LA BALA QUE MATÓ A DURRUTI
Si tenemos que señalar la que posiblemente fuese la pérdida humana más traumática para el movimiento anarquista español durante la Guerra Civil, podríamos decir sin mucho temor a equivocarnos que se corresponde con la muerte de uno de sus mayores exponentes en aquel momento, Buenaventura Durruti. Este se establece como una de las figuras más relevantes del movimiento anarquista español del siglo XX, militando activamente dentro de diversas organizaciones de corte libertario y destacando por su carisma en la Guerra Civil dentro de la Confederación Nacional del Trabajo.
ESPÍRITU SUBVERSIVO
Durruti nació en León el 14 de julio de 1896. Con apenas 14 años abandonó los estudios para entrar a trabajar como aprendiz de mecánico, afiliándose poco después a la Unión de Metalúrgicos adscrita a la Unión General de Trabajadores, que le terminó desilusionando por su moderación.
Uno de los puntos de inflexión fue la huelga general de 1917, que, además de costarle su puesto de trabajo en la compañía ferroviaria en la que prestaba servicio, conllevó su expulsión de la Unión Ferroviaria de la UGT al adoptar posturas que el sindicato entendió como de indisciplina, pues entre otras cosas fue acusado de lanzar al río a un esquirol. Poco tiempo después, en torno a 1920, comenzó su viraje hacia el anarcosindicalismo, tras trasladarse a Barcelona y afiliarse a la CNT.
Entre otras cosas, fue uno de los fundadores del grupo de acción Los Solidarios, que pasó a la fama en el año 1923 por el atraco al Banco de Gijón, con el fin de recaudar
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