que la de los misioneros a quienes denominaban los frailes-, lejos de ser recordada por los indgenas como asociada a algn tipo de filosofa o propsito, es concebida generalmente como negativa, pues se relaciona con despojo, destruccin, guerra, y asesinatos. As lo confirman los siguientes testimonios obtenidos por Roger Owen y Mauricio Mixco de los dos lderes de los linajes ms importantes entre los kiliwa, el de los Uchurte y el de los Espinoza: Mataron a todos los hombres y muchachosa mi pap, a mis hermanosme met corriendo en el monte y me qued all tres das y as me escap. Fue algo terrible, no ramos soldados, Cmo poda haber guerra? (Rufino Uchurte en Owen 1963, citado por Mixco, 1983: 197). Yo soy el nico que vive aqu, desde los tiempos de la guerra. Un da, un general vino hacia abajo, al surtoda esta gente (kiliwa) fueron con l. Primero atacaron Santa Catalina. Americanos, negros y mexicanos. Mataron a un hombre, su nombre era Jorge GonzlezMataron tambin a un nio, dos asesinatos Atacaron este lugar y aqul, a todas partes. Fueron atacando; los indiosse les unieron. Luego fueron a Jamau [en el desierto de San Felipe], all tambin mataron. Pero ahora este Rufinol sabe; su difunto padre, sus hermanos ms grandes, todos fueron muertos. Y el nicoque vive all [en el desierto de San Felipe]su padre, su to, su hermano ms grande y su hermano ms joven, todos fueron muertos. La gente estaba hambrienta, se dice, el gobierno [que no viene] no hizo nada para mejorar; hubieran trasladado todo mientras. Mientras ocurrien aquellos lejanos aos, nosotros
los indios no tenamos autoridad (palabra) (Braulio Espinoza en Mixco, 1983: 9). La historia posterior a estos acontecimientos consisti solamente en procesos de consolidacin del proceso de disminucin demogrfica de los kiliwa y de su incorporacin subordinada y dependiente a la economa regional, ya que la mayora trabajaban como vaqueros o en el cultivo de la tierra; resultado de esto fueron los cambios de su tradicin cultural que incluan transformaciones en sus estrategias de supervivencia, organizacin social, idioma y dems expresiones de su estilo prehispnico de vida.
El impacto demogrfico del contacto "Cunto falta pa'l dos mil?... A ese ao no vamos a ver ya, no vamos a ver ya ese ao... "Pero van a volver a nacer; todos los kiliwas van a volver a nacer...pero ya no van a hablar ni espaol, ni ingls, una sola lengua va a haber, puro kiliwa van a hablar... (Trinidad Uchurte). Con el anterior testimonio podemos darnos cuenta cul es la poca esperanzadora concepcin que los kiliwa tienen acerca de su decrecimiento demogrfico tambin llamada extincin. Percepcin que sin embargo no es reciente, ya que hace ms de veinticinco aos, Mauricio Mixco registr un testimonio similar y por dems dramtico, del to de Don Trinidad Uchurte, Don Rufino Uchurte: Haba gente en esta sierra, al este, al poniente de aqu; llegaban hasta al sur, hasta el fin de la tierra. Puro paisano... Todava est la manera en que vivan. Los lugares donde tatemaban all estn. Pero ya se acabaron. Se van muriendo todos. Vivan en el valle...ms all no alcanza la gente...slo estos quedan. Ya no hay indgenas. Pero sus hechos estn all
y los lugares donde cocinaban, los hoyos ennegrecidos, all estn. Sus ollas rotas estn desparramadas por la tierra, los metates, las manos, y los tepetates... Ahora la tierra se est llenando de puros extranjeros... soy el nico que queda, de los mayores kiliwa, soy Rufino Uchurte...No hay hechos extranjeros, slo lo nuestro... Los hechos de la gente...Los que dijeron esas cosas ya no se oyen, los que siguen seguramente dirn lo mismo cuando me haya puesto mi sombrero de estrellas. (Se refiere al acto de morir). He estado hablando este da, el primero de junio [1969], all est el sol en el poniente. Este podra ser el ltimo en que hable yo. No s. [Slo] Dios sabe; pasado maana, si todava andas por aqu tal vez te dir [ms]. Todava estar hablando (Mixco, 1983: 97). Y es que a juzgar por los sucesivos registros de la poblacin kiliwa, llevados a cabo desde la primera exploracin hasta los censos aplicados por el INAH y el INI hacia el ltimo cuarto del siglo XX, este grupo ha experimentado objetivamente un proceso de decrecimiento demogrfico. Como se dijo ms arriba, la primera exploracin realizada en el territorio de esta tribu fue bajo el mando de Jos Joaqun de Arrillaga, entre 1795 y 1796. En esa ocasin, el explorador observ que cada una de las rancheras kiliwa que l visit, tena un promedio de por lo menos 100 personas, y aunque no entr en contacto directo con todos los sitios habitados por indgenas (como por ejemplo la zona del can, y la porcin surea de la meseta de Arroyo de Len), estim que en una rea de 1000 millas cuadradas alrededor de la Misin de Santa Catarina, exista una densidad de una persona por milla cuadrada, es decir, que existan mil indgenas, entre kiliwas y pa-ipais. Peveril Meigs, sin embargo, considera que de acuerdo a sus propias observaciones, el rea de Santa Catarina tena una densidad mayor, es decir, de 1.5 por milla cuadrada, y que esta misma densidad era extensiva para las 500 millas cuadradas que antiguamente habitaban los kiliwa; esto es, que si se
considerara una densidad uniforme para este reducido territorio, tan solo all, hubieran existido 750 personas de este grupo; ms an, la densidad de poblacin en la zona kiliwa -afirma Meigs- no era uniforme, ya que precisamente la zona del can que no visit Arrillaga, era la zona predilecta por los kiliwa para vivir, por su abundancia de aguajes. De cualquier forma, afirma el investigador, an tomando como acertado el promedio establecido por Arrillaga de 100 personas por ranchera, la poblacin kiliwa en esa poca, en los 13 asentamientos de la tribu, hubiera sido de por lo menos 1,300 individuos (Meigs, 1939: 20). No obstante, el mismo Peveril Meigs escriba en 1939 que despus de haber realizado un cuidadoso sondeo en la regin, solo encontr 36 kiliwas (Ibidem: 1). De igual manera, ms tarde, en 1957, Owen y Hinton afirmaban que en Arroyo de Len, La Parra y el Jonuco, exista un nmero aproximado de 60 kiliwas.(Hinton et al, 1957: 94). Cierto que al realizarse el primer censo oficial en la regin, en 1972, el INAH ofreci la optimista cifra de 210 indgenas, pero inmediatamente despus, en 1978, volvieron las estimaciones preocupantes cuando esta misma institucin lleg a hablar de tan solo 90 kiliwas (Censos INAH, 1972 y 1978). En los noventas, el INI llev a cabo otro censo, manifestando haber encontrado una cifra similar, a 87 indgenas de esta tribu, aunque lo cierto es que tal nmero corresponde al total de los miembros de la comunidad por derechos agrarios, y no a los miembros del grupo por filiacin tnica, ni al nmero de personas que realmente viven en el ejido. Es posible que en el primer caso estuviramos hablando de una cifra menor a la realmente existente, considerando la aguda dispersin que han experimentado estos indgenas. En el segundo caso, es un
hecho que en el ejido kiliwas, fsicamente all solo viven 20, 15 de los cuales son miembros de este grupo.
Hiptesis sobre la desaparicin de los kiliwa Varios investigadores han tratado de explicar la escasa poblacin de los kiliwa, y como afirman algunos, debido al tardo contacto de estos indgenas con los misioneros, esta no puede ser atribuible a las epidemias introducidas por ellos. Sin embargo, de acuerdo los testimonios de los propios indgenas, otras enfermedades introducidas por los mexicanos en el siglo XX, pudieron bien haber sido factor de disminucin de este grupo. Oh si, eso si, donde quiera tenemos campo santos aqu; aqu cerca hay como unos, como 22 muertos enterrados, y luego pa' ac, pa'l lado del Tpi, tambin hay ms, y luego para la bajada del Cuatro tambin hay kiliwas...`tan enterrados pue', puro viejo ya. S, una vez se murieron aqu en San Isidoro, se murieron en una semana, se murieron siete, siete personas. Eso hace ya muchos aos. Pues les dio esa enfermedad con el nombre ese; influencia parece que le dicen. (Trinidad Uchurte). No obstante, los investigadores han descartado la presencia de una elevada mortandad como causa principal de esta extincin. Por el contrario, para algunos, la causa de este decrecimiento natural se ubica en los bajos ndices de procreacin, debido a la esterilidad de los adultos, resultado del uso cotidiano de la palmilla, la cual, segn afirman, posee propiedades anticonceptivas. Para otros, esto se debe a una especie de decisin de no continuar procrendose, ante la prdida del territorio: ...la conciencia de la perdida del bien patrimonial del que es parte fundamental la tierra, representa una limitacin gravsima, esta conciencia de no poseer lo que fue de sus antepasados, parece que influye en la condicin numrica de la familia o del mismo grupo. (Ochoa, 1979: 27-34).
Esta hiptesis llega entonces a la siguiente conclusin: "Podemos colegir, si se quiere como una hiptesis de operacin que el grupo con parte de sus bienes patrimoniales reconocidos por las autoridades mexicanas al sentir la seguridad de su lar y del disfrute generacional de su tierra, toma una nueva conciencia de la procreacin. Esta conciencia de la procreacin, no es ya la de existir tan solo para sostener el vitalismo agnico de una etnia o la actitud natural de sobrevivir como especie-etnia". (Ochoa, 1979: 27-34) Estas dos teoras, a pesar de lo sugerente que son, presentan sin embargo algunas inconsistencias. En el primer caso, hasta el momento no se ha hecho ningn estudio de tipo bioqumico para determinar las propiedades exactas del agave8. Y en el segundo, si bien existe una relacin entre seguridad de la tierra y conciencia de procreacin, no explica porqu los kiliwa una vez que obtuvieron como favorable la resolucin presidencial sobre su tierra, no tomaron una nueva conciencia de procreacin y no revirtieron ni siquiera la tendencia disgregacionista de Arroyo de Len, ya que por el contrario, una vez obtenido el reconocimiento legal de su territorio se aceler el abandono de la tierra va venta de los derechos agrarios. En la opinin de este trabajo, ms que un proceso de extincin, los kiliwa han experimentado una aguda migracin como resultado de la inseguridad de la tierra, el despojo, los cambios climticos recientes y la consecuente
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Seguramente la definicin de si esta hiptesis acerca del uso de la palmilla es correcta o falsa, depender en gran medida de un estudio que determine claramente las propiedades de la planta; pero an cuando resulte imprecisa la observacin subjetiva y asistemtica, creemos que es importante conocer lo que los mismos indgenas piensan de sto: PREGUNTA: "Algunas personas dicen que comer palmilla sirve para no tener nios, t qu sabes de eso? TRINIDAD: "Yo creo que son mentiras, porque mi ta se cas con un gringo y tiene como 12 de familia. Y otra hermana tambin...S, aqu comemos mucha palmilla desde mucho antes; pero si nosotros somos ocho, quiere decir que son mentiras, han de ser mentiras, yo no creo eso". (Trinidad Uchurte).
depauperacin de su poblacin. Hasta la dcada de los ochenta, el territorio kiliwa no fue reconocido por el Estado como territorio indgena. Posteriormente, una vez reconocido como bienes comunales, los indgenas encontraron mayores ventajas en transformar estos en bienes ejidales, y al hacer esto, los kiliwa perdieron parte de la superficie que el estatus anterior les garantizaba. Paralelamente, este territorio sufri de invasiones de ganado por parte del ejido mestizo el Tpi, del Mike's Sky Ranch que obstruy el nico acceso que los indgenas tenan a un riachuelo, y de los colonos de San Matas que intentaron despojar a los indgenas del aguaje el Choyal. Respecto al cambio climtico, los informantes afirman que: [] dej de haber agua entonces [] Hace como tres aos sali mucha agua. A los seis aos se hundi otra vez de vuelta; ahorita ya se va secando, ya tiene como cinco aos, ya. Lleva mucho agua y ahora se est bajando mucho, y pus yo creo que de aqu a dos aos ms, yo creo que ya se va a estar secando de vuelta (Trinidad Uchurte). Como resultado de esta sequa los kiliwa atestiguaron tambin la desaparicin de la flora y fauna tradicional de su hbitat: Mucho sauzal, antes yo me acuerdo, ah donde est don Miguel pabajo todo eso, no se poda caminar por el sauce. Ahora ya no hay casi. Antes tambin haba mucho mezquite, lamo, jojoba, palmilla tambin, haba mucha agua. Yo creo que ya no hay animal de esos que haba antes, porque ya no hay agua tampoco. (Trinidad Uchurte) De esta manera, la inseguridad de la tierra, el despojo y el cambio climtico, produjeron un estado generalizado de pobreza que los kiliwa an recuerdan como causa de su xodo: Desde que tena 14,15 aos me acuerdo...estbamos viviendo de a tiro muy pobre, una sola casa, un cuarto, una sola cobija y pasando mucha hambre...No; estbamos muy pobres todos los indios que hay por aqu, hasta los pa-ipai que a veces tenan
siembra en San Miguel, en Catarina; maz, trigo, frijol. Cuando tena como 10 aos yo me acuerdo, pasaba muchos das sin conseguir nada para comer, por eso bamos a buscar trabajo con los gringos... (Trinidad Uchurte). Por ello, la comunidad kiliwa se empez a disgregar como lo describe Trinidad Uchurte: S, muchos kiliwas se fueron a Mexicali, parientes de nosotros, all se murieron todos, con los cucaps; para el lado de San Vicente, San Telmo y Santo Domingo tambin; de all ya no volvieron familias enteras, se murieron. (Trinidad Uchurte). De esta forma, cuando la solucin agraria lleg para este grupo (en 1988), su nmero no era mayor de 40 y la mayora de ellos eran ancianos sin posibilidad alguna de erigir una familia y mucho menos un patrimonio para ella; stos ancianos, al tener sus derechos agrarios en las manos, los vendieron para obtener as una pensin a travs del Seguro Social que les asegurara un pequeo ingreso monetario para el resto de sus das; los escasos jvenes por su parte, tambin migraron al solucionarse el problema agrario, porque con la legalizacin de su tierra, no se solucion el problema de aridez y falta de recursos.
Incorporacin a la estructura regional y subsistencia La depauperacin de los kiliwa y su consecuente proceso migratorio, aceler la integracin de este grupo a la estructura socioeconmica regional. Como resultado de esta integracin, este grupo defini un esquema de subsistencia en el que predominan las actividades realizadas fuera de su comunidad. Si bien es cierto que dentro de su ejido estos indgenas practican algn tipo de agricultura de autosubsistencia, debido al tipo de suelo, la
ausencia del recurso agua y de una infraestructura adecuada, esta representa apenas un 5% de la actividad econmica. Lo mismo sucede con la crianza de ganado vacuno y caprino, actividad que si bien fue adoptada desde fines del siglo XIX con mayor entusiasmo e iniciativa por los kiliwa, jams ha llegado a ser exitosa. Por un lado, los informes del INI atribuyen esto a circunstancias meteorolgicas que han producido la muerte de un gran nmero de cabezas de ganado: la dura y prolongada sequa durante los ochenta y las lluvias torrenciales del 93. Pero por otro lado, hay quienes de manera no oficial mencionan al alcoholismo como factor principal que ha impedido el xito de este grupo en dicha actividad. Cualquiera que sea la causa de este problema, lo cierto es que los ejidatarios indgenas arrastran cuantiosas deudas bancarias que difcilmente podrn pagar. Por su parte, la colecta de miel y el corte de palmilla, aunque son actividades que se llevan a cabo por la mayora de los kiliwa, son de carcter temporal. La colecta de miel se realiza principalmente en Arroyo de Len, Santa Catarina y La Huerta. Este producto, al igual que el pin o los productos agrcolas, es destinado principalmente para el autoconsumo y en una mnima parte a la venta. No obstante, la disponibilidad de este producto se limita a la temporada de verano. Lo mismo sucede con la palmilla. Un agave cuyo tallo es colectado exclusivamente durante el verano, para ser triturado y sustraer de l un lquido que es exportado a los Estados Unidos, en donde se procesa para obtener cosmticos y otros productos farmacuticos; estos trituradores o molinos de palmilla se encuentran en las comunidades compradoras de materia prima; Santa Catarina tuvo durante algunos aos un pequeo molino que haba sido instalado por un norteamericano que exportaba el lquido; sin embargo,
este comprador de palmilla tuvo que retirarse con toda su maquinaria por no haber podido soportar la competencia con el principal comercializador del producto. En el caso del ejido kiliwas, la palmilla es vendida al poblado de San Matas, en donde se encuentra otro pequeo molino. Por el contrario, las actividades econmicas ms importantes de los kiliwa han sido aquellas que requieren el abandonar temporal o definitivamente su comunidad. Este ha sido el caso del comercio y del trabajo asalariado en diversas actividades entre las que se encuentran la minera, la agricultura, y sobre todo la ganadera. En cuanto al comercio, se trata de una actividad que tiene lugar tiempo antes del trabajo asalariado, cuando los kiliwa podan encontrar sin problema pin, miel, carne y piel de venado, etc., en su territorio, productos que acudan a vender a tenderos y restaurantes ubicados en el valle de la Trinidad, en Ensenada e incluso a Tijuana. Don Trinidad Uchurte recuerda como ms antes bamos por dos, tres cargas al mes hasta all, hasta Ensenada [...] bamos a caballo y cargbamos burros. Posteriormente, los kiliwa empezaron a trabajar como vaqueros en los ranchos cercanos ubicados en la costa, cerca de San Vicente y San Telmo, y con el advenimiento de la fiebre del oro, encontraron trabajo en El lamo. Al finalizar el boom aurfero, sin embargo, miembros de este grupo empezaron nuevamente a ser contratados como vaqueros en los ranchos que para entonces ya se haban establecido en el Valle de la Trinidad; se trataba de 10 ranchos entre los que destacaba el llamado Rancho Viejo y el rancho San Jos, conocido tambin como el rancho de los Noruegos, propiedad de Salvador Melling.
Entre las dcadas de los treinta y principios de los cuarenta, en Baja California se aplic el reparto agrario, en el que salieron afectados algunos ranchos que detentaban extensas propiedades. Segn informes de los mismos indgenas, esto trajo consigo un marcado descenso del empleo en estos ranchos, y quienes en ellos eran contratados, tuvieron que definir temporadas y rutas de migracin hacia otros sitios para trabajar; en invierno, los kiliwa, al igual que los pa-ipai, empezaron a emigrar al valle de Mexicali para emplearse como pizcadores de algodn, y en primavera empezaron a acudir al valle de Guadalupe para trabajar en la cosecha de la uva con los colonizadores rusos. Tiempo despus, gracias al establecimiento de las llamadas vinatas cerca de estas comunidades, los pa-ipai y kiliwa pudieron encontrar nuevamente trabajo sin necesidad de desplazarse demasiado. Se trataba de tres plantas productoras de tequila conocidas como la vinata Vieja, la vinata Romero y la vinata el Japu; la primera ubicada en el territorio del ahora ejido Jamau, la segunda establecida en la parte suroriental de la comunidad de Santa Catarina, y la tercera, propiedad de empresarios chinos, ubicada tambin dentro de esta comunidad, pero establecida hacia la zona del desierto. Actualmente, el 66% de los kiliwa trabaja como asalariados en las labores como vaqueros como jornaleros agrcolas, aunque el problema principal de Arroyo de Len es el desempleo. En esta comunidad, el 55% trabaja menos de seis meses al ao, mientras que el 18% lo hace solo por 3 das a la semana.
Transformacin de la organizacin social kiliwa Es innegable que el anterior proceso de incorporacin de los kiliwa a la estructura regional produjo cambios entre ellos, en todos los sentidos. Uno de los aspectos que sufri esta transformacin es el de la organizacin social. Por ello, en la actualidad, dentro de Arroyo de Len casi nadie recuerda el linaje al que pertenece, aunque es posible identificarlos a travs de apellidos diferentes y muchas veces a travs de su localizacin espacial tambin diferente. En esta comunidad, por ejemplo, en donde existe una poblacin que puede variar entre las quince treinta personas, existen cuatro rancheras diferentes en las que respectivamente se localiza una familia nuclear distinta; cada una de estas familias pertenece a uno de los dos linajes kiliwa que an sobreviven: el linaje de los Uchurte y el linaje de los Espinoza; los primeros originarios de Arroyo Grande, y los ltimos originarios de la tierra plana; entre la vivienda de una familia y otra, pueden existir varios kilmetros de distancia. Otra de las transformaciones que en este nivel de la organizacin social de los kiliwa tuvieron lugar, es la aparicin de una mayor tolerancia a la formacin de unidades conyugales endogmicas e intertnicas. Como se mencion anteriormente, contra la idea acerca del carcter endogmico de estos indgenas, era altamente condenada la formacin de unidades conyugales entre miembros del mismo linaje. De igual forma, aunque se permita la formacin de este tipo de unidades entre miembros de distinto grupo tnico, la posibilidad de que estas tuvieran lugar siempre estaba mediada por el nivel de conflicto que entre ellos hubiera. Sin embargo, desde el primer tercio del siglo XX Meigs registra el inicio de una mayor tolerancia a la formacin de unidades conyugales entre miembros del mismo linaje, siempre y cuando
fueran parientes lejanos, e incluso primos. Al respecto, Trinidad Uchurte afirma que aunque el matrimonio entre hermanos sigue siendo prohibido, el matrimonio entre primos en la actualidad ya es permitido. De hecho, asegura, su familia es resultado de la unin entre parientes a nivel de primos. De la misma manera, Hinton y Owen (1957: 87) nos dicen que posiblemente al superarse la activa animadversin entre los distintos grupos se empez a entretejer una compleja red de parentesco que rebas la dimensin tnica. De esta manera se constituy una estructura familiar nica entre toda la poblacin indgena de Baja California a la que se encuentran incorporados los distintos grupos tnicos de origen yumano. Respecto a las formas de autoridad tradicional kiliwa, estas tambin sufrieron cambios notables, aunque parte de su esencia an prevalece. Como se explico ms arriba, los kiliwa al igual que el resto de los yumanos no reconocan una autoridad central, ya que el liderazgo lo depositaban en las distintas cabezas de linaje. Al trmino del perodo misional, posiblemente durante la etapa del juarismo reestablecido, tuvieron lugar nombramientos oficiales asignados a dichas cabezas de linaje, con el propsito de que asumieran el rol de autoridades centrales. As lo declara el nombramiento del Capitn Luciano entre los kiliwa, el cual dice: "prestando toda obediencia al Gobierno del territorio y a sus autoridades, gobierne dicha tribu mantenindola en orden, persiga y aprehenda a los criminales para que sean castigados con acuerdo a la ley". (Ochoa, 1976: 23-25). Ms an, tal y como ocurri con el resto de las comunidades yumanos, al paso del tiempo los distintos gobiernos federales continuaron designando figuras de autoridad con funciones diferentes. Este es el caso el Presidente del
Comisariado Ejidal, con funciones de gestin relativa a su condicin de ejido, frente al gobierno federal. Ms tarde, en el ejido kiliwa tambin fue introducida la figura de Jefe Supremo, a quien se le reconocan tambin funciones polticas como culturales. En la actualidad solo la figura del Presidente del Comisariado Ejidal persiste, aunque descansa en personas de origen mestizo. Lamentablemente, el reconocimiento de una figura con legitimidad tnica y cultural se ha visto debilitado y en medio de un debate, dada la circunstancia actual en la que la mayora del ejido kiliwa no es kiliwa.
Transformaciones en otros mbitos de la cultura El contacto cotidiano de los kiliwa con los colonizadores durante el siglo XX, transformaron no solamente su esquema de supervivencia y de organizacin social, sino aspectos relativos a todos los mbitos de su cultura: vivienda, cosmovisin, conceptos de enfermedad y tratamientos tradicionales para procurar la salud, prctica de la lengua materna y de las manifestaciones estticas, las fiestas y los juegos. Y en efecto, en la actualidad es imposible encontrar entre los kiliwa vivienda alguna elaborada con la forma de domo cnica. Incluso, an cuando todava pueden verse algunas viviendas construidas con la tcnica y el material que usaban estos indgenas antiguamente, lo que predomina son aquellas viviendas introducidas por los programas implementados por el gobierno; en ellas prevalece la madera, el bloque el ladrillo, la forma cuadrada o rectangular y el piso de cemento9.
Es interesante sealar que recientemente la SEDESOL introdujo considerables apoyos para la construccin con material slido, lo cual ha incidido en la proliferacin de este estilo de vivienda.
Lo anterior supone no solamente un cambio arquitectnico, sino tambin una profunda transformacin en su cosmovisin, lo cual puede verse adems en el abandono de sus prcticas funerarias y de su esquema de enfermedad y salud. Primero, la vivienda rectangular construida de bloque ha dejado de ser la representacin fsica del cosmos. Segundo, con el nuevo tipo de vivienda la prctica tradicional funeraria tuvo que ser transformada, porque cuando alguna familia sufre la perdida de un familiar y su vivienda es de bloque, en lugar de quemarla la desocupan por un ao10; cuando sus pertenencias incluyen aparatos elctricos o artefactos difciles de conseguir, los resguardan para no destruirlos; como en el caso de la familia Uchurte que nos toc observar, queman parcialmente la casa y sus elementos interiores, y con un gran sentimiento de culpa que les da la certeza de que una nueva desgracia ocurrir en castigo, conservan las partes principales de la construccin para su rehso: triplay y barrotes, que les resulta costoso obtener. Tercero, con respecto al esquema de enfermedad y salud, los indgenas incorporaron a su espectro los conceptos de mal de ojo, fro, empacho, mollera cada y latido. Todos ellos malestares que algunos miembros de la tribu kiliwa se atienden con los curanderos mixtecos, asentados en la regin en los ltimos quince aos del siglo XX. Pero si bien el proceso de incorporacin de los kiliwa trajo consigo este tipo de cambios en el mbito de su cosmovisin, otro tipo de cambios tuvo un impacto ms dramtico, por lo menos ms visible. Este es el caso del nuevo cuadro de morbi-mortalidad, la prdida de la lengua, y la incorporacin de nuevas temticas en el canto tradicional. Como resultado del cambio repentino
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Seguramente esto explica porqu algunas casas de las introducidas por el programa de vivienda estn completamente solas.
en la alimentacin y de su condicin de pobreza extrema, entre los kiliwa surgi un cuadro de morbi-mortalidad compuesto fundamentalmente por cinco enfermedades, cuya importancia se expresa en el siguiente orden: hipertensin arterial, diabetes (principalmente en mujeres), problemas reumticos, problemas respiratorios y afecciones gastrointestinales; a este cuadro, sin embargo, habra que agregar la presencia de la tuberculosis, enfermedad que fue imposible registrar estadsticamente, debido a que los afectados comnmente negaban tenerla: pese a ello, supimos por medio de algunos informantes que su presencia, al igual que la influenza humana, fue introducida a principios del siglo XX en Arroyo de Len, llegando a cobrar varias vidas (Trinidad Uchurte). Cabe sealar que a este problema de enfermedades emergentes entre los kiliwa, se aade el de la disponibilidad cercana de servicios mdicos adecuados para atenderlas. Por ejemplo, al momento de nuestra visita a Arroyo de Len, la proporcin de personas que hicieron uso del alguna afiliacin para servicio mdico fue del 12.3%, y del 9.2% en el ao anterior. Incluso, de 15 enfermos registrados en ese momento, slo tres estaban siendo atendidos mdicamente. Por su parte, en la dcada de los noventa, en Arroyo de Len, el 55% (18 personas) eran bilinges, mientras que el restante 45% (15 personas) era monolinge del espaol. Hoy en da, el nmero de hablantes del kiliwa no rebasa el nmero de cinco, lo cual plantea el grave riesgo de desaparicin de esta lengua indgena. Por ltimo, si bien tradicionalmente los cantos yumanos, incluyendo los kiliwas, eran simples descripciones de la naturaleza que se cantaban en situaciones festivas o ceremoniales, en la actualidad, Yolanda Snchez ha
dado cuenta de un canto que posee un tema que trasciende a estos dos contextos. En Los Kiliwa, se habla del principal problema enfrentado por este grupo a lo largo del siglo pasado: el despojo territorial. Los Kiliwa11 Los kiliwa son muy antiguos, Antes tenan mucha tierra, hasta que Llegaron los que dividen la tierra. Ahora los kiliwa pelean por poca tierra. Conclusin Sin lugar a dudas, los kiliwa constituyen el grupo ms singular de los yumanos; no obstante, tambin es el grupo que se encuentra evidentemente bajo el mayor riesgo de desaparecer. Su aislamiento con respecto a los
dems grupos yumanos del norte y su cercana con los cochim del Desierto Central, la ininteligibilidad de su lengua dentro de las dems lenguas indgenas de Baja California, pero sobre todo su sistema mgico religioso dentro del cual se encuentran sus prcticas funerarias, hacen de los kiliwa un grupo nico dentro de su familia etnolingstica. Ms an, tambin singularizan a este grupo la experiencia de un proceso de contacto tardo con respecto al observado por los dems grupos yumanos, y tambin quiz, el ms agresivo. Resultado del contacto principalmente con colonizadores mexicanos en pleno siglo XX, este grupo sufri de una dramtica disminucin demogrfica resultado de enfermedades tales como la influenza humana; al mismo tiempo, los kiliwa se vieron amenazados, invadidos y despojados territorialmente, ya sea por medio de la aplicacin de las nuevas leyes instauradas por el Estado mexicano en la poca posrevolucionaria, por la va de la accin ilcita de rancheros particulares y ejidatarios vecinos; y por si esto fuera poco, a esta situacin de
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disminucin biolgica y presin territorial, se unieron factores de deterioro de su hbitat que han hecho difcil la actividad agrcola y ganadera dentro de su ejido. Por todo esto, la poblacin kiliwa es la ms reducida de todas las poblaciones yumanas en la actualidad. Ahora bien, pese a la aparente claridad de los factores que han determinado la reduccin de los kiliwa, resulta verdaderamente complejo precisar si estamos frente a un irreversible proceso de extincin de aculturacin. Para algunos lo primero es evidente dada la mortandad observada al principio del siglo XX, de la supuesta disminucin en la tasa de fecundidad entre los miembros de este grupo. Para otros se trata del abandono de su territorio en la bsqueda de un trabajo asalariado para sobrevivir, y posterior abandono de su tradicin cultural e identidad tnica. Para este trabajo, aunque ambos factores son innegables, la idea de la extincin desaparicin biolgica implica el aceptar que la cultura y la identidad son absolutos dados, anclados en una dimensin biolgica como la que determina las relaciones de consanguinidad, y no construcciones sociales, relativas y relacionales que se encuentran permanentemente en transformacin. Desde este punto de vista, ser kiliwa no-ser kiliwa, no es la disyuntiva, ya que se puede ser o no ser kiliwa, dependiendo de la circunstancia y del sujeto con quien el sujeto interacte. Esto supone entonces la posibilidad de abandonar el lar, mimetizarse no solo como resultado de la accin compulsiva del contexto, sino como parte de una decisin estratgica para permanecer en dicho contexto. Esto, hipotticamente, hara tambin factible la posibilidad de volver visible en un contexto y circunstancias diferentes, una determinada distintividad cultural y una identidad tnica aparentemente desaparecida, como la de los
kiliwa, independientemente de la significacin numrica del grupo. Y esto es lo que esta monografa considera que est ocurriendo: que en efecto los kliwa han sufrido una disminucin demogrfica importante, que los ha puesto al borde de la desaparicin absoluta, pero an persisten. Que los sobrevivientes de este proceso llevaron a cabo la venta de sus derechos agrarios como una forma estratgica para aliviar circunstancialmente su situacin de extrema pobreza. Que al abandonar su ejido se incorporaron en diferentes sectores de la economa regional, principalmente como vaqueros de los ranchos ganaderos mestizos, en donde han pasado desapercibidos como representantes de un grupo tnico especfico. No obstante esta migracin y proletarizacin asociada, los kiliwa han cultivado sobre todo sus vnculos y en menor medida han promovido la preservacin de su lengua fuera de su territorio, y actualmente han echado a andar estos elementos de su etnicidad para reaparecer dentro fuera del ejido kiliwa, en donde predomina la presencia de mestizos. Cabe sealar que en el presente ao 2009, como resultado de los crditos otorgados por SEDESOL para la autoconstruccin de vivienda, han aparecido nuevas construcciones en el territorio de estos indgenas, y sus propietarios son kiliwas que en el pasado haban emigrado. Esto, al parecer, es indicador de una reconfiguracin y revitalizacin de la presencia de este grupo, haciendo realidad tal vez- su antigua profeca. Trinidad Uchurte platicaba que los antiguos kiliwas les contaban que el mundo desaparecera tres veces, pero que tres veces volvera a renacer. De estas tres veces, dos ya han ocurrido, pero en la tercera, todos los kiliwas volveran a nacer, y entonces, sobre la faz de la tierra solamente su lengua se hablara, ni chino, ni japons, ni espaol, ni ingls, solo kiliwa.
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