Budismo Zen para Tiempos de Incertidumbre
Budismo Zen para Tiempos de Incertidumbre
Budismo Zen para Tiempos de Incertidumbre
visto rebasados, dejando vacos y tierras de nadie en los que el caos y la disgregacin parecen acechar como fuerzas ancestrales de las que el mundo civilizado crea haberse liberado. Verdaderamente nos ha tocado vivir una poca histrica de profunda transicin. Aunque a decir verdad, todas las pocas histricas son de transicin porque la historia misma es una realidad dinmica. Si bien es verdad que el dinamismo actual alcanza una velocidad de transformacin nunca antes conocida por los seres humanos. La transicin de las culturas de cazadores-recolectores a la cultura agrcola dur miles de aos. La transicin de la cultura agrcola a la sociedad industrial apenas un par de siglos. La transicin de la sociedad industrial a la sociedad de la informacin se est produciendo antes nuestros propios ojos en apenas unas dcadas y seguramente esto no ha hecho ms que empezar. Es interesante observar el hecho que, en estos comienzos del siglo XXI, muchos hombres y mujeres del occidente hipertecnologizado se estn volviendo hacia una va de conocimiento surgida hace veinticinco siglos, en un lugar geogrfico tan distante como el norte de India, surgida en el seno de una sociedad agrcola. Qu encuentran los ciudadanos de las democracias occidentales, como la nuestra en la Va del Zen, por ejemplo? Bsicamente una experiencia corporal, emocional, sicolgica y espiritual profundamente clarificadora, pacificadora y liberadora. En el ncleo de la experiencia existencial facilitada por la prctica del Budismo Zen se encuentra una profunda reestructuracin del sentido de identidad. En definitiva, la pregunta esencial tanto hace veinticinco siglos como en la actualidad es QUIEN SOY YO? Las distintas culturas, ideologas y sistemas religiosos constituyen las distintas respuestas que los seres humanos hemos ido dando a lo largo de los siglos a esta pregunta. Lo que el Budismo Zen nos trae es una tecnologa espiritual que nos permite responder progresivamente a la pregunta quin o qu soy yo? Esta respuesta no viene dada en forma de ideologa, o de sistema dogmtico, sino en forma de una experiencia profundamente personal, subjetiva, que afecta a la totalidad de nuestro ser individual y a nuestro ser-en-el-mundoLa mayor parte de los estudiosos de la fenomenologa de la religin estn de acuerdo en que el sentimiento religioso surgi en la humanidad primitiva al mismo tiempo y de forma indisociable al surgimiento de la conciencia individual y a la sensacin de separatividad del yo de su entorno. La emergencia de la visin dualista en la mente humana vino acompaada por un irresistible anhelo de recuperar la Unidad perdida. Podemos decir por ello que toda espiritualidad es un camino unitivo, un camino que trata
de conducirnos a la vivencia de Unidad Original. La paulatina irrupcin de conciencia individual (hecho evolutivo en el que es posible ver el trasfondo de lo que algunas religiones llaman el pecado original) va irremediablemente acompaada por la angustia del yo separado. Esta angustia podra representar la cada y la expulsin del paraso de la fusin inconsciente con el Todo, fusin propia del estado de conciencia pre-egoico. Podemos ver pues en la base del sentimiento religioso el anhelo de liberacin de tal angustia del yo separado. Un anhelo de totalidad, de Unidad Primigenia. Podramos decir que en la raz de nuestras angustias, miedos, incertidumbres se encuentra un sentimiento de identidad que nos separa, nos atenaza, nos opone y nos enfrenta al mundo, al mismo tiempo que escinde nuestra totalidad interior. Por ello, lo que la enseanza budista nos propone es una profunda reflexin, una introspeccin sobre la naturaleza de nuestro sentimiento de identidad, de ser yo, y una transformacin de las imgenes mentales ilusorias que nos hacemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad. COMO DEFINIR EL YO? El yo es la esencia de mi ser, mi identidad como persona, una entidad individual (no divisible), fija, estable, slida, densa, claramente definida e independiente del medio en el que vive con el que sin embargo se relaciona. A la imagen mental que identificamos con la grafa y el sonido yo, le asignamos una serie de significados, de valores y de emociones: Veamos esto ms detenidamente: - Yo es mi entidad individual. Individual significa indivisible. Preguntmonos ahora: soy un yo indivisible? Oigamos las voces de nuestro interior. La tradicin budista ensea que la individualidad es de hecho un conjunto de agregados (skandhas). Para la tradicin budista la individualidad es un haz de atributos o agregados. Estos son cinco: - El cuerpo. - Las sensaciones. - Las elaboraciones mentales. - La volicin. - La memoria. (Analizar la supuesta indivisibilidad de yo en base a estos agregados) Este anlisis nos hace ver que la individualidad que creemos ser no es indivisible, sino ms bien divisible ad infinitum, es decir, un compuesto de agregados, cada uno de los cuales a su vez es un compuesto de agregados, etc. - Yo es mi identidad como persona. Identidad significa: igualdad que se
verifica siempre, sea cualquiera el valor de las variables que su expresin contiene (DRAE). Preguntmonos: tenemos siempre el mismo sentido de identidad? La psicologa evolutiva nos hace ver que el sentido de la identidad evoluciona y se transforma enormemente desde el estado intrauterino hasta el momento de la muerte. Por otra parte, el trmino persona proviene del griego per son, literalmente, aquello a travs de lo cual pasa el sonido, es decir, mscara. En efecto, esta era el trmino que designaba en griego antiguo las mscaras que usaban los actores de las tragedias. La persona es el YO REPRESENTADO POR LA MENTE, la imagen mental que tenemos de nosotros mismos, de ninguna forma el ser que somos realmente. La personalidad es por ello muy a menudo un baile de mscaras (de personas o subpersonalidades). No somos un yo sino una repblica de yoes (Sostiene Pereira).
- Esta entidad que yo soy es fija, estable, slida, densa. - La realidad como fluido. - Onda o partcula? - Esta entidad que yo soy est claramente definida. - Dnde est la lnea divisoria entre el yo y el no-yo? - Esta identidad que yo soy es independiente del entorno. - Puede existir el yo independientemente del entorno? - Esta entidad que yo soy se relaciona con el entorno. - Existe un yo aparte de sus relaciones con el entorno? - El yo es sus relaciones con el entorno. Visto esto, tenemos que admitir que el yo es una construccin lingstica, fruto de la mente analtica (conceptual, abstracta), ampliamente consensuada por el sistema socio-cultural, con un valor de uso y de ordenacin de la realidad a nivel humano, pero que CARECE DE EXISTENCIA REAL EN TANTO QUE ENTIDAD PROPIA. Es una mscara (o un grupo de mscaras). Cuando olvidamos esto, cuando el ser que somos se identifica con la mscara a travs de la cual se expresa, surge el sufrimiento. Un sufrimiento que siempre acompaa al sentido de identidad. EL SUFRIMIENTO ASOCIADO A LA IDENTIDAD El proceso psicolgico de elaborar un yo rgidamente definido y separado de la totalidad va inexorablemente acompaado de sufrimiento. El Buda habl de tres niveles en la experiencia del sufrimiento: 1. Sufrimiento corporal: dolor fsico, malestar, comn a plantas, animales y seres humanos. 2. Sufrimiento mental-emocional: originado por la discrepancia entre
nuestros deseos e ilusiones y la realidad; los desengaos de la vida; la imposibilidad de satisfacer todos nuestros deseos; propio de los seres humanos que han desarrollado una conciencia egoca. 3. Sufrimiento existencial: surge de la identificacin con la individualidad. Desde este punto de vista, cuanto mayor sea nuestra identificacin con la individualidad o el yo que creemos ser, mayor ser nuestro sufrimiento. La causa del sufrimiento que experimentamos se encuentra siempre en el interior de nuestra propia mente que es quien lo experimenta. Es nuestra propia mente la que est continuamente recreando, instante tras instante, nuestro sentido de identidad a travs de un complejo proceso analticolingstico-emocional-socio-cultural. Es nuestra propia mente la que crea el mundo y todo el sufrimiento asociado a l. Somos nosotros, cada uno de nosotros, los que percibimos nuestro mundo, el mundo que nuestra propia mente ha creado, en general, de forma inconsciente. Debemos por tanto hacernos responsables de nuestras percepciones. Somos los responsables del mundo que percibimos. Nuestros sufrimientos no provienen del exterior, de un mundo externo hostil, de nuestros enemigos, de un dios malvado, sino que proceden de nuestro propio mundo interno. A partir del momento en el que reconocemos que nuestro sufrimiento no proviene del exterior sino de nuestra propia manera de organizar y representarnos mentalmente nuestra identidad y la realidad, nos damos cuenta de que la superacin de este sufrimiento est en nuestras manos y que para ello, basta con reconocer sus causas y eliminarlas. Cuando analizamos nuestros sufrimientos nos damos cuenta de que en todos los casos las causas estriban en que nuestros deseos se hallan en conflicto con las leyes de la existencia y, dado que esas leyes son imposibles de cambiar -, la nica alternativa posible consiste en transformar nuestros deseos.
LA ILUSION DE LA IDENTIDAD En el Budismo, la condicin fundamental del sentimiento de identidad y del sufrimiento asociado a l es la ignorancia (avijja). Esta ignorancia es un estado de ofuscacin (ceguera, oscurecimiento) mental y emocional del que brota la ilusin de ser un yo, una entidad fija y estable, un ego permanente que se opone al resto del mundo. La creencia en este yo y el apego emocional a esta creencia es lo que hace que el equilibrio interno y la relacin con el entorno se perturbe. Para comprender cmo se produce esta ruptura del equilibro podemos considerar la energa csmica en su doble movimiento de contraccin y expansin. La contraccin acta de un modo centrpeto y representa a la unificacin
mientras que la expansin, por su parte, lo hace de un modo centrfugo y representa la diferenciacin, la interrelacin y el crecimiento. Para que cualquier organismo vivo pueda seguir viviendo, es necesario que ambas tendencias se mantengan en equilibrio. Si la tendencia al crecimiento prevalece sobre la unificacin termina abocando en la desorganizacin, la desintegracin, el caos y la enfermedad. De este modo, la hipertrofia de la vida orgnica lleva a la destruccin final del organismo (cncer) y la hipertrofia de la vida mental -el crecimiento sin unidad que permita integrarlo (centralizacin)- conduce a la locura, a la disgregacin mental. Si, por el contrario, la centralizacin prevalece sobre el crecimiento terminaremos -ya sea a nivel fsico como mental- atrofiados y completamente estancados. La capacidad de crecer depende de la asimilacin, y sta puede ser corporal (como ocurre en el caso del alimento, de la respiracin, etctera), o mental (como sucede en el caso de la sensacin, de la percepcin, de las ideas, etctera). La centralizacin depende de la discriminacin entre las cosas que son asimilables -o pueden ser asimilables- para un determinado organismo (o centro de actividad individual) y aquellas otras que no pueden ser asimiladas. La centralizacin es la fuerza directriz organizadora -la tendencia a crear un centro comn de relaciones- que impida la disgregacin de la estructura individual a consecuencia de una inundacin catica de elementos no asimilables. Psicolgicamente hablando, se trata del principium individuationis, el que dice yo y capacita al individuo para ser consciente de s mismo. En la medida en que este principium individuationis est en equilibrio con el principio de asimilacin, en la medida en que funciona como principio regulador, todo estar en armona. No obstante, tan pronto como este principio se excede en sus funciones y desarrolla un yo-conciencia hipertrfico, en la medida en que construye una entidad inmutable, un self absoluto o un ego permanente que se opone al resto del mundo, el equilibrio interno termina perturbndose y distorsionando la realidad. Es esta falta de armona mental la que es llamada avijja, ignorancia o ilusin del yo. En tal caso, todo ser valorado desde el punto de vista egocntrico del deseo (tanha) ya que una entidad egoca que se cree permanente anhela seguir sindolo. Pero, como tal cosa es imposible, esa situacin termina abocando al desengao, el sufrimiento y la desesperacin. El deseo bsico del sentimiento de identidad es querer seguir siendo esa misma identidad para siempre jams. Pero no hay nada idntico a s mismo. La misma esencia de la vida es cambio mientras que la esencia del apego es conservar, estabilizar e impedir el cambio. Es por ello que el cambio se nos presenta como sufrimiento. Vemos en todo cambio una
amenaza para la sensacin de identidad alcanzada. Si no sintiramos apego a nuestra identidad virtual no nos sentiramos perturbados por las transformaciones del yo ni por su desaparicin. Entonces disfrutaramos del cambio. Si este fuera un mundo absoluto y esttico y si nuestra vida permaneciera inmutable no existira la menor posibilidad de liberacin. No es, por tanto, el mundo ni su transitoriedad la causa de nuestro sufrimiento sino nuestra actitud, nuestro apego, nuestra sed, nuestra ignorancia en definitiva. SER SIENDO Ser no es, pues, un estado. No hay ningn ser que sea siempre el mismo ser. Ser significa siendo (Heidegger). Es un proceso. El ser es un siendo que fluye hacia el ocano del no-ser (muerte). El ser es un siendo abocado a la nada (Heidegger). Es un proceso abierto en el que muchos siendo se entrecruzan, se interinfluencian, se apoyan y se intergeneran de forma pluridimensional. Esta es la red de la vida. Una red de complejas interdependencias entre individuos fugaz y relativamente independientes. La incertidumbre y la indeterminacin no son exclusivas de la poca que nos ha tocado vivir. Forman parte de naturaleza misma de la vida. En el budismo se dice que solamente podemos estar seguros de dos cosas: que vamos a morir y que no sabemos ni cundo ni dnde ni cmo. No hay ms remedio que aprender a fluir sobre las olas de la realidad siempre cambiante.