Carlos Lomas Andrés Osoro Amparo Tusón
Carlos Lomas Andrés Osoro Amparo Tusón
Carlos Lomas Andrés Osoro Amparo Tusón
Andrs Osoro
Amparo Tusn
Paids
PAPELES DE PEDAGOGA / 13
: F. Barragn - t ... ../ c. . , ,
: E. Bassedas y otros - t... .... , .,
,,..,,
: J. Delval - c.. , ,.
c Coll - t/, , ../.-
E. del Ro - t- , .-,/.
c J. Trilla - t/ ,/. , / ./. ...
: P. Tschome y otros - t.. , -.. . / .../
s J. Ferrs - .. , ...
. L. Molina y N. Jimnez - t .../ //
: F. Hernndez y J. M. Sancho - t .. /
/. / ,.
:: F. Imbemn - t /- ../ ,/..
:: M. Lpez Melero y J. F. Guerrero - t.. /.
., ./ , /
:: C. Lomas, A. Osoro y A. Tusn - c. ../ /.,..
-,.. -.. , ... .. / /.,.
: C. Lomas y A. Osoro (compiladores) - t/ ./.. -.
. .. / ... .. / /.,.
: A. J. Colom y J.-C. Mlich - t.,.. .. / -....
:c J. A. Jordn - t .../ -./././
:: J. Franch y A. Martinell - +- . ,,. .. ...
/
:s J. Ferrs - :./.. , ...
:. C. Maza - +-. , .,..
: J. M. Calvo - t.. , /// . ./ ./
:: J. M. Esteve - t/ -/. ...
:: J. F. Guerrero - ... ,.,.. . / ... .
., .. / .-. .. t.
:: L. Snchez Corral - t.. // , /.,.. /.
: J. Parejo - c-. ..// , ...
: C. Izquierdo - t .. .. ,/..
:c A. Vsquez Bronfman e I. Martnez - t /. . /
.../
29. J.-C. Mlich - +,/, -// , ....
30. J. M. Puig Rovira - t . .. / ,./.. -/
31. F. Bello - t/ -. .. . /.
32. L. Molina - t, . . .. ,.... , ..
//
Carlos Lomas
Andrs Osoro
Amparo Tusn
Ciencias del lenguaje, competencia
comunicativa y enseanza de la
lengua
PAIDS
Barcelona Buenos Ares Mxico I
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Impreso en Espaa - Printed in Spain
Mo
L 6^
/(-'} SUMARIO
Prlogo ................................................................................ 7
Introduccin ......................................................................... 11
El estudio de la lengua .................................................. 16
1. Estructuralismo, generativismo y enseanza
de la lengua .................................................................. 23
2. Los enfoques pragmticos, sociolingsticos y
cognitivos ..................................................................... 29
2.1. La pragmtica: juegos de lenguaje, actos
de habla y principio de cooperacin . . 32
2.2. Entre la antropologa y la sociologa:
sociolingstica, etnografa de la
comunicacin, etnometodologa e
interaccionismo simblico ............................... 36
2.3. Lingstica del texto, anlisis del discurso,
sociolingstica interaccional, semitica textual 42
2.4. Psicologa del aprendizaje y psicolingstica 52
3. La enseanza de la lengua ............................................. 59
3.1. Los fines sociales de la enseanza
de la lengua ..................................................... 59
3.2. Los niveles de planificacin y el papel
del profesorado ................................................. 62
3.3. La planificacin didctica de la lengua 70
Conclusiones ........................................................................
............................................................................................. 107
Referencias bibliogrficas .................................................... 109
PRLOGO
Narra el famoso antroplogo Marvin Harris la historia real de un
matrimonio de sordomudos norteamericanos que tuvo un nio
oyente, pero que, por padecer asma, debi permanecer en casa y
slo se pudo relacionar con los amigos de sus padres, tambin ellos
sordos. Ante esta situacin, los padres decidieron que la criatura
haba de ver la televisin varias horas al da con el fin de que as
pudiera acceder a la lengua inglesa. Pero, a los tres aos, el nio
manejaba con soltura el sistema de comunicacin gestual de los
sordos y no pronunciaba ni una sola palabra en ingls.
Esta ancdota, por s misma, ilustra de manera elocuente sobre
una verdad largamente olvidada: que las lenguas humanas no son
nada, o casi nada, fuera de su mbito natural de uso que es la
conversacin, la interaccin comunicativa, el trato verbal cotidiano.
Verdad largamente olvidada, porque ms de dos milenios de
reflexin lingstica y de prctica docente centraron sus esfuerzos
en la escritura olvidando, incluso, los hallazgos excelentes de la
vieja retrica que implicaba directamente la dimensin primaria del
6
lenguaje; es decir, la dimensin oral.
Pero, adems, la prctica docente (la tradicional y la moderna)
concedi un peso excesivo a las excelencias de la expresin escrita
y descuid los usos de cada da, el habla precisa, vivaz y
espontnea, por considerarla, acaso, plebeya, informal y carente de
inters.
Con todo, el cuadro esbozado hasta aqu queda incompleto
porque, adems, la prctica docente, dirigida e inspirada por las
obras gramaticales, otorg una importancia desmesurada a la
reflexin explcita sobre las unidades y las estructuras de la lengua,
cosa que, de una parte, rest un tiempo precioso a las prcticas del
uso (incluso del escrito) y, por otro lado, introdujo una serie de
procedimientos (definiciones y anlisis) que en la mayora de los
casos estaban muy por encima de las capacidades ocasionales de los
alumnos. stos se vean obligados a memorizar (que no a entender),
con lo cual la enseanza de la gramtica introdujo la solemne
aberracin de establecerse como la adquisicin de un conocimiento
,. . desvinculado, incluso, de la propia lengua. Casi nunca la
enseanza de la gramtica redund en la mejora del instrumento
expresivo.
Y la incorporacin de los nuevos mtodos elaborados por la
lingstica moderna no vino a resolver los problemas. Cabe decir
enrgicamente que ni el estructuralismo, ni la gramtica generativa,
se constituyeron en teoras del lenguaje con la esperanza de verse
reflejados, algn da, en la docencia primaria y secundaria. Pero un
extrao afn condujo a muchos a adaptar de forma apresurada lo
que era inadaptable, y el mundo de la docencia tuvo que sufrir cam-
bios vertiginosos de terminologa y de mtodos que, en el fondo,
volvieron a dejar las cosas como ya estaban: aprendizaje de
definiciones rara vez entendidas, prctica del anlisis y descuido
casi total de los aspectos tpicamente comunicativos. Con este
panorama a la vista, las voces que regularmente se alzan para
denostar la pobreza de los usos lingsticos de nuestra juventud
tendran que saber ya, y con exactitud, hacia dnde deberan dirigir
sus crticas.
c. ../ /.,.. -,.. -.. , ...
.. / /.,. es el toque de atencin necesario. Y es, sobre todo, un
muy elaborado programa de principios y de trabajo para enderezar
las actividades sobre la lengua en el mbito de la escuela. El
enfoque comunicativo-funcional parece ser hoy la nica va
transitable, si de lo que se trata es de evocar y convertir en realidad
las capacidades expresivas de los alumnos, de potenciar su
competencia comunicativa, de alcanzar cotas razonables de eficacia
7
en la produccin de los actos verbales, de saber modular la lengua,
en suma, adaptndola constantemente a la gama variadsima de las
situaciones de uso.
Pero esta obra no se quiere limitar a proponer un directorio o
vademcum de ideas prcticas para incidir en las actividades
lingsticas del aula. Es, muy principalmente, una reflexin
profunda y eficaz sobre las condiciones del uso y sobre la
responsabilidad de los docentes en la promocin de esas habilidades
comunicativas que, en definitiva, han de estar al alcance de los
destinatarios ltimos del esfuerzo docente.
Hay an en esta obra otros rasgos valiosos que merecen ser
destacados. Quienes la han escrito son personas con amplia
experiencia en la prctica docente, en la reflexin sobre los
contenidos y formas de esta prctica y tambin en el estudio de los
vnculos que unen los mecanismos del razonamiento y los
mecanismos de la expresin. Pero, adems, su experiencia no es la
propia de quienes viven en un mbito cerrado, y por eso incorporan
a su propuesta educativa los hallazgos ms recientes de las ciencias
cognitivas, de la psi- copedagoga, de la lingstica textual (sta s,
aplicable a la enseanza), del anlisis de la interaccin
comunicativa, de la pragmtica y de todo un amplio arco de
investigaciones que dan al trabajo la solidez derivada de toda visin
propiamente y productivamente interdisciplinaria.
Hoy, en momentos de reforma es sta una obra importante,
llamada a ser punto de referencia inexcusable para todos aquellos
que, contra demasiados vientos y mareas, creemos que la enseanza
es an una va privilegiada, abierta al conocimiento, a la
convivencia y al enriquecimiento de las personas.
JESS TUSN
8
INTRODUCCIN
La aparicin del t. c../ o. (MEC, 1989) para la
enseanza obligatoria supuso en su momento la posibilidad de
disponer de un documento significativo y relevante a la hora de
conocer y evaluar, en una lectura inteligente capaz de dotar de
sentido a lo que a veces permanece oculto en la tupida retrica de la
prosa curricular, cules eran las intenciones esgrimidas por la
Administracin para justificar la reforma del sistema educativo, qu
concepciones psicopedaggicas, sociolgicas y disciplinares se
argumentaban como tiles o adecuadas a los tiempos que vivimos y,
en consecuencia, qu grado de ruptura o de respeto a la tradicin
escolar era posible advertir en la formulacin de los objetivos,
contenidos y orientaciones didcticas de cada una de las etapas y
reas de conocimiento.
Si el diseo curricular era en principio un texto para el debate en
el seno de la comunidad educativa, los decretos que fijan las
enseanzas mnimas en las etapas de Educacin Primaria y
Secundaria (MEC, 1991a y 1992a) y regulan los contenidos,
objetivos y criterios de evaluacin de las reas en el mbito de
actuacin del Ministerio de Educacin y Ciencia (MEC, 1991b y
1992b) y en los territorios de las administraciones autnomas con
competencias en educacin, constituyen un referente inmediato e
inexcusable, por su carcter prescriptivo, a la hora de analizar los
enfoques tericos y didcticos adoptados a partir de las opciones
disciplinares y psicopedaggicas que, de forma ms o menos
expresa, se defienden como apropiadas para el diseo de las
programaciones de rea y, en consecuencia, para el trabajo
educativo en el aula.
En el rea de Lengua y Literatura el enfoque comunicativo y
funcional asumido tanto en el diseo curricular como en los
decretos citados debe suponer, ms all de las incoherencias que en
algunos momentos se observan entre unos objetivos formulados en
trminos de competencia discursiva y de mejora del uso
comprensivo y expresivo del alumnado y unos bloques de
contenidos en los que a veces el peso de lo morfosintctico y la
visin sacralizada de lo literario contradicen el giro pragmtico
adoptado (Fidalgo y otros, 1989; Lomas y Osoro, 1991), una
revisin en profundidad de las bases tericas (lingsticas y
literarias) en las que se ha sustentado nuestra formacin inicial
como fillogos y en las que en lneas generales nos hemos apoyado
en el trabajo de aula quienes enseamos lengua y literatura.
En efecto, las teoras gramaticales (estructuralista y ge-
nerativista), con su visin inmanentista de los fenmenos
lingsticos y su preocupacin por el sistema abstracto de la lengua
o por la construccin de un modelo formal que d cuenta de la
competencia lingstica del ///.,.. ../ no pretenden
analizar de forma sistemtica y rigurosa los tipos de prcticas
discursivas que de forma habitual constituyen la comunicacin
verbal y no verbal de las personas. Por su parte, la aproximacin
historicista y formal a los textos literarios, dominante an en la
investigacin filolgica, ha sido puesta en tela de juicio por su
inadecuacin como criterio ordenador de una enseanza de lo
literario orientada ahora hacia una comprensin cabal de la
plurifunciona- lidad del discurso literario y por tanto de las
determinaciones de diversa ndole que condicionan la produccin y
recepcin de los textos.
Es innegable el inters de los enfoques gramaticales si de lo que
se trata es de dar cuenta de algunos aspectos del sistema de la
lengua, como los fonolgicos o los morfosintc- ticos, pero parece
obvio que la significativa desatencin de estas escuelas al estudio de
las modalidades de uso, su olvido intencional de los .. ///
o de las normas socio- culturales que rigen los intercambios
comunicativos y su escasa contribucin al anlisis de los
procedimientos de creacin del sentido, constituyen insuficiencias
ms que evidentes si de lo que se trata es de entender la enseanza
de la lengua orientada a una mejora de las capacidades de uso
comprensivo y expresivo de los aprendices que les permita la
adquisicin de las normas, destrezas y estrategias asoc i;i das a la
produccin de textos orales, escritos e iconoverba- Ics, y en
consecuencia a la apropiacin de los mecanismos pragmticos que
consolidan la competencia comunicativa de los usuarios en
situaciones concretas de interaccin (Lomas y Osoro, 1993).
En este sentido, en el campo de la enseanza de las lenguas
incluida, naturalmente, la lengua materna se est procediendo de
forma casi continuada desde la dcada de los sesenta a una revisin
de las concepciones sobre la lengua y la comunicacin y de los
10
problemas implicados en la enseanza de las mismas. Esta revisin,
que de un modo u otro arranca de los planteamientos de Noam
Chomsky, ha provocado que el campo epistemolgico en nuestra
rea est sometido a una permanente interrogacin y sea, si no un
campo de Agramante, s un terreno de debate que est abierto a la
influencia de disciplinas diversas. En esta revisin han tenido una
influencia capital los interrogantes sobre diversos aspectos del uso
de las lenguas a los que la teora gramatical saussuriana o
chomskiana no poda dar una respuesta adecuada: son los
problemas del significado lingstico, de los procesos psicolgicos
que llevan a la produccin y a la comprensin de un mensaje, de la
variacin social y contextual de las producciones lingsticas, de la
manera en que se organiza y funciona una conversacin y de la
funcin que en ella cumplen las presuposiciones e im- plicaturas,
del papel, en fin, de los elementos paralingsti- cos y no verbales
en los intercambios comunicativos. Podra resumirse la cuestin
diciendo que los interrogantes sobre los . /,. dan lugar
a la aparicin de nuevas disciplinas a las que ms adelante nos
referiremos que intentan dar respuestas a los clamorosos silencios
de las teoras gramaticales sobre estos usos.
La nocin de . aparece as como el eje de enfoques
pragmticos, sociolingsticos y discursivos sobre la lengua y la
comunicacin que entienden la actuacin lingstica y las prcticas
comunicativas en general como un conjunto de normas y estrategias
de interaccin social orientadas a la negociacin cultural de los
significados en el seno de situaciones concretas de comunicacin.
Asistimos, pues, a un vasto paisaje cientfico, proteico e
interdisciplinar, que con su estudio de los fenmenos reales del
lenguaje y de la co
municacin est influyendo poderosamente en las posiciones
sobre la enseanza de las lenguas, sus mtodos y los modelos de
planificacin.
1
No debe interpretarse, sin embargo, que estamos proponiendo un
giro mecnico en la enseanza de la lengua que se limite a sustituir
las referencias gramaticales por las orientaciones pragmticas o
discursivas. Ni se trata de eliminar recursos explicativos que pueden
resultar tiles para la descripcin en el aula de algunos aspectos del
sistema de la lengua y en este sentido las descripciones
gramaticales pueden ser enormemente tiles en su estudio
sincrnico y autnomo del sistema lingstico ni de olvidar otras
fuentes de decisin tan importantes, al menos, como las disci-
plinares o epistemolgicas. Como seala Bronckart, la pedagoga de
las lenguas ha estado y est an sometida a dos tentaciones
contrapuestas: la de hacer psicopedagogia aplicada o la de hacer
lingstica aplicada. El camino correcto parece ser el que el propio
Bronckart (1985: 110-111) apunta:
La didctica de la lengua se propone (...) volver a utilizar lo
pedaggico en primer plano, analizar las finalidades sociales en
vigencia, tanto a nivel de discursos oficiales como de las prc-
ticas verbales de la clase, y adaptar a este anlisis los trabajos de
renovacin de los programas y de los mtodos de enseanza.
En el caso de la enseanza de la lengua materna parece haber,
felizmente, un acuerdo entre lo que son las finalidades recogidas en
las disposiciones oficiales sobre el currcu-
lo, a las que aludimos al inicio de estas lneas, las que podran
derivarse de planteamientos no especializados sobre la conveniencia
de desarrollar las capacidades expresivas y comprensivas del
alumnado, y lo que manifiestan especialistas en asuntos lingsticos
cuando hablan de la enseanza idiomtica en niveles obligatorios de
escolaridad. Podramos decir que, como corolario de esas
posiciones, la finalidad principal de la enseanza de la lengua
materna sera dotar al alumnado de los recursos de expresin y com-
I I Iiii ivllcxin en tomo a las implicaciones de los diversos enfoques li'iH li
un IcIIm Iplinmvs, sociopedaggicos y sociolingsticos) a la hora de la | I I H H I I I I I * I
l i m C I I I I I ' H I I I I I C U e l aula de lengua puede encontrarse en Osoro I M M 1 t |i|i m|
(
(
de t'stc libro.
H prensin, y de reflexin sobre los usos lingsticos y comu-
nicativos, que le permitan una utilizacin adecuada de los diversos
cdigos lingsticos y no lingsticos disponibles en situaciones y
contextos variados, con diferente grado de for- malizacin o
12
planificacin en sus producciones orales y escritas.
Si estamos de acuerdo en que sta es la finalidad bsica de la
enseanza lingstica, la atencin didctica a las capacidades de uso
de la lengua supone tomar como referencia principal el concepto de
-,.. -..
1
del aprendiz, entendiendo sta como el
conjunto de procesos y conocimientos de diverso tipo
lingsticos, sociolingsti- cos, estratgicos y discursivos
2
que el
hablante/oyente/escritor/lector deber poner en juego para producir
o comprender discursos adecuados a la situacin y al contexto de
comunicacin y al grado de formalizacin requerido. La nocin de
-,.. -.. trasciende as la nocin chomskiana de
-,.. /,. entendida sta como la capacidad del
,..///. ../ para reconocer y producir una infinita
cantidad de oraciones a partir de un nmero finito de unidades y
reglas en una comunidad lingstica /-,.. (Chomsky,
1965) y supone concebirla como parte de la -,..
././ es decir, como el dominio y la posesin de los
procedimientos, normas y estrategias que hacen posible la emisin
de enunciados adecuados a las intenciones y situaciones
comunicativas que los interlocutores viven y protagonizan en
contextos diversos.
Si los paradigmas, en fin, en que nos hemos formado como
especialistas en lengua y literatura parecen cuanto menos
insuficientes o inadecuados a la hora de sintonizar con los enfoques
funcionales de la enseanza de la lengua y con un diseo didctico
de objetivos centrado en capacidades pragmticas de uso
comprensivo y expresivo del alumnado orientadas al desarrollo de
su -,.. -.. entonces habr que rastrear en el
panorama de las ciencias del lenguaje y de otras disciplinas afnes
aquellas aportaciones que, pese a no haber penetrado an, por razo-
nes diversas que sera prolijo ahora intentar justificar pero que sin
duda tienen poco que ver con la lgica interna de las disciplinas, en
los muros de la inmensa mayora de las escuelas de formacin del
profesorado y de las facultades de filologa de este pas, sin
embargo han ido creando a lo largo de las ltimas dcadas un
,. estimable de investigacin en tomo a los usos comunicativos
1 El concepto de -,.. -.. fue acunado por J. J. Gumperz
y D. Hymes en su trabajo, en cierto modo programtico, :/. t/,,/, /
c--. publicado en 1964 en +-. +/,/, vol. 66, n. 6,
parte 2.
2 Utilizamos aqu la terminologa de Hymes (1984). La concepcin de la
-,.. -.. como la suma integrada de la -,.. /,.
y la -,.. ,,- se puede encontrar en Edmonson, W.
(1981).
13
que intenta dar cuenta, desde perspectivas tericas, mbitos de
actuacin y presupuestos tericos diversos, de la variedad de usos
verbales y no verbales que los interlocutores utilizan mediante
. desplegadas con finalidades muy precisas en situaciones
concretas de comunicacin.
El estudio de la lengua
A lo largo de la historia de la humanidad, el hecho lingstico ha
sido uno de los interrogantes que ha despertado un inters constante.
Desde los primeros filsofos hasta los actuales investigadores en
inteligencia artificial, pasando, naturalmente, por fillogos y
lingistas, a lo largo de nuestra historia ha habido personas,
disciplinas, escuelas que han tratado de entender la enorme
complejidad del lenguaje.
Los estudios sobre el lenguaje y las lenguas han ido pro-
gresando, cambiando de orientacin, diversificndose, en funcin de
los diferentes estadios del desarrollo cientfico e intelectual, de los
diferentes objetivos que los propios investigadores se proponan
alcanzar y de las necesidades que el desarrollo social exiga.
3
Prueba
de ello son, por ejemplo, los trabajos de los -.. (Thomas de
Erfurt, Martin de Dacia, Siger Courtrai...) situando la gramtica en
las coordenadas de la filosofa escolstica medieval; la c--.
de Port-Royal en el mbito del cartesianismo; los desarrollos del
historicismo (en especial, Scheicher); el organicismo de Cuvier
como componente, entre otros factores, de un clima de opinin que
ser el caldo de cultivo de la obra saus- suriana, que debe tambin
mucho a las aportaciones sociolgicas de Durkheim, etc.
Especulacin, descripcin y prescripcin en los estudios
lingsticos han sido y son diversas orientaciones que han
convivido de mejor o peor grado a lo largo de la historia de la
reflexin lingstica (Tusn, 1980, 1987).
Las miradas de que han sido objeto el lenguaje y las lenguas
han tenido procedencias y enfoques diversos. Ya en la Grecia
clsica encontramos tres tipos de acercamiento al fenmeno
lingstico que, en un sentido fundamental, se mantendrn a lo largo
de la historia del mundo occidental. En primer lugar, la /// se
ocupaba de las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento y, a
travs de l, de la concepcin del mundo (Platn y los estoicos, muy
especialmente); en segundo lugar, la ,- serva de clave para
la comprensin de textos de autores antiguos que ms adelante
3 Para una visin completa del desarrollo del pensamiento lingsti co, se
pueden consultar Robins, R. H. (1967), Sampson, G. (1980) y Tusn, J. (1987).
14
seran propuestos como modelos del buen escribir; y, por ltimo, la
. el arte de la persuasin a travs del discurso, propona
modelos del /.. .. en los mbitos de la vida pblica. Estas tres
maneras de tratar el lenguaje y las lenguas pasarn al mundo latino
(Donato, Prisciano, Cicern, Quintiliano).
Vale la pena que nos detengamos unos momentos en revisar
brevemente las aportaciones bsicas de la retrica clsica porque,
como veremos ms adelante, algunos de sus planteamientos son de
una gran modernidad. Aristteles defini la . como el arte
de descubrir los medios de persuasin y Cicern la vincul a la
dialctica, que trata de la accin humana, y a la intencin del ha-
blante en presencia de un auditorio. En los tratados de retrica de
estos autores, y de otros como Quintiliano, encontramos numerosas
alusiones a las partes del discurso y lina reflexin sistemtica sobre
las tipologas discursivas que proponen. Este ltimo autor, al que
podramos considerar como el primer didacta de la lengua del
mundo occidental, considera que la educacin de la capacidad dis-
cursiva es una parte fundamental de la formacin del buen
ciudadano para la que todos estn, por naturaleza, preparados:
Diferentes perspectivas de estudio del hecho lingstico.
20
El estudio de la lengua en relacin con otros aspectos de la vida humana.
El nacer algunos rudos e incapaces de enseanza, tan contra
lo natural es como lo son los cuerpos gigantescos y monstruosos,
que son muy raros. Prueba es que en los nios asoman
esperanzas de muchsimas cosas; las que si se apagan con la
edad, es claro que falt el cuidado, no el ingenio (Quintiliano,
pgs. 41-42).
A travs de la romanizacin, los planteamientos clsicos sobre
el lenguaje llegarn al resto de los pases del occidente europeo, y
compondrn uno de los pilares (el :..- en los que se sustentar
la enseanza durante la Edad Media (el otro, el ....- estar
compuesto por las disciplinas cientficas). Las gramticas latinas
servirn posteriormente, en el Renacimiento, de modelo para la
elaboracin de las gramticas de las nuevas lenguas, y unas y otras
seguirn formando parte de las enseanzas en los monasterios y en
las universidades. La retrica continuar teniendo un lugar especial
aunque tambin ser objeto de enconados debates religioso-
filosficos en el mbito de la vida pblica, sobre todo dentro del
mundo eclesistico. Asimismo, la especulacin filosfica sobre la
naturaleza del lenguaje tomar nuevos rumbos (Julio Csar
Escalgero, Petrus Ramus, el Brcense, Port-Royal, etc.) y
configurar una fecunda corriente de pensamiento lingstico que
correr en paralelo con la descripcin de las lenguas.
Curiosamente, la primera y nica de estas tradiciones que
quedar relegada al olvido hasta hace bien poco ser la retrica, que
en el siglo xvin desaparecer de los planes de estudio franceses y, a
travs de la influencia que durante esa poca ejercer Francia sobre
los dems pases europeos, tambin en stos quedar relegada a
ciertos mbitos de la vida religiosa y jurdica.
Durante el siglo xix, todas las ciencias experimentan notables
avances. Viajes, descubrimientos y desarrollo tecnolgico son
factores que contribuyen decisivamente a este hecho. Los estudios
lingsticos no quedarn al margen. El descubrimiento del snscrito
a finales del siglo anterior y el inters, tan propio de la ideologa
romntica, por el conocimiento de los propios orgenes influirn en
el nacimiento de la gramtica histrica y comparada (R. Rask, F.
Bopp, J. Grimm), de la neogramtica (A. Leskien, K. Brugmann, H.
21
Osthoff, H. Paul), del desarrollo de las especulaciones sobre el
origen del lenguaje, iniciadas en el siglo XVIII (Vico, Con- dillac,
Rousseau) y, ya a finales del siglo xix, de los estudios
dialectolgicos y tambin de la fontica.
En las enseanzas no universitarias, que en este siglo empiezan
a extenderse hacia todas las capas de la poblacin en los pases
occidentales, perviven los modelos tradicionales de la enseanza de
la gramtica entendida como el arte de hablar y escribir
correctamente una lengua.
La gramtica tradicional ha sido objeto de mltiples crticas
basadas, sobre todo, en las inconsistencias e incoherencias de sus
presupuestos tericos (o en la ausencia de ellos), en la mezcla de
criterios (nocionales, formales, funcionales) a la hora de definir las
unidades de anlisis, en la confusin, muy extendida dentro de esta
corriente, entre descripcin y prescripcin, y en haberse basado para
sus anlisis en la lengua escrita especialmente la literaria,
olvidando la primaca de la lengua oral.
Ello, con ser cierto, no debiera impedir apreciar las innegables
aportaciones que ciertos gramticos tradicionales han
proporcionado sobre el hecho lingstico (por ejemplo, los
excelentes trabajos de Bello, dentro del mbito de la lengua
espaola). Por otro lado, el caudal de datos empricos recogidos por
los estudiosos tradicionales ha sido una base sin la cual difcilmente
hubieran podido aparecer y desarrollarse otras corrientes
evidentemente ms cientficas.
Son, tambin, de gran valor los trabajos que, nacidos de las
escuelas comparatistas y neogramticas, se han dedicado al estudio
de la lengua desde una perspectiva externa. La gramtica histrica y
la dialectologa se han desarrollado bsicamente gracias a estas
corrientes y, si bien los nuevos avances de la lingstica y de otras
disciplinas afines permiten hoy enfocar el problema de la variacin
desde perspectivas ms cientficas y coherentes, sera injusto no
valorar el trabajo realizado desde finales del siglo xix en esos
campos.
Desde el punto de vista de quien se plantea la enseanza de la
lengua, quizs el error ms grave, por sus consecuencias prcticas,
que se ha cometido en nombre de la gramtica resulta de la
confusin, a la que aludamos antes, entre descripcin y
prescripcin. Las clases de la lengua quedaban reducidas a clases de
normativa gramatical en las que el concepto de buen uso
equivala, muchas veces, a nico uso aceptable en cualquier
ocasin, y este nico uso tena como sola referencia el uso
22
escrito. Se despreciaba implcita o explcitamente, de esta
manera, cualquier uso que se desviara de la norma dictada por la
autoridad de la Real Academia de la Lengua Espaola, colo-
quialismos o errores propios del proceso de aprendizaje de una
lengua. La clase de gramtica quedaba, as, divorciada del propio
uso que los alumnos hacan constantemente de su lengua.
Efectivamente, los estereotipos basados en el uso lingstico han
llegado, en gran parte a travs de la enseanza, a la conciencia del
ciudadano de a pie pero, desgraciadamente, tambin han alcanzado
el pensamiento de ciertos ilustres fillogos que no han podido
sustraerse a la tentacin de manifestar sus actitudes respecto a
determinados usos.
ESTRUCTURALISMO, GENERATIVISMO Y
ENSEANZA DE LA LENGUA
En los albores del siglo xx, la aparicin de la lingstica estructural
cambia radicalmente la forma de acercarse al hecho lingstico. Los
estructuralistas se esforzarn por superar los defectos y las
contradicciones en que haban incurrido los gramticos tradicionales, los
comparatistas y los neogramticos.
El estudio de la lengua . -- considerada de una manera
.- entendida como un .- social y abstracto (Saussure,
1916), cuyos elementos se han de analizar en funcin de su pertenencia al
sistema y desde una perspectiva proporcionar un marco
terico de gran productividad analtica. El sistema lingstico se concibe
estructurado en niveles y el anlisis de las unidades de cada nivel se
realiza a partir de criterios formales (paradigmticos) y funcionales
(sintagmticos).
Las diversas escuelas estructuralistas que aparecen durante la primera
mitad del siglo xx (la escuela de Praga, la de Copenhague, la americana,
la francesa, etc.) producen anlisis y trabajos de excelente calidad
(especialmente en el terreno de la fonologa, aunque tambin en el de la
morfologa y la sintaxis y en algunos intentos en el campo de la
semntica).
23
En el rea de la filologa espaola, el estructuralismo no tarda en
encontrar seguidores que aplican la teora de esta escuela al anlisis de la
lengua espaola. A partir de los aos cincuenta,
4
aparecen estudios, tanto
de fonologa como de gramtica, que abordan los problemas del espaol
desde la perspectiva terica y metodolgica del estructura- lismo.
Durante los aos setenta, y a^partir de la reforma que se inicia con la
promulgacin de la Ley General de Educacin, el estructuralismo pasa a
los libros de texto de la Enseanza General Bsica, de
1
la Formacin
Profesional y del Bachillerato. En un afn de renovacin pedaggica, los
autores de estos libros intentan adaptar el nuevo mddelo de anlisis de la
lengua a las necesidades educativas. En los libros de texto de esta poca
se habla de sistema, de estructura, y aparecen, nuevos trminos para
las unidades de los diferentes niveles de anlisis lingstico. Desgraciada-
mente, la falta de coordinacin entre los autores y entre las editoriales y la
ausencia de unas directrices generales sobre enfoques y metodologas
provocan la profusin de terminologas diferentes que, en muchos casos,
confunden a alumnos y a profesores. Es de todos conocida la existencia
de varias generaciones de estudiantes que, a lo largo de su escolaridad,
han tenido que aprender tres o cuatro sistemas terminolgicos diferentes.
Nos encontramos de nuevo ante el problema de la adaptacin
didctica de una teora lingstica. Con el estructuralismo, las clases de
lengua dejan de ser un espacio en el que se repiten listas de reglas y
excepciones y en el que se aprenden d memoria paradigmas verbales,
para convertirse en un lugar en el que, desde edades muy tempranas, se
analizan frases en sintagmas o conjuntos usando flechas,
bandejas, cajas u otros grficos similares.
No es de extraar el xito que ha tenido el estructuralismo en el
mbito de la enseanza de la lengua. Si se compara con los
procedimientos anteriores (los propios de la gramtica tradicional), esta
escuela ofrece ventajas innegables, ya que permite un anlisis cabal de las
oraciones siempre, naturalmente, que stas se presenten debidamente
preparadas y que no ofrezcan las dificultades que la propia teora
estructuralista no llega a explicar, anlisis que permite al alumnado
observar las relaciones que mantienen entre s los diferentes
constituyentes de una oracin y su estructura jerrquica. Por otro lado, el
desarrollo de los estudios estrcturalistas en los campos de la fonologa y
la fontica ha ayudado tambin enormemente a comprender mejor el
complejo proceso del aprendizaje de la lectura y la escritura.
Pero tambin es cierto que el estructuralismo ha producido una
4 El mximo exponente del estructuralismo aplicado a la lengua espaola es, sin
duda, E. Alarcos Llorach. Tambin resultan muy interesantes los trabajos realizados por
A. M. Barrenechea y M. V. Manacorda de Rosetti.
24
especie de deslumbramiento de efectos negativos. En muchos casos, el
anlisis gramatical ha llenado un espacio desmedido en la enseanza de la
lengua y se ha descuidado, en su nombre, el objetivo fundamental de la
escuela que, como ya hemos repetido en varias ocasiones, debiera ser el
proporcionar al alumno instrumentos para desarrollar sus destrezas
comunicativas. Puesto que el estructuralismo excluye el /// de su
mbito de estudio, ya que la considera asistemtica por estar sujeta a la
variacin individual, en las clases de lengua tambin se ha descuidado el
. Resulta evidente que esta relacin de causa-efecto es una falacia, ya
que la teora estructuralista no se desarrolla con fines didcticos sino con
el objetivo de llegar a una mejor comprensin de la estructura de- las
lenguas. Pero, desgraciadamente, en muchas escuelas el trabajo sobre la
produccin lingstica ha quedado limitado casi exclusivamente al
comentario de textos literarios o al de algn que otro texto periodstico.
Es cierto que en casi todos los libros de texto se dedican algunas lecciones
al tema de la comunicacin, pero el uso que se ha hecho de las ideas de
Jakobson (1963) sobre ese tema ha sido,casi siempre, mecnico,
insuficiente y producto de una mala comprensin de este autor.
La teora estructuralista ha sido criticada desde la lingstica en
muchos sentidos. La filosofa mecanicista y con- ductista que subyace a
ella, la separacin de los diferentes niveles del estudio lingstico, el
hecho de que slo opere con la oracin dada, en el nivel superficial, hacen
imposible la explicacin de grandes parcelas del sistema lingstico.
La ,- ,... intentar superar, desde su nacimiento, a
mediados de nuestro siglo,
5
todas esas deficiencias. Lo que se ha dado en
llamar ercambio de paradigma en lingstica propone, en efecto, una
visin radicalmente diferente del lenguaje y las lenguas. El lenguaje es
considerado como una capacidad de la especie humana
5 Se suele tomar como fecha de nacimiento de la gramtica generativa 1957, fecha
en la que N. Chomsky public s, s... (trad. cast.: t..
Mxico, Siglo XXI, 1974).
25
que se actualiza en el proceso de adquisicin de una lengua
determinada, y ese proceso de adquisicin no se ve ya como algo
mecnico sino como la apropiacin, por parte del individuo, del
sistema de reglas de una lengua, entendida como un aparato formal.
En consecuencia, la tarea del lingista ha de consistir en la
construccin de un modelo que pueda dar cuenta de la -,..
/,. del individuo, de esa competencia que explica la
.... y la capacidad del hablante para discernir entre la
gramaticalidad y la agramati- calidad de cualquier secuencia
lingstica producida en su lengua. El objetivo ltimo de la
lingstica, as entendida, es el de descubrir, superando las diferencias
entre las lenguas que se entienden como accidentales, la
,- .../
Puesto que la forma en que se manifiestan las lenguas es diversa y
heterognea,, la teora generativa parte de la abstraccin de considerar
un ///.,.. ../ esto es, plenamente competente, miembro
de una comunidad lingstica /-,.. Los estudios generativos
no se ocuparn, por tanto, de la actuacin, de la produccin concreta
de enun- ' ciados que realizan los hablantes concretos, sino del
conjunto de reglas que posee ese hablante-oyente ideal y que le
permite producir y comprender, de forma creativa, cualquier oracin
gramaticalmente posible. Acotado de esta manera su campo de
estudio, la teora generativa ha ido construyendo diversos modelos
peridicamente revisados y puestos al da de gran potencial
explicativo que aventajan claramente las posibilidades descriptivas de
la teora estructuralista.
La gramtica generativa supera la idea de que la lengua est
dividida en niveles estancos y propone una visin modular mucho
ms integrada, en la que la lengua aparece articulada en diferentes
componentes entre los que el componente sintctico ocupa el lugar
central. La importancia de esta nueva forma de acercarse al hecho
lingstico es innegable, y su influencia ha excedido el marco de la
lingstica para llegar a otros campos, como el de la psicologa.
Dentro del paradigma generativo se han producido trabajos de
gran inters aplicados a la lengua espaola
6
y es
evidente que esta teora ofrece un marco de reflexin lingstica
altamente productivo. Desde el punto de vista de la formacin del
docente, la gramtica generativa puede ser til bsicamente en dos
6 Los estudios de gramtica generativa aplicados a la lengua espaola son
numerosos. Autores de consulta obligada son F. Lzaro Carreter, H. Contreras, I.
Bosque, M. A. Martn Zorraquino, M. L. Hemanz, J. M. Bru- cart, V. Snchez de
Zabala, V. Demonte, entre otros.
sentidos. En primer lugar porque, gracias a su rigor terico y
metodolgico, permite un acercamiento al estudio de la lengua,
desde un punto de vista interno, serio y basado en una reflexin
desprovista de prejuicios. En segundo lugar, los conceptos de
innatismo y creatividad lingstica, as cpmo la idea de que todas las
lenguas son iguales en cuanto a su potencialidad como aparatos
formales, proporciona una visin filosfica del lenguaje y de las
lenguas en la que no caben estereotipos ni actitudes acientficas que
valoren una lengua o una variedad por encima de otra u otras, y esta
actitud abierta, seria y cientfica tendra que constituir uno de los
pilares de la formacin inicial y de la prctica profesional de los
docentes.
Los lmites de la teora generativa, como de la estructural, se nos
presentan en sus propios presupuestos tericos.
As como los estructuralistas excluyen el habla de su campo de
estudio, los generativistas excluyen la actuacin. Sin embargo, la
tarea fundamental de quienes enseamos lengua en la etapa
obligatoria ha de ser la de potenciar las capacidades lingsticas y
comunicativas de los alumnos, que son hablantes concretos, que
hacen un uso concreto, diverso y heterogneo de su lengua o sus
lenguas. Porque, si bien todos los humanos somos iguales en lo que
se refiere a nuestra capacidad innata para el lenguaje, la adquisicin
de una lengua est sujeta a restricciones de tipo social y cultural, y
esto nos hace diferentes a unos respecto a otros (Tusn, 1991a). Las
lenguas .. en su uso y los usuarios de las lenguas no somos
homogneos ni ideales, sino miembros de comunidades basadas
en la desigualdad y en la di- versidad. As pues, la formacin de
los docentes y su trabajo didctico exige un paradigma ms amplio
que permita dar cuenta tambin del uso lingstico y que ofrezca
instrumentos tericos y metodolgicos para enfrentarse a la tarea de
formar individuos competentes en el uso del lenguaje.
27
2
28
LOS ENFOQUES PRAGMTICOS,
SOCIOLINGSTICOS Y COGNITIVOS
Durante el presente siglo y, en parte, debido a los avances
experimentados por la ciencia lingstica, han sido muchas las
disciplinas que han incluido dentro de su espacio de interrogantes la
reflexin sobre el lenguaje. Actualmente, algunas de estas disciplinas
han llegado a resultados en sus investigaciones que iluminan de forma
enri- quecedora nuestra visin de la lengua y de su uso y que, a nuestro
juicio, no pueden obviarse tanto en la formacin inicial de quienes
ensean lengua como en un trabajo didctico orientado a la mejora del
uso expresivo y comprensivo del alumnado.
Las diversas disciplinas a que nos referimos podran agruparse
dentro de tres grandes bloques: en primer lugar, la filosofa analtica o
pragmtica filosfica, que aborda el estudio de la actividad lingstica
entendindola como una parte esencial de la accin humana; en
segundo lugar, la antropologa lingstica y cultural, la sociolingstica
y la sociologa interaccional, que se ocupan de la lengua en relacin con
sus usuarios entendidos como miembros de una comunidad
sociocultural concreta; en tercer lugar, la ciencia cognitiva (tanto los
estudios en psicologa como en inteligencia artificial) que se ocupa de
los procesos cog- nitivos que subyacen a la adquisicin y al uso de las
lenguas.
Actualmente, las aportaciones de este conjunto de disciplinas
tienden a integrarse en propuestas tericas y metodolgicas que
intentan ser capaces de dar cuenta del complejo mecanismo que
subyace a la produccin y a la* comprensin lingstica y no lingstica
contextualizada.
As, la lingstica textual, el anlisis del discurso, la so- ciolingstica
interaccional o la semitica aparecen ante nuestros ojos como disciplinas
de gran inters a la hora de abordar un planteamiento globalizador en la
enseanza de la lengua. Estos enfoques tienen al menos dos puntos de
coincidencia que les configuran como una perspectiva su- gerente y til al
acercarse a los fenmenos lingsticos y comunicativos, y en consecuencia
al programar acciones didcticas en el aula de lengua orientadas al logro
de las finalidades descritas en los objetivos generales del rea (la
competencia de uso comprensivo y expresivo de los aprendices):
Por una parte, su voluntad de centrar el estudio lingstico en
unidades discursivas que no se limiten al marco oracional por considerar
que no es la oracin el ncleo a partir del cual es posible entender los
fenmenos comunicativos.
Por otra, la atencin a los aspectos pragmticos de la comunicacin
que ligan el discurso oral, escrito o iconogrfico a sus contextos de
produccin y recepcin.
29
Estas aproximaciones funcionales al estudio del lenguaje presuponen
que comunicarse es hacer cosas con determinadas intenciones en
situaciones concretas. No estamos ya ante sistemas abstractos de signos
ajenos a la voluntad de los usuarios, sino ante prcticas comunicativas en
las que el lenguaje, la accin y el conocimiento son inseparables
(Stubbs, 1983). Y si de lo que se trata es, desde un punto de vista
educativo, desde la intervencin didctica en el aula de lengua, de mejorar
la competencia comunicativa (de uso socioculturalmente adecuado a los
diversos contextos y situaciones de comunicacin) del alumnado, entonces
habr que asumir los lmites e insuficiencias de las teoras gramaticales al
acercarse a los fenmenos de la significacin y de la comunicacin y
ampliar los horizontes tericos de nuestra formacin disciplinar con
aquellas visiones que, desde enfoques cognitivos, sociolingsticos y
pragmticos, entienden el discurso como un lugar de encuentro se-
mitico entre las diversas manifestaciones textuales y las variables de
orden situacional y contextual que regulan los intercambios
comunicativos (Lomas y Osoro, 1991: 24). Precedentes de estos
enfoques comunicativos y funcionales de la lengua y de este inters
creciente por el anlisis del uso en sus contextos de recepcin y
produccin existen ya, como hemos apuntado, en un pasado remoto con
los antiguos retricos.
Ya en el siglo xx, en su primera mitad, asistimos, tal y como hemos
sealado, a la hegemona de las teoras gramaticales, con su preocupacin
por la descripcin sincrnica, autnoma y cientfica de la lengua como
sistema ideal e institucin social. En Europa, el peso de lenguas con
amplia tradicin escrita y siglos de reflexin gramatical acenta esta
visin inmanentista de los aspectos formales de la lengua (de ah las
prioridades otorgadas por el estructuralismo europeo a la fonologa y a la
morfosintaxis) aunque se observen ya abundantes excepciones en su seno.
As, ya en 1929, los lingistas de la Escuela de Praga afirman en su
primera tesis que la lengua es un sistema funcional determinado por la
intencin del hablante. En consecuencia, en el anlisis lingstico debe
uno situarse en el punto de vista de la funcin (Tmka y otros, 1971: 31).
Buhler (1934) y Ja- kobson (1963) insisten en este enfoque funcional al
referrsela la multifuncionalidad del uso lingstico (funciones referencial,
conativa, emotiva, potica, ftica y metalin- gstica). Durante los aos
treinta, Bakhtin, para quien la interaccin verbal constituye la realidad
fundamental de la lengua (Voloshinov, 1929), trabaja sobre el carcter
dial- gico y polifnico del discurso, y ms tarde Benveniste (1966,
1974) pone las bases de la teora de la enunciacin, desarrolladas luego
por Ducrot (1984), segn la cual el enunciado cobra sentido a partir del
reconocimiento de una intencin en el enunciador.
En Estados Unidos, por el contrario, la necesidad de estudiar las
lenguas amerindias, sin tradicin escrita y gramatical, lleva a un grupo de
antroplogos como Boas, Sa- pir o Whorf al estudio de los usos
comunicativos, al descubrimiento de estrechas relaciones entre lengua,
cultura y comunidad y al reconocimiento del papel que juega el lenguaje
en la construccin sociocultural de los pueblos. Estos investigadores
seguan, de hecho, las ideas que respecto a la relacin entre lengua y
pensamiento y lengua y cultura haban planteado anteriormente Herder y
Hum- boldt.
30
2.1. La pragmtica: juegos de lenguaje, actos de
habla y principio de cooperacin
Si la semntica se plantea la pregunta Qu quiere decir X?, la
pragmtica intentar responder (Calsamiglia y Tusn, 1991) a preguntas
del tipo :
1. Qu quieres decir con X?
2. Cmo hemos de decir X para hacer lo que queremos?
3. Qu hacemos al decir X?
4. Qu principios/mximas/reglas de juego regulan nuestra actividad
lingstica?
5. Qu diferencia hay entre lo que queremos decir, lo que decimos y lo
que decimos sin querer? (Reyes, 1990)
El punto de partida de la pragmtica es la consideracin de el
hablar como un hacer. La lengua es su uso, y ese uso es siempre
contextualizado. Como seala Levinson
(1983) ,; la pragmtica es el estudio de la capacidad de los usuarios de
una lengua para asociar oraciones a los contextos en que dichas oraciones
son apropiadas. El objeto de la pragmtica ser el estudio de la lengua en
su contexto de produccin. Desde esta perspectiva, se entiende por contex-
to no slo el escenario fsico en que se realiza una expresin sino
tambin el bagaje de conocimientos que se asume como compartido entre
los participantes en un encuentro comunicativo. Ese conocimiento
compartido es el que asegura el entendimiento de los hablantes y permite
poner en funcionamiento todo un juego de presuposiciones. El acto
comunicativo no se entiende como algo esttico, ni tan siquiera como un
proceso lineal, sino como un proceso cooperativo de interpretacin de
intenciones. Al producir un enunciado, el hablante . /. algo, el
interlocutor .,. esa intencin y sobre ella elabora su respuesta, ya
sea lingstica o no lingstica. Tanto el proceso de manifestacin de
intenciones como el 'proceso de interpretacin exigen que los
interlocutores compartan una serie de convenciones que permitan otorgar
coherencia y sentido a los enunciados que se producen, sentido que va
ms all del significado gramatical de las oraciones, como se pone de
manifiesto en los enunciados indirectos.
Wittgenstein (1953) parte de la crtica a la concepcin, largamente
mantenida en la historia de la filosofa, de la separacin entre lenguaje y
pensamiento. Niega la existencia de un espacio interior, privado, donde el
pensamiento se ordena antes de ser expresado a travs del lenguaje. Para
Wittgenstein, el lenguaje se ordena de acuerdo con las reglas de uso
pblico, el significado de las palabras reside en su uso cultural, regulado y
pblico y, por lo tanto, es la cultura, las formas de vida ^-concepto
paralelo al de juegos de lenguaje, la que confiere significado a los
enunciados. En la proposicin 23 leemos: La expresin .., ..
/.,.. ha de subrayar aqu que hablar es una parte de una actividad o de
una forma de vida.
El juego de lenguaje es el uso .,/-.. del lenguaje y las reglas
se constituyen en la publicidad del uso lingstico. En el proceso de
adquisicin de una lengua lo que se adquieren son, precisamente, esas
reglas de uso socialmente marcadas que debemos aprender a usar en
diversas situaciones y contextos y que, si bien son implcitas, estn en el
propio uso, ni estn por debajo de l ni son diferentes a l. En la citada
31
proposicin 23 Wittgenstein presenta una lista, a modo de ejemplo, de la
multiplicidad de los juegos del lenguaje. Entre otros, cita los siguientes:
dar rdenes y actuar siguiendo rdenes, describir un objeto por su aspecto
o por sus medidas, fabricar un objeto de acuerdo con una descripcin,
relatar un suceso, hacer conjeturas acerca de un suceso, formar y
comprobar una hiptesis, hacer un chiste y contarlo, suplicar, agradecer,
maldecir, saludar, rezar... As pues, el lenguaje no es, segn Wittgenstein,
un simple instrumento para expresar lo que uno piensa, sino una forma de
actividad, regulada y pblica.
La teora de los .. /// formulada por Austin (1962) y
desarrollada especialmente por Searle (1964, 1969,
1975) , propone una explicacin del uso lingstico basada en la
observacin de que cuando producimos un enunciado se realizan
simultneamente tres actos: el acto /.. la expresin de una oracin
con un sentido y un referente determinado, el significado /./, el acto
/.. la produccin de una enunciacin, una promesa, una orden,
etc., en virtud de una fuerza convencional que se asocia a la expresin, la
fuerza /.. y el acto ,./.. el efecto que se produce en la
audiencia.
\
El centro de atencin para el analista de los .. /// es la fuerza
ilocutiva, ya que un mismo acto locutivo puede, dependiendo del contexto,
poseer fuerzas ilocutivas diferentes; as, una pregunta puede ser
simplemente una peticin de informacin o una orden, un ruego, etc. La
interpretacin correcta de los .. /// .. se basa,
precisamente, en el reconocimiento de esa fuerza asociada al acto locutivo
y que difiere de su significado literal. Tanto el hablante como el oyente
confan en, las presuposiciones, que hacen referencia al conocimiento del
mundo compartido por ambos, para que los enunciados que producen sean
interpretados con xito. De la misma manera que Wittgens- tein seala que
no se puede hablar del lenguaje desligndolo de su uso, Austin observa
que, excepto en contadas ocasiones, no se puede decir de los enunciados
que son verdaderos o falsos, sino que son afortunados o desafor-
tunados, en virtud del contexto en que se producen y de los efectos que
provocan.
Grice (1975) plantea que el intercambio conversacional es similar a
cualquier transaccin contractual en la que los participantes tienen un
objetivo en comn, sus actuaciones son mutuamente interdependientes y
existe un acuerdo tcito para que la transaccin contine hasta que ambas
partes decidan terminarla de comn acuerdo. Esta concepcin le llevar a
formular el ,, .. ,. como principio regulador de todo
acto comunicativo: Haz que tu contribucin a la conversacin sea la
adecuada, en el momento en que se produce, para la finalidad aceptada del
intercambio conversacional en el que ests participando (1975: 45-46).
Este principio se completa con las siguientes cuatro --
1. c..
1.1. Haz que tu contribucin sea tan informativa como lo exijan los
32
propsitos del intercambio.
1.2. No hagas tu contribucin ms informativa de lo que se exija.
2. c/..: Trata de que tu contribucin sea verdadera.
2.1. No digas lo que crees que es falso.
2.2. No digas aquello para lo que careces de evidencia adecuada.
3. t./ S pertinente.
4. . S claro.
4.1. Evita la oscuridad en la expresin.
4.2. Evita la ambigedad.
4.3. S breve.
4.4. S ordenado.
Grice observa que, si bien estas mximas son convenciones que
regulan los intercambios comunicativos, en muchas ocasiones se
transgreden o se producen desajustes. En esos casos, los participantes en el
intercambio realizan un proceso de -,/. para que quede a salvo el
principio de cooperacin. As como en la teora de los .. /// se
distingue entre el significado literal y la fuerza ilocutiva, desde la teora
del principio de cooperacin se establece una diferencia entre lo que se
dice y lo que se -,/ Para Levinson (1983: 97), el concepto de
implicatura es altamente interesante porque es un ejemplo paradigmtico
de la naturaleza y el poder de las explicaciones pragmticas de los
fenmenos lingsticos. Se puede mostrar que el origen de estos tipos de
inferencia pragmtica residen fuera de la organizacin del lenguaje, en
algunos principios generales de la interaccin cooperativa y, sin embargo,
permeabi- lizan la estructura del lenguaje.
Posteriormente, Sperber y Wilson (1986) han sealado que se puede
considerar la mxima de relacin o ,.. como el principio
fundamental del que dependeran las dems mximas. Plantean que, desde
un punto de vista cog- nitivo, la produccin y la interpretacin de los
enunciados se basan en elegir aquel que se considera ms pertinente para
la situacin concreta de comunicacin en que se da, es decir, aquel que
puede ser interpretado con un mnimo coste de procesamiento. Esta
caracterstica del mecanismo cog- nitivo es la que justificara que a
menudo se transgredan otras mximas.
Tambin muy interesantes resultan los trabajos sobre la .
entendida como otro de los principios bsicos que regulan el uso
comunicativo de las lenguas (Brown y Levinson, 1987). Si partimos de la
idea de que la lengua es un conjunto de opciones ligadas al contexto y que
tienen un significado social (Gumperz, 1986), convendremos en que la
eleccin de una opcin no se produce al azar sino que existen restricciones
de tipo sociocultural e interpersonal que nos conducen a hacer esa eleccin
y no otra. Entre esas restricciones se sita la cortesa, la relacin entre la
imagen que tenemos del otro y la que queremos dar de nosotros mismos;
imgenes que construimos o activamos a travs de la eleccin que
hacemos entre las posibilidades que nos ofrece la lengua. Pensemos, por
ejemplo, en las diferencias que nos sugieren en cuanto a la relacin que
existe entre los interlocutores los dos enunciados siguientes, utilizados
ambos para conseguir que alguien cierre una puerta:
1. Cierra la puerta, caray!
33
2. Por favor, sera tan amable de cerrar la puerta?
2.2. Entre la antropologa y la sociologa: sociolingstica,
etnografa de la comunicacin, etnometodologa e interaccionismo
simblico
La sociolingstica empieza a desarrollarse en los aos cincuenta con
los trabajos de Weinreich sobre las consecuencias del contacto de lenguas,
los de Haugen sobre el comportamiento de los inmigrantes bilinges en
Estados Unidos, los primeros anlisis de Gumperz sobre la situacin
sociolingstica en la India y la presentacin, por parte de Ferguson, de la
distribucin social de las variedades lingsticas.
7
El objeto de la sociolingstica es el . /,. Esto implica que
se presta una atencin especial a los agentes de ese uso los hablantes.
Los usuarios de la lengua son considerados como miembros de
-.... .. /// y una de las caractersticas esenciales de la
comunidad de habla es su ..... /,. se parte de la idea de que
sus miembros pueden hablar ms de una variedad o ms de una lengua. La
totalidad de los recursos lingsticos de los hablantes constituye su
.,. ..// La sociolingstica, pues, centra su inters en la
diversidad de usos lingsticos que constituyen el repertorio verbal de
cada comunidad de habla y en las determinaciones socioeconmicas que
condicionan el acceso a los registros de uso (Tusn, 1991a: 51-53) as
como a los filtros culturales que determinan un acceso desigual a los usos
legtimos de la lengua aquellos que generan beneficios en el -..
.. / .-/ comunicativos y relegan las variedades /.,- a
las posiciones ms bajas de la jerarqua de los estilos expresivos (Bour-
dieu, 1982).
Durante los aos sesenta se desarrollan, dentro del marco de la
sociolingstica, estudios de orientacin propiamente sociolgica sobre la
situacin lingstica en naciones en vas de desarrollo,
8
especialmente
sobre la planificacin lingstica, tema en el que convergen otros muchos
problemas, como los criterios que se usan para decidir qu lengua o
variedad se propone como lengua oficial o variedad estndar, la
elaboracin de una normativa, el establecimiento de una poltica
lingstica, etc. La sociolingstica demuestra que esas acciones no son
neutras sino que presuponen determinados valores y posturas ideolgicas
por parte de los planificadores. Se observa que el estudio de los procesos
de estandarizacin de las lenguas puede ayudar a entender el lugar que
ocupa la lengua como smbolo de identidad nacional.
Tambin durante los aos sesenta comienzan los trabajos de otra
corriente sociolingstica, en cierto modo heredera de la dialectologa, que
hoy conocemos como teora de la variacin.
9
Los trabajos de Labov
sobre el o// t ,// ../
10
demuestran que la variacin no es
catica, sino que sigue unos patrones y que, por lo tanto, puede ser
descrita sistemticamente. Actualmente, la teora de la variacin o
sociolingstica correlacional ha desarrollado una metodologa muy
7 Weinreich', V. (1953); Haugen, E. (1953), (1966); Ferguson, C. A. (1959).
8 Fishman, J. A., C. Ferguson y J. Das Gupta,' comps. (1968); Fishman, J. (1975).
9 Labov, W. (1972a), (1972b); Sankoff, D comp. (1978).
10 Labov, W. (1969).
34
elaborada que, a partir de unas reglas de variancia, permite analizar y
predecir las restricciones de carcter social y cultural a que est sujeta la
variacin lingstica.
La etnografa de la comunicacin corriente antropolgica que se ha
desarrollado a partir de los aos sesenta
11
parte de los trabajos que
haban realizado investigadores como Boas, Sapir y Malinowski, quienes
haban demostrado, como ya sealamos anteriormente, la relacin
existente entre la lengua y la cultura de los pueblos que haban estudiado.
El significado no es para estos autores una relacin unvoca entre un
referente y la palabra que lo designa sino entre sta y un contexto cultural.
Analizando el comportamiento comunicativo de una comunidad de habla
es posible, a su juicio, entender el mundo cultural de un grupo social
determinado.
Los primeros etngrafos de la comunicacin (Gumperz y Hymes)
configuran esta disciplina en tomo a su objeto de estudio: la -,..
-.. Este trmino necesariamente remite al concepto
chomskiano de -,.. /,. Gumperz (1972: vii) explica as
su concepcin de la competencia comunicativa:
[La competencia comunicativa] es aquello que un hablante necesita
saber para comunicarse de manera eficaz en contextos culturalmente
significantes. Como el trmino chomskiano sobre el que se modela, la
competencia comunicativa se refiere a la habilidad para actuar. Se
hace un esfuerzo para distinguir entre lo que un hablante sabe sus
capacidades inherentes y la manera como se comporta en
situaciones particulares. Sin embargo, mientras que los estudiosos de
la competencia lingstica tratan de explicar aquellos aspectos
gramaticales que se creen comunes a todos los humanos,
independientemente de los determinantes sociales, los estudiosos de la
competencia comunicativa consideran a los hablantes como miembros
de una comunidad, como exponentes de funciones sociales, y tratan de
explicar cmo usan el lenguaje para autoidentificarse y llevar a cabo
sus actividades.
Para los etngrafos de la comunicacin, la competencia comunicativa
es un conjunto de normas que se va adquiriendo a lo largo del proceso de
socializacin y, por lo tanto, est socioculturalmente condicionada. Los
antroplogos lingistas han demostrado que las normas comunicativas
varan de cultura a cultura, e incluso dentro de una misma cultura de un
grupo a otro (jvenes/adultos, hombres/mujeres, etc.). A medida que nos
vamos relacionando con diversas personas, en contextos diversos,
hablando sobre temas diferentes, vamos descubriendo y apropindonos de
las normas que son adecuadas para las diferentes situaciones co-
municativas en que nos encontramos. As, vamos distinguiendo cundo es
apropiado hablar de una manera formal o informal, con quin podemos
chismorrear y con quin no (y cmo se chismorrea), delante de quin
podemos decir palabrotas y delante de quin no, cuando es preferible
que nos mantengamos en silencio, etc. La nocin de -,..
-.. trasciende as su sentido de conocimiento del cdigo
11 Con la publicacin citada en la nota 2 se inician los estudios de la etnografa de
la comunicacin. Una revisin y puesta al da de esta disciplina se puede encontrar en
Saville-Troike, M. (1982). Una propuesta de trabajo en el aula en torno a los usos orales
de la lengua desde la etnografa de la comunicacin la encontramos en Tusn, A.
(1991a). Sobre los usos orales en la escuela nos parecen tiles las aportaciones de
Calsamiglia, H. (1991) y Nussbaum, L. (1991).
35
lingstico para entenderse como la capacidad de saber qu decir a quin,
cundo y cmo decirlo y cundo callar (Cots y otros, 1990: 55).
Al aprender a hablar, pues, no slo adquirimos la gramtica de una
lengua (aquella que se habla en nuestro entorno) sino que tambin
aprendemos sus diferentes registros y la manera ,,. de usarlos
segn las normas de nuestro ambiente sociocultural. El concepto de
competencia comunicativa se refiere tanto a la competencia lingstica (en
el sentido chomskiano) como a la competencia pragmtica: el componente
/,. que nos permite reconocer un contexto situacional
determinado, distinguirlo de otros y, por lo tanto, seleccionar las normas
apropiadas de comportamiento comunicativo, la variedad o variedades
lingsticas adecuadas, etc.; el componente ... que nos permite
construir enunciados coherentes en cooperacin con el interlocutor, y el
componente .., gracias al cual somos capaces de reparar los
posibles conflictos comunicativos e incrementar la eficacia de la inte-
raccin.
Las normas comunicativas abarcan, pues, conocimientos verbales y no
verbales (cinesia y proxemia), normas de interaccin y de interpretacin,
estrategias para conseguir Lis finalidades que se persiguen y
conocimientos sociocul- luiales (valores, actitudes, relaciones de poder,
etc.). Lgicamente, cuando en un encuentro comunicativo los inter-
locutores poseen normas diferentes pueden producirse conflictos
comunicativos y malentendidos (Tusn, 1988).
El inters de la etnografa de la comunicacin reside en que presenta
un marco terico que sita en su justo lugar las diferentes habilidades que
un individuo necesita conocer y dominar para comportarse de manera
-,... es decir, .... en cualquier situacin. El conocimiento
del cdigo la competencia lingstica queda integrado junto con la
competencia pragmtica y deja de ser una pura abstraccin. Asimismo, el
conocimiento de la normativa adquiere sentido ya que cualquier individuo
ha de saber que, en determinadas situaciones y para conseguir ciertas
finalidades, su utilizacin de la lengua, ya sea oral o escrita (especialmente
si es escrita), deber adaptarse a las normas acadmicas si quiere que su
actuacin comunicativa sea eficaz.
En los ltimos quince aos, dentro del marco de la sociologa ha ido
creciendo el inters por el estudio de la interaccin humana. Tanto la
etnometodologa como el inte- raccionismo simblico ofrecen en sus
estudios aportaciones tericas y metodolgicas que pueden ser de gran
inters para el estudio del uso lingstico.
Los etnometodlogos
12
se han ocupado especialmente del anlisis de la
conversacin espontnea entendida como una actividad social ms. Parten
de la idea de que las actividades cotidianas que realizan las personas son
mtodos que sirven para dar sentido a las diversas situaciones en que se
encuentran, y consideran que el lenguaje es un instrumento privilegiado
para dar sentido a una situacin. As, pues, orientan su estudio hacia el
descubrimiento de las vas a travs de las cuales los significados emergen
de una situacin concreta, los mtodos con los que los actores interpretan
su entorno de una manera significativa. Uno de los presupuestos tericos
de la etnometodologa consiste en la consideracin de que la realidad no se
descubre, sino que se interpreta, es decir, que se construye, se negocia y se
mantiene a travs de las interacciones en las que participamos. Advierten
12 Attewell, P. (1974); Garfinkel, H. (1967).
36
que la conversacin, como cualquier otra actividad propia del
comportamiento humano, es racional y est sujeta a reglas que provienen
de nuestro bagaje de experiencias y que constituyen la propiedad
estructural de los actos sociales.
Los etnometodlogos consideran que los .- .. ,// son el
principio organizador de la conversacin (como de muchas otras
actividades: juegos, trfico, compras, trabajos en grupo...). El anlisis de
las conversaciones espontneas demuestra que la organizacin de los
tumos de palabra es sujeta a unas reglas y que, a la vez, sirve para
estructurar la conversacin. As, la coherencia temtica en una
conversacin se va construyendo de manera articulada mediante la
colaboracin de los participantes. Estudiando la forma como se organizan
los tumos se pueden descubrir los procedimientos que se utilizan para
manejar o gestionar la conversacin ../ -,.-.
para iniciar, cambiar o mantener un tema, para cambiar el tono de la
interaccin, para reformular la constelacin de los participantes, etc.
Los etnometodlogos establecen una diferencia entre las
conversaciones espontneas su objeto de estudio y otros tipos de
interacciones comunicativas, como las que se producen en el aula, en una
sala de un juzgado, en un debate con moderador, etc. Estas otras
interacciones estn tambin sujetas a unas reglas, pero son de ndole
diferente. Por ejemplo, una regla fundamental de las conversaciones
espontneas es que, si quien tiene el uso de la palabra no selecciona al
prximo participante, cualquiera de los presentes puede autoseleccionarse
pero, en cambio, la aplicacin de esta regla podra resultar del todo
inconveniente en el transcurso de un juicio.
El inters de la perspectiva etnometodolgica reside, precisamente, en
que presenta las interacciones comunicativas como actividades sociales
estructuradas y sujetas a reglas que se adquieren a travs de la experiencia
interactiva y en que considera el uso del lenguaje como el mecanismo
fundamental con el que producimos sentido en esas actividades.
El interaccionismo simblico
13
considera que las interacciones son
semejantes a los rituales y, por lo tanto, estn altamente estructuradas. Los
participantes, al iniciar una interaccin, establece^ un -,-
../ ../ ./..-. que debern mantener a lo
largo de lodo el encuentro y que rompern al final de comn acuerdo.
Cada participante se presenta a la interaccin con una -,. /.
determinada y durante el transcurso de la interaccin ir .,. con
el resto de los participantes el mantenimiento o el cambio de esa imagen
as como la orientacin de la propia interaccin (el tema, el tono, etc.).
Para entender cmo funciona ese proceso de negociacin es fundamental
el concepto de , /, Las diversas posiciones que adoptan
los participantes en un encuentro comunicativo se manifiestan a travs de
seales lingsticas y no lingsticas, como la prosodia, la eleccin del
registro, los gestos, la mirada, etc., y cada cambio de posicin es un ndice
que sirve para descubrir cmo la interaccin se organiza en diversas
secuencias que provienen de la aplicacin de unos - /-.
determinados. Los marcos son patrones tipo de actuacin interactiva, de
carcter social y cognitivo y que fundamentan la idea de considerar la
interaccin como un ritual.
13 Goffman, E. (1959), (1974) y (1981).
37
2.3. Lingstica del texto, anlisis del discurso, socio- lingstica
interaccional, semitica textual...
Los avances tericos y metodolgicos de las disciplinas que acabamos
de comentar han contribuido en gran medida a que desde la lingstica se
haya planteado el estudio de unidades supraoracionales como objeto
central de investigacin. La lingstica del texto, el anlisis del discurso y
la sociolingstica interaccional coinciden en proponer el estudio
sistemtico de la produccin lingstica contextuali- zada, si bien cada una
de estas corrientes ha puesto el acento en unos aspectos determinados de
ese uso y presenta particularidades metodolgicas y analticas propias.
La lingstica del texto
14
comienza en el punto en que la lingstica
oracional deja de proporcionar explicaciones adecuadas a los fenmenos
lingsticos. Si en sus comienzos se ocup del anlisis de ciertos aspectos
lingsticos que operan en la construccin de los tiempos verbales, el uso
del artculo, los elementos decticos situacionales, el orden de las palabras,
pronto surgieron cuestiones como la existencia de un plan textual
subyacente (Van Dijk), los mecanismos de cohesin (Dressler, Halliday),
los mecanismos de coherencia (Coseriu) y la coincidencia de emisin-
recepcin (Schmidt) que exigan un tratamiento pragmtico y, a la vez, la
recuperacin de los trabajos de retrica.
15
Mientras que la lingstica oracional considera el lenguaje como un
sistema de signos, como un aparato formal, la lingstica textual lo
considera como una forma de actividad humana, como un proceso. El
texto es un artefacto planificado con una orientacin pragmtica. Para
Beau- grande (1981) son siete las caractersticas bsicas de la tex-
tualidad: dos de ellas /. y /.. son nociones centradas
en el texto, propiamente dicho; las otras cinco ./..
.,//.. /-... . /.. e .../.. son
nociones centradas en los usuarios de la lengua. Estas siete caractersticas
son, para este autor, principios constitutivos de la comunicacin textual
que actan junto con tres principios reguladores ./. ./ ,
.... Beaugrande (1981: 31) ve as la relacin entre lo textual y
lo pragmtico:
Nuestras nociones de /. y /.. pueden ser tiles para
estudiar el texto slo si con ellas nos referimos a cmo se establecen
las conexiones entre los acontecimientos comunicativos. Las
preocupaciones de la pragmtica se tienen en cuenta al explorar las
actitudes de los productores (intencionalidad) y de los receptores
(aceptabilidad) y las situaciones comunicativas (situacionalidad).
La lingstica del texto estudia la organizacin del lenguaje ms all
del lmite arbitrario de la oracin en unidades lingsticas mayores, como
la conversacin, investigando el uso del lenguaje en el contexto de la
interaccin social.
14 Para una historia de los inicios de la lingstica del texto, vase Ri- gau, G.
(1981). Una aproximacin al anlisis textual europeo lo encontramos en Bernrdez, E.
(1982).
15 La recuperacin de la retrica clsica en nuestro siglo tiene su mximo
exponente en la obra de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1958). De gran inters son
tambin los trabajos de Murphy (1974), el Grupo m y Mortara Garavelli (1988). Una
introduccin a la retrica hecha en nuestro pas se puede encontrar en el libro de
Albaladejo (1989).
38
Se suele hablar de . frente a .. y referirse a ambos como
.. .. Uno de los lingistas del texto ms notables, Van
Dijk (1977, 1980), utiliza el trmino . para referirse al constructo
terico y abstracto que se realiza en el .. el texto es al discurso lo
que la oracin es al enunciado; para otros autores, sin embargo, . es el
producto meramente lingstico de un intercambio comunicativo mientras
que .. es ese texto ../ .. tomando en consideracin
todos los elementos que intervienen en el acto de comunicacin.
Siguiendo el pensamiento textual de Van Dijk, as como una oracin
es ms que la simple suma de una serie de palabras, tambin un texto es
una estructura superior a la simple secuencia de oraciones que satisfacen
las condiciones de conexin y coherencia. Este autor establece una
diferencia entre -... -... y .,....
Las macroestructuras son estructuras textuales globales de naturaleza
semntica. La macroestructura de un texto es una representacin abstracta
de la estructura global de su significado. Mientras que la secuencia de
oraciones debe cumplir la condicin de coherencia lineal, el texto debe
tambin cumplir la condicin de coherencia global. Cada macroestructura
debe cumplir las condiciones de conexin y coherencia semnticas en los
niveles microestructurales para que un macronivel pueda ser, a su vez,
micronivel en otro texto. Las macroestructuras tienen un decisivo papel
cognitivo en la elaboracin y en la comprensin,del texto. Sin
macroestructura, al or una serie de enunciados nos sera imposible
comprenderlos. La existencia de las macroestructuras es lo que nos
permite ..- el contenido de un texto: producir otro de extensin
menor que guarde relaciones macroestructurales con el original.
Mientras que las macroestructuras semnticas explican el significado
global de un texto, las .,.... son estructuras textuales globales
que caracterizan el , de texto: una estructura narrativa es una
superestructura, independientemente del contenido (macroestructura) de la
narracin. Si la macroestructura es el contenido del texto, la
superestructura es su /- Las superestructuras son. necesarias para
adecuar el contenido del texto al contexto comunicativo. Para Van Dijk,
las superestructuras fundamentales son la narracin y la argumentacin.
Lo que tienen en comn las macroestructuras y las superestructuras es
que no se definen en relacin a oraciones o secuencias de oraciones
aisladas de un texto, sino en re- lacin al texto en su conjunto. Por ello se
habla de estructuras globales, a diferencia de las estructuras locales o -
... del nivel oracional. Si decimos de un texto que se trata de
una narracin, estamos caracterizando el texto globalmente, y no a las
oraciones que lo componen. Las superestructuras permiten concebir el
texto como un ...-
La lingstica del texto y la pragmtica coinciden nece- sariament en
su concepcin del juego de la accin comunicativa: el lenguaje jams se
produce aisladamente, sino en relacin con los factores no lingsticos, en
el marco de los procesos interactivos de la comunicacin.
La mayor diferencia que existe entre el anlisis lingstico oracional y
el pragmtico textual radica en la consideracin del papel de los
interactuantes en la situacin comunicativa: su mutua contribucin a la
construccin del sentido y el manejo competente de los contextos
comunicativos son esenciales para entender los mecanismos que rigen la
produccin y la comprensin lingstica. La teora que estudie la
comunicacin lingstica deber investigar el lenguaje en su
39
funcionamiento real no simulado arbitrariamente en el contexto
comunicativo.
La tarea de la lingstica del texto consiste en desarrollar una teora
explcita que d cuenta de la produccin y recepcin de textos lingsticos
en el marco de los procesos comunicativos. Por lo tanto, del mismo modo
que recupera la retrica, integra las aportaciones que la pragmtica, la
antropologa y la sociologa ofrecen en este terreno.
Tomando como punto de partida la tradicin de la lingstica
funcional tambin hoy llamada lingstica sistmica, cuyos mximos
representantes son Firth (1968) y Halliday (1973, 1978 y 1985), se ha
desarrollado, bsicamente en Gran Bretaa, una corriente conocida con el
nombre de / ../ .. Para Brown y Yule (1983), el anlisis
del discurso es, necesariamente, el anlisis del lenguaje en su uso. Como
tal, no puede restringirse a la descripcin de las formas lingsticas
independientemente de los propsitos o funciones, que esas formas
desempean en los asuntos humanos. Y, como postulado metodolgico,
tal y como seala McCarthy (1991), la descripcin del lenguaje ms all
de la oracin y el inters por el contexto y las influencias culturales que
afectan al uso del lenguaje.
:
40
Los analistas del discurso establecen una diferencia entre . ,
.. el texto sera el producto meramente lingstico mientras que el
discurso sera ese texto contextua- lizado. Parten de datos naturales
procedentes del lenguaje ordinario con el objetivo de descubrir
.,./... y describirlas. Se considera el discurso como el resultado de
un proceso activo (el comportamiento lingstico-comunicati- vo) que
para su anlisis exigir, por lo tanto, que se tomen en consideracin las
restricciones de la produccin y de la recepcin textual. Brown y Yule
(1983: 36) presentan de este modo el trabajo del analista del discurso:
El analista del discurso trata sus datos como la representacin
autntica (texto) de un proceso dinmico en el que un hablante/escritor
usa la lengua como un instrumento de comunicacin en un contexto
para expresar significados y conseguir sus intenciones (discurso).
Trabajando con esosdatos, el analista trata de describir las
regularidades de las realizaciones lingsticas que usa la gente para
comunicar esos significados y esas intenciones.
La nocin de . abarca tanto el contexto ,. la
experiencia acumulada y estructurada en la memoria como el contexto
././ las visiones del mundo compartidas por los participantes en una
interaccin y el contexto / los aspectos institucionales e
interactivos que nos permiten identificar y definir situaciones y
acciones. La referencia al contexto es la que permite explicar las presu-
posiciones y las inferencias en las que se basan la produccin y la
comprensin discursivas.
Para el anlisis del discurso resultan centrales, tambin, las nociones
de cohesin y coherencia. La cohesin remite al texto, mientras que la
coherencia es la caracterstica fundamental que permite interpretar el
discurso. Para el estudio de la coherencia discursiva, los analistas del
discurso recurren a la teora de los .. /// y a las aportaciones de
los estudios de inteligencia artificial. As, hacen intervenir en su anlisis
conceptos como - ,.. .. y ...-
:
Uno de los aspectos de especial inters de esta escuela para nuestros
propsitos es que ha tomado como uno de sus campos de estudio el
discurso escolar. Los trabajos de Sinclair y Coulthard (1975), Stubbs
(1976), Edmonson (1981), entre otros, ofrecen un modelo de anlisis que
permite entender las caractersticas especficas de este tipo de discurso
frente al discurso espontneo o a otros discursos ms formales. Otras de
las preocupaciones de los analistas del discurso derivada de su inters
por el discurso escolar ha sido la de establecer las diferencias
formales, funcionales, situacionales y estructurales entre el discurso oral
y el discurso escrito. En este campo son de especial inters los trabajos de
Brown y Yule (1983) y Perera
(1984).
La sociolingstica interaccional arranca de la tradicin antropolgico-
lingstica de la etnografa de la comunicacin e incorpora las
aportaciones de la pragmtica filosfica, la psicologa social de
orientacin cognitiva, la sociologa interaccional, el anlisis del discurso y
los estudios de inteligencia artificial que puedan ayudar a la comprensin
del uso lingstico .. Los estudiosos que se enmarcan dentro de esta
corriente, cuyo mximo representante es Gumperz (1982a, 1982b),
consideran la lengua como uno de los elementos que constituyen la
realidad social y cultural de los grupos humanos. A la vez, consideran que
el uso lingstico es expresin y sntoma de esta realidad, puesto que el
mundo socio-cultural se construye, se mantiene y se transforma a travs,
en gran parte, de las interacciones comunicativas.
Puesto que su objeto de estudio es el uso lingstico situado, proponen
un anlisis que se caracterice por su multidimensionalidad; un modelo que
d cuenta de la produccin lingstica debe integrar los factores verbales y
no verbales de la comunicacin as como los factores cognitivos,
situacionales y socioculturales. En un encuentro comunicativo, los
participantes deben poner en funcionamiento mltiples competencias que
abarcan todos esos factores y que constituyen su competencia comuni-
cativa.
Desde esta perspectiva, la interaccin comunicativa se puede
considerar como un tipo especfico de texto en el que la /.. se
construye a travs de la ,.
42
../ entre los participantes. El anlisis de la coherencia textual
se lleva a cabo a travs del estudio de la /.. ../
entendida, en palabras de Gumperz, como el conjunto de procesos a
travs de los cuales los participantes en una conversacin llegan a
interpretar de una manera situada, contextualizada, las intenciones
comunicativas de los otros participantes y, a partir de aqu, construyen
sus respuestas (1978: 395). Esta inferencia se basa en las
... ../.. que son un conjunto de ,
. lingsticos y no lingsticos que sirven para manifestar que
los conversadores estn de acuerdo en mantener la interaccin en
unos determinados trminos. Las convenciones contextualizadoras
pueden ser la entonacin, el - el tono de voz, las pausas, los
gestos, los ruidos de asentimiento o extraeza, los cambios de lengua
o de registro, etc., y permiten que a lo largo de la conversacin se
vaya negociando su propia estructura y coherencia (mantenimiento o
cambio de tema, organizacin de los tumos de palabra, orientacin
intencional, etc.).
El inters de este tipo de anlisis para las tareas didcticas es
mltiple. Apuntaremos slo tres aspectos a modo de ejemplo. En
primer lugar, permite la formacin de individuos competentes
oralmente a travs del trabajo sobre el discurso oral, proponiendo
situaciones comunicativas diversas en las que se hayan de poner en
juego habilidades verbales y no verbales especficas, partiendo de la
reflexin sobre los diferentes elementos que intervienen en su pro-
duccin. En segundo lugar, permite tomar conciencia de la existencia
del currculo oculto dentro del discurso pedaggico, poniendo de
relieve la importancia del autoanlisis para los enseantes con el fin
de conocer los modelos que, consciente o inconscientemente,
proponen a travs del propio comportamiento comunicativo. Y, en
tercer lugar, ^ ayuda a comprender la compleja relacin que existe
entre el uso oral y escrito de una lengua al analizar los diferentes
mecanismos que se usan para la construccin, produccin, expresin
y comprensin de la coherencia discursiva o textual (aspectos
gramaticales, prosdicos, lxicos, ' etc.). Es evidente que para un
tratamiento adecuado de todo el proceso de aprendizaje del texto
escrito hemos de conocer mejor las caractersticas especficas del
discurso oral espontneo, ya que esto permitir ver los aspectos
que son especficos de cada tipo de texto, ya sea oral o escrito.
16
La semitica, en fin, en cuanto teora general o ciencia de los
signos, ha sufrido tambin en los ltimos aos un giro pragmtico
dando lugar a enfoques textuales o discursivos en los que la
atencin se centra ms en lo que los signos hacen que en lo que los
signos representan (Lozano y otros, 1986: 16). En este sentido, el
objeto de una semitica de raz pragmtica sera el de disponer de
una teora sobre los modos socioculturales de produccin y
recepcin de los discursos usados en las interacciones simblicas
que estudie los procesos culturales como procesos de
comunicacin entre interlocutores que presuponen y comparten un
sistema de cdigos determinado a travs del cual construyen el
conocimiento (...) y supone entender los fenmenos culturales
(desde el uso de objetos y el intercambio de bienes y servicios hasta
16 Para un anlisis de las interferencias de lo oral en los textos expositivos
escolares, vase Tusn, A. (1991b).
43
la ico- nosfera visual y los intercambios verbales) como un comple-
jo sistema de significaciones (Lomas, 1991: 31 y 32). Desde la
semitica textual (Greimas y Courtes, 1979; Eco, 1976 y 1979) es
posible dar cuenta de las formas y estrategias discursivas a travs de
las cuales los sujetos (enunciadores y enunciatarios) se inscriben en
el texto y del . .. .. que recorre ste al servicio del
/. ,....
17
El texto as entendido oral, escrito,
iconoverbal, objetual contiene, junto a los valores semnticos de
los enunciados, .. ... /. indicaciones
concretas en la fase de enunciacin que actan como huellas del
sujeto enun- ciador as como presuposiciones con respecto a la fase
de recepcin que consagran estereotipos de enunciatarios y formas
concretas de percibir el entorno (Lomas, 1991).
Especialmente til nos parece la semitica en su afn de dar
cuenta de los procedimientos iconoverbales de creacin
y transmisin del sentido utilizados por las industrias culturales de la
comunicacin de masas. La -. .-/, de autores como Barthes
(1957 y 1965) o Eco (1965) sobre los fenmenos de la cultura de masas
(Eco escribir jugosas pginas sobre la televisin, el cmic o la publicidad,
mientras Barthes har lo propio con la moda, la fotografa
o el sistema de objetos) abre el camino a una perspectiva de anlisis que
trasciende metodologas de origen lingstico obsesionadas por el puro
inventario de recursos formales y atiende al estudio de los significados
trasladados por la va de la connotacin y al anlisis de las estrategias de
enunciacin desplegadas en .. ././-.. determinadas.
Los mensajes simblicos de la cultura de masas son as susceptibles de
ser ledos desde la semitica como usos especficos de los diversos
sistemas de signos: la persuasin publicitaria, el discurso del cmic, el
lenguaje cinematogrfico, el sistema de objetos, las crnicas de la prensa o
los diversos gneros televisivos constituyen textos iconoverbales que
denotan la mitologa contempornea y connotan formas concretas de
percibir el entorno sociocultural. La realidad se construye y se mantiene
as al dictado de sistemas tecnolgicos de comunicacin que permiten una
difusin a gran escala y un alto nivel de iconicidad en la representacin
medial, y mediatizada, del espacio real mediante complejas maniobras
retricas y elaboradas estrategias estilsticas orientadas a producir
determinados efectos ticos y pragmticos traducibles en pautas colectivas
de accin. Los usos iconoverbales, insertos en las industrias audiovisuales
de la comunicacin de masas, contienen en su estructura formal y temtica
instrucciones de uso puestas en juego con arreglo a normas sintcticas y
estratagemas discursivas muy precisas que generan la /. .. / ./ (el
efecto de realidad, la confusin entre las imgenes de la realidad y la rea-
lidad de las imgenes) hasta crear en los destinatarios un flujo hipntico
que deviene con frecuencia en discursos como el publicitario o el
televisivo en eficacsimo recurso de persuasin ideolgica (Lomas, 1990 y
1991).
17 Una aplicacin al trabajo educativo de los enfoques de la semiti ca
textual la hallamos referida a los textos literarios en Usandizaga, H. (1991) y
(1993). Una aproximacin semitica a los textos iconogrficos la encontramos en
Lomas, Carlos (1990). Desde una semitica de orientacin pragmtica en Lomas
(1991) se analizan las bases paira un trabajo escolar sobre el discurso publicitario.
Desde el mismo enfoque, vase Lomas
(1993), donde se justifica la conveniencia del trabajo didctico en el aula
de lengua con los usos iconoverbales de la comunicacin.
i
44
Desde la escuela es preciso ir produciendo, a lo largo de toda la
educacin obligatoria, un saber comprensivo y me- tacomunicativo en
torno a los mensajes de la persuasin de masas, es decir, una competencia
lectora (lingstica, dis
i
45
cursiva, sociocultural, espectatorial...) mediante la cual los alumnos y
las alumnas entiendan la comunicacin icono- verbal como un complejo
proceso de produccin de sentido orientado a producir determinados
efectos culturales (Lomas, 1993).
Por ello parece cuanto menos razonable incluir como contenidos de
una enseanza de la lengua orientada al desarrollo de la competencia
comunicativa del alumnado, tal y como se hace en los documentos que
regulan el currculo del rea (MEC, 1991a, 1991b y 1992a), este tipo de
prcticas discursivas (el discurso del cmic, del cine, de la prensa, de la
televisin, de la publicidad...) que se articulan a travs de un uso
combinado de sistemas icnicos y verbales de comunicacin y que,
emitidas por las industrias culturales mediante eficacsimos resortes
tecnolgicos de naturaleza electrnica o fotogrfica, constituyen el
fenmeno cotidiano de los mensajes de la comunicacin de masas.
Desde el aula, y desde tempranas edades, la escuela debe incorporar a
sus programaciones didcticas actividades de enseanza y aprendizaje
orientadas a evitar, en la medida de lo posible, que los ./. y los
..,.... ..../. que anidan en las aulas de la escolaridad
obligatoria caigan en la ilusin de lo real y en una alienacin perceptiva
que les impida una comprensin cabal del entorno en el que viven
(Lomas, 1992 y 1993). No hemos de olvidar que el mbito escolar es con
frecuencia el nico escenario en el que es posible crear un tiempo y un
espacio de enseanza y aprendizaje dirigido al desarrollo de una
competencia comunicativa de los alumnos y de las alumnas que integre,
entre otras destrezas discursivas, estratgicas y sociocultura- les, la
-,.. .,./
De ah la urgencia por abordar en el aula de lenguaje, tal y como no
slo sugerimos sino como ahora prescriben las disposiciones oficiales ya
citadas, el anlisis de las estrategias discursivas de la comunicacin
iconoverbal con el fin de impulsar desde tempranas edades un aprendizaje
lector de los cdigos de la persuasin de masas y del uso que de esos
cdigos se hace en sus contextos sociales de recepcin y produccin. Un
/. escolar en tomo a los usos icono- verbales (un /. /. y un
/. - . /. capaz de impulsar una competencia espectatorial
dirigida a una comprensin cabal de la iconosfera en'la que vivimos
paralela a la competencia lingstica del aprendizaje lectoescritor que la
escuela ha asumido tradicionalmente desde tempranas edades.
2.4. Psicologa del aprendizaje y psicolingstica
Unas breves frases para referimos a las aportaciones de la
psicolingstica (y, ms concretamente, a los enfoques cognitivos) y de la
psicologa del aprendizaje. La primera, nacida en buena medida como
consecuencia de la bsqueda de explicaciones vlidas sobre la adquisicin
y el desarrollo del lenguaje y sobre su uso (Vila, 1993), ofrece el inters
didctico de ocuparse de los procesos cognitivos implicados en los
momentos de la comprensin o de la produccin de los mensajes. De
hecho, si observamos con detenimiento los diversos cambios
metodolgicos a los que se ha visto sometida la didctica de las lenguas en
las ltimas dcadas, es fcil rastrear en ellos casi siempre una traduccin
casi literal de las concepciones psicolingsticas dominantes en cada
momento y una voluntad por tanto de trasladar al campo de los mtodos
pedaggicos las visiones que sobre la adquisicin y el desarrollo del
46
lenguaje han ido teniendo lugar en los ltimos tiempos. La segunda, a
travs de los distintos enfoques integrables en una visin constructi- vista
de los procesos de enseanza (Coll, 1986, 1990), proporciona una base
para entender los mecanismos del aprendizaje y de la construccin del
conocimiento y, ms indirectamente, los implicados en el aprendizaje
lingstico.
Por lo que se refiere a los estudios psicolingsticos sobre adquisicin
y desarrollo del lenguaje, el panorama hasta los aos sesenta refleja el
dominio de los modelos con- ductistas. El paradigma condctual insiste en
que el aprendizaje de una lengua se logra con la formacin de hbitos
lingsticos mediante la repeticin y el refuerzo. En sintona con las
corrientes lingsticas de signo estructuralista dominantes entonces en los
mbitos anglosajones, se defiende que la adquisicin y dominio de una
lengua se consigue mediante el refuerzo de emisiones verbales correctas y
el rechazo de las expresiones incorrectas. El aprendizaje lingstico ser
pues un proceso de adaptacin del nio o de la nia a los estmulos
externos de correccin y repeticin del
I
47
adulto en las diversas situaciones de comunicacin que sean creadas
con estos fines.
La concepcin mecanicista del aprendizaje que subyace a los
modelos conductuales sobre la adquisicin y desarrollo del lenguaje
pronto fue adoptada por los lingistas que desde los diversos
estructuralismos elaboraban mtodos para la enseanza de la
lengua. El aprendizaje deba limitarse entonces a la apropiacin de
hbitos fonolgicos, morfolgicos y sintcticos mediante
metodologas que relegaban al olvido los aspectos semnticos y
pragmticos de la comunicacin y la consideracin por tanto de que
el significado de los enunciados se construye en el uso lingstico.
A principios de los aos sesenta, los enfoques racionalistas, con
la irrupcin de las ideas de Chomsky como punto de partida,
insisten en atribuir a factores biolgicamente innatos los procesos
de desarrollo del lenguaje en los nios y en las nias. Con la
publicacin en 1957 de su tesis doctoral s, s...)
Chomsky inaugura la hegemona de la gramtica generativa y en
consecuencia una visin formal del lenguaje que le lleva a rechazar
que ste se adquiera, como sealaba la tradicin conductista,
mediante estmulos y refuerzos. La adquisicin del lenguaje es ante
todo, a juicio d los psicolingistas de orientacin generativa, la
adquisicin ' de unas reglas gramaticales (-,...) que son
las que ha
cen posibles las emisiQnes lingsticas del uso ,./-.).
Chomsky (1957 y 1965) parte pues como hiptesis de
i trabajo de la afirmacin dla existencia de una gramtica
- innata, universal, comn a todos los seres humanos, enten
dida como un mecanismo gentico (t,.,. +. t...
que les permite descubrir las unidades, estructuras y reglas de
combinacin del lenguaje. El lenguaje, as entendido, es un sistema
de reglas para cuyo manejo el ser humano est dotado en
condiciones normales de desarrollo. Ello explica una concepcin
psicolingstica de la creatividad lingstica concebida como la
capacidad ./ de la raza humana para comprender y producir un
nmero infinito de enunciados a partir de un nmero limitado de
reglas combinatorias. De forma innata, los nios y las nias ela-
boran hiptesis sobre las formas lingsticas que van desarrollando
y stas, al ser contrastadas con los principios gramaticales
universales, se acaban interiorizando en estructuras sintcticas.
48
Chomsky, en su rechazo de las concepciones conductis- tas sobre la
adquisicin del lenguaje, defiende por tanto una' nocin del lenguaje como
sistema gobernado por reglas y unos procesos de adquisicin lingstica
guiados por la interiorizacin de dichas reglas (vase captulo 1 de este
libro). De ah el rechazo generativista de una tradicin didctica
caracterizada por la imitacin, la repeticin sistemtica, la memorizacin o la
descontextualizacin de los enunciados y la propuesta, a nuestro juicio
insuficiente, de una metodologa de la enseanza de las lenguas orientada a la
puesta en marcha de una serie de prcticas didcticas centradas en las
estructuras de la lengua y en el retomo al estudio de la gramtica como
principio rector de la actividad pedaggica. El propio Chomsky (1974: 155-
156) resuma as las consecuencias didcticas de sus concepciones tericas:
... ciertas tendencias y planteamientos en lingstica y psicologa pueden
tener un impacto potencial en la enseanza del lenguaje. Creo que stos
pueden ser sintetizados de una manera prctica bajo cuatro epgrafes: el
,. .. del uso del lenguaje; la naturaleza abstracta de la
representacin lingstica; la universalidad de la estructura lingstica
subyacente; el papel de organizacin intrnseca de los procesos cognitivos.
En este intento de demostrar la existencia de procesos universales en la
adquisicin y desarrollo de la -,.. /,. del hablante ideal, se
inician las investigaciones sobre las gramticas infantiles y la aparicin de las
denominadas ,- ,. stas, al no atender a los problemas de la
produccin del significado, olvidaban algunos aspectos cognitivos
implicados en la codificacin del conocimiento por parte del nio o de la
nia. El relevo lo asume la semntica, que proclama que el nio o la hia no
slo conocen palabras aisladas sino las relaciones semnticas subyacentes a
las estructuras superficiales del discurso y por tanto el sentido de los
enunciados. La gramtica del caso (Fillmore, 1968) estudiar en trminos de
significados las estructuras semnticas de las frases nominales en relacin
con las verbales. De ah sus trabajos sobre las relaciones semnticas de los
primeros enunciados de las hablas de los nios y de las nias y en
consecuencia sobre los condicionantes previos que permiten la aparicin del
lenguaje.
Algunos enfoques actuales sobre la adquisicin y el aprendizaje del
lenguaje revisten un inters innegable para una didctica de las lenguas
orientada al desarrollo de la competencia comunicativa del alumnado. As,
por ejemplo, desde las visiones cognitivistas (Piaget e Inhelder, 1969), se
trata de atender, junto a los aspectos innatos derivados del equipamiento
gentico de los seres humanos, a los procesos cognitivos y funcionales
implicados en la adquisicin y el desarrollo de la lengua ya que en el curso de
su relacin con el medio los nios y las nias van desarrollando procesos en
los que superan el contenido particular de los objetos o de las acciones para
dotarlos de /. -// .- es decir, de una capacidad que
consiste en poder representar algo (un significado cualquiera: objeto,
acontecimiento, esquema conceptual...) por medio de un significante
diferenciado y que slo sirve para esa representacin: lenguaje, imagen
49
mental, gesto simblico... etc. (Piaget e Inhelder, 1969: 59). El desarrollo en
el nio o la nia de la funcin semitica engendra los smbolos (la imitacin
diferida, el juego simblico, la imagen grfica, el recuerdo...), que son
-.. y el signo que, como convencional, ha de ser necesariamente
colectivo: el nio lo recibe por el canal de la repeticin, pero esta vez como
adquisicin de modelos exteriores (Piaget e Inhelder, 1969: 64). El nio o la
nia aprenden pues una lengua en su interaccin con el medio fsico a la vez
que construyen su inteligencia y elaboran estrategias de conocimiento y de
resolucin de problemas. El lenguaje forma parte as de las funciones
semiticas superiores del ser humano y tiene por ende una dimensin
esencialmente representativa.
Especialmente sugerentes nos parecen las concepciones psicolingsticas
que ponen el acento en el origen sociocultural de los procesos psicolgicos
superiores (Vygotsky, 1977 y 1979; Luria, 1979) y en la ligazn entre
aprendizaje, desarrollo y contextos de relacin interpersonal. Estas visiones
que ligan la adquisicin y el dsarrollo de una lengua a las situaciones
socioculturales en que tiene lugar el uso comunicativo contribuyen al giro
copemicano que desde la filosofa del lenguaje (la teora de los ..
/// de Austin y Searle), desde la antropologa lingstica (en especial,
desde la etnografa de la comunicacin de Gumperz y Hy- mes) y desde las
diversas sociolingsticas estaba teniendo lugar en los estudios sobre el
lenguaje (ver en este sentido
50
t
los captulos 2.1, 2.2 y 2.3 de este volumen). Es a nuestro juicio evidente la
solidaridad entre estas teoras funcionales sobre la adquisicin y el
aprendizaje del lenguaje y las concepciones pragmticas con su nfasis en las
determinaciones culturales del uso lingstico. Hablar una lengua no es slo
conocer las reglas del lenguaje sino saber usarla de forma adecuada en sus
contextos de produccin y recepcin (la competencia lingstica como parte
de la competencia comunicativa). Al insistir en el uso verbal como una
orientada a producir efectos en situaciones de comunicacin
concretas, las ciencias del lenguaje de orientacin pragmtica iban a coincidir
en sus postulados con los derivados de la revolucin iniciada con la
publicacin de las obras de Lev S. Vygotsky. Para el psiclogo ruso, el
lenguaje es antes comunicacin que representacin y el desarrollo del cono-
cimiento humano est ntimamente condicionado por los intercambios
comunicativos.
Como demuestran los estudios de psicolingstica y psicologa evolutiva
de las ltimas dos dcadas, el lenguaje no slo requiere bases cognitivas sino
sobre todo situaciones comunicativas. Las interacciones verbales en este
sentido desempean un papel esencial en la organizacin de las funciones
psicolgicas superiores facilitando el desarrollo de las formas ms
puramente humanas de la inteligencia prctica y abstracta (Vygotsky, 1979:
47 y 48). No estamos ya tan slo ante estructuras innatas sino ante
instrumentos que regulan conductas y controlan los intercambios comu-
nicativos. Estos enfoques sociocognitivos dan un valor relevante a los
factores sociales que determinan el desarrollo del lenguaje. Este es entendido
como una accin sociocomuni- cativa que es fruto de la interaccin entre el
organismo y el entorno cultural. El ser humano construye, en su relacin con
el medio fsico y social, esquemas de representacin y comunicacin que
ponen las bases para el desarrollo de las funciones psquicas superiores
mediante una interiorizacin gradual que a la postre deriva en pensamiento.
O dicho de otra manera, las relaciones sociales, o relaciones entre personas,
subyacen genticamente a todas las funciones superiores y a sus relaciones
(Wertsch, 1988: 77).
Tras el fracaso de los modelos innatistas y sintcticos, el auge de los
enfoques sociocognitivos sobre la adquisicin del lenguaje y la incorporacin
de los aspectos semnticos y
51
pragmticos al estudio de la lengua traer como consecuencia una nueva
perspectiva de acercamiento a los fenmenos de la significacin y de la
comunicacin y en consecuencia un nuevo paradigma en el campo de la
didctica, el denominado enfoque comunicativo de la enseanza de las
lenguas (ver a continuacin el captulo 3 de este volumen). El acento puesto
por estos enfoques pragmticos, sociolin- gsticos, discursivos y
psicolingsticos en la descripcin de los usos verbales y no verbales de la
comunicacin, de los procesos implicados en la comprensin y en la
produccin de los mensajes y de las determinaciones socioculturales que
regulan la expresin y la recepcin de los discursos supone sin duda un
marco terico atractivo para un trabajo en el aula de lengua orientado al
desarrollo de la competencia comunicativa del alumnado. Lo que sigue es un
intento en este sentido de extraer algunas consecuencias didcticas que
orienten las tareas escolares de quienes enseamos lengua desde estos
presupuestos y desde estas finalidades.
LA^NSEANZA DE LA LENGUA
A lo largo de la exposicin realizada hasta aqu se han ido
atisbando algunas relaciones entre la evolucin del conocimiento sobre
la lengua y la comunicacin y su enseanza. Esas relaciones se han
movido, en muchos momentos, tal y como hemos sealado al
comienzo de este libro, entre la tentacin de hacer lingstica aplicada
y la de hacer psicologa aplicada (Bronckart, 1985). Al hilo de esa
reflexin, hacamos nuestra la propuesta del lingista suizo de buscar
un espacio especficamente pedaggico para plantear las relaciones
entre las ciencias del lenguaje y la didctica de la lengua. Ese espacio
se dibuja a partir de la consideracin de los fines sociales que se
atribuyen por agentes diversos a la enseanza de la lengua y del
cotejo entre esos fines y la realidad de los programas, los mtodos y
los sistemas de control y evaluacin que se aplican en las aulas.
3.1. Los fines sociales de la enseanza de la lengua
Sealbamos al comienzo de este libro que, a nuestro juicio, existe
una notable coincidencia entre los fines que las disposiciones oficiales
atribuyen a nuestra rea (formulados en trminos de objetivos de
52
Lengua y Literatura para la Educacin Primaria y Secundaria
Obligatoria) y los que proclaman especialistas en asuntos lingsticos
o, incluso, la opinin comn no especializada. Y esos fines no son
otros que el desarrollo de la competencia comunicativa de los
aprendices, entendida como conocimiento del sistema lingstico y de
los cdigos no verbales y de sus condiciones de uso en funcin de los
contextos y situaciones de comunicacin y del diverso grado de
planificacin y formalizacin de esos usos concretos.
Pero, como advertimos anteriormente, esos fines deben ponerse en
relacin con los programas concretos de Lengua y Literatura y, sobre
todo, con los mtodos, sistemas de aprendizaje, modelos de
planificacin didctica y recursos de seguimiento y evaluacin de ese
trabajo didctico. Porque, en cuestin de fines, nadie negar que el
ms universal, hablando de lengua y de su enseanza, es el de lograr el
dominio de los recursos de expresin y comprensin hablada y escrita,
y seguramente un anlisis detallado de los sucesivos programas o leyes
sobre educacin confirmara la relativa inmutabilidad de esa finalidad.
Pero habr que reconocer que ese fin omnipresente se hace
corresponder sucesivamente seguimos hablando de disposiciones
oficiales con una seleccin de contenidos muy diversa y con
orientaciones metodolgicas y de evaluacin que, en ocasiones,
parecen profundamente divergentes. Si del Boletn Oficial pasamos a
la diversidad de las prcticas didcticas, la divergencia de mtodos,
materiales, actividades o enfoques se ampla hasta lmites
sorprendentes. Queremos decir que no basta, pues, con determinar
unos fines con respecto a los cuales se da un notable acuerdo social y
hasta una cierta tradicin escolar: el problema reside en la plas-
macin de esos fines en los dos niveles de planificacin que desde
siempre han existido: los programas o currculos oficiales y su
concrecin y desarrollo por parte del profesorado.
Una buena razn para la existencia de esa diversidad en la
interpretacin de unos fines aparentemente comunes es que los fines
sociales que se atribuyen a la enseanza de una lengua (o de cualquier
materia escolar) no son, por ser sociales, opciones neutras sin
significacin sociolgica o so- ciopoltica. Qu quiere decir lograr el
dominio de los recursos de expresin y comprensin hablada y
escrita? Habr quien no lo piense dos veces: conocer la norma lin-
gstica. Entraramos con ello en la discusin sobre el sentido de la
norma y, si logramos ir ms all, en un debate sobre el origen social de
esa normativizacin de los usos y sus consecuencias en el aprendizaje
escolar de la lengua. Es una discusin conocida, pero sin duda
necesaria. En el mundo
53
anglosajn se produjo ya hace decenas de aos, tomando como
referencias contrapuestas las aportaciones de Labov (1969) y
Bemstein (1972, 1973 y 1975), recogidas y contrastadas con lucidez
por Stubbs (1976) con referencia a las situaciones comunicativas en
la escuela.
18
Ms recientemente, Bourdieu (1982) ha sealado el
lugar de las diferencias de estilos lingsticos en el marco ms
amplio de las diferencias sociales y el papel reproductor y
sancionador que la escuela ha desarrollado tradicionalmente
respecto a estas diferencias. Por desgracia, entre nosotros no es
frecuente esta discusin, al menos cuando pasamos del campo lin-
gstico o sociolingstico al de la enseanza de la lengua. Pero, a
nuestro entender, la reflexin sobre esta cuestin y las relaciones
que implica debra constituir el .,, de cualquier intento
de organizacin o programacin de la ' enseanza de la lengua. Lo
que parece claro, volviendo a Bourdieu, es que la capacidad de uso
de los recursos de expresin y comprensin est desigualmente
distribuida, y que el valor social de esos usos se debe al hecho de
que tales usos tienden a organizarse en sistemas de diferencias (...)
que reproducen en el orden simblico de las separaciones
diferenciales el sistema de las- diferencias sociales (Bourdieu, 1982
[1985: 28]). Si esa diferencia es real, se producira, para buena parte
de la sociedad, un fenmeno de alienacin expresiva, en la
medida en que hablan una lengua y utilizan determinados recursos
expresivos sin tener el control del conjunto de medios y recursos
que esa lengua ofrece. Sin caer en el tan denostado vicio de
proclamar la tarea redentora de la escuela, permtasenos, al menos,
entender que una lectura correcta de esos fines generalmente
admitidos para la enseanza de la lengua sera la que estableciera
como objetivo de la misma el avanzar hacia una desalienacin
expresiva de los futuros ciudadanos, en el sentido de que logren
(los alumnos y las alumnas) una capacidad comunicativa suficiente
para producir discursos adecuados a las diversas situaciones de
comunicacin en las que puedan encontrarse, con el nivel de
coherencia y for- malizacin requerido por esa situacin, y puedan
entenderlos de forma crtica.
Como veremos con mayor detenimiento ms adelante, este
problema de los fines de la enseanza de la lengua es indi- sociable del
relativo a las concepciones sobre los modos de organizar esta rea para
su enseanza y ambos no pueden separarse de la visin que se
18 Una sntesis de las posturas de ambos autores est recogida en dos
artculos sucesivos en Giglioli (1972).
54
mantenga en relacin con los fenmenos de la comunicacin verbal y
no verbal. Naturalmente, los fines que se atribuyan al sistema
educativo o, lo que es lo mismo, la concepcin sobre el papel social de
la escuela es el nivel ms amplio que explica esas concepciones o fines
particulares. En cualquier caso, la plasmacin de esos fines en los
programas de enseanza, criterios y medios de evaluacin y materiales
o enfoques didcticos est condicionada por el marco general de la
planificacin didctica y por las opciones que tomemos en los
mrgenes que se nos permita o en los resquicios que encontremos
en ese marco.
3.2. Los niveles de planificacin y el papel del profesorado
Hablbamos antes de la existencia de dos niveles de planificacin
que han existido siempre, con independencia de la ley o de la
regulacin que el Estado adopte para la enseanza: el nivel de los
programas o currculos oficiales y el de las programaciones en que el
profesorado concreta, desarrolla o matiza esos currculos oficiales.
En el primer nivel de planificacin el programa o cu- rrculo
oficial las administraciones se han reservado tradicionalmente la
delimitacin de objetivos y contenidos y, casi siempre, la de las
normas, criterios y hasta instrumentos para la evaluacin del
alumnado, acompaados normalmente por indicaciones u
orientaciones sobre mtodos didcticos. Cada programa o currculo de
Lengua y Literatura responde siempre como en cualquier otra
rea a la concepcin que mantenga el planificador sobre su
enseanza y al conocimiento o a las opciones de escuela sobre las
ciencias del lenguaje y el aprendizaje, adems, claro est, de mantener
una coherencia con los postulados ideolgicos generales que inspiran
una determinada ley educativa o las normas que la desarrollan. Los
problemas comienzan a aparecer desde el momento en que lo que es
una visin particular, ms o menos documentada, pero siempre
discutible, se convierte en materia preceptiva en un Boletn Oficial,
porque ese carcter oficial no les dota de coherencia o solidez si
originalmente carecen de esas virtudes.
En relacin con los decretos que aparecieron durante el ao
1991 como desarrollo de la LOGSE (MEC, 1991a y 1991b) ya
hemos expuesto en otro lugar un anlisis pormenorizado del que
corresponde a Lengua y Literatura (Lomas y Osoro, 1991), en el que
destacbamos la notable coherencia entre la concepcin de la
enseanza del rea y los objetivos de la misma, la menor coherencia
de algunos de los bloques de contenido (especialmente de los
55
referidos a la reflexin sobre la lengua y a lo literario) y la enorme
incoherencia de unos criterios de evaluacin que ni se justificaban
en s mismos ni respondan de forma adecuada al planteamiento
general del rea y a los fines de su enseanza, ade- / ms de
condicionar en cierto modo determinadas opciones metodolgicas
frente a otras tambin legtimas.
El profesorado del rea, que debe, segn la ley, planificar a
partir de ese currculo un proyecto curricular y unas programaciones
de aula que lo desarrollen, se encuentra, pues, con dificultades
derivadas de las contradicciones que se dan ya en el primer nivel de
planificacin. Pero esas mismas contradicciones pueden convertirse
en argumento para justificar mtodos o programas que intenten
recuperar la coherencia entre la concepcin general del rea y los
fines sociales de su enseanza, por una parte, y el resto de los
elementos del currculo, por otra. Si adems pretendemos que el
proceso de planificacin sea un proceso consciente que conduzca
paulatinamente a una desalienacin del trabajo del profesor, en el
sentido apuntado por Rozada (1989), la bsqueda de la coherencia
entre los elementos del currculo, las distintas fuentes y los diversos
niveles de planificacin se convierten en una exigencia inexcusable.
Pero, antes de desarrollar estas ideas referidas especficamente a
nuestra rea, veamos qu concepto de currculo es el que se nos
presenta, qu lugar se atribuye en l al trabajo de planificacin del
profesorado y qu alternativas podemos plantear si pretendemos
mantener la coherencia con nuestras posiciones de partida y
perseguimos, como decamos antes, que el proceso de planificacin
sea un proceso consciente que permita avanzar hacia el control de
nuestros medios de produccin como docentes.
El Real Decreto 1345/1991 (MEC, 1991b) que establece el
currculo de la Educacin Secundaria Obligatoria define
como elementos integrantes del mismo .. .los objetivos educativos,
los contenidos, los criterios de evaluacin y la metodologa y as
en su articulado establece los objetivos de la etapa y en los anexos
los principios metodolgicos generales, los objetivos y bloques de
contenidos de cada una de las reas y los criterios de evaluacin
final de la etapa que corresponden a cada una de ellas. El propio
decreto indica que el currculo debe tener posteriores niveles de
concrecin que deben desarrollar los equipos docentes y cada
profesor individualmente. A los primeros les atribuye la elaboracin
de lo que denomina proyectos curriculares de carcter general, en
los que el currculo establecido se adece a las circunstancias del
alumnado, del centro educativo y de su entorno sociocultural. A
56
cada profesor o profesora, por su parte, les encomienda la
elaboracin de programaciones en el marco de estos proyectos.
En esquema, los niveles de planificacin y el contenido de cada uno
seran los siguientes:
DECRETO QUE ESTABLECE EL CURRCULUM
Establece, con carcter prescriptivo:
Finalidades generales de la etapa.
Objetivos generales del rea.
Contenidos del rea (bloques).
Criterios de evaluacin del rea en la etapa.
PROYECTO CURRICULAR DE ETAPA
Concreta para cada centro:
Objetivos del rea por ciclos.
Secuencia de contenidos por ciclos.
Criterios de evaluacin por ciclos.
Criterios metodolgicos generales.
Adaptaciones curriculares.
PROGRAMACIN DE CADA CURSO Especifica:
Objetivos por curso y rea.
Secuencia de contenidos por curso.
Criterios de evaluacin por curso.
Materiales didcticos.
Unidades didcticas (secuencia de actividades de
enseanza-aprendizaje).
Figura 1
Examinemos ahora la cuestin desde el punto de vista del
profesorado: ste se encuentra con una determinada concepcin de
una rea en el marco de una etapa educativa con caractersticas
58
propias, la de la Educacin Secundaria Obligatoria.
19
De esa
concepcin se derivan determinadas prescripciones en forma de
bloques de contenidos, objetivos del rea en la etapa y criterios de
evaluacin. Adems, se le pide que, de modo cooperativo, adece
esas prescripciones al alumnado concreto que tenga y a su contexto
educativo y sociocultural. Nada se dice respecto al modo de hacerlo
y los instrumentos de planificacin que se citan (proyecto curricular
y programacin) no se describen con detalle y son susceptibles, por
ello, de interpretacin por parte del profesorado. ste debe, por lo
tanto, y atenindose a los -- impuestos por el marco legal,
realizar una tarea de planificacin de su prctica docente de manera
contextualizada.
Este trabajo de planificacin no es nuevo para una parte
importante del profesorado. Los profesores y profesoras siempre
han tenido que seleccionar y organizar contenidos, establecer
actividades de enseanza-aprendizaje, secuen- ciarlas y evaluar, en
ocasiones de un modo ms mecnico, seleccionando determinado
libro de texto, o de otra forma, de un modo ms autnomo,
elaborando y construyendo sus propios programas. De una u otra
manera, estos procesos estn condicionados por las ideas o
concepciones del profesorado respecto a la enseanza y el
aprendizaje en general, las relaciones entre escuela y sociedad, la
propia concepcin de la funcin docente y la visin o concepcin
concreta del rea especfica y de su enseanza, porque, aunque
parezca una perogrullada, conviene recordar, como hace Nunan,
que aunque no sea inmediatamente evidente, todo lo que hacemos
en la clase est basado en creencias sobre la naturaleza del lenguaje
y sobre el aprendizaje de la lengua (Nunan, 1989: 12).
Al comentar los niveles de planificacin que figuran en el Real
Decreto antes citado (MEC, 1991b), hemos visto que el segundo
nivel es el que corresponde a lo que all se denomina Proyecto
Curricular de Etapa. El proyecto curricular, as entendido, es, en el
mejor de los casos, un mero instrumento tcnico que puede resolver
de modo eficaz el problema de la planificacin desde las
disposiciones ms generales sobre el currculo a la programacin de
un curso concreto. Su finalidad no es otra que la de que el profeso-
19 A lo largo de toda la exposicin tomaremos como referencia la etapa de
Educacin Secundaria Obligatoria por ser sta comn a la experiencia de los
actuales profesores y profesoras de EGB y de Enseanza Secundaria y por darse
la circunstancia de ser, por una parte, la ltima de la educacin obligatoria y, por
otra, por tratarse de una etapa en la que ya cabe hacer un planteamiento
especfico o diferenciado en un rea.
59
rado de un centro adece unas disposiciones ms generales y d
lugar a programaciones de aula coherentes con lo dispuesto en el
currculo oficial. Esta forma de entender el proyecto curricular
responde a lo que Cascante (1989) denomina currculos entendidos
como producto, en los que el papel del profesorado es el de mero
consumidor o adaptador de dichos currculos. Con esa concepcin,
el papel del profesorado sigue siendo, como en otras pocas, el de
quien aplica de modo mecnico o realiza matizaciones o pequeas
adaptaciones en propuestas didcticas que han sido elaboradas por
otros, al menos en los aspectos fundamentales. Le queda la
posibilidad de adecuar (con las dificultades que plantea adaptar
algo que es preceptivo) esas disposiciones ms generales al contexto
escolar inmediato y a su aula concreta. En este marco, la
programacin didctica propiamente dicha pertenece a un nivel
inferior a los anteriores niveles de decisin (el del currculo y el del
proyecto curricular) y es una adaptacin individual, con un pequeo
margen de maniobra, de decisiones sobre contenidos, objetivos,
mtodos y criterios de evaluacin tomados por otros en esos niveles
anteriores.
Cabe, sin embargo, manejar otro concepto ms ambicioso de lo
que es un proyecto curricular. Se puede entender ste, como lo hace
entre otros Cascante (1989), no como producto, sino como proceso.
Con esta concepcin, el proyecto curricular se entiende como un
instrumento para producir conocimiento en los alumnos, pero
tambin en el propio profesor sobre cmo se estn produciendo los
procesos de enseanza, de modo que pueda modificar su prctica
continuamente y modifique, incluso, el instrumento del que dispone.
Adems, el proyecto curricular debe permitir la relacin entre
pensamiento general, pensamiento educacional y tecnologas
adecuadas a las opciones que se tomen
en el propio desarrollo del proyecto. De este modo, el pro-
fesorado podr ir avanzando en el dominio de los instrumentos de su
trabajo y ejercer un control de las relaciones entre la teora y la
prctica y entre los diversos momentos de la planificacin y su
prctica real de aula.
El proyecto curricular as entendido difiere, pues, sus-
tancialmente de lo que en el Real Decreto (MEC, 1991b) se
denomina del mismo modo. Hablamos de proyecto curricular como
instrumento de trabajo cooperativo de los profesores, pero no para
cumplir simplemente un requisito administrativo, sino como un
instrumento de aprendizaje y control sobre el propio trabajo, como
un mecanismo de desarrollo del currculo y como un recurso para la
innovacin y la investigacin docente. Frente a la concepcin de
Proyecto Curricular que apareca en el Real Decreto, en el que, so
capa de respeto a la autonoma de los centros, se potenciaba el
simple papel adaptador o consumidor de propuestas
administrativas del profesorado, surge el trmino homnimo
entendido como un instrumento de aprendizaje y desarrollo e
innovacin curricular, pero tambin como un instrumento de
planificacin de la prctica diaria que permite establecer relaciones
entre esa prctica y los fundamentos tericos, explcitos o
implcitos, de la misma. Del mismo modo, frente a la programacin
individual, entendida como ltimo nivel de concrecin de un
diseo curricular en vertical, surge la idea de programacin como
elemento de planificacin ms prximo a la accin prctica, pero
ntimamente ligada a las decisiones tericas y a las concepciones,
conocimientos, fuentes utilizadas u opiniones de un colectivo de
profesores y profesoras que pretenden romper esa dinmica de
simple consumidores semiincons- cientes de programas o currculos
elaborados por expertos ajenos a esas concepciones u opiniones y al
contexto concreto de la enseanza. Con esta visin, adems, la
programacin no consiste nicamente en adaptar, con estrecho
margen de maniobra, decisiones sobre contenidos, objetivos o
evaluacin tomados en un nivel anterior de planificacin.
La concepcin que defendemos es la de la programacin como
un nivel ms prximo a la prctica, pero equivalente en importancia
a las decisiones ms generales o ms tericas, pues, como veremos,
se da entre esos dos niveles una dependencia recproca y una
estrecha relacin. Adems, se ha discutido, con razn, la separacin
tradicional entre la definicin de contenidos de la enseanza,
atribuida por convencin a los diseadores del currculo, y la
definicin de una metodologa, reservada tradicionalmente a las
61
programaciones del profesorado. Y esta separacin entre diseo
curricular y programaciones no es muy distinta a lo que podemos
encontrar en el currculo actualmente vigente del Estado espaol,
con la distincin ya citada entre disposiciones oficiales (MEC,
1991b) y programaciones de aula, que concretan la metodologa que
se ha de emplear.
Conviene recordar aqu la aportacin de Postman y
Weingertner: El contenido realmente importante de cualquier
experiencia de aprendizaje es el mtodo o proceso a travs del cual
el aprendizaje tiene lugar (...); lo que importa no es lo que cuentas a
la gente; es lo que t les obligas a hacer (citados por Breen,
1987a). La tendencia, pues, al hablar de planificacin es entender
que sta afecta tanto a los objetivos como a los contenidos, la
metodologa y la evaluacin de los programas. El diseo de
programas debe ser, por tanto, parte integrante del desarrollo de un
currculo de lengua.
En el trabajo de planificacin didctica, entendido ya como un
instrumento de reflexin sobre su propia prctica del profesorado,
cabe distinguir tres momentos o niveles relacionados entre s, de
acuerdo con lo sugerido por Cascante (1989): un primer nivel
corresponde a la definicin de un -.. general, en el que,
partiendo de los fines que se asumen para la enseanza del rea y de
una concepcin general de la misma de carcter, por tanto,
pedaggico, se toman decisiones a la luz de las distintas fuentes
(sociolin- gsticas, psicolingsticas, disciplinares y
psicopedaggi- cas) en relacin con un -../ ..
descriptivo de los procesos de enseanza y aprendizaje. El segundo
nivel corresponde a la planificacin estricta de la prctica, en el que,
de acuerdo con el mtodo previamente diseado, se toman
decisiones sobre la estructura general de las lecciones
o unidades didcticas que, organizadas en secuencias de
aprendizaje, darn lugar a las distintas programaciones del curso,
ciclo o etapa de que se trate. Finalmente, el tercer nivel supone la
previsin de los mecanismos de seguimiento y evaluacin del
propio proyecto didctico, que deben permitir establecer relaciones
entre el mtodo, las programaciones y los resultados de la prctica
diaria, de modo que sea siempre posible una revisin de cualquiera
de estos instrumentos o de todos ellos en funcin de ese
anlisis de sus relaciones. Un planteamiento semejante encontramos
en Candlin (1987) cuando plantea la existencia de una relacin
dialctica entre dos niveles tradicionalmente separados: las
directrices del currculo y el diseo de programas, que para este
62
autor estn ntimamente ligados a travs de la evaluacin de
proyectos didcticos o programas.
3.3. La planificacin didctica de la lengua
Pretendemos presentar a rengln seguido algunas sugerencias
para la planificacin didctica que resulten coherentes con el
enfoque de tipo comunicativo que adoptbamos en las primeras
pginas de este libro, con la pretensin pedaggica de desarrollar la
competencia comunicativa del alumnado. A nuestro entender es
fundamental respetar la coherencia entre las decisiones que se
toman en los diversos niveles de planificacin, la expresin de los
fines generales del rea y el enfoque general que hayamos adoptado
para su enseanza.
Como seala Vila (1989), la pretensin de desarrollar un
enfoque comunicativo para la enseanza de la lengua requiere no
quedarse en la mera etiqueta, pues bajo la denominacin de
enfoques comunicativo-funcionales se esconden propuestas muy
diversas y hasta contradictorias. En el mismo sentido afirma
Nunan
20
que hay algo errneo en hablar de ./.. -..
cuando se trata de un conjunto de enfoques, cada uno de los cuales
se proclama comunicativo (es difcil encontrar enfoques que
afirmen no ser comunicativos!) (Nunan, 1989: 12). Si doptamos
esa visin para la enseanza de nuestra rea, junto con unos fines
generales como los expuestos ms arriba, las decisiones que
tomemos en cada nivel de planificacin debern respetar el
principio general de coherencia al que nos referamos. Y esa
coherencia debe manifestarse, entre otras cosas, en la seleccin de
fuentes lingstico-literarias que puedan aportar procedimientos,
contenidos o apreciaciones sobre los usos comunicativos, verbales y
no verbales, contextuali- zados.
Conviene, pues, antes de seguir adelante, sealar cules son las
caractersticas del enfoque que asumimos como nuestro, puesto que
de esa definicin depender en buena medida el tipo de decisiones
que tomemos en los diversos niveles de planificacin. Breen
(1987a) realiza n anlisis de la evolucin de las tendencias en el
diseo de programas de lenguas, en el que alude a un tipo de
programas de aprendizaje, denominados /-/. /. que
corresponden a la dcada de los sesenta y se asocian a una concep-
20 La traduccin, como en todas las citas de Nunan, es nuestra.
63
cin de la lengua y de su enseanza de tipo formal, centrada en el
conocimiento del sistema lingstico. En los aos setenta la
influencia de la filosofa del lenguaje a travs de la teora de los
.. /// junto con una interpretacin restringida del
concepto de competencia comunicativa, da lugar a los programas de
tipo funcional, que hacen hincapi en un repertorio de ejecuciones
comunicativas, interpretando el componente comunicativo de la
propuesta de Hymes y Gumperz en trminos de exponentes
lingsticos de las funciones sociales del lenguaje. Siempre segn
Breen, a mediados de los ochenta se empiezan a manifestar los
sntomas de la aparicin de un nuevo paradigma en el diseo de
programas de lenguas. Este paradigma, que ya puede llamarse
-.. en sentido estricto, se caracteriza por los siguientes
rasgos: centran su inters en el desarrollo de la competencia
comunicativa del aprendiz, ponen el nfasis en los procedimientos
ms que en el producto, integran el conocimiento formal del
lenguaje y el instrumental y adoptan una perspectiva cognitiva.
Estas seas de identidad, junto con los fines sealados, constituyen
las lneas bsicas sobre las que desarrollaremos nuestra propuesta
de planificacin para la enseanza de la lengua.
Aun a riesgo de ser reiterativos, y antes de entrar plenamente en
la propuesta de planificacin, queremos volver a formular la
finalidad esencial de la enseanza de la lengua en los niveles no
universitarios: desarrollar la competencia comunicativa de los
alumnos y de las alumnas, entendida, tal y como sealbamos al
comienzo de este libro, como el conjunto de procesos y
conocimientos de diverso signo lingsticos, sociolingsticos,
estratgicos y discursivos que el hablante deber poner en juego
para producir o comprender discursos adecuados a la situacin, al
contexto de comunicacin y al grado de formalizacin requerido.
3.3.1. t ./.-. .. / ,//
Indicbamos antes tres niveles o tres momentos (puesto que no
tienen un carcter jerrquico o, sobre todo, pertenecen al mismo
nivel de decisin: el del colectivo de profesores que desarrolla
conjuntamente un proyecto curricular entendido como proceso).
El primer nivel (el de la estrategia, en palabras de Cascante
[1989]) es el del -..: se entiende por tal el resultado de tomar
decisiones sobre los distintos elementos y sub- elementos de un
-../ .. descriptivo de los procesos de enseanza y
aprendizaje. Tales decisiones deben responder a una integracin
64
coherente de las diversas aportaciones de las diferentes fuentes a las
que podemos recurrir (pedaggicas, sociolgicas, psicolgicas y
epistemolgicas o disciplinares). El conjunto de decisiones tomadas
en este apartado configuran un primer nivel de organizacin general
de un rea: al elaborar el mtodo decidimos sobre aspectos tales
como la concepcin de los objetivos y su seleccin, la organizacin
y secuencia de contenidos, los tipos de actividad, su organizacin
secuenciada y su relacin con la evaluacin... En otras palabras,
establecemos simultneamente el marco general de la enseanza del
rea en una etapa y los ,, .. . que nos permitirn
posteriormente disear y evaluar la planificacin ms detallada del
trabajo en el aula.
El segundo nivel es el ms prximo a la planificacin de la
prctica diaria en el aula. En el diseo del programa de enseanza
se incluir tanto la estructura general de una unidad didctica como
la explicacin del proceso seguido por el profesorado para elaborar
dicha unidad. Huelga decir que debe darse necesariamente un alto
grado de coherencia entre lo que hayamos acordado en el mtodo y
las decisiones que tomemos en el nivel de la organizacin de la
unidad didctica. En este nivel se toman las ltimas decisiones
sobre la planificacin de la prctica que darn lugar a la elaboracin
de unidades didcticas y, mediante la articulacin de stas, a
plasmar de modo detallado una programacin.
65
/
El tercer y ltimo nivel del proyecto curricular es el co-
rrespondiente al seguimiento y evaluacin del proyecto y a la
posibilidad de comenzar verdaderos procesos de investigacin en el
aula. Este ltimo nivel es el que determina la validez del proyecto
curricular como instrumento de relacin entre la teora y la prctica.
El seguimiento de los procesos, mediante los instrumentos
adecuados, permitir revisar la validez de las decisiones tomadas en
el mtodo, la viabilidad del diseo del programa de enseanza
(marco general de programacin de unidades didcticas) que hemos
adoptado y la adecuacin de las programaciones a las que esos
niveles hayan dado lugar.
Si intentamos representar grficamente los distintos elementos
de la planificacin y las fuentes de decisin a las que podemos
acudir, tendremos el siguiente esquema:
MODELO DIDCTICO
Diseo del programa de enseanza
Figura 2
Veamos ahora con ms detalle cada uno de estos elementos en la
planificacin de la enseanza de nuestra rea.
76
3.3.1.1. La seleccin de un modelo didctico
Al definir el mtodo como el primer componente del proyecto
curricular decamos que por mtodo se entiende el resultado de la
toma de decisiones en el marco de un modelo didctico y a la luz de
las distintas fuentes curriculares. Debemos entonces delimitar qu se
entiende por modelo didctico y qu opcin u opciones tomamos
entre los varios modelos que citan los diversos autores.
Por modelo didctico se entiende un modelo descriptivo de los
elementos que intervienen en un proceso de enseanza y
aprendizaje. Segn Gimeno Sacristn (1981), un modelo didctico
debe reunir dos caractersticas: ser -