Los Terribles Dos
Por Dan Alatorre
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“La belleza de los niños está en la magia que ellos ven en todas partes; la belleza de la paternidad reside en verla junto a ellos.” – de “Savvy Stories” (Los cuentos de Savvy”)
Dan Alatorre
Dan Alatorre L'auteur de best-sellers et humoriste Dan Alatorre s'est intéressé au thème de la paternité dans le livre « Savvy Stories », et le résultat est hilarant. Dans était un homme normal avant qu'il ne devienne père pour la première fois à l'âge de 47 ans, alors que la plupart de ses amis devenaient grand-parents ou envoyaient leurs enfants à l'université. Son premier livre humoristique, Savvy Stories, raconte des histoires très drôles sur un père aimant qui voit la magie dans ses enfants, et ne fait pas que changer des couches comme dans une comédie télé. Dan a surfé sur le succès de Savvy Stories en publiant une suite encore meilleure, The TERRIBLE Two's, et un livre plein d'inspiration, The Long Cutie, un regroupement d'histoires optimistes sur des personnes souffrant d'un trouble cardiaque rare. Dan compte de nombreux succès dans ses publications variées. Il est devenu auteur de best-sellers (mais il dit que la semaine où cela est arrivé était une semaine de creux sur Amazon). Dan, Michele et Savvy vivent à Tampa avec leur chien et leur chat, et leur tatou occasionnel (mais ils essaient de s'en débarrasser).
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Los Terribles Dos - Dan Alatorre
UN GRAN TANTO
" Una de las mejores anotaciones! De lectura fácil y divertida. La historia surge y fluye y antes de darnos cuenta, terminas, pero quedas con ganas de seguir. El autor volvió a anotar un tanto con su particular visión de sus dos años de edad a través de su hija. Lectura obligatoria para todos los padres. No puedo esperar al próximo libro.
Susan B., Columbus, Ohio
OTRO GANADOR
John L., Columbus, Ohio
COMO ME HUBIERA GUSTADO QUE MI PAPÁ FUERA COMO ESTE TIPO
Jennifer B., La Mesa, California
HERMOSA Y COMPROMETIDA
El amor puro y dulce de Dan por su hija, eso es lo que hace esta historia tan Hermosa y comprometida."
Lilia M., Irving, Texas
Los Cuento de Savvy 2
Los TERRIBLE Dos
Las Cosas Divertidas que Aprendí de mi Pequeña Hija
02de Dan Alatorre
Si disfruta de este libro dirija sus apreciaciones donde lo adquirió. Serán valoradas.
¡Son importantísimas para nosotros!
Savvy y Dan
SINOPSIS
Tenía 46 años y estaba a punto de convertirme en padre por primera vez en mi vida...
Así comienza Savvy Stories
(Los cuentos de Savvy[1]), una mirada divertida a los momentos mágicos e irrecuperables contados a través de la mirada de un padre. The TERRIBLE Two’s ( Los TERRIBLES Dos[2]) – cosas graciosas que aprendí de mi hija bebé
retoma justo desde donde concluye Savvy Stories (Los cuentos de Savvy): disfruto más de nuestra pequeña niña preferida mientras ella (casi) aprende a alimentar al gato, decide cortarse el pelo sola, decora los gabinetes con marcadores indelebles Sharpie y mucho más. Cuentos hilarantes y amorosos, citas de juegos, rayuela, vestidos de princesas- es un inmenso mundo de preguntas pequeñas espontáneas y las respuestas creativas de un padre primerizo. Cada padre se verá a sí mismo y a su familia en más de cien oportunidades en este libro humorístico y peculiar, un tapiz de bellas y ocurrentes viñetas sobre la paternidad y el amor. The TERRIBLE Two’s
(Los TERRIBLES Dos) captura el humor cándido de la niñez y la paternidad que todos experimentamos.
La belleza de los niños está en la magia que ellos ven en todas partes; la belleza de la paternidad reside en verla junto a ellos.
– de Savvy Stories
(Los cuentos de Savvy")
Reconocimientos
Mi material está dirigido a una audiencia muy pequeña, pero afortunadamente apelará a una audiencia mayor una vez que tengan la oportunidad de degustarla.
Esa pequeña audiencia es, en verdad, una persona.
Creo que estaría verdaderamente bueno si un día puedo entregarle a mi hija un libro y decirle, Aquí se cuenta todo sobre lo mucho que nos divertimos juntos.
DEDICATORIAS
Este libro está dedicado a mi maravillosa esposa Michele.
Ella alentó mis esfuerzos para crear mi primer libro,
riendo y llorando en los momentos adecuados cuando leía mis cuentos,
Es una gran madre y una tremenda esposa
Savvy y yo somos afortunados de tenerla en nuestras vidas.
Y todavía sostengo que si ella hubiera escrito este libro, hubiera sido mucho más divertido.
TABLA DE CONTENIDOS
––––––––
Capitulo 1: Los Maravillosos Dos.
Capítulo 2: La Honestidad De Una Niña de Dos Años, Primera Parte
Capítulo 3: La Honestidad De Una Niña de Dos Años, Segunda Parte.
Capítulo 4: La Honestidad De Una Niña de Dos Años, Tercera Parte
Capítulo 5: La Honestidad De Una Niña de Dos Años, Cuarta Parte
Capítulo 6: La Honestidad De Una Niña de Dos Años, Quinta Parte
Capítulo 7: Feliz Año Nuevo Hospital.
Capítulo 8: Estás Creciendo Tanto.
Capítulo 9: Esa es Mi Nena Grande
Capítulo 10: Casi Tres
Capítulo 11: Tortas Especiales
Capítulo 12: Final Feliz
Sobre el Autor
––––––––
Otros libros del mismo Autor
Capítulo 1: Los Maravillosos Dos
Los maravillosos dos. Así es como papá los llamó en realidad, y no pretendía ser gracioso.
Sospecho que han sido en verdad, cuando miramos atrás en el tiempo; sólo que no siempre es tan maravilloso en el tiempo real en que transcurre.
Dios y el Colesterol
Tuve un sueño donde estaba podando mis plantas de vid en un bello día con una suave brisa, y vi algo raro por el rabillo del ojo. Al principio creí que era un hombre en traje de negocios; una especie de vendedor, algo así...pero cuando lo miré...
Era DIOS.
Tenía una larga barba blanca y vestía una túnica que se movía flotando en el aire. Se acercó desplazándose por del viñedo y dijo:
"He venido por ti, ¿Estás listo?
¡Oh, no!
–dije. Mi pobre hija crecerá sin su padre. Mi esposa luchará para mantener el equilibrio entre su dedicación al trabajo y al cuidado de la niña. ¡Esto no está bien!
Entonces cuida tu colesterol,
dijo Dios.
Y desapareció.
.
¡Santo Dios!
exclamé, cayendo en la exasperación.
Una leve brisa le robaba un par de hojas más a los árboles que rodeaban el patio; el sol se ocultaba y luego volvía a salir detrás de las nubes. Me senté un momento, pensaba en mi hija mientras jugaba en la casa de la abuela, y mi esposa que había salido a comprar asientos para el auto.
Colesterol.
Dios dio a Moisés los 10 mandamientos;
a Salomón la sabiduría por los siglos de los siglos.
A mí, el colesterol.
Bueno, está bien. Gracias.
La linterna y La Vecina Solidaria
La anciana que vivía en frente siempre parecía muy amable. Ella y su marido habían construido su casa en la juventud, habían criado a sus hijos en ella, y habían disfrutado de sus jubilaciones allí.
Compensaban de alguna manera sus personalidades. Ella era del tipo de las que se quejaban si alguien quemaba hojas sin tener el permiso correspondiente (en verdad ¿Quién saca permiso alguno hoy en día?), o se quejaba si el cerco compartido entre su casa y la puerta de la casa de su vecino estaba demasiado corto o no lo suficientemente corto; él era más jovial y relajado, un tipo jocoso que siempre tenía un cuento divertido para contar. Era un tipo corpulento, ella era pequeña.
Cuando él falleció, cesó la tensión que mantenía el equilibrio entre las dos personalidades, y ella tendió a ser un poco malhumorada u un poquito más quejosa. Las demás personas no lo veían así. Pero ella no había cambiado; simplemente no lo tenía a él cerca para que le recrimine las quejas y convencerla de que no los persiga. Además, había una anciana muy dulce que vivía al final de la calle, todos la amaban. No podía competir contra esto.
La mayoría de la interacción entre ambos era en el buzón del correo. Debido a la forma en que estaba diagramada nuestra calle, con muy pocos residentes sobre mi lado y muchos residentes sobre el lado opuesto, todos los buzones estaban sobre la acera de enfrente, así el transporte del correo no tenía que pasar dos veces. Después de todo, nuestro lado de la calle había sido una granja de caballos durante docenas de años antes de ser eventualmente subdividida, y los caballos no reciben mucha correspondencia que digamos.
Entonces nuestras casas se enfrentaban, pero nuestros buzones estaban uno al lado del otro. Esta curiosa distribución confundía a muchas personas que iban a su casa cuando querían venir a la nuestra, y viceversa. Dejaban las entregas en lugares equivocados, y hasta una vez me limpiaron gratuitamente mi cámara séptica de manera accidental.
La proximidad del buzón implicaba que nos topáramos entre nosotros cuando íbamos por la correspondencia. Su marido era el encargado de ir por su correspondencia y si por casualidad yo estaba allí cuando la retiraba, era candidato para escuchar uno de sus tantos cuentos. O uno de ellos... nuevamente. Tipos como él tienden a reciclar, y se olvidan a quienes les han contado un cuento antes.
Después que falleciera, su esposa buscaba la correspondencia y aunque ella no había sido muy sociable en otros tiempos, la larga lucha contra el cáncer de su marido le había suavizado el carácter, y después que él murió ella probablemente se sentía muy sola. Así era que la escuchaba con mi oído más compasivo y entablaba alguna conversación cada vez que coincidíamos.
Creo que la conversación más importante que tuvimos fue nuestro primer encuentro personal después de que enviudara. Nos encontramos en el buzón y simplemente comenzó a ser locuaz.
Algunas personas, si las dejas, entrelazan una historia con otra, o una conversación con la siguiente, y para las víctimas inesperadas, resulta difícil encontrar un punto de detención o de interrupción sin parecer grosero. Mi suegro puede seguir durante horas. Este encuentro en el buzón fue uno de esos. Ella continuaba y continuaba. Pasé un momento duro pergeñando la forma de finalizar una conversación aburrida como esa, mucho más cuando se trata de alguien obviamente solo y acongojado, entonces terminé escuchándola por más de una hora. Mi parte del diálogo estaba limitada a dejar caer un comentario como Era un buen hombre
o Lo extrañaremos
-
O simplemente, ajá ... ajá
Después de un rato, hasta ella se cansó de escucharse a sí misma, y rápidamente inventó una excusa y se metió en su casa. Pocos días más tarde, me contó que planeaba mudarse cerca, a Wesley Chapel donde vivía su hija. Aquella conversación después de la muerte de su esposo me cimentó en la base en su memoria como un verdadero buen vecino.
Sin embargo, no pudo lograr vender su casa; demasiados recuerdos. La desocuparía temporariamente, fue por el lapso de un año me parece, y después terminó alquilándola ocasionalmente. Mientras tanto le prometí vigilarla y cuando ella venía a buscar algo, charlábamos.
Muchos vecinos se alegraron al verla irse, pero como les decía, ella siempre fue amable conmigo. Eso probablemente ha impedido que llamara al cuartel de bomberos cuando quemaba algo o cortaba un árbol. No todos sus vecinos habían sido tan afortunados.
El tiempo pasó y ella alquiló – o mejor dicho una inmobiliaria- la casa a gente diferente. Un reclutador militar que tenía una familia linda y joven, que terminó yéndose sin avisar y sin pagar el alquiler del último mes; una familia de fumadores compulsivos con un montón de perros y camiones que llenaban de basura el lugar (No recuerdo haber visto alguna vez al padre, viejo y arrugado, con una camisa puesta); y otra familia desapareció sin pagar un montón de cuentas, y se encontró con la puerta de entrada atascada.
Alquilar no fue una salida agradable para ella, pero vender estaba fuera de discusión.
En algún lugar entre los dos procesos, una de nuestras casa vecinas se incendió. Por suerte sus ocupantes ese día habían salido, por esa razón nadie salió herido, pero habían acabado de hacer una extensa renovación a un tiempo relativamente corto desde que compraran el lugar, así que la situación no era de lo mejor. Perdieron todo. Las pericias arrojaron que el culpable era un cableado defectuoso en la habitación nueva que habían construido en la ampliación, pero el rumor en el vecindario era que alguien lo hizo a propósito, y como consecuencia, se demoró el pago del seguro.
La estructura de la casa quemada estuvo durante meses, y después fue demolida eventualmente, los cimientos y las puertas delanteras se erigieron sobre el recuerdo del lugar donde alguna vez vivió una familia feliz.
Entonces, la anciana de enfrente que supo tener la casa vacía y los vecinos calle abajo que acababan de quedar en la calle, decidieron unir fuerzas. Ella les alquiló su casa.
¡Qué maravilloso! Tendría un inquilino que los vecinos ya conocían, y podían continuar en el vecindario, justo a unas puertas de distancia de donde había estado su casa anterior.
Nuevamente, mis interacciones eran mayormente limitadas a decir Hola
al encontrarlos en el buzón, o saludarlos con la mano mientras cortábamos el césped, pero no eran tan amables. Se seguían corriendo los rumores de que el incendio de la casa había sido provocado, lo cual no contribuía a mejorar nuestra situación social, al igual que no ayudaron otros rumores sobre la separación de la familia. No le doy mucha importancia a los rumores y comentarios maliciosos, desde que la gente que los decía no tenía mejor información de la que yo tenía, y la mía provenía de chimentos. El tema de la provocación del incendio era probablemente lo suficientemente jugoso como para investigarlo por temor a que no fuera verdad. La familia si parecía un poco distante, pero qué diablos; Estaban muy cansados. Quizás necesitaban algo de privacidad, y nuestro vecindario tranquilo podía aceptar la idea correctamente.
Nuestra hija tenía cerca de 18 meses de edad cuando los vecinos del final de la calle se mudaron a la casa de la anciana de enfrente; quizás era un poquito más grande. En esa época, habíamos logrado que durmiera por la noche, pero no lo hacía el 100%. Los ruidos solían despertarla y nos obligaba a que uno de nosotros durmiéramos en la cuna con ella por el resto de la noche. Otras veces si se despertaba en el medio de la noche, se volvía a dormir, o a veces el ruino ni llegaba a despertarla. Pero era una lotería, uno nunca sabía (que número) podía salir.
Así que la precaución estaba a la orden del día.
Si Savvy iba a dormir antes que nosotros, tratábamos de ser silenciosos, bajábamos el volumen de la tele, susurrábamos; Si alguno de los dos teníamos que madrugar, caminábamos en puntas de pies. Si el perro ladraba ante el movimiento de las hojas por la brisa, lo hacíamos callar- pero todo a media voz.
Tengo un pequeño viñedo a la par de nuestra casa. Se puede ver la mayor parte del mismo a través de las ventanas del costado de la residencia, y cuando las uvas están maduras cerca de fines de agosto o al principio de septiembre las cosechamos y hacemos vino.
Este año, estamos pasados de lluvia.
Comenzó a llover en junio y no paró. Pasamos casi 30 días y 30 noches de lluvias continuas, al estilo Bíblico, lo cual es mejor que un huracán, pero no es tan grandioso si tienes un pequeño viñedo a la par de tu casa y ese viñedo no tiene un arca. Entonces, tuvimos un montón de lluvia, sin parar. Era nuestra estación lluviosa habitual unida al final de la estación seca que no había sido para nada seca. Había sido un monzón de una estación seca seguido de un doble monzón de una estación húmeda.
Normalmente mis uvas hubieran estado listas para la recolección en un par de semanas o un mes, pero absorbieron tanta agua que explotaban y se abrían en la vid o se caían por estar demasiado pesadas. Las vides no podían sostenerlas. Se perdió la mayoría de la producción, y no valía la pena preocuparse por proteger el remanente para la cosecha.
Así que, las uvas están listas para el consumo humano a fines de agosto o por ahí; están maduras y dulces, aromáticas y jugosas, y el cuidadoso equilibrio de sol y lluvia han creado una delicia verdaderamente sabrosa. Eso es lo que conseguimos el año pasado, pero no sin un poco de esfuerzo.
¿Les mencioné que las uvas se volvieron aromáticas? Porque eso atrae a los mapaches, cuya comida favorita es: la uva.
El año pasado, cuando mi hija tenía cerca del año y medio, pudimos cosechar, entonces déjenme que les cuente sobre eso y no sobre la lluvia interminable que está matando mis uvas y mi espíritu este año. (A propósito, las publicidades de viñedos normalmente no tienen los problemas de inundaciones que ha tenido mi pequeño viñedo este año, y nosotros normalmente tampoco los tenemos, se los planta inteligentemente sobre colinas o tienen drenaje, que mi casa no lo tiene. Aún las vides de mi suegro a unas millas de distancias rindieron bien).
Los mapaches no son tan selectivos como nosotros; comen todas las uvas a principios de agosto, nosotros, los humanos a esa fecha las sentimos demasiado agrias para consumirlas. Sin embargo a pesar de estar verdes huelen bien, y los mapaches que tienen un olfato de perro, son mil veces mejores que nosotros para detectar los olores; por esta razón perciben el aroma de estas uvas y se vienen corriendo.
Noche tras noche, los mapaches nos volvían a visitar hasta que las limpiaron. Y se descuenta que está fuera de toda discusión el hecho de compartir las uvas. Primero, porque tiran más uvas de las que comen, a medida que trepan por los postes y cables que sostienen las vides, y segundo, están tirando fruta verde. No sirven para recogerse, porque no están maduras para comerlas por un par de semanas más y ahora, en el suelo, ya no van a madura.
Después de que el primer mapache descubre tu viñedo, se engulle tontamente todo cuanto encuentra y luego se va tambaleante hasta su casa a contarle a los suyos. A la noche siguiente, unos pocos mapaches más se unen a la fiesta, y después algunas zarigüeyas oyen las noticias. En una semana te limpian todo. En nuestro pequeño viñedo, esa es la diferencia entre cientos de libras de uvas deliciosas y ninguna.
Además también están las aves
Muchas aves son lo suficientemente silenciosas como para inmiscuirse, cosas simples y que se consideran relacionadas con el viñedo terminan resultando lo suficientemente irritantes como para mantenerlos alejados. No es el caso de los cardenales. Esos pájaros rojos no serán de lo más inteligentes, pero seguro que son muy tenaces. Son del tipo de los que aprenden reflexivamente y te pulen las cacerolas en un día, y después deciden que toda esa porquería brillante no les va a hacer daño, y luego se precipitan en el segundo día y empiezan a comer.
Al igual que los mapaches, lo peor de todo esto no es que coman en realidad, sino el daño que hacen mientras comen. Se acercan volando, perforan unos pocos hoyos en algunas uvas, comen un poquito y vuelven a volar. Luego de unos minutos regresan para hacer lo mismo, pero en otro racimo de uvas. Y así durante el transcurso de una tarde, disparan hoyos de balas en una tonelada de uvas que caen al piso al día siguiente.
Algunos amigos que tienen viñedos han recurrido a algunos disparos con cierta frecuencia para espantar las aves en el transcurso del día. Aquellos que estamos en un barrio más residencial tenemos que utilizar otros métodos.
Lo que funciona bien para ahuyentar las aves es una máquina de cantos de pájaros
. Es un dispositivo que emite una serie de llamadas angustiantes de diferentes clases de pájaros grabadas en intervalos al azar, así cuando las escuchan, se mantienen alejados. Los cardenales forman parte de la selección, entonces cuando la escuchan se mantienen alejados del viñedo. La primera vez que lo conecté y comencé a reproducir las llamadas angustiosas de los cardenales y los demás pájaros, era tan efectivas, que todas las aves se fueron del patio, y una bandada de halcones predadores volaron inmediatamente para apresar los pájaros angustiados que habían escuchado. Era como si alguien hubiera llamado a los Halcones de la Fuerza Aérea para hacer una pasada de bombardeos. Recién en ese momento supe que la máquina de cantos de aves era el movimiento correcto y funcionaba como un hechizo manteniendo a los cardenales –y todos los demás pájaros- alejados de las uvas.
Los mapaches requerirían de un método más sofisticado.
Tengo amigos en el negocio de los viñedos, y todos básicamente recomiendan dos planes de ataque. Si los mapaches están comiendo todas tus uvas, necesitas más uvas, porque simplemente superan el número de tantos mapaches. Ese no fue el mejor consejo, porque no teníamos demasiado lugar en la casa.
El otro plan era una cerca eléctrica.
Ahora, tengo un gato y un perro, y recientemente sumamos una pequeña niña de 18 precoces meses, pero siempre había en el barrio vecinos de corta edad e incluso adultos, por esa razón no quería correr el riesgo de electrocutar a nadie. Ni a mis mascotas, menos a los niños. Entonces decidí lidiar con una cerca electrificada en una fase temporal, ya que en verdad sólo era necesaria por aproximadamente 6 semanas o más en el año.
Puse los postes, extendí los cables, y ubiqué la caja en el patio con un sensor día/noche. Estaría conectada por la noche, y estaría ampliamente señalizada durante el día. Todos los vecinos a la redonda estarían alertas, y se les avisaba si estaría encendida a la noche. Y aunque tenía un sensor, cada noche lo enchufaría y encendería en la caja personal mente.
No la encenderíamos hasta que el perro hubiera salido a última hora de la noche, y hubiéramos agarrado a la gata y la ubicábamos en el porche cerrado durante toda la noche, de esa manera no sería capaz de merodear cerca de la cerca electrificada durante sus patrullas nocturnas.
La cerca, dicho sea de paso, era del tipo que te daba una sacudida si la tocabas, pero no te mataba ni nada. Pero lo suficientemente fuerte para comunicarle a los mapaches que fueran a cualquier otro lado para sus aperitivos.
Cuando extiendes una cerca eléctrica para alejar a los mapaches, pasas el cable hacia atrás y adelante a través de postes de metal aislantes a intervalos de 4", o puede ser un poco menos. Los mapaches no pueden saltar muy alto, así que una cerca de tres pies de altura funciona bien y si se la pasa a intervalos de 4’ todo el recorrido, le pegaría en la nariz del mapache, recibiendo un estallido, que lo catapultaría fuera del viñedo. La probaría unas pocas veces, y se pasaría toda la noche buscándole huecos, mucho mejor que eso, el se mudaría y así también lo hará la familia mapache completa.
Y quizás haya huecos. La superficie no era completamente plana, y el artilugio no estaba perfectamente nivelado. Aunque hayas montado todo la cosa el lunes, todavía puedes descubrir que tenías que hacer una tardía visita nocturna, o el martes a la mañana, ante la evidencia de las uvas esparcidas por el piso, y pellejos vacíos porque habían sido comidos por los mapaches. Entonces se requerían inspecciones diurnas por unos días, hasta que cerras todos los huecos posibles y las cosas funcionan correctamente.
Cosecharás todas tus uvas y puedes hacer tu vino.
Ahora, pensemos que los perros y los mapaches están relacionados en alguna parte de la línea evolutiva y se pueden olfatear unos a otros. Unos pocos perros grandes dentro del viñedo mantendría alejados a los mapaches, pero a los perros les gusta dormir y los a los mapaches les gusta comer, además los mapaches son listos. Pueden dilucidar una estrategia para distraer a los perros. Sin embargo, la advertencia era nunca tener perros, particularmente si ibas a plantar más vides.
Pero los perros son buenos para detectar ruidos en la noche, cuando se supone que la familia duerme; a veces el ruido es una amenaza verdadera y no sólo una brisa en los árboles. A veces es un tipo que te está robando las bicicletas del balcón del segundo piso. Otras, es el tipo de FedEx que trae