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La Selva Roja
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La Selva Roja

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En casi 400 páginas reforzadas con más de 50 fotos históricas, el libro La Selva Roja, es en esencia la historia política de las Farc, porque analiza el inocultable maridaje histórico de este grupo narcoterrorista con los miembros del Partido Comunista Colombiano, correlacionado con la teoría marxista-leninista de la combinación de todas las formas de lucha.
Dividido en tres etapas puntuales: bandolerismo crónico, barbarie comunista y narcoterrorismo fariano, el libro resume la trayectoria delictiva de Pedro Antonio Marín alias Tirofijo cabecilla de las Farc durante casi cinco décadas; reconstruye la coyuntura histórica y razones por las cuáles una disidencia de las Farc creó el M-19; explica los pormenores de la masacre de Tacueyó perpetrada por Javier Delgado hombre de confianza del Secretariado de las Farc; la incidencia de las sexta y séptima conferencias de las Farc en la inmersión en el narcotráfico; la organización de las autodefensas campesinas revolucionarias después convertidas en Milicias Bolivarianas y el viraje de las Farc en banda narcoterrorista.
La Selva Roja es catalogado por expertos en el tema, como el más concreto y completo análisis escrito, acerca de la evolución política, financiera y armada de las Farc desde su nacimiento en 1964, debido a que su contenido se sustenta en documentos incautados por tropas de la Séptima Brigada durante la Operación Colombia contra el Secretariado de las Farc en Casa Verde.
La bibliografía utilizada por el autor para escribir La Selva Roja, contiene textos escritos por Tirofijo y Jacobo Arenas, el resumen de todas las conferencias guerrilleras y los plenos ampliados del Secretariado de las Farc, el reglamento de las Milicias Bolivarianas y los llamados "documentos programáticos" de las Farc, verbigracia el Programa Agrario Guerrillero, el Reglamento Fariano, la guerra de guerrillas y los libros escritos por Jacobo Arenas.
En síntesis, La Selva Roja es un libro de historia contemporánea colombiana y una radiografía de la perversa influencia del terrorismo comunista en el desorden público que ha afectado a Colombia desde la década de los sesenta, cuando el Ejército exterminó los grupos de bandoleros liberales y conservadores, pero por miopía estratégica de la dirigencia política por siempre ajena a los intereses nacionales, las guerrillas comunistas encabezadas por Tirofijo se fortalecieron en el Sur del Tolima y se extendieron como el cáncer por toda la geografía nacional.
Por su estructura literaria y su concisión académica, La Selva Roja fue el primer libro que condensó con argumentos sólidos los componentes básicos del Plan Estratégico de las Farc, así como, el primer texto que reveló con detalles precisos la realidad de la vida al interior de las Farc, en particular el terrorismo contra sus propios integrantes.
En conclusión, desde la aparición de las guerrillas comunistas en el escenario político nacional, sus representantes legales y clandestinos han insistido en la importancia vital de la dirección político-militar unificada, para que ambas labores interactúen con reciprocidad. Es imposible separar el accionar armado de las Farc, de las líneas de implementación estratégica y política, trazadas en los congresos y plenos del Partido Comunista. Lo contrario equivaldría a no combinar todas las formas de lucha, y a negar la esencia misma del marxismo-leninismo.
Dada su importancia académcia militar en temas de guerra asimétrica, la Biblioteca del Ejército del Brasil (Biblex) tradujo esta obra al idioma portugués bajo el título Terrorismo Na America do Sul.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 feb 2017
ISBN9781370105069
La Selva Roja
Autor

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    La Selva Roja - Luis Alberto Villamarin Pulido

    TABLA DE CONTENIDO

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    BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR

    NOTA DEL AUTOR

    COMPROMETEDORAS CONCLUSIONES

    CAPÍTULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO IIII

    CAPÍTULO IV

    CAPÍTULO V

    ANEXO NO. 1

    Bibliografía

    OBRAS DEL AUTOR

    BREVE BIOGRAFÍA DEL AUTOR

    Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá-Cundinamarca, coronel de la reserva activa del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar, más de la mitad de ellos de-dicado a operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en el país.

    Distinguido entre sus compañeros de armas en quehaceres operacionales y académicos castrenses, pues, además de ser un brillante comandante de tropas en el campo de batalla, ha plasmado su visión investigativa en 33 libros y más de 1000 artículos de su autoría, relacionados con el complejo conflicto colombiano, el terrorismo internacional, la geopolítica, la defensa nacional y la historia patria.

    Miembro de la Sociedad Bolivariana de Colombia, la Academia de Historia del Huila y la Academia Colombiana de Historia Militar; este oficial lancero, paracaidista y contraguerrillero rural ha recibido los galardones Latino Literary Awards 2003 por el libro La Silla Vacía en Los Ángeles-California; Verdadero Orgullo Hispano 2006 por la obra Delirio del Libertador, en Elizabeth New Jersey; y Premio Internacional de Literatura, Jairo Hoyos Salcedo 2009 en Washington D.C, por el texto Complot contra Colombia.

    Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, portugués, alemán, francés y polaco. Su libro titulado En el Infierno es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en prestigiosas universidades del mundo, tales como Harvard en Estados Unidos, Complutense en España, Autónoma de México y Los Andes de Colombia, para la elaboración de tesis de pregrado, postgrado, maestrías o doctorados en temas afines a sus escritos.

    Ha sido entrevistado como analista especializado para programas de opinión en estaciones de radio y televisión de diversos países, de manera individual o como participante en paneles de expertos internacionales en asuntos estratégicos atinentes al terrorismo, los conflictos armados, la guerra de guerrillas, la geopolítica, la defensa nacional y la seguridad hemisférica.

    El Instituto Colombiano de Ciencia y Tecnología de Colombia (Colciencias) avaló su registro en el CVLAC en las especialidades de Ciencias Militares, Ciencias Políticas y Ciencias Sociales, en la base de datos que agrupa a los investigadores científicos de Latinoamérica y el Caribe.

    Nota del autor

    El trasiego histórico de la violencia de las Farc contra Colombia, en desarrollo de la guerra revolucionaria orientada por el Comité Central del Partido Comunista, se divide en cuatro etapas definidas:

    1. Bandolerismo crónico e inicio de la barbarie comunista (1964-1970) 2. Terrorismo comunista (1970-1982) 3. Narcoterrorismo (1982 en adelante) 4. Búsqueda de estatus de beligerancia e internacionalización del conflicto (2000 en adelante)

    No obstante las evidencias, el Partido Comunista Colombiano ha negado en público los nexos con el grupo narcoterrorista, por medio de la propaganda marxista-leninista especializada en mentir, distorsionar la realidad y acomodar los hechos a los intereses del Plan Estratégico de las Farc para la toma del poder por medio de la combinación de todas las formas de lucha.

    Para el efecto, las Farc y el Partido Comunista Colombiano cuentan con la actitud cómplice de Organizaciones No Gubernamentales, verbigracia los autodenominados Colombianos por la paz, el Foro de Sao Paulo, el Movimiento Continental Bolivariano, los partidos comunistas del hemisferio, sindicalistas extremistas y torvos defensores de los derechos humanos que les hacen el juego, les sirven de caja de resonancia y con total descaro, obvian los actos de terror y violaciones a los derechos humanos de las víctimas actuales y potenciales de las Farc.

    A lo largo del texto, La Selva Roja examina la génesis de la violencia narcoterrorista en Colombia, la influencia de doctrinas foráneas, el giro político del bandolerismo bipartidista de los sesenta hacia la barbarie comunista, el narcoterrorismo y la intromisión del Foro de Sao Paulo en aras de legitimar a las Farc.

    Para sustentar las tesis expuestas, el libro recoge testimonios de terroristas desmovilizados o capturados por el Ejército en diferentes lugares del territorio nacional y analiza los documentos programáticos de las Farc, los análisis de los computadores de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y Carlos Antonio Lozada; la historia de los terroristas escrita por Jacobo Arenas y los resúmenes de las conferencias y plenos guerrilleros encontrados en Casa Verde y en operaciones posteriores contra las Farc.

    Dentro de ese marco conceptual el hilo conductor del libro centra el análisis en el Plan Estratégico de las Farc, refinado luego de nueve conferencias nacionales guerrilleras y varios plenos ampliados del llamado Estado Mayor Central, con base en las líneas armada, política y financiera que constituyen la hoja de ruta del terrorismo comunista contra la institucionalidad colombiana.

    Después de la soberbia de las Farc en El Caguán producto de la debilidad de carácter del presidente Andrés Pastrana y el consecuente desconocimiento del Plan Estratégico del grupo narcoterrorista; durante ocho años de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez el Estado pasó a la ofensiva y causó golpes trascendentales a las estructuras de mando de las Farc, verbigracias las bajas de Acacio, Martín Caballero, Felipe Rincón, Mariana Pérez, El Paisa, Sonia la pilosa, Raúl Reyes, sumadas a las muertes de Raúl Reyes, Iván Ríos, Tirofijo y el Mono Jojoy.

    Por otro lado las connotaciones político-estratégicas de las operaciones Fénix, Jaque, Camaleón, Odiseo y Sodoma, cambiaron el curso de la guerra en lo táctico-militar, pero en contraposición aparecieron problemas político-estratégicos dada la cercanía y apoyo a las Farc por parte de los gobiernos comunistas de Brasil, Venezuela, Ecuador, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Paraguay y Uruguay, que siguen al pie de la letra las instrucciones del Foro de Sao Paulo y pretenden legitimar a las Farc.

    En síntesis, La Selva Roja ofrece al lector un amplio espectro acerca de la evolución del terrorismo comunista contra Colombia y constituye un documento de consulta histórica de mucha utilidad para quienes deseen profundizar en el complejo entorno de la paz y la guerra en el país.

    Comprometedoras Conclusiones

    Y por fin a diferencia de las demás concentraciones proletarias, campesinas o profesionales, somos en conjunto todos los integrantes de las Farc, somos decimos Partido Comunista.

    Las Farc cuyos integrantes, absolutamente todos, son militantes comunistas, tienen la obligación de crear más Partido Comunista en la periferia de las guerrillas, y tales organizaciones de masas, sindicatos, ligas campesinas, autodefensas, uniones de lucha, juntas comunales, comités pro carreteras, probables, pro salud, pro todas y cada una de las reivindicaciones específicas de acuerdo con la ubicación social y económica del campo

    Reunión del Secretariado de las Farc con Ayudantías, noviembre de 1979 en Casa Verde, zona rural de Uribe (Meta)

    Capítulo I

    Orígenes y Evolución de las Farc

    Como se deduce del texto emanado de la reunión del Secretariado de las Farc con los ayudantías en 1979, la existencia del grupo terrorista es interdependiente y recíproca, con la actuación tramposa del Partido Comunista Colombiano, colectividad política legal que escudada en las bondades de la democracia, apadrina el accionar delictivo de las cuadrillas de las Farc, sirve de enlace para relacionarlos con terroristas y propagandistas internacionales del Movimiento Continental Bolivariano y el Foro de Sao Paulo, y a la vez, defiende con vehemencia la tesis guía marxista-leninista de la combinación de todas las formas de lucha.

    Dicha combinación incluye la violencia terrorista, denominada con cinismo la lucha armada, de la que desde luego los comisarios políticos del cartel de las Farc, desconocen su responsabilidad intelectual ante la opinión pública.

    Basados en esta doble moral impulsan la guerra integral de concepción ideológica extremista, a nombre de la revolución socialista armada, que aunque caduca en otras latitudes sigue vigente en Colombia, desde la óptica del cartel de las Farc, sus ideólogos en el país, y sus actuales cómplices en los gobiernos de Quito, Caracas, Brasilia, Managua, La Paz, Buenos Aires, Montevideo y La Habana.

    De la guerrilla liberal a la guerrilla comunista

    La violencia como enfermedad social endémica, coexiste con el curso de la historia colombiana. Por desgracia, durante casi ciento cincuenta años de vida republicana, facciones liberales y conservadoras, sumidas en el fanatismo irracional protagonizaron sangrientos episodios, en esencia factores constitutivos de una latente guerra civil.

    La ceguera fratricida alcanzó el clímax mediante trazas y perfiles deshumanizantes en la época de la violencia, ocurrida en Colombia, desde finales de la década de los cuarenta hasta la mitad de la década de los sesenta, a raíz del nunca esclarecido asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948 en el centro de la capital de la república.

    Los odios políticos, materializados con dantescos actos de barbarie, revivieron en campos y veredas del país durante los luctuosos años de la violencia, atrocidades similares y peores a las sucedidas en guerras civiles anteriores, que aparentemente parecían superadas.

    Sin embargo, después de varios años de estériles enfrentamientos entre colombianos, las guerrillas liberales que actuaban en los Llanos Orientales, depusieron las armas, en el primer asomo de buena voluntad de los dirigentes políticos en aras de construir la necesaria pacificación de espíritus y ánimos en el país.

    Pero la persistente inestabilidad política del país, producto de la constante incapacidad de los gobernantes de turno, para ejercer la autoridad e imponer con firmeza el imperio de la Constitución y las leyes; desembocó en las muertes violentas de algunos de los jefes de las guerrillas desmovilizadas.

    Para materializar el proyecto de tomar el poder político al combinar todas las formas de lucha, para conformar su ejército particular, el Partido Comunista cooptó una importante cantidad de guerrilleros liberales, no obstante la aparición de cuadrillas de bandoleros encabezadas por chispas, Sangrenegra, Desquite, Tarzán, etc., financiadas e indoctrinadas por directorios políticos liberales y conservadores.

    Al referir la muerte violenta del exguerrillero liberal Guadalupe Salcedo, Eduardo Umaña afirmó:

    —Esas muertes pueden haber influido en la variación de antiguos movimientos de motivación política hacia expresiones de bandolerismo en algunas zonas—

    Tal situación vivida en Colombia desde 1948 hasta la primera parte de la década de los años 60, se repitió de manera cíclica, con la bandolerización crónica de las Farc, que de la barbarie comunista pasaron al narcoterrorismo, y de paso se convirtieron en el motor que impulsó la aparición de grupos de justicia privada, que ante la ineficiencia del Estado, lo reemplazan de facto y aplican la pena de muerte, a todo quien no esté de acuerdo con ellos.

    En el libro titulado Siembra Vientos y Recogerás Tempestades, la periodista colombiana Patricia Lara puntualizó apartes del fenómeno en el que algunas guerrillas se bandolerizaron, y otras fueron cooptadas por el Partido Comunista para buscar la toma violenta del poder para el proletariado:

    —Hacía tiempo por otra parte que el Partido Comunista, desarrollaba un dispendioso trabajo político en el campo. La carta que el guerrillero liberal Chispas tristemente célebre por su crueldad anticomunista, envió a la reina Olga Lucía Botero, muestra claramente el cambio que se produjo en las motivaciones de su lucha. Decía Chispas: nuestra lucha será en lo sucesivo, de pobres contra millonarios, de oprimidos contra opresores. Viva la revolución social...—

    —Durante el gobierno conservador de Guillermo León Valencia, se reactivó la guerrilla y ya tuvo otro cariz. Luego de enfrentamientos entre los guerrilleros liberales y comunistas, que a comienzos de los años cincuenta habían operado conjuntamente en El Davis (Tolima) para hacerle frente a la violencia oficial conservadora, y después de la aceptación de la amnistía de Rojas por par-te de los guerrilleros liberales, los comunistas optaron por transformar la lucha armada en lucha de masas y se trasladaron a otras regiones: Marquetalia en el sur del Tolima; El Pato en la zona limítrofe entre Huila y Caquetá; Guayabero en el límite del Caquetá y el Guaviare; y Riochiquito en el Cauca, cerca al límite con el Huila—

    —Los comunistas adoptaron, con los habitantes de esas zonas, formas de organización política y social, desarrollaron un movimiento agrario fuerte y crearon un sistema de autodefensa, lo cual afectó los intereses de los latifundistas—

    —El dirigente conservador Álvaro Gómez, dio a esas regiones el nombre de repúblicas independientes. Preocupado por el rumbo socialista tomado por la revolución cubana, y por el ejemplo que pudiera constituir para los pobladores de las repúblicas independientes, el gobierno de Valencia inició una campaña para acabarlas en 1964—

    —Con el apoyo del Plan Laso (Latin American Security Operation), puso fin a la república independiente de Marquetalia, y transformó las autodefensas campesinas en guerrillas—

    —Una vez —continuó Patricia Lara— transformadas en autodefensas las guerrillas, se celebró en Riochiquito en 1965, la primera conferencia del Bloque Sur, la cual unificó a los diferentes destacamentos guerrilleros de esas zonas, y sentó las bases para la creación el año siguiente de las Farc, de orientación comunista—

    Tal afirmación tiene alto valor histórico, máxime que Oliverio Lara el padre de la mencionada escritora, fue secuestrado y asesinado por Tirofijo, en 1965, en aquella época, principal cabecilla de la banda comunista armada.

    Desde la óptica académica, Eduardo Pizarro Leongómez, definió así el origen de las Farc:

    —En América subdesarrollada, con predominio rural, no se puede propagar de manera duradera la ideología revolucionaria entre las masas, más que a partir del foco insurreccional. La lucha armada revolucionaria sólo es realizable en el campo—

    —En la ciudad ésta se degrada. La única excepción fueron las Farc debido a sus antiguas raíces sociales, tanto en las regiones tradicionales de influencia comunista como en las zonas de influjo propio del movimiento armado, ante todo en áreas de colonización—

    Empero, el fracaso político de las guerrillas comunistas rurales, es paralelo con su desarrollo, y con la aparición de la tendencia publicitaria de llevar el conflicto a las ciudades, planteada con celeridad por el M-19, que con sus acciones espectaculares y su consecuente desmovilización, señaló el camino que tarde o temprano seguirán las demás agrupaciones bandoleriles, como se deduce del análisis de Pizarro:

    —La guerrilla no logró constituirse en una alternativa de poder real, y por tanto terminó siendo un componente más del paisaje político, un fenómeno crónico. El movimiento guerrillero que surgió en Colombia con posteridad a la revolución cubana, nació en un contexto sociopolítico e institucional, que no favorecía sus posibilidades de hacer tránsito hacia el éxito revolucionario—

    Así, la visión de Pizarro sintetiza algunas de las razones por las cuales las guerrillas comunistas de las Farc, degeneraron en el sórdido mundo del narcotráfico:

    —Los fenómenos de erosión propios del conflicto armado prolongado no sólo han afectado el régimen político sino el conjunto del tejido social, incluyendo la propia guerrilla, que vive hoy tendencias degenerativas—

    —La guerrilla nace en los sesenta en un relativo desierto social, en un vacío casi total de sujetos sociales organizados y provistos de una identidad propia. Ni la clase obrera ni el campesinado estaban en capacidad de desempeñar un papel, ya fuera en la lucha social o en la lucha política—

    —Sin duda el nacimiento de la guerrilla en un contexto de vacío social, facilitaría, esa auto-representación mítica de los grupos insurgentes, quienes se perciben a sí mismos como los portavoces de las clases o de los grupos sociales subordinados—

    El primer ejemplo de transición de un guerrillero liberal hacia el comunismo, surge en la arenga que Pedro Brincos lanzó en julio de 1963, para incitar a los campesinos a organizarse en la lucha armada para tratar de derrocar el sistema existente:

    —Los campesinos y todo nuestro pueblo debe entender, que las vías pacíficas para lograr la toma del poder político no dejan de ser ilusiones. Los ricos están sólidamente unidos al Frente Nacional (...) los campesinos sienten cómo su jornal sólo les alcanza para tomarse con su familia el agua dulce—

    —Por esta circunstancia los campesinos deben organizarse en su lugar de trabajo o en su vereda con la colaboración de la guerrilla revolucionaria. Nuestra consigna es ¡Elecciones No! ¡Insurrección armada, Sí! (...) Las guerrillas revolucionarias son imbatibles, porque se apoyan en todo el pueblo y encabezan su aspiración de acabar para siempre con este sistema de explotación y de hambre—

    Quizás Pedro Brincos, no redactó el documento pero por su conducto, el Partido Comunista instigó la combinación de formas de lucha y la necesidad de hacer la reforma agraria en Colombia a partir de la insurrección armada. Algunas guerrillas liberales viraron hacia el comunismo, en parte porque la solución del Frente Nacional, cesó enfrentamientos armados entre liberales y conservadores, además que no todos los dirigentes nacionales de los dos partidos, apoyaban la violencia.

    El giro de los acontecimientos provocó el paulatino distanciamiento del MRL y el Partido Comunista, la aparición de terceras fuerzas de convergencia nacional, como la Alianza Nacional Popular (Anapo), la campaña presidencial del Movimiento Democrático Nacional dirigido por el general Alberto Ruiz Novoa, fallido por carencia de cohesión y respaldo a su candidatura por parte de la clase dirigente de los partidos tradicionales, sumadas a la fugaz aparición y desaparición del padre Camilo Torres en la arena política.

    Es evidente que ante el fracasado intento del Partido Comunista por consolidar las guerrillas del sur del Tolima, luego de los enfrentamientos armados entre guerrillas liberales y comunistas, los comisarios políticos de las estructuras armadas rurales, delinearon a comienzos de la década de los cincuenta el modus operandi y crearon nuevas zonas de guerra.

    Líster, Richard, Gratiniano y la mayoría de los cabecillas de la fallida unidad guerrillera del Cañón del Davis, trasladaron sus menguadas cuadrillas, con el fin de construir la revolución socialista en los municipios del oriente del Tolima y el Páramo del Sumapaz en Cundinamarca bajo la dirección del terrorista Juan de la Cruz Varela.

    En ese entorno, nació, se crió e ideologizó el Mono Jojoy, símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia, dado de baja por el Ejército Nacional el 2 de septiembre de 2010 en zona rural de La Macarena-Meta.

    Otro grupo encabezado por Martín Camargo promovió un éxodo campesino hacia El Pato y El Guayabero. De tales éxodos provienen muchos de los actuales cultivadores y raspachines de coca que en la actualidad habitan El Guaviare y El Caquetá. En el fondo son hijos de la violencia, y por ende son violentos por naturaleza.

    La guerra de las guerrillas liberales apodadas los limpios contra las comunistas apodadas los comunes, fue iniciada por la familia Loayza (parientes de Tirofijo), cuando profirieron entre los pobladores civiles la idea que era necesario acabar con el comunismo, para bien del Partido Liberal.

    El sangriento enfrentamiento fue descrito así por Tirofijo:

    —Se ve claro pues un cambio en la política. Vivíamos los primeros días de 1952. El cambio introdujo modificaciones sustanciales en el rumbo de las contradicciones internas. Un jefe liberal apodado Pasillo se entregó con 50 hombres—

    —Los liberales se llamaron limpios significando que no estaban untados de ideología goda, ni tampoco de bolchevique. Las acciones contra el Ejército, se limitaron porque la situación interna era muy grave. Comenzaba la guerra interna—

    —Con algunos refuerzos los comunistas se lanzan a la ofensiva, causando en los liberales varias bajas. Pero estos proseguían con mayor ánimo, ya que su objetivo era El Davis. En uno de esos combates cayó el teniente canario—

    —Los encuentros armados se producen con harta frecuencia en los caminos reales, en los lugares de abastecimiento, en los comidiaderos. Los comandos nuestros estuvieron pronto remozados y listos para volver a la carga—

    Así nacieron las Farc

    La situación se complicó para las guerrillas comunistas que enfrentaban dos enemigos a la vez: las guerrillas liberales y al Ejército Nacional, tal como lo describió Tirofijo:

    —De Campo Hermoso al Saldaña hubieron (sic) 25 combates. En cuatro de los combates causamos 30 bajas al Ejército. Estando en estas, llega la noticia que las guerrillas de El Sucre al mando de Arboleda y Jesús María Oviedo (Mariachi), miembro del partido (comunista) se habían sublevado contra la dirección comunista, y se habla que buscan soluciones con los liberales—

    —Los errores de nuestra comisión estaban siendo aprovechados técnicamente. La campaña se enfila contra el núcleo dirigente del Partido Comunista—

    —Finalmente fueron organizados cuatro comandos: Uno al mando de Ciro Trujillo, otro al mando de Jacobo Prías Alape, otro al mando del llanero y otro al mando de Líster. La dirección política no se pronunció al respecto. Probablemente porque en ese momento no se hablaba de la reunión de la mayoría de sus integrantes—

    —De esta fecha en adelante cayeron aproximadamente 300 guerrilleros en las garras (sic) del Ejército. Así terminó el gran movimiento guerrillero del sur del Tolima, pero los guerrilleros del sur del Tolima (sic) no dejamos apagar la llama de la resistencia guerrillera y hasta llegamos a organizarnos nuevamente y aquí estamos dando la lucha—

    Así nacieron las Farc. Copiosa literatura izquierdista, explica con sesgo conveniente, el proceso de crecimiento de las autodefensas revolucionarias campesinas, en áreas de influencia del Partido Comunista, y su evolución en guerrillas, para justificar la existencia de las cuadrillas de bandoleros como la respuesta popular, contra las operaciones militares del Estado en Marquetalia.

    Desvirtúan, que si no se hubiera efectuado el ataque contra el reducto comunista, de todas maneras como lo aclaró Eduardo Pizarro L, preexistía un proyecto político marxista-leninista a nivel mundial, concebido para organizar movimientos armados politizados al margen de la ley, con la misión final de tomar por asalto el poder político, para universalizar lo que los discípulos de Marx y Engels llamaban la dictadura del proletariado, comenzando por el llamado tercer mundo.

    Tal vez, una de las razones para que no se haya escrito con objetividad esta etapa de la historia colombiana, reside en que a pesar de que el Ejército Nacional, fue actor principal de los hechos, y a partir de ese momento crítico, se vinculó de lleno con aportes tangibles, para mitigar necesidades sentidas de comunidades abandonadas de la obligatoria pero ineficaz acción estatal del gobierno central; ni individual, ni colectivamente se ha contado con el aval de la institución militar, para relatar, y/o analizar los hechos.

    La mayoría los relatores e historiadores de estos hechos, pertenecen al Partido Comunista Colombiano, o son estudiosos teóricos alejados de la realidad del conflicto colombiano.

    Por ejemplo, llama la atención la complicidad o indiferencia de los analistas políticos y de la justicia colombiana para actuar con mayor rigor y seriedad, como se evidencia en La Historia de las Farc escrita por Jacobo Arenas, documento en el que señaló el maridaje de la agrupación política con su brazo armado:

    —La experiencia así lo demuestra: Bajo la dirección del partido (comunista), se resolvieron problemas como el paso de la autodefensa en movimiento guerrillero—

    El escenario político de la década de los sesenta

    La década de los años sesenta, fue pródiga en el florecimiento de la renovación intelectual de la juventud en Colombia, que inspiraba su visión activa y renovadora, en sucesos extrafronterizos como la guerra del Vietnam y la popularidad de la revolución cubana, o, en sucesos tangibles internos como el inusitado crecimiento de las filas de la Juventud Comunista (Juco) en el país, el fortalecimiento político de las agremiaciones sindicales de izquierda, y otros hechos que incrementaron la participación de estudiantes de educación secundaria y superior, en la vida política del país.

    El disidente liberal Alfonso López Michelsen, ansioso de ganar espacio político personal, explotó la coyuntura de los acuerdos entre liberales y conservadores del Frente Nacional, y mediante un calculado acto de audacia politiquera fundó el Movimiento Revolucionario Liberal, en el cual unió liberales izquierdistas, independientes y al Partido Comunista.

    Por razones obvias, los comunistas vieron la oportunidad de oro, para avanzar en su proyecto estratégico a largo plazo, el cual de acuerdo con las tesis leninistas, también incluye explotar alianzas con otros grupos políticos.

    Por su parte Gonzalo Sánchez y Donny Meertens describieron la creciente violencia derivada del bandolerismo político de los años sesenta en su obra Bandoleros Gamonales y Campesinos:

    —(...) el espacio político dejado por los gamonales ligados al Frente Nacional fue rápidamente cubierto por los jefes regionales del MRL, pero, en muy corto tiempo el MRL, sufrió un proceso de ablandamiento, de pérdida del impulso revolucionario que aparentó tener en sus comienzos y entró a conciliar y finalmente reintegrarse al Frente Nacional—

    Quienes no perdieron el impulso revolucionario fueron los comunistas, que de esta alianza lograron posicionar a Juan de la Cruz Varela en el Congreso de la República, y apadrinar la creación del actual cartel de las Farc, a partir del Programa de Reforma Agraria Revolucionaria.

    Así iniciaron dos procesos políticos paralelos: De una parte la participación de la juventud colombiana en la política nacional, regional y local. De otra, el proceso de crecimiento de las guerrillas comunistas, las cuales debido al romanticismo ideológico derivado del ejemplo del che Guevara, emergían ante los ojos de muchos jóvenes de diferentes ocupaciones, que por romanticismo no profundizaban en los alcances de la rebelión comunista armada.

    Los ilusos jóvenes revolucionarios reincidieron en la violencia consuetudinaria, por medio de aquella alternativa de poder para un país que a lo largo de su existencia se ha desangrado, producto de los conflictos armados de carácter civil.

    A partir de esta coyuntura, Colombia refrendó que es un país en proceso de transición política y económica, a la par con el latente fenómeno de violencia fratricida, finalizada entre liberales y conservadores e iniciada por los comunistas contra todo el país.

    El auge intelectual, sumado a la creencia egocéntrica de algunos jóvenes de la época, que encontrarían la solución a los problemas socioeconómicos del país, mediante la revolución política armada, indujo a varios de ellos a engrosar las guerrillas, después de militar en la Juventud Comunista, e inclusive después de especializarse en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, en manejo de masas o como ideólogos marxistas-leninistas de base, radios y zonales del Partido Comunista.

    Todo eso con la anuencia del Comité Central del Partido Comunista, dispuestos a obtener el poder por la combinación de todas las formas de lucha. Sin embargo, surgieron divergencias y contradicciones entre los cabecillas de las cuadrillas y los ideólogos que llegaban del exterior, convencidos que con haber vivido en la Unión Soviética o en otros países socialistas, tendrían aceptación total de los bandoleros en armas, para transformar cualitativa y cuantitativamente el proceso insurreccional en Colombia.

    Insertar estructuras políticas en las ciudades pretendía mantener en pie de guerra grupos de bandoleros de ascendencia campesina, destinados a concretar la revolución con base en el Programa Agrario, mientras que los terroristas llegados del exterior querían que la guerra, fuera en las ciudades y no en las zonas rurales.

    El objetivo a mediano plazo era involucrar en la guerra a intelectuales, estudiantes, obreros, y personas de todas las vertientes ideológicas, como lo estipulaba el Programa Agrario para darle preponderancia a la línea revolucionaria del partido, y para que lo político primara sobre lo militar.

    El bajo nivel cultural de los bandoleros rasos chocó con la indudable ambición política de los ideólogos preparados en el exterior, deseosos en convertirse en otros ches Guevara.

    Así, surgieron resquemores y divergencias que aún persisten entre los cabecillas del movimiento armado, y algunos dirigentes del partido, como ocurrió con Bernardo Jaramillo Ossa, cuando era candidato de la UP a la presidencia de la república.

    A los cabecillas que querían cambios sociopolíticos y económicos en las áreas rurales, poco les interesaban las ciudades, ya que muchos de ellos no las conocían y tampoco les llamaba la atención conocerlas.

    El Programa Agrario imponía ampliar la cobertura de los integrantes, pero las ambiciones de mando figurativo como redentores sociales de cada uno de los cabecillas de extracción campesina, superaban estas intenciones, pese a que el Comité Central del Partido Comunista, envió a Marquetalia a Jacobo Arenas con el propósito de implementar la educación política de las Farc dentro de los postulados del marxismo-leninismo.

    Su misión era solucionar el problema, dada su habilidad para combinar la acción terrorista con las relaciones Farc-Partido Comunista y el manejo propagandístico de las acciones delictivas de la organización.

    El problema de la reforma agraria en Colombia

    En el análisis político-económico Tenencia de la tierra y el desarrollo social, Hernán Echavarría Olózaga, asiduo defensor de la necesaria e imperiosa reforma agraria para reactivar la economía nacional y generar fuentes de empleo, explicó la vinculación del Partido Comunista a la lucha armada, mediante el auspicio ideológico y el apoyo político a las cuadrillas de las Farc.

    De la aproximación teórica de Echavarría se desprende que:

    —Muchos pequeños propietarios liberales ingresaron a las guerrillas comunistas, en busca de protección. Así se gestó la terrible violencia que azota al país. Hoy son ya muchas las causas de esa violencia pero inicialmente, fue un problema agrario—

    —En la década de los años cincuenta el régimen militar al tomarse el poder, principió por dar una amnistía, y fueron muchos los guerrilleros que se indultaron, pero el conflicto agrario ya estaba armado. Cuando el gobierno del Frente Nacional llegó al poder en 1958, encontró en varios departamentos numerosos desplazados por la violencia pidiendo rehabilitación y restitución de sus tierras, muchas de las cuales ya estaban en poder de otros—

    La miopía de los dirigentes políticos colombianos coetáneos frente a esta realidad objetiva, para proyectar el país hacia el futuro, es explicada por Echavarría Olózaga en frases cortas y precisas:

    —El gobierno del Frente Nacional inició una política de pacificación y rehabilitación. Esa política se apoyaba principalmente en una reforma agraria. Por desgracia la clase dirigente de entonces no comprendió el abismo social que tantos años de violencia habían creado entre el campo y la ciudad, y saboteó la política agraria, creyendo que una acción militar vigorosa era suficiente para pacificar el país.... El Frente Nacional había terminado la lucha política entre liberales y conservadores, pero no con la contienda en el campo por la tierra—

    El análisis de Echavarría Olózaga, va más allá de las percepciones generales, porque concreta en la improrrogable reforma agraria, una propuesta de solución para un problema sentido, que afecta la organización social, política y económica del país.

    Para

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