A VUELTAS CON LA MEMORIA
Quince años después de la aprobación de la primera Ley de Memoria Histórica en nuestro país, impulsada por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, y mientras el proyecto de la nueva Ley de Memoria Democrática (que amplía y profundiza en cuestiones de la norma de 2007, y está destinada a sustituirla) sigue su curso parlamentario, iniciado el pasado verano, en las calles y plazas de muchas ciudades españolas se levantan periódicamente trincheras invisibles, donde se sustituyen o reponen las placas con el nombre de las mismas. En poco tiempo, Calvo Sotelo reemplaza en el callejero a García Lorca. Gloria Fuertes puede dejar su sitio al comandante Vallespín. El recuerdo de la maestra republicana Justa Freire ocupa la calle del fundador de la Legión, Millán-Astray, y se desvanece tres años después tras un cambio de gobierno en el ayuntamiento de Madrid.
La vuelta al callejero madrileño del general propagandista del franquismo José Millán-Astray, en el verano de 2021, fue el último episodio mediático que enseñó las costuras de la Ley de Memoria Histórica. En su artículo 15, la (Los Libros de la Catarata, 2020) y especialista en memoria histórica, la ley “no prevé plazos ni sanciones”, por lo que su incumplimiento “acaba saliendo gratis” a los infractores.
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