Sinestesia
Por Victoria López
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Cuando tocar el fondo no es dolor sino asfixia en blanco y negro, olor a frustración y sabor a la incertidumbre de no saber cuándo ni si vendrá la mano que tire de todos los miedos que han echado raíces en tu tejado descuartizado.
Volver, salir y lamerte las heridas hasta dejar que otros las toquen sin que sigan escociendo; y dejar las cicatrices formando el mapa que te recuerde por qué tu vida es como es y no de otro modo.
Crecer.
SINESTESIA.
Victoria López
Victoria, en el mundo desde hace 22 veranos, se hizo la dormida al ver tanta oscuridad donde en realidad buscaba luz. Nacida en el Escorial, dónde decide quedarse a vivir cuando su quinto de Medicina se lo permite. Apasionada de la lectura desde que tiene uso de la razón, sin referentes establecidos, pero captando la esencia de todo cuanto pasa por su retina, cayó en la poesía, sin siquiera darle nombre, allá por los 14, momento desde el que sigue estallándose en papel siempre que lo necesita.
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Sinestesia - Victoria López
Prólogo
La ausencia del verso donde ahogarse.
La violencia de la ola que no rompe
Y te rompes.
La vehemencia del otro sin el uno.
La soledad de los puntos sin las íes.
Siete segundos
En siete segundos mirando a los ojos su poesía supe,
que el mar se asoma a su ventana para verla,
Que la índole superlativa de la pausa cada vez que terminas uno de sus poemas, te hace cerrar el libro, mirar adentro, donde la luz no llega, donde las sombras iluminan, donde no hay salida de emergencia
Para volver a ella.
El libro es una declaración,
De dependencia, de inconsciencia,
Donde dice el valor del suspiro que se escapa con el tipo de interés más alto,
Cuando la coma encuentra su sitio y el punto es una forma de morir.
Se habla de poesía moderna,
Como si sus palabras no llevasen siglos adormecidas en la garganta de quien ahora lee.
Como soñar que la lluvia limpia las lágrimas, en lugar de asumir que simplemente las lleva a un lugar mejor.
Como bostezar y que se nos llenen los pulmones de recuerdos.
No es poesía moderna.
Es poesía.
Cuando menos se espera, más tiempo hay para hacer que la ausencia de tiempo se note, que los huecos acolchados del sofá se vacíen de antorchas de besos.
Se puede sentir el dolor al arrancar una página de este libro.
Se puede palpar la tragedia en la esquina doblada, que espera que vuelvas para no quedarte, para no irte, para no atar el tiempo al pálpito que se produce al doblar una esquina
Y que ella no esté.
Se me ha pedido que hable de este libro
Y en cierto modo así lo hago,
Callando todo lo que otorga,
Hablando de todo lo que esconde,
Siendo la página anterior
A la primera página a la que siempre regresar.
Eso es ella.
Volver a volver
Pasen
Y
Lean.
Moisés Pérez
Parte 1. Aurículas.
Buscar una válvula de escape de la cavidad más débil y acabar aún más perdida entre fibrilaciones.
1. Sin anestesia
A veces el final llega tantas veces, que no se acaba nunca
.
Porque me anudaste el amor a la nuca como una cinta de terciopelo y, porque pensaste que era tan fuerte el nudo que no caería jamás, aunque yo me cayese una y mil veces.
Me he tropezado ya con tantas piedras que me ataban, y tantos dedos que intentaban desatarme, que siempre acababa topando con los tuyos. Una pena que supieran subirme a la luna, sin bajarme ninguna estrella para acordarme luego.
Es tan delgada la línea entre el amor y el odio como cada caricia que quedó entre mi espalda y tu mano traviesa, que se atraviesa; y echar en cara es tan común como echarme en tu pecho; y acabar con todo es tan fácil como dejarlo ir, poco a poco, sin darnos cuenta, sin anestesia y sinestesia, sentir sin sentido y darme a la bebida porque tú ya no me bebes, bebé, ni quiero que lo hagas...
2. Crónicas de un insomnio
Me regaló un suspiro con olor a flores. Al oído. Por si me sabía a poco
.
3. Soplo
Su origen son las vibraciones del flujo turbulento
Es como cuando te falta un impulso, pequeño, tampoco mucho, porque estás a punto de rebosar y rebasar todo límite.
Pero lo necesitas, como un soplo de aire fresco que te cale hasta los huesos, hasta que duela y entonces, dejar que se esfume tal cual vino, dejando todo devastado a su paso pero con grandes esperanzas de un nuevo comienzo.
17931.png4. Verano
Fue verano,
como caer de un precipicio,
o tirarme,
salto vertical,
dejándome las cuerdas que me ataban,
zambulléndome en el calor de la línea horizontal de su silueta,
dónde el sol se pone y dónde tú te pones a cantarme y contarme hasta la madrugada, acostado en mis piernas para hacerte paso en el compás que se adormece, y tú con él y yo contigo y, sin ti, acabé cayendo.
Cayéndote bien, digo...
Y si caía, caías conmigo, a mano entrelazada, cremallera, y