domingo, 28 de abril de 2019

Bitácora de los días sin vos: La sombra de las formas que no se ven

El cuerpo destendido, minúsculo y sereno entre las sábanas,
el insomnio mal doblado,
un espejo iluminado que guiña desprecio,
es mi voz, es mi cama.

Son estas horas que te reclaman.

domingo, 21 de abril de 2019

Bitácora de los días sin vos: Kintsugi

4 semanas.

Aún no amanece y mi cama es un reptil. Los resortes repiten con gruñidos los latidos de mi garganta, cambio de posición sin abrir los ojos y escucho.
El viento afuera aletea en las ramas de los árboles.

Hoy tus ojos serán grises, como ayer.
Cada mañana, en los 7 minutos de gloria después de la primera alarma, mientras acomodaba mi brazo por debajo de nuestra almohada y tus pies envolvían los míos, el pensamiento recurrente que tenía era “¿De qué color vas a tener hoy los ojos?”. Color buriel y grís. Hoy.
Abro los ojos y aquí están tal cuál los pensé, y tu frente blanca tan cerca, y tu boca un poco más allá, casi pegada a mi abrazo. Tu voz pequeña, muy pequeña, me pregunta ‘por qué’ y ya no sé si estoy despierto o por fin puedo responderte y que me escuches. Es que estas horas, en las que domina la ansiedad y mi cabeza pide más explicaciones que de costumbre ya no sé distinguir entre lo onírico y lo real, y todo parece tan confuso y a la vez posible que cualquier acto deliberado que se me escape podría ser imperdonable.
Es Pascuas, y quisiera enviarte un mensaje “Felices conejos, te amo”, pero sería una estupidez. Sé que hay palabras que no querés recibir, y probablemente termine haciendote mal leerlas. Las guardo. Hace 4 semanas mi cabeza es un emporio de palabras guardadas y besos.
Pestañeo y ya no estás. Pasa todos los días.

Te extraño tanto, daría lo que fuese por abrazarte, amor. Todo.
Estiro mi beso al viento para que toque tu frente.

Bitácora de los días sin vos: Las formas del dolor

Estoy sentado en la entrada del consultorio de Macarena, hoy es mi última sesión de terapia por tiempo sin determinar, ella finalmente empieza su licencia por embarazo.
Hace unas semanas vos y yo nos separamos, aunque para ser exáctos no fue una separación, fue una ruptura y ámbos sabemos también que fue mi culpa. Y ahora estoy ya en la sala de espera, escribiendo esto dentro de mi cabeza, las manos quietas sobre las rodillas, los ojos entrecerrados y el respiro amplio que me ajusta el pecho, conteniendo una tos que si se desata no se detendrá jamás.
- Disculpame la demora, ahora sí entrá al consultorio. Contame, cómo has estado?
Por fin abro los ojos y dejo que salga toda la oscuridad desde adentro, y siento que mis brazos son de polietileno y las tripas hierven y centrifugan las emociones que se desatan y pierden compostura. Náuseas. Una bocanada de herrumbre se me escapa en el llanto y me abandono allí, entre los almohadones.
Estoy roto.
Suelto los bordes de la herida que se derrama y jaspea la habitación.

martes, 24 de abril de 2018

Condition Seconde

En los besos prodigados sin sentido alguna vez,
en el llanto y el oprobio,
en la espera impaciente, en los descuidos, en el desdén.
y en el engaño tan obvio.

En las horas en que el pecho fue cenizas sin arder. 
En el plúmbeo artificio de juntar los huesos y marchar,
en los umbrales sin lumbre al llegar.
En las palabras insomnes.

En mis naufragios y donde sea que yo fije el recuerdo
fue usted alguna vez, mi más dulce anhelo.

jueves, 10 de agosto de 2017

Afelio

Ella viajó.
A él se le enfrían los pies junto a la estufa, se le cansan las manos más a menudo
y se le duerme tempranito el corazón por las noches.

viernes, 4 de agosto de 2017

Asuntos córvidos

Desde el nido usurpado, un cuervo marmolado
asiste impaciente a la acerba espera.
La barriga henchida con ojos de su sangre,
el corazón chato como una moneda.