25 de noviembre de 2020




Del muro de Francisco Lira, estas palabras de Isabel Escudero Ríos acerca de esto que llaman "Violencia de Género":
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7 de noviembre de 2015
Unas palabras de Isabel Escudero recogidas en su muro ...
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"Violencia de Género"? No sería más claro y menos mediático llamarlo, sin más, Violencia de Amor, ya que es el Ideal de Amor el que rige, preside e impulsa todas esas siniestras barbaries? ¿Es que a los Hombres y sus mujeres les parece intocable y sagrado eso del Amor?: se espera de él que sea lo más bueno, lo hermoso, el salirse de uno, el darse sin límites. como ese Amor de Madre, perfecto en su ser hasta el último suspiro. Y ¿cómo es que ese Ideal se revuelve, letal, y se come a sus criaturas?, ¿cómo puede ser que se convierta ese sentimiento tan Ideal en una monstruosidad sostenida, unas veces como tortura sangrante, otras como felicidad disimulada? Y si este Ideal está sostenido y defendido por hombres y mujeres por igual, ¿cómo es que la violencia se ejerce más bárbaramente del lado del poderoso, del forzudo, del Hombre sobre el más inválido, las mujeres? ¿No será que este Ideal luminoso tan prestigioso y celebrado, comulgado con más devoción por las mujeres, en sacrificio de Amor, como sacerdotisas del culto supremo, se cumple porque se le ha impuesto a las mujeres desde el comienzo de la Historia como razón de ser en este Mundo del Hombre? ¿Y en la práctica no es éste el cepo más constante y poderoso de domesticación de lo desconocido y misterioso que pudiera brotar de las mujeres, no nace del miedo a un imaginado poderío incontrolable? ¿No será ése el Invento Patriarcal más interiorizado y carnal, la Fe más "natural" para separar los Sexos (como primera división de clases Sociales): Sometedores y sometidos: que urge bien pronto que de ´Lo niño´ indefinido se vaya fabricando El Niño o la LA Niña y se les vaya a la par separando/asimilando a uno y otro a través -paradójicamente- de la construcción abstracta del Amor (1+1=UNO y UNO-1 =0)? Estas consideraciones algo trasnochadas, son sin embargo urgentes de revisar... porque está visto que por el camino de la Información de Caso sobre Caso la barbarie se multiplica y es interminable. Salud! y abajo el Amor (ése tal y como nos lo han impuesto desde críos): que Élla es, o toda Tuya.... o si no Mía, de la Tierra.

8 de noviembre de 2020

10 de octubre de 2020

El nuevo mural en el antiguo matadero culmina y se suma a la ruta "Zamora Variopinta"

 La obra, de Carlos Adeva, muestra un estante de biblioteca con una recreación fotográfica de la Escuela de Sabiduría Popular

T. S.

10·10·20 





Aspecto actual del mural, en la avenida de Galicia de Zamora. AYUNTAMIENTO DE ZAMORA


Punto y final al nuevo mural en el antiguo matadero de la avenida de Galicia y que se añade al recorrido de arte urbano recientemente presentado bajo la denominación de “Zamora Variopinta”, cuyos folletos ya se encuentran disponibles en la Oficina Municipal de Turismo (Plaza de Arias Gonzalo) y en la Oficina de Turismo de la Junta (Avenida del Príncipe de Asturias). En esta nueva ocasión, la obra de arte realizada por Carlos Adeva muestra un estante de biblioteca con toda una representación de personalidades y artistas zamoranos de distinta índole, con una recreación fotográfica de la “Escuela de Sabiduría Popular” como eje central del nuevo lienzo urbano. Dicha “escuela” se remonta a la ocupación del Cuartel Viriato por parte de decenas de miles de zamoranos a principios de junio de 1990 y al posterior compromiso del Estado de financiar la construcción de un Campus Universitario, cuando un grupo de intelectuales mantuvo viva la llama de la reivindicación constituyendo unos años después la que se conoció como “Escuela de Sabiduría Popular”. Esta escuela, que fundó Agustín García Calvo con la colaboración de Lorenzo Pedrero, Luis Quico, Miguel Ángel Mateos, Francisco Molina y José Luis Coomonte estuvo en las dependencias del Cuartel como “okupa” de la difusión de la cultura.


A sus clases, que se prolongaron casi hasta el inicio de las obras del Campus, asistieron cientos de zamoranos. La “Escuela de Sabiduría Popular” fue otra forma de cultura, otra forma de difundir conocimientos, con una autogestión ejemplar y con intelectuales de diversas ideologías. Una experiencia única en ese momento en España y un ejemplo de lucha desde una ciudad pequeña, de ahí que esta escuela haya merecido por parte del Ayuntamiento un recuerdo de ese compromiso de escritores e intelectuales en pro de un campus que hoy es una realidad en Zamora.



Foto de Elena

19 de julio de 2020

Nos envían los amigos de Tesalónica estas traducciones al griego de dos artículos de Agustín aparecidos en la revista Archipiélago, número 25:

Δυο κείμενα του Αγουστίν Γκαρθία Κάλβο για τους ιούς και την ιατρική:



'Enfermedad, Política, Progreso'. Agustín García Calvo. Archipiélago Otoño. Nº 25, 1996, págs. 15-24

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'Contra el diagnóstico'. Rossend Arqués, Agustín García Calvo, I. Escudero. Nº 25, 1996, págs. 25-32.

28 de marzo de 2020

¡LA PESTE AMARILLA!

—,Qué te pasa, Suso, que te tapas la cara con el pañuelo?
—Nada: que me he dejado atrapar por ... ya sabéis, y no quería contaminaros.
—Ya (y gracias), que no te atreves ni a nombrarlo.
—Pa qué?, si cualquier nombre que le deis, catarro o gripe flu o peste amarilla, todos son falsos: es el mal sin nombre, ¡maldita sea!
—Es verdad: ¿os acordáis, antes de que eso se nos metiera en este mundo...
—Que hace menos de un siglo.
—Sí: aquéllas enfermedades que aparecen en novelas viejas, en cartas de los abuelos, tan bien educadas, tan formales, que, fueran leves o graves o mortales, el caso es que tenían su desarrollo regular, iban por sus pasos...
—Y hasta ¡hacían crisis!, que decía el médico "Si pasa de esta noche..."
—Qué envidia me dais, crueles! Y esta peste, ni crisis ni pasos contados ni convalecencia que no esté amenazada de recaídas. ¡Qué enfermedad estúpida!, ¡qué estu(¡achús! Perdón)pidez de Régimen nos ha tocao!
—Ea, Suso, no rabies!, que vas a tragarte el pañuelo y todo. Ten, toma este otro.
—Gracias, Sara.
—Y ven a tomarte aquí un carajillo, que te entone.
—No hay entone, Nacho; nada sirve contra esto, ni miel ni aspirina ni limón ni ángeles benditos: ello sigue su curso, como si nada.
—¿Es el miasma informe?
—Algo así, Camilo.
—Y, por cierto (venga, échate eso adentro por si acaso, hombre), ¿os parece que eso de los chinos que está llenando estos días espacios de los Medios será lo mismo?
—Pues claro que lo será: ¿no habéis visto esas fotos de pequinesas con su mascarilla, lo mismo que aquí Suso?
—Sí: los males que no tienen nombre son todos el mismo.
—,Porque son todos el mal sin nombre?
—Por eso, Sara.
—Y, tocante al caso, ¿cómo entendéis vosotros esto de que esos casos de la peste china hayan llegado a llenar las planas y pantallas de la información del Globo entero?
—Algo demasiao parece, sí.
—Algún interéss(ss ¡achús!) tendrá el Régimen en esa divul gación.     -
—Hombre, Suso, ¿vas a echarle también al Régimen la culpa de tu trancazo?
—A ver quién va a tenerla: ¿no es Él el que administra la Justicia? Pues, achús, que cargue con la culpa.            
—Todo es política.
—Sí, Camilo. Y algo chocante sí que es, que, siendo los muertos de esa peste apenas unos cientos...
—O sea casi nada, al lado de los que mata el Automóvil, en un Estado solo, cualquier fin de semana.
—Eso: que haya alcanzado tanto espacio y volumen esa promoción del caso. Sí que parece que algún interés en eso tiene que haber allá en lo Alto.
—Y que tendrá que ser un interés muy grande, si consideráis el sacrificio de intereses, en turismo, en hostelería internacional, que esa divulgación les ha costado.
—Recuerda  el caso aquél de hace unos años de las vacas locas, que también se cargó cantidad de intereses en la Industria de la Carne, pero se ve que algún negocio mucho más grande había en la información.
—Cierto: la Instancia Suprema de la Economía y la Justicia debe echar por lo Alto cuentas y decidir lo que hay que sacrificar por un lado para atender a Intereses Superiores por el otro.
—Campanudo estás, Camilo. Confiemos en que la Instancia Suprema pueda equivocarse.
—Confiemos.
—Pero decidme, sabios ¿cuál puede ser el gran interés en esta divulgación de la peste informe del lejano Oriente?
—Lo más al pronto, Sara, que te distrae, como todo el Informativo de la Realidad, de lo que aquí está pasando, de las pestes más mortíferas que nos envenenan la vida, el aire, y que no aparecen en los Medios, no.
-Más todavía, Nacho: que, con esta propaganda de males Informes, misteriosos, sin causa visible, se trata de que no sintamos, que no veamos la causa de los males, de las muertes, que se nos administran con el dinero, con la venta de autos, de basura, de información.         
—Que ésos los tomemos como naturales.
—No como enfermedad, que es lo que son.
—Y hasta como progreso inevitable.
—Hacia el reino de la muerte.
—Pues ¡vaya conversa que se traen ustés está mañana!
—De lo que pasa, Paco: pa saber lo que no pasa, ya tienes la Televisión.
—Ahora mismo se la apago, que, lo que es a mí...
—Muchas gracias, libertario: que es que encima tenemos aquí al Suso con un trancazo que le debe de estar estallando el coco. Pónle otro carajillo.
—No: ¿pa qué? Si esta peste (ya digo) ni con café ni con alcohol ni con marihuana...
—¿Ni aunque Sara la piadosa te llevara a acostar consigo?
—Ay no: ni con todas sus gracias y piedades, que tanto estimo. Pa otros males, sí, la más santa de las medicinas: el olvido; pero ésta ni te deja olvidarte; te hace más y más cocerte en tu propia esencia.
—Bueno, ésa debe de ser la procura del Régimen en general: que no te olvides nunca de tí mismo.

Publicado en La Razón, y en "Diálogos de gente" (num. 21, pp. 73-75).

26 de marzo de 2020

La gran vergüenza del siglo

Acabo de pasar, como tantos otros, un trancazo, y ni siquiera estoy seguro de darlo por pasado: porque ya saben, los millones de ustedes que lo hayan padecido, cómo es el bicho, que, con sus inmundos ataques alternativos a nariz, a garganta, a bronquios u otros recovecos, con sus engañosos respiros, recaídas y vuelta a empezar, sigue su curso, amorfo, mucilento, pero imperturbable, sin conocer una convalecencia como las otras enfermedades ni llegar a un desenlace definitivo.
Bueno, pues ahí tienen: llevamos sometidos a esta peste de la humanidad progresada toda más de 90 años, desde que se estableció, como ya de niños nos contaban, con la "gripe española" a fines de la Gran Guerra: un consumo ingente de vidas, no ya las de los muertos a reata de alguna complicación, sino las de los supervivientes del trancazo común, capitidisminuídos, no digo en su rendimiento laboral en fábricas u oficinas, lo cual podría contar como una bendición, pero a la vez en cualquier impulso que a uno pudiera venirle de amor exuberante o de lúcido descubrimiento de las mentiras; y eso sin consuelo alguno, con un gasto milmillonario en potingues para apenas aliviar, con suerte, algunos de los síntomas transitorios, pero sin cura, y durando lo que el propio trancazo quiera, lo que la sabiduría popular, más certera que la Ciencia, ha aprendido, al cabo de un siglo de sufrimientos, a computar, "28 días, si no lo cuidas, y, si lo cuidas, 27".
Había yo llegado a confiar en la vacuna, ese buen truco de imitar el mal en pequeño para que no ataque en grande; pero este año hasta la vacuna me ha fallado, y me ha dejado libre para maldecir de la peste y del Dios que nos la manda.
Para la Ciencia al servicio del Poder, que les mete cada día maravillas de manipulaciones de órganos y genes, el trancazo común sin cura es ya la gran vergüenza; pero lo que es el INRI es cuando encima les sacan el cuento de la Gripe A, haciéndoles creer que saben de lo que hablan, para distraerles del bochorno del trancazo común sin cura ni consuelo: no se dejen, por favor, y que el ejemplo del trancazo les valga para volverse a descubrir las falsedades del Poder y de su Ciencia.

Publicado en La Razón y en "Mentiras principales" (Num. 31. pp. 79-80)

11 de marzo de 2020

LA CULPA DE LOS VIRUS

Apenas habrá estos años causantes más vulgarizados que esos serecillos que se llaman como usted sabe, virus. Hace tiempo que han dejado chicos a los masones, los judíos, los gamberros, los etarras, los drogotas. Se ve pues que son de primera importancia, política, y a por ellos vamos.De la vulgarización tomo unos ejemplos que me aportan amables amigos que leen Prensa: A) EL PAÍS 25 Febr.'87 p. 6 de 'Futuro'; B) MUY nº 90, Nov. '88, pp. 93 ss.; y añado, para el caso de la identificación como virus de un sujeto que estropeó las redes informáticas de conexión entre el Pentágono y las Universidades durante unos días, C) EL PAÍS 5 Nov. '88 p. 7. Pues bien: "Conocidos desde hace tiempo de ser causantes de la viruela, la fiebre amarilla, la poliomielitis, la gripe y el resfriado común, los virus son los culpables del 80% de las enfermedades agudas que afectan cada año a la población de los países desarrollados" (A); más modestamente: "Los virus contribuyen a que contraigamos hepatitis, gripe, sarampión, polio, rabia, fiebre amarilla, SIDA y muchos otros trastornos más" (B). Pero lo peor es que también "se hallan involucrados en algunos cánceres y leucemias y en numerosas enfermedades autoinmunes, entre ellas la esclerosis múltiple y la diabetes" (B); y "Recientemente, los científicos han empezado a sospechar que los virus tienen mucho que ver en las cardiopatías, defectos de nacimiento, diabetes, síndrome de Alzheinier, esclerosis múltiple y casi la cuarta parte de los cánceres humanos" (A).
Arnold Böcklin. Die pest. 1898

Ahora bien, eso de que contribuyan, estén involucrados o tengan mucho que ver ¿no les parece a ustedes que estropea un poco la idea de que sean causantes o culpables? Y eso de que tengan que ver en casi la cuarta parte de los cánceres... ¿No van con eso a perder los virus el crédito y prestigio de ser los causantes verdaderos? ¿No quedarán amenazados de que se les confunda y degrade a la condición de circunstancias, de factores coadyuvantes, todo lo más de cómplices o colaboradores? Pero la causa, señores, como la madre, es una, y no debe nunca la noción de 'causa' confundirse con la de 'circunstancia`: si no, ¿adónde iríamos a parar? El policía debe descubrir quién es el asesino de la Marquesa, y se acabó; y es preciso que se sepa quién, personalmente, mató al Comendador. Sólo así la justicia y el Gobierno de los pueblos tendrán un fulcro en que apoyarse; sólo así se curarán las enfermedades sociales y las personales; sólo así, eliminada la persona culpable de haber introducido instrucciones indebidas en la red informática del organismo de los Estados Unidos, podrá el Pentágono regir corno Dios manda los procesos constitucionales y reproductivos del Gran Cuerpo; y descubierto asimismo el culpable puntual de la gripe fantasmática, podrá el Pequeño Cuerpo acudir cada día sin falta a la Oficina y evitarse el enorme dispendio de Horas de Trabajo que al Capital y Estado les cuesta el mantenerse indefinida, informe y sin causa individual la tal pliaga.

Cosa que, por cierto, deja en entredicho el nombre mismo, influenza, o flu para abreviar y no acatarrarse mientras se pronuncia, o grippe o trancazo o cualquiera otro de los que se han ensayado desde que empezó a reinar, desde comienzos de siglo, la enfermedad informe: pues ¿cómo puede decentemente tener nombre una cosa que es casi cualquier cosa y se manifiesta casi de cualquier forma, hasta el punto de que, sólo con que te encuentres mal o raro, a falta de otra interpretación más precisa, ya estás sospechando que te La has mangao? Hace sonreír que todavía, en la vulgarización A, se distinga entre "gripe y resfriado común"; y las historias que dos veces al año sacan los Medios de Formación de Masas acerca de las varias y mutantes cepas o generaciones de virus de la gripe hacen sonreír también, por lo menos mientras no La ha atrapado uno.

Claro que las cuentas no son tan simples: si se pudiera individuar el causante verdadero y fijo de Eso, y en consecuencia apresarlo, juzgarlo y condenarlo a muerte, no parece que, en cambio, el fijar de paso y apresar al virus causante de esa institución más reciente que bajo la sigla S.I.D.A. condena como espada justiciera del Señor a los prójimos y deudos que atentan un poquito contra Sus leyes fuera a ser tan buen negocio: porque ahí, si un virus definido se fija en la pantallita y se individúa como culpable, ¿no se perderá con ello una ocasión preciosa de que a los Indivíduos personales les hiera la flecha de su culpa personal, de que la mísera jodienda de los mortales vuelva a los miedos tenebrosos y urinarios del tiempo de los Escolapios y de que renazcan esplendorosas las fábricas de preservativos?

Hay su DEBE y su HABER con esto en el libro del Señor. Pero se ve que la necesidad más alta y siempre más urgente que Él padece es ésa de la individuación de la Culpa, y por tanto, la de que cada vez los virus se hagan más individuales, más definidos y precisos como seres y causantes.

Y el motivo que el Señor y su Ciencia ofrecen para esa millonaria campaña de persecución del Virus, a saber, que es para la cura de nuestras plagas y enfermedades, se vuelve un tanto dudoso como motivo cuando consideramos que precisamente algunas de las plagas virales más arcaicas que en las vulgarizaciones A y B se citan, la rabia la primera, Pasteur y sus secuaces acertaron a curarlas sin tener la menor idea de que hubiera cosas tales como virus personales en el mundo, sino tratándolas como si fueran flujos infecciosos. Algo más importante y trascendente que la cura de los mortales debe ser lo que promueve el proceso de individuación progresiva de los virus.

Más sospechoso aún, por cierto, resulta eso de que el desarrollo progresivo de los virus se haya producido tan exactamente según los cánones que rigen en general el Progreso Progresado, que son según la proporción aritmética siguiente: así como la noción de 'bichos' (piojos, lombrices, sarna) vino con el Progreso de nuestros abuelos a dar en la de 'microbios' (con la noción de más éxito, la de 'bacterias', incluída), que exigía ya pasar del ojo desnudo al microscopio, inventado a punto, para ver a los microbios, esto es, incluírlos en la Realidad, así también análogamente la noción arcaica de 'microbios' ha dado el paso, apoyado como por casualidad en el microscopio electrónico que se requiere para verlos, a la noción de 'virus' (bichos: microbios:: microbios X), el mismo proceso por el que, una vez inventado el ferrocarril con el Progreso, hubo que inventar el automóvil para el Progreso Progresado, y una vez que la radio, la televisión: es decir, pasar de los chismes ideados por fuerza de necesidades previas a los chismes ideados por deducción de los ideados previamente. De un microbiólogo ilustre cita la vulgarización B p. 102: "Estamos ahora, respecto a los virus, donde los bacteriólogos del siglo XIX estaban respecto a las bacterias".

Hagamos aquí un alto, no vayan a caer ustedes en la trampa que su lenguaje culto les tiene preparada para estos trances y a preguntarse si lo que estaré aquí insinuando es que "Los virus no existen"; una tontería semejante a la de aquéllas que concluyen que "El Amor no existe", sin darse cuenta de que con la sola admisión del verbo 'existir', aunque sea para decir "No", ya están domesticando su rebeldía y cayendo en el engaño. Existir, sólo existe Dios, y lo demás son malas imitaciones. Pero aquí no estamos tratando asuntos metafísicos, sino cuestiones prácticas, de política y de salud. Sigamos pués un poco examinando cómo son los virus.

AGUSTIN GARCÍA CALVO || Publicado en el libro "Que no, que no" (Lucina, 1998)

Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de marzo de 1989 en El País.

Seguir leyendo la segunda parte: "Individuos y causas". Martes, 14 de marzo de 1989 en El País o en el blog: Contra la Realidad.