Su Mente y Cómo Utilizarla

Capítulo I.

La Mente Humana, ¿Qué Significa?

Generalmente se considera que la Psicología es la ciencia de la mente, aunque más propiamente es la ciencia de los estados mentales: pensamientos, sentimientos y actos de voluntad. En el pasado, los autores de psicología solían empezar por definir y describir la naturaleza de la mente antes de pasar a considerar las actividades mentales. Sin embargo, las autoridades actuales se han rebelado contra este modus operandi y han argumentado que ya no era razonable sostener que la psicología debía considerarse la explicación de la naturaleza última de la mente, del mismo modo que la ciencia material no puede explicar la naturaleza última de la materia. El intento de explicar la naturaleza última de ambas es inútil: no existe una necesidad real de explicación en ninguno de los dos casos. La física puede explicar los fenómenos de la materia, y la psicología los fenómenos de la mente, sin tener en cuenta la naturaleza última de ninguno de ellos.

La ciencia no ha dejado de progresar en el último siglo, a pesar de que las teorías sobre la naturaleza última de la materia surgieron con fuerza durante el mismo periodo. Los hechos de los fenómenos de la materia permanecen, a pesar de las cambiantes teorías sobre su naturaleza u origen. La ciencia exige hechos y considera las teorías sólo hipótesis de trabajo - las teorías no son más que pompas de jabón con las que se entretienen los niños de la ciencia.

La ciencia, por ejemplo, mantiene varias teorías bien fundadas, aunque opuestas, sobre la naturaleza de la electricidad, pero los hechos de los fenómenos de la electricidad, y su aplicación, son aceptados por los teóricos sin discusión. Lo mismo ocurre con la psicología: los hechos relativos a los estados mentales son aceptados y los métodos para desarrollar las facultades mentales se emplean eficazmente, independientemente de si la mente es un producto del cerebro o si el cerebro es sólo un órgano de la mente. El hecho de que el cerebro y el sistema nervioso se emplean en los fenómenos del pensamiento es reconocido por todos, y eso es todo lo que se necesita como base de pensamiento para la psicología.

Las disputas sobre la naturaleza última de la mente se transfieren ahora generalmente a filósofos y metafísicos, mientras que la psicología dedica toda su atención a estudiar las leyes de la actividad mental y a descubrir métodos de desarrollo mental. Incluso la filosofía empieza a cansarse de los eternos por qué y dedica su atención a la fase del cómo de las cosas. El espíritu pragmático ha invadido el campo de la filosofía, expresado en las siguientes palabras de un eminente profesor: El pragmatismo es la actitud de apartar la vista de las primeras cosas, principios, categorías, supuestas necesidades; y mirar hacia las últimas cosas, frutos, consecuencias, hechos.

La psicología moderna es esencialmente pragmática en su tratamiento del tema de la mente, dejando los viejos argumentos y disputas sobre la naturaleza última de la mente a la metafísica - invierte todas sus energías en descubrir las leyes de las actividades y estados mentales, y en desarrollar métodos mediante los cuales la mente pueda ser entrenada para hacer un trabajo mejor y mayor, - para conservar la energía y concentrar sus fuerzas. Para la psicología moderna, la mente es algo que hay que utilizar, no sólo algo sobre lo que especular o teorizar. Mientras los metafísicos deploran esta tendencia, la gente práctica del mundo se regocija.

Definición de Mente: La mente se define como la facultad o poder por el cual las criaturas pensantes sienten, piensan y desean. Esta definición es inadecuada y circular por naturaleza, pero esto es inevitable porque la mente sólo puede definirse en sus propios términos, y sólo por referencia a sus propios procesos. La mente, excepto en referencia a sus propias actividades, no puede ser definida o concebida - su existencia sólo puede ser definida a través de sus actividades. La mente sin estados mentales es una mera abstracción, una palabra sin su correspondiente imagen mental o concepto. Lo que entendemos por mente es simplemente lo que percibes, piensas, sientes, quieres y deseas. Sin percibir, pensar, sentir, querer y desear, es imposible formarse una concepción clara o una imagen mental de la mente - sin sus fenómenos, la mente se convierte en una mera abstracción.

Piense en aquello que Piensa. Quizá el método más sencillo de transmitir la idea de la existencia y naturaleza de la mente sea el atribuido a un famoso profesor alemán de psicología, que solía empezar su curso pidiendo a sus alumnos que pensaran en algo, en su escritorio, por ejemplo. Luego decía:

Ahora piense en lo que piensa sobre la mesa. Luego, tras una pausa, añadió: "Lo que piensa en la mesa, y lo que estás pensando ahora, es el objeto de nuestro estudio."

La mente debe ser aquello que piensa, siente y desea, o debe ser los pensamientos, sentimientos y actos de voluntad de los que somos conscientes - hechos mentales, en resumen. Pero, ¿qué podemos saber sobre aquello que piensa, siente y desea, y qué podemos descubrir sobre ello? ¿Dónde se encuentra? Probablemente dirás que en el cerebro. Pero si hablamos literalmente, si decimos que está en el cerebro como un lápiz en el bolsillo, entonces queremos decir que ocupa espacio, y eso lo asemejaría mucho a algo material. De hecho, cuanto más detenidamente lo consideres, más claro verás lo que los filósofos saben desde hace mucho tiempo: que no sabemos ni podemos aprender nada sobre aquello que piensa, siente y desea - está fuera del alcance del conocimiento humano. Los libros que definen la psicología como la ciencia de la mente no tienen ni una palabra que decir sobre aquello que piensa, siente y desea. Por el contrario, sus teorías y explicaciones se basan enteramente en los pensamientos, sentimientos y actos de la voluntad -hechos mentales-, tratando de decirnos qué son, y cómo organizarlos en clases, y decirnos las circunstancias o condiciones en que se dan. Me parece mejor definir la psicología como la ciencia de las experiencias, fenómenos o hechos de la mente, el alma, etc., -de los hechos mentales, en suma."

En vista de los hechos del caso, y siguiendo el ejemplo de las mejores autoridades modernas, en este libro dejaremos la consideración de la cuestión de la naturaleza última de la mente a los metafísicos, y nos limitaremos a los hechos mentales, las leyes que los gobiernan y los mejores métodos para organizarlos, y utilizarlos en los negocios de la vida.

La clasificación y el método de desarrollo que se seguirán en este libro son los siguientes:

I. El mecanismo de los estados mentales, es decir, el cerebro, el sistema nervioso, los órganos de los sentidos, etc.

II. El hecho de la Conciencia y sus planos.

III. Los procesos o facultades mentales, es decir, (1) Sensación y Percepción; (2) Representación o Imaginación y Memoria; (3) Sentimiento o Emoción; (4) Intelecto, Razón y Entendimiento; (5) Voluntad o Volición.

Los estados mentales dependen del mecanismo físico para manifestarse, cualquiera que sea la naturaleza última de la mente. Los estados mentales, cualquiera que sea su carácter especial, pertenecen a una de las cinco clases generales de actividad mental descritas anteriormente.

Capítulo II.

El Mecanismo de Los Estados Mentales

El mecanismo de los estados mentales -el mecanismo mental a través del cual sentimos, pensamos y deseamos- consiste en el cerebro, el sistema nervioso y los órganos de los sentidos. Cualquiera que sea la naturaleza real de la mente, cualquiera que sea la teoría que se sostenga sobre sus actividades, debe admitirse que la mente depende de este mecanismo para la manifestación de lo que conocemos como estados mentales . Por maravillosa que sea la mente, se considera que depende de este mecanismo físico para la expresión de sus actividades. Y esta dependencia no es sólo del cerebro, sino de todo el sistema nervioso.

Las mayores autoridades están de acuerdo en que los estados mentales más elevados y complejos son sólo una evolución de la simple sensación, y que dependen de la sensación como materia prima para el sentimiento y el pensamiento. Por lo tanto, es conveniente que comencemos por considerar el mecanismo de la sensación, y esto requiere una consideración previa de los nervios.

Los Nervios. El cuerpo está atravesado por un intrincado sistema de nervios similar a un gran sistema telefónico. Los nervios transmiten las sensaciones de las distintas partes del cuerpo a la gran estación receptora del cerebro. También sirven para transmitir impulsos motores desde el cerebro a las distintas partes del cuerpo, impulsos que dan lugar al movimiento de las partes apropiadas del cuerpo. También hay otros nervios de los que no nos ocupamos en este libro, pero que desempeñan ciertas funciones fisiológicas, como la digestión, la secreción, la excreción y la circulación. Nuestra principal preocupación en este punto son los Nervios Sensoriales.

Los nervios sensoriales transmiten impresiones del mundo exterior al cerebro. El cerebro es la gran estación central de los nervios sensoriales, que tienen innumerables estaciones transmisoras en todas las partes del cuerpo: las terminaciones nerviosas de la piel. Cuando estas terminaciones nerviosas se irritan o excitan, envían mensajes al cerebro pidiendo atención. Esto es cierto no sólo para los nervios del tacto, sino también para los que se relacionan con los respectivos sentidos de la vista, el olfato, el gusto y el oído. De hecho, las mejores autoridades afirman que los cinco sentidos no son más que una evolución del sentido primario llamado tacto.

El Sentido del Tacto. Los nervios del sentido del tacto terminan en la cubierta externa, o piel, del cuerpo. Informan del contacto con otros objetos físicos. A través de estos informes somos conscientes no sólo del contacto con el objeto externo, sino también de muchos hechos relacionados con la naturaleza de ese objeto, como su grado de dureza, rugosidad y su temperatura. Algunas de estas terminaciones nerviosas son muy sensibles, como las de la punta de la lengua y las puntas de los dedos, mientras que otras carecen comparativamente de sensibilidad, como las del dorso. Algunos de estos nervios sensoriales se limitan a informar sobre el contacto y los grados de presión, mientras que otros sólo se ocupan de informar sobre los grados de temperatura de los objetos con los que entran en contacto sus extremidades. Algunos responden a los grados más altos de calor, mientras que otros sólo responden a los grados más bajos de frío. Los nervios de ciertas partes del cuerpo responden a la temperatura más rápida y claramente que los de otras partes. Por ejemplo, los nervios de la mejilla son muy sensibles a las impresiones de calor.

El Sentido de la Vista. Los nervios del sentido de la vista terminan en el complejo aparato óptico, que en la terminología popular se conoce como el ojo. Lo que se conoce como retina es una membrana nerviosa muy sensible que recubre el fondo interno del ojo, donde terminan las fibras del nervio óptico. El instrumento óptico del ojo transmite las vibraciones de la luz enfocada a los nervios de la retina, desde donde el impulso se transmite al cerebro. Pero, contrariamente a la creencia popular, los nervios del ojo no miden distancias ni hacen inferencias de ningún tipo; eso es claramente trabajo de la mente.

El Sentido del Oído. Los nervios del sentido del oído terminan en la parte interna del oído. El tímpano recibe las vibraciones sonoras que entran en las cavidades auditivas y, intensificándolas y adaptándolas, las transmite a los extremos del nervio auditivo en el oído interno, que transmite la sensación al cerebro. El nervio auditivo informa al cerebro de los grados de tono, intensidad, calidad y armonía, respectivamente, de las ondas sonoras que golpean el tímpano. Como sabemos, hay ciertas vibraciones sonoras que son demasiado bajas para que el nervio auditivo las registre, y otras que son demasiado altas para registrarlas - ambas clases, sin embargo, pueden ser registradas por instrumentos científicos. También se considera cierto que algunos de los animales inferiores son conscientes de vibraciones sonoras que no son registradas por los nervios auditivos humanos.

El Sentido del Olfato. Los nervios del sentido del olfato terminan en la membrana mucosa de las fosas nasales. Para que estos nervios puedan percibir el olor de objetos externos, es necesario que partículas diminutas del objeto entren en contacto con la membrana mucosa de las fosas nasales. Esto sólo es posible haciendo pasar aire a través de las fosas nasales que contienen estas partículas - la mera proximidad a la fosa nasal no es suficiente. Estas partículas están formadas en su mayor parte por gases tenues. Ciertas sustancias afectan a los nervios olfativos mucho más que otras; la diferencia se debe a la composición química de la sustancia. Los nervios olfativos transmiten la información al cerebro.

El Sentido del Gusto. Los nervios del sentido del gusto terminan en la lengua, o mejor dicho, en las pequeñas células de la lengua, llamadas papilas gustativas. Las sustancias que se ingieren por la boca afectan químicamente a estas pequeñas células, y se transmite un impulso a los nervios del gusto, que informan de la sensación al cerebro. Las autoridades afirman que las sensaciones gustativas pueden reducirse a cinco clases generales, a saber: dulce, amargo, ácido, salado y picante.