Ariete: Antología de la más joven narrativa cubana
Por Raúl Aguiar
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Con esta antología de la más joven narrativa cubana ofrecemos al lector una muestra del talento de 25 autores jóvenes, todos integrantes o cercanamente relacionados con el hacer del grupo Ariete. El lector encontrará en estas páginas, desde la mirada fresca y casi adolescente de sus autores más jóvenes, hasta el erotismo más desenfrenado de otros, pasando por las nuevas realidades y problemáticas de la sociedad cubana de hoy En muchas de estas historias también se rompen las fronteras entre lo fantástico y lo real, el absurdo y la ciencia ficción, lo poético y el realismo sucio. Si algo une estos textos, es la vocación de mover sensibilidades, provocar al lector, ya sea a través del tema, los personajes, el lenguaje o las técnicas narrativas utilizadas. Se trata de un retorno, un regreso a una manera de contar donde otra vez importan los conflictos, la trama, el contar una historia.
Raúl Aguiar
Raúl Aguiar (Ciudad de La Habana, 1962). Escritor, miembro de la Unión de escritores y artistas de Cuba (UNEAC) y licenciado en Geografía por la Universidad de La Habana. Actualmente trabaja como profesor de técnicas narrativas para jóvenes escritores en el Centro de formación literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Ha publicado multitud de títulos, entre los que destacan: La hora fantasma de cada cual, (novela), Premio David 1989, Editorial Unión, 1994; Mata (novela corta), Premio Pinos Nuevos 1994, Editorial Letras Cubanas, 1995; Editorial Unicornio, 2004), Daleth, (cuentos), Premio Luis Rogelio Nogueras 1993, Editorial Extramuros, 1995 y Realidad virtual y cultura ciberpunk, Premio Abril 1994, Editorial Abril, 1995 y Figuras (cuento), Premio iberoamericano de cuento Julio Cortázar 2003, Editorial Letras Cubanas 2003. Tipo polifacético, también ha publicado disímiles antologías y cuentos suyos han aparecido en numerosas antologías de Cuba y el extranjero.
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Ariete - Raúl Aguiar
Ariete
Antología de la más joven narrativa cubana
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Derechos reservados © 2018, respecto a la primera edición en español, por:
© Raúl Aguiar
© Editorial Guantanamera
ISBN: 9788417283445
ISBN eBook: 9788417283308
Producción editorial: Lantia Publishing S.L.
Plaza de la Magdalena, 9, Planta 3, 41001, Sevilla
www.lantia.com
IMPRESO EN ESPAÑA-PRINTED IN SPAIN
Prólogo
En el campo literario cubano actual, la crítica no está interesada en la producción de los más jóvenes narradores. Una buena estrategia para llamar su atención es integrar una zona emergente que venga a romper de alguna manera el marasmo de la inercia realizando maniobras, invasiones en determinados espacios que fuercen al menos a una mirada sobre lo que estos jóvenes tienen que ofrecer.
Ariete es el resultado de una iniciativa grupal, que comienza sus sesiones a mediados de 2014, con algunos escritores muy jóvenes, graduados del Centro de formación literaria «Onelio Jorge Cardoso», en su gran mayoría inéditos, interesados en seguir el contacto, la interacción y debate a través de talleres de lectura, eventos y peñas literarias.
Poco a poco, de esas primeras reuniones van surgiendo nuevas propuestas temáticas y estrategias de promoción para sus obras, como la confección de una revista virtual titulada Mazorkazo y una peña de narrativa, poesía y trova, La Mazorka, que se realiza los últimos martes de cada mes en el Hurón Azul de la UNEAC. Luego de la primera peña surgió la idea de que el grupo se convirtiera en una especie de anfitrión y crear espectáculos que, aunque su base fuera la narrativa, también diera un espacio para la música, danza, performances, poesía, exposiciones de fotografía, y cuanto se les ocurriera. La peña, según el decir de algunos, ha servido para atraer a muchos jóvenes a la institución, en una especie de rejuvenecimiento que ya se estaba echando en falta en sus jardines.
Como parte de una iniciativa paralela a las actividades programadas para los meses de verano, y con el objetivo de acercar la narrativa cubana más reciente a los jóvenes, Ariete propuso el primer evento que aunaba el rock y la literatura. A lo largo del 2015 se celebraron dos de estos eventos, el primero en Jagüey Grande y el segundo en Trinidad. Estos consistieron en charlas teóricas acerca del vínculo entre la literatura y el rock, seguidas por presentación y venta de libros y revistas, lecturas de cuentos del grupo, así como una peña multidisciplinaria que incluía lecturas, música, exposiciones de pinturas y fotos, danza y performances.
El lector encontrará en estas páginas, desde la mirada fresca y casi adolescente de Daniela Escobar o Stefany Álvarez, la más joven del grupo, los cuentos matemáticos de Claudia Damiani o el cyberpunk de Maielis González y Alejandro M. Rojas, hasta el erotismo desenfrenado de un Harley Nelson, Marian Velázquez o Luis Manuel Ruiz, pasando por las nuevas realidades de la urbe en ojos de los jóvenes de hoy que nos proponen relatos como el de Iris Rosales, Milena Hidalgo, Darcy Borrero, Damian Leal, Marlon Duménigo, Gretel Quintero o Abel Guada. En muchas de estas historias también se rompen las fronteras entre lo fantástico y lo real, como en los cuentos de Mariam Diéguez, Javier San Juan Galán, Pedro Luis Azcuy, Nguyen Peña y María de Jesús Chávez. Si algo une estas historias es la vocación de mover sensibilidades, provocar al lector ya sea a través del tema, los personajes, el lenguaje o las técnicas narrativas utilizadas. Se trata de un retorno, un regreso a una manera de contar donde otra vez importan los conflictos, la trama, el contar una historia.
¿Serán el relevo de la denominada «generación año cero» surgida a partir del año 2000? ¿Los críticos cubanos del futuro denominarán a esta como la «Generación Ariete»? El tiempo se encargará de confirmarlo, así como la evolución individual y las propuestas de cada uno de ellos. Varios de los integrantes del grupo están ganando sus primeros premios importantes y algunos ya han comenzado a publicar por separado. Quede esta antología como una carta de presentación hacia la narrativa más joven que se escribe hoy en Cuba.
Raúl Aguiar
Declaración de principios del grupo literario Ariete
Ariete es...
Un coro de voces jóvenes que da en diferentes tonos un mismo grito
Una oportunidad para crear oportunidades
Por si alguien cierra las puertas, ya sepan nuestros nombres
La locura, la voluntad, la vida y los cojones
Morder las flores para que la tierra se trague las palabras
Un «cadáver exquisito» que se construye a la luz de una botella
Es una puerta abierta cuando hay tantas cerradas
Algo aún por descubrir
Jugar en serio a ser escritor.
Ariete m. (del lat. arĭes, -ĕtis, carnero). Máquina militar que se empleaba antiguamente para batir murallas, consistente en una viga larga y muy pesada, uno de cuyos extremos estaba reforzado con una pieza de hierro o bronce, labrada, por lo común, en forma de cabeza de carnero. || 2. En el fútbol, delantero centro. || 3. Mar. Buque de vapor, blindado y con un espolón muy reforzado y saliente, que se usaba para embestir con empuje a otras naves y echarlas a pique. || 4. Proyecto literario de ciertos jóvenes narradores cubanos que se piensa como un espacio de interacción con otros géneros artísticos como la música, la danza, las artes plásticas o el performance. || 5. Revista literaria que agrupa a jóvenes con severas y crónicas inquietudes artísticas y ganas de derribar puertas cerradas.
El grupo Ariete nació quizás por azar, pero si de algo estamos seguros es de que se ha mantenido gracias al empecinamiento. El empecinamiento de un grupo de jóvenes que, de una forma u otra, hemos estado o estamos vinculados al Centro de Formación Literaria «Onelio Jorge Cardoso». Cuando en julio de 2014 terminó el curso de técnicas narrativas de aquel año curricular, algunos no se resignaron y armaron este proyecto literario para comenzar a demoler las puertas cerradas de la inercia institucional y el tedio de los espacios literarios sin lectores.
Hoy nos vemos en la necesidad de hacer una declaración de principios. Esto, aunque pudiera parecer un acto un poco trasnochado, con cierto tufillo a vetusta vanguardia artístico-literaria de principios del siglo XX, o una pretensión ingenua de trazar límites que ni siquiera tenemos del todo claros, resulta imprescindible para, al menos, marcar hacia dónde queremos dirigirnos.
Lejos de intentar establecernos como la voz narrativa de nuestra generación, queremos esclarecer aquí un grupo de aspectos que nos distinguen como conjunto, y que a la par, nos diferencian de otras generaciones literarias que nos precedieron y de los colectivos e individualidades que nos son contemporáneos:
1. Las historias que le interesan a los miembros de Ariete se distinguen por un regreso a lo anecdótico como centro de la narración. Esto no significa que no exista una preocupación por el lenguaje o la experimentación formal, pero supone un regreso a «la historia por contar», restándole importancia a las maneras, a las piruetas del acróbata, que hacían muchas veces perder de vista la red de la anécdota subyacente bajo cada texto.
2. Tendemos a una recolocación de los géneros narrativos. Si bien entre nosotros practicamos una alarmante promiscuidad genérica y conseguimos escribir indistintamente realismo sucio, ciencia ficción, erotismo, literatura del absurdo o fantasía ―por más que algunos prefieran cultivar unos géneros en detrimento de otros―, solemos marcar los lindes entre estos tipos de literatura, como quien busca que las aguas retomen su nivel luego del tsunami transgenérico que hizo irreconocibles e inclasificables muchos textos de nuestro más reciente panorama literario.
3. Oponemos al cinismo de generaciones anteriores una ironía más cautelosa, pero igual de incisiva. Somos inevitablemente descreídos ante cualquier cosa que nos huela a imposición o discurso oficial, pero no respondemos de una manera impulsiva o procaz, con el afán de hacer escándalo, y ganar notoriedad con el escándalo, sino que sutilmente calculamos el golpe más eficaz, que pensamos debe venir, siempre, de la calidad literaria.
4. Nuestras creaciones miran al pasado sin resentimiento ni rencores. La historia de nuestra nación, ya sea lejana o reciente, nos resulta, ante todo, un útil arsenal del cual tomamos lo que nos haga falta, y no sentimos pudor ante el supuesto de tener que ficcionalizar o trastocar los acontecimientos. Nativos digitales que somos, conocemos perfectamente que todo se puede maquillar ¿upgradear? con las herramientas adecuadas.
5. Nos interesan las historias individuales, las aproximaciones subjetivas a los sucesos y no las visiones de conjunto, el bloque social o el mosaico colectivo.
Ariete quiere crearse un espacio de expresión, horadar los intersticios de la cultura oficial para hacer valer su voz. Nuestra conformación como grupo literario, como minoría activa, responde a una estrategia de inserción en un campo minado de críticos que miran solamente su ombligo, de posibilidades de publicación que dependen únicamente de ganar concursos literarios, de jóvenes promesas que ya rebasan la cuarentena y de editoriales que publican por planes productivos y exigencias utilitarias.
Es por eso que nos empeñamos en irrumpir en los espacios de la cotidianidad y tomarlos por asalto. Lo hacemos en nuestras peñas mensuales en los jardines del Hurón Azul en la UNEAC, eventos teórico-literarios en otras provincias, o en el ciberespacio, desde las páginas de nuestra revista digital, de fanzines y boletines impresos en pequeño formato, cada vez que se nos presenta una mínima oportunidad.
Sabemos, lo tenemos claro: somos tan solo otra zona que emerge en el convulso panorama actual de la narrativa cubana, por más que nos disfracemos bajo la robusta configuración de un contundente ariete con cabeza de macho cabrío. Así que, sin tantas ínfulas, somos unos jóvenes que hemos decidido unirnos, porque aún creemos que la literatura es una quimera por la que vale la pena apostar nuestro tiempo y nuestros esfuerzos.
La Habana, mayo de 2015
Chica conoce chico vs. pornografía
Daniela Escobar Magariño
Ana era una chica UH¹, que devoraba películas fresita y comía chocolate cuando estaba deprimida. Marcos era un friky, que jugaba DOTA y consumía porno en cantidades industriales. Ana ya no era virgen, aunque lo pareciera. Marcos había estado con más mujeres de las que pudiera recordar, y nadie lo ponía en duda. Estaban hechos el uno para el otro. Por supuesto, solo era cuestión de tiempo que se conociesen.
Fue un sábado por la noche en la Fábrica de Arte mientras Ernesto Blanco se desgañitaba en la tarima. Marcos logró darle un primer beso y después se manosearon por las distintas naves durante el resto de la noche. Pero cuando Marcos intentó anotar, Ana cerró las piernas.
A Marcos aquello le dolió tanto que a los dos días estaba invitándola a salir. Fueron al cine. Esta vez, Ana sí abrió…la mano, para sostener la de Marcos en el momento en que se le llenaron los ojos de lágrimas porque Ashton Kutcher le había hecho un CD de canciones para la menstruación a Natalie Portman. Después hubo que enfriarse con un par de helados de Coppelia, y a Marcos le tocó una lengua con beso como premio por su buen comportamiento.
La segunda cita fue en casa de ella. Había iniciado con el logotipo de «Mis padres no duermen aquí hoy», y la invitación se había disfrazado de una noche de películas. «Un clásico», dijo ella. «Una excusa bien elaborada», pensó él; así que preparó su dotación de condones y afinó su puntería para disparar en la escena más caliente de Matrix. No sabía que lo esperaba Cuando Harry conoció a Sally y una abuela medio sorda a modo de chaperona. Esta vez solo logró abrir el ajustador de Ana, y eso porque la atrapó en un momento de debilidad, luego de que Meg Ryan fingiera su orgasmo en la cafetería y ella le confesara que nunca había tenido uno.
De repente, nadie sabe cómo, las dos citas se convirtieron en tres, y cuatro, y visitas a conocer a los padres y meses y más meses, y la abuela sorda dejó de ser chaperona para convertirse en la dulce viejecita que te hacía un flan cuando ibas a verla, y dedicaban los paseos a debatir sobre si era prudente que Carrie dejara o no a Mr. Big de nuevo o sobre quién pudiera ser Gossip Girl, y los sábados por la noche preferían el Café Fortuna que la Fábrica. Aun así, Marcos todavía no le había pasado la cuenta.
Pero había que esperar, porque ella tenía que estar enamorada, porque todo tenía que ser especial. Porque para que funcionara, tenía que ser en el momento justo, con velas, y hasta carroza con caballos de ser posible. Era obligatorio esperar, al fin y al cabo, Alex Pettyfer había esperado por Vanessa Hudgens porque estaba enamorado de ella, por el romance. ¿A dónde había ido el romance? ¿Por qué ya nadie regalaba jardines de rosa, o miraba las estrellas o escribía cartas a mano? Después de todo, ¿cuál era el apuro por el sexo? Hacer el