«Soy madre y tengo una discapacidad intelectual»
a verdad es que no paro. Me levanto por la mañana, llevo a la niña al colegio, luego dejo toda la casa hecha y me voy a trabajar. Ahora trabajo limpiando en un centro comercial y en unas oficinas. Me vuelvo loca para llegar a tiempo a recoger a Elena". Quien habla así es María, una mujer de 36 años que físicamente aparenta varios menos, y que se afana en retocar las trenzas de su hija, de cuatro, mientras continúa hablando: "Pero a mí no me importa, porque luego tengo toda la tarde para estar con ella". En el discurso de María se puede reconocer el de cualquier mujer con menores a su cargo, sin apenas tiempo para sí misma y en búsqueda permanente de recursos para darles la mejor vida posible. Sin embargo, en el caso concreto
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos