La excepción de la regla
Por Andrea Laurence
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
A Alex Stanton le gustaban las relaciones breves y sin complicaciones, pero su apasionada aventura con Gwen Wright lo había dejado con ganas de más. Así que, cuando se le presentó la oportunidad de pasar una semana con unos amigos y en compañía de Gwen, la aprovechó.
Las cosas habían cambiado desde su último encuentro. Además de estar embarazada, Gwen juraba que no quería saber nada de los hombres. Sin embargo, sus nuevas y excitantes formas la hacían más apetecible que nunca.
¿Cómo podría salvar Alex su corazón de soltero cuando ansiaba constantemente a la futura mamá?
Andrea Laurence
Andrea Laurence is an award-winning contemporary author who has been a lover of books and writing stories since she learned to read. A dedicated West Coast girl transplanted into the Deep South, she’s constantly trying to develop a taste for sweet tea and grits while caring for her collection of animals that includes a Siberian Husky that sheds like nobody’s business. You can contact Andrea at her website: http://www.andrealaurence.com.
Autores relacionados
Relacionado con La excepción de la regla
Títulos en esta serie (100)
Aventura de escándalo: 'La seducción del dinero' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn cálido verano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesProposición de matrimonio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5ALGO IRRESISTIBLE Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna fantasía maravillosa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSitio para dos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El preferido de las mujeres Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Típicamente masculino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMelodía nocturna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuego y pasión Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un fin de semana blanco Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLlena de sueños Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOtra vez en sus redes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLealtad o chantaje: 'La seducción del dinero' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPasión argentina: 'La seducción del dinero' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor una apuesta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorazones solitarios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl despertar del pasado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn amante protector Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRumor imposible Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBELLA Y VALIENTE Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Empezar de nuevo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un viejo amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmante en la oficina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El último regalo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA traves del olvido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna nueva imagen Calificación: 5 de 5 estrellas5/5LEJOS DEL MATRIMONIO Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El príncipe de mis sueños Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rendición total Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Noches de pasión prohibida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa novia raptada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tentación arriesgada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Busco esposa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El príncipe soñado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Parte de mí Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sus hijos secretos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El dilema del millonario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Once años de espera Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La hija secreta del magnate Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un millonario enamorado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Traicionados Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La dureza del diamante Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mucho más que un amigo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5En el lugar de su hermano Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Amor sin engaños Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Padres inesperados Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No solo por el bebé Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un cambio de planes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Rojo o negro? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lazos del pasado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mentiras y deseo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sitio para dos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El último heredero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El secreto de la niñera Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El secreto de Charlotte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Atracción prohibida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna propuesta para Amy Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Enamorada de su jefe Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Papá por error Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Romance contemporáneo para usted
Después de Ti: Saga infidelidades, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una noche con ella Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un orgullo tonto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Drácula: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La cabaña Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNovio por treinta días Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Dos Mucho para Tí Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Fuiste mi verano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo besa: Serie Contrato con un multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Besos a medianoche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Como Llamas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Contrato con un multimillonario, La obra completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Si te atrevieras a quererme... Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alégrame la vista Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una y mil veces que me tropiece contigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Volver al amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl maestro y la virgen Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las tres reglas de mi jefe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un café con sal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La esposa olvidada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Asistente Virgen Del Billonario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tres años después Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Diario íntimo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Y si te vuelvo a encontrar? Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esclava de tus deseos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Resiste al motero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un amor de lujo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un Favor muy Especial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para La excepción de la regla
8 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La excepción de la regla - Andrea Laurence
Editados por HARLEQUIN IBÉRICA, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2012 Andrea Laurence. Todos los derechos reservados.
LA EXCEPCIÓN A LA REGLA, N.º 1896 - Enero 2013
Título original: More Than He Expected
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Publicada en español en 2013
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con permiso de Harlequin Enterprises II BV.
Todos los personajes de este libro son ficticios. Cualquier parecido con alguna persona, viva o muerta, es pura coincidencia.
® Harlequin, Harlequin Deseo y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Books S.A.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
I.S.B.N.: 978-84-687-2606-9
Editor responsable: Luis Pugni
Conversión ebook: MT Color & Diseño
www.mtcolor.es
Prólogo
Sábado, 20 de octubre.
Boda de Will y Adrienne Taylor
Que un padrino sedujera a una madrina era todo un cliché, pero se trataba de una madrina extraordinariamente sexy.
Alex no tenía intención de aprovechar la boda de su mejor amigo para ligar con nadie; normalmente, las bodas estaban llenas de mujeres de ojos románticos que buscaban más de lo que él estaba dispuesto a ofrecer. Solo pretendía ponerse el esmoquin y decir adiós a otro amigo que se pasaba al lado oscuro.
Pero Gwen Wright desgarró sus planes cuando, a primera hora de la mañana, llegó a la sala donde se celebraba la recepción anterior a la boda. Llevaba una falda marrón muy ajustada y una blusa beis que enfatizaba el efecto de sus grandes ojos castaños en su piel clara. Al entrar, le dedicó una sonrisa sensual y una mirada tan cargada de picardía que despertó su interés.
Will los presentó al cabo de un rato y Alex se alegró al saber que Gwen era la madrina. Le estrechó educadamente la mano y se quedó maravillado con su suavidad. De haber podido, habría pasado más tiempo con ella; pero se vio arrastrado al caos de la recepción y se le pasó la oportunidad.
A lo largo del día, no se le volvió a presentar la ocasión de hablar con Gwen, ni mucho menos de tocarla. Alex intentó concentrarse en Will y en las obligaciones propias de un padrino.
Las cosas cambiaron al llegar la noche.
Estaba esperando con Will junto al arco cubierto de rosas bajo el que se iba a celebrar la ceremonia, cuando Gwen caminó hacia ellos. Al verla con su estrecho vestido de madrina, de color rosa, se dio cuenta de que no podría esperar demasiado. Terminada la ceremonia, la tomó de un brazo, la llevó a un aparte y le susurró al oído: «Más tarde». Por el rubor de sus mejillas, supo que el mensaje le había llegado alto y claro.
Y fue más tarde; a decir verdad, mucho más de lo que Alex había planeado. Gwen interpretaba su papel de madrina como una profesional y, cuando le tocó bailar con él, se comportó como si estuviera a varios miles de kilómetros de distancia. Era una mujer con una misión. Que no le hizo el menor caso.
Cuando los recién casados se marcharon y el gentío disminuyó, Alex pensó que era entonces o nunca. Al otro lado de la sala, Gwen estaba hablando con unos empleados para que llevaran los regalos de bodas al piso de Will y Adrienne. Mientras la miraba, Alex se preguntó por qué le gustaba tanto.
No podía negar que era preciosa. Le encantaban su cabello de color rubio ceniza y la forma en que enmarcaba su cara con forma de corazón y sus ojos con pestañas enormes. Le encantaban las curvas que se adivinaban bajo su vestido y sus pantorrillas perfectamente definidas. Pero había algo más en ella. Algo que lo atraía como un imán.
Y estaba decidido a descubrir qué era.
–Ya es más tarde.
Gwen llevaba cuarenta y cinco segundos sentada cuando oyó la voz de un hombre.
Era la madrina. Su trabajo consistía en hablar con los invitados y encargarse de que todo saliera a pedir de boca. Pero estaba absoluta y totalmente agotada. Quisiera lo que quisiera aquel hombre, tendría que buscarse a otra persona; en ese momento, la idea de quitarse los zapatos y tumbarse en una cama le resultaba mucho más atractiva que la de bailar con el mismísimo príncipe Harry.
Cuando alzó la cabeza, no esperaba encontrarse ante el padrino, Alex Stanton. Rubio y con ojos de color avellana, llevaba un esmoquin de Armani que le quedaba magníficamente bien. Gwen se estremeció al recordar lo que le había susurrado al oído al final de la ceremonia: «Más tarde»; dos palabras de apariencia inocente que, no obstante, le parecieron una promesa de aventura y de pasión.
–¿Bailas conmigo?
Gwen no estaba segura de tener fuerzas para volver a bailar con él. La vez anterior había sido tan intensa que se había dedicado a pensar en chistes malos para refrenar el deseo que sentía. No quería que Alex pensara que se le estaba insinuando. A pesar de lo que había querido interpretar de sus palabras, estaba convencida de que solo la había invitado a bailar porque era su obligación como padrino y como primo suyo.
Ese convencimiento se debilitó durante la noche. De vez en cuando, a Gwen se le erizaba el vello de la nuca y, al girarse, descubría que Alex la estaba mirando. Eran miradas cálidas, de admiración, que llevaban una sombra de rubor a sus mejillas. Pero en lugar de acercarse a ella, se limitaba a dedicarle una sonrisa encantadora y desaparecía entre la multitud, como un tiburón acechante.
Con la fiesta a punto de terminar, Gwen ya había renunciado a la posibilidad de que se le acercara.
Gwen se entusiasmó al instante. No reaccionaba así con la mayoría de los hombres, pero él no era como la mayoría de los hombres. De hecho, el millonario Alex Stanton pertenecía a una liga muy superior a la suya, aunque no pareciera notarlo.
Cuando él le tendió una mano, a Gwen le desaparecieron las dudas. No había malinterpretado sus palabras. Alex estaba interesado en algo más que un baile; y aceptar su mano implicaba aceptar lo que le estaba ofreciendo.
Gwen miró a su pretendiente. Un hombre atractivo, encantador y rico; una oportunidad que no se presentaba con frecuencia. Naturalmente, ella había tenido muchos amantes a lo largo de lo años, pero ninguno a su altura. Además, conocía su fama de seductor y quería disfrutar de sus supuestas habilidades. Después de tantos meses de duro trabajo en el hospital, merecía divertirse y disfrutar un poco de la vida.
Quizás fuera lo que necesitaba. Una aventura amorosa y sin complicaciones con un conocido mujeriego.
Por fin, aceptó su mano. Él sonrió y la llevó a la pista de baile, donde se apretó contra ella y le puso una mano en la parte baja de la espalda. Al sentir el contacto, Gwen se quedó atónita. Su cuerpo reaccionaba como si alguien hubiera abierto una compuerta en alguna parte y una inundación anegara sus sentidos. El olor especiado de la colonia de Alex se mezcló con la suave fragancia de las rosas y de las velas y la mareó.
Gwen no pudo hacer nada salvo aferrarse a sus hombros. La música estaba sonando, pero ellos permanecían inmóviles, mirándose.
De repente, Alex se inclinó y la besó. Al principio, con dulzura; después, cuando sus lenguas se encontraron, con más intensidad. Ella se arqueó contra sus duros contornos y se entregó sin reservas. Alex soltó un gemido ronco que vibró en su caja torácica y le causó un cosquilleo en los endurecidos pezones a Gwen.
Cuando las últimas notas de la canción se apagaron, también se rompió el hechizo que los unía. Pero Alex no se apartó, como ella esperaba. En lugar de eso, la miró a los ojos con más intensidad que antes.
Gwen se dijo que había llegado el momento de irse. Aún no habían decidido ni cuándo iban a hacer el amor ni dónde lo iban a hacer, pero no se podían quedar eternamente en la pista de baile.
–Tengo que recoger mis cosas. Están en una de las habitaciones –acertó a decir.
Alex asintió y ella se alejó por el corredor, hacia la parte trasera del edificio.
Momentos después, entró en la habitación que la novia y ella habían usado para vestirse. Tenía un tocador con espejo, un pequeño sofá, un vestidor y un cuarto de baño. Adrienne se había llevado sus pertenencias, pero Gwen había dejado las suyas.
Rápidamente, se arregló el pelo y se retocó el maquillaje. Las manos le temblaron cuando guardó el neceser en el bolso, aunque no supo si era por los nervios o por la excitación.
–Sé fuerte –se dijo en voz alta.
Ya se disponía a alcanzar el cepillo cuando oyó que la puerta se abría y se cerraba suavemente a su espalda. Gwen no se dio la vuelta. No fue necesario. Solo tuvo que alzar la cabeza para ver el reflejo de Alex en el espejo del tocador. Sus ojos estaban llenos de deseo.
Por lo visto, el cuándo y el dónde ya estaban decididos.
Y Gwen se alegró.
Capítulo Uno
Ocho meses después
–Llegaré enseguida –dijo Alex–. Razonablemente tarde, como siempre.
La voz de su mejor amigo, Will Taylor, sonó en el sistema de sonido del deportivo de Alex, que lo había conectado a su teléfono móvil:
–No me importa que te retrases. Solo me quería asegurar de que recordabas el camino.
–Estoy tomando la última curva...
Alex mintió; faltaban al menos quince minutos para que llegara a la casa de Sag Harbor, pero quería tranquilizar a Will. Además, era un día de fiesta, el 4 de Julio. Un día sin obligaciones ni compromisos, ajeno a las prisas.
–¿Ya han llegado todos? –continuó.
–Sí.
Alex dudó antes de formular otra pregunta.
–¿Gwen ha aparecido con alguien?
Era una pregunta peligrosa, pero necesitaba saberlo; había cambiado sus planes para poder estar allí, porque sabía que Gwen se encontraba entre los invitados.
–No, ha venido sola. Llegó esta mañana.
Alex se alegró enormemente,