LAS HIERBAS DE LAS BRUJAS
Es a partir de la alta Edad Media, con el triunfo del cristianismo, cuando la figura de la bruja sufre una importante transformación y comienza a desarrollarse en ámbitos rurales, donde la despoblación era notoria y el cristianismo llegaba de una manera deformada –en los primeros siglos, la población rural de gran parte de Europa ni siquiera se había convertido al cristianismo– y tenía que competir con los cultos ancestrales tradicionales. En este marco, las brujas o hechiceras comenzaron a actuar al margen de la sociedad; eran temidas y despreciadas, aunque era habitual acudir a ellas cuando necesitaban de sus conocimientos; y sus remedios y hechizos se fueron complejizando de forma paulatina, aunque siempre asociados a rituales y a creencias religiosas cercanas al animismo.
En este estudio sobre las sustancias que empleaban las brujas nos centraremos en la época comprendida entre la baja Edad Media y los primeros siglos de la Edad Moderna, es decir, entre el siglo XII y el siglo XVII, desde la fundación del tribunal de la Santa Inquisición en 1184, en la zona del Languedoc, para luchar contra la herejía cátara o albigense, hasta el incipiente desarrollo de la futura medicina racional, en los albores de la Ilustración. Por supuesto, la Inquisición persiguió sistemáticamente las prácticas de las hechiceras y brujas, ajusticiando a cientos de
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