CAZATESOROS EN EL CINE
Evito incluir en la selección la saga de Indiana Jones, las dos entregas de La búsqueda o las tres películas de Tomb Raider para remontarme a los antecedentes más clásicos del tema en la pantalla grande, comenzando por Las arañas, de Fritz Lang, el punto de partida más sólido y remoto para este tipo de propuestas argumentales que mezclan aventuras con mitología y civilizaciones perdidas. En 1919, Fritz Lang se adelantó a la actual moda de las sagas compuestas por entregas de varios largometrajes con un serial de dos entregas: Las Arañas 1: el mar dorado (Die Spinnen 1: Teil-Der Goldene See) y Las Arañas 2: el barco de diamantes (Die Spinnen 2: Teil-Das Brillantenshiff). En principio había pensadas otras dos entregas más que nunca llegaron a rodarse.
Basada en la novela Ella, de H. Rider Haggard, publicada en 1887 y que dio lugar a una larga saga literaria e incluso llegaría a cruzarse con el otro personaje fetiche del escritor, Allan Quatermain, protagonista de Las minas del rey Salomón, igualmente adaptada al cine, La diosa de fuego es un modelo de cine de aventuras a la caza de un tesoro en lugares remotos y con civilización perdida. La versión seleccionada es la mejor por encima de la adaptación más popular, en cinemascope y color, llevada a cabo en 1965 por la productora británica Hammer Films, con Ursula Andress interpretando al personaje del título como protagonista junto con Peter Cushing. Previamente a la versión de 1935 que incluyo en la selección, la novela había sido adaptada a la pantalla grande en 1911 como cortometraje, con primera adaptación como largometraje en Inglaterra en 1916, y posteriormente volvió a ser llevada al cine en 1917 y en 1925. Tras la versión de Hammer Films se rodaron dos adaptaciones más: la protagonizada por Sandahl Bergman, la guerrera Valeria de Conan, el bárbaro, en 1984, y la que protagonizó Ophélie Winter en 2001.
Los años cincuenta fueron muy prolíficos en el tema que nos
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