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La larga espera de los coches renovables
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La larga espera de los coches renovables

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En 1991 existían dos mil coches electrosolares circulando en Suiza, con una estación y varios Puntos de Recarga de Energías Renovables, pero nadie lo sabía.

¿Imaginas que una estudiante intentara que las administraciones públicas de las islas Canarias y de España copiaran ese modelo? ¿Que a punto de lograr un área de Recarga Renovable en 1992 en Tenerife —con el beneplácito de multinacionales petrolíferas— las Administraciones locales retrocedieran por el deseo de introducir el gas en Canarias? Esta historia es real y Elena Martín, activista y educadora, decide sacarla a la luz. En las páginas de este libro nos cuenta el periplo de la matriculación del primer coche eléctrico en España gracias a la participación ciudadana, una lucha de poder que involucra a activistas, ciudadanos, la administración y diversas multinacionales.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 dic 2017
ISBN9788468517827
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    Desde Tenerife para el mundo, es un libro cargado de lucha y de activismo medioambiental en tiempos difíciles. No se lo pierdan!!

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La larga espera de los coches renovables - Elena Martín Fierro

Bibliografía

Prólogos

Los coches eléctricos ya son una realidad, y hoy en día su introducción masiva en nuestro mundo de la movilidad es un hecho y una necesidad imperante. Pero -como bien explica Elena Martin Fierro en esta obra que tienen ustedes en sus manos- la historia del coche eléctrico y su paso por nuestras vidas ha sido un camino lleno de espinas.

Existen desde mucho antes que los coches de gasolina, ya que a finales del siglo XIX circulaban miles de taxis eléctricos en las ciudades. Además, rodaban coches eléctricos privados de todo tipo y tamaños, que circulaban sin emitir ruidos ni gases contaminantes, sin tubos de escape. Muchos de ellos eran conducidos por mujeres. En los Estados Unidos, por ejemplo, en 1912 se vendieron ¡más de 30.000 coches eléctricos!

Posteriormente estos datos fueron escondidos, manipulando la historia del automóvil. Todos los elogios de los avances tecnológicos fueron atribuidos a los coches contaminantes. No había cabida en los medios para contar la compleja e interesante historia del coche eléctrico. Tampoco había interés general en invertir nuevamente en esta energía -la electricidad- que puede ser inagotable, dependiendo de sus fuentes. Matricular los primeros coches eléctricos -o mejor aún, electrosolares- era -como cuenta Elena- una labor titánica. A pesar de que a finales de los años 90 del siglo XX tuvimos la oportunidad de cambiar toda la infraestructura de la movilidad en las ciudades por vehículos no contaminantes.

Cada vez que fallaba el suministro de petróleo o el sector económico, se manipulaba la producción creando una escasez ficticia para poder aumentar su precio y la dependencia. En el momento en que el coche eléctrico daba nuevos indicios de vida, inmediatamente era estrangulado y callado por los grandes lobbies. El coche eléctrico no solo fue ninguneado -tras sus varios intentos de entrar en nuestra vida cotidiana- sino también políticamente estrangulado, como demuestra la anulación de la Ley del Aire Puro de California, que quería obligar a la introducción masiva de coches eléctricos ya antes del cambio de milenio. Ley anulada por el entonces presidente George W. Bush, que posteriormente entró en las guerras por el petróleo.

Gracias Elena por este relato tan interesante que nos presentas aquí, tras haber vivido todos los problemas -increíbles a veces- para matricular un coche eléctrico en España. Y gracias por este espacio que me has dejado para dejar algunos comentarios.

Volker Christian Manz -el periodista de origen alemán que sale en el libro.

www.historiasdelcoche.com

Conozco a Elena desde hace muchos años. El libro me ha hecho rememorar emotivamente algunos asuntos en los que yo también participé, aunque no tan intensa y vitalmente como ella, como el espacio comunal de Roque Bermejo y otros en los que sí, como la gran manifestación multicausa, ambiental y social de 2003, que movilizó en Tenerife a unas 100.000 personas, bajo una reivindicación general que fue la lucha ecosocial contra el Puerto de Granadilla. También el curso de Gestión de Recursos Educativo Ambientales, que coordiné con Pedro Miguel Martín en 1993 y al que ella asistió como alumna en medio de sus peripecias vitales.

Hay muchas personas soñadoras, pero es más difícil encontrar a aquellas que además de serlo, son también capaces de luchar con ahínco y perseverancia durante mucho tiempo por la consecución práctica de lo que creen que hay que hacer. He visto que en algunas ocasiones su sensibilidad y expresividad hacía a otros mirar como si fuera alguien que no tenía los pies en el suelo quien tomaba la palabra, pero conociéndola, y viendo su trayectoria, Elena ha demostrado con creces una valentía y un coraje que ha hecho de ella una persona íntegra, coherente, vital, de esas que realmente son necesarias para que los cambios importantes tengan lugar en una sociedad como la nuestra.

Al leer el libro me doy cuenta de que es un relato de aventuras. Realmente sorprende el ímpetu con el que una chica estudiante fue capaz de poner en marcha lo que hizo. Eso se expresa muy bien en frases como:

Como no sabía que era imposible, lo hice. Removí cielo y tierra (…)

(…) Entonces aquellas personas más preparadas no tenían la independencia moral del dinero que yo había experimentado, y de las estructuras psicológicas de miedo que conllevan. El ánimo surgió al saber que habíamos sido capaces de romper con el sistema de la moneda de cambio. Ya iba entendiendo que muchos trabajos de carácter humanístico y científico estaban comprados a sueldo.

Al final del texto va apareciendo una Elena más reflexiva, más escéptica, con una visión lúcida acerca de las características del mundo actual, sin dejar de ser una activista social y política, desarrolla una visión más global a la que va llegando a partir de su sueño para extender el coche eléctrico solar. Se ha convertido en una activista más consciente y más paciente, que vislumbra el desarrollo de un poder horizontal, basado en el empoderamiento de las personas y las comunidades locales en los procesos en transición. Una ecologista y feminista no de discurso, sino realizada a través de su empeño sostenido durante décadas.

Alberto de Armas Estévez -filósofo, activista, técnico ambiental.

Introducción

El concepto coche renovable es paradójico. Por un lado, un coche de petróleo se renueva una y otra vez. Sus piezas tienen obsolescencia programada. Su combustible es el producto de consumo estrella del capitalismo, que puede venderse una y otra vez. Por otro lado, los coches eléctricos pueden ser alimentados con las gratuitas Energías Renovables, el terror del capitalismo.

Esta es la historia de la matriculación del primer coche eléctrico de España y Cataluña gracias a la participación ciudadana.

A este libro continuará otro llamado:

"La larga espera de los coches renovables II. Cuando la gente se moviliza.

El coche de aire comprimido, la CIA y la Unión Europea".

En 1991 existían dos mil coches electrosolares circulando en Suiza con una estación y Puntos de Recarga de Energías Renovables, pero nadie lo sabía.

¿Te imaginas que una estudiante intentara que las Administraciones públicas de las islas Canarias y de España copiaran ese modelo, y que importaran algún coche electrosolar? ¿Que estuvieran a punto de lograr un Punto de Recarga Renovable en 1992 en Tenerife-con el beneplácito de multinacionales petrolíferas- pero que las Administraciones locales retrocedieran por el deseo de introducir el gas en Canarias?

¿Te imaginas que esa simple estudiante les propusiera apoyar una Campaña de divulgación desde distintas Universidades y Conservatorios?

¿Un concurso de músicas internacional para coches silenciosos?

Puede ser que esa historia ocurriera.

Y que el concurso internacional de músicas inspirara a un trabajador del Instituto de Homologaciones de España a desvelar un secreto extraoficial.

La primera Campaña de Promoción Mundial de Vehículos Electrosolares participó en la primera Cumbre por La Tierra, Río 92.

Verás la reacción de Administraciones y multinacionales.

Esta es la historia de personas de a pié.

La historia dentro de las historias de luchas de poder.

Es el deseo de feminizar el transporte.

Gritos en la calle sonriendo.

Estruendos que acarician los oídos,

acostumbrados,

entrelazados por la familiaridad.

Al fin y al cabo es nuestro mundo loco.

Es nuestra obra colectiva. Son los personajes de nuestro mundo asumidos en el tiempo y sus muchos números.

Personaje 1) Rockefeller.

Personaje 2) La madre activista, acostumbrada a no llegar a fin de mes.

Personaje 3) El señor de las guerras.

Personaje 4) El religioso.

Personaje 5) La hippie occidental.

Personaje 6) La funcionaria.

Personaje 7) La señora criada en el franquismo.

Escena 1

La niña desea que su madre vaya a verla a la fiesta de navidad, que es lo más divertido de su régimen militar en el cole. Ahí están agazapadas y agazapados en el patio, con los familiares alrededor.

Personaje 7) La señora criada en el franquismo.

El nieto rubio de tres años desborda sus ojos azules en ruborosas lágrimas de desesperación. Lo tienen sentado en el patio al sol. Entonces su yerno lo coge en brazos. La profesora le grita un no. Que no haga eso. Que deje a su hijo abrirse en el suelo al mundo.

Personaje 2) La madre activista, acostumbrada a no llegar a fin de mes, sin miedo.

Capítulo I. Sin género.

La parte masculina del ser humano: luchar para crear.

1) Año 1816. El invento de la ciencia ficción.

Sigo llevándote por las escenas de tu imaginación. Esto no es ficción. Mary Shelley era la hija de la filósofa feminista Mary Wollstonecraft, con quien comienza la historia del feminismo con su Vindicación de los derechos de la mujer (1792), y a la que llamaron la hiena con faldas.

Una noche de tormenta -hace justo doscientos años, el 16 de junio de 1816- Lord Byron, Mary Shelley y algunos poetas y escritores que venían de Londres se encontraban en una casona de Suiza. Esa noche habían de inventarse una historia. Mary Shelley tenía 20 años. Había huido de Londres con su novio casado, un poeta y simpatizante de las ideas políticas de su padre. Hizo una apuesta con Byron y creó el personaje de Frankenstein, a partir de una pesadilla que ella había tenido a los 18 años. Se imaginó poder crear vida e inauguró la ciencia ficción en la Historia de la Humanidad, con la historia del científico que -gracias a la electricidad que tan poderosa y mágica se sentía entonces- revivía cadáveres, y con él, creó el famoso personaje. La Historia ha de ser leída transversalmente. Observa -querida lectora, querido lector- que, en la sociedad calvinista de Mary, la no sumisión de la mujer estaba reñida con el mito del resucitador de Lázaros. Lo que le daba vida al famoso monstruo eran las fuerzas galvánicas, como entonces se le denominaba a lo que ahora mueve estas letras si estás leyendo esto en tu práctica tablet, o en un ordenador, querida lectora o lector, a quien saludo con cariño. La hija de Lord Byron -Ada Lovelace- es considerada la autora del primer programa para ordenadores de la Historia.

2) Mirar el mundo de otra manera.

Imagínate que -por un momento- observes el tema de los coches desde una perspectiva soñadora. Imagínate que tienes que pintar un cuadro realista de tu entorno urbano. Imagínate que tu entorno sea el escenario de una obra de teatro. Habrías de pedir permiso para paralizar el tráfico durante un tiempo, como se hace para las manifestaciones. Si no, probablemente seas atropellada. Pero esta mirada holística es la que tienen los niños y niñas. El cerebro humano tiene dos maneras complementarias de procesar el pensamiento: una de forma secuencial -como un ordenador: de un paso a otro, analíticamente, que es como se forma el lenguaje y la lógica- y otra de forma simultánea, buscando relaciones, que es el origen de la imaginación, la intuición y la creatividad. La historia que tienes ante tus ojos fue una manera holística de tratar el tema de los coches. A través de un concurso de músicas para divulgar coches silenciosos que consiguió abrir las puertas de un secreto extraoficial. Partió también -como la de Mery Shelley- desde la pacífica Suiza, donde había dos mil coches electrosolares circulando en 1991, que nadie conocía.

No eran coches Frankenstein -de chasis viejo y motores nuevos- de la bloqueada Cuba, no. Eran dos mil coches con diminutos motores eléctricos y placas solares en el techo, como un frenazo a las emisiones de CO2, hace 26 años.

Los postes de recarga en la calle estaban conectados a centrales fotovoltaicas. En enero de 1991 se inauguró la primera estación de recarga limpia del continente europeo -Citisol- de la que -sin embargo- nadie supo. Hoy -entrañable lectora, entrañable lector- Tesla Motors ha desbloqueado desde 2013 la comercialización de los coches eléctricos que tenían las multinacionales paralizados hace medio siglo como mínimo, a través de prototipos que nunca vendían. Tesla Motors -lograda con dinero de la creación del programa de pagos y cobros por Internet Pay Pal- llama Solar City a los puntos de recarga solares, en las casas y en la calle. Pero un cuarto de siglo antes, Citisol ya había sido posible. Gracias quizás a la relativa independencia de Suiza y al dinero negro de sus bancos, como si fuera una bolsa negra de petróleo de oro que les daba armas de iniciativa frente al control económico que mueve la energía y la psicología de la Humanidad con vara de hierro.

El silencio mediático en el que se sumió aquel proyecto me pareció tan tenebroso como la pesadilla con la que nació Frankenstein, y por eso inicié una campaña que después se presentó en la primera Cumbre por la Tierra, en Río`92.

Escribir este libro que tienes en tus manos fue la idea por la que me metí en este mundo en 1991. Quería escribir un libro sobre los coches electrosolares y lo anuncié en la revista catalana Integral. Lo que surgió después fue un movimiento social que se fraguó a través de un concurso de músicas internacional, y para presentar sus resultados compramos el primer coche eléctrico de España, tras dos años intentando que distintas administraciones se implicaran, y que -de forma vergonzosa- terminaban dando la espalda. Finalmente, la mayoría de estas líneas las escribí en 2003 y 2004, y para presentarlas compré otro coche eléctrico. Pero al final no lo publiqué, porque quise que el relato fuera más emotivo y para ello transformarlo en una novela que en breve publicaré. Me cuesta hablar de este tema. He pasado años tratando de no sentir demasiado lo que sé acerca de los coches, las multinacionales, las administraciones, y la psicología de masas. Siendo consciente del Cambio Climático y sus alternativas silenciadas. Siendo feliz criando mis dos hijas y mi hijo. No pensando mucho en aquel sueño espantoso de Suiza que dividió mi vida en dos. No me gusta hablar de este esto porque hace veintisiete años me di cuenta de cómo funciona el mundo capitalista, y no es de una manera especialmente agradable. La invasión de Irak me hizo retomar el tema. El libro es como un parto largo y doloroso que ahora ve la luz alegremente. Es lo que entonces sucedió y que cambió mi vida como un vuelco.

-Ha llovido mucho desde entonces -me dijo un profesor de un curso de educación ambiental en 1993, hace unos días, en medio de movimientos sociales.

-Ha llovido y también se ha manifestado el Cambio Climático -respondí.

Esta tardanza en publicarlo se ha debido quizás a no encontrar el momento adecuado por la ausencia de expectativas reales. Me topé con un imperio no sólo económico, sino de psicología de masas.

Pero hoy no sólo por fin se han desbloqueado los coches eléctricos de las multinacionales. Este desbloqueo ha coincidido con que las mareas de importantes movimientos sociales en España responden al sistema capitalista de una forma magnética, identificando el problema de que nos gobiernan -realmente- multinacionales. Diciendo que la economía va más allá de nuestros estados de derecho, gobernada

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