«E star en desacuerdo con tres cuartas partes de la ge nte es el primer requisito de la salud mental» OSCAR WILDE
Casi todas las causas por las que luchamos en generaciones pasadas para encontrar una apertura equilibrada, basadas en el respeto y la coherencia, hoy se otorgan como baratijas en un mercado de hojalata, sin valor de manera desmedida y confusa. El abuso de las leyes de la naturaleza donde todo vale parece tener detrás el maquiavélico propósito de hacer creer a los jóvenes que todo vale sin distinción ni peso. Y es tanta la confusión creada que solo aquellos que tienen ojos profundos pueden ver que se están utilizando las causas progresistas para hacer creer a quienes lucharon por ellas, que finalmente vivimos el nirvana social en un mundo de igualdad.
Lo que realmente se está fomentando, es la perdida absoluta de valores, religiones, filosofías, tradiciones, identidades, referencias, es decir, disolución de todo lo que nos define como civilización evolucionada, para convertimos en seres vulnerables y manipulables a las órdenes del gran poder, su amo el dinero y su dios «el falso filántropo».
El herrado concepto de igualdad que incluso goza de un ministerio, es tan absurdo como pensar que todos somos iguales. Por supuesto que todos debemos tener los mismos derechos, pero si no aceptamos que la diferencia no es una desigualdad y que la diferencia crea la diversidad, la polaridad, la vida misma en el reino de plantas, animales y humanos entonces estamos atentando contra la propia existencia.