Yo no temo a los dioses despiadados,
lascivos y burlones,
que nos engendran para devorarnos.
A veces, distraídos, nos perdonan la vida
y juegan, como niños perversos, con nosotros.
Millones -elevados a la potencia equis
de su semen divino-,
de tiernas e indefensas criaturas
nacen de sus orgías.
Grandes ríos de néctar y de esperma
corren ladera abajo del Olimpo.
Y ellos, ebrios de gozo, sacan la golosina
de los ojos, los sesos o la lengua
de los recién nacidos, que glotones engullen,
y los dejan tirados en el estercolero
ciegos, tontos o mudos.
Yo no les tengo miedo: me mataron de niña.
Madrid, 15 de mayo, 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsos dioses siguen aumentando la crueldad, creo que ya ni siquiera los niños los temen, han matado tantas ilusiones que no se le puede temer cuando regresan, no pueden matarnos nada más.
ResponderEliminarQue gran poema querida Elvira, que voz tan necesaria la tuya.
Un beso enorme, esperando resentir tu voz.
Se te quiere por estas partes del mundo.
Leo
(PD. he cancelado el anterior comentario porque lleno de errores, ay, este italiano...)
Mejor no ternerles miedo
ResponderEliminarpara poder enfrentarse
a su mundo despiadado
y perverso.
Tus palabras siempre
llenan y conmueven.
Un abrazo muy, muy grande.
Querida Elvira: ¡Quien fuera niño muerto!.
ResponderEliminarGran poema/reflexión.
Un beso.
No, tú no temes a los dioses porque tú eres una mujer valiente y sobre todo íntegra: una sobreviviente. Un poema duro que delata la tanta y tanta injusticia absurda, si acaso todos dejáramos de temer...
ResponderEliminarUn beso grande, grande.
(le quitas ese "la" que no sé de dónde salió)
ResponderEliminarQuerida Elvira, admirada poeta: la verdad es que los dioses, si existen, son indiferentes. Hay que aceptar esa indiferencia de los dioses y trabajar por hacernos el camino hacia una esperanza distinta y nueva.Cono dijo Juan Ramón en su profundo "Espacio", "los dioses no tuvieron más sustancia de la que tengo yo. Yo tengo, como ellos, la sustancia de todo lo vivido y de todo lo por vivir. No soy presente solo, sino fuga raudal de cabo a fin". Por ello, ningún dios ha podido matar a esa niña que recuerdas maravillosa. Un beso de todo corazón.
ResponderEliminarMi querida Elvira, veo que el mar y el sol del sur acrecientan -si tal cosa fuera posible- tu poesía. Y siempre clamando justicia y pendiente del dolor.
ResponderEliminarBesazos llenos de cariño y de admiración.
Impresionante poema, Elvira, la fuerza con la que expresas tu denuncia contra la injusticia, tu postura firme ante la adversidad, tu valentía ante esos dioses despiadados(tremenda metáfora)que pervierten destinos...inocentes e impotentes destinos, me dejan sin aliento y me sumergen en la belleza de tus palabras y el desgarro de lo que cuentas. Un emocionado abrazo.
ResponderEliminarEstremecedor poema, desgarrador y, naturalmente, con tu inconfundible y excelente sello. No quiero imaginar a cuantas niñas han matado esos perversos dioses. Fíjate, yo si les tengo un poco de miedo, eso debe ser bueno, ¿no?
ResponderEliminarSiempre fantástica.
Un abrazo.
Cada día mas crueles y despiadados.
ResponderEliminarLancémosle piedras a sus blindados ventanales...
Magnífico, Elvira. Muchísimos besos.
En cuanto lo publicaste corrí cual cría pequeña a leerte y créeme si te digo que te he releído tantas veces que pensé se desgastarían las letras del ordenador, luego he tenido un día de esos de vacío pegajoso y ahora que he vuelto a tu poema me sigue removiendo, indignando, pero como tiene esa fuerza tan tuya, sales del poema con ganas de comerte a esos Dioses (a pesar de la más que probable indigestión )
ResponderEliminarBesicos achuchaos y apretaos querida Elvira
Querida Elvira, así como describes a los dioses, así los veo yo: ebrios de gozo y poder. Matan, sí y nos duelen, pero somos capaces de vencerlos porque somos HUMANOS. Podemos rechazarles y escribir hiel acerca de ellos. Con tu dignidad, los versas de maravilla.
ResponderEliminarBesos para todos los que sufrieron la ira de los dioses y para ti, uno lleno de sol.
todos los dioses son despiadados. Me recuerdan a los políticos. Se olvidan rápido de que están donde están gracias a nosotros.
ResponderEliminarAbrazo!
Es un poema magnifico, no sé cuantas veces lo he leído, me gusta mucho, mucho, esta manera de decir; también me gusta que no tengas miedo, que estés muerta, eso no lo creo ni muerto.
ResponderEliminarBesos.
Escribes hermoso, profundo; rompes las palabras, me gusta cuanto te leo.
ResponderEliminarCon tu permiso, aquí me quedo, Elvira.
Saludos
Ío
Es difícil poner belleza a la injusticia más cruel mi querida Elvira, pero la belleza va unida a tu poesía y eres capaz de dejarme tocada pero con esa sonrisa dulce del abrazo comprendido.
ResponderEliminarGracias por no callar y encima hacerlo tan bien mi admirada poeta y amiga y qué ganas de verte para darte ese abrazo que te dejo virtual aquí mientras tanto
Tal vez existan los dioses, lo que no se es porque al hombre se le ocurrió ue debía ser tenido en cuenta por ellos, porque no suponer que ellos estan ocupados con su propia creencia acerca de los "dioses" y sufriendo su falta de atención. Tu poema siempre nos deja pensando y atentos a tus experiencias vividas y vívidas.
ResponderEliminarComo veras encontré una forma de comentar, no muy simple, pero tu lo mereces.
Un abrazo enorme y lleno de cariño.
Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Elvira:
ResponderEliminarMe has recordado la canción que dice: "...gracias doy a la desgracia y a esa mano con puñal, porque me mató tan mal, que seguí cantando"
Los dioses te mataron quizá, pero fue un crimen afortunadamente imperfecto.
Te quiero.
Un beso gigante.
Sobrecogedor.
ResponderEliminarAnabel