Políticos y cine
Algunas de las películas que se han atrevido a abordar la trastienda de la política, las elecciones y el ejercicio del poder demuestran que en muchos casos la realidad puede superar a la ficción, como atestiguan algunos de los filmes que integran esta selección, tomando como referencia a personajes reales de la política de su momento, caso de El último hurra o en cruces tan curiosos como el que puede verse en la propuestas de Otto Preminger a algún político destacado de su época para aparecer en el reparto de Tempestad sobre Washington. Así que como primera característica de las incursiones del cine en la política nos encontramos un eco de lo que estaba ocurriendo en la sociedad en el momento. Un ejemplo particularmente significativo y elocuente de esto es El político, título esencial para el tema que nos ocupa. Su protagonista fue Broderick Crawford, un veterano de Hollywood, aunque en primer lugar el director, Robert Rossen, le ofreció el papel a John Wayne. Wayne fue uno de los actores posicionados más a la derecha del paisaje político de Estados Unidos, y firme apoyo y partidario de las tesis más conservadoras en la etapa de la Caza de Brujas desatada contra los simpatizantes y miembros del Partido Comunista en Estados Unidos por el Comité de Actividades Antiamericanas dirigido por el senador Joseph McCarthy, así que resulta inexplicable, como no sea a modo de provocación o en una clave de inocencia de nivel cósmico poco creíble en el director que le ofreciera ese trabajo al protagonista de La diligencia. Wayne devolvió el guion con una carta en la que expresaba su rechazo afirmando que la película ensuciaba las instituciones estadounidenses. Y luego, en 1951, Rossen sería citado por el Comité de Actividades Antiamericanas. Se acogió a la quinta enmienda, negándose a delatar a otros compañeros, pero finalmente, estrangulado económicamente por el estudio para el que trabajaba, Columbia, que cortó sus relaciones con él y además congeló el pago de sus derechos de participación en taquilla por sus trabajos como medio de presión, volvió a presentarse ante el Comité en 1953 y dio 57 nombres de sospechosos de pertenecer al Partido Comunista.
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