Orígenes del béisbol cubano: El Palmar de Junco
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Orígenes del béisbol cubano - Alfredo Lauro Santana Alonso
Primera edición impresa, 2013
Edición digital: Lic. Aldo R. Gutiérrez Rivera
Edición: Lic. María Luisa Acosta Hernández
Diseño de cubierta: Dayán Martínez Chorens
Ilustración: Fotografías de archivo y documentos históricos
Realización: Elvira Corzo Alonso
Corrección: Natacha Fajardo Álvarez
Diseño interior y emplane: Madeline Martí del Sol
Emplane y conversión ebook: Alejandro Villar Saavedra
© Alfredo Lauro Santana Alonso y Reynaldo A. González Villalonga, 2017
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2017
ISBN 978-959-05-1008-3
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
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RUTH CASA EDITORIAL
Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá
www.ruthcasaeditorial.org
Índice de contenido
Dedicatoria
Agradecimientos
A manera de prólogo
El Salón y el Museo de la Fama del Béisbol Cubano en Matanzas, también pueden mostrar su historia
El desafío de una jugada
Introducción
Primer juego oficial de béisbol en Cuba
Orígenes del béisbol
Cómo llega el béisbol a Cuba
El Palmar de Junco de Pueblo Nuevo
Antecedentes del Palmar de Junco
¿Enseñaron los estadounidenses a los matanceros a jugar al béisbol?
¿Por qué se pretende desconocer al histórico Palmar de Junco?
Era matancera la directora de El Artista
El Palmar de Junco no era el único terreno beisbolero
La senectud puede tergiversar la historia
Desarrollo mercantil estadounidense-matancero
Aportes a la industria azucarera y otros beneficios
Creciente proceso de norteamericanización
Era familiar el habla inglesa en Matanzas
Masiva práctica beisbolera en plena calle del Medio
La prensa en contra del juego de pelota
Antecedentes sobre los orígenes del béisbol en Matanzas
¡Trascendental hallazgo cambia la historia!
Estadounidenses en el juego de 1874
¿Solo como parte de un campeonato?
Contradicciones e inexactitudes en el coloquio nacional
Rectificar es solo atributo de sabios…
Relato de un oficial mambí sobre un juego de pelota.
El Palmar de Junco. Reflejo del desarrollo de Matanzas en el siglo xix
1872: Exposición Canaria en Matanzas
Ciento veintisiete años después...
1881: Exposición Internacional de Matanzas
Exposición de Matanzas
Ciento trece años después... una vajilla de 1881
Otra versión del desarrollo del béisbol en Cuba
El Reglamento
Campeonatos efectuados desde 1878 hasta 1899
1878-1879
1879-1880
1880-1881
1881-1882
1882-1883
1883-1884
1884-1885
1885-1886
1886-1887
1887-1888
1888-1889
1889-1890
1890-1891
1891-1892
1892-1893
1893-1894
1894-1895
1898-1899
Breves pinceladas acerca del béisbol fuera de las ciudades de Matanzas y La Habana
Una aclaración necesaria
Pioneros del béisbol cubano
Esteban Enrique Bellán (1874-1882-1883)
Antonio María García (1882-1883-1905)
Valentín González (1890-1891, 1910-1911)
Adolfo Luján (1882-1883, 1890-1891)
Carlos (Bebé) Royer (1890-1891, 1910-1911)
Alfredo Arcaño (1887-1888, 1908-1909)
Emilio Sabourín del Villar (1878-1879, 1886-1887)
Agustín (Tinti) Molina (1894-1895, 1908-1909)
Carlos Macia (1885-1886, 1890-1891)
Román Calzadilla (1888-1889, 1902)
José Manuel Pastoriza (1888-1889, 1894-1895)
Wenceslao Gálvez (1885-1886, 1886-1887)
Ricardo Cabaleiro (1890-1891, 1894-1895)
Arturo Valdés (1891-1892,1902)
Francisco A. Poyo (1898-1899-1901)
Juan Antiga Escobar (1890-1891)
Rafael Hernández (1885-1886, 1898-1899)
Nemesio Guillo (1878-1879, 1891-1892)
Eduardo Machado (1888-1889, 1891-1892)
Julio (El Cartero) López (1887-1888, 1900)
Eugenio Jiménez (1897-1898, 1898-1899)
Ricardo Martínez (1878-1879, 1890-1891)
José María Teuma (1881-1882, 1888-1889)
Alfredo Arango (1885-1886, 1886-1887)
Moisés Quintero (1886-1887, 1905)
Carlos de Zaldo (1878-1879, 1879-1880)
Pablo Ronquillo (1884-1885, 1890-1891)
El béisbol y la guerra
Surgimiento del profesionalismo
Eustaquio (Bombín) Pedroso
Luis Anguila Bustamante
José de la Caridad Méndez
Gervasio (Strike) González
Armando Marsans
Rafael Almeida
Cristóbal Torriente
José Muñoz
Regino (Mamelo) García
Alfredo (Pájaro) Cabrera
Luis (El mulo) Padrón
Heliodoro (Jabuco) Hidalgo
Julián Castillo
Alejandro (El Caballero) Oms
Carlos Morán
Valentín Dreke
Bernardo Baró
Rogelio Valdés
Antonio Mesa
Tomás Romañach
Jacinto Calvo González
Pelayo Chacón
Gonzalo Sánchez
Manuel Villa
Eustaquio Gutiérrez
Rafael Figarola
Manuel (Patato) Cueto Melo
Bienvenido (Pata Jorobá) Jiménez
José Rodríguez
Martín Dihigo Llanos
Cuba
Venezuela
República Dominicana
Salón de la Fama
Juan Viola
Emilio Palmero
Baldomero Pedro (Merito) Acosta Fernández
Miguel Ángel (Mike) González Cordero
Emilio Palomino
Isidro Fabré
Adolfo Domingo Luque Guzmán
Lázaro Zalazar
José (Acostica) Acosta Fernández
Ramón (El Profesor) Bragaña
Armando Cabañas
Oscar Rodríguez
Tomás de la Cruz
El palmar de junco en los inicios de siglo xx
Campeonato Nacional Amateurs de 1917
La serie de 1917
Deportivo Matanzas. Breve reseña
El Palmar de Junco en esta etapa tormentosa
El Palmar de Junco en la etapa revolucionaria
Renacimiento
Verdadera historia: Proyecto Salón de la Fama del Béisbol Cubano de Todos los Tiempos
¡Salvemos el Palmar de Junco, Monumento Nacional!
Proyecto de Desarrollo Local Palmar de Junco
Epílogo
Bibliografía
Revistas
Periódicos
Cartas y documentos
Trabajos investigativos
Títulos publicados por la Colección Deportes
Datos de los autores
dedicatoria
A la memoria de Manuel González Guerra, expresidente del Comité Olímpico Cubano; José M. Cuetara Vila, Colacho; Israel M. Moliner, José Mauricio Quintero y Almeida, Rafael Bango Tigera, Jorge Cantero Galloso, Alfredo Suárez, Martín Dihigo Llanos, José Manuel Dávalos, Gaspar (Curro) Pérez (padre), Severo Nieto Fernández, Eddy Martin Sánchez, Roland Socarrás Roget y Aldo Muñoz Ferreiro.
Agradecimientos
Para los compañeros: doctor Ercilio Vento Canosa; máster en Ciencias Faustino Gómez Brunet; arquitecto Miguel Ángel Fariñas González, candidato a doctor Martín Socarrás Matos; doctor Félix Julio Alfonso López; licenciados Reynaldo González Villalonga, Ismael Sené Alegret, Francisco Soriano Bermúdez, Hugo García Fernández, Ulises Rodríguez Febles y Mario Luis López Isla; profesores Ángel Sempé García, Pedro Ferrara Serpa, Ana Angélica Rey y Olga Lidia González Monguia.
Reconocimiento permanente para José Manuel Antunes, director ejecutivo de la Agencia Mundovip, por su contribución a la cultura nacional. Así como para la Biblioteca Provincial Gener y Del Monte, el Archivo Histórico Provincial de Matanzas, el Centro de Documentación del Museo Provincial Palacio de Junco, el Archivo Provincial del Patrimonio, el Centro de Documentación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), el Registro de la Propiedad del Ministerio de Justicia (MINJUS) de Matanzas y el Archivo de la Parroquia (Catedral de Matanzas).
A los amigos y compañeros que me alentaron en todo momento. A mi esposa, mis hijos, nietos y padres, quienes me brindaron su confianza, apoyo y cariño, para poder culminar esta obra. A todos, gracias.
A manera de prólogo
El Salón y el Museo de la Fama del Béisbol Cubano en Matanzas, también pueden mostrar su historia
El nombre Palmar de Junco es conocido por todos los cubanos, pero sobre todo para las diferentes generaciones de matanceros este calificativo tiene su origen en una extensa finca, propiedad de una de las familias más pudientes de Matanzas, apellidada Del Junco —dueña también del conocido Palacio, hoy Museo Provincial— y donde crecía un bello palmar, en el cual podía admirarse a plenitud la esbeltez del árbol nacional de Cuba.
En la actualidad ese lugar llamado Palmar de Junco se encuentra en medio de la ciudad de Matanzas y es un viejo estadio para jugar béisbol —exactamente con ciento treinta y siete años de existencia—, ya desactivado para realizar competencias oficiales de mayores, aunque sigue siendo sede del béisbol juvenil y de partidos locales; sin embargo, no es un sitio cualquiera, ostenta la categoría de Monumento Local desde 1979 y fue declarado Monumento Nacional en el año 1991: los conocedores del tema aseguran que el estadio Palmar de Junco es el más antiguo del mundo y que allí se celebró el primer juego oficial de béisbol (llamado popularmente pelota), en Cuba, el 27 de diciembre de 1874, cuyo equipo nacional fue Campeón Mundial y Olímpico en imnumerables ocasiones.
Pero lo que la mayoría de los cubanos no conocen y mucho menos los nacidos fuera de la Isla, es que casi tres años antes, entre el 1.⁰ y el 4 de febrero de 1872, ese sitio emblemático para el béisbol en la ciudad de Matanzas fue sede de una fiesta patronal con feria y exposición, realizada por naturales de Islas Canarias, dedicada a la Virgen de la Candelaria y cuya celebración central ocurrió el día 2.
Se sabe que los canarios, como inmigrantes, al viajar a otras tierras llevaban consigo sus costumbres y tradiciones. Una característica de su folklore es vincular las celebraciones religiosas con sus manifestaciones danzario-musicales; ejemplos existen a través del tiempo, como las fiestas patronales, romerías, carnavales y festivales, celebrados a lo largo y ancho de toda Cuba, por eso no es de extrañar que los organizadores confeccionaran un vasto programa dedicado a su Patrona, donde, junto con los elementos religiosos, hicieron acto de presencia la danza, la música tradicional (isas, folías y malagueñas), la comida típica y el vino, y la lucha de las Islas Canarias, noble deporte autóctono que es todo un símbolo de identidad; en cuanto a esta manifestación deportiva, la ocasión dejó para la historia el primer reglamento oficial que se conoce en Cuba.
Además, en aquel ambiente de unión y solidaridad entre los miembros de la colonia canaria, agrupados alrededor de manifestaciones culturales y tradiciones de su tierra natal, surgió la maravillosa idea de organizar una agrupación de naturales de las Islas. Ese fue el necesario impulso para la Asociación Canaria de Beneficencia y Protección Agrícola, creada en La Habana un mes después de la Feria del Palmar de Junco, en el teatro Albizu, el 3 de marzo de 1872.
A lo anterior se puede agregar algo muy singular, que tiene relación con la numismática: el 2 de febrero de 1872, en Matanzas, se entregaron medallas recordativas —se desconoce la cantidad—, una de las cuales, al menos, ha llegado hasta nuestros días, y que dice textualmente:
Medalla de la Virgen de la Candelaria, el mencey y los guanches. Anverso: NUESTRA SRA. DE LA CANDELARIA. Reverso: FIESTA CON FERIA/ EXPOSICIÓN POR LOS/ NATURALES/ Y ORIUNDOS/ DE CANARIAS/ MATANZAS/ 2 Fro. 1872. Metal blanco. Ovalo 2, 1 cm. La Laguna. Propiedad de D. Cayetano Gómez Felipe. Figuró en la Exposición del Círculo, cat. Cit., p. 12, n.º 35.
También es importante decir que en 1992 vino a Cuba una delegación desde el archipiélago canario, compuesta por alrededor de treinta personas y las acompañaba el luchador e historiador Salvador Sánchez, conocido como Borito, el cual traía una placa conmemorativa para develarla allí, porque se cumplían entonces ciento veinte años de aquella primera luchada¹ oficial en Cuba, lo que no se pudo realizar y desde entonces se exhibe en el museo provincial.
Por último, se puede agregar que después de fundada la actual Asociación Canaria se celebró en el Palmar de Junco, en octubre de 1993, un encuentro de lucha canaria entre un equipo del Hogar Canario de Caracas, dirigido por el inolvidable herreño² Gerardo Quintero y otro de la Delegación Canaria de Cabaiguán, para homenajear aquella luchada del 2 de febrero de 1872.
Como se presume, los organizadores de aquella lejana Feria del siglo xix en el Palmar de Junco, no pensaron que en este lugar quedarían recogidos y se hermanarían en la historia de manera tan singular dos símbolos identitarios de los pueblos canario y cubano, respectivamente: La Candelaria y el béisbol.
Por lo tanto, es acertado sugerir desde estas páginas, que es meritorio y justo que se inaugure en el histórico y emblemático Palmar de Junco de la ciudad de Matanzas, el Salón y Museo de la Fama del Béisbol Cubano y que, además, en él, se coloquen dos placas ajenas al deporte nacional cubano: la primera, fue traída expresamente desde Canarias hasta Cuba, en septiembre de 1992, por una delegación de la Asociación de Amistad Canario-cubana de Las Palmas de Gran Canaria, a iniciativa de Borito, para recordar de manera particular aquel evento deportivo autóctono de sus queridas islas; y la segunda, la que se construiría de manera exclusiva, para perpetuar aquella Feria de profundas raíces canarias, concebida, solo por inmigrantes isleños, para homenajear a la Virgen de la Candelaria, la Patrona de su archipiélago.
Mario Luis López Isla
Presidente del Comité Municipal
de la UNEAC de Cabaiguán, Sancti Spíritus
1 Término utilizado por los habitantes de las Islas Canarias cuando se refieren a su deporte nacional, la lucha canaria.
2 Gentilicio de los habitantes de la Isla del Hierro, del archipiélago canario.
El desafío de una jugada
El Palmar de Junco está ahí, erguido —a pesar del tiempo— en Pueblo Nuevo, Matanzas, con su entrada simbólica, reconocible en muchas fotografías. Sin embargo, uno siempre pasa por su lado y sigue de largo sin detenerse en su belleza, en su historia. A veces, sin leer la placa que identifica y explica su valor histórico. Es como si fuera un espacio, que está, pero no nos pertenece.
Lo mismo ocurre con los bicitaxistas que esperan clientes frente a su puerta: hablan de cualquier tema, pero El Palmar le es tan lejano, que no lo ven; se les pierde en su lucha diaria para transportar a sus semejantes por las calles rectas de la ciudad.
Cuando uno se detiene a admirar el Palmar de Junco, pintado de verde, con su cerca que lo delimita, bordeándolo, ocultando el terreno y sus gradas, se da cuenta de esa belleza mítica que esconde. En ocasiones, parece que va a perderse en la desidia y, sin embargo, vuelve a renacer, se levanta del olvido que a veces lo corroe, y sus torres se recuperan y encienden.
Fanáticos del béisbol llegan a Matanzas y lo buscan; al menos, amigos del arte, que aman el deporte de las bolas y los strikes siempre me piden visitarlo; entran y se quedan allí, mirando el lugar que conserva —como ningún otro— el pasado del béisbol en Cuba. A veces, los muchachos de la Academia Provincial juegan durante sus visitas; o si está vacío, aprovechan para pararse en el box e imaginan que juegan, que las luces se encienden y comienza su historia, esa que explico a los visitantes en fragmentos dispersos, la que Alfredo Santana cuenta en este libro necesario para el acercamiento a un estadio que ha visto demasiado.
Muchos —al visitarlo— esperan más de un lugar legendario. Todavía no es lo que debía ser, lo que estoy seguro que va a ser algún día —les explico, siempre optimista— y narró los proyectos posibles, los cuales se deben concretar en un futuro no muy lejano. Es lo mismo que sueña el autor de este libro, que además de escribir su historia, después de publicar en esta misma editorial las biografías de Martin Dihigo y José de la Caridad Méndez, lo defiende en todos los espacios, en que le es posible, con la pasión y vehemencia que le son características.
Antes —además de muchísimos artículos, algunos polémicos— he leído un pequeño libro que me legó Israel Moliner Rendón, que fue el primer historiador de la ciudad; pero Santana se adentra de una manera profunda y rigurosa en el Palmar de Junco, a su manera, con el lenguaje que caracteriza siempre sus libros: revelando aspectos sobresalientes y desconocidos de sus personajes, no importa que sean peloteros o un terreno con una historia sensacional, que habla desde sus pasado y presente.
A Alfredo Santana lo conocí durante la presentación de su libro sobre El Inmortal en la Universidad de Matanzas. Coincidimos en la promoción de mi obra Béisbol, estrenada en el año 2007 por Vital Teatro. Desde entonces conocí sus desvelos, su insistencia por defender la importancia del Palmar de Junco en la historia de la cultura cubana; persistente como pocos, este abogado de profesión, conocedor de leyes y resoluciones, ama el terreno, su historia y leyenda; el terreno donde se jugó por primera vez, oficialmente, el béisbol es su gran pasión; conoce cada pedazo de ese lugar hermoso y a veces solitario.
La defensa del Salón de la Fama del Béisbol Cubano es una lucha perseverante, que lleva a cabo con respeto a los otros, pero siempre buscando la concreción de lo que es justo. Con declaraciones y documentos, lo defiende como un quijote que avanza bate en mano. A su alrededor, ha reunido amantes del béisbol, investigadores o apasionados.
Para el aniversario 140 —que se celebrará en el año 2014— de ese primer juego, este libro constituirá un hermoso regalo; desde sus páginas se podrá ver o imaginar lo que es un sueño: el Palmar de Junco será un lugar de peregrinación para los que aman el béisbol, como lo es el Globo, en Londres, donde se estrenaron las obras de William Shakespeare, una de las primeras cosas que solicité, cuando llegué a Inglaterra, fue visitarlo; es un lugar de culto, en el suelo están inscritos los nombres de los actores más famosos que han interpretado sus textos. Los guías llevan a los visitantes por las diferentes partes del teatro, mientras jóvenes actores ensayan o representan una de sus obras. Así imagino a nuestro Palmar de Junco, algo vivo, que rinda culto a la memoria de nuestro deporte nacional. Puedo imaginar a cada uno de los que jugaron en su terreno defendiendo su equipo. En el césped se confundirán generaciones de atletas de todas las épocas. Una pelota cruzará el cielo, se perderá tras la cerca y junto a Alfredo Santana, muchos saldrán a capturarla para ganar un partido inolvidable, el de la leyenda viva; mientras, el Palmar sigue abierto para que la gente llegue, para que experimenten que sus espíritus se unen a los de muchos y comience un juego, único e inolvidable.
Ulises Rodríguez Febles
Autor de la obra teatral Béisbol
Introducción
En el béisbol está casi todo lo que humano, biológica o socialmente
los seres humanos de la Isla experimentan: la sensualidad,
las confrontaciones ideológicas, la historia, las costumbres.
La pelota es un patrimonio que vive y se modifica con el decursar
de las circunstancias y las visiones de los que juegan,
y también de los que observan.
Ulises Rodríguez Febles
Amigos lectores, lo que me ha inspirado a escribir esta obra, es darles a conocer, entre otras razones, el porqué he dedicado parte de mi vida, especialmente estos últimos años de mi existencia, a la atención de un sitio de la geografía e historiografía cubanas conocido como Palmar de Junco
; quizás muchos, al escuchar este nombre, lo relacionen de inmediato como el lugar donde se escenificó en Cuba, el primer juego oficial de béisbol de que se tengan noticias; sin embargo, la historicidad de este lugar se extiende algunos años antes, cuando en esa llanura de la barriada neopoblana,³ de la ciudad de Matanzas, conocida también como la Estancia La Blanca
o Estancia Blanca
, tuvieron lugar otros acontecimientos que nada tenían que ver con la práctica de esta disciplina, que más tarde se convirtió, en lo que para muchos constituye el pasatiempo y deporte nacional.
3 Gentilicio de los habitantes del barrio Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas.
Antes de adentrarme en el tema, comentaré que he pretendido hacer una recopilación de lo más significativo durante la investigación histórico-deportiva, realizada por varias generaciones de historiadores, sobre todo habaneros y matanceros, los cuales me inspiraron para llevar adelante esta obra que, indudablemente, no es solo mía, sino también fruto del desvelo de todos ellos, así como de otros que sin ser oriundos de estas provincias han contribuido al desarrollo del béisbol a nivel nacional.
A continuación, se podrán percatar de la diversidad de acontecimientos vinculados con este lugar y su estrecha relación con los orígenes del béisbol en Cuba, el porqué fue erigido Monumento Local en el año 1979, y que más tarde en el año de 1991 fuera declarado Monumento Nacional y donde se instaurará, sin lugar a duda, más temprano que tarde, el Salón y Museo de la Fama del Béisbol Cubano de todos los Tiempos. No obstante, a pesar de estos méritos acumulados, no piensen que este sitio siempre vivió momentos de gloria y esplendor, pues aunque parezca una perogrullada son más, a mi entender los tiempos que ha estado sumido en el más profundo olvido y total abandono, que los que ha disfrutado de digno y merecido reconocimiento.
Es precisamente esta una de las causas que me ha motivado para investigar y divulgar este lugar, con el propósito de que el público en general conozca la ingratitud que ha recibido esta joya del Patrimonio Nacional de los hijos de esta tierra; ya es hora de que las generaciones presentes y futuras sepan apreciar, en su justa medida, lo que este lugar significa para los matanceros en particular y los cubanos en general, ya es hora de decir ¡basta!, y acabar de una vez y por todas, de tomar el toro por los cuernos
ante este problema, pues el Palmar de Junco, no es solo de Cuba, sino que ya forma parte, de acuerdo con el criterio de muchos, del patrimonio deportivo-cultural de toda la humanidad.
El hecho de no poseer una alta riqueza arquitectónica en sus instalaciones, no le resta mérito a la hora de evaluar sus altos valores culturales y espirituales, y lo que estos han perdurado, dándole real significación a las diferentes etapas por las que ha transitado a través de su historia, y a quienes fueron protagonistas de portentosas hazañas en su predios, siempre relacionadas con el advenimiento de esta disciplina deportiva, razón más que suficiente para que perdure, eternamente, el Palmar, como sitio gestor por las incontables proezas allí acaecidas.
No seríamos justos ni honestos con nosotros mismos, sino planteáramos la urgente necesidad que tenemos todos, de tomar conciencia de lo que este lugar significa, y no perdiéramos un minuto, en realizar todo lo que estuviera a nuestro alcance para que no se destruya y continué siendo lo que fue siempre, sitio sagrado de la ciudad y el país
, elevar a todos nuestro clamor y defender con todas nuestras fuerzas el derecho de que siga existiendo, como digno heredero de las más genuinas tradiciones de este pueblo que lo siente suyo y que no tengamos que pasar por la vergüenza de ser cómplices de su destrucción; démosle el lugar que le corresponde y estaremos cumpliendo con una deuda de gratitud que, aunque no pueda ser saldada en su totalidad, al menos la disminuya en parte, porque todo lo que hagamos por él será poco, en relación con lo que ha aportado a nuestra cultura, a nuestro deporte y a nuestras más puras tradiciones, por lo que significa como símbolo de identidad para todos los que han sabido venerarlo.
Si este mensaje es comprendido e interiorizado, todos nos sentiríamos hondamente satisfechos, y se cumpliría el objetivo fundamental de esta obra.
Primer juego oficial de béisbol en Cuba
El juego de pelota o béisbol tiene sus antecedentes históricos en la región de Matanzas, alrededor del año 1865, e incluso, para algunos historiadores, sus inicios se remontan a varios años atrás; en esa época ya se jugaba en placeres, solares, calles y, naturalmente, en el hoy centenario Palmar de Junco.
En la sección Gacetilla
, del antiguo periódico matancero Aurora del Yumurí, se alude con frecuencia a la bulla y escándalo
que la juventud de aquella época provocaba, como es natural, en este tipo de juego. Una vez que los cubanos se familiarizaron con ese atractivo deporte, es de imaginarse que lo acogieran como suyo, y comenzaran a organizarlo y practicarlo.
De acuerdo con la historia, la práctica no regulada de la pelota, en las calles yumurinas, obligó a que se ordenara la prohibición de ese juego, bajo pena de perder la pelota y pagar los daños a los faroles del alumbrado, al que incurriera en ese delito
. La ordenanza estaba firmada por el brigadier Gobernador Político de Matanzas. No obstante, el juego de pelota continuó practicándose con creciente entusiasmo, en los antiguos terrenos conocidos desde 1840 bajo el nombre de Palmar de Junco
, una extensa llanura de 52 875 m².
Hubo un tiempo en que existieron criterios diversos sobre la fecha exacta del primer encuentro de pelota celebrado en Cuba, debidamente organizado, con todos los requisitos del reglamento, es decir, uniformes, árbitros, anotador oficial, etc. Ahora bien, las evidencias de la mayoría de los historiadores del país sitúan el domingo 27 de diciembre de 1874 como el punto inicial de un juego oficial celebrado, entre el equipo Havana Base Ball Club y el Matanzas Base Ball Club, cuya descripción fue publicada por el periódico Aurora del Yumurí, en su edición del 29 de diciembre de 1874, y del primer box score que se tenga noticias en Cuba, ejemplar que se encuentra en la hemeroteca de la Biblioteca Provincial Gener y Del Monte, y en una crónica aparecida cuatro días después en el periódico satírico teatral El Artista de La Habana.
Pese a las afirmaciones de algunos historiadores habaneros que han ubicado, entre los años 1878 y 1880, el primer juego organizado que se escenificó en Cuba, ya en la actualidad se acepta por la inmensa mayoría, que el efectuado el 27 de diciembre de 1874 fue el primero y, precisamente, en Matanzas, en el viejo Palmar de Junco, pues, reitero, existen antecedentes de que fue ese día y no otro de ese año, cuando se celebró en esa provincia y la Isla ese primer juego de pelota, de acuerdo con la reseña que apareció en el mencionado periódico matancero. También se afirma que el 29 de diciembre de 1878, se organizó el primer campeonato de béisbol profesional en Cuba; dentro de las sedes también se contempló al Palmar de Junco, los terrenos en Línea y G, de El Vedado y de Tulipán en el Cerro.
El diario Aurora del Yumurí⁴ recogió el martes 29 de diciembre de 1878 este histórico acontecimiento y, luego de haber transcurrido más de 134 años, ha pasado a constituir la única evidencia escrita