EL ALMA DEL MUNDO
CSegún su discípulo Porfirio, Plotino (205- 270) «fue raptado por la pasión por la filosofía» y estudió en Alejandría antes de trasladarse a Roma al cumplir cuarenta años. Posteriormente fue a luchar por los romanos a Persia, donde aprovechó para estudiar aquello en lo que creían «los magos y los brahmanes». Plotino era neoplatónico. Es decir, tomó los diálogos de Platón como punto de partida y trabajó sobre ellos.
Conviene recordar que para Platón la realidad consistía en un mundo ideal de Formas eternas: el mundo «inteligible» conocido como nous. Las Formas son el modelo de todo lo que existe en este mundo. Cada animal y cada árbol, por ejemplo, están determinados y participan respectivamente de la Forma del animal y de la Forma del árbol, que a su vez contienen, pongamos por caso, la Forma del ratón o la Forma del roble. Los conceptos abstractos también tienen sus propias Formas. Sabemos que algo es bueno, verdadero o hermoso en la medida en que participa de las Formas del Bien, la Verdad y la Belleza. En efecto, a veces Platón llama a esta tríada la realidad suprema; en otras ocasiones prefiere una clase del monoteísmo según el cual todo aspira en última instancia a la Forma del Bien.
Nuestro mundo no fue creado de la nada por un Dios todopoderoso como en el judeocristianismo, sino por un dios-creador al que Platón llama Demiurgo y que se parece más a un artesano: observa el mundo inteligible de
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