10 personajes clave en la vida de la reina
Isabel: La reina Madre
Nombre: Isabel Bowes-Lyon (1900-2002).
Títulos: duquesa de York, reina consorte, emperatriz consorte de India.
Su notable longevidad —vivió 101 años, 7 meses y 26 días— acostumbró al pueblo británico, y al mundo en general, a su última imagen, la más conocida y perdurable: la de una anciana menuda, ataviada en tonos pastel y de perenne sonrisa y mirada un tanto ida (esto último debido, en sus años postreros, a cierto deterioro cognitivo); pero la madre de la reina, antes de ser esa Reina Madre entrañable, pícara y ocurrente —sus bromas (en privado) eran legendarias: al saber que Edwina Mountbatten había pedido que la sepultaran en el mar, dijo: “A Edwina siempre le gustó salpicar”—, adicta al gin-tonic (y la ginebra en general), a apostar en las carreras de caballos y de eclécticos gustos musicales —del ska a Edith Piaf y Noël Coward—, fue también muchas otras cosas.
La mujer más peligrosa de Europa
Elizabeth Angela Bowes-Lyon vino al mundo en Londres el 4 de agosto de 1900 (en vida de la reina Victoria, por tanto), en el seno de una familia de la nobleza escocesa. En 1923 se casó con el futuro rey Jorge VI, entonces duque de York: estaban profundamente enamorados. Ella, su marido y sus dos hijas, Isabel y Margarita, pasaron pronto a encarnar para el pueblo inglés un ideal de familia de la realeza dedicada al servicio público e intachable, en contraste con la imagen disoluta y frívola de Eduardo VIII. Y cuando este abdicó para casarse con Wallis Simpson —la relación entre las cuñadas era de mutuo desprecio: ella llamaba a la estadounidense “esa mujer” y esta contraatacaba denominándola “dowdy duchess” (duquesa desaliñada)—, se convirtieron, de hecho, en la familia real. Durante la II Guerra Mundial, ya como reina consorte (y última emperatriz consorte de India), acompañó a su marido a visitar zonas bombardeadas, habló por radio para infundir moral a las tropas y al pueblo, adoptó el racionamiento en palacio y se implicó con tal entrega y determinación en la propaganda antinazi que Hitler llegó a llamarla “la mujer más peligrosa de Europa”.
Su imagen de anciana pícara y entrañable ocultaba en realidad un férreo carácter.
Media vida como viuda
En efecto, su sonriente insignificancia era engañosa: Isabel II ha heredado de ella el carácter indomable y fuerte y la capacidad de encarar conflictos (no tanto su simpatía). Jorge VI falleció en 1952 y la dejó viuda a la mitad de su vida; en 1953, a la muerte de su suegra y con su hija convertida en reina y su cuñado Eduardo “exiliado”, pasó a ser el miembro más antiguo de la familia real y, como tal, asumió el benevolente rol y título de Reina Madre. Desde entonces, siempre contó con el máximo nivel de aprobación y popularidad entre sus súbditos, incluso cuando a los Windsor les llovían palos por todas partes,
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