INTERNET CUÁNTICO
9 de febrero de 2021. Cerca de la ciudad de Oldsmar (Florida, EE. UU.). A las ocho de la mañana, los sistemas automatizados de una planta potabilizadora que abastece a quince mil hogares multiplicaron por cien los niveles de sosa cáustica que se usa para tratar el agua. En pequeñas cantidades, esta sustancia corrosiva sirve para eliminar metales y reducir la acidez. Pero, en dosis mayores, es venenosa.
Un hacker había accedido de forma remota al sistema informático que controla los procesos químicos de la estación depuradora. Al parecer, un operario se dio cuenta esa misma tarde, justo a tiempo para impedir el desastre. Hoy, el caso sigue siendo investigado por el FBI, que aún no ha logrado esclarecer la identidad del atacante, ni si actuó desde suelo estadounidense o desde el extranjero.
Por suerte, no pasó de un susto. Pero sirvió para dejar claro que existe el riesgo de que se repita algo parecido en el futuro. “Los ataques –terroristas, entre naciones…– serán cada vez más tecnológicos, por eso, hay muchos países y compañías interesados en apoyar la protección de infraestructuras críticas, como la red de agua potable o el suministro eléctrico, la comunicación entre administraciones, o los registros médicos de los sistemas de salud”, apunta a MUY el físico Hugues de Riedmatten, director del Grupo de Fotónica Cuántica con Sólidos y Átomos del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), en Barcelona.
Es lo que nos responde cuando le preguntamos por qué la Unión Europea, China y Estados Unidos están tan interesados en subvencionar la investigación en internet cuántico. Porque resulta que la seguridad será, precisamente, una de sus aplicaciones estrella. “En el internet convencional, tenemos métodos de encriptación muy buenos que usamos
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