La muerte y el viaje al inframundo
La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3,000 años y, por lo tanto, muchas de las creencias acerca de la muerte y el Más Allá fueron cambiando a lo largo de su historia. Desde los inicios, los antiguos egipcios se negaban a tener sólo una vida física temporal y, para ello, quizás establecieron una serie de ideas religiosas con el fin de buscar la inmortalidad basadas en ciclos de muerte y renacimiento. No debemos olvidar que la religión y la política estaban unidas y se apoyaban en el concepto abstracto de Maat. Este término podría traducirse por “verdad, justicia universal, armonía y orden natural”. Estaba representado por una diosa con el mismo nombre, hija de Ra. Este orden gobernaba el universo y, gracias a él, el Sol salía cada día, se producían las crecidas del Nilo y los muertos renacían en el Más Allá.
Una vida inmortal
Los egipcios creían que todos los seres humanos estaban formados por varios elementos, tanto materiales y tangibles como inmateriales e intangibles. Algunos podemos integrarlos en la esfera de lo terrestre, pero otros permanecían en la esfera impalpable, más cerca del mundo de los dioses.
Cuando se producía la muerte esos elementos se disgregaban, y la única manera de reunirlos era a través de los rituales funerarios.
De esta forma se llegaba a la supervivencia e inmortalidad. Conocemos estos elementos gracias a que se han conservado muchos textos funerarios en los que se alude a ellos. Gracias a los egiptólogos, se ha podido estudiar y establecer un listado de elementos que conforman el ser humano.
Muchos son difíciles de entender, pero
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