Educación para refugiados, migrantes y desplazados internos

La educación para refugiados, migrantes y desplazados internos es el proceso de enseñar y brindar los conocimientos y habilidades esenciales para que estas personas participen plenamente en la sociedad. El acceso universal a la educación es un derecho humano fundamental, como lo establece la Declaración Universal de Derechos Humanos.

20 de julio, dia mundial del refugiado.

Contexto

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La educación es esencial para ayudar a las personas migrantes y refugiadas a superar estos desafíos y a integrarse en sus nuevas comunidades, pues les permite adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para conseguir empleo, mejorar su calidad de vida y contribuir al desarrollo en el nuevo lugar de residencia. Sin embargo, a menudo enfrentan barreras para acceder a la educación. Pueden enfrentar problemas para obtener documentos de identidad y residencia, lo que les impide matricularse en escuelas y universidades. También pueden enfrentar desafíos lingüísticos y culturales, lo que dificulta su capacidad para comprender y participar en clases.[1]

Muchos jóvenes se han trasladado desde una región o país hasta otro en busca de educación, trabajo o seguridad. Las reformas educativas son una herramienta poderosa para promover la inclusión y la cohesión social entre las personas refugiadas, migrantes y desplazados internos.[2]

La migración y el desplazamiento interactúan con la educación de diversas maneras. Estas relaciones tienen repercusiones para quienes emigran, para quienes se quedan en el lugar de origen y para las colectividades que acogen a inmigrantes, refugiados y otras poblaciones desplazadas. La migración interna afecta principalmente a países de ingresos medianos que experimentan una urbanización rápida, como China, donde más de uno de cada tres niños de zonas rurales, hijos de padres migrantes, se quedan en el lugar de origen.[2]

La migración internacional afecta sobre todo a los países de altos ingresos, donde los inmigrantes constituyen el 15% o más de la población estudiantil en la mitad de las escuelas. Sus efectos se hacen igualmente sentir en los países de origen: en más de uno de cada cuatro de estos, el 20% o más de sus nacionales cualificados emigran.[2]

El desplazamiento afecta mayormente a los países de bajos ingresos: en estos vive el 10% de la población mundial, pero albergan el 20% de la población mundial de refugiados (a menudo en zonas de muy bajo nivel educativo). Más de la mitad de los desplazados forzosos tienen menos de 18 años.[2]

Desafíos

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La educación influye no solo en las actitudes, aspiraciones y creencias de los migrantes, sino también en las de las poblaciones de acogida. Una mayor diversidad en las aulas supone un reto, pero permite asimismo aprender de otras culturas y experiencias. Cumplir con el compromiso internacional de respeto al derecho a la educación para todos constituye un desafío para los países. A menudo deben actuar con urgencia, en un marco de graves limitaciones o incluso de oposición de ciertos sectores. Deben responder a las necesidades de quienes viven hacinados en tugurios, son nómadas o están a la espera de que se les otorgue la condición de refugiados.[2]

Los maestros deben enseñar a un alumnado multilingüe y hacer frente a los traumatismos sufridos por los alumnos desplazados. Deben reconocerse las cualificaciones y el aprendizaje previo para sacar el mejor partido posible de las competencias de los migrantes y refugiados.[2]

La migración interna es también un obstáculo para la inclusión en la educación. Los trabajadores rurales migrantes constituyen el 21% de la población china tras la mayor ola de migración de su historia reciente.[¿cuándo?] Para tratar de controlar los flujos, se establecieron restricciones a los permisos de residencia, lo que obligó a la mayoría de los niños migrantes que viven en las ciudades (inclusive Beijing) a concurrir a escuelas no autorizadas para migrantes de baja calidad.[2]

Los obstáculos a la educación de los inmigrantes pueden persistir a pesar de los esfuerzos encaminados a incluirlos. En Sudáfrica, por ejemplo, la legislación en materia educativa garantiza el derecho a la educación de todos los niños (independientemente de su condición migratoria o situación legal), pero la legislación migratoria impide que los inmigrantes indocumentados se inscriban en las escuelas.[2]

En los Estados Unidos, las redadas de inmigrantes provocaron un aumento de la deserción escolar entre los hijos de inmigrantes indocumentados que temían ser deportados, mientras que una política anterior que protegía contra la deportación había aumentado la tasa de finalización de la educación secundaria.[2]

Hay alrededor de 7,1 millones de niños refugiados en edad escolar, pero cerca de 3,7 millones de estos niños no están matriculados en la escuela.[3]

Financiación

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Invertir en la educación de los migrantes y refugiados permitiría impulsar el desarrollo y crecimiento económico no solo de los países que los acogen, sino también de los de origen, asegura el último Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). [4]​Lamentablemente, sigue sin contar con recursos suficientes.

De acuerdo al Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019,[5]​ se estima que en 2016 se gastaron US$800 millones en la educación de los refugiados, procedentes en proporción prácticamente igual de la ayuda humanitaria y la ayuda al desarrollo. Esta cuantía corresponde a no más de un tercio aproximadamente del déficit de financiación estimado más recientemente. Si la comunidad internacional recurriese solo a la ayuda humanitaria, la cuota dedicada a la educación tendría que multiplicarse por diez para atender a las necesidades educativas de los refugiados. Para incrementar la financiación destinada a la educación de los refugiados es preciso establecer vínculos entre la ayuda humanitaria y la ayuda al desarrollo, de conformidad con los compromisos de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes.[2]

Mejoras educacionales

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La mejora de la educación puede contribuir a que migrantes y refugiados realicen plenamente su potencial. Los programas de educación no formal pueden ser cruciales para reforzar el sentimiento de pertenencia. La alfabetización favorece la comunicación social e intercultural y promueve el bienestar físico, social y económico, pero hay obstáculos importantes que limitan el acceso a los programas lingüísticos para adultos y los resultados alcanzados en algunos países. Una encuesta de solicitantes de asilo efectuada en Alemania en 2016 mostró que el 34% estaban alfabetizados en un alfabeto latino, el 51% en otro sistema de escritura y el 15% eran analfabetos. Sin embargo, estos últimos eran los que tenían menos probabilidades de asistir a un curso de alfabetización o de idioma.[2]

Planes de estudios y manuales escolares

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Unos contenidos educativos adecuados pueden facilitar un análisis crítico de la información por parte de los ciudadanos y promover la cohesión social; en el caso contrario se pueden difundir imágenes negativas, parciales, excluyentes o despectivas de los inmigrantes y refugiados. Los programas y los manuales escolares incluyen a menudo representaciones ya superadas de migraciones y desplazamientos, pese a la existencia de un amplio apoyo al cambio en ciertos contextos. El 81% de las personas encuestadas en los Estados miembros de la Unión Europea (UE) estaban de acuerdo en que los textos escolares deberían abarcar la diversidad étnica. Al no integrar la diversidad en la educación, los países no aprovechan su potencial de fomento de la inclusión y la cohesión social. Un estudio efectuado a escala mundial mostró que durante el período 2000–2011, solo un 10% de los manuales de ciencias sociales trataban temas relacionados con la prevención y resolución de conflictos, por ejemplo, análisis de juicios nacionales o internacionales, comisiones de la verdad y compensaciones económicas.[2]

Formación de docentes

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Los docentes afectados por la migración y el desplazamiento no están adecuadamente preparados para llevar a cabo las tareas más complejas que estas situaciones entrañan, por ejemplo, hacerse cargo de un alumnado multilingüe y ayudar a los niños que necesitan apoyo psicosocial. En seis países europeos, la mitad de los docentes consideraban que no contaban con apoyo suficiente para manejar la diversidad en el aula; en Siria, el 73% de los maestros encuestados no habían recibido una formación que les permitiese proporcionar apoyo psicosocial a los niños. Las políticas de contratación y gestión del personal docente reaccionan a menudo de forma tardía cara a las necesidades emergentes. En Alemania hacen falta &&&&&&&&&&042000.&&&&&042 000 maestros y educadores más. Turquía necesita 80.000 docentes y Uganda 7000 maestros de primaria para enseñar a todos los refugiados que se encuentran actualmente en el país.[2]

Por otro lado, los docentes que trabajan en contextos de desplazamiento también deben prepararse para atender las dificultades particulares que enfrentan los alumnos desplazados y sus padres, y entrar en contacto con sus comunidades. "Si bien los maestros no son consejeros de ayuda personal, se los puede formar para que reconozcan el estrés y el traumatismo y remitan a especialistas a las personas necesitadas".[1]

Por lo anterior, la UNESCO recomienda que los gobiernos inviertan en una formación inicial y permanente de los docentes que les ayude a adquirir competencias básicas y capacidad para gestionar entornos diversos, multilingües y multiculturales.

Reconocimiento de las cualificaciones

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El reconocimiento de las cualificaciones y del aprendizaje anterior puede facilitar la entrada en el mercado laboral, sobre todo en lo que concierne a las cualificaciones profesionales. Si los migrantes y refugiados carecen de acceso a empleos que utilicen sus competencias, es poco probable que las sigan desarrollando. Menos de la cuarta parte de los migrantes del mundo están cubiertos por un acuerdo bilateral de reconocimiento de cualificaciones. Los mecanismos existentes suelen ser fragmentarios o demasiado complejos para responder a las necesidades de los inmigrantes y refugiados y acaban siendo poco utilizados.[2]

Sistemas educativos nacionales

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En los últimos años, se está empezando a incluir a inmigrantes y refugiados en los sistemas nacionales de educación. Decisiones con visión de futuro, pragmatismo político y solidaridad internacional se han conjugado para abandonar las prácticas excluyentes. Los países partes en el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular y en el Pacto Mundial sobre Refugiados, que hacen ampliamente referencia a la educación, consideran que la educación es una oportunidad. Históricamente, la asimilación era la norma en la mayoría de los países de altos ingresos que acogieron a trabajadores extranjeros durante el período de posguerra. En un grupo de 21 países de altos ingresos, Australia y Canadá habían adoptado el multiculturalismo en sus programas educativos ya en 1980. Para 2010, había sido adoptado también en Finlandia, Irlanda, Nueva Zelanda y Suecia, y parcialmente en más de dos tercios de los países.[2]

En la actualidad, en cambio, países como Chad, la República Islámica del Irán y Turquía invierten sumas considerables para garantizar que los refugiados sudaneses, afganos, sirios y de otros países vayan a la escuela junto con los nacionales. En 2017, en la Declaración de Yibuti sobre la Educación Regional para Refugiados, siete ministros de Educación de África Oriental se comprometieron a incluir la educación para refugiados y repatriados en los planes sectoriales a 2020.[2]

A partir de 2006, China empezó a revisar progresivamente el dispositivo, pidiendo a las autoridades locales que proporcionen educación a los niños migrantes, eximiéndolos del pago de los derechos de matrícula y desvinculando el registro de residencia del acceso a la educación para los migrantes. En la India, la ley de 2009 sobre el derecho a la educación obligó a las autoridades locales a admitir a los niños migrantes en las escuelas, y se adoptaron directrices nacionales que recomiendan flexibilidad de ingreso, hostales estacionales, apoyo a los transportes, educadores móviles voluntarios y una mejor coordinación entre los estados y los distritos.[2]

En el caso de México, el programa "Educación sin fronteras" tiene el objetivo de brindar atención educativa a personas migrantes, ya sean connacionales retornados o repatriados, solicitantes de la condición de refugiado, refugiados, beneficiarios de protección complementaria o extranjeros viviendo en México, para que aprendan a leer y escribir o que inicien, continúen, concluyan y certifiquen la educación primaria y secundaria, con el propósito de promover y facilitar el acceso efectivo a la educación de dicha población prioritaria, a través de la colaboración con organismos internacionales, así como  instituciones y organizaciones del sector público, privado y social.[6]

Modelo holístico para la integración educativa de las personas refugiadas

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El modelo holístico, describe las relaciones entre necesidades, factores, políticas e integración educativa. La integración educativa de las niñas y los niños refugiados puede darse si se atienden todas (o al menos la mayoría) de sus necesidades didácticas, sociales y emocionales. [7]

 
Diagrama del modelo holístico

Niñas y niños refugiados necesitan aprender el idioma del país de acogida y desarrollar su idioma natal, superar las interrupciones a su escolaridad o la educación limitada y ajustarse a un nuevo sistema educativo. También deben tener la capacidad para comunicarse y desarrollar una identidad social sólida. Adicionalmente, las niñas y los niños refugiados necesitan sentir que están seguros y que son capaces de sobrellevar la pérdida, la aflicción y también la separación y/o los traumas. Distintos factores individuales, interpersonales e institucionales (a nivel escolar) pueden determinar el predominio de ciertas necesidades en niñas y niños refugiados. Una variedad de políticas y prácticas con objetivos específicos puede modificar estos factores.

Un enfoque holístico también funciona en colaboración con otros organismos destacados (trabajo social, agencias de empleo, instituciones de salud, entidades comunitarias) para dar atención a las numerosas y complejas necesidades.

Propuestas para facilitar la educación de migrantes y desplazados [8]

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La UNESCO ofrece recomendaciones a los gobiernos para propiciar una educación inclusiva y de calidad para estos colectivos. Estas son:

  1. Proteger el derecho a la educación de los migrantes y las personas desplazadas: La no discriminación en la educación está reconocida en las convenciones internacionales. Es por ello que se deben prohibir en la legislación nacional de los países las barreras discriminatorias que evitan que los infantes puedan recibir educación, como la exigencia de certificados de nacimiento o de documentos que avalen su situación de residencia. Asimismo, las autoridades nacionales deben organizar campañas de sensibilización para informar a las familias de los migrantes y desplazados acerca de sus derechos y los trámites de inscripción de las escuelas.
  2. Incluir a los desplazados en los sistemas educativos nacionales: Esto implica no tratar a estos colectivos como poblaciones temporales o transitorias distintas de los nativos. Por ello, la UNESCO recomienda que los niños y niñas migrantes o refugiados permanezcan separados lo menos posible de sus compañeros del país de acogida. "Los gobiernos deben reducir al mínimo el tiempo que este alumnado pasa sin seguir los currículos nacionales o sin avanzar hacia certificaciones conocidas".
  3. Comprender y planificar para cumplir con las necesidades educacionales de estos colectivos: Proporcionar plazas escolares u oportunidades de trabajo a estos colectivos es solo el primer paso para la inclusión.
  4. Representar historias de migración y desplazamiento en la educación de forma realista para contrarrestar los prejuicios: Revisar los contenidos de la enseñanza y el modo en que se imparte, y adaptar los planes de estudio y los libros de texto para que reflejen la historia y la diversidad actual, constituye otra de las recomendaciones de la UNESCO respecto a la educación de los desplazados. Además, resulta importante que todos los países cuenten con enfoques pedagógicos que promuevan la apertura a la multiculturalidad, fomenten los valores de convivencia, valoren los beneficios de la diversidad y contrarresten prejuicios xenófobos o racistas.
  5. Apoyar las necesidades educativas de estos colectivos en la ayuda humanitaria: Aunque la mayoría de los migrantes y refugiados suelen dirigirse a países "ricos", 9 de cada 10 desplazados son acogidos por gobiernos de países con ingresos bajos o medios, por lo que se requiere de ayuda económica por parte de donantes internacionales para poder satisfacer sus necesidades educativas.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados

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Es una organización internacional que se dedica a salvar vidas, salvaguardar derechos y construir un mejor futuro para las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a conflictos y persecuciones.

ACNUR encabeza los esfuerzos internacionales por proteger a las personas refugiadas, desplazadas por la fuerza y apátridas. El propósito de ACNUR es construir un mundo en el que toda persona forzada a huir pueda tener un mejor futuro.

 
Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados

Formalmente conocido como la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados, el ACNUR fue constituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1950, a raíz de las devastadoras consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de ayudar a millones de personas que perdieron su hogar.

Hoy en día, ACNUR opera en 137 países, donde brinda asistencia vital, que incluye albergue, alimento, agua y atención médica para las personas forzadas a huir de conflictos y persecuciones, muchas de las cuales no tienen a nadie más a quien recurrir. ACNUR defiende el derecho a recibir protección y ayuda de las personas desplazadas para que puedan encontrar un lugar al que llamar hogar y reconstruir sus vidas. En el largo plazo, ACNUR colabora con los países para mejorar y monitorear las leyes y políticas en materia de asilo y refugiados, con el fin de garantizar el respeto a los derechos humanos.

En todo lo que hace, ACNUR ve a las personas refugiadas y forzadas a huir como socios; además, pone en el centro de la planeación y la toma de decisiones a las personas más afectadas. [9]

Véase también

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Referencias

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  1. a b «La importancia del acceso a la educación para las personas migrantes y refugiadas.». SMR. Consultado el 15 de abril de 2024. 
  2. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p «Migración, desplazamientos y educación: construyendo puentes, no muros; Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2019, versión para los jóvenes». Unesco. 2019. 
  3. «Stepping up: refugee education in crisis - 2019 report». Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). 2019. 
  4. «Propuestas de la UNESCO para favorecer la educación inclusiva de migrantes y refugiados - educaweb.com». www.educaweb.com. Consultado el 15 de abril de 2024. 
  5. «Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019». UNESCO. 2019. 
  6. Adultos, Instituto Nacional para la Educación de los. «Educación sin Fronteras». gob.mx. Consultado el 15 de abril de 2024. 
  7. Cerna, Lucie (abril, 2020). «Educación para personas refugiadas: Modelos y prácticas de integración en países de la OCDE». Modelo holístico para la integración educativa de las personas refugiadas. 
  8. «Propuestas de la UNESCO para favorecer la educación inclusiva de migrantes y refugiados - educaweb.com». www.educaweb.com. Consultado el 15 de abril de 2024. 
  9. «Acerca de ACNUR». ACNUR México. Consultado el 15 de abril de 2024. 

Enlaces externos

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