Derribar estereotipos
sparta ha seducido a ideologías bien opuestas. Si Maquiavelo se inspiró en los reyes espartanos para demostrar que unos medios discutibles podían ser aconsejables si se. Pero ¿hasta qué punto estas afirmaciones se ajustan a la realidad? El caso de Esparta, cuyas filias y fobias llegan a nuestros días, revela cómo el pasado puede distorsionarse en función de las circunstancias políticas del presente, y no de los hechos históricos. El mito generado en torno a esta polis sigue alimentando relatos y ficciones. El desafío de las Termópilas convirtió a Leónidas en un héroe, que continúa infundiendo valores de honor y deber a grupos extremistas. Otros, en cambio, detestaron a los espartanos. Fue el caso de Voltaire. El filósofo francés afirmaba: “No sé por qué se osa hablar todavía de Licurgo y de sus lacedemonios, que no han hecho nunca nada grande, que no han dejado ningún monumento, que no han cultivado las artes”. Los últimos estudios y hallazgos arqueológicos arrojan conclusiones sorprendentes. Algunos derriban estereotipos sobre los espartanos que se han mantenido a lo largo de los siglos. ¿Fue una sociedad tan militarista e igualitaria? La idiosincrasia de Esparta, más idealizada que real, sigue muy viva en el imaginario colectivo. Solo queda rescatar su esencia.
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