Camila leía interesada el libro que compró por impulso al pasar por una tienda. “¿Es posible encontrar el amor?”, decía el título que atrapó su atención. Ya llevaba tres tazas de café y seguía sin despegarse de las páginas. El autor daba pautas de cómo prepararse para atraer a la persona perfecta a tu vida.
Habían pasado dos años desde su romance con Jorge, con quien tuvo una buena relación, pero entre ellos nunca hubo esa chispa que les diera ganas de perder el control. Sus besos eran suaves y rutinarios, así como sus caricias al momento de hacer el amor. Ella quería a un hombre que encendiera su cuerpo hasta robarle la conciencia. No sabía si era la edad o el tiempo que llevaba de estar sola, pero a sus 29 años deseaba experimentar la pasión que sólo había visto en las películas, y que ahora sentía que le hacía falta.
Terminó de leer el libro sintiéndose inspirada a salir de su rutina. Era asistente de gerencia con un buen sueldo que le permitía pagar la cuota de su departamento, tener un auto y darse el lujo de viajar; y ahora iba por más. Ya estaba harta de llamar a sus amigas cuando le provocaba ir al cine. Quería un amor que la llenara de ilusión, que fuera su compañía y la despertara al deseo, y seguiría paso a paso las sugerencias del autor para atraer al hombre soñado.
Empezó su plan de acción aceptando ir a cuanta reunión social se presentaba, pero ningún individuo la atraía más allá de una buena conversación. No se dio por vencida y buscó encuentros