TOKYO NO SE ACABA NUNCA
Hoy solo me han preguntado ocho veces por qué me gusta tanto Japón, y aunque durante mi actual visita he visto mayoritariamente a personas japonesas, no hay (extranjero) que se resista a preguntármelo. Para abreviar y no entrar en detalles que me llevarían demasiada energía y explicaciones, no dudo en recurrir a los tópicos: la literatura (los dos Murakamis, Ryu y. Es una de las cosas que, además de la retahíla de nombres citados, siento cercanas a mi corazón de este país, al que siempre regreso, bien sea para pasear o, como en este caso, para trabajar. Hemos rodado el último capítulo de , la serie que he creado para HBO y que se estrena el 4 de diciembre en Tokyo y sé que me esperan mas preguntas como: “¿Por qué ruedas en Japón?”. Hay ciudades y países de los que te enamoras incondicionalmente, y eso me pasa aquí. Sentarme en un establecimiento de cualquiera, a poder ser en algún callejón de Koenji, sacar el tique de la máquina, dárselo al cocinero con una inclinación de cabeza, esperar el plato humeante, ver cómo sacude los con un gesto preciso y absorber su fragante aroma... tienen para mí las connotaciones de una liturgia de la que nunca me canso. Sé que le he contagiado este virus projaponófilo a Laia Costa, la protagonista de , y sé que me lo agradecerá. Confieso que me molestan sobremanera los comentarios del tipo “qué país más raro”, “los japoneses no son como nosotros” o “qué cansancio, tanta reverencia”: los comentarios que solo revelan una cerrazón irracional que está en la base de todos los prejuicios del mundo y que contribuyen a hacer de este un lugar mas aburrido y estúpido, al que cada vez cuesta mas pertenecer sin sentir un acendrado sentimiento de vergüenza.
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