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    Oh, Mi Adorada Niña RUBÉN DARÍO

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    El primer párrafo describe apasionadamente los ojos, rizos y boca de la amada comparándolos con brasas, luto y el filo de un puñal. El narrador recuerda haber besado a su odalisca en el kiosco. El segundo párrafo recuerda una primera cita donde la amada deshojaba una margarita preguntando "¿si...no? ¿si...no?" mientras cenaban. Más tarde lloraba y reía, dando sus besos y lágrimas al narrador. Finalmente, la muerte la

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    El primer párrafo describe apasionadamente los ojos, rizos y boca de la amada comparándolos con brasas, luto y el filo de un puñal. El narrador recuerda haber besado a su odalisca en el kiosco. El segundo párrafo recuerda una primera cita donde la amada deshojaba una margarita preguntando "¿si...no? ¿si...no?" mientras cenaban. Más tarde lloraba y reía, dando sus besos y lágrimas al narrador. Finalmente, la muerte la

    Descripción original:

    RUBÉN DARÍO MODERNISMO

    Título original

    Oh, mi adorada niña RUBÉN DARÍO

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    El primer párrafo describe apasionadamente los ojos, rizos y boca de la amada comparándolos con brasas, luto y el filo de un puñal. El narrador recuerda haber besado a su odalisca en el kiosco. El segundo párrafo recuerda una primera cita donde la amada deshojaba una margarita preguntando "¿si...no? ¿si...no?" mientras cenaban. Más tarde lloraba y reía, dando sus besos y lágrimas al narrador. Finalmente, la muerte la

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    El primer párrafo describe apasionadamente los ojos, rizos y boca de la amada comparándolos con brasas, luto y el filo de un puñal. El narrador recuerda haber besado a su odalisca en el kiosco. El segundo párrafo recuerda una primera cita donde la amada deshojaba una margarita preguntando "¿si...no? ¿si...no?" mientras cenaban. Más tarde lloraba y reía, dando sus besos y lágrimas al narrador. Finalmente, la muerte la

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    Oh mi adorada nia Oh mi adorada nia!

    Te dir la verdad: tus ojos me parecen brasas tras un cristal; tus rizos, negro luto, y tu boca sin par, la ensangrentada huella del filo de un pual. En el kiosco bien oliente... En el kiosco bien oliente bes tanto a mi odalisca en los ojos, en la frente, y en la boca y las mejillas, que los besos que la he dado devolverme no podra ni con todos los que guarda la avarienta de la nia en el fino y bello estuche de su boca purpurina.

    Margarita In memoriam Recuerdas que queras ser una Margarita Gautier? Fijo en mi mente tu extrao rostro est, cuando cenamos juntos, en la primera cita, en una noche alegre que nunca volver Tus labios escarlatas de prpura maldita sorban el champaa del fino baccarat; tus dedos deshojaban la blanca margarita: Si... no..: si... no... y sabas que te adoraba ya! Despus, oh flor de Histeria!, llorabas y reas; tus besos y tus lgrimas tuve en mi boca yo; tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mas. Y en una tarde triste de los ms dulces dias, la Muerte, la celosa, por ver si me queras, como a una margarita de amor te deshoj!

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