Predicando con variedad
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Predicando con variedad revela cómo los pastores pueden predicar de forma creativa utilizando la dinámica de seis estilos literarios encontrados en la Biblia. Cada capítulo incluye sugerencias prácticas y termina con una lista de comprobación rápida para que los predicadores la consideren cuando predican con cada uno de los seis estilos literarios.
Pastors will learn how to expand their repertoire of creative, interesting, and relevant sermons.
Preaching with Variety reveals how pastors can preach creatively by borrowing the dynamics of six genres or forms found in the Bible. Each chapter includes practical "Try this" suggestions and ends with a quick checklist for preachers to consider when preaching from each of the six genres.
Jeffrey D. Arthurs
Jeffrey D. Arthurs (PhD, Purdue) is professor of preaching and communication at Gordon-Conwell Theological Seminary. A past president of the Evangelical Homiletics Society, Arthurs has taught preaching and communication at a dozen colleges and seminaries, served as a teaching pastor, and continues an active ministry of pulpit supply and conference speaking. He is the author of Preaching with Variety and Devote Yourself to the Public Reading of Scripture.
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Comentarios para Predicando con variedad
11 clasificaciones1 comentario
- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Although great attention is paid to the content of scripture (and rightfully so), one can hardly understand the ‘what’ apart from the ‘how’ of scripture, genre. This is to say, literary genre (e.g. narrative, law, poetry, epistle, etc.) profoundly shapes one’s understanding and application of scripture. Arthurs applies this insight to the practice of preaching. The multitude of biblical genres cries out for a variety of expressions in preaching. Arthurs follows a simple, yet effective, structure: first, what is unique or significant about a particular genre; second, how might this uniqueness be reflected in one’s preaching. While this is not a comprehensive resource for genre study, it provides a well of thoughtful and creative preaching techniques. B
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Predicando con variedad - Jeffrey D. Arthurs
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Predicando con convicción, por Kenton C. Anderson
Predicando con frescura, por Bruce Mawhinney
Predicando con integridad, por Kenton C. Anderson
Predicando con pasión, por Alex Montoya
Predicando con relevancia, por Keith Willhite
Título del original: Preaching with variety © 2007 por Jeffrey D. Arthurs y publicado por Kregel Publications, una división de Kregel, Inc., P.O. Box 2607, Grand Rapids, MI 49501. Traducido con permiso.
Edición en castellano: Predicando con variedad © 2009 por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechos reservados.
Traducción: Mercedes De la Rosa-Sherman
Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse de cualquier forma sin permiso escrito previo de los editores, con la excepción de citas breves en revistas o reseñas.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera 1960, © So-ciedades Bíblicas Unidas. Todos los derechos reservados.
EDITORIAL PORTAVOZ
P.O. Box 2607
Grand Rapids, Michigan 49501 USA
Visítenos en: www.portavoz.com
ISBN 978-0-8254-1210-3 (rústica)
ISBN 978-0-8254-0620-1 (Kindle)
ISBN 978-0-8254-8177-2 (epub)
Realización ePub: produccioneditorial.com
A mi esposa:
correctora de mis manuscritos,
estudiosa de la Palabra
y la persona más encantadora que conozco.
Contenido
Cubierta
Portada
Otros libros de la serie
Créditos
Dedicatoria
Ilustraciones
Prólogo
Introducción
1. El Gran Comunicador
2. Cómo hablar bantú a los internautas
3. Los salmos: El sonido de la música
4. Narrativa, Parte 1: A todos les encantan las historias
5. Narrativa, Parte 2: A todos les encantan las historias
6. Las parábolas: Minas ocultas
7. Los proverbios: Oraciones cortas que se recuerdan por largo tiempo
8. Las epístolas: Un lado de la conversación
9. Literatura apocalíptica: Visión y victoria
Epílogo
Notas
Recursos adicionales
Ilustraciones
3.1 La curva emocional
del Salmo 77
4.1 Las cinco etapas de un argumento
4.2. Selectividad y organización como técnicas de punto de vista
5.1. La secuencia motivada de Monroe aplicada a Génesis 22
5.2. El argumento homilético de Lowry aplicado a Lucas 19
6.1. Las parábolas y los campos de experiencia
6.2. Una comparación entre el símil y la metáfora
8.1. Porcentaje de material preformado
en las epístolas de Pablo
8.2. Tiempo y dinero invertidos para producir una epístola del Nuevo Testamento
8.3. Métodos de comunicación y memoria
9.1. Símbolos interpretados en Apocalipsis
Prólogo
Los predicadores a veces se aburren de su propia predicación. Es la regularidad lo que nos entorpece. Algunos domingos hablamos porque se espera que digamos algo pero no porque tengamos algo que decir. Además, nos aburrimos predicando la Biblia porque la tratamos como una mezcla de textos a partir de los cuales preparamos sermones.
Para poder predicar con variedad y entusiasmo de verdad, tenemos que tratar las Escrituras como lo que son: una biblioteca de diferentes tipos de literatura. Algunos de los teólogos que escribieron la Biblia comunicaron su mensaje mediante historias tan apasionantes como una novela de John Grisham. La Biblia está poblada de santos que vivieron vidas desastrosas. Entre sus valores familiares había poligamia, adulterio, incesto, lascivia, violaciones e incluso asesinatos. Y al mismo tiempo, esas personas también reflejaban un enorme valor y gran fe. Es a través de esas historias tan humanas, a veces chocantes, que el Dios santo se nos reveló.
Otra sección de la biblioteca contiene poesía. Los salmistas reflejaron, a través de su poesía, toda la gama de emociones humanas. Los profetas, a pesar de ser severos, a menudo presentaban sus mensajes a través de la poesía. Algunas realidades solo se pueden comunicar con imágenes. Puesto que a Dios le encanta la poesía, el predicador tiene que tratar de apreciarla. La poesía en la Biblia enciende el espíritu y consuela, además de que confronta y exhorta a su congregación.
En la Biblia encontramos una colección de proverbios que prometen hacernos sabios. Sin embargo, pocos predicadores predican de los Proverbios. Sabemos más sobre los listillos
que sobre los sabios. ¡Qué vergüenza! Predicar a partir de la literatura de Proverbios puede cambiar la visión que tiene su congregación del mundo. Necesitamos saber cómo hacerlo.
También tenemos las parábolas que contó Jesús. Son historias sencillas que solo un genio puede crear. Las parábolas no son ilustraciones que arrojan luz sobre una verdad abstracta. La parábola es la verdad. El predicador o el oyente tienen que trabajar para entenderlas. A los discípulos les tomó años llegar a dominarlas. Si no hacemos el esfuerzo —advirtió Jesús— oyendo, no oiremos
. ¿Cómo aborda usted una parábola? Si Jesús las usó ¿no debemos usarlas nosotros?
Luego tenemos la literatura apocalíptica
. Hasta el nombre del género nos perturba un poco. Sin embargo, para comenzar a apreciar el significado de la revelación de Daniel, tenemos que entender la forma literaria. Los héroes y los villanos de la literatura apocalíptica
parecen criaturas salidas de una mala pesadilla o de una película de terror. Sin embargo, tenemos que predicar esos libros. Agradeceríamos si alguien nos guiara sobre cómo entenderlos y aplicarlos.
Jeff Arthurs nos introduce a una variedad de formas literarias en la Biblia y también nos ofrece guía sobre cómo leerlas y predicarlas con eficacia. Usted encontrará que lo que él ha escrito es útil y exhorta. Si invierte un poquito de dinero y unas cinco horas de su tiempo para leer este libro, puede cambiar para siempre y estar mejor capacitado para predicar la Biblia, ya que es para hombres y mujeres tal como son.
—HADDON W. ROBINSON
Introducción
9,5 TESIS
Si siembras una zanahoria,
cosechas una zanahoria,
No coles de Bruselas.
Por eso me gustan las verduras:
Sabes de lo que estás hecho.
—The Fantasticks (musical)
Es consolador saber lo qué se va a cosechar cuando uno siembra un huerto. También es consolador saber qué esperar cuando uno comienza un libro, por lo que le ruego me permita darle un corto recorrido del huerto que tiene en las manos. Este libro trata de la predicación bíblica. Creo que el contenido de un sermón debe explicar y aplicar la Palabra de Dios como aparece en un texto bíblico, y que la forma de un sermón debe desencadenar el efecto de ese texto. La segunda parte de esa declaración es la competencia especial de este libro. Debemos ser bíblicos en la forma cómo predicamos, no solo en lo que predicamos. Con ese fin, este libro describe la retórica dinámica de los géneros bíblicos y sugiere cómo pueden los predicadores reproducir parte de esa dinámica en sus sermones. Esas descripciones y sugerencias ayudan a equipar a los predicadores para declarar la inmutable Palabra en formas que son animadas y adecuadas a los auditorios modernos, permaneciendo fieles al texto.
Para lograr ese objetivo, los capítulos 1 y 2 defienden mi teoría básica: que la variedad en la predicación es, ciertamente, bíblica y puede mejorar la receptividad. Luego los capítulos 3 al 9 desarrollan la aplicación de la teoría al texto bíblico. Cada uno de esos capítulos habla primero de las inquietudes interpretativas y examina las técnicas que usa cada género para hacer lo que hace. Luego, en la sección titulada Pruebe esto
, se exploran formas de aplicar las técnicas del texto bíblico a la homilética. Los géneros cubiertos son salmo, narrativa, parábola, proverbio, epístola y texto apocalíptico.
Con todo respeto al hermano Martín, permítame declarar 9,5 tesis que explican mejor las presuposiciones de este libro.
Tesis 1: Un sermón debe anunciar la Palabra de Dios; de lo contrario, no es sermón
En el modelo de John Stott, predicar es pararse entre dos mundos
: el mundo del texto bíblico y el mundo de los oyentes. En ese sentido, predicar es un puente que lleva la Palabra de Dios al siglo XXI. La metáfora parece captar bien la naturaleza esencial de la predicación.
Ahora bien, un puente es un medio de comunicación entre dos lugares que en principio están separados uno del otro por un río o una quebrada. Hace posible el flujo del tráfico… Nuestra tarea es dejar que la verdad revelada de Dios fluya de las Escrituras a la vida de hombres y mujeres de hoy.[1]
Si un sermón no facilita ese flujo, no me interesa. He impartido clases de oratoria pública durante años y valoro un discurso bien elaborado; sin embargo, un discurso no es un sermón. Los predicadores son heraldos que hablan en nombre del Rey, y su trabajo es comunicar de nuevo, de manera fiel y hábil, lo que ya se ha comunicado. Por tanto, cuando abogo por variedad, propongo una variedad de forma, no de tema.
La Tesis 1 plantea la pregunta de la definición: ¿Qué es un sermón? La dinámica de la comunicación humana, por no decir nada de la dinámica de la impartición de la vida espiritual, es difícil de captar en las definiciones.[2] Por ende, a menudo recurrimos a las metáforas para que sirvan de anuncios y puentes. No obstante, lo que la metáfora ofrece en amplitud lo pierde en precisión. Por eso, hasta que alguien encuentre una mejor forma de resumir y transmitir el concepto de predicación, estamos atascados con las definiciones.[3] En este huerto, predicar es así: anunciar con precisión la Palabra de Dios a un auditorio en particular, con un propósito en particular, explicando, aplicando y expresando ese mensaje.
Tesis 2: Algunos asuntos son más importantes que el tema de este libro
Predicar con variedad puede agregar mucho a su ministerio, pero sin otros componentes, usted no tiene ministerio. Uno de esos componentes es la ética: el efecto persuasivo del carácter. Isócrates, el antiguo retórico, afirmó: ¿Quién no sabe que las palabras portan una mayor credibilidad cuando las pronuncian hombres de buena reputación que cuando las pronuncian hombres que viven bajo una nube, y que el argumento presentado por la vida de un hombre tiene más peso que el que se expresa con palabras?
.[4]
Si uno es deshonesto, perezoso, hipócrita, volátil o lujurioso, predicar con toda la variedad del mundo no le garantizará un ministerio exitoso. Nuestro Señor nos dice: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren
(1 Ti. 4:16). No nos dice: Ten cuidado con las formas del sermón porque en ellas encontrarás la vida
. Un observador preguntó al hermano de Charles Spurgeon la base del éxito del gran predicador. El hermano contestó: Creo que radica en el hecho de que él ama a Jesús de Nazaret, y Jesús de Nazaret lo ama a él
.[5]
Puesto que las palabras fluyen de la abundancia del corazón, un corazón limpio es diez veces más importante que usar una variedad de formas para arreglar esas palabras. Para tomar prestada una frase de la investigación empírica, predicar con variedad es necesario, pero no suficiente. Para anunciar con precisión la Palabra, la variedad es necesaria, pero en sí misma, no es suficiente para producir crecimiento espiritual.
Otro componente que eclipsa la necesidad de variedad es el fin, o telos, de la predicación. Para usar la frase de John Piper, la meta de nuestra predicación debe ser la supremacía de Dios
.[6] Compare esa meta con metas menos nobles como que la iglesia crezca, complacer a los oyentes y aumentar el conocimiento de datos. Enaltecer a Dios no exige, claro está, que ignoremos a las personas (de hecho, exige lo contrario), pero el predicador que enaltece a Dios ve todos los temas, los medios y las ocasiones de predicar como oportunidades de propagar su gloria. Si los propósitos honorables, pero secundarios, se convierten en ídolos, ya no tenemos un ministerio que valga la pena perpetuar.
Tesis 3: El tema de este libro sigue siendo importante
Luego de haber argumentado que algunas cosas son más importantes que la variedad, ¡no quiero que tire este libro a la basura! La variedad también es importante. Los primeros dos capítulos presentan mi argumento plenamente; en resumidas cuentas, la manera en que decimos algo influye en la manera en que los que escuchan lo reciben.
Tesis 4: La forma del sermón no existe
Si el uso de testimonio, música o parábola nos ayuda a cumplir nuestro llamamiento de pararnos entre dos mundos, tenemos la libertad de usar esas formas. Si el uso de preguntas y respuestas, historia o técnicas de la lección objeto nos ayudan a glorificar a Dios y a ministrar a los oyentes, deberíamos sentirnos en la libertad de predicar con una variedad de formas, como lo hicieron Jesús y otros predicadores bíblicos. La esencia que define a un sermón expositivo radica primordialmente en su contenido, no en su forma.[7]
Sin embargo, la Tesis 4 debe ser mejor definida. Algunas personas no están de acuerdo con ello. Creen que predicar se caracteriza por cierta forma, ¡que se debería saber! Después de todo, han escuchado sermones desde que eran niños y saben lo que es predicar. Para algunas de esas personas, un sermón debe tener tres puntos; para otras, el sermón debe seguir el texto bíblico, versículo por versículo; para otras, el sermón debe terminar con una invitación. Para esas personas, un cambio de forma parece un cambio de contenido. Creen que los sermones deben predicarse dentro de unos valores limitados de decibeles (ya sean altos o bajos), minutos (ya sean largos o cortos), tono de voz (ya sea tipo conversación u oratoria) y estilo de púlpito (ya sea madera o acrílico).
Entonces, si conduce su auto homilético por un nuevo camino, tal vez se encuentre con muchos baches. Davies observa que para muchos predicar es como las campanas de la iglesia: un sonido fácilmente reconocido y consolador que será tolerado siempre y cuando no moleste el sueño matinal.[8] Howard añade:
Las costumbres se vuelven rutinas. La rutina en una iglesia local tiende a convertirse en justicia
. La rutina justa se vuelve rígida de una manera inexpugnable y sin sentido crítico: la única forma y la mejor forma de hacer las cosas. Entonces vienen aquellos que desean hacer un cambio en esta rutina rígidamente justa. Tal vez descubran que lo que proponen cambiar es algo a lo que otras personas están profundamente apegadas y no dispuestas a cambiar… Los defensores fieros de la fe establecida muchas veces también son defensores fieros del formato establecido.[9]
La solución a un gusto afianzado no es ni descartarlo ni permitir que nos altere. Debemos ayudar con paciencia a las personas a distinguir entre doctrina bíblica y procedimiento comunicativo,[10] y en medio de esa instrucción paciente, podemos encontrar aliento en el hecho de que la mayoría de las personas del siglo XXI han sido socializadas para esperar variedad y múltiples perspectivas. Los predicadores que expanden su creatividad, por lo general, encuentran actitudes receptivas. Hablaremos más sobre eso en el capítulo 2.
Tesis 5: Predicar con variedad no es una moda
Tanto en la literatura de la Biblia como en la predicación de Jesús, se encuentran amplias justificaciones para predicar con variedad. El capítulo 1 ampliará esta tesis. Baste decir aquí que la Biblia es un cuerno de abundancia de géneros y formas, y también lo fue la predicación de Jesús. La Biblia ofrece al lector cuidadoso más pistas sobre las formas de anunciar de lo que la mayoría de nosotros podrá emplear alguna vez: diálogos, debates, doxologías, cartas, listas, leyes, parábolas, proverbios, oraciones, himnos, insultos, fórmulas bautismales, analogías, símbolos, visiones, mnemotécnica y más. Dios ha derramado una abundancia de formas retóricas. Cuando tomamos prestadas algunas de ellas para volver a comunicar el texto, somos heraldos fieles.
Tesis 6: La variedad no debería desviar la atención del contenido
No se permiten trucos. Achtemeier advierte que ningún predicador puede proclamar al mismo tiempo su propia astucia y el señorío de Jesucristo
.[11] A medida que lea este libro, recuerde la Tesis 2 y la supremacía de Dios, y recuerde la Tesis 1: nuestra meta es ser bíblicos. Usamos variedad porque el texto bíblico lo hace. La forma del sermón debe reproducir cierto efecto en la forma del texto. Uno llena su aljaba con diferentes tipos de flechas para dar en diferentes tipos de blancos, no para exhibir su proeza como arquero.
Tesis 7: Los oyentes necesitan algo de variedad
Después de haber hecho hincapié en el papel adecuado de la variedad —la gloria de Dios mediante la comunicación del texto bíblico—, ahora le apremio a que no olvide a los oyentes. Los predicadores glorifican a Dios cuando invitan a la sumisión gozosa del corazón humano. Sin embargo, a veces escuchar la exposición de las Escrituras es tan emocionante como observar la pintura de la casa mientras se seca
.[12] Nuestros oyentes merecen algo mejor. Cuando se reúnen a alimentarse de la Palabra, sirvamos nuestros mejores platillos. La variedad puede agregar sabor y condimento a la predicación. Spurgeon lo expresó bien: [Nuestros oyentes] deben estar despiertos, entender lo que estamos diciendo y sentir su fuerza; de lo contrario, nosotros también podríamos quedarnos dormidos
.[13]
Tesis 8: Los predicadores necesitan algo de variedad también
Los domingos llegan con una regularidad asombrosa, ¿no es cierto? Tal vez usted se sienta como un obrero en una línea de ensamblaje, produciendo un sermón tras otro. Una encuesta reveló que los pastores predican un promedio de sesenta y cuatro sermones al año y hablan 3,4 veces a la semana.[14] El agotamiento en el ministerio acecha en esas estadísticas, sobre todo cuando está acompañado de otras tensiones del pastorado. A medida que preparamos sermones semana tras semana, año tras año, y si cada sermón suena igual que los demás, comenzamos a sentir que nunca sucede nada distinto. Una vez que esa actitud toma forma en nuestro corazón (recuerde que Jesús dijo que hablamos de la abundancia de nuestro corazón), falta el brillo en nuestras palabras. El modo y el estado de ánimo de nuestra oratoria se vuelven secos. Se forma un ciclo que se perpetúa por sí solo: nuestra predicación es monótona, la predicación monótona hace que nuestra actitud se vuelva álgida, una actitud álgida lleva a una predicación monótona, y el ciclo continúa. ¡Bájese de la cinta para correr! Es hora de predicar con variedad. Eso podría revolucionar su actitud hacia su propia predicación.
Tesis 9: Los predicadores deben ministrar con sus puntos fuertes
Este libro lo va a retar, pero no debe hacerle sentir una culpa falsa. Es mi deseo que este libro lo suelte, no que lo desquicie. Quiero que este libro lo ayude a encontrar su paso, que vaya con su tono, que lo ponga al día y que juegue ____________ (aquí puede agregar su propia metáfora deportiva) con usted mismo. Este libro proporciona las herramientas para desatar sus dones; no edifica sobre la culpa falsa por no haber usado los últimos adelantos homiléticos. Trabajando a partir de la convicción de que predicar es verdad mediante personalidad
, creo que la persona del predicador es indispensable en el proceso de transmitir la Palabra de Dios. Por tanto, debemos sentirnos facultados para permitir que el Señor use nuestras personalidades, perspectivas y puntos fuertes. Si usted es una persona humorística, sea humorístico. Si usted es organizado, sea organizado. Si usted es erudito, sea erudito. Si usted es callado, sea callado. Dios quiere propagar su Palabra por medio de usted. Este libro tiene herramientas para los cálidos y pastorales, los imaginativos y literarios, y los sencillos. Lo ayudará a comunicar de corazón.
Es evidente que no debemos permitir que nuestros puntos fuertes se conviertan en debilidades (usted puede ser tan callado que nadie quiera escucharlo), y es evidente que predicar, a la larga, no tiene que ver con nosotros (véanse las Tesis 1 y 2). Sin embargo, estas aclaraciones no cambian el hecho de que Dios usa a los humanos para revelarse a sí mismo. Debemos rendirnos con gozo a esa verdad y no darnos aires tratando de ser lo que no somos. Si usted es un pastorcito, no trate de pelear en la armadura de Saúl. Muchos predicadores pelean consigo mismos en el púlpito. Sea genuino y busque formas de sermones que lo liberen para hacer eso.
Tesis 9,5: Predicar con variedad es una meta alcanzable
Mi última media tesis es para infundirle ánimo y es sincera: ¡usted puede! Predicar con variedad no es difícil. Es verdad que tal vez se sienta torpe la primera vez que ponga en práctica preguntas y respuestas en su sermón, o que empiece su sermón con una revelación propia o que predique con imágenes y no con puntos, pero creo que descubrirá que la experiencia es liberadora y agradable. Esa ha sido mi experiencia y la de mis estudiantes. Bienaventurados los predicadores que miran a sus oyentes a los ojos y ven interés y participación. Predicar con variedad nos ayuda a comunicar. Recuerde que la raíz de la comunicación es una comuna. La formación de comunidad aumenta cuando comunicamos con imaginación, comentarios constructivos, cariño y una participación holística. Este libro proporciona instrucción y ejemplos prácticos para comunicar a las almas que Dios nos ha asignado guardar. Con la gracia de Dios, usted lo puede hacer.
1
El Gran Comunicador
En un sentido… la Biblia, puesto que es literatura, no se puede leer adecuadamente excepto como literatura, y las diferentes partes de ella como las diferentes partes de la literatura que son.
—C. S. Lewis, Reflections on the Psalms [Reflexiones sobre los Salmos]
Estoy convencido de que sin conocimiento de literatura, la teología pura no puede perdurar… La verdad es que mi deseo es que haya tantos poetas y retóricos como sea posible, porque veo que por medio de estos estudios, como por ningún otro medio, las personas están maravillosamente capacitadas para entender la verdad sagrada y manejarla hábil y felizmente.
—Martín Lutero, citado en Clines, Story and Poem
[Historia y poema]
Aquí tenemos al Hijo de Dios usando anécdotas, historias, paradojas, contradicciones, humor, ironía, preguntas y respuestas. ¿Es de lo alto esa revelación? No es el desempeño lo que asegura el puesto ni renueva contratos. Jesús se expuso a la crítica incluso de una clase de segundo año en una escuela rabínica, crítica en lo que respecta a erudición, lógica y coherencia sistemática. ¿Por qué lo hizo?
—Fred B. Craddock, Overhearing the Gospel [Escuchar el evangelio por casualidad]
¿Por qué debemos predicar con variedad? Porque Dios mismo es el Gran Comunicador, y parte de esa grandeza se ve