Justo antes de la boda
Por Linda Miles
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
En el arrebato del momento, todo parecía muy sencillo. Chase le estaba ofreciendo un matrimonio de conveniencia temporal para mantener los cotilleos a raya y el orgullo de Natasha intacto. Pero el día después de la boda, alojada en un hotel increíblemente romántico de París, con su nuevo marido, Tasha descubrió que ni siquiera los matrimonios fingidos eran sencillos...
Relacionado con Justo antes de la boda
Títulos en esta serie (100)
Corazón de madre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El sueño de su vida: El deseo de un padre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rescatar un corazón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Más de cien besos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn bello romance Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Algo tan irresistible: Duos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Conspiración para dos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Encanto inocente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa a medida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dos bodas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Enamorada de su jefe Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Siempre será él Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Sólo queda un soltero: Casado con la hija del jefe (6) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Secretos en palacio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Regalo de Navidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBajo la superficie Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Amantes de nuevo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Papá por error Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La mejor familia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ocurrió en Venecia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La pasión del jeque Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El sueño más real Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Rivales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El fin de los sueños Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl mejor marido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El valor de un millonario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las raíces del pasado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHuyendo del hombre perfecto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El secreto de la heredera Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La mejor proposición Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Renacer entre brumas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando te hablo: El legado de Windraven Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El día de la venganza Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEscenas de pasión Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA primera vista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCambio de estación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Con solo una caricia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPersiguiendo la verdad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReserva para dos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tatuaje para dos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mi adorado enemigo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sueño De Amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMás que belleza Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuego en la oscuridad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPerdón familiar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmar a un extraño Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMundo oscuro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl color de tus ojos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa melodía del silencio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmores culpables Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una bella sospechosa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSueños y esperanzas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi infierno: Old-Quarter (ES), #2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor siempre perfecta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Algo privado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRecuerdos en la oscuridad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNubes de tormenta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEntre la obligación y el placer: Amores por sorpresa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn hombre bueno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tan lejos... tan cerca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Romance para usted
Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rojo y negro Calificación: 5 de 5 estrellas5/550 Microrrelatos calientes Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Después de Ti: Saga infidelidades, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuento de Navidad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Contrato con un multimillonario, La obra completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de amar Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Besos a medianoche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Como Llamas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un orgullo tonto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Dos Mucho para Tí Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El protector Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Por el camino de Swann Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Jules Verne - Obras completas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo besa: Serie Contrato con un multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una noche con ella Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las tres reglas de mi jefe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novio por treinta días Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Marcada por el alfa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tesoro Oculto: Stonebridge, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL ALIENISTA: Machado de Assis Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos amigos no se besan Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El maestro y la virgen Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Asistente Virgen Del Billonario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Luna Que Él Rechazó: Volumen 2 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Llámame bombón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Obras - Coleccion de Guy de Maupassant Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Justo antes de la boda
2 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Justo antes de la boda - Linda Miles
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 1999 Linda Miles
© 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Justo antes de la boda, n.º 1465 - enero 2021
Título original: Last-Minute Bridegroom
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, Jazmín y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.
Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1375-146-7
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Créditos
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Si te ha gustado este libro…
Capítulo 1
LLOVÍA torrencialmente en la oscuridad. El viento aullaba entre los árboles. No era la mejor noche para subir andando tres kilómetros por una carretera rural, pero a Natasha Merrill no le quedaba otra opción. El servicio de taxis más cercano estaba a cincuenta kilómetros de allí, y había llamado por teléfono a la casa, pero no habían contestado.
No era la primera vez que había mirado enfurecida desde la cabina telefónica de la estación hacia la casa de la colina. Todas las luces estaban encendidas; su padre estaba en casa, pero el teléfono sonó diez, veinte, treinta veces y no contestó. Estaría en su estudio, y desde allí no se oía el teléfono. Personas que no conocían bien a su padre le habían señalado que podría poner una extensión en su estudio sin mucha dificultad.
—Podría –era su respuesta habitual—. Pero entonces tendría que trasladar mi estudio a otra habitación donde no me molestase el teléfono.
Tasha suspiró. Había intentado hablar con él desesperadamente todo el día, pero en ese momento casi se alegraba de no haberlo localizado. No quería decírselo por teléfono. Quería arrojarse en sus brazos y llorar hasta hartarse. Él no podría hacer nada, pero no importaría. La abrazaría, hablaría de lo ocurrido y, al cabo de un rato, recordaría algo completamente irrelevante, pero más interesante para un profesor de filosofía. Entraría en una discusión sobre alguna cuestión filosófica e insistiría en que ella también participara, y así se olvidaría de Jeremy y de lo que le había hecho.
Un relámpago iluminó el cielo. Segundos después se oyó un trueno. Estaba calada hasta los huesos, pero casi se alegraba de la violencia del tiempo. Durante unos segundos le hacía olvidar la catástrofe que era su vida. ¿No iba a aprender nunca? Porque lo peor era que no se trataba sólo de Jeremy. Había descuidado sus estudios en la universidad por dedicar demasiado tiempo a promover varias producciones teatrales protagonizadas por Malcolm, su novio. No había sido una relación ideal, pero ella había hecho todo lo posible para que funcionase; entonces, Malcolm había conocido a la hermana de un famoso productor y la había dejado plantada.
Tasha aprobó los exámenes finales por los pelos y encontró un trabajo a pesar de sus referencias que, merecidamente, dejaban mucho que desear. Empezó desde abajo en el departamento comercial de una editorial, trabajando como una loca para olvidar lo de Malcolm, y pronto obtuvo un ascenso. Justo cuando las cosas empezaban a irle bien empezó a salir con Colin, un aspirante a escritor. Colin se fue a vivir con ella, pero olvidó pagar el alquiler durante dos años, y luego se casó con una conocida agente literaria. Tasha no era de la teoría de que los hombres fueran unos canallas, pero ¿por qué siempre acababa con esa clase de hombres que no entendía que una relación era un dar y tomar? Encontró otro trabajo en el departamento comercial y de promociones de una famosa revista femenina, tuvo una corta relación, desastrosa para variar, y entonces conoció a Jeremy. Y ya tenía veintiséis años. ¿Iba a ser así el resto de su vida?
Una ráfaga de lluvia le golpeó el rostro. Tasha frunció el ceño. Era una estupidez lamentarse del pasado y amargarse por cosas por las que no podía hacer nada. El único problema era que eso era mejor que la alternativa: amargarse por todas las cosas por las que tenía que hacer algo. Encontrar trabajo, por ejemplo, porque había presentado su dimisión para trabajar con Jeremy, y su sustituta llegaba esa semana. Encontrar un sitio para vivir, por poner otro ejemplo, porque el nuevo inquilino de su apartamento se mudaba también la próxima semana y Tasha, por supuesto, no iba a estar viviendo con Jeremy. Y por último, pero no por ello menos importante, horror de los horrores…no. No iba a pensar en eso. Estaba tomando la última curva del camino. Cinco minutos más, y habría llegado.
Las luces de la casa estaban encendidas. Sin embargo, si su padre no había oído el teléfono, probablemente tampoco oiría la puerta, y Tasha estaba demasiado mojada y helada para averiguarlo. Como todos los hijos, hijastros, nietos, sobrinos y primos segundos del profesor, Tasha tenía una llave. La hizo girar en la puerta principal, y entró.
Se miró, compungida, en el espejo de la entrada, y se vio tan horrible como se sentía, que ya era un decir.
Nunca había sido una belleza; lo mejor que tenía eran sus ojos de color verde grisáceo, pero estaban insertados en un rostro que combinaba unos grandes pómulos con una barbilla puntiaguda. Sus ojos, ligeramente rasgados hacia arriba bajo unas cejas oblicuas, en un buen día, daban a la extraña forma de su rostro cierto aire seductor, casi delicado. En un buen día había algo casi como de ensueño en su aspecto, con su cabello rubio platino cortado a la altura de la mandíbula como un marco brillante de sus ojos cristalinos y su pálida piel.
Ese día, sin embargo, claramente no era un buen día. El pelo mojado y pegado a la cabeza parecía paja sucia empapada y estaba pálida como la pared. Los ojos no estaban rojos de llorar porque no había podido hacerlo; sólo miraban fijamente al vacío. Era una estupidez preocuparse de su aspecto en un momento como ése, aunque viéndose en el espejo, tan poco agraciada, empapada, abatida, casi no podía culpar a Jeremy de haberla abandonado.
Hizo una mueca, y se dirigió automáticamente a las escaleras que llevaban a la parte de arriba de la casa. Su padre estaría allí, sin ninguna duda, lidiando con una recalcitrante nota a pie de página.
Había padres que resolvían las crisis amorosas de su hijas ofreciéndose a dar una buena paliza al novio, o enviándolas a Hawai de vacaciones. Y había otros padres que hablaban pensativamente del filósofo del siglo diecisiete Spinoza, quien analizaba las emociones de acuerdo a las reglas de la geometría. El profesor pertenecía a esa pequeña categoría de padre, y el resultado era que las emociones de las que él hablaba parecían existir en algún lugar del Planeta Filosofía, y no tenían nada que ver con lo que alguien pudiese sentir en el mundo real. La madre de Tasha siempre había encontrado esa actitud intensamente irritante, pero a Tasha le gustaba: le hacía sentir como si nada en el mundo real importase demasiado. Un minuto y…bueno, nada habría cambiado, pero su padre la rodearía con el brazo, le diría algo de su héroe y tal vez se sentiría un poquito mejor.
Acababa de poner el pie en el primer escalón cuando oyó el inconfundible sonido de un vaso al ser depositado en una mesa.
—¡Papá! –exclamó, y corrió hacia el cuarto de estar—. Papá, soy yo…
Había un hombre de pie, frente a la chimenea, de espaldas a la puerta.
—Me temo que no está aquí –dijo él—. He llegado esta mañana y no había rastro de él.
Tasha se quedó muda, mirando al hombre que volvía el rostro hacia ella con una burlona sonrisa. Había recorrido seis kilómetros en bicicleta, trescientos kilómetros en tren y más de tres kilómetros a pie bajo una lluvia torrencial para encontrarse sola con el demonio de su primo Chaz.
Chase Adam Zachary Taggart parecía salido de uno de esos anuncios donde unos hombres altos, ágiles e increíblemente guapos corrían por las calles de París al amanecer. Estaba de pie, apoyando el peso del cuerpo en una pierna, las manos en los bolsillos, con ese garbo natural que poseía; llevaba un traje que parecía, a pesar de su deslumbrante elegancia, como si se lo hubiese echado por encima en el último momento para presentar un espectáculo, recoger un Oscar o improvisar jazz en un bar. Él había hecho las tres cosas. El rostro burlón, el pelo negro peinado hacia atrás; ojos negros que miraban cínicamente el mundo bajo unas cejas negras bien delineadas; y una boca sensual que se curvaba en una ligera sonrisa cínica. Era instintivamente grácil, terriblemente elegante, increíblemente guapo y, al contrario que ella, estaba seco.
Y se suponía que estaba a muchas millas de distancia de allí. Ella había hecho lo correcto y le había enviado una invitación para la boda hacia seis meses. Chaz había respondido que, a pesar de que le encantaría ir, sus compromisos de trabajo le impedían abandonar Nueva York en esa fecha concreta. Tasha no recordaba exactamente la grosera excusa que él había utilizado, porque se había sentido demasiado